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PSICOLOGÍA

POSITIVA
Conceptos importantes para la felicidad
Conceptos importantes para la felicidad

Hemos leído sobre la Psicología Positiva, revisamos


algunos videos e incluso comenzamos a hacer
reflexiones sobre estas prácticas de bienestar
aplicadas a nuestra vida, pero aún no hemos visto
la extensión total de este nuevo enfoque.

Es por esto que en este tema revisaremos aspectos


importantes que se relacionan estrechamente con
la Psicología Positiva.

Equilibrio

Al hablar de equilibrio posiblemente nos imaginemos una persona parada sobre una
cuerda e intentando no caer, una balanza en el supermercado o al equilibrio que
buscamos entre nuestro trabajo y el tiempo que le dedicamos a la familia. Como
vemos en estos ejemplos, el equilibrio es un concepto que todos conocemos y que
utilizamos de manera natural en nuestra vida.

Sin embargo, el término de equilibrio, asociado al bienestar y a la felicidad, se remonta


a hace más de 2,000 años. Aristóteles, en su obra Ética a Nicómaco, explica cómo la
virtud moral es el justo medio entre dos extremos, es decir, la moderación, siendo la
clave de una vida sana y moral. Cuando describe este justo medio se refiere a una
posición intermedia entre el exceso y el defecto, esto apunta al equilibrio entre las
pasiones y las acciones.

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De acuerdo a esto, al hablar del uso de la virtud, debe elegirse el término medio y no el
exceso ni el defecto (Garcés, 2015). Jorge Romero, doctor en filosofía, explica que hay
que considerar que cada ser humano nace de una forma y crece cambiando a
voluntad, de tal modo es posible la virtud, en la cual la libertad de decisión y acción le
conducen a crear una vida equilibrada y justa. Por ejemplo, para un hombre pequeño el
equilibrio puede estar en comer porciones menores de alimento, que para un hombre
de talla grande. Ambos logran el equilibrio de diferente forma (comunicación personal,
25 de febrero de 2021).

Con todo esto, Aristóteles invita a la prudencia, describiéndola como un “hábito


elegido desde una disposición intelectual” (Garcés, 2015). Se puede decir que gracias
a la prudencia podemos, como seres humanos, elegir ese justo medio para vivir
nuestras virtudes y alcanzar la felicidad. Para Aristóteles, la felicidad se alcanza en el
vivir y en el actuar, por lo que es importante permanecer usar nuestras virtudes
equilibradamente.

Un ejemplo que nos puede guiar en el


entendimiento del equilibrio y enfocado al
bienestar es con la amabilidad. Al hacer uso de
esta, debemos centrarnos en ese justo medio; si
caemos en un sobreuso de la amabilidad
podemos parecer intrusivos en nuestros actos.

En cambio, si caemos en el desuso de la


amabilidad terminamos en la indiferencia.

Jorge Romero, doctor en filosofía, comparte otro ejemplo, el de la magnanimidad,


virtud que manifiesta al estado ideal del alma, donde el equilibrio debe generarse entre
el sobre-valorarse y el infra-valorarse. El valorarse menos que los demás conduce a la
pusilanimidad, entre sus efectos puede estar el suicidio. El sobre-valorarse conduce a
la soberbia, entre sus efectos se encuentra la discriminación y desprecio por los
semejantes (comunicación personal, 25 de febrero de 2021).

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¿Comprendemos el sentido de esto? ¿Cómo podemos buscar este equilibrio en


nuestro actuar para tener mayor bienestar?

Emociones y efecto heliotrópico

Otro de los aspectos importantes que investiga la


Psicología Positiva es lo relacionado con las emociones,
pues estas juegan un papel muy importante en nuestras
vidas, ya que intervienen en muchos de nuestros procesos.
Brackett (2018) identificó que las emociones tienen un
papel fundamental en nuestros pensamientos, en la toma
de decisiones, en la atención, en la memoria y aprendizaje,
en la salud física y mental, hasta en nuestras relaciones
interpersonales. Tomando en consideración todas las
áreas y funciones de nuestra vida que se ven impactadas por las emociones, es
indispensable considerarlas para nuestro bienestar.

El tema de las emociones ha sido abordado


en diversas investigaciones, por ejemplo,
Rick Hanson (2013) explica cómo nuestro
cerebro está cableado para enfocarse en lo
negativo. Él asegura que este funciona como
si fuera velcro para lo negativo, mientras que
funciona como un sartén de teflón para lo
positivo.

¿A qué se refiere con esto? Lo que implica es que los eventos negativos o difíciles
tienen un mayor impacto en nuestra vida, por lo que llegamos a notarlos más que a los
eventos positivos.

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Otra influencia en nuestro cerebro es la tendencia a buscar las amenazas exteriores.


Esto se conoce como “sesgo a lo negativo”, término propuesto por Vaish et al (2008) y
que se refiere a la tendencia que tenemos de prestar atención, aprender y utilizar la
información negativa por encima de la positiva. ¿Suena familiar? ¿Alguna vez hemos
tenido alguna conducta motivada por este sesgo?

Es importante saber que esto ocurre en nuestro cerebro de manera natural, ya que
tiene un propósito: sobrevivir. Entonces, al buscar estas amenazas externas lo que
intenta es prepararnos para entrar en acción en caso de ser necesario. Hanson (2013)
menciona que este sesgo representa una base evolutiva y es muy común en el ser
humano, ya que nos ayuda a tener en cuenta situaciones que pueden ser
potencialmente peligrosas para nuestra integridad (psicológica, física y emocional).

Sin embargo, así como se ha estudiado este


“sesgo a la negatividad”, también se ha
estudiado, gracias a la Psicología Positiva,
las diferentes vías para que el cerebro
identifique lo positivo.

La Dra. Barbara Fredrickson (2009)


comparte que, de la misma manera en la
que desarrollamos ese potencial negativo
que “drena la vida”, también poseemos el potencial para desarrollar la positividad que
“nos da vida”. Con esto, lo que se puede observar es que, así como nuestro cerebro
busca las amenazas de manera natural, también buscará lo positivo.

Kim Cameron (2013) explica cómo los seres humanos somos muy parecidos a las
plantas en este sentido, en especial con los girasoles. Estas flores tienen una
conducta que se conoce como “efecto heliotrópico”, es decir, buscan estar de frente al
sol y conforme el sol avanza, desde el oriente hasta el poniente durante el día, los
girasoles lo siguen.

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Esto lo compara y lo explica diciendo que, como seres humanos, también buscamos lo
que nos gusta, lo que sí creemos positivo, lo que nos ayuda a desarrollarnos y, en
general, aquello que nos hace sentir bien.

Dentro de este enfoque de la Psicología Positiva, existe una clasificación propuesta


por Barbara Fredrickson (2009) que habla sobre las emociones positivas. En sus más
de 25 años de investigación en el campo de las emociones, reconoció que existen 10
emociones que la mayoría de las personas reconocen como positivas:

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Fredrickson (2009) menciona que las personas que experimentan emociones positivas
están más atentas, tienen mejor memoria y cuentan con una mejor capacidad de
expresión verbal. Esto quiere decir que las emociones positivas ayudan a que los
lóbulos frontales funcionen mejor, optimizando nuestras habilidades cognitivas.

Al observar el proceso desde la adaptación


hasta la experiencia de las emociones
positivas, se puede observar que experimentar
nuestras emociones y convivir con ellas nos
ayuda a impulsar nuestro bienestar.

¿Encontramos el sentido de esto? ¿Qué


podemos aprender al saber que nos
comportamos de manera muy similar a otro ser
vivo del planeta?

Fortalezas de carácter

Un tercer aspecto que investiga la Psicología Positiva es el que se refiere a las


fortalezas de carácter. El estudio y la investigación de las fortalezas de carácter fue
propuesto por Martin Seligman y Cristopher Peterson. Ellos buscaban generar una
estructura y un lenguaje unificado para definir lo mejor del ser humano. De acuerdo a
Neimic (2015):

Chris Peterson y Martin Seligman lideraron a un equipo de 55 cientí cos


reconocidos en este proyecto de varios años, que requirió una revisión
histórica extensa y un análisis de las mejores líneas de pensamiento en los
últimos +2 500 años sobre losofía del carácter, ética de la virtud, educación
moral, psicología y teología.

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Con esto, crearon la clasificación VIA (Values in


Action) de las fortalezas de carácter, la cual consta
de 6 virtudes y 24 fortalezas de carácter. En ella se
enmarcan las virtudes que poseen los seres
humanos alrededor del mundo, sin importar su
nacionalidad, religión, cultura o creencias.

Es considerada como holística, ya que en su


estructura se presentan fortalezas cognitivas,
emocionales, sociales y comunitarias, de protección y espirituales, es decir,
consideran diversos aspectos del ser humano.

Junto con la clasificación se elaboró una medida, una prueba gratuita que provee
datos valiosos sobre sus fortalezas de carácter de quienes lo contestan, tales como la
manera, frecuencia y facilidad con las que las utilizan de manera individual. Más de 13
millones de personas alrededor del mundo han realizado la prueba e identificado sus
fortalezas, con esto han comenzado a utilizarlas para impactar en su bienestar.

Pero ¿qué es una fortaleza de carácter? Existen varias definiciones que se han
desarrollado a través del tiempo, algunas de ellas son las siguientes:

• Son un conjunto de rasgos positivos que se reflejan en el pensamiento, las


emociones y la conducta del ser humano (Park y Peterson, 2010).

• Son los ingredientes psicológicos, procesos o mecanismos que definen a las


grandes virtudes (Peterson y Seligman, 2004).

• Son rasgos y habilidades positivas que resultan gratificantes de manera


personal, no dañan ni perjudican a los demás y son valoradas en diversas
culturas (Niemec, 2015).

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En general, se habla de cualidades que poseemos los seres humanos, cualidades


morales que utilizamos en el día a día, que los demás pueden distinguir en nosotros y,
lo más importante, que pueden cultivarse y desarrollarse en todas las personas.

En la siguiente tabla podrás ver la clasificación de las virtudes y fortalezas:

Fuente: Vázquez, C. y Hervás, G. (2009). La ciencia del bienestar: Fundamentos de una psicología
positiva. España: Alianza

Se han realizado muchas investigaciones relacionadas con el uso de las fortalezas de


carácter, las cuales han identificado diversos beneficios que se obtienen al utilizarlas
con conciencia, por ejemplo:

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• Aumentar la felicidad.
• Fortalecen las relaciones interpersonales.
• Reducen el estrés.
• Ayudan a gestionar problemas.
• Mejoran la cosecución de logros.
Como seres humanos, al identificar nuestras fortalezas contribuimos al
autoconocimiento, lo cual impacta en muchas áreas de nuestra vida, especialmente
en el bienestar.

Relaciones positivas

El cuarto aspecto relacionado con la Psicología Positiva es el relacionado con las


relaciones positivas, con las cuales nos referimos a las relaciones interpersonales que
tenemos y desarrollamos a lo largo de nuestra vida.

Esta frase de Martin Seligman (2011) resume la importancia de las relaciones con los
demás: “Muy poco de lo que es positivo, es solitario”. Esto nos permite entender que
los demás nos ayudan a salir adelante de los acontecimientos de nuestras vidas.
Tomemos un momento para reflexionar a partir de las siguientes preguntas:

• ¿A quién acudes cuándo necesitas algún consejo para tomar una decisión?
• ¿Cuándo fue la última vez que lloraste de la risa?
• ¿Qué haces cuando tienes una muy buena noticia en tu vida?

La mayoría de las personas buscamos a alguien,


acudimos con esas personas a las que me gusta
llamarles “los indispensables” en nuestra vida. Ahí
radica la importancia de las relaciones positivas:
“El apoyo social es también un instrumento
fundamental para amortiguar las adversidades”
(Avia y Vázquez, 2011).

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Dutton y Worline (2018) refieren que, más que hablar de relaciones, hay que hablar de
conexiones, ya que estas últimas consideran los micromomentos en los que
interactuamos con otras personas y lo más valioso es que esos micromomentos
pueden experimentarse tanto de manera presencial, como virtual. Las conexiones con
los demás varían en un continuum que va desde baja calidad, hasta alta calidad. Estas
microconexiones que tenemos en el día a día tienen muchos beneficios, entre los que
se encuentran los siguientes:

• Incrementan nuestros recursos fisiológicos (sistema endócrino, cardiovascular


y respiratorio).
• Nos hacen más resilientes.
• Nos fortalecen desde dentro.

Nuestro cerebro está involucrado en las relaciones que


tenemos con los demás, pero ¿cómo lo hace? Cuando
tenemos interacciones nuestro organismo produce una
serie de hormonas y neurotransmisores que tendrán un
impacto positivo en nosotros.

Por ejemplo, cuando tenemos contacto social,


especialmente contacto físico (abrazos, apretón de
manos, besos, etc.), se libera una sustancia llamada
oxitocina. Este neurotransmisor se produce en el
hipotálamo y genera respuestas en todo el cuerpo. Esta se conoce como la “hormona
del amor” y juega un papel muy importante en el vínculo entre la mamá y un bebé.

De igual manera, la serotonina y la dopamina juegan papeles fundamentales, ya que al


momento de tener interacciones positivas y conexiones con los demás estos
neurotransmisores nos ayudarán a sentirnos mejor, lo que aumentará nuestro
bienestar.

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Las relaciones de calidad nos ayudan a sentirnos valorados, amados y cuidados (King,
2010). Es por eso que existe una serie de factores que contribuyen a generar
relaciones positivas y duraderas con los demás:

• Compartir intereses y valores.


• Compartir experiencias juntos.
• Divertirse.
• Sentarse relajado con la otra persona.
• Poder hablar de manera abierta.

Las relaciones y las conexiones que formamos con los demás tendrán un impacto
muy importante en nuestra felicidad. Debemos tener en cuenta que, así como en
nuestra propia vida hay cambios, también se presentarán cambios en las vidas de
nuestros amigos y familiares, y es necesario estar enterados de estos para mantener
las relaciones con ellos a través del tiempo.

Hay que recordar que hasta las interacciones más pequeñas que tenemos en el día a
día cuentan para nuestro bienestar. ¿Qué podríamos hacer en la próxima ocasión que
interactuemos con un guardia en la entrada de algún edificio? ¿Cómo interactuaremos
con la persona que va en el carro de al lado y está en el mismo tráfico que nosotros?
Todas estas interacciones tendrán un impacto en la vida, ¡aprovechémoslas!

Resiliencia

Después de leer sobre el equilibrio, las


emociones, las fortalezas de carácter y las
conexiones de alta calidad, debemos
mencionar que estos aspectos forman parte
del último concepto que revisaremos dentro de
este tema: la resiliencia. Este es un término
que ha estado de moda y que cada vez más
personas conocen y hacen consciencia sobre
él en sus vidas.

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El término resiliencia procede del latín resilire, que significa volver atrás, volver a la
posición original, resaltar, rebotar (Meneghel, Salanova, y Martínez, 2013). Se empezó a
utilizar en la psicología para descubrir una capacidad del ser humano, sin embargo,
procede de otras ciencias: la física y la química. Este término se utilizaba para
describir la capacidad que tienen los materiales de resistir a grandes presiones y aun
así no perder su estructura.

Imaginemos el ejemplo de las figuras de vidrio


soplado. Al principio del proceso el vidrio está
hecho añicos, entonces, el artesano aplica un
calor extremo, hasta que este se funde; es ahí
donde comienza a moldearlo y a formar la
figura que desea. Ya que tiene la figura
terminada, la introduce en otro horno donde la
figura recién hecha se enfriará. ¿Cómo puede
ser esto un ejemplo de resiliencia? Pues
después de resistir el calor, la presión y el cambio, ¡sigue siendo vidrio!

Al hablar de la resiliencia en los seres humanos, podemos encontrarnos diferentes


definiciones:

• Característica que la gente posee o no. Incluye conductas, pensamientos y


acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona
(American Psychological Association, 2011).
• Es la habilidad para hacer frente a las adversidades, aprender de ellas,
superarlas e, incluso, ser transformados por estas (Grotberg, 2006, citado en
García, 2013).

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Cuando se habla de resiliencia en las ciencias


sociales, se habla de la capacidad que
tenemos, como seres humanos, para
transformarnos y aprender de las dificultades
de la vida.

Algo increíble sobre la resiliencia es que


somos resilientes desde que nacemos, el
hecho de ser seres humanos que vivimos y
respiramos ya nos hace seres resilientes. Esto es motivante, ¿cierto? Incluso Albert
Einstein tiene una frase que nos ayuda a activar nuestra resiliencia: “En medio de las
dificultades, existen las posibilidades”.

Dentro de las investigaciones sobre la resiliencia se ha determinado que existen dos


tipos:

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Utilizamos nuestra resiliencia con “R” mayúscula cuando nos enfrentamos a eventos
realmente graves y traumáticos; mientras que la “r” minúscula se aplica cuando
salimos adelante de las presiones, el estrés y los pequeños problemas de la vida
diaria. Con esto vemos que la resiliencia no es solo para quienes han sufrido traumas
muy significativos y fuertes, sino que es necesaria para todas las personas, es una
clave para el éxito y la satisfacción en la vida (Reivich y Shatté, 2003).

Conclusión

Si queremos impactar de manera positiva


nuestro bienestar y utilizar todo lo que la
Psicología Positiva ha puesto a nuestro alcance,
es necesario invertir nuestro tiempo, esfuerzo y
voluntad al estudio y a la acción. Es similar a
querer ganar la lotería sin comprar boleto.

Al hablar sobre el bienestar hay que entrar en


acción. Cristopher Peterson (2006) decía que “la psicología positiva no es un deporte
de espectadores, hay que practicarlo”. Entonces, hay que ponernos en acción y
trabajar por nuestro propio bienestar.

¿Qué podemos empezar a hacer a partir de hoy para trabajar con los aspectos
importantes que revisamos sobre la Psicología Positiva?

Referencias

American Psychological Association. (2011). El camino a la resiliencia. Recuperado de


https://www.apa.org/centrodeapoyo/resiliencia-camino

Brackett, M. A. (2019). Permission to feel: Unlocking the power of emotions to help our
kids, ourselves, and our society thrive. EUA: Celadon Books

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Cameron, K. (2013). Practicing Positive Leadership: Tools and Techniques That Create
Extraordinary Results (1.a ed.). Berrett-Koehler Publishers.

Cutuli, J., y Masten, A. (2011). Resilience. En S. Lopez (Ed.), The encyclopedia of positive
psychology. Estados Unidos: Blackwell Publishing Ltd.

Dutton, J. & Worline, M. (2018, 20 febrero). Putting High Quality Connections into Practice
- Positive Links Speaker Series [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=G-
jVvvCr3Bw

Fredrickson, B. (2009). Vida Positiva, cómo superar las emociones negativas y prosperar.


Colombia: Norma

Garces Giraldo, Luis. (2015). Aristotelian virtue as a pathway to human excellence and the
actions required to achieve it. 16. 127-146. 10.17151/difil.2015.16.27.8.

Hanson, R. (2013). Hardwiring happiness: The new brain science of contentment, calm,
and con dence. Estados Unidos: Harmony Books

Meneghel, I., Salanova, M., y Martínez, I. (2013). El camino de la resiliencia


organizacional – Una revisión teórica. Aloma: Revista de Psicologia, Ciències de
l'Educació i de l'Esport, 31(2).

Niemec, R.M. (2019). Fortalezas de carácter: guía de intervención. México: Manual


Moderno.

Reivich, K., & Shatté, A. (2003). The Resilience Factor: 7 Keys to Finding Your Inner
Strength and Overcoming Life's Hurdles. Estados Unidos: Broadway Books

Vázquez, C. y Hervás, G. (2009). La ciencia del bienestar: Fundamentos de una psicología


positiva. España: Alianza

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