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Visión A diferencia de los perritos y los gatitos, los bebés humanos nacen con los
ojos abiertos y funcionando, aunque el mundo les parezca un poco confuso al princi-
pio. Ven con más claridad cuando los rostros u objetos están a sólo 20 o 25 centíme-
tros de distancia. Sin embargo, la agudeza visual (la claridad de la visión) mejora con
rapidez al igual que la capacidad para enfocar objetos a diferentes distancias. Para los
seis u ocho meses de edad, los bebés ven casi tan bien como el universitario promedio,
aunque su sistema visual requiere otros tres o cuatro años para desarrollarse por com-
pleto (Maurer y Maurer, 1988).
Incluso los niños muy pequeños tienen preferencias visuales. Prefieren ver una
imagen o patrón nuevos a uno que ya hayan visto muchas veces antes. Si pueden elegir
entre dos imágenes o patrones, ambos nuevos, por lo general prefieren el que tenga
contrastes más claros y patrones más simples. Conforme crecen y su visión mejora,
prefieren patrones cada vez más complejos, lo que quizá refleja su necesidad de un am-
biente cada vez más complejo (Acredolo y Hake, 1982; Fantz, Fagan y Miranda, 1975;
Slater, 2000).
En general, los bebés encuentran particularmente interesantes el rostro y las voces
humanas (vea Flavell, 1999). No sólo les gusta mirar el rostro de otra persona, sino
que también siguen su mirada. Hood, Willen y Driver (1998) presentaron la fotogra-
fía de un rostro humano en un monitor de video. En ocasiones el adulto presentado
miraba hacia adelante, otras veces a la izquierda o a la derecha. Los investigadores en-
contraron que bebés incluso de tres meses advertían la dirección de la mirada del adulto
y cambiaban su mirada en consecuencia. Los recién nacidos también prefieren mirar a
10.1 su madre que a un desconocido (Walton, Bower y Bower, 1992). Como ven a su madre
con mucha frecuencia, adquieren diferentes conjuntos de imágenes de ella. Esta familia-
ridad visual hace a la madre la persona preferida de su entorno (Walton y Bower, 1993).
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Capítulo 9 • Desarrollo del ciclo vital 333
Otros sentidos Incluso antes de nacer, los oídos de los bebés funcionan bien. Los
fetos en el útero pueden escuchar sonidos y se sobresaltan con un ruido súbito y fuer-
te en el ambiente de la madre. Después del nacimiento, los bebés dan señales de que
recuerdan sonidos que escucharon en el vientre.
Los bebés también nacen con la habilidad de reconocer la dirección de un sonido;
lo demuestran girando la cabeza hacia la fuente del sonido (Muir, 1985). A los cuatro
meses incluso pueden localizar la fuente de un sonido en la oscuridad, donde no hay
señales visuales (Hillier, Hewitt y Morrongiello, 1992).
Los bebés son particularmente sensibles a los sonidos del habla humana. Los niños
de un mes pueden distinguir sonidos del habla como “pa-pa-pa” y “ba-ba-ba” (Eimas
y Tartter, 1979). De alguna manera, los niños pequeños son mejores para distinguir
los sonidos del habla que los niños mayores y los adultos. A medida que los niños cre-
cen, a menudo pierden su habilidad para escuchar la diferencia entre dos sonidos del
habla muy similares que no se distinguen en su lengua materna (Werker y Desjardins,
1995). Por ejemplo, los bebés japoneses no tienen problema para escuchar la diferen-
cia entre los sonidos “ra” y “la” que no se distinguen en el idioma japonés. Sin embargo,
para el momento en que tienen un año, los niños japoneses ya no pueden diferenciar
esos dos sonidos (Werker, 1989).
Con respecto al gusto y al olfato, los recién nacidos tienen gustos y aversiones defi-
nidos. Les gustan los sabores dulces, una preferencia que persiste a lo largo de la ni-
ñez. Los bebés de apenas unas horas de edad mostrarán placer ante el sabor del agua
edulzada pero arrugarán la cara en un gesto de repugnancia ante el sabor del jugo de
limón (Steiner, 1979).
A medida que los bebés crecen, sus percepciones del mundo se vuelven más agudas
y significativas. Dos factores son importantes en este desarrollo. Uno es la maduración
física de los órganos sensoriales y el sistema nervioso; el otro es la adquisición de expe-
riencia en el mundo.
COMPRUEBE SU COMPRENSIÓN
1. Dos reflejos que normalmente desaparecen después de dos o tres meses son:
___ a. succión y deglución
___ b. prensión y búsqueda
___ c. marcha y prensión
___ d. marcha y búsqueda
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