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∗
Con algunas modificaciones, este trabajo forma parte de la tesis doctoral
del autor. Gerardo A. Alfaro, “Análisis y evaluación del Jesús histórico en la
cristología de Jon Sobrino” (tesis doctoral, Dallas Theological Seminary,
2000).
52 KAIRÓS Nº 31 / julio - diciembre 2002
INTRODUCCIÓN
1
Juan A. Mackay, El otro Cristo español: Un estudio de la vida espiri-
tual de España e Hispanoamérica (México: Casa Unida de Publicaciones,
1988; 1a edición inglesa, Londres: SCM; Nueva York: Macmillan, 1933),
págs. 290-91.
Historia y teología del Jesús histórico 53
2
Alberto Masferrer, Estudios y figuraciones sobre la vida de Jesús (San
Salvador: Ministerio de Educación, 1972; edición original, 1927), pág. 53.
3
Ibid., págs. 35, 40, 45.
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4
José Míguez-Bonino, “Who is Jesus Christ in Latin America Today?”,
en Faces of Jesus: Latin American Christologies, ed. José Míguez Bonino,
trad. Robert Barr (Maryknoll, Nueva York: Orbis Books, 1984), pág. 5.
Historia y teología del Jesús histórico 55
5
Marinus de Jonge, God’s Final Envoy: Early Christology and Jesus’
Own View of His Mission (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing
Company, 1998), pág. 1.
6
Colin Brown señala este punto en relación con Albert Schweitzer, quien
comienza la narración con Reimarus. Otros han sugerido que la problemática
sobre el Jesús histórico había comenzado a desarrollarse desde el trabajo de
los Reformadores. Colin Brown, Jesus in European Protestant Thought 1778-
1860 (Grand Rapids: Baker Book House, 1985), págs. 1-10; N. T. Wright,
Christian Origins and the Question of God, vol. 2, Jesus and the Victory of
God (Minneapolis: Fortress Press, 1996), págs. 13-21.
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7
Charles Talbert, ed., Reimarus: Fragments, (Filadelfia: Fortress Press,
1970).
8
Schweitzer afirma de Reimarus y de algunos de sus seguidores: “no era
odio tanto a la persona de Jesús, sino más bien hacia ese nimbo sobrenatural
con el cual era tan fácil rodearlo... Estaban ansiosos por pintarlo como verda-
deramente y puramente humano, por arrancarle el ropaje de esplendor con el
que había sido disfrazado, y vestirlo una vez más con las ásperas ropas con las
que él había andado en Galilea”. Albert Schweitzer, The Quest of the Histori-
cal Jesus. A Critical Study of Its Progress from Reimarus to Wrede (Nueva
York: Macmillan, 1961; edición alemana, 1906), pág. 4. Meyer piensa tam-
bién en relación con el trabajo de Reimarus que “el propósito dominante del
ensayo era desacreditar el cristianismo a través de una explicación de sus
orígenes que fuese completa e internamente coherente”. Ben F. Meyer, The
Aims of Jesus (London: SCM, 1979), pág. 29.
9
Hirshberger describe a Lessing como poseyendo “un sentido histórico
más fino que Reimarus, racionalista cien por cien...el crítico por antonoma-
sia... Vino a convertirse en el modelo de los críticos racionalistas de la Biblia
del siglo XIX...”. Johannes Hirshberger, Historia de la filosofía, vol. 2 (Barce-
lona: Herder, 1982), pág. 158. Una discusión bastante útil sobre el significado
de este “zanjón” de Lessing se encuentra resumida en Alister McGrath, The
Making of Modern German Christology 1750-1990 (Grand Rapids: Zonder-
van Publishing House, 1994), págs. 28-35.
Historia y teología del Jesús histórico 57
10
Lessing formula 27 tesis del “cristianismo de la razón”. En ninguna de
ellas aparece Jesús. Además hace diferencia entre la religión de Jesús y la
religión cristiana, describiendo la primera como la más clara y la segunda
como ambigua. La obligación del hombre según Lessing es la de practicar la
religión natural de Jesús. Henry Chadwick, ed., Lessing’s Theological Writ-
ings (Stanford: Stanford University Press, 1957), págs. 99-101, 104-05; Karl
Barth, Protestant Thought: From Rousseau to Ritschl (Freeport, Nueva York:
Harper and Brothers, 1959), págs. 125-26.
11
Werner Georg Kümmel, The New Testament: The History of the Inves-
tigation of Its Problems (Nashville, Tennessee: Abingdon, 1972), pág. 62.
12
La teología del “Sí, pero...” según Schweitzer, Quest of the Historical
Jesus, pág. 26.
13
Hugh R. Mackintosh, Corrientes teológicas contemporáneas: De
Schleiermacher a Barth (Buenos Aires: Methopress, 1964), pág. 24.
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22
Ibid., págs. 206-07.
23
José M. G. Gómez Heras, Teología protestante. Sistema e historia
(Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1972), pág. 144.
24
Friedrich Schleiermacher, Hermeneutics and Criticism and Other Writ-
ings, ed. A. Bowie (Cambridge: Cambridge University Press, 1998), págs. 90-
117.
25
Schweitzer, Quest of the Historical Jesus, pág. 67; Hans Schwarz,
Christology (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company,
1998), págs. 17-21.
Historia y teología del Jesús histórico 61
26
Gómez Heras proporciona un resumen bien logrado de los rasgos esen-
ciales de la versión idealista del cristianismo. Esto se puede resumir en los
siguientes puntos: (1) a diferencia del pensamiento tradicional, el idealismo
acepta un monismo prácticamente universal: unidad en el pensar, unidad
cósmica, unidad de la realidad; (2) la creencia en Dios permanece viva, pero
se trabaja una imagen nueva de la divinidad, purificada ahora de todo lo
considerado mitología. Dios es despersonalizado y el mundo sacralizado. Se
cristaliza así una especie de panteísmo cósmico unido con una mística an-
helante de un contacto directo con el absoluto, a través de las manifestaciones
de este en la naturaleza; (3) esta mundanización de Dios implica una seculari-
zación de la soteriología. La revelación, la redención y el misterio trinitario
son interpretados como mediaciones de una experiencia del devenir inmanente
de la historia. Gómez Heras, Teología protestante, págs. 120-31. Thielicke
agrega que en Hegel la figura de Jesús es reinterpretada, despersonalizada y
desindividualizada para hacerla caber en su esquema previo. Helmuth Thie-
licke, Modern Faith and Thought (Grand Rapids: William B. Eerdmans
Publishing Company, 1990), págs. 388-89.
27
En la introducción de su libro The Partings of the Ways, a la que titula
“From Baur to Sanders”, James Dunn proporciona un excelente resumen de la
posición de Baur y su influencia en la teología liberal de Ritschl y Harnack, y,
además, de las dificultades más graves que afrenta su teoría del desarrollo
dialéctico del dogma. Prácticamente, Dunn concluirá que el modelo de Baur
llevaría a la teología liberal a afirmar que “la verdadera fe en Jesús no era
cuestión de credos ortodoxos, sino de hacer como él hizo”. Interesantemente
este mismo proceso incluiría un serio abandono de la historicidad judía de
Jesús, comprobando esto a la larga que “un texto libre (¡‘liberado’!) de su
contexto es un texto mucho más fácilmente abusado y sujeto a los deseos del
lector”. James D. G. Dunn, The Partings of the Ways: Between Christianity
and Judaism and Their Significance for the Character of Christianity (Lon-
dres: SCM; Filadelfia: Trinity Press International, 1991), págs. 1, 5, 6, 16.
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28
David Friedrich Strauss, The Life of Jesus Critically Examined, ed. Pe-
ter C. Hodgson (Lives of Jesus Series; Filadelfia: Fortress Press, 1972; reim-
presión, Ramsey, Nueva York: Sigler, 1994), págs. 757-68.
29
Gerd Theissen y Annette Merz, The Historical Jesus: A Comprehensive
Guide (Minneapolis: Fortress Press, 1998), pág. 5.
30
Strauss, The Life of Jesus, pág. 85.
31
“Algunas veces quizá la visión de una persona desconocida creó la im-
presión de una revelación o aparición de Jesús: una elevación de entusiasmo
pío que suele aparecer en otros lugares en sociedades religiosas peculiarmente
oprimidas y perseguidas”. Ibid., pág. 742.
32
Ibid., pág. 778. Afirma Baird que para Strauss, “el único Cristo de la fe
posible sería la realización del Absoluto, no en un individuo, sino en la totali-
dad de la humanidad”. Baird, “Christology and Criticism”, pág. 222.
Historia y teología del Jesús histórico 63
La discusión metodológica
de las fuentes y la teología liberal
33
Strauss, The Life of Jesus, pág. 778.
34
Baird, “Christology and Criticism”, págs. 222-23.
35
Para un detallado estudio sobre la relación entre los primeros racionalis-
tas y Strauss y sobre los cambios ocurridos en el pensamiento tardío de este,
ver Edwina G. Lawler, David Friedrich Strauss and His Critics: The Life of
Jesus Debate in Early Nineteenth-Century German Journals (Nueva York:
Peter Lang, 1986).
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36
Stephen Neill y Tom Wright, The Interpretation of the New Testament
1861-1986, 2a ed. (Oxford: Oxford University Press, 1988), pág. 119.
37
Ibid., pág. 120. Un análisis más detenido sobre la teoría de la prioridad
de Marcos según Holtzmann y el academicismo de su tiempo se encuentra en
David Barrett Peabody, “H. J. Holtzmann and His European Colleagues:
Aspects of the Nineteenth-Century European Discussion of Gospel Origins”,
en Biblical Studies and the Shifting of Paradigms, 1850-1914, ed. Henning
Graf Reventlow y William R. Farmer (Journal for the Study of the Old Testa-
ment Supplement Series 192; Sheffield, Inglaterra: JSOT Press, 1995), págs.
50-131.
38
Múltiples ejemplos de esta sicologización en otras “vidas de Jesús” se
dan en Schweitzer, Quest of the Historical Jesus, 161-222.
Historia y teología del Jesús histórico 65
39
Una evaluación extensa sobre este tema puede encontrarse en Clive
Marsh, Albrecht Ritschl and the Problem of the Historical Jesus (San Fran-
cisco: Mellen Research University Press, 1992), págs. 56-70, 85, 122-74.
40
De acuerdo con Barth, todo el pensamiento teológico y cristológico de
Ritschl proviene de su entendimiento más básico y abarcador de lo que signi-
fica reconciliación. “Todo el pensamiento de Ritschl fluye de este resultado”.
Reconciliación se define como “el ideal realizado de la vida humana”. Barth,
Protestant Thought, 393-94.
41
Albrecht Ritschl, The Christian Doctrine of Justification and Reconcil-
iation (Clifton, Nueva Jersey: Reference Book, 1966), págs. 388-93.
42
Mackintosh, Corrientes teológicas, pág. 148-49.
43
No es sencillo entender el preciso significado que la frase “juicio de va-
lor” tiene en Ritschl. Es probable que Ritschl no tenía en mente un juicio
subjetivo nada relacionado con lo ontológico de Jesús. La frase, con todo, en
la cristología del siglo XX parece tomar esa significación. Para una discusión
del problema en Ritschl, ver Berkhof, Two Hundred Years, págs. 115-30.
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44
Carl E. Braaten, “Martin Kähler on the Historic Biblical Christ”, en The
Historical Jesus and the Kerygmatic Christ. Essays on the New Quest of the
Historical Jesus, ed. Carl E. Braaten y Roy A. Harrisville (Nueva York:
Abingdon, 1964), págs. 96-97.
45
Kümmel, The New Testament, pág. 223. Además, Kähler encuentra
otras deficiencias en el método histórico crítico. Para él, ya que el Nuevo
Testamento no proporciona información para una biografía de Jesús, el méto-
do histórico-crítico sicologiza a Jesús para suplementar la información, y, al
hacerlo, no toma en cuenta las limitaciones de argumentar con analogías entre
el presente y el tiempo de Jesús. Martin Kähler, The So-Called Historical
Jesus and the Historic Biblical Christ (Filadelfia: Fortress Press, 1964), págs.
46-57.
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46
Kähler, The So-Called Historical Jesus, págs. 98-99.
47
Ibid., págs. 123-48. Para Kähler la problemática residía en la ubicación
del centro cristológico. Según él, la teología liberal colocaba ese centro en el
pasado. Para él se encontraba arriba de la historia. Cómo este concepto es
diferente de lo ahistórico y cómo se entiende la frase de Kähler “el Cristo
histórico-suprahistórico” no es tan claro. Berkhof, Two Hundred Years, págs.
137-42.
48
Johannes Weiss, Jesus’ Proclamation of the Kingdom of God, con una
Introducción de Richard H. Hiers y David L. Holland (Lives of Jesus Series;
Filadelfia: Fortress Press, 1971), págs. 4-6, 133.
49
Ibid., págs. 67-78.
50
Ibid., págs. 116, 133.
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51
Interesantemente, después de haber identificado la mentalidad apocalíp-
tica de Jesús, Weiss vuelve a su escuela liberal al insistir que el reino de Dios
no debe abandonarse como categoría cristológica, pero conscientemente debe
usarse en un sentido diferente al de Jesús: “El mundo todavía durará, pero
nosotros como individuos, pronto lo dejaremos. Por lo mismo, debemos por lo
menos aproximarnos a la actitud de Jesús en un sentido diferente...‘vivan
como si estuvieran muriendo’. No esperamos un Reino de Dios que baje de los
cielos a la tierra para abolir este mundo, pero sí esperamos ser reunidos con la
iglesia de Jesucristo en la celestial . En este sentido, nosotros,
también, podemos sentir y decir, como hicieron los antiguos cristianos, ‘Ven-
ga tu Reino’”. Ibid., págs. 135-36.
52
Wilhelm Wrede, The Messianic Secret (Cambridge y Londres: James
Clark, 1971).
53
Ibid., pág. 131.
54
Wrede afirmaba, por supuesto, que Jesús mismo no había pretendido ser
el Mesías. No hay nada en la vida de Jesús que directamente guiará a su
identificación como tal: “…la idea de datar el mesianismo de Jesús desde la
Historia y teología del Jesús histórico 69
Resumen
58
Ibid., pág. 368.
59
Ibid., pág. 389. Perrin, junto con otros, aplica a Schweitzer la misma
crítica que este había aplicado a la cristología liberal. Adolf Jülicher afirma
que la teoría de Schweitzer “surgió de su cabeza, ya completamente desarro-
llada, antes de que él entrara al trabajo detallado de las fuentes”. Perrin asegu-
ra que el tratamiento que Schweitzer le da a los textos del Nuevo Testamento
“parece seguir las necesidades de su teoría, en lugar del peso de la evidencia
en todas las cuestiones relacionadas”. Norman Perrin, The Kingdom of God in
the Teaching of Jesus (Filadelfia: Westminster, 1963), págs. 33-34.
60
“Jesús será para nuestro tiempo un extraño y un enigma... Él regresó a
su propio tiempo... El fundamento histórico del cristianismo tal como fue
edificado por las teologías racionalista, liberal y moderna no existe más; pero
eso no significa que el cristianismo haya perdido su fundamento histórico...
[Más bien ayudó a revelar] el fundamento histórico realmente inamovible que
es independiente de cualquier confirmación o justificación histórica”.
Schweitzer, Quest of the Historical Jesus, págs. 398-99.
61
Ibid., pág. 401.
Historia y teología del Jesús histórico 71
62
Entre otras, la descripción del “Jesús ario” de N. Grundmann y la na-
cional socialista. Theissen y Merz, The Historical Jesus, pág. 162.
63
El influyente trabajo metodológico de E. Troeltsch se hace sentir tam-
bién en esta época. Sus tres principios historiográficos eran: (1) El principio
crítico, por el cual se enfatizaba que la historia solo alcanzaba probabilidad no
certeza. La tradición religiosa debe sujetarse también a la crítica. (2) El prin-
cipio de analogía que hace posible la crítica. La experiencia y ocurrencia
presente son los criterios de probabilidad en el pasado. (3) El principio de
correlación que enseña la interdependencia de los fenómenos históricos. Edgar
Krentz, The Historical Critical Method (Guides to Biblical Scholarship;
Filadelfia: Fortress Press, 1975), pág. 55; Gerhard Hasel, New Testament
Theology: Basic Issues in Current Debate (Grand Rapids: William B. Eerd-
mans Publishing Company, 1978), págs. 13-57.
64
Rudolf Bultmann, History of the Synoptic Tradition (Oxford: Blackwell
Publishing; Peabody, Massachusetts: Hendrickson, 1963), págs. 372-74.
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65
Rudolf Bultmann y Karl Jaspers, Jesús: La desmitologización del Nue-
vo Testamento ([Buenos Aires], Argentina: Editorial Sur, 1968), págs. 12-13.
66
“Cuando se tienen presentes las ideas esencialmente paulinas, resulta
claro que en ellas Pablo no depende de Jesús. La predicación de Jesús es para
él—al menos en lo esencial—intranscendente”. Rudolf Bultmann, “El signifi-
cado del Jesús histórico para la teología de Pablo”, en Creer y comprender
(Madrid: STVDIVM, 1974), pág. 167.
67
Bultmann y Jaspers, Jesús: La desmitologización, pág. 13.
68
Ibid., págs. 15-16. Y, en realidad, es así como organiza su libro: El fon-
do histórico de la actuación de Jesús; la prédica de Jesús: el advenimiento del
reino de Dios; la prédica de Jesús: la voluntad de Dios; la prédica de Jesús: el
Dios lejano y cercano.
69
Bultmann, “El significado del Jesús histórico”, págs. 178-79.
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70
Rudolf Bultmann, Teología del Nuevo Testamento (Salamanca: Edicio-
nes Sígueme, 1980), págs. 77-78.
71
Bultmann, “El significado del Jesús histórico”, pág. 182.
72
Ver especialmente John Painter, Theology and Hermeneutics: Rudolf
Bultmann’s Interpretation of the History of Jesus (Sheffield: Sheffield Aca-
demic Press, 1987); James F. Kay, Christus Praesens: A Reconsideration of
Rudolf Bultmann’s Christology (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publish-
ing Company, 1994).
73
Bultmann, Teología del Nuevo Testamento, pág. 78. Bultmann admira y
depende enormemente de Bousset y su escuela. Xavier Pikaza resume esta
escuela así: “En ella el cristianismo aparece, antes que nada, como un fenó-
meno de sincretismo religioso en el que deben distinguirse tres etapas: a)
Jesús, predicador judío de gran fuerza, cuyo mérito consiste en haber unifica-
Historia y teología del Jesús histórico 75
78
“Él en su persona significa la exigencia de la decisión, en la medida en
que su llamada es la última palabra de Dios antes del fin y como tal llama a
tomar una decisión”. Bultmann, Teología del Nuevo Testamento, pág. 47.
79
Bultmann, “Sobre el problema de la cristología”, en Creer y compren-
der, págs. 102-03.
80
Dice en otra parte: “...se trata únicamente de medios para expresar el
significado de la persona de Jesús como acontecimiento salvífico escatológico
decisivo”. Bultmann, “La cristología del Nuevo Testamento”, en Creer y
comprender, pág. 230.
81
Eduard Schweizer, Jesus Christ: The Man from Nazareth and the Ex-
alted Lord (Macon, Georgia: Mercer University Press, 1987), pág. 2.
82
Bultmann, Teología del Nuevo Testamento, pág. 40.
83
Bultmann, “The Primitive Christian Kerygma and the Historical Jesus”,
págs. 29-30.
Historia y teología del Jesús histórico 77
84
Algunos niegan que la búsqueda histórica de Jesús se haya detenido al-
guna vez. I. Howard Marshall, por ejemplo, cita los trabajos de C. H. Dodd, T.
W. Manson, W. Manson y V. Taylor para demostrar que la influencia de
Bultmann no fue totalmente paralizante. I. H. Marshall, I Believe in the His-
torical Jesus (Grand Rapids: William B. Eerdmans Publishing Company,
1977), págs. 126-28. Recientemente, Clive Marsh ha propuesto que no es
posible afirmar que durante el tiempo de la influencia mayor de Bultmann la
búsqueda del Jesús histórico no existía. Los trabajos de Grundmann, Hirsch y
Kittel son traídos a cuento como evidencia. Bultmann ha sido caricaturizado.
Clive Marsh, “Quests of the Historical Jesus in New Historicist Perspective”,
Biblical Interpretation 5 (octubre 1997), pág. 427.