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Episteme

Episteme es un término que


etimológicamente procede del griego
ἐπιστήμη epistḗmē que viene de
'conocimiento' o 'ciencia', clásicamente los
pensadores griegos hacían una distinción
entre episteme y τέχνη téknē o 'técnica'.
En la terminología de Platón, episteme
significa conocimiento en tanto
"conocimiento justificado como verdad" a
diferencia del término "doxa" que se refiere
a la creencia común o mera opinión.
La palabra epistemología significa el
estudio de la teoría del conocimiento y es
obtenida de episteme .

El concepto clásico de
episteme
Para Platón y Aristóteles episteme es un
concepto de conocimiento universal que
es verdad por necesidad. En este sentido,
los objetos de la episteme no pueden
cambiar. Para Platón, estos objetos
existen en el mundo de las ειδοι (Especie)
o ideas. Para Aristóteles, la episteme es el
resultado de un razonamiento lógico a
través del silogismo. En contraste con el
conocimiento cierto que es la episteme, la
doxa puede ser cierta en algunos casos,
pero falsa en otros. Episteme en este
sentido clásico, a menudo se traduce al
castellano (así como en otros idiomas
como el inglés) como ciencia o
conocimiento científico.

La episteme en Platón
Platón expone su teoría del conocimiento
en el diálogo La república, subdividiendo
todos los varios niveles de conocimiento
del siguiente modo:
Dualismo epistemológico

conocimiento sensible u opinión (δόξα) conocimiento inteligible o ciencia (ἐπιστήμη)

imaginación (εἰκασία) creencia o fe (πίστις) pensar discursivo (διάνοια) intuición (νόησις)

La episteme para Platón representa la


forma más cierta de conocimiento, la que
asegura un saber verdadero y universal.
Esto puede ser obtenido de dos modos: a
través del razonamiento (dianoia) o, a
través de la intuición (noesis), que son en
cierto modo complementarios entre ellos,
sin embargo Platón considera a la
intuición o noesis como superior a la
primera.
Se trata, en efecto, de un saber
interiorizado, no trasmisible a las palabras
(se notan los ecos de la mayéutica
socrática), que tiene su fundamento, pero
también su límite, en la esfera ontológica e
intuitiva de las ideas. Por esto es
accesible solo a unos pocos.[1]

La episteme en Aristóteles
Como en Platón, también para Aristóteles
la episteme representa la forma de
conocimiento más cierto y veraz,
contrapuesta a la opinión o doxa. Sin
embargo Aristóteles distingue dos líneas
cognoscitivas: en el nivel más elevado se
encuentra la intuición intelectual, capaz de
lo universal de las realidades empíricas,
esto se da cuando el intelecto humano,
dejando de limitarse a solo recibir
pasivamente las impresiones sensoriales
desde los objetos, desarrolla un papel
activo que le permite avanzar más allá de
sus particularidades y así captar la
esencia en acto.
El segundo procedimiento es aquel de la
lógica formal, del cual Aristóteles ha sido
el primer teorizador en Occidente, y por él
enunciada en la forma deductiva del
silogismo. Sin embargo es menester
precisar que Aristóteles colocaba al
intelecto por sobre la misma racionalidad
silogística: solo el intelecto, en efecto, está
capacitado de proveer los principios
válidos y universales, de los cuales el
silogismo obtendrá conclusiones
coherentes con las premisas. Según
Aristóteles la lógica por sí sola no puede
dar la epistème, porque no da garantía de
verdad: en efecto, si las premisas son
falsas también la conclusión será falsa.

[...] principio de todo es


la esencia: de la esencia,
en efecto, parten los
silogismos.
Aristóteles - Metafísica
VII, 9, 1034a, 30-31

Aquel que define,


entonces, ¡como podrá
también probar [...] la
esencia? [...] no se puede
decir que el definir algo
consista en desarrollar
una inducción a través
de los particulares
casos manifiestos,
estableciendo por esto
que el objeto en su
totalidad debe
compartirse de un cierto
modo [...] Quien
desarrolla una
inducción, en efecto, no
prueba qué cosa es un
objeto, aunque muestra
que eso es, o sino que no
es. En realidad, no se
demostrará cierta la
esencia con la
sensación, se la
mostrará con un dedo
[...] más aún, parece que
la esencia de un objeto
no puede llegar a ser
conocida ni mediante
una expresión
definitoria ni mediante
una demostración .
Aristóteles - Analíticos
segundos II, 7, 92a-92b

Y renegando del innatismo de Platón,


Aristóteles afirma que

la sensación en acto
tiene por objeto cosas
particulares, mientras
que la ciencia tiene por
objeto los universales y
estos son, en cierto
sentido, en el alma
misma.
Aristóteles - Sobre el
alma II, V, 417b

De estos pasos emergen como los


primeros principios sobre los que
Aristóteles entiende se funda el
conocimiento y que no son abordables por
la experiencia ni por un razonamiento
demostrativo; desde este punto de vista
son similares a las ideas de Platón. La
inducción de la que Aristóteles habla, la
epagoghé, parece no tener el mismo
significado que ha tomado la
epistemología contemporánea (según la
cual ella daría garantía de verdad por el
hecho de saber formular leyes universales
partiendo de casos particulares). Para
Aristóteles la inducción es por ende un
grado preparatorio hacia la intuición
intelectual, no siendo para Aristóteles un
pasaje lógico necesario que conduzca
desde los (objetos) particulares a los
universales. La lógica aristotélica, en
efecto, es solo deductiva, una "lógica
inductiva" sería para él una contradicción
en términos.
En la cima de la episteme, para Aristóteles,
se encuentra por lo tanto solo la intuición
intelectual, tipo de intuición que no solo es
capaz de dar un fundamento universal y
objetivo a los silogismos sino que conlleva
también a una experiencia contemplativa,
típica de un saber en sí mismo que para
este filósofo constituía la quintaesencia
de la sabiduría.[2]

Aristóteles define la episteme con estas


palabras:

Lo que la ciencia
[episteme] es ... va a
quedar claro desde el
siguiente argumento:
Todos asumimos que lo
que sabemos no puede
ser de otra manera que
la que es, mientras que
en el caso de las cosas
que pueden ser de otra
manera [doxas], cuando
han pasado de nuestro
ver ya no podemos decir
si existen o no. Por lo
tanto, el objeto del
conocimiento científico
es por necesidad. Por lo
tanto, es eterno ... La
inducción nos introduce
en los principios básicos
y universales, mientras
que la deducción se
inicia desde los
universales ... Así la
episteme es un estado
demostrativo, (es decir,
un estado de ánimo
capaz de demostrar lo
que sabe) ... es decir,
una persona tiene el
conocimiento científico
[episteme] porque los
primeros principios son
conocidos por ella y así
su creencia está
condicionada en cierta
manera, y , porque si ya
no son más conocidos
por ella, por la
conclusión extraída de
ellos obtendrá sólo
incidentalmente
conocimiento [serán
doxa] -. Esto puede
servir como una
descripción de los
conocimientos
científicos.[3]

La concepción del saber


hasta Hegel
El concepto griego de episteme fue
sustancialmente identificado por los
filósofos occidentales con la "ciencia": la
palabra episteme devino como sinónimo
de un saber cierto y absoluto al cual solo
el conocimiento científico podría acceder.
Durante la escolástica y luego de ella,
hasta Nicola Cusano (Nicolás de Cusa) y
Baruch Spinoza, tal tipo de conocimiento
era considerado posible merced a un acto
intuitivo de naturaleza suprarracional.

También Fichte y Schelling hicieron del Yo


el principio absoluto al cual conduce la
entera realidad, que para la razón podía así
devenir objeto de la ciencia. Sin embargo
en estos la razón se limitaba a reconocer
pero no a reproducir el acto creativo con el
cual el sujeto disponía al objeto, lo cual
quedaba entonces como prerrogativa de
una suprema y transcendente intuición
intelectual,[4] será en cambio con Hegel
que la razón misma deviene creadora,
atribuyéndose el derecho de establecer
qué cosa es real y que cosa no lo es.
«Aquello que es real es racional»[5] [6]
será la suma del pensar hegeliano: vale
decir que un objeto existe en la medida en
que es racional, aquello que es incluible en
una categoría lógica.

El inmanentismo de Hegel expresaba una


concepción del saber como
autoconsciencia y conocimiento de sí de
parte de Espíritu Absoluto que implicaba
la transcendencia y en el cual el humano y
la divinidad se confundían y se
identificaban. Este proceso de
autoconocimiento, que parte de la Idea
adviene en la Historia, entendida la misma
como una sucesión de etapas y eventos
históricos que señalan y caracterizan la
utoconciencia del Espíritu (Geist) a través
de tres momentos dialécticos: tesis,
antitesis y síntesis-o para decirlo más
propiamente, con vocablos no fichtianos
que Hegel nunca usó en su obra:
afirmación, negación y negación de la
negación-. Se trata entonces de un
proceso en espiral en el cual la
consciencia absoluta o episteme se
encuentra al final, no al inicio, y es el
resultado de una mediación y de una
interacción lógica. La última etapa de la
evolución y del progreso del Geist o
Espíritu y que Hegel consideraba
implícitamente era el estado prusiano "que
se autoconoce como identificación entre
hombre, Estado y Geist, autoconocimiento
a cuya semblanza final llega la Idea".

La episteme en Foucault
Michel Foucault reintroduce el concepto
de episteme en su célebre libro Las
palabras y las cosas (1966).[7] Es Foucault
quien le da la connotación posmoderna y
aún más vigente a la palabra episteme. En
tal concepción, la episteme aparece como
el marco de saber acorde a determinada
"verdad" impuesta desde un poder[8] en
cada época. De este modo sugiere que es
muy difícil que la gente pueda entender o
concebir las cosas y las palabras fuera del
marco de la episteme epocal en que tal
gente existe.[9] El argumento fundamental
de la interrogación de Foucault son los
códices fundamentales que están en la
base de una cultura, códices que
influencian nuestra experiencia y nuestro
modo de pensar.[10]

Foucault dice que la arqueología de las


ciencias humanas estudia los discursos de
las varias disciplinas que son interrogadas
proponiendo teorías sobre la sociedad,
sobre el individuo y sobre el lenguaje.
El análisis de la arqueología de las
ciencias humanas no está basado sobre la
historia de las ideas o sus modelos
científicos sino que es, sobre todo, un
estudio que busca qué cosa ha hecho
posible conocimientos y teorías y sobre
cuáles bases se ha constituido y sobre
cuáles a prioris históricos han salido a la
luz ciertas ideas, se han desarrollado
ciertas ciencias y se han creado ciertas
filosofías.

Entonces, cuando Foucault habla de


episteme entiende que es hablar de cuáles
a prioris históricos y cuáles códices
fundamentales[11] se han desarrollado en
una cierta cultura y cuáles conjuntos de
relaciones se encuentran en la base de
una época dada.

El objetivo que se propone Foucault es


aquel de descubrir qué sistemas
epistémicos se "contradistinguen" en el
pensamiento occidental. Según Foucault
existe una discontinuidad entre las épocas
históricas occidentales e individualiza las
tres principales: Edad Clásica,
Renacimiento, y Modernidad.[12]

Episteme y escrituras
Tras la develadora relación que Foucault
hace entre las escrituras y sus "códices",
códices que establecen epistemes de
varias culturas como formas relativas de
la verdad (y del saber) mediatizadas según
los poderes de turno varios otros
pensadores se han dedicado a estudiar la
relación de la escritura con la epistémica:

Desde la psicología, Gordon Wells (1987)


explora el concepto de lo escrito e
identifica cuatro niveles de uso, que no se
deben considerar exactamente funciones
en el sentido lingüístico: ejecutivo,
funcional, instrumental y epistémico.[n. 1]
El más básico es el ejecutivo, que se
refiere al control del código escrito, a la
capacidad de codificar y descodificar
signos gráficos.
El funcional incluye la comunicación
interpersonal y exige el conocimiento de
los diferentes contextos, géneros y
registros en que se usa la escritura.
El instrumental corresponde al uso de la
lectoescritura como vehículo para
acceder al conocimiento científico y
disciplinario.
Y el epistémico se refiere al uso más
desarrollado cognitivamente, en el que
el autor, al escribir, transforma el
conocimiento desde su experiencia
personal y crea ideas.

La taxonomía (clasificación científica) de


funciones lingüísticas de M.A.K. Halliday
(1973) distingue dos categorías en el nivel
epistémico: el uso heurístico y el
imaginativo.
Florian Coulmas (1989, Págs.13-14) se
refiere a esta última función como
estética, además de incluir otra con la
denominación de control social. Después
de estas consideraciones, podemos
distinguir y clasificar los siguientes tipos
de funciones:
La primera distinción será entre usos
individuales (intrapersonales) o sociales
(interpersonales):

Intrapersonales: el autor del escrito y su


destinatario son la misma persona. Las
principales funciones son:
Registrativa: la escritura permite
guardar información sin límite de
cantidad o duración. Se trata de la
función mnemotécnica más básica
que utilizamos corrientemente
cuando anotamos direcciones y
teléfonos, compromisos en
agendas o ideas que se nos ocurren
en un momento imprevisto.
Requiere dominio del código escrito
y su correspondencia con los
sonidos.
Manipulativa: al ser bidireccional y
planificada, la escritura facilita la re-
formulación de los enunciados,
según las necesidades y las
circunstancias. No siempre
reproducimos literalmente lo
escuchado, leído, visto o pensado.
Escribir permite elaborar la
información. Así preparamos el
guion de una charla, etc.
Epistémica: subiendo otro peldaño
del desarrollo cognitivo, la
manipulación de datos permite al
autor generar opiniones e ideas que
no existían antes de iniciar la
actividad escritora. Escribir se
convierte en una potente
herramienta de creación y
aprendizaje de conocimientos
nuevos. Todos hemos
experimentado el poder epistémico
de la escritura en situaciones
cotidianas. Al tener que explicar por
carta a un amigo una situación
complicada o comprometida.

Aunque ha de considerarse siempre que


tal o cual episteme puede existir sin
escrituras, pero sí desde grandes relatos
(por ejemplo tradiciones orales), aunque
las escrituras han sido y son un medio
para reforzar las epistemes (las epistemes
según la acepción foucaultiana).

Véase también
Mutación epistemológica
Frónesis
Gnoseología

En relación a la episteme desde las


tesis foucaultianas

Paradigma (especialmente la noción


epistemológica de paradigma científico
aportada por Thomas Kuhn)
Cosmovisión

Referencias
1. Cfr.: Intelletto e ragione negli antichi ,
bajo cura de Paolo Vicentini, Arianna
editrice, Roma, 2008.
2. Giovanni Reale así comenta la
importancia atribuida a la intuición por
Aristóteles en los Analíticos
Segundos: «Una pagina, come si vede,
che dà ragione alla istanza di fondo
del platonismo: la conoscenza
discorsiva suppone a monte una
conoscenza non discorsiva, la
possibilità del sapere mediato
suppone di necessità un sapere
immediato» («Una página, como se ve,
que da razón a la instancia de fondo
del platonismo: el conocimiento
discursivo supone por encima un
conocimiento no discursivo, la
posibilidad del saber mediato supone
la necesidad de un saber inmediato»)
(G. Reale, Introduzione a Aristotele,
Laterza, 1977, pag. 159).
3. Citado por Flyvbjerg, Bent, 2001,
Making Social Science Matter: Why
Social Inquiry Fails and How It Can
Succeed Again (Cambridge University
Press), p. 55-56.
4. Cfr. Fichte, Doctrina de la Ciencia
(ediciones del 1794 al 1812).
5. Georg Wilhelm Friedrich Hegel,
Prefacio a los Lineamenti di filosofia
del diritto, Laterza, Bari 1954, pag. 15.
6. Esta máxima, derivada del
aristotelismo, hegeliana es lo que hace
que muchos opinen que Hegel "fue el
filósofo de la Ilustración, aunque esto
es discutible ya que también en la
Ilustración son encuadrables
Inmmanuel Kant y los iluministas y
enciclopedistas de habla francesa
como Voltaire, Montesquieu, Diderot o
Jean Jacques Rousseau, lo que es
indiscutible es que Hegel era un
racionalista con elementos
"irracionalistas" ya que también era
romanticista.
7. Cfr.: Foucault, M. (2007). Les mots et
les choses. Une archéologie des
sciences humaines (1966). Traducción
al español castellano consultada: Las
palabras y las cosas: una arqueología
de las ciencias humanas. Siglo XXI
Editores Argentina: Buenos Aires. ISBN
978-987-1105-08-3.
8. El poder puede ser económico, político
o religioso, en todo caso la episteme
es un trasunto ideológico de cualquier
tipo de poder en una época dada que
está precisamente signada y
hegemonizada por tal poder.
9. En tal caso la episteme foucaultiana
tiene algunas similitudes con la
cosmovisión según Wilhelm Dilthey y
también con el paradigma científico
según Thomas Samuel Kuhn.
10. De este concepto foucaultiano parece
haberse inspirado Jacques Derrida
para a su vez hablar de "Grandes
relatos"
11. Por ejemplo, la Biblia, el Majabhárata,
el Tao Te King, el Popol Vuh, el
Organon, el Novum Organon, el Corán,
etc.
12. L'epistème in Focault .

Notas
1. En el caso de Gordon Wells se nota
algún influjo de lo más serio del
posestructuralista y luego
protoposmodernista Michel Foucault
quien había por su parte, abrevado y
luego aparentemente repudiado los
influjos de Claude Lévi-Strauss, de
Jacques Lacan e incluso quizás algo
de los obras La imaginación y Lo
imaginario del existencialista-
racionalista Jean-Paul Sartre.

Datos: Q1164521

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