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Rafael AGUIRRE1
1. EL JESÚS DE LA HISTORIA PONE EN MOVIMIENTO lo que está en ruptura con su contexto judío y no se
LA CRISTOLOGÍA explica como proyección de la Iglesia posterior.
La investigación histórica en torno a Jesús, que c) Con este criterio se detectan algunos rasgos
Schweitzer consideró el mayor esfuerzo realizado de Jesús, pero no se aspira ni a escribir una bio-
por la reflexión religiosa de la humanidad, ha solido grafía ni a delinear una evolución a través de su vi-
estar vinculada a preocupaciones teológicas y, en da. El estudio histórico se realiza sobre los textos
todo caso, ha tenido consecuencias de esta natura- bíblicos, con profundo espíritu crítico y con tenden-
leza. Para comprender la situación actual tenemos cia minimalista. Se considera que no se puede de-
que hacer una breve alusión a los antecedentes in- mostrar que Jesús utilizase ninguno de los títulos
mediatos. de dignidad que le atribuyó la Iglesia posterior. En
general, estos investigadores coinciden en detectar
El estudio crítico del Jesús histórico surge con históricamente en Jesús una pretensión extraordi-
la Ilustración, que erigió en norma suprema la naria de autoridad, sin parangón en el judaísmo,
razón humana, por cuyo tribunal tuvieron que pa- enraizada en su conciencia de vinculación con Dios
sar tanto los evangelios como el dogma cristológico. y que suelen denominar «cristología implícita», por-
Abrió brecha Reimarus (1774-1778), y otros mu- que es el dato que explica el surgimiento de las
chos le siguieron, como Renan, Strauss, etc. Pug- afirmaciones cristológicas posteriores. Los autores
naban por recuperar al Jesús histórico liberándole más importantes son Käsemann, Conzelmann,
de lo que consideraban las cadenas deformantes del Bornkamm, Braun, Ebeling, Fuchs.
dogma eclesiástico. Es la época de la teología libe-
ral, que produce numerosas «vidas de Jesús» carac- d) Estas investigaciones exegéticas tuvieron un
terizadas por un positivismo histórico rebosante de impacto profundísimo en la teología. Ante todo, en
optimismo. Pero Schweitzer hizo balance y senten- la teología fundamental católica, que era una apo-
ció el fracaso de tantos esfuerzos. Bultmann convir- logética acrítica acuñada contra la teología liberal y
tió la necesidad en virtud y sentenció, por una par- que tenía que revisar a la baja la capacidad de la
te, que los evangelios son documentos de fe que no historia para fundamentar la fe cristológica (concre-
permiten llegar al Jesús histórico y, por otra parte, tamente, los temas de los milagros, de la conciencia
que lo que teológicamente importa es el Cristo de la de Jesús, de la resurrección). Pero también la teo-
fe, y hay que desistir de todo esfuerzo por vincular logía dogmática: la cristología «desde arriba» fue
la fe con el Jesús de la historia. siendo sustituída por una «cristología desde abajo»,
que partía del Jesús terreno y seguía después con el
Pero al cabo de unos años los discípulos de surgimiento de los dogmas cristológicos. En torno al
Bultmann reaccionaron contra su maestro, y surgió Vaticano II, y poco después, asistimos a una espec-
lo que se llamó «la nueva búsqueda» (new quest) del tacular renovación de la cristología, en la que un
Jesús histórico. El punto de partida fue una famosa factor clave fueron los estudios en torno al Jesús
conferencia de Käsemann en la que afirmaba que, histórico. Citemos aquí, sin ser exhaustivos, las co-
ciertamente los evangelios son documentos de fe, nocidas cristologías de González Faus, Sobrino,
pero que tienen una voluntad de evocar suficiente- Boff, Schillebeeckx, Moltmann, Pannenberg (este
mente la vida histórica de Jesús, y que en esto se último un dogmático profundo, que ha ejercido una
jugaba el que el cristianismo no se diluyese en un gran influencia y que concede a la historia un papel
gnosticismo ideológico. A partir de ese momento muy grande en la fundamentación de la fe, incluso
vuelven a surgir estudios históricos sobre Jesús con en el caso de la resurrección, lo que es notable en
unas características comunes: un teólogo protestante. Pannenberg reivindica al
Jesús histórico con mucho énfasis, pero es claro
a) La necesidad de este estudio se reivindica por que desde unos presupuestos muy distintos de los
razones teológicas, se realiza por exegetas que utili- postbultmanianos).
zan los métodos histórico-críticos y trabajan en ins-
tituciones teológicas, fundamentalmente alemanas.
2. LA TERCERA BÚSQUEDA DEL JESÚS HISTÓRICO
b) Se privilegia el criterio histórico de deseme-
janza, según el cual es atribuible al Jesús histórico
2 LA TERCERA BUSQUEDA DEL JESUS HISTORICO
En la década de los ochenta del siglo pasado jerosolimitana–, de modo que Jesús aparece, en la
surgió una nueva oleada de estudios sobre el Jesús línea de los profetas sociales, con un anuncio de
histórico –la «third quest»– en la que, pese a la diver- profunda renovación de las relaciones sociales, en-
sidad entre los autores, podemos reconocer un cier- contrando un gran eco entre los sectores rurales.
to aire de familia: Pero otros autores hacen hincapié en la penetración
en Galilea, no ya del helenismo –lo que es incues-
a) Hay una gran preocupación por situar a tionable, pero asumible por el judaísmo–, sino del
Jesús en su contexto judío. El «criterio de deseme- paganismo, y encuentran un gran parecido entre
janza», utilizado de forma exclusiva, proporciona un Jesús y los predicadores cínicos que, según ellos,
Jesús irreal, sin raíces en su pueblo y sin continui- recorrían la región en aquel tiempo.
dad con sus seguidores. Sin duda, ha influido un
ambiente cultural preocupado por el diálogo con el c) La «tercera búsqueda» se caracteriza por ser
mundo judío, pero también la notable ampliación de profundamente interdisciplinar y, concretamente,
nuestros conocimientos sobre el judaísmo del siglo I por su recurso a la sociología y, más aún, a la an-
gracias a las excavaciones arqueológicas, la publi- tropología cultural. Se pretende interpretar a Jesús
cación de numerosos textos y el descubrimiento de en su mundo social, con las categorías culturales de
los manuscritos de Qumrán. El mencionado ju- su tiempo, para evitar el anacronismo y el etnocen-
daísmo de siglo I nos aparece hoy enormemente trismo. Por ejemplo, la famosa palabra «Abbá
plural y mucho menos monolítico de lo que se pen- /padre», que con razón se presupone fue utilizada
saba en medios teológicos hace aún pocos años. por Jesús para invocar y designar a Dios, es casi
siempre interpretada, en la literatura teológica y es-
b) En el empeño por contextualizar a Jesús en piritual, de forma anacrónica, a partir de las rela-
el judaísmo tiene singular importancia el auge es- ciones paterno-filiales de nuestros días en la cultu-
pectacular de las investigaciones sobre Galilea. Me ra occidental.
refiero a los descubrimientos arqueológicos en Séfo-
ris y Tiberias (las dos ciudades romanas de Galilea), En general se considera que el judaísmo era
en los alrededores del lago, en Nazaret y Cafarnaún; una variante de la «cultura mediterránea», recono-
a la pretensión de haber dado, incluso, con la va- cida por la antropología actual. Ilumina mucho para
riante galilea del arameo; al conocimiento de las re- comprender adecuadamente a Jesús y su mensaje
giones paganas que rodeaban Galilea (la Decápolis, tener en cuenta su contexto social y cultural: las re-
la franja costera); y, quizá sobre todo, al estudio de laciones de parentesco; el peso de valores centrales
las circunstancias económicas, sociales y culturales en aquella cultura, como honor y vergüenza; insti-
de una Galilea sobre la cual los romanos no ejercían tuciones tales como el patronazgo y el clientelismo;
un control directo, sino a través de la fiel dinastía etc. A la luz de la antropología cultural se entiende
herodiana. muy bien que Jesús fuese un taumaturgo o sanador
popular, así como sus exorcismos, inseparables de
En los evangelios se ve que la gente distinguía los llamados «estados alterados de conciencia», que
entre los judeos y los galileos, aun siendo todos jud- son un tipo de fenómenos que se encuentran en to-
íos; que esta diferencia era importante –había una das las culturas pre-industriales. Prácticamente, la
rivalidad regional que venía de muy lejos–; y que new quest postbultmaniana se fijaba tan sólo en las
Jesús era tenido claramente por galileo (Jn 7,41; Mt palabras de Jesús (las ipsissima verba Jesu), debido
21,11; 26,73). Sin embargo no hay unanimidad so- a su etnocentrismo racionalista, y no sabía qué
bre la imagen de la Galilea del siglo I, lo que explica hacer con los milagros y exorcismos de Jesús, que
muchas de las principales divergencias entre los es- encuentran una explicación renovada en la «tercera
tudiosos actuales del Jesús histórico. Por supuesto, búsqueda».
se desecha –contra lo que fue doctrina común hasta
hace poco y que se introdujo en la teología y en el d) En la investigación alemana anterior se com-
imaginario popular sobre Jesús– la existencia de un partía la presentación de Jesús como un apocalípti-
movimiento armado de resistencia antirromana en co que esperaba la irrupción futura del Reino de
la Galilea del tiempo de Jesús. Hay autores –pocos Dios entendido como el fin de este mundo. En la
pero importantes– que piensan que la diferencia en- «tercera búsqueda» se piensa mayoritariamente que
tre Galilea y Judea no era relevante y no es un ele- la Iglesia primitiva enseñaba a aceptar el Reino de
mento clave para entender al Jesús histórico. Para Dios presente y a vivir con una libertad radical.
otros autores se trata de un factor decisivo, aunque Quienes no eliminan el aspecto futurista de la pre-
hay que introducir distinciones entre los que así dicación de Jesús lo interpretan como el anuncio de
piensan. Unos se fijan en la crítica situación socio- una transformación histórica radical, no como una
económica que pesaba sobre las masas campesinas catástrofe cósmica.
y la tensión entre éstas y la élite urbana y herodia-
na –y, por supuesto, con la aristocracia sacerdotal
LA TERCERA BUSQUEDA DEL JESUS HISTORICO 3
Las cristologías suelen exagerar indebidamente La «tercera búsqueda» no está libre de presu-
el abismo entre la adhesión prepascual a Jesús y la puestos y condicionamientos ideológicos. No le falta
fe en la resurrección. Un mejor conocimiento del ju- razón a Theissen cuando dice que «el Jesús no esca-
daísmo y los recursos de las ciencias sociales (por tológico parece tener más colorido californiano que
ejemplo, los «estados alterados de conciencia» y la galileo».
cognitive dissonance) abren perspectivas nuevas pa-
ra la comprensión del origen histórico de la fe pas- No se puede entender a Jesús orillando las
cual. cuestiones teológicas y concretamente, su experien-
cia religiosa. Es éste un aspecto poco atendido por
La «tercera búsqueda», por su propia lógica, la «tercera búsqueda», aunque hay que aludir a la
está provocando una investigación creciente sobre muy notable excepción de M. J. Borg. La teología
lo que vino después, sobre los orígenes del cristia- plantea legítimamente preguntas a las que el histo-
nismo. Es una tarea exegética especialmente inter- riador no puede cerrarse: ¿cómo afrontó Jesús su
disciplinar. De forma semejante a como ha sucedido muerte?; ¿qué sentido le dio?; ¿incorporó Jesús a
con la cristología, quizá se pueda decir que una sus discípulos, de alguna forma, a su misión?... Es-
eclesiología desde abajo –que parte de la pluralidad tas cuestiones fueron estudiadas de forma perspi-
de comunidades primitivas, que examina su evolu- caz y crítica por la exégesis postbultmaniana, y
ción e institucionalización progresiva– debe prece- probablemente sea difícil añadir algo nuevo. Pero es
der y acompañar a la habitual eclesiología desde preocupante que, una vez superada felizmente la
arriba. era de las confrontaciones confesionales en la exé-
gesis, parece que estamos asistiendo a un nuevo di-
Retos de la teología a la «tercera búsqueda» vorcio entre los estudios bíblicos y la teología.
1
R. AGUIRRE, «La tercera búsqueda del Jesús histórico y
la cristología», en SalT, 92 (2004) 643-651.