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Una cosa que todos los alcohólicos parecen tener en común es que, con el tiempo,
empeora su manera de beber. No existe evidencia confiable de que alguien que haya
bebido alcohólicamente haya sido capaz de volver, a la larga, a beber normal y
socialmente. No hay tal cosa como “ser un poquito alcohólico”. A causa de que la
enfermedad progresa por etapas, existen diversos tipos de bebedores y síntomas
característicos de la enfermedad, es decir, nunca se mejora; por el contrario, solamente
puede empeorar, hasta que se tomen medidas radicales para detenerlo. Estas son las
etapas de la enfermedad:
1. Al principio, puede ser un gran bebedor que todavía no se ha infligido danos
considerables, o que no ha perjudicado seriamente a otros. Quizá beba solamente
durante los fines de semana o en ocasiones especiales. Puede que haya perdido solo
pocas horas de trabajo, o ninguna. Un factor perturbador puede ser que los periodos
entre uno y otro exceso se van acortando, y cada vez consume más licor. Aunque
todavía puede controlar algo sus tragos, es muy probable que este en camino de
convertirse en un alcohólico total.
2.El bebedor cíclico quizá confunda a su familia más que el bebedor ocasional. A
medida que pasan los meses de sobriedad, la familia adquiere confianza, pero llega el
momento cuando esta queda destrozada sin que haya una razón evidente. El periodo
durante el cual el alcohólico se dedica a la bebida puede tener gran intensidad y durar
semanas, y hasta meses, para luego ser seguido por otro periodo de abstinencia.
3.Quizá el bebedor ha alcanzado la etapa en que comienza a tener problemas serios.
Puede que haya perdido uno o dos trabajos y que su vida familiar se haya convenido en
un infierno. Reconoce que debería hacer algo para vencer su hábito de beber, pero
rehúsa buscar ayuda profesional. Insiste en que él puede enfrentarse solo con su
problema. Mientras tanto su dependencia de la bebida aumenta y empeoran los danos a
su hogar y a sus negocios.
4.Ahora, el mismo alcohólico reconoce que su hábito de beber es un problema que él no
puede controlar. Puede haber amplias evidencias. Sus amistades más íntimas pueden
haber sido muy afectadas. Tal vez haya sido encarcelado, por periodos breves, como
resultado de su conducta de borracho y haya perdido uno tras otro sus empleos o se
haya vuelto descuidado en su trabajo, con sus hijos y en su apariencia personal. A
menudo en esta etapa, el alcohólico vacila entre el deseo de dejar de beber (eso
regularmente sucede después de un periodo de bebida con resultados desagradables) y
la resistencia obstinada de no recibir ayuda real.
5.Finalmente, el bebedor problema parece completamente perdido y sin posibilidades
de rehabilitarse. Es probable que haya sido hospitalizado o preso, o que haya vivido sin
rumbo y sin sentido de responsabilidad, lejos de la familia, los amigos y todo otro
aspecto de una vida normal. En esta forma va directamente al desastre, si este ya no le
ha ocurrido.
6.Más allá de esto le queda la locura o la muerte.
A pesar de que muchos alcohólicos creen que si dejaran de beber serian individuos
normales, esa posibilidad nunca se encuentra en ellos aun durante periodos muy
prolongados de sobriedad. Nunca podrían alcanzar una personalidad psicológicamente
bien estructurada y adaptada que estuviera oculta bajo las experiencias de la
intoxicación crónica del alcohol.
Si usted se ha dado cuenta de que en su familia hay alguien con un problema de alcohol,
actué prontamente con decisión y paciencia.
Enfrente la verdad. Reconozca los síntomas y vea el problema de frente. Esto debe
hacerse lo antes posible para que no se demore el tratamiento. Es un error tratar de
“proteger” a la familia. Hasta los niños de poca edad pueden sentir el problema.
Comprenda sus propias emociones. Algunas de las acciones comunes entre la familia
son la depresión, el enojo y la compasión de sí mismo. Estas pueden entorpecer la
recuperación. Si usted las enfrenta y las domina, se sentirá más feliz y con más
confianza, pase lo que pase.
Sea justo con usted mismo. Es común que el alcohólico trate de culpar a otros por su
problema. Recuerde que usted no es la causa; si permite que el alcohólico consiga
convencerlo de que usted tiene la culpa, esto no va a servir de nada a nadie.
Consiga toda la ayuda posible. No tenga miedo ni vergüenza de pedir ayuda. Anime al
alcohólico a asistir a programas de tratamiento para el alcohol. Hable del problema con
los padres y hermanos del alcohólico para que no se dejen engañar por él.
Este preparado para actuar. Las amenazas y discusiones no dan resultado. Decida lo que
va a hacer con la familia y consejeros de confianza. Si él alcohólico se niega a darse
tratamiento, quizá tenga usted que irse de casa o pedirle que se vaya.
La ayuda exterior es la alternativa más satisfactoria para todos los involucrados. Hay
centros de remisión, centros de consultoría, los Grupos de Familias de Al-Anon y A.A.
son grupos ampliamente conocidos. Alcohólicos Anónimos es la mejor fuente para una
ayuda inmediata.
Coakenami Mente Sana cuenta con un especialista entrenado y capacitado, para los
problemas derivados del alcohol, la drogadicción y otras dependencias.
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