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Por supuesto, el concepto de 

ikigai que los autores desgranan en el libro citado y en


un segundo libro más práctico ('El método ikigai') no es extrapolable exactamente a
occidente porque está imbuido de la propia dinámica social de Japón. Para el
japonés, el ikigai va más allá de la satisfacción personal, tiene mucho que ver con tu
rol en la familia y en la sociedad. Tampoco tiene el mismo significado para ellos y
para ellas, dado que Japón es una sociedad profundamente machista:
el ikigai masculino tiene que ver con su trabajo y su carrera, mientras que
el ikigiai femenino se orienta más hacia la crianza de los hijos y el hogar.
Muchos de los centenarios entrevistados en el libro posiblemente tienen la sensación
de que su larga existencia se ha pasado volando. Esto está relacionado con otro de
los conceptos asociados al ikigai, la sensación de fluir cuando estamos haciendo una
tarea que nos encanta. El concepto de "fluir" ("flow") ya fue ampliamente analizado
por el psicólogo polaco Mihaly Csikszentmihalyi en su clásico
libro  'Fluir'  (Editorial Kairós).
¿Está relacionado el ikigai con la felicidad individual? No necesariamente. Japón
no es precisamente el país más feliz del mundo, sino que está a mitad de la tabla
(puesto 54º) según las últimas encuestas. "El objetivo es identificar aquello en lo que
eres bueno, que te da placer realizarlo y que, además, sabes que aporta algo al
mundo. Cuando lo llevas a cabo, tienes más autoestima, porque sientes que tu
presencia en el mundo está justificada. La felicidad sería la consecuencia", dice
Miralles.
Con información de El País y Big Think. Gráfico adaptado de 

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