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El artículo “La Ética periodística en Bolivia. Situación y perspectiva.

Escrita por el periodista


Luis Ramiro Beltrán orureño de nacionalidad boliviana proporciona un bagaje de la situación
de la ética periodística, su situación y perspectiva en América Latina y en nuestro país
Bolivia. Probablemente no es el más completo, pero nos permite discurrir sobre la
problemática del “Que hacer y no hacer”.

Uno de los temas secundarios que se halla y no muy bien visibilizado, es la fase de
positivización, que consideramos de mucha importancia por su realce en la necesidad de un
ordenamiento jurídico que se enmarque no sólo en una auto regulación sino también en
normativas, leyes que condicionen el actuar de la actividad periodística.

La estructura interna del documento está inmersa en el comportamiento o carácter del ser
como periodista distinguiendo la ética como autónoma y la ley como heterónoma, que si bien
no son antagónicas deben ser parte inequívoca de una positivación como ciencia normativa
de la conducta profesional.

En cuanto a la estructura externa de la información que se transmite debe ser analizada


profundamente en cuánto, ¿Quién?, ¿cómo?, ¿por qué?, cuestionamientos que permitan
indagar sobre quien influye en la precisión, ecuanimidad, la pugna por la novedad, a través
de quienes se deteriora la ética periodística, como se manipula la información y por qué se
utiliza al lector para influir en su psiquis sin importar probables efectos en su vida social.

Entre los recursos utilizados por el autor, presenta una serie de figuras retóricas que
contribuyen a realzar el tema principal de la importancia de la auto regulación sincera y
eficaz en la Ética periodística, sin embargo, es prudente recalcar que la auto regulación debe
contrastar con la positivación, generalización, interacción y la especificación de todos los
cánones de conducta como guía, orientación y encaminamiento al servicio del lector.
La “Ética Periodística en Bolivia. Situación y perspectiva. Escrita por el periodista Luis
Ramiro Beltrán, involucra una lectura con profundidad para comprender el mensaje como
saber social, en ese sentido, partamos de lo que quiere decirnos con “Que hacer y No
hacer”. El “Que hacer” introduce al periodista en una acción positiva en su relación con el
lector, un comportamiento que si bien no es un don natural es parte importante de la
conciencia moral y voluntaria.

El “No hacer”, coloca al periodista frente a su actuar profesional, un momento de reflexión


que podría en una fusión con sus principios morales, asegurar o al menos influir en
garantizar la credibilidad del lector. Cuando se soslaya la Sentencia “Veraz e independiente”
y en contrapunto lo que no se hace, denota corrupción como un ilícito que no persigue el
bien de la colectividad sino el interés personal, falso y ultramercantilista, utilizando la
información como medio de negocio, donde la sal o condimento de las emociones es la
información.

La información, arroja, expulsa contenidos que son muy delicados, no son sólo fragmentos,
violenta y toma al lector como cosa, es manipulado en sus sentimientos, es un recipiente de
hechos y conjeturas no comprobados, es alimentado con trivialidades y que lo expone a
acciones compulsivas por la influencia de la información en su psiquis.

El autor alude a códigos de ética, defensoría del lector y el Concejo de Ética como
mecanismos de auto regulación que en ninguna medida son confinamientos sino
herramientas e instrumentos de trabajo y monitoreo periodístico que salvaguarden el oficio
digno y respetable, la credibilidad del lector y garanticen un mejor encaminamiento de un
trabajo sincero y eficaz.

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