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ALCOHOLISMO: Aspectos

psicológicos. Coakenami Mente Sana.


Es bien sabido que el alcoholismo, durante muchos siglos, fueron considerados un
grave problema de moral: un vicio. Hasta nuestros días, todavía muchas personas,
incluyendo profesionales de la salud, siguen pensando que aquél que desarrolla
cualquier tipo de adicción, es un vicioso que tiene que ser estigmatizado y expulsado de
la sociedad. Es común que las personas usen términos como ¡Borracho!, ¡Vicioso!,
¡Teporocho!, etc., para dirigirse a un enfermo alcohólico.

Actualmente hay un consenso general en los profesionistas de la salud en que el


alcoholismo es una enfermedad progresiva, crónica, degenerativa y mortal. Según la
Organización Mundial de la Salud el alcoholismo es considerado como una enfermedad
incurable, progresiva y mortal; enfermedad que afecta no sólo al adicto sino también la
vida de todo aquel que se encuentre a su alrededor. Por otro lado, Alcohólicos
Anónimosno “define” como tal el alcoholismo. La mayoría de los AAs concuerdan en
que se podría describir como una “…compulsión física unida a una obsesión mental; es
decir, un deseo de consumir alcohol más allá de nuestra capacidad para controlarlo,
desafiando todas las reglas del sentido común”.
La enfermedad está caracterizada por daños físicos en todos los sistemas del organismo,
siendo los más complicados los que se relacionan con el sistema cardiovascular, el
sistema nervioso y el hígado. Uno de sus síntomas que confirman la desviación mental
del enfermo es la fuerte necesidad de tomar a pesar de las consecuencias devastadoras
de su consumo.

Cuando el consumo de bebidas alcohólicas es exagerado o recurrente se produce


tolerancia. Es decir, el organismo requiere una mayor dosis de alcohol para obtener las
mismas sensaciones. Esta situación facilita la adicción, la cual es acompañada de
grandes dificultades por detener el consumo cuando se empieza a beber. El alcohólico
pierde el control de la bebida originando reacciones y comportamientos negativos, por
lo que se le considera un enfermo que pone en riesgo su salud física y mental así como
su relación familiar y social.

Un alcohólic@ es “alguien a quien la bebida causa un continuo problema en cualquier


aspecto de su vida” y que sufre una enfermedad para la cual no se conoce cura alguna,
es decir, no hay curación en el sentido de que él o ella puedan ser capaces de beber
moderadamente, como lo hace un no-alcohólico por un periodo determinado de tiempo.

El alcoholismo sigue muchos caminos. Algunos alcohólicos bebieron en una forma


fuera de control desde su primer trago. Otros progresaron lentamente durante décadas
hasta beber sin control. Algunos alcohólicos son solamente bebedores diurnos. Algunos
pueden ser capaces de abstenerse por largos períodos, que luego cortan por un
“carrusel” en el que beben sin ningún control. A estos últimos se les llama “bebedores
periódicos”.

Una cosa que todos los alcohólicos parecen tener en común es que, con el tiempo,
empeora su manera de beber. No existe evidencia confiable de que alguien que haya
bebido alcohólicamente haya sido capaz de volver, a la larga, a beber normal y
socialmente. No hay tal cosa como “ser un poquito alcohólico”. A causa de que la
enfermedad progresa por etapas, existen diversos tipos de bebedores y síntomas
característicos de la enfermedad, es decir, nunca se mejora; por el contrario, solamente
puede empeorar, hasta que se tomen medidas radicales para detenerlo. Estas son las
etapas de la enfermedad:
1. Al principio, puede ser un gran bebedor que todavía no se ha infligido danos
considerables, o que no ha perjudicado seriamente a otros. Quizá beba solamente
durante los fines de semana o en ocasiones especiales. Puede que haya perdido solo
pocas horas de trabajo, o ninguna. Un factor perturbador puede ser que los periodos
entre uno y otro exceso se van acortando, y cada vez consume más licor. Aunque
todavía puede controlar algo sus tragos, es muy probable que este en camino de
convertirse en un alcohólico total.
2.El bebedor cíclico quizá confunda a su familia más que el bebedor ocasional. A
medida que pasan los meses de sobriedad, la familia adquiere confianza, pero llega el
momento cuando esta queda destrozada sin que haya una razón evidente. El periodo
durante el cual el alcohólico se dedica a la bebida puede tener gran intensidad y durar
semanas, y hasta meses, para luego ser seguido por otro periodo de abstinencia.
3.Quizá el bebedor ha alcanzado la etapa en que comienza a tener problemas serios.
Puede que haya perdido uno o dos trabajos y que su vida familiar se haya convenido en
un infierno. Reconoce que debería hacer algo para vencer su hábito de beber, pero
rehúsa buscar ayuda profesional. Insiste en que él puede enfrentarse solo con su
problema. Mientras tanto su dependencia de la bebida aumenta y empeoran los danos a
su hogar y a sus negocios.
4.Ahora, el mismo alcohólico reconoce que su hábito de beber es un problema que él no
puede controlar. Puede haber amplias evidencias. Sus amistades más íntimas pueden
haber sido muy afectadas. Tal vez haya sido encarcelado, por periodos breves, como
resultado de su conducta de borracho y haya perdido uno tras otro sus empleos o se
haya vuelto descuidado en su trabajo, con sus hijos y en su apariencia personal. A
menudo en esta etapa, el alcohólico vacila entre el deseo de dejar de beber (eso
regularmente sucede después de un periodo de bebida con resultados desagradables) y
la resistencia obstinada de no recibir ayuda real.
5.Finalmente, el bebedor problema parece completamente perdido y sin posibilidades
de rehabilitarse. Es probable que haya sido hospitalizado o preso, o que haya vivido sin
rumbo y sin sentido de responsabilidad, lejos de la familia, los amigos y todo otro
aspecto de una vida normal. En esta forma va directamente al desastre, si este ya no le
ha ocurrido.
6.Más allá de esto le queda la locura o la muerte.

¿CUÁLES SON LAS CARACTERÍSTICAS PSICOLÓGICAS DEL ALCOHÓLICO?

El factor determinante para reconocer al enfermo alcohólico es la calidad de vida que


lleva, su comportamiento y actitudes anormales, no la cantidad de alcohol consumida,
en consecuencia, es más importante saber cómo es el alcohólico que cuántos litros
tomo.

Los alcohólicos tienen una personalidad inadecuada (un desorden de personalidad


oculto), o sea una personalidad emocional deformada. Esto comprende el sector del
temperamento y el carácter que va a dar origen a las emociones, los impulsos amorosos
o agresivos, los sentimientos, la tendencia a valorarse a uno mismo, la seguridad, todo
el registro de la sexualidad y las necesidades primitivas, como son el beber y el comer,
bajo su enfoque de placer y no placer. Está centrado en sí mismo y preocupado en grado
superlativo en él, su imagen y su prestigio.

La principal característica patológica del alcohólico es la inmadurez emocional, es


decir, un alcohólico activo no crece emocionalmente. Está psicológicamente atrofiado
porque para enfrentar los diferentes conflictos de su vida o para evadirse de ellos, ha
recurrido siempre a la muleta emocional del alcohol, lo anterior le da un carácter
“infantiloide” y lo incapacita para gobernar sus frecuentes cambios emocionales. El
alcohólico tiende a crear dependencias emocionales, su responsabilidad es casi nula y la
trasfiere hacia otros, lo que lo hace, posteriormente, justificarse sistemáticamente y
“culpar” a los demás de todo lo que le acontece.

La irresponsabilidad, la inconsistencia y la inconstancia son otras características típicas


del perfil psicológico del alcohólico. Son individuos que les cuesta mucho trabajo
asumir responsabilidades y tienden a evadirlas constantemente. Son inconstantes e
inconsistentes porque no terminan lo que empiezan. A veces se ilusionan con un
proyecto, lo empiezan con mucho entusiasmo y al poco tiempo se aburren y lo
abandonan. Este tipo de personas son de impulsos cortos pues les cuesta mucho trabajo
mantener una disciplina que implique perseverancia. Son individuos egoístas,
narcisistas y egocéntricos, desean llamar la atención, ser el centro de atracción. Están
siempre atentos a sus propias necesidades, pero poco les interesan los sentimientos o las
necesidades de los demás. Esto provoca decepción y resentimientos en las personas
involucradas sentimentalmente con ellos.

Al alcohólico le molesta que le impongan reglas o limitaciones. Son individuos


caprichosos, cuya intolerancia a la frustración los incapacita a aplazar satisfacciones.
Casi siempre se salen con la suya mediante caprichos, chantajes sentimentales o
manipulación. Estas características los llevan a tener casi siempre conflictos con la
autoridad. Los alcohólicos se vuelven unos mentirosos consumados, profesionales del
engaño, la mentira o, en el mejor de los casos, la verdad a medias como un instrumento
para obtener alcohol, disimular sus efectos o justificar el sistemático abandono de las
responsabilidades que generan su adicción al alcohol.

¿EXISTE UNA SOLUCIÓN PARA EL ALCOHOLISMO?

Sí, a pesar de que el alcoholismo es una enfermedad progresiva y que no se puede


“curar”, se puede detener, al igual que muchas otras enfermedades. Cuanto antes el
alcohólico comprenda la naturaleza de su mal, más pronto estará en camino de su
recuperación. Según declaran los miembros de AA, el alcohólico debe “tocar fondo”
antes de mostrar un verdadero deseo de abandonar la bebida. Debe estar dispuesto a
admitir que no puede afrontar solo su problema. Tiene que desear la sobriedad por sí
mismo, y no por complacer a nadie más.

A pesar de que muchos alcohólicos creen que si dejaran de beber serian individuos
normales, esa posibilidad nunca se encuentra en ellos aun durante periodos muy
prolongados de sobriedad. Nunca podrían alcanzar una personalidad psicológicamente
bien estructurada y adaptada que estuviera oculta bajo las experiencias de la
intoxicación crónica del alcohol.

¿QUÉ PUEDE HACER USTED SI TIENE UN FAMILIAR ALCOHÓLICO?

Para aquellos que sinceramente desean ayudar al alcohólico, el problema inmediato


consiste en proporcionarle las condiciones y situaciones dentro de las que pueda
empezar a lograr una evaluación realista de sí mismo. Es difícil para la familia del
alcohólico proporcionar estas condiciones. Él es el centro de los agravios familiares. La
reacción de la familia a su conducta puede variar desde el desaliento y la confusión
hasta la depresión, el resentimiento y la amargura. Es difícil, pero no imposible, que los
miembros de la familia permanezcan objetivos en su relación con el alcohólico. Su
conducta ha sido descrita como realista. Lo que necesita con desesperación es
precisamente la objetividad que la familia no le puede dar. En algunos casos puede ser
necesario hacer uso de la coerción para que el alcohólico se preste a recibir ayuda. La
familia que trata de hacer esto por si misma tiene que enfrentarse a consecuencias
desastrosas tanto para el alcohólico como para ella misma, particularmente cuando
pierden los miembros de ella el control de sí mismos y la objetividad en el proceso de
hacerlo.

Si usted se ha dado cuenta de que en su familia hay alguien con un problema de alcohol,
actué prontamente con decisión y paciencia.
Enfrente la verdad. Reconozca los síntomas y vea el problema de frente. Esto debe
hacerse lo antes posible para que no se demore el tratamiento. Es un error tratar de
“proteger” a la familia. Hasta los niños de poca edad pueden sentir el problema.

Salga de la ignorancia. Entérese de lo que es el alcoholismo, sus causas, su prevención


y el tratamiento. Es necesario que uno este informado sobre los hechos del alcoholismo.
También se puede beneficiar de consejos en grupos como los de Al-Anon antes y
durante el tratamiento del alcohólico.

Cree un ambiente domestico saludable. Continúe atendiendo sus propios intereses y


amistades de fuera de casa a pesar de la enfermedad del alcohólico. Una familia aislada
y triste no puede ayudar al alcohólico ni a sí misma.

Sea paciente y compasivo. El alcoholismo se desarrolla poco a poco y no se puede


vencer en un lapso corto. Hágale saber al alcohólico que usted todavía respeta su
persona aunque no aprueba la bebida.

Comprenda sus propias emociones. Algunas de las acciones comunes entre la familia
son la depresión, el enojo y la compasión de sí mismo. Estas pueden entorpecer la
recuperación. Si usted las enfrenta y las domina, se sentirá más feliz y con más
confianza, pase lo que pase.

Sea justo con usted mismo. Es común que el alcohólico trate de culpar a otros por su
problema. Recuerde que usted no es la causa; si permite que el alcohólico consiga
convencerlo de que usted tiene la culpa, esto no va a servir de nada a nadie.

Consiga toda la ayuda posible. No tenga miedo ni vergüenza de pedir ayuda. Anime al
alcohólico a asistir a programas de tratamiento para el alcohol. Hable del problema con
los padres y hermanos del alcohólico para que no se dejen engañar por él.

Este preparado para actuar. Las amenazas y discusiones no dan resultado. Decida lo que
va a hacer con la familia y consejeros de confianza. Si él alcohólico se niega a darse
tratamiento, quizá tenga usted que irse de casa o pedirle que se vaya.

La ayuda exterior es la alternativa más satisfactoria para todos los involucrados. Hay
centros de remisión, centros de consultoría, los Grupos de Familias de Al-Anon y A.A.
son grupos ampliamente conocidos. Alcohólicos Anónimos es la mejor fuente para una
ayuda inmediata.

Coakenami Mente Sana cuenta con un especialista entrenado y capacitado, para los
problemas derivados del alcohol, la drogadicción y otras dependencias.
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