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Introducción
La inflación ha sido uno de los problemas estructurales para la economía de los países
latinoamericanos y porque no decirlo también de los norteamericanos y europeos; en un
problema de muchas aristas, su análisis demanda una análisis acucioso, se puede analizar
desde diferentes ángulos, como la inflación y sus efecto en las empresas, exportaciones,
crecimiento económico, pero tratándose de la materia de microeconomía con la presente
monografía se pretende abordar una perspectiva de sus impacto económico social en
sociedad y las empresas.
En una primera sección se aborda una justificación, seguidamente en otra los objetivos del
presente estudio, en la siguiente sección Marco Referencial, se realiza una exposición y
análisis de lo que significa la inflación, tipos de inflación, efectos y los métodos para
controlarlo, seguidamente en esta misma sección se expone una descripción de la evolución
histórica de la inflación en Bolivia , posteriormente para terminar esta sección se incluye un
Marco Conceptual para precisar ciertas definiciones importantes y finalmente se concluye
el presente trabajo monográfico con las conclusiones y recomendaciones.
No debe extrañarnos que ante un importante crecimiento de la base monetaria por efecto de
un significativo flujo de dólares al país, la cantidad de dinero se incremente y los precios
sean presionados hacia arriba, lo extraño es que los precios no hubiesen aumentado en
mayor proporción. Lo cierto, en el caso de Bolivia durante los últimos años, es que el
Banco Central actuó aplicando políticas de esterilización, al unísono que la banca privada
coadyuvó a dicha política contractiva, sin embargo, lo más importante es que los agentes
privados decidieron recomponer su cartera, lo que se tradujo en una reducción de la
velocidad de circulación.
1. Justificación
2. Planteamiento del Problema
3. Objetivos
3.2 Especifico
4. Marco Teórico-Conceptual
Este mal económico está definido como el alza continua y persistente del conjunto de
precios, que se denomina nivel de precios, y que es una suma promedia ponderada de todos
los precios. Lo que mide la inflación es la variación que se produce en este nivel de precios
entre periodos y que puede ser para cada mes y para cada año.
En lo que va corrido de estos primeros años del siglo XXI, la inflación en el mundo se ha
reducido significativamente ubicándose en un nivel del 3.8 por ciento como promedio
anual, y como resultado de un dos por ciento en los países industrializados y del 5.8 por
ciento en los países en desarrollo. América Latina también pasó a tener una inflación de un
solo dígito y del orden del 8.2 por ciento como promedio anual.
Empero en los dos últimos años la inflación ha tomado impulso en todas partes. El
promedio mundial alcanzó al 4.8 por ciento el año 2007 y en América Latina alcanzó un 8.4
por ciento. Y para el año 2008 el ritmo de inflación en los Estados Unidos está superando el
cinco por ciento anual y en América Latina está en el orden del 12 por ciento anual.
El indicador más conocido que mide el comportamiento de los precios de las economías
nacionales es el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que como su nombre señala mide
el comportamiento de los precios de los bienes de consumo. Cuando este índice se
incrementa periodo tras periodo, entonces, se dice que hay inflación. Por este motivo, cada
mes se informa a la gente la variación de este índice y que indica la tasa de inflación
mensual.
4.1.2 La Hiperinflación
La hiperinflación boliviana de los años ochenta, sin embargo, no fue a causa de una
conflagración bélica, por lo cual se ha ubicado en la historia económica mundial, hasta ese
momento, como la primera hiperinflación en América Latina y en tiempos de paz.4 Este
fenómeno se dio por dos causas fundamentales, la una externa y la otra interna.
La causa externa devino porque a mitades de los años 70 el país tuvo
un ingreso importante de recursos externos, tanto por el aumento de
exportaciones como por un aumento inusitado en el endeudamiento
externo, que generó una creciente demanda interna de bienes y servicios,
que fue satisfecha con importaciones. Pero esto duró poco y para fines
de esa década habían desaparecido esos recursos por lo que la demanda,
siempre expansiva, comenzó a traducirse en mayores ritmos de
inflación. La causa interna está explicada porque los gobiernos, ya
desde fines de los años setenta, no pudieron administrar ni frenar la
expansión de la demanda interna y, por el contrario, la expandieron mucho más, en
particular el gobierno del Presidente Hernán Siles Zuazo
que se hizo cargo del mismo a fines del año 1982.
El gobierno del Presidente Siles Zuazo, en lo económico, pasó
a la historia de Bolivia por haber sido el que desencadenó la más grave
inflación que Bolivia había registrado en toda su vida republicana, con
todas las consecuencias negativas que ello implicó, en la producción
y en la distribución de la riqueza y del ingreso. Uno de los daños que
ocasiona cualquier inflación, por baja que sea, es la distorsión de los
precios; no todos se incrementan al mismo tiempo y al mismo ritmo.
Esto engendra que toda la estructura de precios, que históricamente
se construye, en un santiamén se distorsiona completamente, con lo
que la actividad económica conlleva una asignación no eficiente de
los escasos recursos.
El gobierno del Presidente Siles Zuazo ignoraba completamente
el periodo económico por el que la economía mundial atravesaba y,
también, Bolivia, al momento de hacerse cargo de las riendas del
gobierno nacional.
A mediados del año 1982 había estallado la crisis de la deuda
externa latinoamericana, cuando México entró en default. Este hecho
se tradujo en que abruptamente el capital externo que había sido
generoso en su ingreso a la región, en la década pasada, se redujera
abruptamente. Para Bolivia, una economía que había comenzado a tener
recursos provenientes de la banca privada internacional de manera
adicional a los provenientes de los organismos de cooperación
internacional (BID, Banco Mundial, etc.), de pronto enfrentó, un año
antes, un déficit de balanza de pagos del orden del 7 por ciento del
PIB, y que se agravó en los dos años siguientes, dando como resultado
una situación deficitaria de balanza de pagos del orden de casi el 10 por ciento del PIB, en
promedio, en tres años. Las grandes crisis
económicas del país tuvieron su origen en algún “shock” externo.
A partir del año 1978 la economía boliviana se había
desacelerado hasta caer en la recesión económica el año 1980, con una
tasa negativa de crecimiento. Al momento de hacerse cargo Siles Zuazo
del gobierno, el producto bruto interno estaba decreciendo a un rimo
de casi el 4 por ciento anual. La inflación se venía acelerando ya desde
los últimos años de la década del 70, para encontrarse con una tasa
de inflación anual del 200 por ciento para octubre del año 1982. Hacia
fines del decenio de los años 70, el déficit fiscal continuó elevándose.
En 1982, llegó a representar el 16 por ciento con relación al PIB. En
este período se dio, asimismo, una dramática caída en la recaudación
de los impuestos y, por contraste, un significativo aumento del empleo
en el sector público y un fuerte incremento del gasto corriente, sobre
todo en YPFB.
2003–2008.
de precios relativos.
datos trimestrales.
lo señalado.
4.2 La Inflación
La inflación refleja la disminución del poder adquisitivo de la moneda: una pérdida del
valor real del medio interno de intercambio y unidad de medida de una economía. Una
medida frecuente de la inflación es el índice de precios, que corresponde al porcentaje
anualizado de la variación general de precios en el tiempo (el más común es el índice de
precios al consumo).
En teoría los estados socialistas no deberían sufrir de inflación pues el estado controla
todos los procesos económicos, pero la importación y exportación alteran esta
realidad. Cuando el nivel general de precios sube, cada unidad de moneda alcanza
para comprar menos bienes y servicios.
La teoría económica keynesiana propone que los cambios en la oferta monetaria no afectan
los precios de forma directa sino indirecta a través de otros procesos económicos: la
inflación es entonces el resultado de esos procesos económicos expresándose en los
precios.
b) Inflación de costos (Cost push inflation), producida cuando los costos se encarecen (por
ejemplo, el precio del petróleo o la mano de obra) y en un intento de mantener la tasa de
beneficio los productores incrementan los precios. Para que esta explicación sea viable se
debe suponer que los productores pueden trasladar los aumentos de precio sin afectar la
demanda y que los consumidores cuentan con el dinero suficiente para pagar precios más
altos.
Cualquiera de estos tipos de inflación pueden darse en forma combinada. Sin embargo, las
dos primeras mantenidas por un período sustancial de tiempo dan origen a la tercera. En
otras palabras, una inflación elevada persistente originada por elementos monetarios o de
costos da lugar a una inflación de expectativas.
Uno de los esquemas explicativos más aceptados sobre la causa de la inflación es la que
indica simplemente que la inflación la promueve la expansión de la masa monetaria a una
tasa superior a la expansión de la economía. De acuerdo a esta teoría la fórmula para
determinar el precio general de bienes de consumo viene dado por:
Donde:
es el precio de los bienes de consumo;
es el monto que representa la demanda agregada por bienes y servicios; y
representa el suministro agregado de bienes de consumo.
En otras palabras, los precios subirán si el agregado de suministro de bienes baja en
relación a la demanda agregada por dichos bienes. Siguiendo esta teoría la demanda
agregada está basada principalmente en el monto total de dinero existente en una economía,
lo que se traduce en que: al incrementarse la masa monetaria, la demanda por bienes
aumenta y si esta no viene acompañada en un incremento en la oferta de bienes, la inflación
surge.
Existe otra teoría que relaciona a la inflación con el incremento en la masa monetaria sobre
la demanda por dinero lo cual significaría que "la inflación es siempre un fenómeno
monetario" tal como lo afirma Milton Friedman. Siguiendo esta línea de pensamiento, el
control de la inflación descansa en la prudencia fiscal y monetaria; es decir el gobierno
debe asegurarse que no sea muy fácil obtener préstamos, ni tampoco debe endeudarse él
mismo significativamente. Por tanto este enfoque resalta la importancia de controlar los
déficits fiscales y las tasas de interés, así como la productividad de la economía.
De acuerdo a esta teoría existen tres tipos de inflación de acuerdo a lo que Robert J. Gordon
denomina "el modelo del triángulo".
La inflación en función a la demanda por incremento del PNB y una baja tasa de
desempleo, o lo que denomina la "curva de Phillips".
La inflación originada por el aumento en los costos, como podría ser el aumento en los
precios del petróleo.
Inflación generada por las mismas expectativas de inflación, lo cual genera un círculo
vicioso. Esto es típico en países con alta inflación donde los trabajadores pugnan por
aumentos de salarios para contrarrestar los efectos inflacionarios, lo cual da pie al aumento
en los precios por parte de los empresarios al consumidor, originando un círculo vicioso de
inflación.
Cualquiera de estos tipos de inflación puede darse en forma combinada para originar la
inflación de un país. Sin embargo las dos primeras mantenidas por un período sustancial de
tiempo dan origen a la tercera. En otras palabras una inflación persistente originada por
elementos monetarios o de costos da lugar a una inflación de expectativas.
De estas tres, la tercera es la más dañina y difícil de controlar, pues se traduce en una mente
colectiva que acepta que la inflación es un elemento natural en la economía del país. En
este tipo de inflación entra en juego otro elemento, que es la especulación que se produce
cuando el empresario o el oferente de bienes y servicios incrementa sus precios en
anticipación a una pérdida de valor de la moneda en un futuro o aprovecha el fenómeno de
la inflación para aumentar sus ganancias desmesuradamente.
Teoría del "supply-side"
Esta teoría afirma que la inflación se produce cuando el incremento en la masa monetaria
excede la demanda de dinero. El valor de la moneda, entonces, está determinada por estos
dos factores. La inflación en los años 1970 en EE.UU. se ve como causada por el
incremento en la masa monetaria que ocurrió tras la salida de este país de los acuerdos de
Bretton Woods, que sujetaba el valor de la moneda al patrón oro. Según esta teoría el
incremento en la masa monetaria no tiene efectos inflacionarios en la medida que la
demanda de dinero aumente proporcionalmente.
Los efectos de la inflación en una economía son diversos, y pueden ser tanto positivos
como negativos. Los efectos negativos de la inflación incluyen la disminución del valor real
de la moneda a través del tiempo, el desaliento del ahorro y de la inversión debido a la
incertidumbre sobre el valor futuro del dinero, y la escasez de bienes. Los efectos positivos
incluyen la posibilidad de los bancos centrales de los estados de ajustar las tasas de interés
nominal con el propósito de mitigar una recesión y de fomentar la inversión en proyectos
de capital no monetarios.
Las tasas de inflación elevada e impredecible son consideradas nocivas para la economía.
Añaden ineficiencias e inestabilidad en el mercado, haciendo difícil la realización de
presupuestos y planes a largo plazo. La inflación puede actuar como un lastre para la
productividad de las empresas, que se ven obligadas a detraer capital destinado a la
producciones de bienes y servicios con el fin de recuperar las pérdidas causadas por la
inflación de la moneda. La incertidumbre sobre el futuro del poder adquisitivo de la
moneda desalienta la inversión y el ahorro.
La inflación puede también imponer aumentos de impuestos ocultos: los ingresos inflados
pueden implicar un aumento de las tasas de impuesto sobre la renta si las escalas de
impuestos no están indexadas correctamente a la inflación. Sin embargo, tasas de inflación
moderadas no parecen tener efectos negativos sobre las economías, así un estudio de Robert
Barro, muestra que estadísticamente que una inflación inferior al 8-10% no muestra
correlación negativa con la tasa de crecimiento del país.1 Otros estudios empíricos sitúan el
umbral a partir del cual la inflación puede ser realmente dañina en el 20 o el 40%.
En primer lugar, el deterioro del valor de la moneda es perjudicial para aquellas personas
que cobran un salario fijo, como los obreros y pensionados. Esa situación se denomina
pérdida de poder adquisitivo para los grupos sociales mencionados. A diferencia de otros
con ingresos móviles, estos ven cómo se va reduciendo su ingreso real mes a mes, al
comparar lo que podían adquirir con lo que pueden comprar tiempo después. Sin embargo,
debe señalarse que si los salarios son rápidamente ajustados a la inflación se mitiga o
elimina la pérdida de poder adquisitivo de algunos grupos sociales.
Con alta inflación, el poder adquisitivo se redistribuye desde las personas, empresas e
instituciones con ingresos fijos nominales, hacia las que tienen ingresos variables que
pueden seguir el ritmo de la inflación. Esta redistribución del poder de compra también se
produce entre los socios comerciales internacionales. Si existen tasas de cambio fijo, una
economía con mayor inflación que otra hará que las exportaciones de la primera sean más
costosas, afectando la balanza comercial. También pueden generarse efectos negativos para
el comercio debido a la inestabilidad en los precios de cambio de divisas.
Hoy en día, la herramienta principal para controlar la inflación es la política monetaria. Los
bancos centrales pueden influir significativamente en este sentido fijando una tasa de
interés más alta y reduciendo la masa monetaria. Normalmente a un objetivo de tasa de
alrededor del 2% a 3% anual, y dentro de un rango objetivo de baja inflación, en algún
lugar entre el 2% al 6% anual.
Hay una serie de métodos que han sido sugeridas para controlar la inflación. Los bancos
centrales como la Reserva Federal de EE.UU. pueden afectar la inflación en gran medida a
través de las tasas de interés y ajuste a través de otras operaciones. Las tasas de interés y
crecimiento lento de la oferta monetaria son las formas tradicionales a través del cual los
bancos centrales combaten o previenen la inflación, a pesar de que tienen diferentes
enfoques. Por ejemplo, algunos persiguen un objetivo de inflación simétrico, mientras que
otros sólo controlan la inflación cuando se eleva por encima de un umbral aceptable.
Las políticas monetaristas enfatizan una tasa de crecimiento del dinero constante y
moderada. Los keynesianos hacen hincapié en la reducción de la demanda agregada durante
la expansión económica y el aumento de la demanda durante las recesiones para mantener
la inflación estable. El control de la demanda agregada se puede lograr combinando la
política monetaria y la política fiscal (aumento de los impuestos o reducción del gasto
público para reducir la demanda).
Un tipo de cambio fijo impide que un gobierno utilice la política monetaria nacional a fin
de lograr la estabilidad macroeconómica. Adicionalmente, puede exponer a los países al
peligro de ataques especulativos.
Con el acuerdo Bretton Woods, la mayoría de los países usaba tasas fijas al valor del dólar
de EE.UU. El acuerdo se rompió en la década de 1970, y los países poco a poco se volcaron
a tipos de cambio flotantes. Sin embargo, en la última parte del siglo 20, algunos países que
sufrieron procesos hiperinflacionarios volvieron temporalmente a un tipo de cambio fijo
para estabilizar sus monedas. Esta política se utilizó en muchos países de América del Sur
(por ejemplo, Argentina 1991-2002, Bolivia, Brasil, Chile y Venezuela)
b) Patrón oro
Las economías basadas en el patrón oro rara vez experimentan una inflación por encima del
2 por ciento anual. Bajo el patrón oro, la tasa de largo plazo de la inflación (o deflación)
queda determinada por la tasa de crecimiento de la oferta de oro en relación con la
producción total. Los críticos argumentan que esto puede provocar fluctuaciones arbitrarias
en la tasa de inflación, y que la política monetaria quedaría fijada esencialmente por las
políticas de minería.
Algunos autores creen que esta política contribuyó a la Gran Depresión, mientras que otras
teorías, como la monetarista y la austríaca, disienten. Las hipótesis sobre las causas de la
Gran Depresión son motivo de controversia.
c) Control de precios
Otro método utilizado a lo largo de la historia para intentar frenar la inflación es el control
sobre los salarios y sobre los precios. Este método fue implantado, por ejemplo, por el
gobierno de Nixon al principio de la década de 1970 con resultados negativos.
Algunos economistas coinciden en afirmar que los controles de precios no alcanzan sus
objetivos de estabilidad de precios y son contraproducentes pues distorsionan el
funcionamiento de una economía, promueven la escasez de productos y servicios y
disminuyen su calidad, entre otros efectos.
Cuadro 1.
ciento.
La Gráfica líneas abajo nos muestra la relación entre la tasa de inflación
y el Índice de Desarrollo Humano (IDH) para Bolivia de 1990 al 2005;
como puede observarse, existe una correlación negativa entre ambas
variables, es decir que a mayores tasas de inflación la calidad de vida,
medida por el IDH, se deteriora. Aunque la metodología de elaboración
del IDH no descansa en la capacidad de compra por parte de los hogares,
sino en indicadores de calidad de vida referidos a la satisfacción de
necesidades, la relación negativa encontrada, en cierta medida, viene
a confirmar lo discutido respecto a que la inflación tiene efectos sociales
(2005).
Por otra parte, es interesante ver que los individuos del cuarto
decil sufren un importante impacto de la inflación, la explicación de
este fenómeno pensamos que se encuentra en el hecho de que en este
estrato puede presentarse un cambio importante en los patrones de
consumo, el mismo que no necesariamente esté en la composición de
la canasta, sino en la calidad de los bienes consumidos, así como
cambios en el tipo de servicios a los que pueden acceder. Lo que también
es evidente es que a partir del sexto decil el impacto de la inflación
cae fuertemente. En suma, son los estratos pobres y medios los más
afectados por la subida de los precios.
Para complementar este análisis clasificamos a los hogares en
correspondencia a su lugar de residencia y el grado de instrucción del
jefe de hogar y realizamos el mismo ejercicio anterior. El resultado,
presentado en la Gráfica siguiente, nos muestra que los más afectados por la
inflación son, como se esperaba, los hogares cuyo jefe de hogar es
trabajador no calificado urbano y, seguidamente, aquellos hogares
rurales cuyo jefe de hogar es no calificado. Lo que llama la atención
es que los menos afectados son los hogares rurales cuyo jefe de hogar
es calificado. No hemos procesado la suficiente información para
explicar este fenómeno, pero pensamos que en este grupo de hogares
pueden tener importante peso aquellos cuyo jefe de hogar trabaja en
programas de la cooperación internacional, organizaciones no
gubernamentales, fuerzas armadas y otros que reciben sus ingresos
Índice.- En estadística, serie numérica que expresa la evolución en el tiempo de los valores
de una variable o magnitud, tales como precios, cotizaciones, desempleo, entre otros. Los
índices están referidos a una fecha base a la cual se le asigna arbitrariamente un valor que
por lo general es 100.
En una primera aproximación, la pobreza se asocia con la incapacidad de las personas para
satisfacer sus necesidades básicas de alimentación. Luego, se considera un concepto más
amplio que incluye la salud, las condiciones de vivienda, educación, empleo, ingresos,
gastos, y aspectos más extensos como la identidad, los derechos humanos, la participación
popular, entre otros.
Es una medición por país, elaborada por el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD). Se basa en un indicador social estadístico compuesto por tres
parámetros: Vida larga y saludable (medida según la esperanza de vida al nacer), Educación
(medida por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación
en educación primaria, secundaria y superior, así como los años de duración de la
educación obligatoria) y Nivel de vida digno (medido por el PIB per cápita PPA en
dólares).
Empleo.- Condición de las personas en edad y capacidad de trabajar que realizan algún tipo
de trabajo, asalariado o no. Se refiere al grado de utilización de la fuerza laboral o de la
población económicamente activa (PEA).
5. Conclusiones y Recomendaciones
El Banco Central de Bolivia ha realizado enormes esfuerzos
para retirar la excesiva liquidez pero con poco éxito, dado al
enorme ingreso de recursos externos. El Banco Central ha logrado
retirar liquidez en un volumen igual al que se tiene en emisión de dinero.24 Y este esfuerzo
de retirar el exceso de liquidez ha
creado una deuda pública interna cara que no existía antes. A la
fecha la deuda pública interna alcanza a 5.300 millones de dólares
americanos cuando el año 1994 prácticamente era inexistente.
Es cierto que el Banco Central alcanzó un stock de reservas
internacionales nunca antes vista. Hasta fines de agosto de 2008
estas alcanzan a 7.700 millones de dólares, sin embargo, el gobierno
y el Banco mantienen obligaciones que se podría hacer exigibles
en el corto plazo como es la deuda interna que mantiene el Tesoro
General de la Nación como así también el saldo de operaciones de
mercado abierto. Adicionalmente hay que considerar las
obligaciones que mantiene el Banco Central con el sistema financiero
boliviano y con el sector público. Si se suma la deuda interna del
Gobierno con la que mantiene el Banco Central, por sus operaciones
monetarias, y los depósitos tanto de la banca como del sector público
se concluyen que son mayores a los 7.700 millones de dólares de
reservas.25
Una situación de “boom” en que vive la economía boliviana
debido al enorme flujo de recursos provenientes del exterior, exige,
en primer lugar, una política fiscal contractiva y anticíclica. Siendo
Bolivia una economía tan informal los instrumentos tributarios no operan bien, por lo que
el principal instrumento debe ser el freno a
la expansión del gasto fiscal, lo cual no se está dando.26
Tampoco se debe olvidar que Bolivia tiene una inflación
reprimida a partir del hecho de que los precios de todos los hidrocarburos
están congelados hace más de una década, a un nivel que representa
el 30 por ciento de los precios internacionales, en un contexto donde
los países vecinos han estado ajustando estos precios. Una adecuada
política fiscal para frenar el gasto privado habría sido -y sería- un ajuste
gradual en los precios de los hidrocarburos, lo que transparentaría la
verdadera inflación en Bolivia, disminuiría la expansión de la demanda,
y aumentaría el ingreso fiscal que debería ser ahorrado como parte
de la política antiinflacionaria.
La política de apreciación cambiaria ha sido exitosa para
aumentar las importaciones27 y de esta manera disminuir la brecha de
exceso de demanda pero ha tenido un efecto boomerang en cuanto a
la expansión de la liquidez para el gasto. En una economía dolarizada
la gente se acostumbró a mantener parte de su riqueza, en forma líquida,
en dólares americanos y que ante la continua devaluación, que se vivió
hasta el año 2005, la gente tenía ganancias de capital en términos de
la moneda nacional. Una vez que estas ganancias desaparecen y, por
el contrario, se tornan en pérdidas, por la continua apreciación
cambiaria, la gente decide cambiar sus activos financieros en dólares
americanos para convertirlos en moneda nacional, pero ya no para mantenerlos todo como
motivo activo sino para destinarlos al gasto
en todo tipo de bienes, tanto importados como nacionales, incrementado
la demanda en general y, con esto, la tasa de inflación.
El hecho de que la demanda de dinero se hubiese incrementado
notablemente en los tres últimos años no sólo es consecuencia del
cambio del portafolio de las personas desde dólares americanos a
moneda nacional, sino también a diferentes hechos, que pueden ser
no económicos, y que están aconsejando a la gente a mantener dinero
líquido en lugar de la adquisición de bienes de consumo durable o bienes
de inversión. Pero esta conducta puede cambiar si la gente se decide
por la adquisición de bienes, con lo que se incrementará la inflación,
lo que a su vez puede provocar el reinicio de la devaluación del tipo
de cambio acentuando aun más la tasa de inflación.
En el pasado la inflación se transparentó -y se desbocó- siempre
por algún hecho que generó expectativas de inflación. Ese hecho, en
el pasado, fueron siempre las dramáticas devaluaciones del tipo de
cambio fijo, ocasionadas por “shocks” externos. Así, el año 1972 se
dio una fuerte devaluación del tipo de cambio que se tradujo en altas
tasas de inflación en los dos años siguientes. La hiperinflación de los
años 80 comenzó con la introducción de controles gubernamentales
en el mercado de divisas, e incrementos de varias veces el tipo de
cambio.
GaFGASGHASGH
La inflación no es otra cosa que un indicador de que los
mercados están fuera del equilibrio y su permanencia responde directa
e ineluctablemente a la cantidad de dinero en circulación con relación
a la producción real; sin embargo, cuando los precios suben, no todos
suben en la misma proporción al mismo tiempo, lo que genera, por
una parte, una distorsión en los precios relativos que se traduce en malas
señales al momento de asignar los recursos y, por la otra, transferencias
indeseables de ingresos entre los agentes económicos, dando como
resultado que, al menos en el corto plazo, existan ganadores y
perdedores. Como hemos podido ver en el trabajo, son los hogares más
pobres quienes se ven mayormente afectados por los procesos
inflacionarios, ello en tanto que su estructura de consumo es más frágil
ante los cambios en los precios de la canasta de consumo; asimismo,
conviene subrayar que la inflación no solamente grava el consumo de
los hogares sino que también castiga los esfuerzos de ahorro. Este
deterioro en las condiciones de vida no solamente afecta a la situación
actual de los hogares más pobres, sino que compromete negativamente
su futuro, penalizando fuertemente a los miembros más jóvenes del
hogar. La evidencia estadística y los distintos trabajos a los que nos
referimos en el texto, dan cuenta de que los pobres sufren más en los
procesos inflacionarios que los ricos.
Tres elementos conviene resaltar al cierre de estas
consideraciones: Primero, que las políticas redistributivas del ingreso,
más allá de su carácter expoliatorio, generan efectos perversos y actúan
en contra de aquellos que en principio se buscaba favorecer; segundo,
que los ingresos de la actividad que produce rentas, si no son canalizados
de manera directa a la inversión en capital humano, pueden terminar
dañando el sistema económico; tercero, subrayar que la confusión entre
riqueza y dinero ha sido uno de principales problemas en los que se
han perdido los policy makers, siendo, con base en esta confusión, los
responsables de las principales crisis que se conoce.
Para concluir quedémonos con una cita que David Hume (1742)
escribió hace más de dos siglos: “Carece de trascendencia, en relación
con el bienestar interior de un Estado, si el dinero se encuentra en mayor
o menor cantidad”, de lo que no debe leerse que no importen las
variaciones de la cantidad de dinero y las condiciones de demanda del
mismo.
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