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UNIDAD 2- EL CUERPO Y LA AFECTIVIDAD

Si se realizara un recorrido sobre algunas de las formas de entender y vivir al “cuerpo” a


lo largo de la historia, veríamos que estas se encuentran íntimamente ligadas al momento
político, económico, social en el cuál se inscriben, como así también a la cultura y a las
creencias de cada época. Esto sería suficiente para demostrar que el cuerpo no se agota
en la dimensión netamente biológica sino que esta misma corporeidad es constituida por
los significados y valoraciones que se le otorgan en cada sociedad, por los sentidos que
circulan en torno al cuerpo en todas las instituciones que atraviesan la vida de un sujeto.

Todas estas percepciones y experiencias seguramente se habrán visto reforzadas y


profundizadas, o bien puestas en cuestión y transformadas, en la escuela y en otras
instituciones o ámbitos por los que transitaron cotidianamente.

Desde la ESI, se propone repensar críticamente estas producciones simbólicas y tomar


al cuerpo como lugar de la identidad. El devenir sujetos sexuados no es sólo un dato
inicial biológico ni individual psicológico, sino un proceso a lo largo de una historia
personal, social, cultural y política. Allí reside su complejidad, porque deviene de un
entrecruzamiento entre todas estas dimensiones que influyen sobre nuestra biografía, y
contribuyen a que seamos quienes somos. Si entendemos al cuerpo como una
dimensión importante de nuestra identidad, debemos considerar cuánta influencia tienen
el contexto histórico, la cultura, la condición social, en la forma de cuidarlo, de valorarlo
y de creerlo bello. Esta idea de cuerpo como espacio de entrecruzamiento entre la
biología y las prácticas sociales, de cuerpo historizado, implica que la identidad se
construye con todos estos componentes, siempre en un entramado de vínculos, desde
los más próximos hasta los más lejanos o mediatizados, con múltiples representaciones,
imágenes, gestos, actitudes, símbolos, palabras.

Cuando nos referimos al cuidado del cuerpo desde la ESI, abarcamos una multiplicidad
de temas relacionados con el ejercicio de los derechos: el conocimiento y el respeto del
propio cuerpo y el respeto por el cuerpo del/la otro/a; el reconocimiento de la propia
intimidad y la de los/as otros/as; el ejercicio placentero y responsable de la sexualidad,
el modo en que las construcciones de género condicionan la percepción y valoración del
cuerpo de las mujeres y varones y sus vínculos; la expresión de las emociones y la
afectividad a través del cuerpo, la promoción de buenos tratos, la construcción de la
autonomía; la toma de decisiones conscientes y reflexivas sobre el propio cuerpo, el
respeto por la diversidad y la protección de salud, entre otras cuestiones.
Análisis antropológico del concepto de cuerpo

Alabarces & Garriga Zucal (2013) sostienen que todo grupo social construye en el
cuerpo, y a través de éste, parámetros que delimitan prácticas y representaciones, que
limitan pertenencias y otredades. Por ello, a la delimitación de cuerpos aceptados, según
los valores grupales, le subyacen identidades que conciben ubicaciones en un espacio
determinado del mapa social. Los cuerpos socialmente diferenciados permiten la
identificación con un sector – no podemos decir con una clase, en el sentido fuerte de la
categoría – y la distinción respecto de otros cuerpos sociales. Las prácticas y las
conductas físicas están socialmente constituidas y definen afinidades, semejanzas y
distinciones (ver, entre otros, Connerton 1989). Los integrantes de la sociedad poseen,
respecto del cuerpo, usos, representaciones y consumos que se distinguen de los de
otros grupos sociales. Sus acciones corporales, sus representaciones y sus
concepciones vinculadas al cuerpo no son naturales sino construidas. Acciones y
conductas grupales que expresan identidades colectivas a través de las cuales se forma
un “nosotros” diferente a un “ellos”. Bourdieu (1994) sostiene que los grupos sociales
practican usos y consumos diferenciados y diferenciadores del cuerpo, y que cada sector
social posee una concepción corporal. El cuerpo, comúnmente concebido como natural,
es en realidad una formación social que exhibe elementos de género, de clase, étnicos,
etc. Brohm (1994) dice que el cuerpo es una institución completamente socializada. Los
usos, las prácticas y las representaciones del cuerpo delimitan la pertenencia social,
identificando y distinguiendo a los iguales y a “los otros”. Boltanski (1975) afirma que el
cuerpo es un signo de la posición social y que tal vez sea el más importante de estos
signos, ya que su significado simbólico no es percibido por los actores. La articulación
entre identidad y cuerpo, ensamble creativo e ingenioso, nos permite pensar cómo se
concibe la pertenencia social y las identidades en este grupo. Podemos, entonces,
afirmar que ciertos sectores sociales constituyen sus identidades en base a parámetros
sociales distintos de los hegemónicos. Sin embargo, nuestra apuesta es aún mayor.
Proponemos pensar que el cuerpo no puede ser sólo leído como el receptáculo llenado
por la socialización; por el contrario, es parte de esta socialización. Es así, que siguiendo
las ideas de Waqcuant (2004) y Bourdieu (1993), consideramos que en el cuerpo se hace
“carne” la experiencia que se constituye en identidades.
Cuerpo, sexualidad y poder

El cuerpo y la sexualidad han sido blanco de variados poderes a lo largo de la historia,


cada época construye saberes, prácticas, técnicas que constituyen una forma de
entender al cuerpo y deconsiderar a la sexualidad. En este rizoma, se abordarán estas
cuestiones vinculadas al cuerpo, la sexualidad y los poderes.
La propuesta es poder pensar al cuerpo y a la sexualidad como una producción de cada
época. ¿De qué forma cada sociedad incide en las formas de concebir al cuerpo? ¿Cómo
se establecen los criterios de salud y enfermedad, de normalidad y anormalidad, de goce
y sufrimiento? ¿De qué modo operan los diferentes poderes de una época en la
sexualidad?

En los estudios sobre los sistemas de control y de castigo, el filósofo francés Michel
Foucault es uno de los primeros pensadores que nos invitan a considerar al cuerpo como
una superficie que puede ser “leída”. Para él, el cuerpo es una extensión sobre la cual
se van dejando pistas que pueden ser estudiadas, analizadas e interpretadas. El cuerpo
es la superficie donde el poder va dejando sus marcas. Pensemos, por ejemplo, los
cuerpos de las personas que no se han alimentado con los nutrientes necesarios en su
niñez. Sus cuerpos mostrarán las marcas de ese poder económico que los atravesó, nos
encontraremos con cuerpos de menor altura que la media, con problemas en la dentición
y muchas veces con casos de sobrepeso por mala alimentación. Todas esas marcas las
fue “escribiendo” el poder sobre los cuerpos de las personas. Podemos pensar también
en los cuerpos delgados hasta superar el límite de lo saludable o las posturas en las que
comúnmente nos sentamos mujeres y varones, como otros ejemplos de marcas del
poder.

De esta manera, el cuerpo puede ser considerado como el terreno donde los diferentes
poderes de cada época atraviesan, disputan y dejan sus inscripciones, tanto poderes
políticos, como económicos, religiosos, estéticos, etcétera. Desde la perspectiva
foucaultiana, estos poderes ejercen una fuerza que puede analizarse desde dos
aspectos: negatividad y positividad. Son dos formas, dos características del poder, que
lejos de contraponerse, muchas veces se complementan.

Con la negatividad, nos referimos a que el poder suele presentarse en el formato de la


prohibición, nos impide algo. Podemos reconocer quién ejerce un poder cuando prohíbe,
impide u obtura. Si un policía me impide pasar por una calle o si un docente me prohíbe
comer chicle en clase, están manifestando el ejercicio de un poder. Ese poder es visible,
palpable y explícito. Claramente, puedo darme cuenta de su manifestación. Este poder
se basa en el establecimiento de una prohibición, de una negación sobre los cuerpos.

Sin embargo, el carácter prohibitivo del poder no es el único que explica su forma de ser.
Para Foucault, el poder también se manifiesta desde la positividad. Es decir, un poder
que, en lugar de impedir, estimula, incita y seduce. De esta manera, se ejerce de una
forma mucho menos visible. Ya no es el poder policíaco diciendo que no, ahora aparece
una “invitación” a hacer. Esta característica del poder se confunde con la propia voluntad
de un sujeto. Tal vez el ejemplo más claro lo tengamos en el campo publicitario. Una
publicidad ejerce un poder que busca producir un tipo de deseo. Algún consumidor podría
confundirse y pensar que al elegir el producto publicitario está respondiendo “libremente”
a su deseo. Foucault nos invita a pensar que, de igual manera que el policía al
prohibirnos, la publicidad también está ejerciendo un poder sobre nuestra voluntad,
excepto que de manera mucho más sutil.
Dimensiones del cuerpo

No es posible dejar de lado los saberes de la biomedicina al hablar del cuerpo en la


sociedad actual y, aunque en el último tiempo se ha flexibilizado, la visión
anatomofisiológica permanece como legítima. De la misma manera, podemos decir que
es la medicina la que, desde su prerrogativa como disciplina científica, ha definido
tradicionalmente, por ejemplo a la discapacidad, a los TCA, entre otros. Restaría saber
qué sucede con la dimensión psíquica y mental del mismo.

Bibliografía de base:

Programa Nacional de ESI (2006) Texto del Eje Cuidar el cuerpo y la salud.
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/eje-cuidar-el-cuerpo-y-la-salud.pdf

Ruffo, M.; Acuña, A.; Mirc, A. (2017). El cuerpo de la diferencia: reflexiones sobre la discapacidad. 12º
Congreso Argentino de Educación Física y Ciencias, 13 al 17 de noviembre 2017, Ensenada, Argentina.
Educación Física: construyendo nuevos espacios. EN: Actas (2017). Ensenada : Universidad Nacional
de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. Departamento de Educación Física.
En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.10264/ev.10264.pdf

Alabarces, P & Garriga Zucal, J. (2007) Identidades Corporales: entre el relato y el aguante. Artigos.
http://www.lazoblanco.org/wp-content/uploads/2013/08manual/bibliog/material_masculinidades_0062.pdf

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