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PEC–Saulo Fernández/Irene Castro–V1 Documento 2 (explicación)

DOCUMENTO EXPLICATIVO DE LA PEC

El presente documento va dirigido a los estudiantes que ya han participado en el estudio sobre
rechazo social y emociones autoconscientes, ACTIVIDAD 1 de la línea de PEC Saulo
Fernández/Irene Castro-V1. Este documento contiene:

1. Una explicación detallada del estudio sobre rechazo social y emociones autoconscientes
de la Actividad 1, que debe leer con cuidado y asimilar una vez ha participado en la
Actividad 1 (p. 2).
2. Las instrucciones para realizar la Actividad 2, la cual contiene el mismo estudio que la
Actividad 1 (p. 10).
3. Las instrucciones para realizar la Actividad 3, que deberá llevar a cabo una vez
completadas las Actividades 1 y 2 (p. 12).

Nota: las instrucciones y la plantilla para realizar el informe final de PEC (Actividad 4) se las
descargará cuando finalice la Actividad 3 (la autoevaluación).

Si tiene cualquier duda, contacte por favor con icastro@psi.uned.es

Irene Castro Rivas


Facultad de Psicología, UNED
Dpto. de Psicología Social y de las Organizaciones

Por favor, se ruega no distribuir este documento entre otros compañeros, ya que
algunos aún no habrán participado en la Actividad 1 y, si leyesen este escrito, su
participación quedaría anulada.

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Objetivo del estudio

El presente estudio forma parte de una línea de investigación cuyo objetivo es analizar las
emociones autoconscientes en el contexto del rechazo social, para tratar de identificar qué
factores influyen en el hecho de que la persona rechazada experimente una emoción y no otra,
y de qué manera estas pueden ser predictoras de la respuesta conductual posterior. Este trabajo
se desarrolla dentro del grupo de investigación IPSADEYO
(https://sites.google.com/view/ipsadeyo/), perteneciente al Departamento de Psicología Social
y de las Organizaciones de la Facultad de Psicología de la UNED.

Antecedentes teóricos

El rechazo social es una amenaza para diferentes necesidades básicas del ser humano, como
son las de pertenencia, autoestima, control y existencia significativa (Williams, 1997).
Alrededor de este tema, Mark R. Leary formuló la teoría del sociómetro (Leary et al, 1995), el
cual define como un mecanismo psicológico que opera de forma inconsciente analizando el
ambiente social para detectar indicios de que estamos siendo rechazados. Según esta teoría,
cuando los indicios de rechazo son detectados aparece un afecto negativo que, de forma similar
al impulso que nos mueve para evitar el dolor físico, moviliza a la persona para llevar a cabo
acciones que reduzcan la posibilidad de exclusión social. Leary sitúa como componente
esencial de este circuito la autoestima, a la que dota de un papel adaptativo. De la misma forma
que el dolor físico ha sido esencial para nuestra supervivencia a lo largo de la historia de nuestra
especie, pues su aparición nos alerta de peligros y nos incita a evitar situaciones que amenacen
nuestra integridad física, la autoestima desempeña un rol parecido para nosotros en el ámbito
social: cuando nuestras relaciones sociales están dañadas, la autoestima disminuye y nos
impulsa a realizar comportamientos con los que lograr la aceptación social para recuperarla.

Cuando percibimos que estamos siendo rechazados, experimentamos además una reacción
emocional negativa a la que el autor denomina hurt feelings (Leary et al., 1998). Este término
es comúnmente entendido en el idioma inglés como la emoción que aparece cuando una
persona es dañada emocionalmente por otra (Vangelisti et al., 2005), pero esta descripción es
demasiado abierta e imprecisa —no existe siquiera consenso sobre si referirse a ello en singular
o en plural, ni hay una equivalencia exacta en español—, y más allá de ella no existe una
definición científica que acote mejor la reacción emocional al rechazo desde una perspectiva
psicológica. A pesar de lo común de esta experiencia emocional en la vida cotidiana, no se le
había prestado la suficiente atención científica hasta hace unas décadas, y tan solo cuenta con

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descripciones limitadas: Leary define los hurt feelings como aquello que se siente al percibir
una devaluación relacional, esto es, “advertir que otra persona no ve nuestra relación con ella
como tan cercana, importante o valiosa como deseamos” (Leary y Springer, 2001, p. 156). Sin
embargo, la mayor claridad obtenida sobre los hurt feelings en sus investigaciones gira
alrededor de lo que no son: no son un conjunto de emociones negativas, pues medidas de afecto
negativo como las recogidas en la PANAS —la escala de Afecto Positivo y Negativo de
Watson, Clark y Tellegen (1988), que mide diez estados emocionales positivos y diez
negativos— no lograban explicar toda la varianza que aparecía en los estudios (Leary y
Springer, 1998).

Existe otro tipo de emociones que son dependientes del yo, del autoconocimiento y las
autorrepresentaciones de cada persona —aspectos que precisamente se ponen en peligro en
contextos de rechazo social (Baumeister, 2005)—: las emociones autoconscientes. Tracy y
Robins (2004) consideraban que estas tienen características que las diferencian de las
emociones básicas, y propusieron un modelo que permitiera abordarlas en su especificidad,
centrándose en la vergüenza, la culpa y el bochorno —i.e., embarrassment—. Posteriormente
se ha identificado también la humillación como emoción autoconsciente, aunque es aún hoy la
menos explorada de todas (Hartling y Luchetta, 1999).

A pesar de que se ha observado que este grupo de emociones se manifiesta frecuentemente en


situaciones de devaluación (Elison, 2005), el estudio del rechazo social y la exclusión no las
ha considerado como relevantes. Nuestra investigación viene a cubrir esta carencia:
proponemos que las emociones autoconscientes negativas —y, en particular, la humillación—
son esenciales para entender la experiencia emocional ante el rechazo social. Además de las
emociones mencionadas, en nuestro estudio también incluimos la ira, una emoción básica que
habitualmente correlaciona con la humillación y que se ha comprobado habitual al
experimentar rechazo (Leary, 2015).

Antecedentes de investigación

El estudio en el que ha participado se enmarca en un proyecto de investigación más amplio que


llevamos desarrollando durante los últimos años. Este, dirigido por Saulo Fernández, ha
explorado las características que distinguen la humillación de otras emociones, llegando a
conceptualizarla como aquella que “surge al interiorizar una devaluación del yo que a la vez es
percibida como injusta” (Fernández et al., 2015, p. 977). Para este modelo sobre la humillación
son clave, por tanto, los appraisals que las personas hagan de su experiencia —en este caso,

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relacionados con la percepción de injusticia y con la interiorización de la devaluación del yo—


. Los appraisals son las evaluaciones cognitivas o interpretaciones que hacemos de una
situación y de cómo esta nos afecta (en el caso de la humillación, serían la interpretación de la
situación como injusta y el asumir o interiorizar la devaluación impuesta por el otro). Según
las distintas Appraisal Theories of Emotion (o Teorías de los appraisals, como las de Ellsworth
y Scherer, 2003; Lazarus, 1995), estas evaluaciones son determinantes para que la persona
sienta una u otra emoción. Nuestra investigación se encuadra en este marco teórico e incorpora
el modelo sobre humillación al estudio de la experiencia emocional ante el rechazo social.

Así, nuestra hipótesis principal es que las emociones que las personas experimentan cuando
son rechazadas dependen de los appraisals que hagan de esa situación. Nos centraremos en los
appraisals de: 1) injusticia percibida, 2) interiorización de la devaluación, 3) atribución causal
del rechazo a un motivo global vs específico —esto es, considerar que has sido rechazado
debido a la totalidad de tu persona (como por ejemplo, porque le caes mal al otro en general) o
debido a un elemento concreto de ese momento (porque no le guste cómo ibas vestido ese día,
por no estar de acuerdo con algo que dijiste…)—, 4) intención de daño —pensar que el otro te
hirió deliberadamente—, 5) el grado de exposición pública del yo —la percepción de que otros
han presenciado cómo te rechazaban— y 6) relación previa significativa con el individuo que
rechaza —considerar que tu relación con la persona que te ha rechazado era valiosa, cercana o
importante—.

Sobre los dos primeros appraisals, siguiendo a Fernández et al. (2015, 2018), podemos esperar
que, si una persona percibe una situación de rechazo social como injusta pero le hace dudar de
sí misma y le afecta al yo (es decir, interioriza esa devaluación), la respuesta emocional será
caracterizada por la emoción de humillación. En cambio, si la devaluación se considera injusta
y no se interioriza (no daña al yo), predominará la emoción de ira (Frijda et al., 1989) que, a
pesar de ser una emoción básica, se ha encontrado frecuentemente en situaciones de rechazo
social.

En el caso de las emociones de vergüenza y culpa, ambas deberían relacionarse negativamente


con el appraisal de percepción de injusticia, pues las dos tienen que ver con una atribución del
evento en cuestión —en este caso el rechazo— a factores internos (Tracy y Robins, 2004), es
decir, la persona se siente responsable de haber sido rechazada. La diferencia entre ambas se
encuentra en la dimensión de globalidad de las atribuciones causales internas que realiza la
persona sobre un evento: la vergüenza se relaciona con atribuciones globales, que se hacen
sobre el individuo en su totalidad; mientras que la culpa tiene que ver con atribuciones a

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elementos más específicos (Tangney y Dearing, 2002; Tracy y Robins, 2004). Aplicado a
nuestro caso, si la persona rechazada considera que ha sido excluida debido, por ejemplo, a su
personalidad (causa global), es más probable que sienta vergüenza. Sin embargo, si cree que el
rechazo se debe a un aspecto concreto de esa ocasión en particular (por ejemplo, a no ir
arreglado, a su desempeño en una tarea puntual: causa específica) sentirá culpa.

En relación con la intención de daño, Leary et al. (1998) encontraron que la mayor parte de
participantes en sus estudios de rechazo pensaban que el individuo que les había provocado
hurt feelings lo había hecho por desconsideración o insensibilidad, no deliberadamente. Sin
embargo, Torres y Bergner (2012) planteaban que esta variable podría aumentar la sensación
de humillación y, siguiendo el modelo de Fernández et al. (2015), sería esperable que
considerar que alguien nos está rechazando intencionadamente aumente la percepción de
injusticia, y por tanto predominen las emociones de humillación e ira.

Adicionalmente, la percepción de intención de daño podría relacionarse con el appraisal de


interiorización de la devaluación: considerar que se está siendo rechazado deliberadamente
puede hacer sentir a la persona que no importa absolutamente nada para el otro, lo que supone
una gran amenaza para el yo y una sensación de devaluación muy potente. Por esto, sería
esperable que la percepción de intención de daño afecte a la emoción de humillación también
a través de la interiorización.

Otro appraisal de interés es la percepción por parte de la persona rechazada de la existencia de


una relación previa significativa con el individuo que la rechaza. En los estudios sobre hurt
feelings en los que se utilizó el método de evocación de episodios (pidiendo a los/as
participantes que recordaran una situación en la que hubieran sentido hurt feelings) se observó
que los considerados perpetradores eran mayoritariamente parejas sentimentales, familiares o
amigos, personas muy cercanas a la víctima. Esta mayor incidencia de devaluación relacional
en individuos con los que interactuamos de manera más íntima puede deberse a varios motivos
(Leary y Springer, 2001): las personas cercanas a nosotros tienen más oportunidades para
herirnos, deseamos más que nos aprecien relacionalmente, esperamos ser tratados mejor por
ellos —y la ruptura de expectativas hace que nos sintamos más heridos—, valoramos más sus
opiniones, su rechazo puede tener más implicaciones en el resto de ámbitos de nuestra vida…
Apoyándonos en las teorías previas, podemos hipotetizar que la cercanía o la relevancia
personal con el individuo que nos rechaza afectan a la experiencia emocional por la vía de la
interiorización: al ser la persona —y su opinión— más importante para nosotros, será más

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probable que aceptemos y asimilemos su devaluación, por lo que predominarán las emociones
de humillación y vergüenza —dependiendo de la percepción de injusticia—.

De forma similar podría funcionar el grado de exposición pública del yo: si el rechazo ha tenido
lugar en público, el yo de la persona rechazada se verá más expuesto y amenazado, y su
interiorización será mayor, dominando en la respuesta emocional la humillación y la
vergüenza. Además, en el caso de la emoción de humillación, la percepción de una audiencia
podría afectar también por la vía de la injusticia: estudios previos (Fernández et al., 2021) han
encontrado que ser humillado delante de otras personas es valorado como más injusto.

Una vez explorado el nexo entre los appraisals de la persona rechazada sobre el evento o sobre
la persona que la rechaza, y las emociones que aquella experimenta, consideramos interesante
observar la posible relación entre estas emociones autoconscientes y la respuesta conductual
posterior del individuo rechazado.

Richman y Leary (2009) plantearon tres posibles reacciones conductuales tras el rechazo
social: 1) las respuestas prosociales o reparadoras —que tienen como objetivo tratar de
recuperar la relación con la otra persona—, 2) de huida o evitación —tratar de escapar de la
situación o esquivar el encuentro con la persona que nos ha rechazado—, y 3) antisociales o
agresivas —desde confrontar a la otra persona hasta agredirla física o verbalmente—. Según
estos autores, cada una de estas respuestas se relacionaba con distintos aspectos evaluativos de
la situación que llevara a cabo la persona rechazada. Nosotros trataremos de perfilar esto aún
más: proponemos que las distintas emociones autoconscientes —que, como hemos visto, están
enlazadas con unos appraisals determinados— se relacionarán de forma diferente con las tres
respuestas conductuales propuestas por Richman y Leary, y que su conocimiento puede
ayudarnos a predecir la conducta futura del individuo mejor que las medidas más imprecisas
de afecto negativo. Así, en nuestro estudio trataremos de comprobar la conexión que se da por
sentada habitualmente entre la emoción de ira y la conducta agresiva, por un lado, y la
vergüenza con la de evitación, por otro. Sin embargo, la humillación, que comparte
características con las dos emociones anteriores (Leidner et al., 2012), no se ha vinculado en la
literatura científica claramente con una reacción específica. Como se han encontrado
tendencias tanto evitativas como aproximativas asociadas con la humillación, distintos estudios
plantearon la posibilidad de que la humillación estuviera más relacionada con los deseos de
agresión y las ideas de venganza (Elison y Harter, 2007; Fernández et al., 2015) que con la

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ejecución de estos. Siguiendo esta línea, hipotetizamos que la humillación se caracterizará por
una mayor rumiación que la ira: generará una mayor cantidad de pensamientos sobre el evento
en la persona rechazada, que además se extenderán durante más tiempo. Por esto y por la
combinación especial de las respuestas propias de la ira y la vergüenza que caracteriza a la
humillación, la reacción conductual asociada a ella podría demorarse o incluso anularse, pues
se relaciona con sentimientos de impotencia o powerlessness (Leidner et al., 2012) —sentir
que no se tiene la capacidad para responder— que pueden llevar a una forma de inacción que
se ha denominado efecto inercia (Ginges y Atran, 2008). En contraste, la respuesta de la ira —
que, como ya hemos comentado, será de confrontación— será más inmediata en el tiempo.

Por último, la emoción de culpa parece estar relacionada con formas de actuar más
constructivas y empáticas orientadas a tratar de reparar la relación con el otro (Tangney et al.,
1996). Al ser una emoción que se liga a aspectos concretos o puntuales de la propia actuación
que pueden ser remediados, en nuestro estudio esperamos encontrar una correlación positiva
entre la culpa y las respuestas reparativas.

El presente estudio

El objetivo de esta investigación es estudiar la respuesta emocional al rechazo social desde el


punto de vista de la persona rechazada, focalizándonos fundamentalmente en las emociones
autoconscientes, y analizar si estas pueden funcionar como un predictor de la conducta
posterior.

A pesar de que los términos exclusión, rechazo y ostracismo a menudo se utilizan en la


investigación en Psicología Social de forma intercambiable (Williams, 2007), nosotros
optaremos por utilizar rechazo, pues —siguiendo a Leary (1998, 2001)— puede servir de
aglutinador de diversas manifestaciones de una experiencia similar (incluye ostracismo, ser
ignorado, crítica negativa…), se libera de los matices grupales que el concepto de exclusión
social parece acarrear (permitiendo su ejecución a nivel interpersonal), y coloca el punto de
mira en la percepción de la persona rechazada en lugar de en una valoración objetiva de la
situación. Se contrapone —aunque no de manera dicotómica, sino en un continuo (Leary,
2001)— a la aceptación social y no requiere necesariamente de manifestaciones verbales o
físicas, sino que puede manifestarse en forma de desasociación pasiva, como sentirse ignorado.

El primer objetivo específico de nuestro estudio es examinar el papel que juegan las
valoraciones cognitivas en el hecho de que una persona experimente una u otra emoción en una
situación de rechazo social, analizando los appraisals de injusticia, interiorización de la

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devaluación/amenaza al yo, percepción de intención de daño, atribución causal global vs


específica, grado de exposición pública del yo y valoración de la relación previa como
significativa.

Para ello, proponemos algunas hipótesis:


- Hipótesis 1: la respuesta emocional al rechazo social estará caracterizada por la
emoción de humillación si la persona rechazada percibe la devaluación como injusta e
interioriza la devaluación.
- Hipótesis 2: si la persona rechazada percibe la devaluación como injusta y no la
interioriza, su respuesta emocional será caracterizada por la emoción de ira.
- Hipótesis 3: si la persona rechazada percibe la devaluación como justa y realiza una
atribución a su yo global, su respuesta emocional será caracterizada por la emoción de
vergüenza.
- Hipótesis 4: si la persona rechazada percibe la devaluación como justa y la atribuye a
algo específico, predominará la emoción de culpa.
- Hipótesis 5: la atribución del rechazo al yo global correlaciona positivamente con
interiorización de la devaluación.
- Hipótesis 6: la percepción de intención de daño correlaciona positivamente con la
percepción de injusticia.
- Hipótesis 7: la percepción de intención de daño correlaciona positivamente con la
interiorización de la devaluación, ya que amplifica la dimensión del rechazo.
- Hipótesis 8: si la persona rechazada percibe intención de daño por parte de quien la
rechazó, en su respuesta emocional predominarán las emociones de humillación o ira,
pues considerará la devaluación como más injusta.
- Hipótesis 9: la valoración de la relación previa con la persona que rechaza como
significativa correlaciona positivamente con la interiorización de la devaluación y la
percepción de injusticia.
- Hipótesis 10: si la persona rechazada tenía una relación previa que consideraba
significativa con la persona que la rechazó, su respuesta emocional se caracterizará por
la emoción de humillación, pues es más probable que interiorice la devaluación y la
perciba como injusta.
- Hipótesis 11: la percepción de exposición pública del yo correlaciona positivamente
con la interiorización de la devaluación.
- Hipótesis 12: la percepción de exposición pública del yo correlaciona positivamente
con la percepción de injusticia.
- Hipótesis 13: la percepción de otras personas durante el evento de rechazo aumenta el
grado de exposición del yo, por lo que se producirá una mayor interiorización de la
devaluación y predominarán las emociones de humillación y vergüenza.

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El segundo objetivo específico sería estudiar cómo se relaciona la respuesta emocional con el
tipo de conducta posterior, para comprobar si las emociones autoconscientes tienen un valor
predictivo de la conducta mayor que las medidas más imprecisas de afecto negativo contenidas
en el PANAS.
- Hipótesis 14: la ira se relaciona más fuertemente con respuestas de confrontación.
- Hipótesis 15: la humillación se relaciona con una mayor rumiación.
- Hipótesis 16: la ira se relaciona con menor rumiación.
- Hipótesis 17: la ira se relaciona con respuestas inmediatas.
- Hipótesis 18: la humillación se relaciona con respuestas más demoradas o inexistentes.
- Hipótesis 19: la vergüenza se relaciona con respuestas de huida o evitación.
- Hipótesis 20: la culpa se relaciona con respuestas reparativas.

Método

La investigación sigue un método correlacional, por lo que no se ejerce ninguna manipulación


sobre las variables -como en los diseños experimentales- sino que se evalúa la relación que
puede haber entre ellas. Concretamente, se busca determinar si existe relación, por un lado,
entre los appraisals que se hacen en la situación de rechazo y las emociones autoconscientes
experimentadas y, por otro, entre estas emociones y la respuesta conductual posterior.

Participantes

Los participantes son estudiantes del Grado de Psicología de la UNED.

Procedimiento

El estudio se realiza on-line a través de la plataforma Qualtrics. Para poner a prueba nuestras
hipótesis utilizamos el método de evocación de recuerdos: se pide a los participantes que
describan, mediante respuesta abierta, un evento de su vida en el que se hubieran sentido
rechazados socialmente. A continuación, se les pide que valoren el grado de rechazo que
experimentaron en el evento relatado según una escala tipo Likert. Posteriormente, se pregunta
por su grado de acuerdo según una escala tipo Likert con distintos enunciados relacionados con
su experiencia del evento, que giran alrededor de los appraisals, las emociones y las respuestas
conductuales que tuvieron lugar.

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Medidas

Todas las variables son medidas según escalas tipo Likert de 7 puntos donde el sujeto expresa
su nivel de acuerdo con el enunciado o la intensidad de su experiencia (siendo 1=totalmente en
desacuerdo/nada en absoluto y 7=totalmente de acuerdo/extremadamente)
• Grado de sensación de rechazo: los individuos valoran en una escala del 1 (nada en
absoluto) al 7 (extremadamente) cómo de rechazados se sintieron en el episodio que
acababan de describir. Esta única medida sobre el grado de rechazo experimentado se
basa en la que utilizaron Leary et al. (1998) sobre este mismo aspecto en sus estudios
sobre hurt feelings.
• Appraisals: los participantes informan de su grado de acuerdo/desacuerdo con respecto
a distintos enunciados que exploran la existencia de los siguientes appraisals en la
situación de rechazo:
o intencionalidad de daño: 4 ítems, como “La persona o personas que me
rechazaron lo hicieron conscientemente”;
o atribución causal del rechazo global vs específica: 4 ítems, como “Me
rechazaron por algo concreto que hice o dije en el momento”;
o relación previa significativa: 4 ítems, como “Esa persona o grupo de personas
era muy importante para mí”;
o exposición pública del yo: 4 ítems, como “El rechazo me dejó en evidencia
públicamente”;
o injusticia: 4 ítems, como “Siento que no merecía el trato que la/s otra/s personas
me dio/dieron”;
o interiorización de la devaluación: 6 ítems, como “El rechazo me hizo dudar de
mi valía como persona”.
• Emociones autoconscientes: los participantes informan del grado de intensidad con el
que experimentaron en la situación de rechazo las emociones de vergüenza,
humillación, culpa, bochorno e ira. Ej: “Me sentí avergonzado/a de mí mismo/a”.
• Estados de ánimo contenidos en la escala PANAS: 20 ítems sobre los que los
participantes indican el grado de intensidad con el que experimentaron los estados de
ánimo recogidos en la adaptación española de la escala PANAS (López-Gómez et al,
2015).
• Respuesta conductual posterior: tras una pregunta abierta en la que deben describir con
detalle cómo actuaron en la situación de rechazo, y otra de elección de respuesta
excluyente en la que informan de la inmediatez de su respuesta (“respondí
inmediatamente”, “respondí pasado un tiempo”, “no respondí en absoluto”), los
participantes expresan su grado de acuerdo/desacuerdo con afirmaciones como:
o confrontación: “Agredí verbalmente a las personas que me rechazaron”;
o evitación/huida: “Me escondía de la/s persona/s que me rechazó/rechazaron”
o reparación: “Hice lo posible para restaurar la relación con la/s otra/s persona/s”;
o ideas de venganza: “Tuve pensamientos de venganza hacia la/s otra/s persona/s,
aunque no los llevé a la práctica”;
o rumiación: “Estuve muchos días pensando sobre lo ocurrido”.

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• Variables sociodemográficas: los participantes informan de su género, edad, nivel de


estudios y pertenencia a grupo socialmente discriminado.
Análisis de Resultados

Una vez obtenido un número suficientemente elevado de participantes se procederá a analizar


los datos. Un número alto de participantes (N) es fundamental para diluir el efecto de las
posibles diferencias individuales y de otras variables exógenas.
Nuestro análisis será correlacional, y se espera encontrar correlaciones positivas y
significativas entre:
- Intención de daño y emoción de ira
- Intención de daño y humillación
- Intención de daño y percepción de injusticia
- Interiorización de la devaluación y humillación
- Atribución causal del rechazo al yo global y vergüenza
- Atribución causal del rechazo a un motivo específico y culpa
- Atribución del rechazo al yo global e interiorización de la devaluación
- Relación previa significativa y humillación
- Relación previa significativa e injusticia
- Relación previa significativa e interiorización de la devaluación
- Exposición pública del yo y humillación
- Exposición pública del yo y vergüenza
- Exposición pública del yo e interiorización de la devaluación
- Exposición pública del yo e injusticia
- Respuesta de confrontación e ira
- Rumiación y humillación
- Inmediatez de la respuesta e ira
- Respuesta de huida/evitación y vergüenza
- Respuesta reparativa y culpa
Y, por otro lado, hallar correlaciones negativas y significativas entre:
- Interiorización de la devaluación e ira
- Injusticia y culpa
- Injusticia y vergüenza
- Rumiación e ira
- Inmediatez de la respuesta y humillación
Cuestiones éticas
Por la naturaleza correlacional de la investigación, que no requiere enmascarar su objetivo real
ni manipular variables, el aspecto ético más importante a considerar tiene que ver con la
evocación de recuerdos de un tema sensible como es el rechazo social. Aunque este puede
generar un estado de malestar transitorio en los participantes, su perdurabilidad suele ser muy
reducida en el tiempo.

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ACTIVIDAD 2
INSTRUCCIONES PARA REALIZAR LA ACTIVIDAD 2
La Actividad 2 de la PEC consiste en participar en la misma investigación que la Actividad 1,
pero, esta vez, desde la perspectiva de los investigadores.
Sus labores fundamentales en esta segunda actividad serán:
1. Conseguir 4 participantes invitados de su círculo personal de familiares o amigos (no
sirven estudiantes del Grado de Psicología de la UNED), todos ellos mayores de edad,
para que participen en el estudio.

2. Dar a sus participantes invitados las instrucciones pertinentes para participar SIN
desvelar los objetivos del estudio. Es muy importante que cuando invite a esas
personas les diga simplemente que se trata de un estudio relacionado con el rechazo
social, sin darles más detalles sobre la investigación.

3. Explicar a sus participantes, una vez estos han concluido su participación, los objetivos
del estudio, la razón por la que lo hacemos y algunas cuestiones metodológicas básicas
sobre el mismo. Para poder dar estas explicaciones finales es necesario que usted haya
leído la explicación del estudio que se incluye más arriba en este documento.

Le explicamos a continuación cómo vamos a proceder para verificar que sus invitados/as han
participado en la Actividad 2, y poder llevar así el cómputo de cuántos/as invitados/as suyos/as
participan en el estudio:
Para ello, al entrar en la web del estudio para invitados (diferente a la que usted ha empleado)
solicitaremos a sus invitados/as su "código de participación”, un número que nos permitirá
identificar a los participantes que usted consiga como "suyos"; así podremos saber en qué
medida usted ha completado la Actividad 2 de cara a la evaluación de la PEC. Este código lo
debe calcular usted mismo multiplicando su DNI (el DNI suyo, no el del invitado) por ocho
y facilitárselo a sus participantes cuando les dé las instrucciones. Por ejemplo, si su DNI fuera
50729164, el código que debe facilitar a sus participantes sería 405833312, que es el resultado
de multiplicar 50729164 x 8. De este modo el sistema puede deducir automáticamente la
participación de sus invitados/as con fines académicos/administrativos, manteniéndose
garantizado el anonimato de cada participante en todo momento. Por favor, no comente nada a
sus participantes sobre el modo en que ha calculado “su código de participación”; simplemente
dígales que es un código que se les pedirá para poder acceder al cuestionario.
Le recordamos realizar las siguientes tareas para conseguir los participantes:
1. Consiga cuatro personas de su entorno personal (no sirven estudiantes del Grado de
Psicología de la UNED) que quieran participar como voluntarios/as en este estudio.
Dígales que se trata de una investigación del Departamento de Psicología Social y de
las Organizaciones de la UNED relacionada con “el rechazo social”, que su
participación consistirá en responder a un cuestionario completamente anónimo, y que
para responder deberán estar preferiblemente frente a un ordenador con conexión a

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Internet y en un sitio tranquilo sin ser molestados/as durante unos 15 minutos. No dé


más detalles hasta que hayan finalizado, pero sí infórmeles de que, concluida su
participación, deben ponerse en contacto con usted para recibir una explicación
detallada de los objetivos y para que usted esté seguro de que han respondido (ver
debajo el correo electrónico tipo que debe enviar a sus participantes).
2. Muy importante: como ya se ha comentado, se pide a todos los participantes un
"código de participación”. Ya le hemos explicado cómo debe calcularlo usted mismo/a
multiplicando su DNI por ocho y luego debe facilitárselo a sus participantes cuando les
dé las instrucciones en el email que habrá de enviarles, según se explica en el siguiente
punto.
3. Envíe a cada uno/a de sus invitados/as a participar en el estudio el siguiente correo
electrónico, que incluye el enlace para acceder al cuestionario y su “código de
participación”. Sustituya las partes en rojo de este mensaje tipo con sus datos
particulares:

Estimado (nombre del invitado/a):


Estoy haciendo una práctica para la asignatura de Psicología Social del Grado en Psicología.
Necesito que amigos y familiares respondan de forma anónima un cuestionario para que yo pueda
continuar con mi práctica. Si dispones de unos 15 minutos, te agradecería mucho que participaras
en un breve cuestionario que te aparecerá cuando pinches en el enlace que aparece debajo. Es
preferible utilizar un ordenador con conexión a Internet. Es preciso hacerlo en un sitio tranquilo
donde no seas molestado/a ni interrumpido/a durante unos 15 minutos.
IMPORTANTE: Para que tu participación se registre en mi cuenta, es muy importante que
introduzcas el siguiente número (sin errores) cuando te pregunten por tu “código de participación”:
(insertar su código de participación). Lo mejor será que copies y pegues en el cuestionario este
número para evitar errores. Una vez hayas terminado, debes avisarme para que yo pueda darte
información detallada sobre la investigación. Además, así sabré cuántas personas han respondido
en mi nombre, puesto que necesito un mínimo de 4. Muchas gracias por tu colaboración. Para
participar, pincha aquí, por favor:

https://eu.qualtrics.com/jfe/form/SV_2gf5i0DZcv8684e

Saludos,

4. Cuando sus participantes le comuniquen que ya han completado el cuestionario, debe


explicarles los objetivos del estudio.

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PEC–Saulo Fernández/Irene Castro–V1 Documento 2 (explicación)

ACTIVIDAD 3
INSTRUCCIONES PARA REALIZAR LA ACTIVIDAD 3

Una vez completadas las Actividades 1 y 2, debe realizar la Actividad 3, que consiste en
responder a un cuestionario de autoevaluación sobre la investigación de la Actividad 1.

Muy importante: Para realizar la Actividad 3 será necesario haber leído y asimilado las
explicaciones que se dan en el presente documento sobre las Actividades 1 y 2. Además será
necesario haber completado correctamente dichas Actividades.

Antes de comenzar la autoevaluación, asegúrese de que sus 4 participantes invitados han


completado el cuestionario de la Actividad 2. Si ellos no se ponen en contacto con usted
en un tiempo prudencial avisándole de que han terminado, deberá contactarles usted de
nuevo para comprobar si lo han realizado y, en caso afirmativo, darles la explicación
correspondiente del estudio.

Cuando haya completado la autoevaluación, tendrá acceso a la plantilla y las instrucciones para
elaborar el Informe final de PEC, cuya realización y entrega en aLF constituyen el último paso
de la PEC. Las instrucciones y la plantilla para realizar el Informe final deberá descargárselas
al finalizar el cuestionario de autoevaluación. Asegúrese de que descarga y guarda dichas
instrucciones al completar la Autoevaluación.

Cuando esté listo para realizar la Autoevaluación, pinche en este link y siga las
instrucciones:

https://eu.qualtrics.com/jfe/form/SV_51PmCJCWO4IsmN0

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PEC–Saulo Fernández/Irene Castro–V1 Documento 2 (explicación)

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