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El liberalismo s.

XIX
Por David Romero
Este siglo está marcado por el acontecimiento culmen de la liberación popular: La revolución francesa
(1789), bajo la consigna de libertad, igualdad y fraternidad.
El problema es que la libertad política llega hasta cuando se daña al otro. Esto implica una soberanía
popular de imponer los derechos ciudadanos. El derecho divino real se cae, pues el rey tiene que
actuar en nombre del pueblo, sino es depuesto. La gracia de Dios se sustituye por la voluntad popular.
El rey pasa a ser un símbolo.
Se reconoce la libertad de opinión y de imprenta. Lógicamente, la Iglesia niega todas estas libertades.
En cuanto a la Igualdad, todos nacemos iguales en derechos y las diferencias sociales no se justifican
bajo el criterio de dignidad o realeza. El gasto público requiere de un aporte común (impuesto) y se
rompe con la diferencia de privilegios y discriminación.
La fraternidad está relacionada con la solidaridad humana y la hermandad entre ciudadanos. Esto
requiere una identidad nacional.
El único valor que quedó de la revolución francesa fue la libertad, ya que a la burguesía le dan poder y
se convierte en la nueva nobleza. El voto era limitado a los propietarios de tierras y casas.
Aparece la teoría individualista que resulta la base del sistema capitalista y de la Propiedad Privada.
Esto produce una nueva legislación que entiende que la sociedad es la suma de las libertades
individuales, pero solo a través de la propiedad privada el ser humano es planamente libre.
A la Iglesia se le quitan sus propiedades, riquezas y privilegios.
La Iglesia explica que el estado y la Iglesia son de naturaleza distinta (Una de Dios y otra del Pueblo) y
con distinto fin (vida eterna y bienestar social). No hay nada en común, por lo cual se ignoran
mutuamente.
El Papa Pío IX elabora en 1864 Syllabus Errorum sobre los errores del mundo moderno (Panteísmo,
Naturalismo, Racionalismo absoluto, Socialismo, comunismo, Sociedades secretas, sociedades bíblicas,
sociedades clérigo-liberales, Indiferentismo, Latitudinarismo, errores relativos a la Iglesia y sus
derechos, errores acerca de la moral natural y cristiana, errores acerca del matrimonio cristiano, errores
acerca del principado civil del Pontífice Romano y errores que se refieren al liberalismo moderno).
La sociedad civil aprovecha la religión para guiar la conciencia de los ciudadanos hacia el bien público
(intereses de los gobiernos liberales). Queda establecido que los derechos no vienen de Dios “el pueblo
manda”. Por tanto, en sentido práctico, el concepto de religión es incompatible con la filosofía del
estado liberal.
Pío IX llega apoyar la libertad de conciencia, donde cada ciudadano tiene derecho a manifestarse sin la
autorización del gobierno. De aquí, la Iglesia va aprovechar la democracia para acceder nuevamente al
poder económico, político, social y cultural.
El estado no reconoce la ley canónica ni el estado eclesiástico. Esto influye hasta las fiestas religiosas. Se
introduce el matrimonio civil y el divorcio legal. Se acepta la libertad religiosa. Hay libertad de imprenta.
El Estado se apropia de los registros ciudadanos (Hospitales, Educación, Matrimonio civil, Asistencia
Social, entre otros.
El Estado no discrimina a ningún muerto. La Educación es laica y obligatoria y no se enseña ninguna
religión.
La Iglesia por su parte se resistió a los cambios y aparecen revueltas contra el poder político liberal.
Surge el anticlericalismo liberal que le acompaña una campaña de desprestigio y anulación de las
personas religiosas, especialmente en el mundo anglosajón.
Hay dos tipos de ruptura:
a) Parcial: reaparece la idea de la monarquía absoluta para unificar los gobiernos y en total
desconfianza hacia la Iglesia. Los bienes de la Iglesia pasan al Estado. Los sacerdotes del campo
caen en la miseria. El Estado tiene hostilidad con algunas órdenes religiosas (quienes se oponen
a sus políticas) y las expulsa. Hay una idea común de ir contra la religión. El Estado quita la
ayuda a las escuelas católicas o donde se enseña religión. Esto pasó de igual forma en las
Facultades de Teología en las Universidades pontificas o católicas.
b) Hostil: en modo violento (protestas públicas, expulsión de religiosos, especialmente cuando se
rompe el concordato) y bajo el entendimiento donde se formulan otros concordatos, donde a la
Iglesia se le reconoce como una sociedad soberana (Pacto de Letrán entre Benito Mussolini y el
Papa Pío XI). Se acuerda el nombramiento del episcopado (donde el Estado a veces interviene)
cuando los bienes eclesiásticos están en juego. Y la Iglesia renuncia a las inmunidades a cambio
de que el Estado reconozca su libertad o algún tipo de ayuda económica.
La Iglesia queda excluida de los foros políticos internacionales. La Iglesia hace
alianza con los estados más reaccionarios de Europa. Aparecen corrientes
científicas y tecnológicas.
La Iglesia se opone a todo avance científico, especialmente si atenta contra sus
verdades y privilegios. Por ejem: el Papa prohíbe el ferrocarril en los Estados
Pontificios
La Iglesia se cierra al progreso, a la burguesía y al mundo obrero. Esto provoca
una deserción masiva de la Iglesia, especialmente en los estratos pobres.
Aparecen intransigentes y fanáticos que se oponen a todo cambio, reafirman la
autoridad papal y proclaman el dogma de la infalibilidad del Papa.
En el año 1800, la unificación italiana le quitó los estados Pontificios al Papa. En
reacción, el papa se encierra ene l Vaticano hasta el pontificado de Juan XXIII
Además, siempre hubo cristianos que sostenían que era posible ser liberal y
católico al mismo tiempo.

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