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Como vemos, los mismos artistas que menos de 10 años antes convocaban a inundar y
quemar museos y bibliotecas, o que se emocionaban con los avances del arte apartados
del canon renacentista, ahora convocan a estudiar a los maestros del arte y a volver a la
verdadera tarea del artista en el taller, reaprendiendo el oficio propio de la pintura. Como
Picasso, quien entre 1909 y 1914 estuvo embarcado en las investigaciones cubistas, en
1917 pinta el Retrato de Olga en un sillón, donde se observa un abandono total de esas
búsquedas y una vuelta a la figuración.
Pablo Picasso (1881-1973). Retrato de Olga en un sillón. 1917. Óleo sobre tela. 130 x 88,8 cm, Museo Picasso (París).
Giorgio de Chirico
Luego de formarse como artista en la Academia de Múnich y estudiar filosofía, Giorgio de
Chirico (1888-1878) se establece hacia 1910 en París, donde decide mantenerse a un lado
de los movimientos de vanguardia que florecían en la ciudad. Entre 1910 y 1920 se dedica
a una pintura muy personal en la que se destacan las vistas de ciudades solitarias
dominadas por arquitecturas clásicas.
En Misterio y melancolía de una calle (1914) trabaja con un paisaje urbano con una
atmósfera definitivamente extrañada. La perspectiva sobre el edificio de la izquierda fuga
rápidamente hacia el horizonte y su blancura contrasta con la gran masa en sombras
sobre la derecha. La niña en primer plano es el único personaje en una ciudad
completamente solitaria y ella se acerca a una tenebrosa sombra que se extiende desde
detrás del edificio. De Chirico ha eliminado la atmósfera, y la sensación opresiva de la
imagen genera una tensión en el espectador.
Esta obra se enmarca dentro de la pintura metafísica, corriente artística que nació de la
influencia de las teorías fenomenológicas de los filósofos Hüsserl y Heidegger. La pintura
metafísica propone que a partir de la representación de un fragmento aislado de la
realidad se puede reconstruir una realidad transcendente más allá de la propia realidad.
Así, De Chirico aísla retazos de la vida cotidiana, como una típica plaza italiana pero fuera
de funciones, para poder acceder a su valor absoluto.
Giorgio de Chirico (1888-1878). Gladiadores y león. 1927. Óleo sobre tela. 129,5 × 162,6
cm. Detroit Institute of Arts disponible aquí.
A partir de 1925 las obras de De Chirico se orientan hacia un pasado romano mítico,
protagonizado por gladiadores como así también por caballos en playas con ruinas
clásicas. El tratamiento de la imagen es mucho más convencional, aunque la atmósfera
sigue siendo inquietante.
Giorgio de Chirico (1888-1878). Caballos antiguos junto a un lago. C. 1929. Óleo sobre
tela. 54,6 × 46,4 cm. Detroit Institute of Arts disponible aquí.
Novecento
En el contexto de una Italia organizada bajo el mando de Benito Mussolini, Margherita
Sarfatti, escritora, crítica de arte y amiga personal del Duce, organizó en 1922 un grupo
artístico al que se denominó Novecento. El nombre –que significa “novecientos” en
italiano– es una manera de crear una nueva tradición en pintura, siguiendo las
denominaciones Quattrocento y Cinquecento. El grupo se consolidó hacia 1926 y se
realizaron una serie de exposiciones que se hicieron tanto en Italia como el exterior y que
llegó a Argentina en 1930. Novecento se disolvió hacia 1933.
Mario Sironi (1885-1961). Solitudine. 1925-1926. Óleo sobre tela. Galleria Nazionale
(Roma) disponible aquí.
Mario Sironi (1885-1961). Desnudo con frutas (Venus). 1923. Óleo sobre tela. 100 x 75,5
cm. Galleria Civica d'Arte Moderna e Contemporanea (Turin) disponible aquí.
El personaje, aunque esté solo y en primer plano, evita la relación con el espectador ya
que dirige su mirada hacia un lugar lejano al que no se puede acceder. La transición entre
las luces y las sombras es marcada y poco natural, que combinado con la soledad del
personaje crea una atmósfera extrañada y en tensión.
Carlo Carrá (1881-1966). La casa roja. 1927. Óleo sobre tela. 91 x 78,5 cm. Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos
Aires) disponible aquí.
Nueva Objetividad
El historiador y crítico de arte alemán Franz Roh (1890-1965) publica en 1925 Realismo
Mágico – Post Expresionismo. Problemas de la pintura europea más reciente. El libro tuvo
amplia difusión, fue rápidamente traducido al español por José Ortega y Gasset y
publicado en Buenos Aires en 1927.
Si bien no hay un estilo en el que todos los artistas comulguen, sí se demuestra una
decidida vuelta hacia los valores de la composición y el dibujo. Los artistas trabajan en
retratos con una mirada ácida y también muestran encuentros sociales.
Otto Dix (1891-1969). Retrato de la periodista Sylvia von Harden. 1926. Óleo y témpera
sobre madera. 121 × 89 cm. Musée National d'Art Moderne, Centre Georges Pompidou,
(París) disponible aquí.
La figura andrógina de la periodista Sylvia von Harden atrajo la mirada de Otto Dix y le
pidió retratarla. La mujer muestra su pelo corto, su rostro maquillado y un monóculo,
típico de los dandis de la época. Su cuerpo se oculta bajo un pesado vestido a cuadros. La
mirada de Dix se centra en lo extraño, develando lo misterioso del personaje. La obra está
trabajada en una paleta dominada por el rojo en todas sus posibilidades. Todo lo que se
esperaba de una mujer en esa época: delicadeza, belleza, elegancia, está negado en la
imagen de esta mujer moderna que solitaria fuma en la mesa de un bar.
Rudolf Schlichter (1890-1955). Retrato de Bertolt Brecht. c. 1926. Óleo sobre tela.
Städtische Galerie Im Lenbachhaus Und Kunstbau (Múnich) disponible aquí.