Está en la página 1de 2

Recorrido histórico de la Metafísica

Juan Marcos Saralegui

La metafísica nace cuando nace la filosofía en Grecia. Los filósofos presocráticos a partir del siglo VI a.C.,
comienzan a preguntarse por el arjé de las cosas, es decir, el inicio, el fundamento y la finalidad de todo lo que
existe. Algunos se inclinaron a afirmar que se encontraba en algún elemento de la naturaleza, es decir en algo
finito, mutable, sensible etc. otros en algo infinito, inmutable, inteligible etc. Pasado el tiempo, a mediado del
siglo V a.C., surgen las grandes ciudades; comenzó el problema de la necesidad de una ética estable que regule
el comportamiento de los hombres; entonces nace Sócrates y los sofistas: el primero afirmaba que la verdad
de las cosas se encuentra en el interior de cada hombre, y es necesario sacarlo a la luz mediante la mayéutica.
Su discípulo Platón (427-347 a.C.), quien toma esa concepción de las ideas preconcebidas, afirma que la
verdad se encuentra en el mundo de las ideas, de donde el hombre proviene y por eso posee en su mente las
mencionadas. El mundo en el que vivimos, es una mera sombra que se proyecta de lo verdadero que se
encuentra “en el más allá”. Aristóteles, en cambio, con su teoría hilemórfica, sostiene que la verdad se
encuentra “aquí”, dentro de las cosas mismas. Buscando el estagirita el primer principio y la causa más
universal de todas las cosas, propone sus famosas cuatro causas: las mencionadas causa material y formal, y
las causas eficiente y formal.
Con el cristianismo y con San Agustín, en el siglo V, la metafísica queda absorbida por la teología. San
Agustín y la filosofía antigua cristiana, buscan la unión entre lo Uno y lo múltiple. Del siglo IX al XIV, la
escolástica es la que desarrolla la metafísica; la gran pregunta de este tiempo es el problema de los universales
y cómo consolidar la fe con la razón; en el último caso, San Anselmo, aunque no niega que, por medio de la
razón, se puedan llegar a ciertas verdades, éstas son muy limitadas en comparación a las que se llega por la
Revelación. Santo Tomás, en cambio, con el gran descubrimiento de Aristóteles, realiza un encomiable diálogo
entre ambos caminos para llegar a la verdad; la metafísica, con el aquinate y sus cinco vías, pasa a ser Teología
Natural.
En el siglo XVII, con el avance de las ciencias naturales, la filosofía pasa a ser la servidora de estas y
surge el predominio de la razón que no recurre a verdades reveladas; nacen grandes sistemas metafísicos. La
razón, además de distinguir lo verdadero con lo falso, posee la capacidad de crear, pues el universo está
construido racionalmente. Mientras que en esta época todo sistema filosófico partía de principios racionales,
surge, un siglo más adelante, la ilustración, donde se deja de confiar en tales principios pues “el espíritu se
emancipa de toda autoridad”; nace una creciente confianza en la razón, que extiende su dominio por sobre
todos los campos de la vida humana. Ya no se construyen grandes sistemas filosóficos. La metafísica se divide
en general (ontología, tratado del ser) y especial (teología, psicología y cosmología).
En este tiempo, surge una de las mas grandes figuras de la filosofía de la ilustración, que dio los inicios
para un nuevo estilo de pensamiento. Hablamos de Kant, considerado el destructor de la metafísica. Con su
sistema de criticismo, llega a la conclusión de que verdaderamente existen verdades metafísicas (el nóumeno
de las cosas), mas la razón no tiene acceso a ellas, sino únicamente a sus manifestaciones (fenómenos de las
cosas). Inicia así el Idealismo Alemán del siglo XIX: el mundo empírico es irreal y la filosofía debe sostenerse
con argumentos universales y necesarios que no pueden proceder de la experiencia, que es individual y
contingente. El culmen de este sistema es Hegel: el mundo se encuentra en un continuo cambio y se da como
lo hace la razón: de manera dialógica.
Sin embargo, a mediados del siglo XIX, con el avance vertiginoso de las ciencias naturales, la filosofía comienza
a desprestigiarse y cae el idealismo alemán. La única verdad segura, sólo podía venir de las ciencias, es decir,
de lo experimental. Así, los problemas más internos del hombre son relegados a la ciencia, o tomados como
incognoscibles. A pesar de esto, la metafísica se todavía se resiste a desaparecer, y los filósofos toman dos
actitudes: primero, hacer que la metafísica se encargue de elaborar una síntesis del saber científico, sin ir más
allá de lo experimental; y segundo, seguir sosteniendo que la metafísica posee un campo de estudio diverso de
el de las ciencias, y no por eso debe ser considerado falso: busca llegar a la intimidad misma de las cosas.
Finalmente, esta última posición triunfa en el siglo XX, donde la metafísica renace: otra vez se confía en la
razón como capaz de llegar a conocimientos trascendentes; tanto las cosas mismas como sus principios,
pueden ser conocidos. Sin embargo, el procedimiento que toma deja de ser especulativo para tomar el
criticismo kantiano.

También podría gustarte