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Ensueño

proceso de soñar

El término ensueño describe el proceso de


soñar,[1] aunque suele utilizarse más
frecuentemente, en lenguaje coloquial, el
término sueño, porque en realidad lo que
describe el término ensueño es el proceso
introductorio al sueño conocido como
duermevela, trasueño o soñarrera (en
francés, rêve).
El sueño del eunuco, por Jean Lecomte du Nouÿ.

El sueño de Dickens (Dickens' Dream), cuadro sin


terminar de Robert William Buss (1804-1875) - Museo
Charles Dickens de Londres.

Los sueños son manifestaciones


mentales de imágenes, sonidos,
pensamientos y sensaciones en un
individuo durmiente, y normalmente
relacionadas con la realidad. Para la
psicología, los sueños son estímulos
esencialmente anímicos que representan
manifestaciones de fuerzas psíquicas que
durante la vigilia han sido reprimidas o se
hallan impedidas de desplegarse
libremente. Soñar es un proceso mental
involuntario en el que se produce una
reelaboración de la información
almacenada en la memoria, generalmente
relacionada con experiencias vividas por
el soñante el día anterior. Los recuerdos
que se mantienen al despertar pueden ser
simples (una imagen, un sonido, una idea,
etcétera) o muy elaborados. Los sueños
más elaborados contienen escenas,
personajes, escenarios y objetos. Se ha
comprobado que puede haber sueños en
cualquiera de las fases del dormir
humano. Sin embargo, se recuerdan más
sueños y ellos son más elaborados en la
llamada fase REM (siglas en inglés de
Rapid Eye Movement) o, en español, MOR
(movimiento ocular rápido), que tiene
lugar en el último tramo del ciclo del
sueño.

El acto de soñar no solamente ha sido


confirmado en el Homo sapiens. Otros
animales también pasan por la fase de
sueño REM. Parece que los mamíferos
son los animales con mayor probabilidad
de soñar debido a su ciclo del sueño
similar al humano. El animal que más
tiempo pasa en fase de sueño REM es el
armadillo.

El adjetivo correspondiente a ensueño-


sueño es onírico (del griego ónar,
"ensueño"). Por analogía con el ensueño -
que cumple a menudo fantasías del
durmiente- se llama también «sueño» a
cualquier anhelo o ilusión que moviliza a
una persona. La disciplina encargada del
estudio científico de los sueños se conoce
como onirología. Según las afirmaciones
de la parapsicología, si el sueño anticipara
eventos futuros o exhibiera eventos
pasados desconocidos se podría hablar
de una premonición.

Interpretación de los sueños

Ilustración de John Tenniel de Alicia en el País de las


Maravillas (1865)

En muchas culturas se atribuye un valor


profético al sueño, concebido como un
mensaje cifrado de origen divino que es
necesario desentrañar. Esta creencia se
encuentra, por ejemplo, en la Biblia (donde
José interpreta los sueños del Faraón:
Génesis 41:1-36 ). En Grecia la
oniromancia fue una actividad habitual:
aún hoy se conserva un manual de
interpretación de sueños, el de
Artemidoro, del siglo II d. C., conocido
como Onirocrítica. Puede verse en él un
catálogo de los sueños más frecuentes de
los hombres antiguos, de su antiguo
psiquismo, coincidentes en bastantes
cosas con el del hombre moderno, pero no
en otras.
Sin embargo, uno de los filósofos de la
Grecia antigua, Heráclito (h.540-h. 480
a.C), sostuvo hacia el 480 a. C. que los
sueños no tienen significado alguno fuera
de los pensamientos de la persona que los
evoca.[2] En este sentido, Heráclito se
anticipó por muchos años al pensamiento
científico que intenta explicar en qué
consiste el proceso del sueño en los
organismos humanos y animales.

A principios del siglo XX, Sigmund Freud


retoma la cuestión desde una perspectiva
racionalista con su obra La interpretación
de los sueños (1900). Esta obra se
convirtió en uno de los libros más
influyentes del siglo XX. Al principio
tropezó con una enconada resistencia,
pues el psicoanálisis representaba un
enorme reto para la tradición occidental.
Los trabajos de Freud llamaban la
atención sobre las zonas marginales del
ser humano: la irracionalidad y el sexo.
Freud muestra que el inconsciente (y no la
conciencia) es la parte de nuestra psique
que ordena todo nuestro pensar y sentir.
Según sus palabras: "El yo no es el señor
de su propia casa". El análisis de los
sueños es para él la vía regia de acceso al
inconsciente. Los psicoanalistas
posteriores, ortodoxos o no, persisten en
este posicionamiento.
Para el psicoanálisis es importante
distinguir en los sueños el contenido
manifiesto y el contenido latente.

El contenido manifiesto de los sueños


es la historia o sucesos tal como el
soñante los vive, es un material
elaborado a partir de las experiencias
cotidianas y los deseos reprimidos
mediante los distintos procesos de
elaboración onírica. El contenido
manifiesto no se encuentra en el nivel
del significado, sino del símbolo.
El contenido latente es el significado
verdadero del sueño, el psicoanalista se
esfuerza por interpretar el contenido
manifiesto del sueño que el paciente le
relata, para revelar el contenido latente,
su significado.

Carl Gustav Jung, discípulo heterodoxo de


Freud, sostenía que los sueños eran un
órgano de información y de control.[3] Los
símbolos oníricos son, según este autor,
transmisores de mensajes instintivos a las
partes racionales de la mente del ser
humano, y resulta necesario interpretarlos
para comprender el lenguaje de los
instintos.[4] Jung no creía, como sí lo
hacía Freud, que los sueños fueran un
ropaje que oculta otra cosa. Los sueños
eran para Jung información y
comunicación de ideas expresadas dentro
de los límites de un medio. Tras estudiar
unos ochenta mil sueños, llegó a la
conclusión de que estos son relativos a la
vida del observador. Este organiza sus
imágenes oníricas en un centro llamado sí
mismo, el cual tiene la función de ordenar
y legislar toda la vida psíquica, ora
consciente ora inconsciente, a través de
numerosos sueños que tienen lugar en la
vida de la persona. Jung interpretaba,
pues, el sueño como único y relativo al
soñador. Para comprenderlo, debía
examinarse el cuadro onírico como meollo
del estudio y el análisis.[cita requerida]
Existen también técnicas de análisis
cuantitativo de los sueños. La más
utilizada es la creada por Hall y Van de
Castle en 1966.[5] Es una técnica que se
utiliza en la investigación de los sueños y
permite comparar los sueños de distintos
grupos de personas o la evolución de los
sueños de una persona. La utilización de
esta metodología ha permitido verificar
que no hay diferencias muy notables entre
los sueños de personas pertenecientes a
distintas culturas. Mediante otra técnica
de análisis cuantitativo se ha verificado
que cuando aumenta la ansiedad de la
persona que duerme aparecen en el sueño
determinados personajes
característicos.[6] Además de la persona
que sueña, estos personajes son los
agresores psíquicos, el personaje auxiliar,
los agresores físicos, espectadores y
víctimas. Los agresores psíquicos utilizan
el lenguaje verbal o los gestos para
intimidar, por ejemplo un profesor que no
permite al soñante hacer un examen por
no estar en la lista. Los personajes
auxiliares tienen la función de ayudar al
soñante cuando algo negativo ocurre en el
sueño. Por otra parte, los agresores
físicos pueden ser personas o animales.

Desde una perspectiva distinta a la


terapéutica, el surrealismo preconiza
también la observación de los sueños. Las
revistas del movimiento ponen de moda la
anotación de las fantasías nocturnas. En
su obra Los vasos comunicantes (1932),
André Breton expone su visión del
fenómeno y, al mismo tiempo que
reconoce la aportación de Freud, polemiza
con él por encontrarla insuficiente. Soñar
con jirafas puede tener diferentes
significados, especialmente después de
encontrar símbolos de este animal en
diferentes culturas, se asociaba dicho
suceso a la concurrencia de diversos
sucesos negativos en la vida de esa
persona, tales como enfermedades sin
importancia, alteraciones sexuales en el
género y sobre todo un tiempo indefinido
de mala suerte.

Función psicológica y
biológica de los sueños

Rey Rojo roncando, por John Tenniel

El modelo de sistema nervioso que


formuló Sigmund Freud está plasmado en
su artículo «Proyecto para una psicología
científica», de 1895, aunque publicado en
1954. Es un aspecto relevante que un
artículo tan importante para una teoría
sobre el entendimiento humano no haya
sido publicado en los albores mismos de
las hipótesis freudianas.

Freud suscribía la creencia de que el


cerebro puede explicarse a partir, pero no
solo a partir de su estructura física, por lo
que manifestaba, contrariamente a como
suele creerse, una postura propensa al
fisicalismo. Característicamente, las
hipótesis de Freud tras la interpretación de
los sueños se infieren de estos supuestos.
Consideraba a las neuronas unidades
diferenciadas que, cuales recipientes de
descarga de energía provenientes del
sistema nervioso, propiciaban los
impulsos y deseos descargados mediante
una realización consciente. Conjeturó,
entonces, que aquellos impulsos no
descargados adecuadamente, eran
sobrellevados inconscientemente en los
sueños.

Las ciencias cognitivas y la moderna


neurociencia niegan que este modelo
tenga validez empírica. En particular, los
psiquiatras Allan Hobson y Robert
McCarley, a partir de las evidencias
fisiológicas a disposición de la
investigación, propusieron una teoría
racionalmente plausible. El cerebro,
sostienen ambos científicos, es un
generador de estados oníricos. Cuando se
activan regiones implicadas en los sueños,
se desencadena información que el
cerebro trata de ordenar a través de un
proceso fisiológico. La región implicada es
el pontino. Cuando una persona sueña,
células nerviosas del bulbo raquídeo
llamadas pons son cuarenta veces más
activas. Se propone que son las
responsables de iniciar el conocido MOR
(Movimiento Ocular Rápido) o REM (en
inglés) y las imágenes oníricas (a través
de la activación de los centros visuales del
cerebro).
Al estar despierta una persona, los
movimientos que efectúan los ojos están
a merced de centros más evolucionados
que los pons. Cuando se realiza un
movimiento con el ojo, el cerebro es
receptor de mensajes que tienen la
función de controlar la percepción. Bajo el
sueño, las células nerviosas del pontino
transmiten información sobre los
movimientos oculares hasta los centros
principales del cerebro. Ahora bien, dicha
información consistiría, en ocasiones, en
una llana incoherencia para el sistema
cerebral que, en una persona despierta,
comienza el movimiento de los ojos.
Consiguientemente, se concibe al sueño
como una forma de ordenar información,
como una función biológica que intenta
otorgar sentido a esa fuente de
información incoherente. El absurdo de los
sueños, teorizan ambos psiquiatras, es la
falla del cerebro por integrar
adecuadamente su propia información. El
cerebro, tras recibir la información
proveniente de los ojos en el MOR, intenta
compararla con la fuente de datos
disponibles en la memoria a corto plazo.
Está confirmado por grandes
especialistas.Aunque tal teoría puede
encajar con el conocimiento actual al
respecto,una gran parte de la comunidad
científica niega su existencia dado que no
solo deja muchos cabos sueltos al
respecto si no que también evita
cuestionarse cualquier necesidad de los
sueños.

Los sueños en la mitología y


el arte

Estatua de bronce de Eros durmiendo, data de entre el


siglo III a.C. a principios del siglo I d.C.

Los sueños suponen para el ser humano


un pasaje a mundos no relacionados
directamente con la realidad. El primer
indicio de la curiosidad humana por el
sueño se remonta a la Grecia clásica, en
cuya mitología aparece Hipnos como dios
del sueño, hermano gemelo de la muerte
no violenta (Tánatos) y hermano de las
muertes violentas (Keres) y las diosas del
destino (Moiras), entre otros. Se le
consideraba hijo de la noche (Nyx), nacida
a su vez del Caos. El sueño aparece, pues,
vinculado a la muerte y la noche.
Árbol genealógico de Morfeo.

Más adelante, en diferentes escritos sobre


la mitología griega, aparecen los hijos de
Hipnos con una de las Nereidas, (Pasítea),
llamados los oniros. Estos encarnaban
cada uno de los posibles sueños, siendo
liderados por Morfeo, Fobétor (o Iquelo) y
Fantaso. Morfeo se aparecía solo en
sueños de personalidades con forma
humana, a diferencia de sus hermanos,
que representaban animales, plantas o
seres inanimados.

Más tarde Morfeo ha pasado a sustituir a


su padre, aunque según algunos autores
murió asesinado por Zeus. Morfeo
presenta una temática muy atractiva para
el arte: ha sido esculpido por Jean-Antoine
Houdon y pintado por John William
Waterhouse y Nicolas Poussin. Además,
es protagonista de canciones populares,
como Mister Sandman de las Chordettes,
basada en su leyenda, u obras escritas
como las novelas y cómics creadas por el
escritor Neil Gaiman de las cuales destaca
The Sandman.

Tipos de sueños
Sueños residuales: Son aquellos cuyo
contenido posee distintos elementos del
mundo real que sucedieron durante el día.

Pesadillas: Una pesadilla tiene contenido


atemorizante y/o emocional. Se tiende a
despertar lleno de miedo en medio de una
pesadilla, y esta sensación puede tener un
impacto muy grande sobre el ánimo
durante el resto del día. Las pesadillas
pueden originarse en traumas o abandono
durante la niñez. En general, las razones
por las cuales se tienen malos sueños
pueden ser: estrés, traumas, miedos,
inseguridades, insatisfacciones, y
problemas de salud o de relación.
Sueños curativos: La terapia de los
sueños es cada vez más popular,
especialmente entre las víctimas de estrés
pos-traumático que sufren de recurrentes
pesadillas. Estas pueden usar los sueños
lúcidos – sueños en los que somos
conscientes del hecho de que estamos
soñando – para “controlar” sus sueños y
cambiar su naturaleza negativa. Esta
terapia ha sido usada con víctimas de
violación o asalto sexual, quienes pudieron
mejorar sus vidas diarias y nocturnas
ensayando sus sueños para hacerlos cada
vez más agradables.
Sueños premonitorios: Hay numerosos
ejemplos de sueños que parecieron
predecir eventos futuros. Algunos lo
hicieron por pura coincidencia, memoria
defectuosa o una voluntad inconsciente
de atar los cabos sueltos de datos
conocidos. Se han realizado estudios de
laboratorio sobre sueños premonitorios,
clarividentes y telepáticos, que no han
obtenido resultados sólidos por lo que se
considera una creencia pseudocientífica.

Fases al dormir
Todos los seres vivos con sistema
nervioso necesitan dormir. Si estudiamos
la actividad eléctrica del cerebro de un
sujeto mientras duerme observaremos 5
fases bien definidas:

Fase I: Somnolencia. Apenas cerramos los


ojos y nos quedamos dormidos, el cerebro
entra en el primer estado, esta primera
fase es una especie de zona intermedia
entre el estar despierto y dormido. La
tensión muscular decrece y la respiración
se suaviza. Suele pasar durante estos
momentos que si se despierta al dormido
durante esta etapa se reaccionará con
rapidez.
Fase II: Sueño superficial. Las ondas del
cerebro se alargan y regularizan. Se
bloquean todos nuestros sentidos, si bien
el sueño en esta etapa todavía no es del
todo reparador.

Fase III: Sueño medianamente profundo.


Las ondas cerebrales aumentan en
tamaño y lentitud. Las funciones de todo
el organismo en su conjunto son cada vez
más lentas. En caso de despertarnos en
esta fase, nos encontraríamos
ciertamente desorientados.

Fase IV: Sueño profundo. Se entra en la


total inconsciencia. Un
electroencefalograma revelaría ondas
cerebrales extremadamente largas y
suaves. Es donde logramos el sueño más
profundo, y por lo tanto, donde nuestro
organismo puede recuperarse tanto física
como psíquica-mente. En caso de haber
sueños durante esta etapa, no serán como
ver una película, sino juegos de formas y
luces.

Mientras una persona poco a poco cae en


el sueño, y pasa progresivamente por
estas fases, la actividad del cerebro dibuja
un patrón de ondas lentas. Pero tras
seguir avanzando en la fase IV ocurre algo
fascinante. El dibujo del
electroencefalograma vuelve súbitamente
a dibujar una tormenta de líneas sin
sentido, un trazado caótico que nos indica
que el paciente está despierto, pero si
observamos a la persona, la vemos
completamente dormida, y no solo está
dormida, si intentamos despertarla nos
costará aún más que en la fase IV. Es el
sueño más profundo, y si conseguimos
despertarla nos dirá, probablemente, que
estaba soñando. Si nos fijamos en sus
ojos cerrados, advertiremos que debajo de
los párpados los ojos bailan con
movimientos rápidos.
Fase V: el sueño REM (rapid eye
movement) y en español MRO
(movimiento rápido del ojo). El sueño REM
o MRO es tan característico que al resto
de fases se les suele llamar sueño no-
REM. REM se acompaña de sueños
intensos y ricos en contenido, colores y
sensaciones.

Durante el REM o MRO, el flujo sanguíneo


del cerebro se acelera y la respiración se
hace también más rápida y entrecortada.
El cerebro deja de emitir señales a la
médula espinal y nuestra musculatura
está quieta, lo que impide llevar los
sueños a la acción. REM o MRO es el
estadio de los sueños vívidos, donde si se
despierta a una persona, probablemente
recuerde fragmentos de sus fantasías.
Luego de 10 minutos de REM se vuelve a
descender en los estados del Sueño
Quieto (las cuatro primeras fases). Los
cuales se irán turnando cíclica-mente con
las fases REM o MRO durante toda la
noche.

El ciclo completo de REM y NO REM (MRO


Y NO MRO) dura unos 90 minutos. En las
primeras horas de la noche, predomina el
REM o MRO. Por la mañana se recorre el
circuito del sueño completo cuatro o cinco
veces más. Está demostrado que la fase
REM o MRO disminuye con el paso de los
años. Al nacer, esta fase ocupa más de la
mitad de nuestros periodos de sueño. Un
adulto medio suele dedicar un 20-25% de
su tiempo a esta fase, mientras que se va
reduciendo conforme envejecemos.
Cuando nacemos, tenemos solo dos de
las cinco fases: sueño profundo, y fase
REM o MRO. La causa es simplemente
evolutiva, ya que si tuviéramos el resto,
necesitaríamos mucho más tiempo para
dormir y no podríamos comer tan
frecuentemente como necesitamos a esa
tierna edad.[cita requerida]

Estimulación del cerebro


durante el sueño
durante el sueño
Se refiere a sistemas para la estimulación
cerebral durante el sueño y métodos para
aumentar la intensidad de los sueños o
para dirigir el tema de los sueños de un
sujeto.[7]

Los métodos implican administrar a un


sujeto una molécula de energía del
cerebro  o un hipnótico (puede ser una
droga-z, benzodiazepina, un barbitúrico, un
antidepresivo, o un medicamento natural
del sueño) y proporcionando al mismo
tiempo, durante el sueño restaurador, una
estimulación sensorial. Esto con el fin de
aprovechar esta dinámica para mejorar la
salud neurológica.[7]

Así, el sistema puede ser utilizado para la


formación del cerebro. En algunos casos,
el sistema podría inhibir la pérdida de
memoria debido a la demencia, por
ejemplo: el Alzheimer.[7]

Véase también
Parálisis del sueño
Psicoanálisis
Sueño lúcido
Onirismo
Oniromancia
Trastornos del lenguaje durante el
sueño
Insomnio
Trastorno del sueño
Privación del sueño

Referencias
1. Real Academia Española y Asociación
de Academias de la Lengua Española
(2014). «ensueño» . Diccionario de la
lengua española (23.ª edición).
Madrid: Espasa. ISBN 978-84-670-
4189-7.
2. Así interpreta Isaac Asimov (Historia
de la Ciencia y los Descubrimientos,
Ariel, pág. 49) el fr. 89 D-K: «que para
los que están despiertos hay un
mundo u ordenación único y común o
público, mientras que de los que están
durmiendo cada uno se desvía a uno
privado y propio suyo» (tr. de A. García
Calvo).
3. «Cada sueño es un órgano de
información y control» (C. G. Jung, Die
Praktische Verwendbarkeit der
Traumanalyse, 1934, tr. en The
Practice of Psychotherapy, 1954.
Nueva York, Pantheon Books, pág.
153).
4. «[Los sueños] son los esenciales
transmisores de mensajes de lo
instintivo a las partes racionales de la
mente humana, y su interpretación
enriquece la pobreza de la conciencia,
de modo que aprende a comprender
de nuevo el olvidado lenguaje de los
instintos» (C. G. Jung, «Approaching
the Unconscious», en Carl G. Jung, M.-
L. von Franz, Joseph L. Henderson,
Jolande Jacobi y Abiela Jaffé, Man
and His Symbols, Nueva York, Dell,
pág. 37).
5. ( CS Hall & RL Van De Castle, The
content analysis of dreams, 1934, tr.
en The Practice of Psychotherapy,
1966. Nueva York, Meredith Publishing
Company).
6. Saez-Uribarri, Iñigo (2008). «LA
ANSIEDAD AL DESPERTAR Y LAS
CARACTERÍSTICAS DE LOS
PERSONAJES DE LOS SUEÑOS» .
Vigilia-Sueño 20 (2): 61-72.
7. Systems for brain stimulation during
sleep and methods of use thereof . 20
de octubre de 2015. Consultado el 15
de septiembre de 2016.

Bibliografía
Artemidoro (1989). La interpretación de
los sueños. Intr., trad. y notas de E. Ruiz
García. Rev.: C. García Gual. Madrid:
Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1393-
9.
Breton, André (2005). Los vasos
comunicantes. Traducción de Agustí
Bartra. Madrid: Ediciones Siruela. ISBN
978-84-7844-869-2.
Freud, Sigmund (1979 (11ª
reimpresión)). La interpretación de los
sueños (I) (1900). Obras completas de
Sigmund Freud, tomo IV. Buenos Aires &
Madrid: Amorrortu editores. ISBN 978-
950-518-580-1.
– (1979 (2ª edición, 10ª reimpresión)).
La interpretación de los sueños (II) y
Sobre el sueño (1900-1901). Obras
completas de Sigmund Freud, tomo V.
Buenos Aires & Madrid: Amorrortu
editores. ISBN 978-950-518-581-8.
Homero (siglo VIII a. C.). Ilíada.
wikisource contiene el texto completo
de la Ilíada.
Isaac Asimov (1989). Historia y
Cronología de la Ciencia y los
Descubrimientos. Traducción de Vicente
Villacampa. Barcelona: Editorial Ariel.
ISBN 978-84-344-5344-9.

Enlaces externos

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