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Abstract: This essay is about pre-Columbian seals and different theories about their
use. It explains the meaning of the pre-Columbian emblem, its design and inter-
pretation. It also explores factors which could have been involved in its creation, as
the comsumption of hallucinogens. It analyses the evolution of archeology related
to archeological devices and the role played by the seals found in burials. It also
talks about pre-Columbian sigillography.
Key words: estampaderas, flat seals, matrix, magical-religious character, amulets,
designs, instrumental emblem, cultural expression, hallucinogens.
ESTADO DE LA CUESTIÓN
1
P. H. Merrillees, Cylinder and Stamps Seals in Australian Collections, Burwood, 1990, p. 5.
El sello se fabricaba con barro cocido o piedra con pequeñas asas y diseños lineales profundos
en la base, posiblemente usados con pigmentos para imprimir diseños. Se trataría, en realidad,
de un protosello.
2
F. Menéndez Pidal, Sigilografía en la Fundación Lázaro Galdiano, Madrid, 2002, p. 12.
3
F. Menéndez Pidal, Los emblemas heráldicos. Novecientos años de historia, Sevilla, 2014, p. 17.
4
F. Menéndez Pidal, «Los sellos en los reinos de León y Castilla durante los siglos X al
XIII», en A. Riesco Terrero (coord.), I Jornadas sobre Documentación Jurídico-administrativa, econó-
mico-financiera y judicial del reino castellano-leonés (siglos X-XIII), Madrid, 2002, p. 245.
5
La aparición de la cerámica se corresponde con la fase sedentaria de los pueblos.
8
F. Menéndez Pidal, Apuntes de sigilografía española, Guadalajara, 1993, p. 13.
9
E. Fernández-Xesta, La sigilografía. Apuntes para la mejor práctica de investigadores, Madrid,
2016, p. 28.
10
Desde esta disciplina, el sello precolombino se clasificaría como afigurativo fantástico al
contener plantas, animales y signos, probablemente mitológicas, y es anepígrafo porque carece
de escritura o leyenda.
SIGNIFICADO DE EMBLEMA
13
F. Menéndez Pidal, Los emblemas heráldicos…, p. 23. Una amplia definición es proporcio-
nada por Redondo Veintemillas: «Cualquier elemento icónico que es representación simbólica
de una persona física o jurídica, singular o colectiva y que traduce una identificación personal,
un vínculo familiar o comunitario, una posición social o un mérito personal», en L. Orera Orera,
«Fuentes de información para el conocimiento de los emblemas braquigráficos», en Emblemata,
vol. XXII, Zaragoza, 2016, p. 133.
14
Aquí se hace referencia solo a los sellos. Los emblemas también pueden hallarse en otra
cerámica y en la escultura.
15
J. Alcina Franch, «Las ‘pintaderas’ de Canarias y sus posibles relaciones», en Anuario de
Estudios Atlánticos, número 2, Madrid-Las Palmas, 1956, p. 84.
16
Ibidem, p. 81.
Ibidem. p. 82.
17
Ídem.
18
19
G. Marcy, «El verdadero destino de las ‘pintaderas’ de Canarias», en Revista de Historia,
n. 58, Gran Canaria, 1942, p. 112.
20
Ibidem, p. 117.
21
J. Alcina Franch, op. cit., p. 85.
22
J. Álvarez, «Apostillas», en G. Marcy, «El verdadero destino de las ‘pintaderas’ de Cana-
rias», en Revista de Historia, número 58, Gran Canaria, 1942, p. 123.
23
Ibidem, p. 125.
duda: la descripción del Fray Diego de Landa en México no es otra cosa que
la descripción de una pintadera o sello.
La observación de Fray Diego de Landa, sin embargo, parece referirse a
algún soporte especial, de materia blanda, que se impregnaba de pintura,
utilizado luego para pintar el cuerpo. No parece tratarse en firme de un sello.
Como señala la historiadora Margarita Gómez Gómez, «El uso del sello y
su valor no era ninguna novedad en la época del Descubrimiento». 24 El sello
era usual en España. Aunque con altibajos desde el siglo XV, el número de
sellos subsistentes en España era elevado25. El amplio uso entre particulares,
así como por los obispos, el clero secular, abades y órdenes religiosas, eviden-
cian que el sello era un instrumento ampliamente conocido por los religiosos.
Eran reconocidos, además, los sellos pontificios, aparte de que hacía largo
tiempo se aplicaba la legislación alfonsí sobre sellos.26 El propio Cristóbal
Colón, en 1493, para su segundo viaje a América, recibió la matriz de un
sello real para acreditar y legitimar documentos.27 Y hacia el segundo tercio
del siglo XVI, cuando Fray Diego de Landa se hallaba en México, los sellos
reales eran de uso frecuente.
Después de estos argumentos y evidencias, no parece, pues, creíble que
Fray Diego de Landa confundiera el objeto visto con un sello. En manera
alguna debe aceptarse una confusión semejante, sobre todo en un religioso
formado y culto, de familia noble, que luego llegaría a obispo de la arquidió-
cesis de Yucatán.
No hay duda de que los indígenas se pintaban el cuerpo y el rostro, como
lo atestigua desde un primer momento el propio Colón con ocasión del
Descubrimiento:
Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las muje-
res, aunque no vide más de una, farto moza, y todos los que yo vi eran todos
mancebos, que ninguno vide de edad de más de treinta años: muy bien hechos,
de muy hermosos cuerpos, y muy buenas caras; los cabellos gruesos cuasi como
sedas de cola de caballos e cortos: los cabellos traen por encima de las cejas, salvo
unos pocos detrás, que traen largos, que jamás cortan: dellos se pintan de prieto,
y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos, y dellos se pintan de
blanco, y dellos de colorado, y dellos de los que fallan, y dellos se pintan las caras,
y dellos todo el cuerpo, y dellos solos los ojos, y dellos sólo el nariz.28
24
M. Gómez Gómez, «El sello real en el gobierno de las Indias. Funciones documentales y
representativas», en J. C. Galende Díaz (coord.), De sellos y blasones, Madrid, 2012, p. 362.
25
F. Menéndez Pidal, Matrices de sellos españoles (siglos XII al XVI), Madrid, 1987, p. 18. El
autor calcula que cerca de 500.000 matrices de sellos habrían circulado durante los siglos XIII,
XIV y XV.
26
Novoa, F. y Francisco, J. M. de, Historia y evolución del sello de plomo, la colección sigilográfica
del Museo Cerralbo, Madrid, 2008, pp. 78-86.
27
M. Gómez Gómez, op. cit., p. 377.
28
L. Nicolau d’Olwer, Cronistas de las culturas precolombinas, México, 2010, p. 21.
J. Alcina Franch, Las «pintaderas» mejicanas y sus posibles relaciones, Madrid, 1958, p. 46.
29
Ibidem, p. 52.
30
31
C.M. Heras y Martínez, «Glosario terminológico para el estudio de las cerámicas arqueo-
lógicas», en Revista Española de Antropología Americana, nº 22, Madrid, 1992, p. 28.
32
G. Fatás, G.M. Borrás, Diccionario de términos de arte y elementos de arqueología, heráldica y
numismática, Madrid, 2015, p. 259.
33
I. Clerc de Cuenca, «Sigilografía precolombina», en Boletín de Antropología, v. 5, nº 5,
Bogotá, 1990, p. 30.
34
Ídem.
35
Ídem.
para imprimir diseños en las telas, aunque también en el cuerpo humano» 36.
Como se aprecia, el antropólogo prescinde del carácter rotundo que le había
otorgado inicialmente a su tesis en la década de los 50. Y más diciente aún es
la definición última que proporciona de las pintaderas:
Las llamadas «pintaderas» o sellos son instrumentos cuya característica
principal consiste en tener un diseño grabado en relieve que sirve para impri-
mir. Su forma general es de dos tipos: 1) planas y con mango, como los sellos
de las oficinas actuales y 2) cilíndricas, con el interior hueco para ser atravesado
por un palo o sólido, con dos protuberancias en cada extremo. El diseño puede
haberse grabado en positivo, como los tipos de imprenta, o en negativo, como
los moldes para fabricar relieves o esculturas. Son frecuentes en las Antillas,
Mesoamérica, Centroamérica y norte de Sudamérica.37
El uso de las matrices de sellos para plasmar dibujos sobre los textiles
parece ser en cambio una tesis sólida, específica, concretamente para la matriz
del sello cilíndrico. Aunque para Alcina Franch «no hay pruebas demasiado
firmes, para estampar dibujos en los tejidos»,38 existe, sin embargo, suficiente
evidencia que prueba el uso del sello cilíndrico en los textiles.
El sello cilíndrico también es conocido como rollo. Una descripción precisa
es proporcionada por Isabelle Clerc de Cuenca:
Son tubulares o macizos. La mayoría de ellos son de un promedio de 6 a 8
cm de largo, por 3 cm de diámetro.
Los más pequeños tienen 2.5 cm de largo y los más largos 20 cm. Los diá-
metros varían desde unos 2 cm hasta 6.5 cm.
Algunos son perforados en toda su extensión, para dar cabida a una varita
y permitir el movimiento de rotación del sello, facilitando la impresión.
Estas perforaciones pueden tener diámetros muy variables, desde muy
reducidos hasta muy anchos…
Otros tienen una perforación iniciada en cada extremidad. En este caso se
necesitaba el empleo de dos varitas para imprimir el movimiento de rotación.
Para cogerlos [los sellos cilíndricos macizos] y así facilitar la rotación y
no untarse los dedos de pintura, suelen estar provistos en cada extremo de
36
J. Alcina Franch, Las culturas precolombinas de América, Madrid, 2009, p. 129.
37
Ibidem, p. 214.
38
Ibidem, p. 52.
39
I. Clerc de Cuenca, «Sigilografía precolombina», en Boletín de Antropología, v. 4, nº 4,
Bogotá, 1989, p. 15.
40
I. Clerc de Cuenca, «Sigilografía precolombina», en Boletín de Antropología, v. 5, nº 5,
Bogotá, 1990, p. 30.
41
Ibidem, p. 31.
42
G. Reichel-Dolmatoff, Arqueología de Colombia, Bogotá, 1997, p. 161.
Ibidem, p. 207.
43
Ibidem, p. 226. De otro lado, en las cuevas funerarias del territorio muisca, en el centro
44
LO MÁGICO-RELIGIOSO
TALISMANES O AMULETOS
48
M. Eliade, Mitos, sueños y misterios, Madrid, 1999, p. 62.
49
Ibidem, p. 244.
50
D. Collon, First impressions. Cylinder Seals in the Ancient Near East, Londres, 1987, p. 100.
51
F. Menéndez Pidal, Apuntes de sigilografía…p. 23.
52
D. Collon, op. cit., p. 119.
EL DISEÑO GEOMÉTRICO
53
I. Clerc de Cuenca, «Sigilografía precolombina», en Boletín de Antropología, v. 4, nº 4,
Bogotá, 1989, p. 16.
54
Ídem.
55
I. Clerc de Cuenca, «Sigilografía precolombina», en Boletín de Antropología, v. 5, nº 5,
Bogotá, 1990, p. 27.
Figura 9. Ánfora hallada en el antiguo cementerio Figura 10. Cerámica. Cultura Mochica
de Thera (siglo 8 a .C.). (100 a. C.-700 d. C.). Perú.
Museo Arqueológico de Santorini. Grecia. Museo de América. Madrid.
56
F. Menéndez Pidal, Los emblemas…, p. 17.
EL USO DE ALUCINÓGENOS
Para Clerc de Cuenca, «Los motivos geométricos [en los sellos] son tal
vez la esquematización de elementos de la naturaleza transformados por la
imaginación o los efectos de alucinógenos».57 El uso de alucinógenos en las
culturas precolombinas fue una práctica común. Se recurría, entre otros, al
yagé o ayahuasca y a los hongos y su empleo ha sido vinculado a la presencia
del chamanismo.
Los hallazgos arqueológicos de artefactos pequeños, como tubos hechos
de cerámica, podrían estar relacionados con el consumo de alucinógenos.
Como lo sugiere Reichel-Dolmatoff, tras las excavaciones en Momil, a orillas
de una laguna del bajo río Sinú (Colombia), «varias pequeñas figuras de per-
sonas totalmente demacradas, sentadas en cuclillas, [serían] representación
característica de un chamán esquelético con sus visiones alucinatorias». 58 Allí
mismo este arqueólogo encontró sellos planos «con motivos geométricos pro-
fundamente excisos… y rollos cilíndricos».59
Reichel-Dolmatoff asoció la presencia notable del chamán con el desarrollo
en Colombia, y también en Venezuela y Centroamérica, de la llamada Etapa
de los Cacicazgos, periodo previo y contemporáneo a la Conquista española.
Esta etapa se caracterizó por una unidad política que, bajo el control de un
máximo jefe o cacique, domina varias aldeas, y la sociedad tribal hace tran-
sición hacia la sociedad estatal. A partir de los yacimientos arqueológicos, el
arqueólogo afirma:
Los muchos objetos relacionados con el uso de plantas alucinógenas, tales
como poporos, tabletas para rapé, tubos para absorber, o pequeños morteros
para pulverizar ciertas materias, indica que las actividades chamanísticas ope-
raban, en parte, en una esfera visionaria, y la semejanza entre ciertos motivos
decorativos y los fosfenos producidos por la ingestión de drogas comprueban
57
I. Clerc de Cuenca, «Sigilografía precolombina», op. cit., p. 34.
58
G. Reichel-Dolmatoff, Arqueología de Colombia, p. 107.
59
Ibidem, p. 99.
Figura 11. Sellos planos con emblemas geométricos. Cultura Calima. Colombia.
Ibidem, p. 184.
60
Constantino Torrres, p. 51. «Los colgantes Darién ¿Evidencia para el uso de hongos visio-
61
narios en los Andes Septentrionales?», Revista Cultura y Droga, nº 11, 2006, pp. 47-62.
62
Reichel-Dolmatoff, op. cit., p. 193.
63
F. Menéndez Pidal, Los emblemas…, p. 17.
64
Ibidem, p. 36.
65
Ibidem, p. 37.
66
Renfrew C., y Bahn, P., Arqueología. Teoría, métodos y prácticas, Madrid, 2013, p. 36.
67
Ibidem, pp. 21-50.
68
M. Harris, El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de las teorías de la cultura,
Madrid, 2009, p. 593.
69
F. Menéndez Pidal, Los emblemas…, op. cit., p. 40.
70
Ibidem, p. 53.
Ibidem, p. 80.
72
73
Ibidem., p. 207.
74
J. H. Betts, «Minoan and Mycenaen Seals», en D. Collon, 7000 years of seals, Londres, 1997,
p. 54.
75
La inmensa mayoría de los dibujos precolombinos plasmados en cerámica, escultura y
textiles es de animales.
mitología muy importantes para la vida religiosa».76 Por ello, los indígenas se
comunicaban –incluso en la actualidad– con los animales y extraían de ellos
los secretos de la vida y de la naturaleza.77 «El mundo simbólico mítico no
estaba separado claramente del mundo natural ni de los seres humanos»78 y,
por tanto, desde una perspectiva sociológica, la acción religiosa de los pue-
blos indígenas representaba no la intervención en este mundo, sino la parti-
cipación en este mundo,79 es decir, prolongación de la sociedad en el ámbito
cosmogónico.
MÚLTIPLES EXPLICACIONES80
Ídem.
77
78
M. Mann, Las fuentes del poder social, tomo I, Madrid, 1991, p. 78.
79
Ídem.
80
De acuerdo con el arqueólogo Matthew Johnson, «una forma comprensiva y sensible de
manejar la interpretación arqueológica consiste en el reconocimiento de que existe una multipli-
cidad de puntos de vista». M. Johnson, Teoría arqueológica, Una introducción, Madrid, 2010, p. 211.
81
Como lo expresa el antropólogo Roberto Lleras: «Sociales son la mitología y la cosmolo-
gía y social, por tanto, su expresión iconográfica», en «Las manifestaciones artísticas en la época
precolombina», Credencial Historia, nº 308, Bogotá, 2015, p. 2.
82
I. Clerc de Cuenca, «El simbolismo en los grabados de los sellos precolombinos», en
Boletín de Antropología, v. 3, nº 3, Bogotá, 1987, p. 40.
83
I. Clerc de Cuenca, «Sigilografía precolombina», en Boletín de Antropología, v. 4, nº 4,
Bogotá, 1989, p. 17.
84
J. Alcina Franch, «Las ‘pintaderas’ de Canarias…», op. cit., p. 100.
85
Ibidem, p. 87.
86
G. Reichel-Dolmatoff, op. cit., p. 146.
87
D. Collon, First impressions…, op. cit., p. 61.
CONCLUSIONES
88
J. Alcina Franch, «Las ‘pintaderas’ de Canarias…», op. cit., p. 89.
89
Ibidem, p. 102.
Las matrices del sello plano habrían tenido una función personal, basada
en la voluntad de sellar, que explicaría al sello como testimonio de la interven-
ción del hombre y no como testigo mudo de circunstancias desconocidas.
Tales matrices deben interpretarse, igualmente, como producto cultural de
la imitación que da lugar a la moda, lo que también ayudaría a explicar adi-
cionalmente el porqué de la semejanza y repetición de las representaciones
gráficas en los emblemas precolombinos.
La abundancia de unas mismas representaciones plásticas en diferentes
lugares, geográficamente distantes, se explicaría por difusión y asimilación,
pero también por la limitación natural de los propios motivos, sean geomé-
tricos o lineales y por la naturaleza circundante. No debe descartarse, sin
embargo, la creación propia e independiente por diversas culturas, sobre todo
si se comprende el universo limitado del diseño geométrico. Tampoco debe
descartarse el empleo de alucinógenos en el proceso de creación de los emble-
mas precolombinos.
Al formar parte del ajuar funerario que llevaba el fallecido a otro plano
existencial, dentro del rito de paso, se evidencia en los sellos precolombinos
una clara connotación mágico-religiosa.
BIBLIOGRAFÍA CITADA