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LA CUESTION DEL GOCE EN EL FENOMENO PSICOSOMATICO Y EN EL


“ATAQUE DE PANICO”. PUNTOS DE CONVERGENCIA Y DIVERGENCIA.

Autores: Liliana Szapiro

El objetivo de este trabajo es poder dar cuenta de algunos aspectos de la


Investigación Ubacyt en curso: “Nuevos Aportes del Psicoanálisis a la clínica de
las dolencias psicosomáticas”.

Desde el psicoanálisis planteamos que el goce en juego en las dolencias


psicosomáticas (FPS) no está acotado por la función fálica sino que se trata de
un goce desregulado. Desde el año 2001, en el marco de nuestras sucesivas
investigaciones UBACyT advertimos coincidencias con la emergencia de un
goce desregulado en casos de sujetos que padecen el síndrome denominado
por la Psiquiatría como “ataque de pánico”. Por lo tanto estamos investigando, si
pueden ubicarse puntos de convergencia y de divergencia con aquellos sujetos
que padecen dolencias psicosomáticas. Es un hecho que muchos de los casos
que hemos atendido hasta el momento, se trataban de sujetos que padecían
también fenómenos psicosomáticos. Nos interesa también entonces, precisar y
dar cuenta de esta contemporaneidad y caracterizar la estructura psíquica de
esos sujetos sin descuidar la singularidad de cada uno de los casos.
Consideramos relevantes los aportes que podamos hacer desde el psicoanálisis
al respecto. Debemos aclarar que a esta altura de la investigación hemos
ubicado más puntos de divergencia que de convergencia entre los casos.

En primer lugar nos referiremos a algunos de los objetivos planteados en


el Proyecto y el estado de avance de los mismos

a) Establecer puntos de convergencia y de divergencia con relación a


la dirección de la cura en casos de sujetos que padecen una
sintomatología compatible con lo que desde la psiquiatría se
denomina “ataque de pánico” por un lado y por el otro, de aquellos
que padecen fenómenos psicosomáticos. Construir hipótesis al
respecto.

Hemos abordado el análisis de los casos de sujetos que padecen “ataques de


pánico” a partir del análisis del caso por caso. Planteamos que en algunos se
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trataban de actings en los cuales el “ataque de pánico” era un llamado al Otro.


En tres de los cinco casos analizados hasta el momento los sujetos daban
cuenta del “pánico” a ser abandonados por el partenaire que de alguna manera
los anudaba. En los otros dos se trató de un momento de “des anudamiento” de
la estructura subjetiva en una coyuntura que implicaba la convoc atoria a hacer
uso del nombre del padre: en un caso el sujeto estaba a punto de graduarse en
la Universidad (siendo la primera graduada universitaria en la familia) y en otro
el sujeto tenía que cantar en público, lo que implicaba la realización de un
deseo largamente postergado. Los cinco sujetos analizados manifestaron al
inicio de la cura un gran monto de angustia. Debido a esto no podían por
momentos hablar.

Solo en dos de los casos que padecían también FPS hemos dirigido la cura en
la línea de la suplencia de la Función paterna, en los otros tres, pese a que al
inicio nos encontramos con grandes dificultades respecto a la posibilidad de
asociar libremente por parte de los sujetos, hemos podido dirigir la cura en el
marco de un dispositivo analítico basado en la asociación libre por parte del
sujeto y la ubicación del analista como sujeto supuesto al saber. Por lo tanto, al
no haber dirigido la cura de todos los casos de sujetos que padecen “ataques
de pánico” de la misma manera tampoco hemos podido ubicar todavía puntos
de convergencia y de divergencia respecto a la dirección de la cura de los
sujetos que padecen FPS. Respecto a la dirección de la cura de sujetos que
padecen FPS en la línea de la suplencia o reparación de la función paterna.

Hemos conceptualizado la suplencia del nombre del padre en los casos de


sujetos que padecen FPS a partir de la recuperación de significantes paternos
que posibiliten en el caso de sujetos neuróticos la sinthomatización de la
estructura. Solo en dos de los casos analizados de sujetos que padecen
ataques de pánico se dirigió la cura en la línea de la “suplencia” de la Función
paterna. También en esos casos se trató de la recuperación de significantes a
los cuales estaba asociado el deseo de quien encarnaba la función paterna.
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b. Establecer comparaciones con relación a la estructuración psíquica de los


sujetos que padecen FPS y los sujetos que padecen “ataques de pánico”
teniendo en cuenta la singularidad de cada caso.
Hemos podido ubicar un déficit en la posibilidad de elaboración simbólica en
algunos aspectos en ambos grupos de pacientes. Estos rasgos son mucho más
marcados en quienes padecen FPS. La dificultad de elaboración estaba
determinada en los sujetos que padecían ataques de pánico por el
arrasamiento subjetivo que manifestaban en un inicio. En los que padecen FPS
se constata una constitución fantasmática lábil que enmarca precariamente al
goce.

En los sujetos que padecen “ataques de pánico” hemos constatado una


gran dificultad en responder a la demanda del Otro. Otro que tiene para
ellos un estatuto imaginario. Aparece en el discurso de los cinco casos de
los sujetos analizados el responder a la demanda del Otro como quedar
“encarcelado” por quien encarna ese Otro. En los casos que padecen FPS
en cambio, si bien el Otro tiene también en el discurso del sujeto un
estatuto imaginario y omnipotente lo que pudimos ubicar es una vertiente
amenazante y persecutoria del Otro.

Algunos de los sujetos que padecen “ataques de pánico” manifiestan una


intensa angustia de manera continua lo que nos hace pensar en tres de los
cinco casos estudiados en una estructura fóbica. La angustia es un
elemento diferencial entre ambos grupos estudiados porque en todos los
casos los “ataques de pánico” surgieron asociados a una intens a angustia
de muerte, en cambio los sujetos que padecen FPS no han manifestado
angustia alguna. Si pensamos al FPS como una particular manera de
responder a un un momento de conmoción fantasmática, la angustia es
otra respuesta muy diferente. Pero ubicamos la paradoja de que en ese
momento en ambos casos se constata la emergencia de un goce
desregulado.

c) Avanzar en la conceptualización de las particularidades de la falla de la


escritura de la función paterna en los casos clínicos de sujetos que padecen
fenómenos psicosomáticos y sujetos que padecen “ataques de pánico”. Puntos
de convergencia y de divergencia
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Pensando la escritura de la función paterna desde la perspectiva del nudo


borromeo ubicamos en los casos de sujetos que padecen FPS una falla en el
anudamiento que ubicamos entre los registros real y simbólico. En los casos de
sujetos que padecen “ataques de pánico” no hemos podido por el momento
ubicar regularidades en la falla de la escritura de la función paterna en los
casos de los sujetos analizados que padecen estos “ataques” si bien ubicamos
en los cinco casos analizados una grave falla de la función paterna.

d) Avanzar en la conceptualización del goce en juego en el fenómeno


psicosomático y en el “ataque de pánico”.

Articulado a estas fallas en el anudamiento ubicamos la emergencia de


un goce desregulado y el predominio del registro imaginario en la
realidad psíquica de los sujetos que padecen FPS que determina la
intensificación de la relación especular con el otro. Este encarna en
todos los casos un Otro imaginario e idealizado que deviene
rápidamente en un Otro malvado. Esto hace que no sea posible dirigir la
cura en un inicio, articulada al acto analítico más “puro”. Recordemos
que Lacan en el Seminario XIV nos plantea que el goce en juego en la
experiencia analítica, es un goce acotado. “enlatado” por la función
fálica.
Planteamos que el goce en juego en el FPS no es un goce “enlatado”, acotado
por la función fálica, sino que se trata de un goce desregulado. Es interesante
encontrar la coincidencia con los desarrollos de la inmunología en este tema ya
que en este momento ellos plantean que estas dolencias están asociadas a una
desregulación del sistema inmune. Así, el desencadenamiento de las mismas es
formalizado desde la medicina como una respuesta desregulada del sistema
inmune. Desde el psicoanálisis y desde la perspectiva médica coincidimos
entonces, en que se trata de una desregulación. Consideramos que se trata de
introducir una regulación que tiene como uno de sus ef ectos la emergencia de la
subjetividad, que está en estos sujetos arrasada. Nos interrogamos por otra
parte, si este goce desregulado, podría articularse desde la perspectiva
freudiana, a una manifestación de la pulsión de muerte desanudada en alguna
medida, de la pulsión de vida. (Freud, 1923). En los sujetos que padecen
ataques de pánico nos encontramos también con la emergencia de un goce
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desregulado pero esto no determina un predominio del registro especular en su


realidad psíquica.

Reflexiones

Vamos a reflexionar acerca de estas cuestiones a partir de la discusión de un


caso de un sujeto que padecía “ataques de pánico” y realizaremos un
contrapunto con nuestros avances en la clínica de los sujetos que padecen
FPS.

Gisella es una muchacha de veintitrés años que llega a mi consulta después de


lo que ella llama su “segundo ataque de pánico “. Le sucede en compañía de un
muchacho, en el momento en que él le dice que dudaba acerca de seguir
estando con ella.
Dice que siente pánico, pánico de estar sola por la calle, pánico de salir a la
calle, miedo a que las palpitaciones que siente la lleven a la muerte. Está todo el
día en la casa. Sólo sale acompañada por su madre.
Padeció lo que ella llama su “primer ataque de pánico” dos años antes estando
en un recital con un novio anterior. Pánico que la había llevado a la consulta de
un terapeuta cognitivo quien la trató y le dio el alta. Poco tiempo después retorna
el pánico en forma de un nuevo “ataque”. Vuelve a la consulta con una discípula
de su anterior terapeuta.
En el marco de esa consulta el pánico se agrava. Gisella se encierra en su casa,
dónde sólo puede llorar, gritar, demandar a sus padres que estén cerca de ella.
Como dije antes no puede salir sino es acompañada por su madre. Es ahí donde
decide dejar la “terapia” cognitiva y consultar a un analista.
Llega a la primera entrevista muy angustiada, casi sin poder articular palabra.
Durante las primeras entrevistas no puede decir nada, sólo enumerar en detalle
sus “trastornos” de pánico, si los había padecido durante la semana o no como
cumpliendo con los deberes que realizaba para sus anteriores terapias
cognitivas. Me aclara que enumerar sus trastornos era lo que se esperaba de
ella en esos dispositivos. Más allá de enumerar sus trastornos no puede decir
nada, calla angustiada.
A partir de ser alojada en el deseo del analista, lentamente encuentra que sus
palabras pueden ser escuchadas y comienzan a articularse en un decir.
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Cuando puede gradualmente en el marco de las entrevistas, dejar de enumerar


sus trastornos y comenzar a hablar, dice que ella había “visto” en su terapia
cognitiva, que lo que la había llevado a padecer su primer “ataque” era que ella
y su primer novio llamado Martín tenían una relación muy estructurada.
Ella dice que ellos se habían “dejado estar” porque ella era “muy cómoda”
El terapeuta le plantea que tenía que dejar de ser tan dependiente y “poder sola”.
Poder viajar sola, trabajar sola, vivir sola para “estar bien”.
Como respuesta a estas intervenciones, ella abandona al prometido en un
momento en que éste está atravesando la pérdida dolorosa de un familiar muy
amado, y obedientemente, se va sola a una ciudad balnearia y comienza a salir
con un muchacho que vivía de una manera muy marginal. Elección que ella
supone nada “estructurada”. Se hace “ver” por familiares del novio en situaciones
eróticas con ese joven. Acting que por supuesto no es escuchado por el
terapeuta. El no ser escuchada la lleva a nuevas actuaciones, comenzando a
salir compulsivamente con muchachos que la abandonan una y otra vez. En esas
circunstancias le dan el alta.

Tiempo después como dije antes, un segundo “ataque” de pánico la lleva a la consulta.
Ataque que padece cuando uno de esos hombres le dice que no sabe si seguir estando
con ella. Cabe destacar que Gisella había hecho todo lo posible para que él la deje.
Ataque asociado esta vez a un sufrimiento que tiempo después de haber consultado a
un analista asocia a la culpa por haber abandonado a ese novio, Martín, a quien amaba
en un momento muy doloroso para él. Esa culpa la remite a la culpa por “hacer doler a
su madre” que ha sido material importante de su análisis.

En cuanto el primer “ataque de pánico” lo asocia a la “asfixia”, asfixia por una


relación amorosa muy “familiar” (según su decir) en la cual ella dice como dije
antes que ellos se “habían dejado estar”. Este “dejarse estar” se repite en
distintos momentos de su análisis asociado a su desgano.
Siente culpa por el goce asociado a ese sentido “dejarse estar” que equivoca
en “dejar de estar”. Significación que asocia al “pánico” que tiene de que su padre
“deje de estar” por “los trastornos” orgánicos que padece como efecto de la
debacle económica que atraviesa desde hace ya unos años.
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En relación a ese “dejarse estar” el psicoterapeuta cognitivo había pretendido


que ella cediera el goce articulado en ese sentido a partir de cumplir con la orden
de “poder sola” reforzando sus mandatos superyoicos y provocando un acting.
Acting que no es escuchado generando la aparición de un goce desregulado
cuando un hombre amenaza con “dejar de estar” y ella entonces denuncia a
través de su ataque que tiene “pánico” a quedarse sin su padre, padre del cuál
dice que fracasó, que no pudo. Ella no puede sola. Entonces se encierra con su
padre y su madre y emite un grito desesperado. Grito que deviene llamado a
partir del encuentro con un analista que pudo escucharlo
Largo tiempo le llevó a Gisella advertir que en su “ataque” había un llamado,
llamado que a partir de su decir la podía remitir a una nueva significación, a un
nuevo saber acerca de su padecer. El trabajo analítico posibilitó que cediera el
pánico a morir y el sujeto se orientara en relación a su deseo.
Los actings cedieron y el sentido articulado en los mismos, resituado en la
dialéctica de la transferencia devino material como dije antes importante de su
análisis abriendo el camino para que el sujeto cambiara de posición en relación
a su goce.

Ubicamos aquí que ha sido el dispositivo analítico lo que posibilitó que cediera
el pánico, lo cual diferencia la dirección de la cura respecto al FPS que pensamos
articulada a la suplencia de la función paterna. Ubicamos en el caso la angustia,
lo cual también es un punto diferencial. Los puntos en común están articulados
a cierto grado de arrasamiento subjetivo en un inicio así como a la emergencia
de un goce desregulado que se testimonió en esa angustia de gran intensidad
que la psiquiatría llama “ataque de pánico”.
Por otra parte, podría ubicarse desde Freud tanto el FPS como el ataque de
pánico como neurosis actuales. Claramente el ataque de pánico corresponde a
la neurosis de angustia freudiana.

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