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Interpretación de los sueños:

En muchas culturas se atribuye un valor profético al sueño, concebido como un mensaje cifrado
de origen divino que es necesario desentrañar. Esta creencia se encuentra, por ejemplo, en
la Biblia (donde José interpreta los sueños del Faraón: Génesis 41:1-36). En Grecia
la oniromancia fue una actividad habitual: aún hoy se conserva un manual de interpretación de
sueños, el de Artemidoro, del siglo II d. C., conocido como Onirocrítica. Puede verse en él un
catálogo de los sueños más frecuentes de los hombres antiguos, de su antiguo psiquismo,
coincidentes en bastantes cosas con el del hombre moderno, pero no en otras.
Sin embargo, uno de los filósofos de la Grecia antigua, Heráclito (h.540-h. 480 a.C), sostuvo
hacia el 480 a. C. que los sueños no tienen significado alguno fuera de los pensamientos de la
persona que los evoca.2 En este sentido, Heráclito se anticipó por muchos años al pensamiento
científico que intenta explicar en qué consiste el proceso del sueño en los organismos humanos y
animales.
A principios del siglo XX, Sigmund Freud retoma la cuestión desde una perspectiva racionalista,
con su obra La interpretación de los sueños (1900), libro que se convirtió en uno de los más
influyentes del siglo XX. Al principio tropezó con una enconada resistencia, pues
el psicoanálisis representaba un enorme reto para la tradición occidental. Los trabajos de Freud
llamaban la atención sobre las zonas marginales del ser humano: la irracionalidad y el sexo.
Freud muestra que el inconsciente (y no la conciencia) es la parte de la psique que ordena todo el
pensar y el sentir. Según sus palabras: "El yo no es el señor de su propia casa". El análisis de los
sueños es para él la vía regia de acceso al inconsciente. Los psicoanalistas posteriores, ortodoxos
o no, persisten en este posicionamiento.

Para el psicoanálisis es importante distinguir en los sueños el contenido manifiesto y el contenido


latente.

El contenido manifiesto de los sueños es la historia o sucesos tal como el soñante los vive.3 es un
material elaborado a partir de las experiencias cotidianas y los deseos reprimidos mediante los distintos
procesos de elaboración onírica. El contenido manifiesto no se encuentra en el nivel del significado, sino
del símbolo.

El contenido latente es el significado verdadero del sueño, el psicoanalista se esfuerza por interpretar el
contenido manifiesto del sueño que el paciente le relata, para revelar el contenido latente, su
significado.

Carl Gustav Jung, discípulo heterodoxo de Freud, sostenía que los sueños eran un órgano de información
y de control.4 Los símbolos oníricos son, según este autor, transmisores de mensajes instintivos a las
partes racionales de la mente del ser humano, y resulta necesario interpretarlos para comprender el
lenguaje de los instintos.5 Jung no creía, como sí lo hacía Freud, que los sueños fueran un ropaje que
oculta otra cosa. Los sueños eran para Jung información y comunicación de ideas expresadas dentro de
los límites de un medio. Tras estudiar unos ochenta mil sueños, llegó a la conclusión de que estos son
relativos a la vida del observador. Este organiza sus imágenes oníricas en un centro llamado sí mismo, el
cual tiene la función de ordenar y legislar toda la vida psíquica, ora consciente ora inconsciente, a través
de numerosos sueños que tienen lugar en la vida de la persona. Jung interpretaba, pues, el sueño como
único y relativo al soñador. Para comprenderlo, debía examinarse el cuadro onírico como meollo del
estudio y el análisis.[cita requerida]

Existen también técnicas de análisis cuantitativo de los sueños. La más utilizada es la creada por Calvin S.
Hall y Robert L. Van de Castle en 1966.6 Es una técnica que se utiliza en la investigación de los sueños y
permite comparar los sueños de distintos grupos de personas o la evolución de los sueños de una
persona. La utilización de esta metodología ha permitido verificar que no hay diferencias muy notables
entre los sueños de personas pertenecientes a distintas culturas. Mediante otra técnica de análisis
cuantitativo se ha verificado que cuando aumenta la ansiedad de la persona que duerme aparecen en el
sueño determinados personajes característicos.7 Además de la persona que sueña, estos personajes son
los agresores psíquicos, el personaje auxiliar, los agresores físicos, espectadores y víctimas. Los
agresores psíquicos utilizan el lenguaje verbal o los gestos para intimidar, por ejemplo un profesor que
no permite al soñante hacer un examen por no estar en la lista. Los personajes auxiliares tienen la
función de ayudar al soñante cuando algo negativo ocurre en el sueño. Por otra parte, los agresores
físicos pueden ser personas o animales.

Desde una perspectiva distinta a la terapéutica, el surrealismo preconiza también la observación de los
sueños. Las revistas del movimiento ponen de moda la anotación de las fantasías nocturnas. En su obra
Los vasos comunicantes (1932), André Breton expone su visión del fenómeno y, al mismo tiempo que
reconoce la aportación de Freud, polemiza con él por encontrarla insuficiente. Soñar con jirafas puede
tener diferentes significados, especialmente después de encontrar símbolos de este animal en
diferentes culturas, se asociaba dicho suceso a la concurrencia de diversos sucesos negativos en la vida
de esa persona, tales como enfermedades sin importancia, alteraciones sexuales en el género y sobre
todo un tiempo indefinido de mala suerte.

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