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FUNDAMENTACIÓN
Siempre en una clase es habitual que exista ese alumno que se pregunta para qué
sirve estudiar cierto contenido. Esta pregunta se puede aplicar para cualquier
asignatura, en este caso hablamos de la historia. Y por nuestro deber como
educadores debemos tener la respuesta, para demostrar la importancia de la
asignatura que enseñamos a nuestros alumnos. A raíz de la curiosidad o la queja de
los estudiantes podemos analizar esta pregunta y buscar las respuestas necesarias.
La Historia es la ciencia social que estudia al hombre en sociedad y en tiempo pasado. Es
decir, los hechos históricos del pasado en el que los hombres son participes. El gran
objetivo de la historia es poder reconstruir el pasado y comprender el presente gracias
al estudio del pasado. Es necesario conocer la diferencia entre historia como
disciplina e historia como la historia de la humanidad, haciendo referencia al pasado
mismo. La historia científica estudia a estos acontecimientos propios del pasado.
Los historiadores son los que reconstruyen el pasado y los procesos históricos
acudiendo a fuentes (documentos del pasado, ya sean fuentes primarias,
secundarias o terciarias.) Estos aplican el método histórico que tiene por objeto la
elaboración de la historiografía. En este caso el objetivo no es hablar de las
categorías de la historia como ciencia ni repasar una historia de la historiografía (el
estudio de la escritura de la historia y de su interpretación a lo largo del tiempo), sino
que responder a los interrogantes del título.
El famoso historiador francés Marc Bloch, fundador de la escuela de annales (1929)
junto a Lucien Febvre, también se preguntó para que sirve la historia, este afirma que
es la oportunidad de conocer a los hombres, y que “el conocimiento de los hombres
en el tiempo no tiene una finalidad distinta que la de cualquier otro conocimiento
humano: guiar nuestra acción y ayudarnos a vivir mejor”. (Bloch, 1949). En palabras
del autor Pérez Garzón, “la historia sirve para ordenar al pasado. Nos permite dialogar
con los muertos". (Pérez Garzón, 2002)
De manera sintética, la historia sirve para conocer al pasado e interpretar al presente. Los
historiadores nos permiten conocer la evolución de las sociedades en tiempo y
espacio y estudiar ese pasado ayuda al hombre a no repetir los mismos errores en el
presente y a moldear su futuro. Debemos entender que el hombre es un ser social y
siempre actúa de manera colectiva. La historia es el dialogo entre el pasado,
presente y futuro, acudir al pasado nos ayuda a interpretar mejor los contextos
sociohistóricos y económicos.
Con respecto a la segunda pregunta; la enseñanza de la historia ayudaría a la
sociedad a tomar mejores decisiones y a conocer la evolución de la realidad social. El
principal objetivo de su enseñanza es lograr el pensamiento histórico, esto implica tener
conciencia de la relación entre el pasado y el presente, ubicar los acontecimientos en
tiempo y espacio, conocer el tiempo que vivimos y el tiempo que paso. Esto se
enmarca en la relación con el llamado pensamiento crítico.
¿Como conocemos los cambios y continuidades? , para eso debemos acudir a la
historia. Explicar historia es enseñar a conservar la memoria histórica, por un lado,
alude a la capacidad de adaptación y por otro, representa la facultad de resistencia.
La memoria activa es necesaria, ya que esto evitaría que ciertos acontecimientos no
vuelvan a repetirse. Entonces es necesario reafirmar la importancia de su enseñanza.
A modo de conclusión, se puede decir que el principal objetivo de la historia es el
pensamiento histórico, y también la necesidad de tener memoria e identidad. Como
docentes debemos responder las veces que sea necesaria estas dos preguntas, toda
asignatura tiene su objeto y la enseñanza de cada asignatura tiene su sentido.
IMPORTANCIA DE SU ESTUDIO
La verdad es que un poco de culpa han tenido los maestros, quienes nos han hecho
entender “historia” como sinónimo
de “memorización de fechas, personajes y datos históricos”. Lo anterior en realidad
no es tan malo como parece, tampoco hay que satanizarlo, pero viéndolo de una
manera más crítica nos topamos con el punto de que lo anterior no tiene ningún
sentido, y no tendrá ninguna significación para nuestras vidas, ni personales ni
profesionales. Entonces pues ¿cuál sería el motivo de estudiar una ciencia de modo
que no nos vaya a hacer querer transformar la realidad en la que vivimos? Estudiar
de este modo solo nos hace cómplices de los paradigmas predominantes del
momento, pues al hacerlo estamos cayendo en las trampas de la educación: la
reproducción social.
La historia debería ser mirada como una ciencia emancipadora, que sirva a los
educandos a comprender el pasado (realidad pretérita) para comprendernos hoy en
día y el sentido de la realidad que hemos construido. De aquí críticamente podremos
partir a la construcción de un futuro con mayor esperanza para todos, es decir más
igualitario, tolerante, y participativo.
Quienes creen que conocer la historia es una pérdida de tiempo, son cómplices de la
reproducción social que critican (criticamos). Todo cambio empieza por conocer
aquello que se pretende cambiar.
Ahora bien, para lograr el objetivo anterior, sería imposible intentar separar la historia
de la educación de las otras ciencias, sobre todo de la ciencia histórica, las ciencias
sociales y las ciencias de la educación. La realidad es un todo complejo, cuyas partes
se interrelacionan, construyen y modifican entre ellas. En el mundo “real”, tangible
digamos, la economía no aparece separada de la política ni de la cultura; la
educación, por tanto, tampoco está desarticulada de las demás ciencias,
mencionadas algunas anteriormente.
Esa es una de las claves por las cuales jamás hemos logrado comprender la historia
como es en realidad, y como debería ser aprendida: los educadores, y científicos, se
han encargado de dividir las ciencias (necesario para la comprensión de las mismas)
pero se han olvidado de articularlas al final. Es por ello que terminamos conociendo
“pedacitos” de realidad, desarticulados, y por lo tanto sin ningún sentido y significado
para nuestras vidas, como individuos y como sociedad.
El ser humano, en su afán por explicar la realidad en la que vive, intenta comprender
un todo complejo e incomprensible. De ahí que fragmente esa realidad en
subconjuntos para su mejor estudio: historia, economía, política, química, biología,
etc. Sabemos que la realidad no es así, fragmentada, pero se debe estar consciente
de que esta división es meramente para el estudio de la realidad por comprender, y
no porque sea un reflejo de la misma. La realidad no es la yuxtaposición de todas las
ciencias anteriores, sino más bien la relación de las mismas, en donde una se
alimenta de la otra y se construyen entre todas. Es por ello que se dice que las
teorías están contaminadas, pues cualquier teoría sociológica tendrá tintes históricos,
económicos y políticos; al igual que las teorías de la educación tendrán matices
filosóficos, sociales, culturales, etc.
El estudio de la educación entonces, al igual que de cualquier otro fenómeno de la
realidad, debe ser situado en un contexto histórico, social, político, económico y
cultural. Solo así podremos acercarnos a la comprensión de la misma, aunque ésta
siempre seguirá siendo imparcial, subjetiva y dinámica (por suerte o por desgracia).
El estudio de la historia de la educación es necesario para entendernos como seres
humanos (nuestra esencia), pues no hay acto más humano que la educación. Ésta se
da de manera natural, por el simple hecho de convivir con alguien. Desde la
antigüedad, la convivencia ha hecho a la educación, que se ha ido formalizando,
institucionalizando. Muchas veces la mejor educación, al menos en el sentido
práctico, la hemos recibido fuera de las aulas y de los contenidos de la misma. A fin
de cuentas el ser humano siempre está aprendiendo, y nuestra historia ha estado
guiada por nuestros intereses y convicciones.
Para cuestiones del curso se estudiará la “historia de la educación” y no la “historia
de la pedagogía”, pues la primera tiene como objetivo el estudio de las prácticas
educativas, es decir situaciones educativas en la realidad, mientras que la segunda
se basa más en el estudio de teorías y paradigmas educativos. De igual modo, por
las mismas causas que he expuesto anteriormente, su separación es inevitable y
necesaria únicamente para su estudio, pues en la realidad ninguna teoría tiene
sentido sin práctica, y ninguna realidad es mejor entendida sin aproximaciones
teórico-metodológicas.
ETAPAS HISTÓRICAS DE LA EDUCACIÓN
REFORMA Y CONTRARREFORMA
En el siglo XVI gran parte de Europa se vio influenciada por la revolución religiosa
protestante, liderada por Martín Lucero, quien luchó por la interpretación libre de las
sagradas escrituras por parte de los cristianos y contra el abuso social mantenido con
los indulgentes.
La reforma de la iglesia fue reconocida como reforma religiosa primero y luego como
pedagógica y social.
Lucero insistió en que los poderes públicos debían ocuparse de la instrucción de
todos por igual, que la enseñanza debía de ser obligatoria y la religión tenía que ser
estudiada y analizada, ya que la instrucción religiosa era el cimiento de la educación.
Despertó el interés por la educación en las autoridades oficiales y así dio lugar al
comienzo de la educación pública.
Con relación a la escuela primaria, las exigencias de Lucero fueron modestas,
limitándose a la lectura, escritura y rezos, durante un par de horas al día, algunos
meses del año. Mayores fueron sus exigencias con la educación media o secundaria
en la que pedía que se conocieran las lenguas clásicas y las matemáticas.
A mediados del siglo XVI surgió otro movimiento denominado Contrarreforma, que
duró cerca de dos siglos. A raíz de la difusión de la Reforma Protestante, la iglesia
católica se sintió obligada a producir una reforma interna de la iglesia misma. Los
órganos de acción de la Contrarreforma fueron dos: El Concilio de Trento y la
Compañía de Jesús. El Concilio de Trento celebrado entre 1545 y 1563. El órgano
principal de la educación durante la Contrarreforma fue la Compañía de Jesús,
fundada por Ignacio Loyola que promovió una pedagogía basada en educar la
inteligencia, que los alumnos lo estudiaban silenciosa y memorísticamente.
PRINCIPALES TEORÍAS.
Durante el siglo XVII se amplió el desarrollo y la participación del Estado en los
países protestantes, mientras que en los países católicos predominó la educación de
las órdenes religiosas y en especial de los Jesuitas.
La pedagogía de esta época estaba influida por corrientes filosóficas tales como el
racionalismo, el empirismo y el idealismo.
El Racionalismo
René Descartes lideró el movimiento racionalista, proporcionó la distinción definitiva
entre la mente y la materia; conocida como dualismo.
Su método pedagógico apuntaba hacia un medio didáctico objetivo y racionalista,
otorgado la reflexión y a la razón como medio para progresar en el conocimiento. Lo
principal es que se debe presentar a los alumnos ideas claras, precisas y a su
alcance.
Realismo
Juan Amos Comenio fue quizás el autor más representativo del realismo pedagógico
en el siglo XVII. El autor se destacó con su obra La Didáctica Magna, publicada en
1632, propone una educación para todos. La educación debe aplicarse para todos,
ricos y pobres, nobles y plebeyos, niños y niñas.
Plantea la integración del aprendizaje a partir de los principios generales de la
ciencia. Manifiesta la necesidad de conocer la naturaleza del ser humano, para
ayudarlo en su formación y enseñarle todo lo que puede ser útil en la vida.
El Empirismo.
La teoría filosófica y pedagógica del empirismo formulada por John Locke se
fundamenta en el estudio de la razón.
Por tanto, la educación debe ser una herramienta para ejercitar la razón de la
persona, que es la que abre el mundo al ser humano y le da la posibilidad de
participar activamente en el progreso de la sociedad.
En el ambiente político Locke defendió las libertades individuales y el orden
constitucional.
La Ilustración o Iluminismo
Este movimiento filosófico, literario y pedagógico nació
en Inglaterra y se desarrolló fundamentalmente en el
siglo XVII. El rasgo dominante del iluminismo es el
empleo de la razón.
Nada tenía el derecho a existir si no podía justificarse a
la luz del intelecto. Todo debía ser iluminado por la
inteligencia humana.
Por otro lado, señala que el niño es el centro de la educación y la escuela debe estar
a su servicio. El maestro debe dirigir el camino hacia el desarrollo personal de este,
sino que el niño debe dirigirse sus habilidades.
La educación debe ser activa, enseñar a vivir, desarrollarse en un ambiente de
libertad, atender los aspectos físico, intelectual y moral.
Según Kant se debía educar al niño con vista al futuro, pues el hombre evoluciona y
lleva dentro de sí el principio de la perfección. Para él, la educación era tan
importante que el niño no era por naturaleza ni bueno ni malo, sino lo que llegaba a
ser por la educación.
Este movimiento solicitó una educación universal, gratuita y obligatoria, recomendado
al comienzo de la reforma educativa para el nivel primario. También fomentó la
educación de ciudadanos útiles en la agricultura, la minería, la industria.
La enseñanza elemental
Para Johann Pestalozzi, uno de sus principales exponentes, la educación debe
proporcionar los conocimientos necesarios para aprender un oficio, de tal forma que
las personas se preparen para la vida y por la vida.
En 1776 se publica el libro Leonardo en el que muestra la acción decisiva de la
familia y en especial de la madre en la formación del niño.
La idea fundamental de su sistema es que la educación elemental debe tomar como
punto de partida las propias fuerzas del educando.
Para este pedagogo el fin de la educación consiste en asegurar a cada niño el
desarrollo integral al que tiene derecho por haber nacido. La personalidad del niño es
sagrada y es necesario dejarle una conveniente libertad. El respeto a cada individuo
exige que la educación no sea uniforme, hay que tener presente el sexo, la diversidad
de talentos y de condiciones sociales.
La pedagogía científica
La teoría pedagógica de Herbart, es planteada como un sistema independiente, en el
cual se incluyen la didáctica y también algunos aportes de principios filosóficos y
psicológicos.
Para este filósofo y pedagogo alemán, los fines de la educación están determinados
por la ética y se llega a ellos por medio de la disciplina y la instrucción. La educación
debe buscar la libertad interna, la perfección, la justicia y la equidad. Es decir, las
formas de la instrucción deben ser acordes con el proceso de comprensión del niño:
según la necesidad será expositiva, analítica o sintética.
Para este autor la educación recorre cuatro etapas: intuición, asociación o
comparación, abstracción y aplicación o método.
a) La intuición: se produce cuando el maestro muestra el objeto para que el
educando lo contemple en todas sus partes y pueda de este modo aprehenderlo.
b) La asociación: el espíritu une lo que hay de nuevo en lo mostrado con la ideas
ya conocidas y pasa de una aprehensión a otra, observando las semejanzas y
diferencias: asociación o comparación.
c) La abstracción: una vez recorrido este camino, el alumno se encuentra en
condiciones de agrupar elementos comunes, reunir características y formular
nociones abstractas y generales.
d) La aplicación: establecidas las nociones generales, el maestro debe hacerlas
aplicar asegurándose con ello que se comprenda bien.
LA EDUCACIÓN EN LOS SIGLOS XIX Y XX
EL POSITIVISMO PEDAGÓGICO EN EL SIGLO XIX
Con el inicio del siglo XIX la vida europea experimentó una gran transformación. La
técnica se apoderó por completo de los medios de producción y los trasformó en
grados jamás sospechados.
En el campo de la educación es imposible hacer la historia de todos los movimientos
educacionales que surgieron durante este siglo.
El positivismo limita el conocimiento solamente al dominio de los hechos observados
en la experiencia, lo consideran como único criterio de verdad. Solo se debe tener en
cuenta los hechos observados por las ciencias.
El positivismo pedagógico tiene en Émile Durkheim su máximo representante. Para
este autor la sociedad humana no constituye un territorio separado de los fenómenos
naturales.
Por su lado, Herbert Spencer desarrolló el denominado positivismo evolucionista. Se
dedicó a los estudios de Biología y Psicología.
Para Spencer el método de enseñanza ideal es el de la naturaleza. Por eso, la
enseñanza debe subordinarse enteradamente al interés y a la actividad libre del niño.
El pragmatismo pedagógico.
El término escuela nueva o escuela activa hace referencia a una nueva pedagogía y
surge como reacción a los sistemas tradicionales, pasivos y receptivos del siglo XIX.
Las reflexiones del filósofo y pedagogo norteamericano John Dewy, que habla de la
escuela como laboratorio en el cual todo gira alrededor de construcciones que
involucren la experiencia, entendida como el ensayar y el saber.
Muchos consideran a Dewey como el verdadero creador de la escuela activa. Planteó
que el propósito principal del proceso enseñanza- aprendizaje debía estar dado por
los intereses propios de los alumnos.
El desarrollo evolutivo
En la educación durante el siglo XX, la Psicología genética fundada por Jean Piget,
que ha tenido un enorme impacto de la educación, tanto en la teoría como en la
práctica pedagógica.
El campo educativo es el nuevo concepto de inteligencia. Para Piaget, esta
capacidad es la que permite al ser humano lidiar efectivamente con los constantes
cambios. Los actos inteligentes son aquellos que tienden a crear condiciones óptimas
para que los organismos sobrevivan ante todas circunstancias.
La inteligencia es dinámica ya que los actos inteligentes cambiarán en la medida en
que el organismo madura biológicamente y a medida que obtiene experiencia en la
interacción con su medio social y físico.
En síntesis, entre las implicaciones educativas de las teorías de Piaget, se ven dos
grandes grupos.
a) Las propuestas pedagógicas: son proyectos en los cuales la Psicología genética
ha sido utilizada como base para el diseño de programas educativos, métodos de
enseñanza, estrategias didácticas, etc. Es decir, trabajos en los que aparecen
propuestas para ser aplicadas en la educación.
b) Las investigaciones psicopedagógicas: son estudios en donde los conceptos de la
teoría de Piaget se han tomado como base para desarrollar investigaciones sobre
aspectos relacionados con las enseñanzas y el aprendizaje, pero que no constituyen
propuestas de aplicación directa a la educación.
Conceptos básicos
Historia
Aunque la historia está presente en nuestras
vidas casi desde que nacemos con relatos que
pasan de generación en generación, cuentos
populares, canciones, incluso nos encargamos
de escribir la nuestra propia peroU¿quién
puede definir claramente Qué es la Historia:
concepto y estudio como ciencia?
Historia, una palabra enorme muy difícil de
definir, la historia es la conjunción de sucesos
protagonizados por el hombre en el pasado. Los primeros historiadores que
conocemos, son los historiadores griegos, ellos fueron los encargados de despertar la
curiosidad por saber que había pasado en fechas anteriores, historiadores como
Herodoto, con sus nueve libros Historiae o Los nueve libros de historia, es la primera
descripción que nos ha llegado sobre el mundo antiguo en prosa, donde relata las
grandes acciones realizada por los griegos para que perdurara en el tiempo.
Hay que distinguir dos formas de tratar la historia, una como objeto de estudio y otra
como ciencia que estudia el pasado, pero como hemos definido antes no se trata sólo
de estudiar el pasado, ya que esto nos remontaría a estudiar el origen del planeta,
sino que se trata de estudiar la historia en la que el hombre es el principal
protagonista.
La palabra “Historia» tiene muchos usos, y la usamos cotidianamente al hablar. Pero
cuando nos referimos a su estudio –en el colegio, por ejemplo-, nos vamos a
concentrar en el significado de la Historia como «ciencia que estudia el pasado de las
sociedades humanas«.
De este modo podemos decir que la historia busca conocer y estudiar las
acciones (individuales y colectivas) que los hombres y las sociedades, realizaron en el
pasado. Cuando hablamos del pasado, nos referimos a todo el tiempo que ha
transcurrido hasta la actualidad (el presente). Estudiando el pasado de las sociedades
humanas, podemos remontarnos muy atrás (muchos millones de años atrás) hasta el
origen del hombre, el comienzo de la vida en la Tierra o el origen del universo.
Cultura
Cultura se refiere al conjunto de bienes
materiales y espirituales de un grupo social
transmitido de generación en generación a fin de
orientar las prácticas individuales y colectivas.
Incluye lengua, procesos, modos de vida,
costumbres, tradiciones, hábitos, valores,
patrones, herramientas y conocimiento.
La función de la cultura es garantizar la
supervivencia y facilitar la adaptación de los sujetos en el entorno.
Cada cultura encarna una visión del mundo como respuesta a la realidad que vive el
grupo social. No existe, por lo tanto, ningún grupo social carente de cultura o "inculto".
Lo que sí existe son diferentes culturas y, dentro de estas, diferentes grupos
culturales, aun con respecto a la cultura dominante.
El término cultura también se emplea en sentidos restringidos, bien para referir los
valores y hábitos que rigen a grupos específicos, o bien para referir ámbitos
especializados de conocimiento o actividad. En ambos casos, la palabra cultura
siempre va acompañada de un adjetivo calificativo.
Por ejemplo:
cultura política: "Nuestro país adolece de una cultura política mesiánica".
cultura organizacional: "Nuestra cultura organizacional se basa en ayudar a las
personas".
cultura física: "La escuela debe brindar cultura física a los niños".
Origen del término cultura
El concepto de cultura ha variado a lo largo de la historia. En su origen etimológico, la
palabra cultura proviene del latín cultus que significa “cultivo” o "cultivado". Este
término es el participio pasado de la palabra colere que significa 'cultivar'.
En la Edad Media, cultura designaba un terreno cultivado. En el renacimiento
apareció la idea del hombre "cultivado", es decir, alguien instruido en literatura y
bellas artes.
A partir del siglo XVIII, se comenzó a usar sistemáticamente el término cultura para
referir al conocimiento ilustrado. En el siglo XIX cultura abarcó también los buenos
modales y costumbres.
Con el desarrollo de las ciencias sociales en el siglo XX, el sentido de cultura se ha
ido ampliando, hasta dar con el que le atribuimos en la actualidad.
Educación