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1- METODOLOGÍA DE TRABAJO
1
THEISSEN, G.: El movimiento de Jesús. Salamanca, Sígueme, 2005, p. 15.
2
Cf. Idem, p. 21.
1
movimiento de Jesús ya sea con movimiento de su mismo entorno o con los
movimientos que se encuentran en el seno de otras culturas3.
En cuanto a las fuentes para un estudio sociológico de Jesús hay que señalar que
«los evangelios sinópticos son la fuente más importante para conocer el movimiento de
Jesús»4. Las dos fuentes más importantes, por ser las más antiguas, son la fuente judeo
cristiana de los logia de Jesús y el evangelio (gentílicocristiano) de Marcos. Pero
también las cartas paulinas, los hechos de los apóstoles y otros escritos posteriores como
la Didajé. Sin dejar de lado las fuentes judías como la del historiador Flavio Josefo y las
fuentes no cristianas como Celso y Luciano de Samosata5.
3
Cf. Idem, p. 23.
4
Idem, p. 23.
5
Cf. Idem, pp. 23-26.
6
Idem, p. 32.
7
Idem, p. 32.
8
Cf. Idem, p. 33.
9
Idem, p. 33.
10
Idem, p. 34.
2
itinerantes. Lo cual se hará a partir de un análisis de las distintas funciones en el
movimiento de Jesús.
Cuando hablamos de Jesús como líder carismáticos nos referimos a que «el
carisma es el don de ejercer autoridad, sin basarse en instituciones y funciones previas».
Entre los adeptos al movimiento de Jesús tenemos que caracterizar diferentes círculos
de proximidad con el líder carismático. En primer lugar está la figura del líder
carismático: Jesús. Inmediatamente el círculo más cercano a Jesús es el de los discípulos
que habían dejado hogar y bienes. Luego hay otro circulo que son los simpatizantes que
lo seguían solamente como oyentes. Así el grupo de Jesús consta de tres estamentos: el
líder, que es Jesús, luego los predicadores itinerantes y finalmente los simpatizantes. A
continuación el autor analiza estas tres realidades: Jesús, el círculo más próximo que son
los carismáticos secundarios y el más distante de él los carismáticos terciarios.
En cuanto al líder, nos dice Gerd Theissen que Jesús es el portador de una
esperanza y como tal es el centro del mismo movimiento y como tal recaían sobre él las
expectativas de sus seguidores. Al reconstruir su itinerario carismático lo primero que
destaca el autor son los tres grupos sociales: el hogar, los parientes y el lugar de
residencia. Estamos ante un líder carismático que prácticamente surge por la ruptura con
la función familiar en el hogar según lo atestiguan las fuentes al decir que «un profeta
en ninguna parte es honrado menos que su ciudad natural y entre sus parientes y en su
hogar» (Mc 6,4). Jesús se presenta como alguien que no está socialmente enraizado en
alguna parte. Aparece como un difamado social que como alguien que es comedor y
bebedor (Mt 11,19). Se los acusa como eunucos (Mt 19,11). No obstante esta ruptura de
la familia se ve compensada por el nacimiento de la nueva familia «el que cumple la
voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3,35). Amén de
esta peculiaridad del liderazgo de Jesús, señala nuestro autor, otro rasgo sui generis de
este líder carismático. Porque mientras que los líderes surgen de estratos superiores al
de sus adeptos y los guían, en teste caso, estamos ante un líder que es artesano
(carpintero) como sus seguidores11.
11
Cf. Idem, p. 41.
3
funciones entre las que destacan la de maestro, profeta y mesías. Sin embargo, Jesús no
se relaciona con ninguna de esas funciones, sino considerándose únicamente como Hijo
de hombre. No obstante sus seguidores lo consideraban como un mesías. Ahora bien
«estas expectativas terrenas acerca del Mesías le costaron la vida a Jesús: fue
crucificado como pretendiente fracasado a Mesías»12. En efecto, Jesús expresa su
función de líder no con la expresión de Maestro, Profeta o Mesías, sino con la noción de
Hijo de hombre. Ahora bien este título «no correspondía a ninguna expectativa
tradicional de funciones»13 en el ámbito social de Palestina y Jesús lo utilizaba,
probablemente, para contrarrestar las expectativas que tenían en él.
Pero Jesús no era el único líder carismático de su época. Él debía hacer frente a
los sabios y a los maestros de los judíos. Entre los cuales destaca F. Josefo a Judas y
Matías, a Judas Galileo y el fariseo Saduc, etc. Pero Jesús, a diferencia de estos
maestros, no conocía la estabilidad. Él era un maestro itinerante y no solamente eso,
sino que, además, admitía a las mujeres entre sus oyentes15.
12
Idem, p. 46.
13
Idem, p. 47.
14
Cf. Idem, pp. 48-49.
15
Cf. Idem, p. 51.
4
dinamización de su persona. Tras su muerte muchos predicaron con firme convicción
que estaba vivo16.
A partir de los datos analizados G. Theissen confirma que es claro que «muchas
noticias sobre las primeras autoridades del cristianismo primitivo hacen referencia a
carismáticos itinerantes»19. Ahora bien, el movimiento de carismatismo itinerante no fue
16
Cf. Idem, pp. 54-56.
17
Idem, p. 59.
18
Idem, p. 60.
19
Idem, p. 64.
5
un fenómeno más entre los rasgos que acompañaban el movimiento de Jesús. En este
sentido, es posible trazar algunos rasgos que caracterizan a este grupo. El primero de
ellos A este grupo itinerante que seguía Jesús corresponde lo logía más radicales de
Jesús en lo referente a la «carencia de patria, familia, bienes y cobijo»20.
Dadas estas características del grupo itinerante de Jesús es posible establecer una
analogía con el movimiento de los filósofos cínicos, que también eran itinerantes,
marginados y perseguidos25. Sin embargo, se distingue el movimiento de Jesús de este
movimiento itinerante por varias tradiciones de raigambre judía. Por ejemplo, en la
expectación escatológica, su indefensión como los profetas del pueblo de Israel (Cf. Is
20,1ss), la confianza en Dios por la carencia de bienes (Cf. Jr 32, 1ss)
26
Cf. Idem, p. 82.
27
Idem, p. 88.
28
Cf. Idem, p. 88.
29
Idem, p. 92
30
Cf. Idem, p. 100.
31
Cf. Idem, pp. 95-96.
7
3- EL MOVIMIENTO DE JESÚS COMO MOVIMIENTO MILENARISTA
Todo movimiento, señala G. Theissen apunta a una reforma y según los grados
de reforma que se pretenden pueden categorizarse distintos movimiento según que estos
busquen cambios globales o particulares, según busquen la transformación de la
sociedad o de partes de la misma o, finalmente, según busquen redimir al hombre entero
o sólo parcialidades de éste32. ¿Dónde ubicar el movimiento de Jesús? En un
movimiento que busca «un cambio transformativo de toda la sociedad, más aun, del
mundo entero»33.
Tras la muerte de Herodes hubo varias revueltas para ascender al trono: Simón y
Atronges, sin embargo los romanos cedieron el trono al hijo de Herodes Arquelao,
aunque más tarde tendrá que exiliarse y roma asumirá la gobernanza. Para esta época (6
d.C.) aparece el movimiento de Judas Galileo que era un maestro religioso, considerado
por Flavio Josefo como fundador de una cuarta filosofía de los judíos. Veinte años más
tarde aparece Juan el Bautista como profeta que se caracterizó no por predicar contra los
dominadores extranjeros sino contra su propio pueblo. Finalmente, tras el
encarcelamiento de Juan el Bautista empieza la actividad de Jesús de Nazaret. Éste se
distanció de las enseñanzas de Judas Galileo y de la predicación intrapunitiva de Juan
Bautista anunciando la salvación y la llegada del Reino de Dios para los pobres y
marginados. Para esta época también aparece un profeta samaritano que pretende
renovar el culto en el monte Garizín 35. Y, finalmente, un grupo de profetas de signos
32
Cf. Idem, p. 101.
33
Idem, p. 102.
34
Cf. Idem, pp. 103-104.
35
Cf. Idem, pp. 106-108.
8
«que prometían milagros y signos y que, en poco tiempo, reunieron seguidores, a los
que condujeron a un lugar donde había de producirse un milagro esperado»36.
Ahora bien tras la muerte de Jesús y su aparente fracaso surge una pregunta ¿por
qué sólo sobrevivió el movimiento de Jesús? En primer lugar por sus apariciones pos
pascuales. Pero también por diversos factores sociales y estructurales en el interior del
movimiento de Jesús y en su relación con la cultura extranjera. Hay que decir que
sobrevivió el movimiento de Jesús a la ejecución de su líder por la estructura interna del
círculo de sus discípulos. Los discípulos de Jesús participaban de su misma tarea:
gobernar (Mt 19,28) y a su vez no poseían una visión nativista. Es decir, ente sus
miembros podían contarse a toda clase de hombres de diversas condiciones étnicas,
sociales y culturales37.
40
Cf. Idem, p. 120.
41
Idem, pp. 121-122.
42
Idem, p. 122.
43
Idem, p. 123.
44
Idem, p. 125.
45
Cf. Idem, p. 126.
10