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¿El paradigma conductista es útil para el proceso de aprendizaje del siglo XXI?

Por: María Pedraza Caballero


El objetivo principal de la educación en las escuelas, debe ser la creación de hombres
creativos, inventivos, descubridores, críticos y verificadores; y no simplemente repetir lo que
otras generaciones han hecho. Jean Piaget.
El conductismo fue el pionero en el proceso de aprendizaje, considerando que fue el
primero en darle solución a problemas que en ese momento debían ser manejados de esa forma.
Pero, actualmente, ¿es eficiente que las escuelas manejen su horizonte desde un paradigma
conductista?
El presente ensayo le permitirá al lector hacer un análisis sobre una crítica al paradigma
conductista desde el paradigma cognitivo, teniendo en cuenta el proceso de aprendizaje en el
siglo XXI. Se parte de la definición de conductismo y aprendizaje, para luego enlazar los
conceptos y concluir con la crítica.
En primer momento, el conductismo rechaza el dualismo y con ello, la posibilidad de
explicar esa conducta en términos de entidades mentales, deseos, intensiones, puesto que se trata
de entidades inobservables y por lo tanto carecen de cualquier poder explicativo, la causa de la
conducta debe atribuirse siempre al medio ambiente (Cappelletti, 2014). En este sentido, el
sujeto es pasivo, aprende asociando estímulos con respuestas, el aprendizaje está en función del
entorno, no es duradero porque es memorístico, repetitivo y mecánico.
Por otro lado, el aprendizaje es definido por Leiva (2005) como un proceso que
“comprende la adquisición y modificación de conocimientos, creencias, conductas, habilidades,
estrategias y actitudes. Exige capacidades lingüísticas, cognoscitivas, motoras y sociales, y
adopta muchas formas”. Esta definición, relativamente reciente, es la más acertada porque es
amplia e involucra no sólo el comportamiento del sujeto sino sus procesos internos; definición de
la que seguramente el conductismo no estaría de acuerdo porque niega la presencia de dichos
procesos aun habiendo evidencias de que sí existen (Ertmer y Newby, 1993).
Un ejemplo claro del porqué el conductismo no es el adecuado para emplearlo en el
proceso de aprendizaje (teniendo en cuenta los lineamientos del conductismo y la definición
anteriormente mencionada), es el video de Pink Floyd sobre la canción Another Brick In The
Wall, el cual refleja la manera tan aversiva en que los maestros quieren hacerle entender al
estudiante que debe aprender literalmente lo que ellos quieren que aprendan, sin tener la
oportunidad de dar ideas nuevas; claro ejemplo de la idea del conductismo: “la letra con sangre
entra” (proverbio chino), idea de la que desde el paradigma cognitivo no se concibe, ya que el
sujeto no es una caja negra, él siente, piensa y se motiva por aprender de su entorno, y como se
menciona en la frase inicial, la educación debe propiciar estudiantes críticos, creativos, con
capacidad de análisis y de innovación, aspectos que el conductismo no logra.
En definitiva, el reto del docente para que en el estudiante se produzca un aprendizaje, es
grande, puesto que no hay dudas que los estudiantes del siglo XXI no aprenden de la misma
forma que uno de hace siglos atrás, en el que la tecnología juega un papel importante también.
El conductismo siempre estará en las escuelas aunque se quiera erradicar de ellas un
100%, pero, parte de ese reto del docente es hacer que, en su metodología de clase, ese
conductismo se dé lo menos posible, no siendo útil para el aprendizaje porque: a) sólo se
encargaría de repetir temáticas, b) no se adecua a las necesidades de cada sujeto, c) no mantiene
la motivación durante la clase, d) no le da importancia al verdadero protagonista, e) no se logra
un aprendizaje significativo, f) no se convierte el estudiante en un sujeto con pensamiento crítico,
y finalmente, e) no se interesa en que el estudiante aprenda, sino que repita.
Referencias bibliográficas
Cappelletti, A. (2014). Del conductismo a la psicología cognitiva: apuntes críticos para una
sociología de la psicología. Revista iberoamericana de psicología: ciencia y tecnología,
7(2), 39-48.
Ertmer, P. y Newby, T. (1993). Conductismo, cognitivismo y constructivismo: una comparación
de los aspectos críticos desde la perspectiva del diseño de instrucción. Performance
Improvement Quarterly, 6(4), 50-72.
Leiva, C. (2005). Conductismo, cognitivismo y aprendizaje. Tecnología en Marcha, 18(1), 66-
73.

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