Está en la página 1de 2

2.

Negociación
Este punto tiene un valor especial para mí, ya que al padecer TEA (Trastorno
del espectro autista) y poseer limitadas herramientas sociales, típico de esta
condición, era muy difícil lograr comunicar de verdad mi realidad emocional;
lo que hacía casi imposible poder llegar a la negociación, lo que me empujaba
a caer en una conducta complaciente, que si bien no generaba mayor
conflicto, me frustraba cada vez más. Y esto, a mediano y largo plazo, generó
múltiples fracasos en mi vida sentimental.

No fue hasta que me dediqué a mi educación emocional, que logré poner mis
conversaciones en el punto idóneo para negociar.

Y es esperanzador saber esto, ya que si yo con una condición neurofisiológica


atípica (tengo un cerebro diferente a la media) logré educarlo y generar
nuevas y más eficientes conexiones sinápticas, que me permitieron entender
mis emociones y gestionarlas, pues tú, mi estimado lector, también puedes
lograrlo. Así pues, negociar es exponer la propia posición frente a un tema,
escuchar a nuestras parejas, validar que su punto es tan válido como el
nuestro, y en ese punto buscar un ganar, ganar. Desde ese 50/50 que
beneficia a los dos, y sin ganadores ni perdedores, se puede avanzar hacia la
construcción de una relación más democrática y equitativa.

“Decide con qué frecuencia quieres ganar la discusión a expensas de tu paz”.


Sé realista, ¿Respetas de verdad las necesidades de tu
pareja? Comprométete a hacerlo Y verás que en ocasiones ganar es perder.

• Artículo relacionado: "Las 14 principales habilidades de negociación"


3. Honestidad emocional
Bueno, esta idea ya la mencioné anteriormente, pero es necesario dejar claro
su monumental valor, así que vamos con unos ejemplos que yo mismo he
vivido. Hace unos 10 años atrás yo no podía entender mis emociones; y esto
no solo es un impedimento para resolver conflictos, sino que le impide a tu
pareja conocerte realmente.

Por ejemplo, yo odiaba que en las fiestas me dejara solo y se fuera a bailar con
otras personas, pero como no le decía que el solo hecho de estar en lugares
ruidosos, con grupos humanos, en lugares reducidos me generaba un
malestar emocional tremendo. Ella no tenía forma de saberlo, no podía leer
mi mente, y lógico, al ver que no hacía nada, yo me frustraba más, y lo que ella
veía era a una persona enojada sin un motivo lógico. Esto la enojaba, y
gasolina con fuego… genera una explosión.

También podría gustarte