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TEMA 4. EL MESTER DE CLERECÍA DE LOS SIGLOS XIII Y XIV.

Este mester de clerecía duró hasta el siglo XIV, a diferencia del mester de Juglaría
que permanecería cambiando. Se desarrollaría entre el siglo XIII y el XIV. El más
temprano autor es Berceo y el más antiguo Lope de Ayala.

Tradicionalmente el mester de clerecía y el mester de juglaría se han opuesto, porque


siempre se nos ha dicho que los autores de la clerecía y de la juglaría son distintos, las
obras son distintas y los autores son distintos. A su vez, siempre se ha dicho que los
autores del mester de juglaría son analfabetos, siendo los clérigos muy cultos, ya que eran
los únicos que poseían la cultura en aquella época. No obstante, ciertos autores sostienen
que había juglares también cultos, a quienes se atribuyen textos como la Canción de
Roldán o el Poema del Mio Cid. Por tanto, tenemos que fijarnos en otros rasgos para
diferenciar ambos mesteres, a saber: las obras. Si bien los cantares de gesta son irregulares
métricamente hablando, la poesía del mester de clerecía se caracteriza por la regularidad
métrica al emplear la cuaderna vía. Solo escapan de la cuaderna vía algunos pasajes del
libro de Buen Amor y lo que los historiadores de la literatura llaman poemas de carácter
juglaresco, que normalmente poseen carácter hagiográfico (vidas de santos y santas).
Además, el libro de los tres reyes de oriente, la vida de Santa María Egipciaca y los
debates tampoco usan la cuaderna vía. La mayoría de estas composiciones provienen de
fuentes francesas. Además, hay algún que otro libro que no parece del mester de clerecía
es el poema de Fernán González, cuyo tema es épico. Hay autores, como Deyermond,
que piensan que los contenidos pueden venir de Francia.

Mientras que los temas del mester de clerecía podían ser: religiosos, litúrgicos y
hagiográficos, aunque también hay libros de temas muy distintos, como el Libro de
Alexandre (sobre Alejandro Magno), o el libro de Buen Amor, que poseía pasajes
impensables en un texto del mester de clerecía (véase el debate del agua y el vino). El
mester de clerecía, por tanto, aun siendo vinculado a lo clerical admite una gran cantidad
de temas muy variados.

Por otro lado, no hay ni un solo rasgo en común de todas las composiciones del
mester de clerecía, ni siquiera la métrica (no todos usan la cuaderna vía, y hay incluso
poemas en verso juglaresco).

Los únicos rasgos identificativos del mester de clerecía son, por tanto, que sus autores
son cultos y que poseen formas métricas y temas parecidos, aunque ni todos usan todas
las formas métricas ni todos practican los mismos géneros.

De hecho, el nombre de “mester de clerecía” surgió en el Libro de Alexandre. El


nombre de mester de clerecía designa más bien a una modalidad literaria. La mayor parte
de las obras del mester de clerecía dependen de fuentes anteriores de las que pretenden
apartarse muy poco. Toda la obra de Berceo es una traducción libre de obras anteriores
(en el caso de los poemas hagiográficos, de vidas de santos escritas en latín).

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La amplificatio y la abreviatio son los recursos utilizados por el mester de clerecía
que tienen como fuente directa un libro: lo amplían o lo reducen. Por ejemplo, en la vida
de Santo Domingo Berceo hace una traducción libre, añadiendo y reduciendo en lugar de
ceñirse al libro. Los prólogos del mester de clerecía suelen incluir la captatio
benevolentiae, que apela a la condescendencia del público.

Gonzalo de Berceo
Berceo es un autor que desmiente el mito de que el autor medieval quiere estar en el
anonimato. No se sabe cuándo nació, pero debió morir con posterioridad a 1252, porque
uno de los milagros de nuestra señora prueba que se tuvo que redactar en 1252.
Su obra se clasifica en tres: obras hagiográficas, obras doctrinales y obras marianas.
Las obras hagiográficas son las vidas de santos.
En cuanto a las obras hagiográficas, escribió La vida de San Millar de la Cogolla —
traducida de un texto latino titulado exactamente igual: vita Sancti Aemiliani (de hecho,
muchas ediciones de la obra de Berceo contienen los textos latinos de referencia), aunque
dicen que este texto está falsificado por Berceo para promocionar San Millar de la Cogolla
—, de Santo Domingo de Silos (extraída de la Vita Sancti Dominici), de Santa Oria
(monja emparedada cuya vida había sido redactada previamente por su confesor, y como
al ser emparedada no pudo hacer milagros sí que destacó por sus visiones, que pueden
recordar a las de Dante por provenir de fuentes similares) y el martirio de San Lorenzo
(el cual no tiene texto base concreta pero se plantean distintas posibilidades). Todas están
completas excepto la última. Todos esos relatos están desarrollados siguiendo un modelo
narrativo muy discursivo: nacimiento, infancia, juventud (donde se habla de la formación
y vocación de esa persona), madurez (donde mete una serie de milagros), vejez y muerte
(seguida de los milagros póstumos). Uno de los objetivos de la obra de Berceo es la
evangelización: divulgar las verdades de la fe. Su faceta es, por tanto, didáctica. No
obstante, su otra intención es la del entretenimiento, presente en las peripecias de los
santos, en sus milagros, etc.: busca evangelizar mientras entretiene.
En cuanto a las obras doctrinales, escribió El sacrificio de la Misa, que explica en
qué consiste la misa; Los signos, que habla de los signos que aparecerán en el universo
antes del juicio final; y los himnos, que son himnos de carácter religioso.
Por último tendríamos las obras marianas, que serían todas las obras dedicadas a la
virgen, y son tres: el duelo de la virgen, los loores de nuestra señora y su obra más
importante: los milagros de nuestra señora. Los loores de la virgen son un montón de
escenas bíblicas de tipo doctrinal en las que al principio y al final se menciona a la Virgen.
Los duelos de la virgen destacan porque en ellos es la virgen la que narra su vida.
En cuanto a los milagros, ya en Francia encontramos una serie de obras tituladas de
forma exactamente igual a la de Berceo. Los autores son Gautier de Coincy y Roc
Amadeur. Los críticos creían que Berceo había imitado a tales autores. No obstante, se
descubrió en Copenhague una colección de milagros latinos, los mismos cogidos por
Berceo y por Gautier de Concy. Hay, además, una serie de obras en la literatura europea
relacionadas con esto, como las cantigas de Santa María, de Alfonso X, o Speculum
Historiale, de Vicente de Beauvais, un libro misceláneo que haba de ejemplos a seguir,
que han de ser imitados. Sin embargo, el libro directo del que Gonzalo de Berceo sacó

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sus Milagros fue El Manuscrito Toc, con la excepción del último, del que se dice que
Berceo pudo haberlo sacado de la tradición oral. La introducción de los milagros también
es cosecha directa de Berceo
Los milagros se han clasificado en tres tipos: de premios y castigos, en los que la
virgen premia y castiga; de perdón, en los que la virgen intercede en favor de un devoto
suyo; y de conversión y crisis, quizá os más interesantes, en los que el protagonista comete
un error y la virgen interviene para su reconversión.

El Libro de Apolonio
Es un texto no muy extenso escrito en Cuaderna Vía. Viene a ser el antecedente de
los relatos caballerescos. El libro de Apolonio introduce en la literatura española el
concepto de aventura de carácter Bizantino. Tiene influencia de relatos antiguos cuya
base era la aventura: hay caos, naufragios, etc. Hay un tópico llamado anagnosis
(reencuentro), consistente en que dos enamorados se reencuentran tras muchas
desventuras. El libro carece de autor, pero se intuye que debe ser un clérigo, como apuntan
las fuentes cultas. La fecha de composición varía de unos críticos a otros. Este libro bebe
mucho de otro libro escrito en Latín, Historia Apoloni Regis Tyri, el cual desarrollaba la
historia del rey Apolonio de Tiro. El libro de Apolonio es una refundición (reelaboración
muy libre contada con sus palabras y aderezada con todos los elementos considerados
oportunos). No se sabe si es una traducción directa o si se ha contaminado con otras
fuentes. En este libro, a pesar de ser una historia de aventuras, destaca el tono moralizador.
Los triunfos de Apolonio son mostrados como tales más por las virtudes que demuestra
con ellos que por otra cosa. Este libro posee numerosas descripciones y diálogos, lo cual
hace que su lectura sea muy vivaz. Se configura en torno a tres núcleos: la figura del
protagonista, las aventuras que le suceden y la finalidad del libro (doctrinal, moral, ofrecer
a Apolonio como modelo de conducta). Hay un último detalle destacable: el hecho de que
el narrador intervenga una y otra vez dentro del texto.

El libro de Alexandre
Es la obra más compleja del siglo 13 y el 14 en cuanto a tratamiento de fuentes. Los
libros que más influyen en él son el Alexandreis de Gauthier de Chatllion, y el Alejandro,
de Lumbert le Tort y Bernay.
Al igual que ocurría con otras obras del Mester de Clerecía, los manuscritos que se
conservan son tardíos. Uno de ellos es el manuscrito O, de Osuna, en la biblioteca
nacional de Madrid. Tiene de particular que se copia casi un siglo después de la
composición del poema. No obstante, el otro manuscrito, que es el manuscrito P (de
París), que es de un siglo posterior (del XV). Para más complicaciones, el manuscrito de
Madrid tiene leonesismos, y el manuscrito de Madrid tiene aragonesismos. Además,
ambos manuscritos presentan lagunas. No obstante, ambos manuscritos se compensan.
No se sabe el autor, pero en el manuscrito O se dice que fue compuesto por Juan Lorenzo
Segura de Astorga, y en el P se dice que lo compuso Gonzalo de Berceo. Es posible, no
obstante, que estos fueran anteriores copistas. El último editor del Libro de Alexandre,
Casas Rigal, afirma que no hay pruebas de que Berceo y Astorga sean los autores. El
Libro de Alexandre no entra dentro de los criterios estéticos ni literarios de Berceo. Casas
Rigal llega a la conclusión de que es un libro escrito a principios del siglo XIII. Se ve más

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plausible, no obstante, la hipótesis de que el manuscrito del siglo XV se acerca más al
original que el otro.
El libro de Alexandre presenta cierto grado de moralización y didactismo. Hay un
enorme interés del autor del libro de Alexandre en difundir materias muy diversas y
temáticas muy variadas. Hay muchísimas digresiones, una de las cuales es marcharse del
tema central para hablar de otros asuntos. En este caso hay muchas digresiones de tipo
cultural: a Alejandro Magno se le presenta como un hombre muy interesado por la cultura
hasta tal punto que su soberbia es la que le condena al final. Hay otro detalle muy curioso:
Alejandro Magno es presentado más como un caballero medieval perfecto (unión de
sabiduría y conocimientos militares) que como un rey macedonio. Esto no se hace por
ingenuidad, sino por afán de actualizar una figura de la antigüedad y equipararlo a la gente
de la Edad Media, para acercarlo a los lectores. De esta forma se muestra, además, su
soberbia intelectual y militar. Hay, así, grandes dosis de aventuras y fragmentos muy
líricos.

Poema de Fernán González


Es un libro que no encaja con las características globales del mester de clerecía. Está
escrito en cuaderna vía, pero el tema no es religioso, sino épico. Pertenece al ciclo épico
de los Condes de Castilla; de hecho, se dice que hubo un Cantar de Fernán González que
precede a este poema. De hecho, se dice que el Poema de Fernán González es una
evolución de este cantar. Su composición es cercana a la del Cid. Se dice que el autor
pudo ser un monje del monasterio de Arlanza. Los datos sobre Fernán Gonzalez son
confusos: se sabe que vivió sobre el siglo X, que ayudó en la reconquista y poco más.
Las fuentes, aparte de las crónicas antiguas, destacan entre esas crónicas son dos:
Chronicon Mundi, de Lucas de Tuy; y el Liber Regum, libro de los reyes; o las obras de
San Isidoro de Sevilla. En el Fernán González, a su vez, hay influencias de otros poemas
épicos, a saber: el del Cid y la canción de Roldán. Este poema habla desde los reyes godos
a la invasión árabe, dándole un repaso a algunos reyes cristianos. Lo que hace es equiparar
la evolución del conde Fernán González con la evolución de Castilla como núcleo de la
reconquista. El objetivo del poema es, por tanto, exaltar la figura de Fernán González al
tiempo que se exalta el reino de Castilla.

Libro de Buen Amor


Ha recibido numerosas interpretaciones. Blecua afirma que ni deja antecedentes ni
permite huella. Es un crisol de culturas: aparecen un montón de pequeños géneros o
subgéneros que tradicionalmente se usaban para hacer prácticas escolares. No tiene
relación realmente con ningún otro libro. Lo que le da unidad al libro son los dos
personajes que se mantienen: el propio autor, el arcipreste, y trotaconventos, que es su
tercera; y también le da unidad el calendario litúrgico, algo mencionado muchas veces.
En medio mete parodias de los rezos de los frailes. Así, hay elementos de tipo religioso
que hacen referencia a la liturgia y elementos de tipo religiosa con el fin de parodiar.
Lo que cuenta es una pequeña “autobiografía” de un clérigo muy mujeriego, pero
truncada muchas veces por elementos que no tienen que ver con la historia: fábulas,
canciones, relatos alegóricos, etc. El libro se considera una parodia del sentimiento
amoroso.

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Hay tres manuscritos, conocidos con las siglas S, T y G. El manuscrito S tiene las
cantigas de los clérigos de Talavera, que no aparecen en el C. Se dice en el manuscrito S
(no se sabe si mediante una deducción o no) que el libro se compuso estando preso Juan
Ruiz por mandato del Arzobispo Gil de Algornoz. No tenemos muchos datos de este Juan
Ruiz Arcipreste de Hita. Lo único deducible a partir del libro es que era clérigo, que tenía
mucha cultura y que pudo educarse en un lugar en el que hubiera contacto entre las tres
culturas, porque hay elementos de las tres. También se cree, por su espíritu burlesco, que
pudo llegar a tener algún tipo de relación con los Goliardos. A su vez, tampoco se sabe si
lo que se cuenta en el libro es autobiográfico o no. Relatos autobiográficos anteriores al
Libro de Buen Amor no hay ninguno. Además, suena muy raro que un clérigo vaya a
contar sus aventuras amorosas. Hay, por tanto, más indicios de que sea una autobiografía
ficticia que real.
La estructura del buen amor está integrada por preliminares y un corpus. Dichos
preliminares comienzan con una oración en la que suplica a Dios que le saque de la prisión
en la que yace, lo cual ha suscitado numerosas polémicas: se desconoce si es una prisión
literalmente o si se refiere al cuerpo o al mundo como prisión. Esta oración está sacada
de la liturgia, y se les suele rezar a los moribundos. Se llama Ordo Commendationes
Anima y sirve para encomendar el alma a Dios. Se ha utilizado, por tanto, una parodia
(que no con sentido satírico). Luego continúa con un sermón paródico, que lo utiliza en
un contexto absolutamente profano. Comienza con una serie de citas, tras lo cual afirma
que necesita el buen amor de Dios. El arcipreste reivindica que los hombres son
susceptibles de pecar, tras lo cual vuelve a haber citas, y tras lo cual dice que va a escribir
un libro sobre los engaños del amor loco, aunque después afirma que en el libro hay
numerosos sistemas para pecar. Finaliza con una oración típicamente clerical del sermón.
Tras ello se encomienda a Dios para que le ayude a hacer el libro. Luego empieza a animar
a la lectura de una manera juglaresca, alabando las características de su libro. Insiste en
que se debe buscar la intención del libro en lugar de quedarse con lo más superficial. Tras
ello se encomienda a la virgen y viene a los gozos de la virgen, tipo de composición
religiosa que se practicaba mucho en la Edad Media hasta el siglo XV. Tras ello pasamos
a la última fase de los preliminares, que es el episodio de la disputa entre griegos y
romanos, lo cual, al ser una fábula, ya forma parte del corpus. En ella se vuelve a pedir
que se entienda bien el libro.
En el corpus hay un relato amoroso autobiográfico integrado por una serie de
aventuras amorosas frustradas. Una colección de ejemplos (los cuentos), que se intercalan
en la narrativa principal, provenientes de las colecciones de exempla como el Calila e
Dimna, Sendevar, 1000 y una noches, etc. También está el relato de Don Melón y doña
Endrina, que puede interpretarse como que Don Melón es un alter-ego del arcipreste,
pues no se sabe si está contando una experiencia suya o un relato inventado. Los relatos
de Don Melón y Don Carnal son los grandes relatos alegóricos del libro. El de Don Melón
está sacado de una obra latina titulada Pánfilo, atribuido en la Edad Media a Ovidio. Esta
cuenta la historia de Pánfilo y Galatea, dos personas que se relacionan mediante una
alcahueta. También tenemos un pequeño cancionero con cantigas varias: de serranas,
escolares, religiosas, cantares de ciego, cánticos goliardescos, etc. En cuanto a las fuentes,
dejando a un lado las ya citadas (Pánfilo, libros de cuentos en los que también había
proverbios) y un libro de Catón llamado Distica Catonis, una colección de refranes y
pareados. El relato de Don Melón y doña Endrina se considera una traducción Ad Sensum

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del Pánfilo. En cuanto a la Cantiga de los Clérigos de Talavera, también se considera una
traducción ad sensum de la consultatio sacerdotum. Hay ciertas fuentes que, además,
permiten ayudar a la interpretación de este libro. Se pueden dividir en tres:
1. El arte juglaresco
2. El goliardismo
3. La literatura oriental
Este tipo de materiales condicionan el libro. El arte juglaresco es utilizado como
medio de difusión: el arcipreste sabe que el libro no va a llegar a todos de forma escrita,
sino también de forma oral. Hay ciertas partes, de hecho, que son interpretables por los
juglares. Vemos, así, ciertas apelaciones al público, y una intención marcada de crear un
libro entretenido.
En el libro de buen amor vemos cortes muy abruptos y sin venir a cuento. Vemos así
pasajes muy serios alternados con otros puramente cómicos.
El libro de buen amor parece haberse gestado en el núcleo de convivencia de las tres
culturas más fuertes: Toledo. Por eso conoce tanto de todas las culturas. Vemos así, según
Américo Castro, ciertas influencias del Collar de la Paloma. También es vinculado con
El libro de las delicias, autobiografía erótica, según Mª Rosa Lida de Malkiel.
También tiene rasgos goliardescos, ya que los goliardos, aun respetando la ortodoxia
católica, critican los excesos del clero. También influyen en su mentalidad vitalista: en el
llanto de la trotaconventos, el arcipreste parece valorar más la vida que la muerte.
En el libro podemos ver, por tanto, rasgos juglarescos y orientales; la mentalidad del
autor, no obstante, es plenamente goliardesca, por decir que no todo hay que tomárselo
en serio, que aunque hay partes moralizantes hay partes que son puro entretenimiento.
Por ello puede haber varias pretensiones: de entretenimiento y moralizante, y hay un
debate sobre cuál de las dos es la que prima. Según cierto autor hay dos hilos principales
para entender el libro de buen amor: el erotismo y el sentido del humor (Este último está
presente hasta el final). Lo único que está claro es que este libro presenta una ambigüedad
absoluta. Esto sí que es clave para interpretar el libro de buen amor, pues además da
mucho juego. Esta ambigüedad es lograda de dos maneras: por contigüidad, pasajes que
están contiguos uno detrás de otro que nada tienen que ver (el canto a la virgen detrás de
los encuentros con las serranas), y por polisemia, cuando un pasaje puede ser interpretado
de dos formas. Sin ir más lejos, el título buen amor puede significar varias cosas: o amor
a Dios, o los consejos para poder conquistar mujeres. Luego hay episodios como el de la
monja. No obstante, hay pasajes serios, como el llanto por la trotaconventos.
El nivel de implicación con el lector es muy anticipado para ser del siglo XIV.

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