Está en la página 1de 3

Titulo: Ensayo sobre la importancia de la historia como ciencia y como materia de

aprendizaje

Introducción: El objetivo del presente ensayo es hacer un análisis respecto a la historia como
ciencia de suma importancia para el desarrollo humano. Mas allá de ser esta una
recapitulación de hechos y una memorización de fechas, es una ciencia con un objeto y
método definidos que van mas allá de la simplificación metódica que se le ha dado a esta a
lo largo de los años.
Es justo y necesario hacer este análisis y exponer los hechos, ya que de ello depende un
eficaz estudio de la materia. Como historiadores, nuestro trabajo no solo es crear
compendios de conocimientos históricos tan grandes como la historia misma, sino que
también debemos aprender a repartir y enseñar este conocimientos a nuestros igual, el resto
de la humanidad.
La historia ha sido usada, desarrollada e incluso desarmada de múltiples formas con los mas
variados métodos. Es por ello que debemos buscar un camino encausado en la búsqueda
objetiva de la verdad histórica.

Desarrollo: Para saber encausar la historia, primero debemos mirar al pasado. Hagamos un
corto análisis de la manera en que se ha encausado anteriormente a esta materia. Como se
puede leer en “Por que y para que enseñar historia” escrito por Joaquín Prats, la historia ha
pasado por toda clase de métodos y discursos. Ha sido utilizada en favor y en contra de
ideales, de personas, de grupos de personas. ¿Acaso eso es historia? Me tomaré la libertad
de adelantarles que no es así. La Historia es una ciencia que no debería (idealmente) estar
atada a la subjetividad de nadie (no discutiremos en este momento con la corriente
historicista para no salirnos del tema, pero sea demostrado aquí que no hablamos del mismo
tipo de subjetividad que esta corriente). Pero recordemos que el hombre no toma forma de lo
ideal, lo real es diferente. Si el historiador se sumerge en este ideal de la historia, no hace
mas que cegarse a si mismo, viviendo en una utopía donde la historia no está atada a nada
ni nadie, le es indiferente a quien la juzga y se abre frente a quienes de ella aprende. No me
malentiendan, este ideal histórico es a lo que todos debemos aspirar, pero no debemos caer
en la mentira de que este ideal de ha alcanzado.
Es importante reconocer que la historia se ha doblegado, se le ha deformado y adaptado a
un discurso, momento o pensamiento. Desde los primeros historiadores clásicos (griegos y
romanos) que hacen uso de sus dioses y los insertan en la historia que escriben para dar un
significado a los sucesos, para dar una fuerza a su historia. Pasamos al medievo, donde todo
lo que se escribe de la historia gira en torno al cristianismo, volviéndose una historia
teocéntrica, dando un significado evangélico e incluso teleológico a la historia. Después
pasamos a la aparición de los estados nacionales, que, en busca de una identidad nacional,
se refugian en la historia para darle fuerza a su discurso, para crear un sentimiento
nacionalista fundamentado en su pasado, y con ello, la modernidad otorgó un sentido
nacionalista a la historia. Con el paso a la edad contemporánea, la historia fue divida en
partes, explorándose algunas mas que otras, siempre en función del discurso en turno, de la
idea o de la persona que tiene el poder. En función a ella, la historia se escribirá de una u
otra forma. Todo lo anterior son hechos que se pueden leer y comprobar haciendo un estudio
historiográfico simple, incluso solo leyendo algunas paginas de los textos mas
representativos de la época que se quiera estudiar. Como escribe Prats en su obra ya
mencionada: “La Historia es una materia que, con frecuencia, ha sido manoseada,
adulterada, amordazada, falseada o enaltecida.” 1
¿Es malo que haya sido así? No lo es, es parte de la humanidad, de su historia. Lo malo se
encuentra en que ignoremos todo este desarrollo que nos ha tomado siglos, que lo tiremos y
volvamos a encerrarnos en un discurso, que tomemos a la historia y adaptemos los hechos
al discurso. Eso si es malo. Hacer eso demostraría que nos hemos aprendido nada, y si no
aprendimos nada de la historia, ¿con que derecho pretendemos enseñarla?
Con todo esto, está demostrado lo que enunciamos en la introducción: La historia ha sido
usada, desarrollada e incluso desarmada de múltiples formas con los mas variados métodos.
Ahora que hemos analizado la historia de la historia, ahora que sabemos que no debemos
hacer, ¿Que procede?. Primero, encausar la historia. Joaquín Prats, en su obra ya
mencionada, escribe que, de la historia:
“Los cuatro grandes fines que determinan sus posibilidades educativas e instructivas
en el
proceso de enseñanza-aprendizaje son los siguientes:
• Facilita la comprensión del presente.
• Contribuye a desarrollar las facultades intelectuales.
• Enriquece otros temas del currículo y estimula las aficiones para el tiempo libre.

1 Joaquín Prats, Joan Santacana, “Por qué y para que enseñar historia”, en Joaquín Prats, Didáctica de la geografía y la
historia, Barcelona, Editorial Grao, 2011, p. 18
• Ayuda a adquirir sensibilidad social, estética, científica, etc.” 2
Prats ya nos ha facilitado la tarea. Tenemos, a través de el, los 4 objetivos de la historia como
materia de enseñanza. En función a ello debe escribirse como enseñar la historia. Como se
puede leer, la historia jamás tiene entre sus objetivos (en la enseñanza) el estar atada a un
discurso, a una idea, a una identidad especifica segregativa. La historia va mas allá de eso.
Es maestra que usa la experiencia para enseñar, es maestra que ocupa sucesos para
explicar, que enriquece el conocimiento, que hace variar las opiniones, que ayuda a adquirir
una visión mas abierta. Esa es la Historia que debemos enseñar.

Conclusión: Como ha quedado ya demostrado, la Historia ha tenido sus altibajos a lo largo


de su propia historia, ha sido manipulada, pero, aunque no hemos hecho mención de ellos,
también ha tenido largos periodos de lucidez, donde varias decenas de personas han sabido
recolectar los frutos de esta experiencia histórica, y le han dado un merecido desarrollo a la
Historia como ciencia. Es nuestra tarea analizarlos, estudiarlos y aprender de ellos (tanto de
los hechos históricos como de los seres humanos que los han desarrollado y los que los han
analizado).

Joaquín Prats, Joan Santacana,


Prats, Joaquín, Santacama Joan, “Por qué y para que enseñar historia”, en Prats Joaquín, Didáctica de la geografía y la
historia, Barcelona, Editorial Grao, 2011, p. 12-21

2 Ibíd,. p. 21

También podría gustarte