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Tema 11 – Diferencias Intergrupales en Inteligencia y Personalidad / Sexo y Edad 2015

1. Diferencias intergrupales en función de la edad


La “Psicología Evolutiva” se interesa más por los cambios que se producen con la edad, ya que estudia el cambio
en la inteligencia y la personalidad a lo largo del tiempo; mientras que la “Psicología Diferencial” se centra, en las
diferencias de edad, puesto que compara a partir de diferentes grupos de edad la inteligencia y la personalidad.
1.1. Clarificación conceptual: las edades del ser humano
Diferentes tipos de edades que existen:
a) La edad cronológica: fecha de nacimiento de un individuo. Variable objetiva que permite estudiar el cambio y
también comparar grupos de edad seleccionados en función de la fecha de nacimiento.
b) La edad biológica se refiere al estado morfo-funcional en el que se encuentran las células u órganos corporales
de una persona (por ejemplo, el corazón, el sistema nervioso central, etc.) que influyen en su potencial desarrollo. A
mayor edad biológica mayor grado de deterioro biológico y, por lo tanto, mayor pérdida de desarrollo potencial. Está
influida tanto por la estructura innata y biológica del individuo como por el ambiente, dentro del que se incluye el estilo
de vida (una persona que abusa del alcohol sufrirá un deterioro más rápido que otro individuo más sano).
c) La edad psicológica alude a la capacidad que tiene un individuo de adaptarse con éxito a las exigencias del
ambiente en distintos períodos del desarrollo. Dentro de ella se puede incluir la edad mental que indica el nivel de
desarrollo intelectual alcanzado por una persona.
d) La edad social indica el grado en que el comportamiento y el rol social de un individuo se ajustan a las
expectativas sociales correspondientes a su edad cronológica. Por ejemplo, un cantante de 14 años, estaría
desempeñando un “rol social” adelantado para su edad dentro de nuestra cultura.
1.2. Aspectos metodológicos relevantes a considerar
El cambio de la “inteligencia” y “personalidad” a lo largo del ciclo vital, así como su comparación entre diferentes
grupos de edad se ha realizado predominantemente mediante dos tipos de diseños temporales: longitudinales y
transversales. Posteriormente se añadió un tercero “diseños longitudinales transversos” que conjuga ambos diseños.
a) Los diseños transversales: permiten comparar grupos de sujetos de diferentes edades o cohortes examinados
al mismo tiempo y en una sola ocasión. Para ello, se obtienen muestras representativas de diferentes grupos de
edad (por ejemplo, personas que tienen 15, 20, 25 y 30 años) y, tras evaluar a todas las personas en un único
momento con los mismos criterios (test, entrevista estructurada, observación de su comportamiento grabado en
vídeo, etc.), se analizan los datos estadísticamente para determinar si existen diferencias intergrupales. A partir
de los resultados se infiere si la inteligencia o los rasgos de personalidad evaluados cambian con el paso del
tiempo. Pueden presentar sesgos inevitables, entre los que destaca el “efecto de cohorte. Existe otro posible
sesgo en las investigaciones transversales centradas en el estudio de las diferencias intergrupales en
inteligencia. Las “ganancias generacionales” (Efecto Flynn) obtenidas en la puntuación de Cociente Intelectual.
James R. Flynn conocido por sus estudios en el ámbito de las “ganancias generacionales en inteligencia”,
descubrió que las puntuaciones de Cl, en muestras de diferentes países, se incrementaban de una generación a
otra. Existe otro fenómeno que Rushton (1998) denominó el “Efecto Jensen” (o “la hipótesis de Spearman-
Jensen”). Cuando hay correlaciones entre el factor “g” de inteligencia y cualquier otra variable “X”. Colom, Juan-
Espinosa y García (2001) concluyen que las ganancias generacionales en Cl son ambientales en origen,
representan cambios en “g”, y éstos pueden estar causados ambientalmente. Afecta a la baremación de los test
de inteligencia, y en definitiva, estas diferencias debidas a la generación dificultan la interpretación de los
resultados de investigaciones que siguen una estrategia transversal
b) Los diseños longitudinales: estudian a un grupo de sujetos repetidamente a lo largo del tiempo y a diversas
edades. Se selecciona una muestra representativa de un grupo de edad, y se evalúa la inteligencia, la
personalidad (o el constructo de interés) en diferentes momentos temporales. Los diferentes momentos de
evaluación son decididos por el investigador. Así, se puede comprobar si un rasgo determinado de personalidad
cambia a lo largo del tiempo. A pesar de que estos diseños permiten controlar el efecto de cohorte, no controlan
el “efecto del aprendizaje”. Otro posible sesgo de los diseños longitudinales es el abandono selectivo que se
produce en este tipo de estudios; en concreto en investigaciones sobre inteligencia se ha observado que
permanecen en la investigación con más probabilidad aquellos que rinden mejor.
c) Los diseños longitudinales transversos (o de time-lag): estudian a dos o más grupos de individuos nacidos en
diferentes momentos que son examinados repetidamente a lo largo del tiempo y comparados entre sí. De esta
forma, se controlan los efectos de cohortes y los del aprendizaje. Como contrapartida, este tipo de diseños son
más costosos en tiempo y en recursos que los diseños longitudinales, y entre otras cosas, existe el riesgo de que
la muestra se reduzca considerablemente por la alta frecuencia de abandonos.
1.3. Tipos de estabilidad aplicables al estudio de la inteligencia y de la personalidad

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Caspi y Roberts (1999) describen 5 tipos de estabilidad diferentes:
a) Estabilidad absoluta: referida a la constancia en la cantidad de un atributo o conducta a lo largo del tiempo. Este
tipo de continuidad habitualmente es examinada mediante comparaciones longitudinales de medias de grupo a lo
largo del tiempo. En concreto se realiza un análisis de varianza de medidas repetidas, en el que se comparan los
diferentes momentos en que han sido evaluados los sujetos, para ver si hay estabilidad o cambio. Actualmente, los
investigadores también emplean los análisis de las curva de crecimiento para estudiar las diferencias interindividuales
y el cambio intraindividual dentro de este contexto.
b) Estabilidad diferencial: se refiere a la consistencia de las diferencias individuales, dentro de una muestra de
individuos, a lo largo del tiempo. Este tipo de continuidad permite conocer el lugar relativo de un individuo dentro de
un grupo. Habitualmente se obtiene mediante el coeficiente de correlación en dos ocasiones diferentes (correlación
test-retest). Una “alta estabilidad de las DI” no significa que las puntuaciones en el rasgo de personalidad medido no
puedan cambiar, sino que las personas se mantienen en el mismo lugar con respecto a su grupo.
c) Estabilidad estructural: alude a la persistencia de los patrones correlaciónales entre un conjunto de variables a lo
largo del tiempo (es decir, si un conjunto de variables que están correlacionadas entre sí a lo largo del tiempo
muestran correlaciones similares). Habitualmente, este tipo de continuidad se evalúa a partir del estudio de la
similitud de los patrones de covariación de las relaciones entre el ítem y el factor a través de medidas repetidas.
d) Estabilidad ipsativa (o centrada en la persona): indica la consistencia de un atributo o conducta a lo largo del
tiempo en un individuo particular. La importancia de este tipo de continuidad estriba en que un análisis a nivel de
grupo puede que no refleje la continuidad a nivel de individuo.
Una aproximación ipsativa trata de buscar estabilidades en el funcionamiento de la personalidad a través del
desarrollo, identificando los atributos de personalidad más salientes de cada sujeto y de su organización
intraindividual. Para analizar este tipo de continuidad se ha empleado la “técnica Q-Sort”. Cualitativamente. A mayor
correlación habrá una mayor estabilidad de los atributos evaluados a lo largo del tiempo.
e) Coherencia: se refiere a la consistencia de un constructo o atributo intelectual subyacente a lo largo del tiempo, a
pesar de los cambios en las conductas observables. Es decir, se cree que un genotipo (atributo intelectual
subyacente) influye sobre diferentes fenotipos (conductas observables). Hay conductas observables que a pesar de
ser claramente diferentes pueden estar explicadas por el mismo atributo subyacente (estabilidad genotípica). Kagan
afirma que la continuidad heterotípica (genotípica) puede encontrarse con mayor probabilidad en los primeros años
de la vida, cuando en los niños se dan cambios muy rápidos, mientras que la continuidad homotípica (fenotípica)
aparece después de la pubertad, es decir, cuando la organización psicológica está casi completada.
1.4. Diferencias intergrupales en inteligencia en función de la edad
Los psicólogos diferencialistas se han centrado principalmente en los siguientes aspectos:
a) Determinar si la inteligencia es estable a lo largo de la vida de las personas. De esta forma, si la
inteligencia es estable se podrá predecir el cambio intraindividual así como el impacto que las intervenciones
cognitivas pueden tener en las personas más jóvenes o más mayores.
b) Estudiar la evolución de diferentes capacidades intelectuales a lo largo del ciclo vital; es decir, seguir el
curso longitudinal de diferentes capacidades intelectuales y ver cuáles decrecen y cuáles se mantienen.
c) Conocer si la estructura de la inteligencia se mantiene con el paso del tiempo. Es decir, en este contexto
se investiga si la organización jerárquica de la inteligencia, tal y como propuso J.B.Carroll (1993), se
mantiene a lo largo del ciclo vital. Factor “g” en la cúspide.
1.4.1. Estabilidad de la inteligencia a lo largo de la vida
Se infiere básicamente a partir de la fiabilidad test-retest (estabilidad diferencial), es decir, de la correlación que se
obtiene cuando se administra el mismo test (o 2 pruebas paralelas) a los mismos sujetos con un intervalo temporal de
meses o años. Si se conoce que la inteligencia es estable a lo largo de la vida de las personas, los test de
inteligencia pueden emplearse para predecir el éxito educativo y profesional de un individuo, y examinar las
influencias específicas que ejercen la herencia y el ambiente sobre la inteligencia (Hayslip 1994). Se puede descubrir
si las iniciativas educativas pueden mejorar la capacidad intelectual y si los entornos problemáticos pueden disminuir
las funciones cognitivas. Estudiar la estabilidad de la inteligencia no resulta fácil por las siguientes razones:
1.° la naturaleza de la inteligencia puede cambiar a lo largo del tiempo debido a la maduración o a la interacción del
individuo con un contexto ambiental cambiante.
2° en la medida en que el intervalo de tiempo entre las diferentes evaluaciones se incrementa, las correlaciones test-
retest generalmente descienden.
3.° la noción de “estabilidad” es variable. No es lo mismo concebir la estabilidad en términos absolutos que en
términos relativos.

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Hay clara evidencia acerca de la estabilidad psicométrica de la inteligencia (test-retest). Se observa en múltiples
investigaciones longitudinales. Se ha constatado dicha estabilidad en intervalos temporales de 10 años —entre la
primera infancia y la adolescencia, entre el inicio y final tanto de la adolescencia como de la vida adulta—,
obteniéndose correlaciones test-retest entre 0,47 y 0,94; y también en intervalos temporales de 20, 30 y de 40 años.
Las correlaciones test-retest más elevadas —alrededor de 0,91— se observan en la vejez y en la vida adulta.
Las personas adultas presentan mayor estabilidad en pruebas de rendimiento verbal que no verbal. La inteligencia
psicométrica es estable a lo largo del ciclo vital, y la inteligencia que un niño muestra en la infancia predice en
gran medida su rendimiento intelectual en la vida adulta, e incluso en la vejez.
1.4.2. Estructura de la inteligencia a lo largo del ciclo vital
La hipótesis de la diferenciación, concibe que existe un proceso de cambio en la estructura de la inteligencia que
va desde la infancia (única capacidad general), hasta la vejez (elevado número de capacidades cognitivas). Según
esta hipótesis, conforme una persona se desarrolla a lo largo del ciclo vital, el número de sus capacidades cognitivas
aumenta. Teoría de la inversión de Cattell -> Inteligencia Cristalizada.
Existen dos grupos de investigación que han estudiado esta cuestión. Por una parte, el estudio transversal
realizado por Bickley, Keith y Wolfle (1995) a partir de una muestra de 6.359 sujetos, pertenecientes a diferentes
períodos de edad que oscilaron entre los 6 y los 79 años. Por otra, el famoso estudio longitudinal de Seattle
(Schaie, 1994, 1996), en el que se combina una metodología longitudinal y transversal, y que fue desarrollado a lo
largo de 35 años, contando con una muestra de más de 5.000 sujetos. Concluyen que la estructura jerárquica de la
inteligencia a lo largo del ciclo vital se mantiene invariante, es decir, no varía con la edad. A partir de los 6 años la
estructura de las aptitudes tiende a consolidarse, tal y como la conocemos a través del modelo de los 3 estratos.
“Hipótesis de la indiferenciación”: ni la varianza explicada por el «factor g» o las principales capacidades cognitivas,
ni el número de factores aptitudinales cambian a lo largo del ciclo vital.
1.4.3. Capacidades intelectuales y ciclo vital: inteligencia fluida e inteligencia cristalizada
La inteligencia fluida (Gf), la inteligencia cristalizada (Gc), y otros factores de inteligencia, habitualmente
pertenecientes al segundo estrato (según la jerarquía de Carroll) han sido los más estudiados en este ámbito.
Se puede decir que la inteligencia fluida (componente mecánico) refleja la capacidad de pensamiento abstracto y
la inteligencia cristalizada el conocimiento adquirido (pragmático).
a) se puede definir el cociente intelectual de una persona teniendo en cuenta ambas capacidades
b) ambas inteligencias muestran diferentes patrones (o trayectorias) de desarrollo a lo largo de la vida.
Las capacidades cognitivas fluidas (o mecánicas), tales como el razonamiento, la orientación espacial, la velocidad
perceptiva, etc., se incrementan hasta los 20, 30 o posiblemente hasta los 40 años, y a partir de entonces comienzan
lentamente a decrecer; es decir, a grandes rasgos muestran un patrón de declive que comienza en la vida adulta y se
incrementa en la vejez. En cambio, las capacidades cognitivas cristalizadas (o pragmáticas), como son el
conocimiento verbal y ciertas facetas de la capacidad numérica, no sólo permanecen estables a lo largo del ciclo vital
sino que pueden incrementarse hasta los 60-70 años, y comienzan a declinar sólo cuando una persona es anciana.
John Horn estudió la trayectoria diferencial que a lo largo el ciclo vital siguen diferentes capacidades cognitivas, y
señaló qué capacidades son vulnerables (daños en el SNC), es decir, se ven afectadas negativamente por la edad,
y cuáles son sostenibles, es decir, se mantienen estables o incluso aumentan con el paso del tiempo.
La diferenciación de 2 tipos de capacidades mentales (vulnerables y sostenibles) ha llevado a los investigadores a
centrarse en la plasticidad intraindividual de la inteligencia humana, con el objetivo de determinar si la
inteligencia es modificable por medio de la intervención, que en las personas adultas y ancianas es alta.
INTELIGENCIA FLUIDA E INTELIGENCIA CRISTALIZADA: CLARIFICACIÓN CONCEPTUAL
a) Son 2 factores diferenciados entre sí, pero que no son totalmente independientes (están correlacionadas entre sí).
b) Aunque la inteligencia cristalizada se corresponde en mayor medida con las capacidades verbales y la
inteligencia fluida con las capacidades no verbales, no es oportuno realizar esta simplificación. Existe la
presencia de destrezas verbales en el factor Gf y no verbales en el Gc.
c) La inteligencia fluida se mide a partir de tareas que requieren adaptarse a nuevas situaciones y en las que el
aprendizaje previo proporciona una ventaja. En cambio, la inteligencia cristalizada se mide mejor mediante tareas
en las que la solución a un problema ha sido aprendida como resultado de la educación, del proceso de
aculturación, o de ambos.
d) Cuando se quiere determinar las capacidades intelectuales de una persona es importante realizar una evaluación
intersujetos (examinar hasta qué punto el sujeto se desvía del conjunto de personas de su edad) y otra
intraindividual (para estimar hasta qué punto el sujeto presenta declive o deterioro con respecto a su
funcionamiento intelectual anterior).
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e) McArdle (1984), al comparar las puntuaciones medias y el grado de dispersión (o variabilidad) de las mismas en
diferentes grupos de edad (método transversal), constató que existe un declive muy acentuado en la puntuación
media de Gf a partir de los 50-60 años. Por otra parte, no se observa este declive en la puntuación media en Gc
en grupos de edad avanzados, pero el grado de dispersión de dichas puntuaciones se incrementa enormemente
con la edad.
1.5. Diferencias intergrupales en personalidad en función de la edad
Según el modelo de rasgo, la estructura de la personalidad está conformada por diferentes rasgos que muestran una
gran “estabilidad” a lo largo del ciclo vital, y por ello, son difícilmente transformables. Por otro lado, los rasgos están
formados por una serie de componentes más simples o básicos que permiten una mayor modificabilidad o cambio.
Los rasgos además de definir la personalidad, se emplean para evaluar y predecir la personalidad de los individuos.
Según Caspi y Roberts (1999) hay 3 factores que contribuyen a la continuidad (estabilidad) de la personalidad:
a) Influencias genéticas, que intervienen tanto en el cambio como en la continuidad de la personalidad. Pueden
explorarse mediante “estudios con gemelos”.
b) Influencias ambientales, que cuando son estables favorecen la continuidad de las características de
personalidad a través del curso de la vida. Es decir, no está claro si la continuidad ambiental es el producto o la
causa de las diferencias individuales estables.
c) Transacciones persona-ambiente a través del curso de la vida. Aunque hay muchos tipos de transacciones, 3
de ellas desempeñan un papel fundamental en la continuidad de la personalidad a través del curso de la vida.
⇒ transacciones reactivas que se dan cuando diferentes individuos expuestos a las mismas experiencias
ambientales las interpretan y reaccionan ante ellas de forma diferente;
⇒ las transacciones evocativas que ocurren cuando la personalidad del individuo evoca diferentes respuestas
en los demás; y
⇒ las transacciones proactivas que se dan cuando los individuos seleccionan o crean ambientes propios.

1.5.1. Estabilidad y cambio de la personalidad a lo largo de la vida


Algunos teóricos consideran que el niño es “el padre del hombre” (Caspi, 2000), al entender que a partir de los 25
años la personalidad de un individuo es muy estable y que los rasgos de personalidad en la infancia predicen la
personalidad en la vida adulta y en la vejez. En cambio, Lewis (1995) y otros investigadores que siguen una
orientación contextual señalan la falta de continuidad, y la limitada capacidad predictiva de la personalidad desde la
infancia a la vida adulta, enfatizando la importancia de los sucesos vitales y el contexto en el desarrollo humano.
a) Estabilidad absoluta y Estabilidad diferencial
La estabilidad absoluta se centra en el estudio de los “niveles medios” de uno o varios rasgos comparando diferentes
grupos de edad, o siguiendo al mismo grupo de edad en diferentes momentos temporales.
La estabilidad diferencial analiza si la posición relativa que ocupan los sujetos, dentro de la distribución de un rasgo
determinado, cambia o se mantiene estable a lo largo del tiempo.

Características Absoluta Diferencial

Objeto de Estudio Constancia o no en la cantidad de un atributo en Consistencia de las DI a lo largo del


función de la edad tiempo

Tipo de Diseños 1) Longitudinal 2)Transversal Longitudinal


3) Longitudinales-transversos

Procedimiento Comparar el nivel medio de los rasgos Analizar la posición relativa de los
evaluados intergrupal o intragrupalmente sujetos en los rasgos evaluados en 2
ocasiones diferentes

Requisitos de la Evaluación Evaluar a los mismos sujetos en diferentes Evaluar a los mismos sujetos en
momentos, o bien evaluar una sola vez a los diferentes momentos
sujetos y compararlos en función de su edad

Análisis de Datos Pred. Análisis de varianza (de medidas repetidas o Correlación test-retest
independientes)

Principales conclusiones obtenidas hasta la fecha, dentro del modelo de rasgo, y basadas principalmente en el
modelo de los cinco grandes de Costa y McCrae.

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b) Investigaciones relacionadas con la estabilidad absoluta
La estabilidad de los rasgos es muy alta a lo largo de la vida adulta . En concreto, las variables temperamentales
muestran una estabilidad limitada en niños, y una modesta capacidad predictiva de los rasgos adultos. En cambio, al
evaluar a niños más mayores en intervalos de tiempo más cortos, se encontró una gran estabilidad.
Los rasgos de personalidad son estables a partir de los 30 años, y, además, determinan en gran medida el grado de
bienestar psicológico de la persona.
Los “rasgos de personalidad” siguen “patrones evolutivos diferenciales”; en concreto, las personas adultas puntúan
significativamente menos en neuroticismo, extraversión y apertura a la experiencia, y muestran niveles más altos de
afabilidad (sensibilidad a las relaciones) y voluntad que los adolescentes y jóvenes de 20 años.
McCrae y Costa concluyen que los 5 “súper factores” de personalidad —neuroticismo, extraversión, apertura a la
experiencia, afabilidad y voluntad— son tendencias básicas que tienen una clara base biológica que se sustenta en
la gran estabilidad transcultural observada. Es decir, al comparar diferentes grupos de edad en diferentes culturas,
se observa el mismo patrón de evolución en los rasgos de personalidad estudiados. Los procesos madurativos
intrínsecos tienen una gran influencia en el desarrollo de la personalidad a lo largo del ciclo vital.
Ahora bien, ¿por qué se observan idénticos patrones de diferencias individuales de edad en los rasgos de
personalidad y en diferentes culturas?:
1. Las diferencias de edad son efectos de cohorte que reflejan la influencia de las fuerzas históricas.
2. Todas las sociedades desarrollan instituciones paralelas espontáneamente.
3. Hay una progresión natural del desarrollo de la personalidad. Es decir, es una consecuencia natural del
envejecimiento que la gente desarrolle un mayor nivel de afabilidad y un menor nivel de extraversión
(tendencias endógenas básicas).
c) Investigaciones relacionadas con la estabilidad diferencial
Meta-análisis: método que permite sintetizar los resultados de múltiples investigaciones en torno a un tema de
interés.
Roberts y DelVecchio -> Estabilidad Diferencial, obtenida de la correlación test-retest. Se calcula el coeficiente de
correlación entre las puntuaciones obtenidas en un rasgo concreto medido en dos ocasiones diferentes (correlación
momento uno-momento dos).
Incluyeron dentro de su meta-análisis a aquellas investigaciones: a) centradas en variables consideradas de
naturaleza disposicional; b) con un intervalo longitudinal mayor de un año entre la primera y la segunda evaluación; y
c) en muestras no clínicas (que no estuvieran conformadas por pacientes). 150 investigaciones, 50.000 sujetos.
1. Los coeficientes de estabilidad se incrementaban conforme los sujetos aumentaban en edad, y, a su vez,
estos coeficientes tendían a disminuir cuando el intervalo de tiempo entre observaciones era mayor. En
concreto, la estabilidad se incrementó desde la infancia (0,32) a la vida adulta (0,55), y el coeficiente más alto
de continuidad se situó entre los 50 y los 70 años (0,75). Estos resultados indican que la personalidad
comienza a ser más estable hacia los 50 años, y no lo es tanto a la edad de 5, 10, 15, 20, 25, o 30 años.
2. El tipo de rasgos medidos influye poco en la estabilidad de la personalidad. En concreto, los índices de
correlación para los 5 súper factores de personalidad fueron muy parecidos.
1.5.2. Principales conclusiones sobre la estabilidad de la personalidad
a) La personalidad es más estable a lo largo de periodos cortos de tiempo que a lo largo de periodos más largos.
b) La personalidad es más estable en la vida adulta que en la infancia. Es a partir de los 50 años cuando los
rasgos de personalidad son esencialmente fijos.
c) Aunque se constata la estabilidad general del rasgo, hay diferencias individuales en la estabilidad durante el
desarrollo, y, asimismo, aún están por determinar las influencias ambientales en el cambio.
d) Las puntuaciones en los test cambian a lo largo del ciclo vital. Estos cambios parecen estar completamente
marcados antes de los 30 años, triviales después de esta edad, y sorprendentemente consistentes en
diferentes culturas.
e) Es más clara la estabilidad de la inteligencia que la estabilidad de la personalidad. Según Conley 1) las
medidas del rendimiento intelectual muestran los mayores niveles de continuidad; 2) las variables de
personalidad tales como los 5 grandes son las siguientes; y 3) las actitudes políticas y la opinión que
uno tiene de sí mismo (por ejemplo, autoestima, satisfacción con la vida, etc.) las últimas.

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2. Diferencias individuales entre hombres y mujeres en inteligencia y personalidad
Las DI (entre los hombres o entre las mujeres) son más importantes que las intergrupales. A su vez, cuando se
comparan grupos que están conformados por muchos sujetos (muestras muy elevadas) es más probable que se
obtengan diferencias estadísticamente significativas, aunque las puntaciones medias y las distribuciones de los
grupos sean muy similares. Las semejanzas entre los sexos son mayores que las diferencias.

2.1. Sexo y género: clarificación conceptual


El sexo se refiere a la condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y de las plantas. En cambio el
género se refiere a las diferencias determinadas socioculturalmente entre los dos sexos; es decir, alude más a
aspectos psicológicos y culturales que biológicos, y se emplea para referirse a la masculinidad y feminidad (rasgos
de personalidad que no son mutuamente excluyentes ni exclusivos de cada sexo). Supone la interpretación
psicosocial del sexo biológico. La identidad de género se refiere a la concepción subjetiva que una persona tiene
de sentirse mujer u hombre, con independencia de su sexo biológico (se establece de forma temprana. 3 años). La
constancia de género—entender que serán hombre o mujer para siempre, con independencia de cómo se vistan,
se peinen o de las actividades que realicen— no se adquiere hasta los seis o siete años.
Roles de género: guardan relación con el diferente papel que una sociedad ha asignado a hombres y mujeres en
función de su sexo biológico. Estereotipos de género que representan ideas rígidas y fijas acerca de lo que es la
conducta femenina o masculina apropiada.

2.2. Hipótesis explicativas sobre los orígenes de las diferencias entre hombres y mujeres
Las hipótesis explicativas de las diferencias de sexo o de género pueden clasificarse en 2 grupos: las hipótesis de
naturaleza biológica están referidas a aspectos que “posee el individuo”, y que son diferentes de un sexo a otro
(influencia de determinados genes o a las distintas concentraciones hormonales en sangre, también vinculadas a los
factores neuroanatómicos y funcionales, tamaño y peso cerebral).
En segundo lugar, se encuentran las hipótesis sociológicas, que
entienden que las diferencias de género en inteligencia y
personalidad se deben a factores “externos a la persona”
(ambientales). Dentro de este grupo se da gran importancia al
proceso de socialización diferencial entre hombres y mujeres, y
a las distintas experiencias de aprendizaje que tienen (identidad y
el roles de género, trato sexista, mitos y estereotipos de género).
Lo más razonable entre ambas posturas es concebir el origen de
las diferencias entre hombres y mujeres en función de una
interacción y combinación de diferentes factores biológicos y
ambientales.

2.3. Diferencias entre hombres y mujeres en inteligencia


1. La inteligencia psicométrica, está conformada por múltiples capacidades de diferente grado de generalidad, y
en ellas se pueden encontrar o no diferencias entre sexos. La inteligencia no se limita a la puntuación que se
obtiene en un test de Cl. Existen otro tipo de inteligencias —emocional, práctica, etc.— de gran importancia
en el ser humano y para su adaptación al medio.
2. Existen similitudes y diferencias en el plano psíquico.
3. Conviene separar las diferencias medias que se han obtenido entre sexos en determinadas capacidades
cognitivas de la tendencia a evaluar esas diferencias como mejores o peores.
4. Hay muchas más semejanzas entre hombres y mujeres en sus características psicológicas (inteligencia y
personalidad) que DI. Es decir, las diferencias encontradas en inteligencia entre hombres y mujeres, son
mucho más pequeñas que las encontradas dentro del grupo de los hombres, o dentro del grupo de las
mujeres. A su vez, las diferencias entre sexos en aptitudes y rasgos de personalidad pueden cambiar con el
paso del tiempo.
5. La “indeseable discriminación” y marginación de diferentes grupos humanos (raciales, sexuales, etc.) no está
en la realidad diferencial de sus características psicológicas. Asimismo, no hay razones cognitivas que
apoyen una educación separada para hombres y mujeres.
6. El avance científico se ve entorpecido por la persecución hacia los científicos sociales y por el miedo que
éstos tienen a ser “sancionados” según sean y expresen los resultados de sus investigaciones.
7. En el quehacer científico es imprescindible la imparcialidad, la honestidad, y la cautela a la hora de interpretar
los resultados que se obtienen.

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2.3.1. Principales conclusiones sobre las diferencias entre hombres y mujeres en inteligencia
La Psicología diferencial se ha centrado, principalmente, en la noción de inteligencia como constructo
unidimensional, y estimada a partir del CI.
a) En inteligencia general (factor “g”) no existen diferencias entre hombres y mujeres.
b) En la capacidad verbal no se puede afirmar que existan diferencias de sexo. Sin embargo, las mujeres
superan a los hombres en “producción de palabras”. En la “capacidad verbal”, las mujeres tienden a puntuar
más que los hombres.
c) En capacidad matemática no se puede garantizar que haya diferencias entre hombres y mujeres. En un
meta-análisis se observó mejor rendimiento en hombre, pero la magnitud de diferencia era pequeña.
d) En capacidad visoespadal existen diferencias consistentes entre los sexos en la algunas aptitudes
visoespaciales. En concreto, los hombres puntúan más en “rotación mental” y en “percepción espacial”; sin
embargo, no hay diferencias en visualización espacial.
e) Sigue abierto el debate en torno al origen de las diferencias entre hombres y mujeres en inteligencia.

2.4. Diferencias entre hombres y mujeres en personalidad


Las diferencias intergrupales en función del género (hombres vs. mujeres), son de menor magnitud que las que
se dan intragrupalmente (entre una mujer y otra o entre un hombre y otro). Las diferencias intergrupales en
inteligencia generan más juicios de valor. En algunos rasgos de personalidad puede resultar más “adaptativo”
situarse en torno a la media poblacional.
2.4.1. Principales conclusiones sobre las diferencias entre hombres y mujeres en personalidad
a) De las 9 facetas comparadas entre hombres y mujeres, en 5 no existen diferencias estadísticamente significativas
(diferencias por debajo de 0,20). Específicamente, en términos de promedio, hombres y mujeres son similares en
impulsividad, sociabilidad, nivel de actividad, reflexividad y organización.
b) En las 4 facetas restantes existen diferencias estadísticamente significativas. Así, las mujeres puntúan más alto
que los hombres en escalas de ansiedad y confianza y mucho más alto en sensibilidad. Por el contrario, los
hombres puntúan significativamente más que las mujeres en asertividad. Sin embargo, Twenge, a partir de otro meta-
análisis concluye que: “el incremento en el estatus de las mujeres y la amplitud de sus roles ha eliminado la
diferencia de sexo en asertividad”. Las diferencias en asertividad entre hombres y mujeres tienden a reducirse de
generación en generación.
c) La variabilidad de las diferencias medias fue diferente según los rasgos considerados. Mientras que se observó
una gran homogeneidad (poca variabilidad) en los rasgos de ansiedad, nivel de actividad, confianza y organización,
hubo una gran heterogeneidad en impulsividad, sociabilidad, asertividad y reflexividad.
d) Las diferencias de género se mantuvieron sin cambios (invariantes) en distintas edades, generaciones, niveles
formativos y naciones.
e) En el estudio de las diferencias de género en los rasgos de personalidad se han considerado tres modelos: 1)
biológico; 2) sociocultural y 3) biosocial (es decir, las diferencias entre hombres y mujeres son debidas al componente
biológico como determinante «distal» y al componente social como determinante «proximal»). Mientras que los
hombres son más instrumentales (mayor puntuación en asertividad) las mujeres son más expresivas (mayor
puntuación en afabilidad o sensibilidad a las relaciones interpersonales).
En suma, estamos de acuerdo con Friedman y Schustack en que “las diferencias de género en personalidad
generalmente no son innatas e inmodificables, sino que están influidas por una combinación de tendencias biológicas,
motivos y capacidades, expectativas sociales, aprendizaje y condicionamiento, esfuerzo, y presiones situacionales”.

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