Está en la página 1de 4

Algo sobre metafísica

Alberto Buela
A una verdad no se debe renunciar
aun cuando no tenga posibilidad
de triunfar.
(Nicolás Gómez Dávila 1913-94)

Desde hace unos cincuenta años el término metafísica viene siendo bastardeado y
desnaturalizado por su utilización banal y comercial por parte de cuanta escuela y maestro
esotérico anda por ahí. Las paredes de Buenos Aires aparecen plagadas de afiches sobre
cursos de metafísica dictados por ignotos gurús que en un pastiche intelectual mezclan
todo, pensamiento hindú, filosofía griega, Talmud judío, Corán islámico, hasta un bizarro
cristianismo. Personajes como Conny Méndez y su hilarante Metafísica al alcance de todos,
son una muestra evidente del bastardeo de la metafísica como ciencia filosófica. Todo ello
por el mismo precio a fin de ofrecer desde el encuentro con la felicidad personal hasta
descular la sexualidad de Dios. Esta nueva gnosis, que como un atajo al saber se nos
ofrece, no hace más que confundir los espíritus hasta hacer zozobrar a las personas.

Ante todo este marasmo espiritual e intelectual es que ofrecemos estas breves líneas con la
intención de que se sepa a ciencia cierta qué es la metafísica y cuales son sus temas
fundamentales. Su lectura puede hacerse un poco engorrosa de entrada pero la metafísica
no es un atajo al saber, esto es un querer saber sin esfuerzo y sin estudio. Por el contrario,
la filosofía y la metafísica sobre todo, exige el cultivo y la creación del hábito metafísico en
aquel que la práctica. Y esto no es moco´e pavo, ni es pa´todos la bota´e potro, diría el
paisano.
La metafísica es la materia más profunda de la filosofía y es por eso que se enseña en
todas la universidades casi al final de la carrera. Aunque actualmente al quitar la
correlatividad de las materias cualquier alumno sin ninguna formación previa puede cursarla
cuando se le ocurra y no después del estudio de la lógica y la gnoseología.

Desde el punto de vista etimológico, como ya vimos, el término metafísica proviene de meta
ta jusika= metá tá physicá= lo que está más allá de la física. Es la ciencia que se ocupa de
las realidades que trascienden el mundo visible y sensible.
Y a esta realidad que está más allá del mundo físico se accede sólo a través de la
qewria=theoría= contemplación. Todo lo cual solo se puede expresar a través del LogoV,
esto es, la razón y la palabra.
Así la metafísica es definida desde la antigüedad por Aristóteles (Meta. 1003 a 20-22) como
la ciencia del ente en tanto ente y los atributos que como tal le corresponden. Estin
episthmh tiV h qewrein to on h on kai toutw uparconta kaq´auto =estín episteme tis he
theoréin to on e on kai ta toúto ypárchonta kath´autó= es la ciencia que contempla el ente
en tanto ente y aquellos atributos que le son propios.

Vemos así como tanto la definición etimológica como la definición esencial convergen en la
caracterización de la metafísica.
El ente, objeto de la metafísica, proviene del término latino ens-entis , que significa lo que
es. El que a su vez viene del griego to on =to on= lo que es , participio presente del verbo
ser=einai=einai. Así, el ente es la realidad de la cosa porque se entiende por realidad: lo
que es.

1
Pero ¿qué es lo que hace que la realidad, que el ente sea o exista?. El ser, el einai, el esse.
Ahora bien, si el ser es aquello que hace que el ente sea, el ser tiene que estar en todos los
entes pero al mismo tiempo no agotarse en ningún ente en particular, por lo tanto el ser es
al mismo tiempo lo común a todos y lo diverso, pues todos los entes tienen ser pero no son
el ser. El término ser no tiene igual sentido para todo lo que es, no es unívoco, ni tiene un en
sentido diverso, no es equívoco, sino que tiene un sentido análogo. Esto es, que se dice en
un sentido relativamente igual (la mesa y el caballo son, porque tienen ser) pero este ser es
propiamente diverso, pues el ser no es ni la mesa ni el caballo.
Así, todos los entes son, pero son limitados por su esencia a una determinada manera de
ser. Y la esencia es aquello que está encerrado en la definición del ente. Pero sin el ser la
esencia no es, de modo que el ser es el que pone en acto la esencia, el ser es el actus
essendi. Es el acto constitutivo, primordial y radical del ente.

Ahora bien, la esencia de los entes materiales se compone de materia (aquello con lo que
está hecho) y forma (aquello que determina la materia) y en este compuesto el ser
propiamente pone la forma. Así la forma pone en acto lo que en sí es pura potencia, la
materia informe.

La forma debe entenderse como la forma substancial, que es la que da el ser a la materia
constituyendo su substancia. Existen además formas accidentales que se añaden a la
substancia pero que carecen de ser propio, su ser es ser en otro. El ente en sentido propio
es la substancia pues ella es propiamente la que subsiste, la que permanece. Pero por otro
lado, paradojalmente, la substancia se encuentra determinada y se conoce por los
accidentes. No existe la substancia por un lado y los accidentes por otro. Existe la
substancia siendo (gerundio) en sus accidentes ( no existe Maradona en sí; existe
Maradona jugando o Maradona cantando).

Finalmente con relación al entendimiento y la voluntad, el ente muestra aspectos


trascendentales( que están más allá de toda caracterización por género y especie) como
cosa, algo, uno, verdadero, bueno y bello.
Así todo ente está antes que nada determinado como cosa, que es lo que menta la esencia,
luego es ésta cosa, es algo, lo que menta la existencia, y si es algo es uno, menta la
identidad, y lo cognoscible está dado por lo verdadero, lo apetecible por lo bueno y lo
agradable por lo bello. Y de este aspecto en el estudio del ente se deriva toda la axiología o
ciencia de los valores contemporánea.

Porque el ser como actus essendi, como aquello que pone en acto la esencia, tiene carácter
de intensivo, o sea se da en distintos grados en los distintos entes, de ahí que exista una
jerarquía ontológica en todo lo que es. Dominios lo llama la fenomenología. Así, los entes
inertes como las piedras tienen
un ser de ínfimo grado, a éstas siguen las plantas, luego los seres vivientes, finalmente el
hombre, las entidades espirituales y finalmente Dios, el Ipsum esse subsistens= el ser
subsistente por y en sí mismo.

Esta jerarquía ontológica nos está mostrando que la fuente del ser de los entes es el Ser en
sí mismo, entonces el ser de los entes se predica por participación, pues ninguna creatura
es su ser sino que tiene ser. Todo creatura se dice ente por participación. Hay así que
distinguir en primer lugar entre lo participante (el ente: lo que es ) y lo participado (el ser: lo

2
que hace ser al ente) y en un segundo momento, en el seno del ente, entre la esencia como
lo participante y el acto de ser como lo participado.

La participación viene a explicar no sólo la diferencia ontológica como remarcó Heidegger


entre ser y ente sino también el tipo de unidad que se da entre ser y ente, en la realidad de
lo que es.

Así por la participación el ser no se hace objeto, no significa que el ente tiene partes del ser,
sino que el ente participa del ser no al tenerlo sino al serlo parcialmente cada ente en la
medida de su jerarquía ontológica.

También podría gustarte