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Marco teórico

Cada una de las letras del BDSM hace referencia a un conjunto de practicas y conceptos
que son utilizados por los miembros de esta comunidad en el ejercicio de su sexualidad.
Estas letras describen diferentes formas en las que se explora y se busca el placer.
El bondage (B) se refiere a la práctica de inmovilizar o restringir el cuerpo de una
persona para experimentar sensaciones de placer, dolor, sumisión o dominación. Según la
Asociación Americana de Psicología, "el bondage es una práctica sexual que implica atar,
amordazar, encerrar o restringir a una persona con el objetivo de aumentar el placer sexual"
(APA, 2013).
La disciplina (D), apunta al establecimiento de reglas y castigos para controlar el
comportamiento de una persona y/o fomentar la sumisión o el dominio en una relación.
Según una definición de la Revista Internacional de Investigación y Desarrollo Social, "la
disciplina en el contexto BDSM se refiere a la práctica de establecer reglas y límites en una
relación, y a su imposición mediante castigos físicos o emocionales" (RIDES, 2015).
La dominación y sumisión (S), también conocida como sadomasoquismo, indica las
conductas sexuales en la que una persona adopta el rol dominante (dom) y otra el rol
sumiso (sub), donde la dominación puede implicar control, castigos, humillación y/o
restricciones, mientras que la sumisión puede implicar obediencia, entrega, adoración y/o
dolor. Según una definición de la Revista Internacional de Investigación y Desarrollo
Social, "la dominación y sumisión en el contexto BDSM es una práctica que implica el
intercambio de roles entre una persona que ejerce el control y otra que se somete
voluntariamente" (RIDES, 2015).
Por último, el Sadismo y Masoquismo (M). Las actividades que se contemplan en
esta incluyen el acto de experimentar placer sexual a través del dolor, humillación y/o
sufrimiento físico y/o psicológico. Según una definición de la Sociedad Internacional de
Investigación Sexual, "el sadismo y masoquismo en el contexto BDSM se refiere a la
obtención de placer a través de la infligencia de dolor, humillación o sufrimiento físico o
psicológico a uno mismo o a otros" (ISSR, 2017).
Un punto para destacar, y del cual es necesario hablar, es el consentimiento. La
capacidad de agencia de los individuos se entiende como una condición obligatoria en el
desempeño de estas prácticas eróticas para el cuidado de las personas involucradas. La
teoría del consentimiento sugiere que el acuerdo mutuo es necesario en cualquier situación
sexual y éste es una parte fundamental de la autonomía sexual y la seguridad personal
(Barker, 2017). El consentimiento es primordial en cualquier práctica BDSM, ya que a
menudo éstas implican el uso de poder y control. El consenso es una forma de garantizar
que las prácticas eróticas y sexuales sean seguras y consensuadas (Weiss, 2015).
El consentimiento en el BDSM es más complejo que en las prácticas sexuales
convencionales, ya que a menudo implica el establecimiento de límites, la comunicación
clara y la negociación (Kleinplatz, et al., 2006). El consentimiento es un proceso continuo y
debe ser otorgado de forma libre y voluntaria en todo momento (Weiss, 2015).
En resumen, la teoría del consentimiento sugiere que el acuerdo mutuo es
primordial en cualquier situación sexual, pues es indispensable para garantizar la autonomía
sexual y la seguridad personal. En este contexto, el acordar y establecer límites es
particularmente importante debido a la naturaleza de las prácticas BDSM. El
consentimiento es un proceso continuo y debe ser otorgado de forma libre y voluntaria en
todo momento.
Por otro lado, tenemos a la teoría de la experiencia somática, que sugiere que la
experiencia corporal puede ser un medio para el crecimiento personal y la gestión
emocional. El BDSM se enfoca en la experiencia corporal y puede ser utilizado por algunas
personas como una forma de procesar experiencias pasadas o explorar nuevas formas de
experimentar el placer.
Esta teoría sostiene que la experiencia somática, es decir, la experiencia del cuerpo
en su totalidad es importante en el desarrollo y la sanación emocional (Levine, 2010).
Según el mismo autor mencionado antes "el cuerpo es un componente esencial de la
experiencia humana y el acceso a las sensaciones somáticas puede facilitar el
procesamiento y la curación de las emociones y traumas" (p. 2).
En resumen, el postulado de la experiencia somática sostiene que la experiencia del
cuerpo en su totalidad es importante en el desarrollo y la sanación emocional. Las
emociones y los traumas pueden ser almacenados en el cuerpo y pueden afectar la forma en
que una persona se mueve y experimenta su cuerpo. La terapia somática busca ayudar a las
personas a reconectar con sus sensaciones somáticas y a procesar los traumas y emociones
almacenados en su cuerpo.
Resulta fundamental hablar además de la Teoría de la diversidad sexual. Esta
propuesta sugiere que la sexualidad es diversa y que no hay una forma correcta o incorrecta
de experimentarla. El BDSM se considera a menudo como una forma de sexualidad
alternativa, pues los estigmas sociales asociados a ésta suelen enjuiciar negativamente a las
personas que practican cualquiera de las letras contempladas en esta comunidad.
La teoría de la diversidad sexual reconoce que la sexualidad humana es compleja y
diversa, y que existen diferentes identidades y orientaciones sexuales (Vargas, 2016).
Dentro de esta diversidad, se encuentra el BDSM que Kleinplatz (2006) define como una
práctica sexual y emocional en la que las personas consensuan ciertas actividades que
involucran el control y el dolor, con el fin de experimentar placer y/o liberación emocional
(Kleinplatz, 2006).
Aunque algunas personas consideran el BDSM como una práctica sexual "anormal"
o "desviada", la teoría de la diversidad sexual reconoce que expresión de la sexualidad es
amplia y que cada persona tiene derecho a explorar y expresarse de la manera que prefiera,
siempre y cuando se haga de forma consensuada y responsable (Sagarin et al., 2009).
Además, se reconoce que la identidad y la orientación sexual no son siempre
estáticas, y que las personas pueden tener diferentes preferencias sexuales en momentos
diferentes de su vida (Vargas, 2016). Por lo tanto, el BDSM puede ser una forma de
explorar y expresar la sexualidad para algunas personas en determinados momentos de su
vida.
Es importante destacar que la práctica del BDSM se basa en el consentimiento y el
respeto mutuo, y que todas las actividades que se llevan a cabo deben ser consensuadas y
seguras (Kleinplatz, 2006). En este sentido, la teoría de la diversidad sexual enfatiza la
importancia de la inclusión y el respeto hacia todas las formas de expresión sexual
consensuada y segura.
En conclusión, la teoría de la diversidad sexual reconoce la diversidad y
complejidad de la sexualidad humana, y promueve la inclusión y el respeto hacia todas las
formas de expresión sexual consensuada y segura, incluyendo la práctica del BDSM.
Comprender y aceptar la diversidad puede ayudar a mejorar el entendimiento de las
experiencias y actividades de aquellas personas pertenecientes a la comunidad.
Hay muchos estereotipos y prejuicios con relación al BDSM, y uno de ellos es la
creencia de que las personas que lo practican están enfermas o tienen algún tipo de
trastorno mental. Sin embargo, la evidencia científica sugiere que el ejercicio de estas
dinámicas no es necesariamente un signo de patología o trastorno mental. Según Richters et
al. (2008), el interés y la participación en actividades BDSM no están necesariamente
asociados con trastornos psicológicos o psiquiátricos. De hecho, estas actividades pueden
ser una expresión saludable y consensuada de la sexualidad de las personas.
En un estudio realizado por Wismeijer y van Assen (2013), se comparó a personas
que practican BDSM con un grupo de control en términos de rasgos de personalidad,
bienestar subjetivo y sensibilidad al estrés. Los resultados mostraron que no había
diferencias significativas en el bienestar subjetivo entre los grupos, y que los practicantes
de BDSM tenían una mayor capacidad para manejar el estrés y una mayor apertura a
nuevas experiencias.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que algunas personas pueden
involucrarse en estas prácticas de manera poco saludable o sin el consentimiento de todas
las partes involucradas. En estos casos, puede haber un mayor riesgo de problemas
emocionales o físicos. En resumen, la evidencia científica sugiere que el BDSM en sí
mismo no es una condición de ninguna psicopatología o trastorno mental, por lo que puede
practicarse de forma saludable y consensuada, formando parte de la expresión sexual de
algunas personas.

Referencias:
Barker, M. (2017). Consent. Polity Press.
Kleinplatz, P. J., Diamond, L. M., & Moser, C. (2006). Erotic role-playing and DSM-V.
Journal of Psychology & Human Sexuality, 17(3-4), 81-103.
Weiss, M. D. (2015). Consent in the context of BDSM. Journal of Homosexuality, 62(5),
601-617.
Levine, P. A. (2010). In an unspoken voice: How the body releases trauma and restores
goodness. North Atlantic Books. https://www.pdfdrive.com/in-an-unspoken-voice-
how-the-body-releases-trauma-and-restores-goodness-e175399015.html
American Psychological Association (2013). Bondage. Recuperado de
https://www.apa.org/education/ce/bondage
International Journal of Social Research and Development (RIDES) (2015). BDSM in the
Social Context: Exploratory Research. Recuperado de
https://www.rides.it/public/RIDES-1-2015.pdf
International Society for Sexual Research (ISSR) (2017). Sadomasochism, BDSM and the
Law. Recuperado de https://www.issr.org.uk/sadomasochism-bdsm-and-the-law/
Richters, J., de Visser, R. O., Rissel, C., Grulich, A. E., & Smith, A. M. (2008).
Demographic and psychosocial features of participants in bondage and discipline,
"sadomasochism" or dominance and submission (BDSM): Data from a national
survey. The journal of sexual medicine, 5(7), 1660-1668.
Wismeijer, A. A. J., & van Assen, M. A. L. M. (2013). Psychological characteristics of
BDSM practitioners. Journal of Sexual Medicine, 10(8), 1943-1952.

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