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INTRODUCCIÓN
misma la palabra “psicosis”, es cierto que el sello de Trastorno Bipolar nada dice de
la estructura psíquica del sujeto que lo porta. ¿Con qué elementos se cuenta para
CASO CLÍNICO
pocos años. Luego tuvo diversos trabajos como empleada en atención comercial. Al
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que se encontraba desempleada desde hacía 3 años (habiendo abandonado su
En relación a sus parejas, Silvina estuvo casada desde los 19 a los 40 años con
golpeaba. Su última pareja fue Pablo, un neurólogo que “la tenía medicada,
dopada”. Según relató la familia de Silvina, durante mucho tiempo ella no realizaba
paciente refirió haberse separado luego de varios años ya que la relación era
continuamente como “papi”: “fuimos a la plaza con papi”, “papi me llamó por
teléfono”.
que Silvina tenía diagnóstico de Trastorno Bipolar tipo II, con antecedentes de
iniciado hacía varios meses; y constaba de tristeza, clinofilia, abulia, ideas suicidas
pasivas, retracción social. En este tiempo se encontraba sin trabajo, sin vínculos
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“iba de la cama al baño, hacía las cuatro comidas nada más, estaba en la cama”;
Una de las primeras cuestiones abordadas con Silvina, y también la más evidente
recuerdos penosos de “estar en la cama”. Por otro lado, un punto a destacar es que
expresaba “no quiero irme de alta sin mejorar”, “tengo miedo de no salir de las
mejor.
respecto y situar sus desencadenantes, ubicó varias etapas en su vida en las que
recuerda haber estado deprimida. A sus cortos 10 años, estaba mal por peleas en
su hermana. A los 15, su padre las llevó junto a su hermana (3 años menor) a un
departamento que tenían en la costa, quedando las niñas con su madre, quien
ese momento, a sus 18 años, Silvina ubicaba el siguiente “período depresivo”, con
simplemente lloraba.
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Algo a destacar es una cierta inversión de roles en la que Silvina queda ubicada en
su familia: cuidadora de la madre a los 15 años, “madre de la hermana” a los 18. Por
otro lado, relataba que en los últimos años, en sus períodos de “estar en la cama”,
ayudarla: “mirá lo que nos estás haciendo”, por ejemplo, y luego textos amorosos al
Si bien hay un relato alrededor de cada uno de los puntos que ubica en su historia,
miedos, pensando cómo serían estas salidas, qué podría hacer, a dónde ir, y
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señalando que serían pocas horas, a fin de probar cómo se sentía por fuera de la
sala. Armado imaginario en torno a un punto de vacío que amenazaba con un gran
bien seguía nerviosa ante los siguientes permisos, las mencionadas intervenciones
apuntadas a lo imaginario tenían como objetivo devolverle su propia imagen con las
mejorías y cambios que estaba atravesando, señalándole lo bien que le había ido en
permisos anteriores, dando como respuesta una apropiación de esto por parte de la
De este mismo modo se trabajó en torno al alta, respecto de lo cual Silvina también
expresaba temores: “cómo iba a hacer estando sola”, “cómo haría con las cosas de
sus condiciones no eran las mismas, ya que se había armado otra red de sostén a
estaría “sola en la cama” sino que contaría con un sistema de apoyo afectivo y
Paralelamente, se trabajó acerca del vínculo con su padre, figura muy prevalente en
la vida de Silvina. Si bien era un referente afectivo muy importante para ella se
no lo hizo. El trabajo llevó a que Silvina pudiera situar y verbalizar el enojo hacia el
padre, señalando que esto no quitaba el cariño que se tenían, pero para que pudiera
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comenzar a barrarse un poco una figura que muchas veces resultaba intrusiva y
plano concreto, ayudándola a elaborar respuestas hacia él. Por ejemplo, cuando
comenzó con los permisos de salida más extensos, yendo a su casa, el padre y su
pareja pasaban a buscarla para luego volver al Hospital, y algunas veces cambiaban
el horario, diciendo que irían 2 horas antes de lo acordado. Silvina pudo manifestar
casa. Y en esta misma línea, pudo limitar estas visitas al día, diciéndoles que no
quería que se queden a dormir en el departamento con ella. Un detalle tanto cómico
como sumamente importante fue una escena relatada por Silvina en la que,
hablando por teléfono con el padre, le expresó su negativa ante algo, ante lo cual él
hicieron muy evidentes. Se la veía animada, sonriente, y poco a poco con más y
un rol más activo y validante como sujeto; era ella quien comenzó a solicitar y hasta
organizar sus salidas: qué actividades quería hacer por fuera, qué lugares visitar, en
qué horario podría ir. A su vez, se convocó a otros miembros de su familia (su
su vez incluir otros referentes que corrieran un poco al padre como única figura de
sostén. Y por otro lado, comenzó a acudir a un taller grupal, a clases de baile y
realización de actividades placenteras que pudiera mantener una vez que estuviera
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de alta, resultando en un anclaje a la esfera del disfrute y lo vital, en contraste con la
Este caso representó un desafío a nivel diagnóstico ya que no eran evidentes los
largo del recorrido se han ido explicitando algunas particularidades del caso que
Nombre del Padre, el rechazo de un significante primordial que ordena el resto del
conjunto de los significantes y le permite al sujeto circular entre los demás con un
sentido y lenguaje común. Silvina no presenta los fenómenos típicos del retorno en
Entonces, ¿qué elementos permiten leer allí una estructura psicótica? En primer
leerse allí una pobreza simbólica que le impedía recubrir esas caídas subjetivas; la
ausencia del significante fálico impide significar la pérdida como falta quedando ésta
como puro agujero, por lo que las intervenciones se orientaron más al tejido
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paciente, sumado a los efectos de la medicación y de otros espacios terapéuticos
lugar cuasi de “niña” de “papi” durante muchos años. En la psicosis suele haber
vínculos de tipo duales, con la ausencia de una ley tercera que regule el intercambio
entre uno y otro extremo. El trabajo en este punto se orientó hacia introducir allí una
terceridad, un límite, un “no”. Debe tenerse en cuenta el sostén crucial que resultaba
el padre para esta paciente, lo cual obliga a pensar en modos de correrla de ese
lugar de objeto, sin que eso la deje caer al abismo, sin que se le volviera puro vacío.
sostenerse, lo cual le devolvió otra Silvina, aquella que pudo armar lazo en la sala
(con los otros pacientes, los profesionales) y también por fuera (en las actividades
esfera social.
paciente. Según Freud, mientras que en el duelo el sujeto siempre sabe lo que está
nunca se logra- situar cuál es la pérdida que la desencadenó. Ambos parten de una
significante fálico articulado al deseo (neurosis) permite leer esa pérdida en términos
de falta, lo cual implicará luego hacer un trabajo de tramitar esa falta poco a poco,
“pieza por pieza”, con el lento y doloroso desasimiento de los recuerdos, imágenes y
objetos nuevos.
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En el caso de Silvina, no es posible ubicar en su historia el momento de quiebre o
que perdió (a excepción de la pérdida real de su madre, pero debe recordarse que
operar la función fálica que permite significarla como falta, ésta queda como puro
agujero, dejando al sujeto ante un vacío, una “hemorragia libidinal” y una pérdida
radical del sentido. “La sombra del objeto ha caído sobre el yo”, palabras freudianas
que la libido sustraída del objeto no se desplaza a uno nuevo, sino que vuelve al yo,
identificándose éste con el objeto perdido. La ausencia del velo fálico (psicosis) deja
incluso morir (pensemos en los intentos de suicidio tan frecuentes, y lo cual fue el
en la cama”.
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PALABRAS FINALES
acerca de qué estructura se trata, lo cual permitirá al analista operar hacia una
BIBLIOGRAFÍA
Buenos Aires.
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