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MÓDULO II

LA ADOLESCENCIA

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UNIDAD 4
DESARROLLO EVOLUTIVO DE LA
ADOLESCENCIA

OBJETIVO DE LA UNIDAD:
Reconocer las diferentes etapas de la adolescencia y sus
características esenciales.

BREVE DESCRIPCIÓN DE LA UNIDAD:


En esta unidad desarrollaremos los conceptos que identifican a
los adolescentes en las diferentes etapas. Realizaremos un
estudio comparativo del adolescente de hoy con el adolescente
de la modernidad.

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ACLARACIONES PREVIAS

Nos hemos explayado lo suficiente sobre la infancia y su desarrollo en el


módulo anterior.

Nos abocaremos ahora a un examen más exhaustivo de la adolescencia ya


que, sin lugar a dudas, es uno de los períodos más conflictivos del desarrollo
humano, aún cuando no presente connotaciones psicosomáticas, aspecto éste
al cual también nos referiremos.

El término adolescencia proviene del latín “adolecere” que significa “madurar”.


La adolescencia es un proceso humano universal, si bien en cada cultura y
momento histórico, presenta aspectos que le son propios. Esto significa que la
única forma de comprender el fenómeno que ocurre en este período, sus
caracteres y manifestaciones, es a partir de su consideración desde una
dimensión BIO-PSICO-SOCIAL.

LA ADOLESCENCIA DESDE UN PUNTO DE VISTA


CRONOLÓGICO
Hemos llamado a esta división “cronológica”, pero en realidad también
podríamos mencionarla como una forma de definirla desde la lógica de los
procesos de cambio que van sufriendo los adolescentes.

Entonces dividimos a la adolescencia en tres fases, más o menos bien


definidas por sus rasgos más salientes:

• adolescencia temprana (prepubertad y pubertad): entre


los 9 y 15 años

• adolescencia media: entre los 15 y 17 años.

• adolescencia tardía: entre los 15 y 22 años.

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ADOLESCENCIA TEMPRANA:

- Caracteres Generales:

Este período, tradicionalmente llamado pubertad, (del latín púbere: cubierto de


bello) es el proceso que involucra la maduración sexual y reproductora. Esta
caracterizado por cambios radicales que separan visiblemente la niñez de la
adolescencia. Luego de la evolución neonatal del feto es el período de mayor y
más rápido crecimiento y desarrollo en la vida del ser humano.

Las consecuencias psicológicas de este fenómeno no se hacen esperar: los


cambios de forma, altura y rasgos, pasan a ser un tema preocupante de los
púberes, esencialmente para quienes se constituyen en los primeros o en los
últimos en sufrir tales modificaciones ( crecimiento del bello, senos, estatura,
desarrollo de los genitales, etc). La mirada adulta debe contemplar estas
cuestiones y propender a no descalificar estas preocupaciones ya que son
vividas con suma angustia por sus protagonistas. La contención adecuada
implica orientar a estos jóvenes hacia el reconocimiento y aceptación de cada
uno como ser individual y al “aprecio de la diversidad” en reemplazo de la
discriminación por ser o sentirnos diferentes frente a nuestros pares.

Este acompañamiento adulto se vuelve trascendente cuando un supuesto


parámetro de “lo normal” comienza a agudizarse en la percepción de los
púberes con indeseadas consecuencias respecto de quienes, a sus ojos, “no lo
son”. Tan vertiginosos cambios físicos provocan también consiguientes
variaciones en el estado de ánimo, en los intereses y en las relaciones con los
demás. Domina a los púberes una gran inseguridad y una natural tendencia a
experimentar conductas rebeldes y testarudas, principalmente frente a las
opiniones e ideas adultas. Esto vuelve más dificultosa la comunicación y la
intención adulta de mantener contacto fluído con estos adolescentes en los
cuales su natural retraimiento está basado en la necesidad interna de centrarse
en ellos mismos: para descubrir, reconocer y aceptar el propio cuerpo y la
nueva imagen. Frente a la pérdida del cuerpo infantil, el adolescente temprano
debe realizar un enorme esfuerzo psíquico para soportar este estado de
“despersonalización” y el “reintegro de sus partes fragmentadas”. Definir “quién
es” no es sólo un producto de la construcción de la nueva imagen física. El

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grupo de amigos se constituye en el “espejo” con el cual necesitan identificarse
y construir luego su propia identidad, así fluctúan los comportamientos púberes
entre el aislamiento y la sociabilidad, especialmente con pares del mismo sexo.
Esto se relaciona con la percepción que tienen los varones de las niñas y
viceversa. Los primeros se alejan de las segundas porque se les aparecen
más intrusivas, desenvueltas y “envolventes” que lo que ellos pueden soportar.
Mientras tanto las niñas perciben a sus pares masculinos como chiquilines,
huidizos e inmaduros. En venganza a la “humillación” y el “desprecio” que
éstos le manifiestan como forma de defensa, las niñas encuentran en la “burla”
permanente una herramienta de trato bastante habitual.

Algunos autores dividen a la adolescencia temprana, en tres subfases:

• Prepubertad: 8/9 a 11 años

• Pubertad : 11 a 13 años

• Adolescencia temprana propiamente dicha: 13 a 15 años

Llamamos prepubertad al período comprendido entre los 8/9 a 10/11 años,


que se caracteriza porque se observa en ambos sexos un cambio de conducta
centrado en el incremento, a veces desordenado de la motricidad.

Durante esta época comienza una aceleración del crecimiento. Para las niñas
comienza entre los 8/9 y los 11 años y declina al término de la adolescencia
temprana, entre los 15 y 16 años. Los varones muestran un patrón similar de
crecimiento pero lo inician y concluyen más tarde. Como promedio comienza
entre los 9 ó 10 años y termina alrededor de los 17 o 18, momento en que el
crecimiento se completa.

La prepubertad supone el comienzo del crecimiento corporal y la puesta en


marcha de las glándulas sexuales, sin consecuencias visibles aún en el
exterior.

Se denomina pubertad al período intermedio en el que se desarrollan los


caracteres sexuales primarios y los secundarios.

Para los primeros corresponden los órganos sexuales masculino y femenino


que están relacionados con la reproducción, para los segundos, sin duda los
más llamativos, corresponden a aquellos aspectos físicos que dan apariencia y

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cumplen una importante función en la actuación de los sexos y en la formación
de parejas.

Existen ciertos períodos dentro de los cuales es esperable que ocurran


cambios de conductas y/o cambios físicos en el adolescente temprano, y el
momento en que éstos se realizan depende fundamentalmente de factores
genéticos, lo que a su vez están influídos por conflictos psíquicos y factores
sociales, causas de este orden pueden alterar el ritmo cronológico inhibiendo o
apresurando los procesos fisiológicos.

El ritmo y la aparición de los caracteres primarios y secundarios en los cambios


corporales está determinado por los sexos.

En las niñas el proceso de cambio se inicia antes que el varón, lo que


determina problemas de relación entre ambos.

Los varones en general ven a las niñas muy envolventes, intrusas,


desenvueltas y por tal razón se alejan de ellas.

Éstas, a su vez, perciben a los varones chiquilines, inmaduros, los acosan y los
burlan como venganza, ya que ellos las humillan y desprecian como forma de
defensa, como ya describimos anteriormente.

Finalmente, la adolescencia temprana propiamente dicha abarca el último


período de crecimiento corporal. En esta etapa, que abarca alrededor de 10
años, no son tan notorios desde el exterior los cambios corporales que se
realizan.

Quizás haya un aumento pequeño de talla, de vellosidad, de asentamiento de


la vos. Los cambios fundamentales ya se han realizado. La apariencia corporal
externa indica que aquel niño que era, ha quedado transformado en adulto,
comprende desde los 13 a los 15 ó 16, según los sexos, la genética y las
condiciones socioculturales.

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- La relación con los adultos

Los comportamientos resistentes a la autoridad, en general, se manifiestan en


las conductas domésticas escolares. Estas conductas desconciertan,
preocupan y hasta desafían a padres y docentes. En términos psicológicos, el
período se asemeja al vivido por el individuo alrededor de los tres años de
edad. Al igual que entonces, también las reglas y el control deberán ir
íntimamente unidos a grandes cuotas de afecto y comprensión. La
imprescindibilidad del límite adulto impone que su alcance y sentido sea
conversado con ellos: el tacto y la comprensión no se contradicen con la
firmeza y claridad de las decisiones adultas que afectan al adolescente.
Cuando las normas se consensúan permitimos que el adolescente experimente
las consecuencias lógicas de falta de compromiso. Esta lección de vital
importancia no requiere de comportamientos adultos autoritarios ni de castigos
físicos o juicios drásticos (que sólo lo “educarán” para la violencia o la
descalificación). El efecto de aplicar con firmeza una norma lógica produce
seguridad en el adolescente (aún cuando no logre reconocerlo y verbalizarlo
por su aún inmadura capacidad de reflexión).

- La relación con el rendimiento escolar

Este suele disminuir en razón del gran gasto de energía que demandan los
cambios físicos experimentados por el cuerpo adolescente. El cambio hormonal
incide en su excitabilidad y falta de concentración. Se cansan fácilmente y se
aburren con rapidez si las tareas asignadas no son breves y variadas.

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ADOLESCENCIA MEDIA:

- Caracteres Generales

Este período se caracteriza por la búsqueda de la identidad sexual: la libido


(hasta entonces colocada en el “yo”) comienza a exteriorizarse y ponerse en
los objetos y relaciones con el “afuera”. También continúa y se concluye la
elaboración del duelo con la figura de los padres a quienes comienzan a ver y a
aceptar como seres humanos con limitaciones. Estas llevan aún, a
enfrentamientos que se basan en las diferencias entre el “decir” y el “hacer”
adulto. Los ídolos están especialmente orientados a figuras extra familiares
(cantantes, actores, etc) que constituyen el ideal que pretenden imitar.

Estas elecciones, distantes del modelo familiar forman parte del proceso
natural de tensión entre el deseo de autonomía frente a la necesidad de
dependencia. Las fantasías de iniciación sexual pueden comenzar a
constituírse en experiencias concretas sobre la realidad.

En general, todas sus experiencias son “entregadas” al grupo de pares como


expresión de lealtad y fidelidad. Estos grupos ya comienzan a conformarse por
varones y mujeres en virtud del crecimiento y de la posibilidad de
homogeneidad en el intercambio recíproco entre ambos sexos.

- El modelo del futuro

En este período nace la preocupación respecto de quienes serán en el futuro.


La inquietud respecto de la proyección personal en el futuro marca la
maduración del adolescente. La angustia consiguiente amerita la adecuada
orientación por parte de los adultos para que su proyección hacia el futuro no
les impida reubicarse cotidianamente en el presente.

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ADOLESCENCIA TARDIA:

- Caracteres Generales

Es la etapa de consolidación y reacomodamiento del torbellino sufrido en las


etapas anteriores. Es la etapa del “yo soy”. La relación padres – hijos
atraviesa una etapa de intercambio con decrecientes enfrentamientos. Pierde
hegemonía la necesidad de coincidencia con la opinión del grupo de amigos,
cobrándola en cambio el propio juicio personal, sobre la base de una
personalidad fuertemente constituída. La identidad sexual no se centra en su
búsqueda sino en la exploración más profunda en las relaciones con el otro.

- La consolidación del modelo adulto

En esta etapa se consolida la elección de la salida laboral y/o la elección de


una carrera en las clases media y alta, mientras que en las clases más
humildes la asunción anticipada de roles adultos produce un abrupto pasaje de
la niñez a la adultez, con la brusquedad que implica obviar la necesaria
transición que involucra la adolescencia. Es decir, se producirá en estos
jóvenes una intempestiva asunción del modelo adulto, aún mucho antes que su
maduración les permita asumir tal modelo. Probablemente sean las
circunstancias sociales (y no las físicas, ni las psicológicas) las que los
obliguen a hacerlo, pero eso no evitará que estos chicos (por obra exclusiva de
la naturaleza) atraviesen por las mismas etapas que quienes pueden
transitarlas bajo circunstancias adecuadas. El quiebre que se ocasiona entre
los jóvenes que deben asumir roles adultos anticipadamente puede constituírse
a futuro en un factor de incidencia adicional para la generación de hechos
violentos.

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LA ADOLESCENCIA DESDE UN PUNTO DE VISTA
BIOLOGICO

Momento en que los órganos reproductores maduran y comienzan a funcionar,


y paralelamente a las modificaciones de los órganos de la reproducción se
producen transformaciones en el resto del cuerpo. En esta etapa se producen
los cambios necesarios que conducirán al sujeto a la madurez sexual.

Se puede subdividir el crecimiento en tres etapas:

- Etapa inmadura donde comienzan los cambios corporales, no hay


aún función reproductora.

- Etapa de maduración donde se producen las células sexuales en


los órganos de reproducción, pero no se han completado los
cambios corporales.

- Etapa madura donde los órganos sexuales funcionan a la


perfección y las características sexuales secundarias están
desarrolladas.

Los cambios biológicos están en estrecha relación con el funcionamiento de la


glándula pituitaria y las gónadas o glándulas sexuales.

La pituitaria produce dos hormonas:

Hormona del crecimiento: influye en el tamaño del individuo.

Hormona gonadotrópica: actúa estimulando la actividad de las


gónadas haciéndolas madurar.

- Desarrollo en el varón

Las gónadas masculinas se denominan testículos, producen las células


germinales masculinas (espermatozoides) que darán lugar a las primeras
poluciones espermáticas, siendo ésta la manifestación más evidente hacia la
madurez sexual.

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Estos cambios biológicos de la pubertad se inician en ambos sexos entre los 8
ó 9 años pero pueden ser adelantados o retrasados por la influencia de
diversas variables como ámbito socio-cultural, herencia, salud, nutrición, etc.

- Desarrollo en la mujer

Las gónadas femeninas se denominan ovarios, cuando éstos alcanzan la


madurez producen células germinales (óvulos), que darán lugar a la menarca,
siendo este el signo más visible de que ha comenzado en la niña el proceso
hacia la madurez sexual.

- Transformaciones físicas en la pubertad

1-Aumento de tamaño corporal

Estatura

Peso

2-Cambios en las proporciones del cuerpo

Cabeza: crece con lentitud

Rostro: ensanchamiento de la frente y boca. Crecimiento de la nariz

Tronco: ensanchamiento de hombros en varones y caderas en


mujeres

Piernas y brazos: se hacen más largos en relación al tronco.

Manos y pies: llegan antes que los brazos y piernas a su tamaño maduros

3-Desarrollo de las características sexuales primarias

Varón: paulatinamente se agrandan los testículos y el pene,


aparece vello pubiano. Se producen las primeras poluciones
nocturnas.

Niñas: los ovarios y el útero crecen con rapidez hasta alcanzar el


tamaño y funcionamiento maduros. Se produce la menarca.

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4- Desarrollo de las características sexuales secundarias

Varones:

Ensanchamiento de los hombros

Forma bien definida de brazos y piernas

Vello púbico y facial

Vello en axilas, piernas, pecho y los hombros

Cambios en la voz

Niñas:

Ensanchamiento de los hombros, incremento en la redondez de las


caderas

Forma definida de brazos y piernas

Desarrollo del busto

Vello púbico

Vello axilar

Vellos en los miembros inferiores

Cambios en la voz de una tonalidad más grave

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EL ADOLESCENTE Y LA FAMILIA

La irrupción de la adolescencia en la familia es un tema bastante conflictivo.


Padres e hijos entran en colisión por varias razones, la principal es reconocer
que los hijos son seres individuales cuya vida les pertenece.

Los padres deben soportar dos cuestiones muy importantes en este


momento:1) elaborar el crecimiento corporal de los hijos, y 2) aceptar el
comienzo de salidas del hogar en forma reiterada y variada y con amplitud de
horarios, donde entran en interacción con otros grupos, otras familias, otras
costumbres, otros ambientes socioeconómicos que permiten al adolescente
hacer comparaciones y nuevos juicios acerca de la propia familia.

El acceso a una nueva forma de pensamiento, la lógica del pensamiento


concreto, inserta a los padres del adolescente en el contexto laboral y sexuado.
El hijo juzga, se desilusiona, ya comienza una tarea de duelo, de separación
del contexto familiar que le requerirá un trabajo psíquico intenso y difícil, que
durará toda la adolescencia.

El hijo se transforma, pues desde su adolescencia, en un motor de cambio para


la estructura familiar que deberá ir accediendo a nuevas complejidades
psicosociales y aperturas hacia los distintos grupos que la cultura ofrece.

EL ADOLESCENTE Y EL GRUPO

Lo abordaremos desde dos perspectivas:

a) Características de inserción del adolescente en el grupo

b) Característica de los iniciadores grupales en la adolescencia

a) La entrada en este período encuentra a los niños latentes organizados en


grupos, separados por la diferencia de sexo. Durante la prepubertad se
incrementa el placer por el movimiento, que permite la grupalidad a través
de tareas organizadas como la práctica de deportes, la formación de

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campamentos, etc. Surgen también los primeros bailes, reuniones donde
se realizan juegos reglados, con características eróticas, que constituyen
formas de armonizar el juego reglado de la latencia con la tensión genital
que surge y busca satisfacerse en esta etapa.

El incremento de la tensión sexual carece aún de formas sociales


adecuadas de descarga y provoca generalmente un aumento de la
agresividad en los grupos, que suele terminar con alguna descarga
impulsiva de descontrol y autoagresividad: rotura de vidrios, vasos, peleas
con golpes o llantos, etc. Es imprescindible en esta época que los adultos
estén presentes y dirijan este tipo de encuentros que, por otra parte, ellos
reclaman. En esta época se constituyen las primeras parejas
heterosexuales que tienen escasa duración (dos horas, dos días) y son
muy variadas, los contactos son esporádicos y más bien existe una fobia
al respecto. La fidelidad es al grupo y no a la pareja.

La participación en grupos durante esta fase se acompaña de cambios


corporales, en virtud de lo cual la palabra en el aparato psíquico no
funciona para el pensar reflexivo, sino para realizar acciones, para
comunicar estados, como órdenes hacia otro.

Hay tendencia al movimiento gestual o al desplazamiento motriz. El


deambular es una forma de descargar, y ambos sexos se unen para
realizar desplazamientos espaciales rítmicos y placenteros.

La constitución interna de estos grupos se basa en mecanismos de


disociación y proyección intensa de las partes del yo indeseadas o
deseadas puestas en el otro: el tonto, el payaso, el lindo, el piola, etc.;
aparecen también conductas derivadas de fijaciones pregenitales orales y
anales: placer por las chanchadas, las malas palabras, los olores, la
suciedad, etc.

b) Vamos a ver ahora los iniciadores grupales, que forman parte de la


fantasía de iniciación y si bien son encontrados en la adolescencia
temprana en el contexto social, constituyen sobre todo un lugar psíquico
posible en la mente del púber para resolver aquellos misterios que
quisiera develar con respecto a la iniciación sexual y laboral.

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En este período aparecen con características idealizadas, constituyen
héroes míticos y se insertan como líderes ideales del yo que dirigen la
acción del adolescente y lo colocan dentro de un grupo de pares,
iniciados, diferentes de los no iniciados. El líder debe poseer su mito,
su gesta heroica que será contada o conocida por el grupo y que actúa
como garante del ser del grupo y del héroe.

Esta gesta heroica es bien conocida por sus miembros y actúa para ellos
como enlace afectivo a través del mecanismo de identificación. El
iniciador laboral, puede ser un deportista, un músico, alguien que gana
admiración, poder, prestigio y dinero sin esfuerzo personal, es alguien que
se lo concibe tal como se lo ve, en situaciones de consagración; el
deportista es el que juega el día del partido, el conjunto musical es aquél
que toca en el escenario y obtiene triunfos por alguna suerte especial, por
un halo mágico que fascina a los espectadores, tal como a ellos les
ocurre. El esfuerzo personal, las postergaciones, las frustraciones, todo
aquello perteneciente al juicio de realidad, es difícil de comprender en
este contexto. Suponen que el iniciador es un elegido por la suerte, la
joven fantasea con casarse con alguien poderoso. El joven fantasea con
ser descubierto por alguien poderoso, que ha quedado fascinado por sus
dotes. El iniciador de la sexualidad es aquél que está avivado, el que sabe
acerca de los orígenes de la vida, la mecánica del coito, los misterios del
hotel alojamiento y la vida sexual de las parejas mayores. El lugar del
saber lo tiene el que conoce acerca del cuerpo de la mujer, el que se
acerca a ella sin inhibiciones y prueba los primeros acercamientos
corporales (beso), el que maneja la jergas de la masturbación, que
conoce y posee revistas y fotos pornográficas que muestra al grupo.

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LOS ADOLESCENTES UN ENFOQUE
PSICOSOCIOLOGICO

Hemos abordado hasta aquí la adolescencia en sus características generales,


a partir de este momento nos dedicaremos a dar un panorama de las
condiciones socio-culturales en que se encuentra inmerso.

“En este momento vivimos en el mundo entero el problema de una


juventud disconforme a la que se la enfrenta con la violencia, y el
resultado es solo la destrucción y el entorpecimiento del proceso de
crecimiento”. “La violencia de los jóvenes no es sino la respuesta a la
violencia institucionalizada de las fuerzas del orden familiar y social”

“Los jóvenes se rebelan contra todo nuestro modo de vida rechazando


las ventajas tanto como sus males, en busca de una sociedad que ponga
la agresión al servicio de los ideales de la vida y eduque las nuevas
generaciones con vistas a la vida y no a la muerte”

“La sociedad en que vivimos con su cuadro de violencia y destrucción no


ofrece suficientes garantías de sobre-vida y crea una nueva dificultad
para el desprendimiento. El adolescente cuyo signo es la búsqueda de
ideales y de figuras ideales para identificarse, se encuentra con la
violencia y el poder; también los usa”.

Estas palabras que bien pueden ser pronunciadas en esta época fueron dichas
por Arminda Aberastury en los años 60.

Han transcurrido más de 30 años y la situación para los adolescentes, lejos de


mejorar ha producido cambios que los sujetan aún más en la confusión y la
marginación. Estos adolescentes de los que nos ocuparemos crecieron bajo el
signo de la “posmodernidad “ y la “globalización”, hechos que dejaron sin
muchas explicaciones a los adultos que debían contenerlos.

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Hacia un cambio de paradigma...

Intentaremos ahora identificar cuál es el marco que moldea tanto a los sujetos,
como a las instituciones y a las prácticas sociales.

Es esta una etapa de grandes cambios que ha dado origen no solo a una
importante producción teórica acerca de los ideales de la humanidad sino a una
moda que, debido a los medios de comunicación, se difunde en todo el planeta.

Ese conjunto de ideas que constituye el marco en el que se desarrolla el sujeto


adolescente que hoy nos ocupa, se ha originado en el enfrentamiento
modernidad-posmodernidad.

La transición modernidad-posmodernidad afecta todos los aspectos de la vida


de la humanidad, desde los más avanzados desarrollos científicos, hasta los
más simples momentos de la cotidianeidad, atravesando los valores, la
estética, la política la economía, por lo cual constituiría un reduccionismo tratar
de explicarlo todo desde la economía, a partir de los cambios tecnológicos o
postular una crisis de valores.

La posmodernidad, como edad de la cultura, debe comprenderse por referencia


a lo que se llama “modernidad”, por lo cual haremos una breve referencia a las
ideas predominantes en la modernidad.

La modernidad surge en una época de grandes descubrimientos y de múltiples


cambios sociales marcados por la aparición de la burguesía, y más tarde,
durante la consolidación del desarrollo industrial, el desarrollo del proletariado o
clase obrera.

El proyecto de modernidad formulado por los filósofos del iluminismo en el siglo


XVIII se basaba en el desarrollo de una ciencia objetiva, una moral universal,
una ley y un arte autónomos y regulados por lógicas propias: deseaban
emplear esta acumulación de cultura especializada en el enriquecimiento de la
vida diaria, es decir en la organización racional de la cotidianeidad social

Se habla hoy de la modernidad como la edad de “las grandes utopías”’; Lyotard


denomina “grandes relatos” a los proyectos o utopías cuya finalidad era
legitimar, dar unidad y fundamentar las instituciones y las prácticas sociales y
políticas, las legislaciones, las éticas y las maneras de pensar. Uno de los

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grandes relatos de origen Hegeliano: la historia humana es concebida como la
marcha del espíritu hacia la libertad, todo lo racional es real y todo lo real es
racional. Otro de los grandes relatos es el de la emancipación de los
trabajadores y la lucha por la sociedad sin clases. Un tercer relato promete un
mundo de bienestar para todos basado en el desarrollo de la ciencia y la
industria.

Según Lyotard, todos “los grandes relatos” han entrado en crisis, han sido
invalidados en el curso de los últimos cincuenta años, por diferentes
acontecimientos, desde los campos de concentración, pues no todo lo real es
racional, hasta la crisis del marxismo. Estas diferentes maneras de contar una
historia universal de la humanidad que conducen a la emancipación de la
misma han fracasado.

Adolescencia en la posmodernidad...

En la posmodernidad se genera un fenómeno particular en los adolescentes ya


que propone a la adolescencia como modelo social, y a partir de esto “se
adolescentiza” la sociedad misma.

Pensemos que durante la modernidad se aspiraba a ser adulto, la etapa adulta


permitiría actuar tener capacidad de influir socialmente, independizarse de los
padres, imitarlos en la vida afectiva y familiar. De acuerdo a esto la mirada
estaba puesta en la niñez y en la vida del adulto, por lo cual la etapa
adolescente no era considerada de gran importancia entre los investigadores y
aun dentro de la vida social.

Si pensamos a la adolescencia desde el momento actual nos encontramos en


cambio, con que los adolescentes ocupan un gran espacio. Los medios de
comunicación los consideran un público importante, las empresas saben que
son un mercado de peso y generan toda clase de productos para ellos; algunos
de los problemas más serios de la sociedad actual: la violencia, las drogas y el
SIDA los encuentran entre sus víctimas principales, y la escuela secundaria los
ve pasa sin tener en claro que hacer con ellos.

Pero sobre todo aparece socialmente un modelo adolescente a través de los


medios masivos en general y desde la publicidad en particular. Este modelo

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supone que hay que llegar a la adolescencia e instalarse para siempre. Define
una estética en la cual es hermoso lo muy joven y hay que hacerlo perdurar
mientras se pueda y como se pueda. Vende gimnasia, regímenes, moda unisex
y cómoda, cirugía plástica de todo tipo, todo aquello que lleve a disimular el
paso del tiempo. El adulto deja de existir como modelo físico, se trata de ser
adolescente mientras se pueda y después, viejo. Ser viejo a su vez es una
especie de vergüenza, una muestra del fracaso ante el paso del tiempo.

No sólo se toma como modelo al cuerpo del adolescente, sino también su


forma de vida. La música que ellos escuchan, los videos clip que ven, los
lugares donde bailan, la jerga que hablan. Para una parte de la opinión pública
la actitud de los padres no debe ser la de enseñar, de transmitir experiencias
sino por el contrario la de aprender de los adolescentes una especie de
sabiduría innata que ellos poseerían y, sobre todo, el secreto de la eterna
juventud.

Nos interesa ahora señalar algunas características que nos permitan distinguir
al adolescente de la modernidad y reconocer en nuestros adolescentes la
influencia de la sociedad posmoderna.

Hubo un tipo de adolescente moderno descripto como un individuo que vivía


una crisis, inseguro, introvertido, una persona en busca de su identidad,
idealista, rebelde dentro de lo que el marco social les permitía. Los
adolescentes de por si constituían un grupo marginal, los varones no tenían ya
lugar junto a las polleras de las madres ni en la vida laboral de los padres, las
mujeres tenían conflictos con las madres y todavía no podían ser dueñas de
sus casas ni criar sus propios hijos.

La rebeldía tenía una forma particular de expresarse a través de la


identificación o de la imitación de figuras admiradas, proceso constitutivo de la
propia personalidad. Esa necesidad de originalidad no impedía la admiración
hacia el mundo adulto. Este modelo de adolescente hegemónico hasta los años
60 y 70 nos mostraba como los adolescentes entraban en conflicto con los
padres y el resultado era una crisis que evidenciaba la “brecha generacional”.
Entre la generación adulta y el adolescente había una distancia una brecha
dada por las diferencias de épocas.

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Los principios, las normas, los ideales debían ir cambiando ajustándose a
diferentes épocas, cosa que los adultos ya no hacían, los adolescentes en
cambio se preparaban para lo nuevo que vendría y para eso adaptaban lo
recibido por sus padres y maestros a sus propias necesidades, entrando en
colisión con ellos.

El adolescente de esa época luchaba, y llegaba a hacerlo violentamente, en el


frente interno de su hogar para lograr tres libertades: la libertad en salidas y
horarios, la libertad de defender una ideología y la libertad de vivir un amor y un
trabajo; en el frente externo, en la sociedad, prefería renunciar a comodidades
detrás de aquellos ideales que consideraban acertados.

Seguramente en nuestra descripción habrán reconocido algunos de los rasgos


de nuestros adolescentes, y se estarán preguntando -Entonces ¿cuál es la
diferencia?-.

Si no olvidamos que la adolescencia sólo puede comprenderse en relación con


el medio y el momento en que se desarrolla debemos tener en cuenta que
hasta los años mencionados, ellos y la sociedad en que vivían creían en el
progreso, en el mejoramiento del ser humano y ubicaban en los adolescentes
la necesidad de una ética que los preservara del cinismo y del patetismo. Ese
adolescente tenía en sí la capacidad de corregir los errores de las
generaciones anteriores y no cabían dudas de que estaría dispuesto a
ejercerlo.

A diferencia de esa sociedad, la que hoy acompaña el crecimiento de los


jóvenes encarna los conflictos: de identidad, crisis de los valores, ambigüedad
sexual, por lo cual el adolescente no entra en conflicto con el medio ni con los
adultos que los sostienen, con lo cual crecer y diferenciarse se le torna muy
difícil.

Los jóvenes de hoy, no ven a sus padres como personas muy diferentes de
ellos, no sienten “una brecha generacional”. Huyen de los adultos, los
enfrentamientos no se prolongan. El problema es más bien la neutralización de
las relaciones, el no intercambio, como dice Française Dolto, quien afirma que
lo que se hace es cohabitar. Ya no hay deseos de comunicarse. La
neutralización de las relaciones conduce a una situación de neutralidad pasiva

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que podemos definir como indiferencia. La hostilidad sin embargo no queda
anulada y se manifiesta en desprecio y mal trato hacia los padres que en
algunos casos llega a engendrar miedo en la generación adulta. La agresividad
no estaría dirigida a dirimir diferencias ideológicas, sino que seria una
expresión lisa y llana de maltrato, vacío de ideas.

Adultos de la posmodernidad

La modernidad tenía un modelo de adulto que daba una imagen externa clara
la cual hoy resulta desdibujada, ahora nos detendremos en la representación
psico-sociológica del adulto que se manejaba tradicionalmente y su rol en la
constitución de la subjetividad adolescente.

Sexualidad

La revolución sexual de los años 60 dio paso a varios cambios. Los sexos
dejaron de estar rígidamente establecidos en su aspecto externo y en los roles
a cumplir. Al mismo tiempo la ambigüedad sexual se constituyó en una
característica propia de la época. Sea como sea, la clara identidad sexual que
se esperaba que adquiriera el individuo al llegar a la adultez ha perdido
claridad.

Afectividad

El modelo de un adulto que era capaz de mantener una relación, de


profundizarla a través del conocimiento y un mayor compromiso con su pareja
ha dado lugar a un adulto que supone que amar es sencillo y que sólo depende
de encontrar la persona adecuada y no de desarrollar la propia capacidad en la
convivencia, la tolerancia, el conocimiento y el respeto mutuo. Adultos que
piensan que conseguir una pareja atractiva es un logro semejante al de poder
adquirir un buen producto. Los adultos de la actualidad han vivido crisis de
estabilidad en la pareja, incluso considerando a la misma como algo
transitorio.

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Los referentes

A partir de 1950 los adolescentes comienzan a perder las figuras de


identificación tradicionales (maestros, científicos, luchadores por la libertad), “el
período 1960-1980 es denominado la época de los ídolos con estrellas y jefes
de banda como ideales, con un claro retorno al narcisismo, no es el adulto el
modelo ideal”. Sobre el lugar vacío que dejan los padres dice Gramsci: “se
eleva al papel de líder al grupo de pares o a algún miembro de él,
convirtiéndolo en árbitro indiscutido en todas las cuestiones morales y
estéticas”. De este modo se desdibuja el concepto de adulto, con lo cual la
meta se pierde de vista.

Los cambios en la sociedad

Los cambios producidas en el ámbito del trabajo, modificaron sustancialmente


las estructuras sociales, a la estabilidad laboral sucedió la inseguridad y la
incertidumbre, hoy en día solo se puede aspirar a mantenerse, es decir luchar
para no volver permanentemente a empezar. Por otra parte para los jóvenes la
perspectiva de formación es muy larga, se necesita cada vez menos mano de
obra y mucho más capacitada. Falta empleo y los que hay son pobremente
remunerados o exigen sofisticada calificación. El adolescente que ve a sus
padres en una continua carrera por la supervivencia, en un lugar siempre
incierto se ve reflejado en la misma problemática.

Los adultos, el rol de padres

Los modelos que se difunden han hecho que los padres deseen perpetrarse en
la adolescencia, traten de vivir a imagen de sus hijos y hacerles la
competencia, esto ha llevado a que aparezca acortada las distancias que en
otro momento no dejaban duda sobre la diferencia generacional, y permitía que
los padres cumplieran con la función de contención, protección, transmisión de
conocimientos, de valores y afecto. En muchos casos los padres dejan de
cumplir con esas funciones y los adolescentes se ven obligados a ser padres
de sí mismos, quedando a la deriva y en riesgo de ser captados por intereses
que lejos de favorecerlos los someten a dependencias que, en el mejor de los
casos los llevarán a no desarrollarse como seres libres, y en algunos casos los
conducirán a la marginación y a la autodestrucción.

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La relación entre padres e hijos adolescentes

La relación entre padres e hijos adolescentes ha padecido recientemente


condiciones de cambio y ha promovido interrogantes tanto en adolescentes
como en los padres y en el vínculo establecido entre ellos.

Nos referiremos, ahora brevemente a algunos de los cambios acaecidos en


torno de los valores y actitudes con referencia a la vida familiar, para poder
introducirnos en lo que hace a las relaciones actuales de padres e hijos.

La familia tradicional se regía bajo la figura omnipotente de un padre, eran


modelos patriarcales que reproducían en el interior de la familia el modelo
político del soberano absoluto.

A pesar de que en la familia moderna entran en crisis la autoridad paterna


absoluta y las costumbres de la familia tradicional, la familia moderna
mantendrá el modelo patriarcal flexibilizado por los afectos, las relaciones de
poder se redistribuyen: los padres conservan el poder racional y económico, las
madres el poder de los afectos. Lo vínculos con los hijos y las hijas buscarán
reproducir esos modelos. Se intensificarán los vínculos identificatorios de las
niñas con la madre y de los niños con el padre. A diferencia de la familia
tradicional, ampliada y comunitaria la familia moderna protege la vida privada
dando lugar a deseos de autorrealización, prevalece el individualismo por sobre
la solidaridad colectiva.

Estas condiciones que se fueron afirmando durante el siglo XIX y gran parte del
siglo XX comienza a cambiar hacia fines de este siglo.

Si volvemos a la caracterización del adulto de la posmodernidad, ya tratada


podremos comprender los cambios producidos en las familias postmodernas.

En las familias postmodernas la posición social y subjetiva de los padres y de


los hijos cambió en el sentido que Shorter describe como el fenómeno en el
cual “la familia abandona a sus miembros”, que se puede identificar por:

o El corte definitivo en los lazos que unía la generación


nueva con la vieja.

o Indiferencia de los adolescentes hacia la identidad


familiar y sus objetivos.

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o Discontinuidad en la transmisión de valores de padres
a hijos.

o Inestabilidad en los vínculos en la pareja conyugal con


altísimos índices de divorcios y nuevas formas de vivir
en familia (hogares monoparentales, familias
ensambladas, etc.)

o Desmitificación de la familia como refugio para la


problemática cotidiana, especialmente en las mujeres
por el aumento de la violencia familiar visible e
invisible.

Todo esto establece una distancia entre los adolescentes y su familia que se
manifiesta en un desinterés y un alejamiento de los padres, y una sostenida
identificación con el grupo de pares que pasa a constituir su lazo social
fundamental.

Los estudios sobre sociología de la familia de las últimas décadas destacan


que los adolescentes se escapan, cada vez con más frecuencia, hacia una
subcultura de pares que mantiene con la cultura dominante una relación no
tanto de oposición sino de independencia.

En esta relación entre las generaciones, la posición de los adolescentes y los


jóvenes no sería tanto de rechazo como de indiferencia. La subcultura
adolescente trata de mantenerse independiente de los valores adultos; no es
opositora sino separada.

En tanto, como ya lo mencionamos, los padres casi han renunciado a los


derechos que les asisten como padres y se abstienen de tomar decisiones
sobre ellos, ante el predominio de los pares de sus hijos, intentan volverse
amigos de sus hijos con lo que la brecha generacional alcanza una dimensión
inesperada, perdiéndose todo sentido de autoridad y contención. Todo esto
agregado a que, para la cultura posmoderna, la adolescencia parecería un
modelo al que habría que llegar e instalarse para siempre. Define una estética
donde es hermoso lo muy joven y hay que hacerlo perdurar mientras se pueda,
como se pueda y a cualquier precio aún a riesgo de la disolución y la confusión

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en el seno de la familia. El adulto deja de existir como modelo físico y se
pasaría casi sin solución de continuidad de la adolescencia a la vejez: ser y
parecer viejo sería algo vergonzante, una muestra de fracaso personal. Y la
posición de los padres ante los adolescentes ya no sería la de enseñar,
transmitir experiencia, sino por el contrario, la de aprender una especie de
sabiduría que tendrían los adolescentes y, sobre todo, el secreto de la eterna
juventud. Un conflicto de posicionamiento subjetivo se observa, en lugar de ser
los adolescentes quienes luchan por ocupar el lugar de los padres, son estos
quienes invaden el lugar de sus hijos.

El adolescente en la posmodernidad

Así como en la modernidad la adolescencia era y es entendida como una etapa


plena de incomodidades o pasajera, en la actualidad tiende a prolongarse en el
tiempo y no necesariamente es vivida como etapa crítica de la vida. La
adolescencia se ha institucionalizado y es glorificada por la sociedad de
consumo y por los medios de comunicación masiva. En palabras de F. Dolto la
adolescencia ya no es considerada como crisis sino como un estado, como un
modo de ser. Esta condición está extendida a buena parte de los jóvenes pero
no a todos. Quienes pertenecen a los sectores más bajos de la población o los
jóvenes de las zonas rurales, quedan fuera de este proceso. Su entrada en la
adultez es brusca y rápida ya sea por la necesidad de trabajar tempranamente,
o bien entre las chicas, por embarazos prematuros, casi en el comienzo de su
vida sexual.

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Dos generaciones, dos visiones

Nos ocuparemos ahora de la visión que jóvenes y adultos tienen sobre la


adolescencia.

La visión es una particular manera de articular internamente la realidad, es


decir incorporarla a través de la percepción, procesarla y sumarle nuestra
capacidad imaginativa, para finalmente encontrar proyección en el mundo
exterior.

Un mismo objeto o una misma circunstancia puede producir en diferentes


personas efectos totalmente distintos. Los jóvenes miran la realidad desde un
punto de vista sustancialmente diferente al de los adultos.

Veremos ahora cual es la visión que la sociedad tiene respecto de la


adolescencia.

La mirada de los adultos

En el imaginario social entre los años ’60 y ’70 los adolescentes eran idealistas,
apasionados, combativos. Algunos investigadores al referirse a nuestros
adolescentes sostienen que bajo una máscara superficial de indiferencia y
desapego, subyacen fuertes pasiones, ideales y fuerza combativa; otros
investigadores sostienen que ha habido un cambio de fondo en el modo de ser
adolescente y que, por lo tanto, las clásicas teorías enunciadas deben
reformularse.

James Anthony (1981) señala la dicotómica percepción que tienen los adultos
en la actualidad respecto de los adolescentes, ya sea como “verdugos” que
pueden tener sádicas actitudes hacia la sociedad o bien como “víctimas”
pasivas y desvalidas frente a la corrupción de los adultos que pretenden
explotarlos. Describe algunos estereotipos de los adolescentes.

El primer estereotipo es el adolescente considerado como objeto peligroso y en


peligro: es tanto una figura amenazadora y potencialmente peligrosa para la
seguridad del resto de la sociedad, como un sujeto al que hay que proteger de
las tensiones propias del mundo adulto. Existen rituales sádicos de iniciación
en la adolescencia que estarían al servicio de este supuesto juego de

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peligrosidad (por ejemplo la escisión del clítoris en las chicas en algunas
sociedades africanas).

Un segundo estereotipo se refiere al adolescente considerado como sujeto y


como objeto sexual. En este estereotipo, los adultos generan fantasías y
prácticas hacia los adolescentes que revelan según Anthony, la reactivación de
sus propios conflictos como adolescentes, con abiertos componentes
autoeróticos, homosexuales e incestuosos. Dentro de este contexto ubica las
altas tasas de jóvenes víctimas de incesto.

Un tercer estereotipo es el del adolescente considerado como objeto de


envidia, en tanto sería un sujeto en proceso de crecimiento ascendente, en
tanto sus padres están en proceso de declinación, uno de los métodos que
hallan los padres para enfrentar el doloroso sentimiento de envidia consiste en
identificarse con el joven, ya sea mediante el recurso de “adolescentizarse” o
bien de ayudar a su hijo en crecimiento.

El cuarto estereotipo se refiere al adolescente considerado como un objeto


perdido, por lo cual los padres experimentan un estado de tristeza, sensación
de vacío en el hogar y pérdida de los objetivos que los habían motivado
intensamente durante la niñez de sus hijos.

El quinto y último estereotipo describe al adolescente considerado individuo


inadaptado, según Anthony los padres perciben los cambios de humor y su
carácter díscolo como signo de insania y consideran que deberían normativizar
a sus hijos consultando por sus síntomas. Esto revelaría padres inseguros,
inestables que buscan una relación protectora, solícita del adolescente.

Y los adolescentes, ¿qué piensan?

Hoy, la mayoría de los jóvenes viven su adolescencia como una etapa de


satisfacción y atractiva en sí misma, no tienen deseo de que transcurra con
prisa para terminarla; se mueven en un marco de permisividad y libertad dentro
del cual en muchos casos sienten que pueden satisfacer anhelos y disfrutar de
comodidades y entretenimientos con los que pueden llenar todas sus horas de
ocio. Esto implica que poseen una visión placentera de la adolescencia., en
relación con el mundo adulto, al que ven exigente, frustrante y complejo.

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Para el joven la visión de este mundo es aburrido, esforzado y quejoso; que
hay en él, hipocresía, exagerado cuidado de las formas, corrupción y mentira.

Esta visión, que guarda algo de verdad, encierra una cuota de deseo de dejar
al otro sector, el de los adultos lo que ellos sienten como “no bueno”, como
que a ellos no les incumbe. Es como una forma imaginaria de preservarse sin
darse cuenta, quedándose en un mundo de privilegios. Lo bueno es nuestro, lo
malo - eso que se ve por TV todos los días, en cualquier programa en cualquier
noticioso- no es cosa de los jóvenes. Ellos quieren cambiar el mundo, terminar
con las injusticias. Descalifican a los adultos cuando los ven incoherentes e
irracionales en la puesta de límites.

Ellos piensan que en el amor, el sexo y la relación con su cuerpo están a la


vanguardia del mundo de los adultos. Los jóvenes se relacionan hoy con el
tema de la droga, el cigarrillo y al alcohol con familiaridad. La droga está
aunque no la consuman; circula y se mueve alrededor de ellos, y ha adquirido
el carácter de un elemento más del universo juvenil.

Respecto del alcohol, piensan que tomar es una actitud que se a hecho
costumbre entre los jóvenes, muchos de los que toman socialmente están
preocupados por los efectos que observan a su alrededor y en ellos mismos.

En relación con la educación la escuela secundaria es sobretodo valorada por


ser el ingreso a un nuevo espacio por permitir la integración a nuevos grupos y
el hacerse de nuevos amigos, representa para algunos un lugar privilegiado de
pertenencia; en otros casos es generadora de conflictos internos e
intrafamiliares.

Descreen de la posibilidad de generar proyectos a largo plazo, viven


intensamente el presente y a veces caen en un escepticismo que sorprende a
los adultos.

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ACTIVIDADES DE EVALUACIÓN
ACTIVIDADES OBLIGATORIAS
Intente rememorar ahora cada etapa de su propia adolescencia. Analice los
comportamientos según las etapas descriptas.

Compare sus comportamientos con los de un adolescente actual, señalando


las diferencias y similitudes de los mismos según las etapas.

ACTIVIDAD RECOMENDADA
Reflexiones sobre mi relación con los adolescentes:

1- Qué es lo que más me molesta de un adolescente

2- Qué es lo que más me interesa, me agrada de los adolescentes

3- Con qué comportamientos adolescentes me siento identificado

ACTIVIDAD LIBRE
Elabore un cuadro comparativo de las características de los adolescentes en la
modernidad y en la posmodernidad, según los conceptos desarrollados en la
unidad

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BIBLIOGRAFIA
Blos P. “La transición adolescente”, Ed Amorrortu, Bs. As., 1991

Quiroga S. « Acerca de la adolescencia », Ed Tecné, Bs. As., 1987

Dolto F. “Palabras para adolescentes”, Ed Atlántida, Bs. As., 1993

Aberasturi A. “El niño y sus juegos”, Ed. Paidós, Bs. As., 1984

Freud S. “Obras Completas”, Bs. As., 1986

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