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SEMIOLOGIA - Sistema Inmunohematopoyetico - Palidez-Anemia
SEMIOLOGIA - Sistema Inmunohematopoyetico - Palidez-Anemia
Motivos de consulta:
PALIDEZ
El color de la piel depende de diversos factores, por ejemplo, de la riqueza de pigmento melánico, de la
presencia de otros pigmentos anormales, así como del espesor de las capas superficiales y la irrigación de la
dermis. Esta comprende la red vascular y está en relación con el tono vasomotor, y la calidad de la sangre
circulante.
La palidez: puede definirse como el aumento del tono blanquecino (lívido) de la piel y de las mucosas,
observable aun en personas de raza negra (fig. 63-1-1). Puede ser
generalizada o localizada. La forma generalizada puede ser
transitoria, debida a una vasoconstricción cutánea, mientras
permanecen rosadas las mucosas. Este tipo de palidez se observa
en el shock y en la hipotensión arterial con lipotimia o síncope
En algunas formas de anemia, la palidez aparece acompañada de otros tonos o matices de coloración y
adopta aspectos semiológicos distintivos. Por ejemplo:
anemia y que puede haber anemia sin palidez y palidez sin anemia, debe enfatizarse que el
diagnóstico presuntivo de anemia siempre debe ser confirmado por el laboratorio.
SINDROME ANEMICO
Anemia: La anemia puede definirse como una
disminución de la masa de glóbulos rojos
circulante por debajo del nivel normal. En la
práctica se utilizan los valores de:
Hemoglobina (Hb),
De hematocrito (Hto) y
Del recuento de glóbulos rojos (GR).
Existe anemia cuando los valores son inferiores a
dos desviaciones estándar de la media.
En ocasiones, el descenso de los valores de un paciente
con respecto a los que se conocen previamente puede
indicar anemia, aunque aún no se encuentren por debajo
del límite inferior de la normalidad. Las personas que viven
e n lugares de elevada altitud tienen valores más altos que
las que están a nivel del mar.
Debe tenerse presente que la anemia no constituye, per se, una
enfermedad, sino que siempre es secundaria a otro trastorno
que constituye la enfermedad de base o se asocia con él.
Cuando en un paciente se diagnostica anemia, es necesario
determinar su mecanismo patogénico y, posteriormente, llegar
al diagnóstico etiológico y de la enfermedad causal.
EPIDEMIOLOGÍA
La anemia es una de las patologías más frecuentes en la práctica clínica. Un estudio de la OMS indica que
hasta u n 35% de las mujeres y un 20% de los hombres pueden padecerla y el 50% de estos casos son de
causa ferropénica.
ETI0PAT0GENIA
Se puede producir anemia por tres mecanismos patogénicos independientes, en ocasiones, combinados
entre sí (cuadro 66-1-2). Estos mecanismos son:
Pérdidas hemáticas
La hemorragia aguda ocasiona cuadros de hipovolemia con posterior anemia (al producirse hemodilución),
mientras que en la pérdida crónica de sangre la anemia es secundaria a la ferropenia cuando se agotan los
depósitos medulares de hierro. Esto ocurre en los hombres después de pérdidas de 1.200 mL o más y de
600 mL o más en las mujeres. Los sitios más frecuentes de pérdida son el aparato digestivo (superior e
inferior) en ambos sexos y e l tracto genital femenino. Con menor frecuencia, la hematuria de distintas
causas ocasiona ferropenia.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Los síntomas derivados de la disminución del aporte de O2 a los tejidos reflejan la caída de la concentración
de Hb. La extracción de O2 por los tejidos puede incrementarse de un basal de 25% a un máximo de
alrededor de 60% en presencia de anemia o hipoperfusión. Por lo tanto, el aporte de 02 a los tejidos puede
mantenerse por aumento de la extracción tisular hasta una concentración de Hb de 8 a 9 g/dl. Cuando se
agrega la compensación cardiovascular con aumento del volumen sistólico y de la frecuencia cardíaca, la
liberación de 02 puede mantenerse en reposo aun con concentraciones de Hb de 5 g/ dL (Hto de 15%). Los
síntomas tendrán lugar en reposo con valores inferiores o con valores mayores durante el ejercicio, o
cuando no hay compensación cardíaca adecuada por una enfermedad cardiovascular.
Es importante el tiempo de evolución, así como la rapidez de desarrollo de la anemia, ya que en los casos de
largo tiempo de evolución y desarrollo insidioso se toleran sin
síntomas niveles sorprendentemente bajos de Hb. Esto ocurre
con frecuencia en las anemias ferropénicas y megaloblásticas.
En los casos de anemia de producción y presentación agudas, el cuadro es de hipovolemia con mareos,
ortostatismo, hipo tensión arterial, lipotimia, síncope y shock.
En los casos de ferropenia es frecuente la aparición de pica (hábito de ingerir sustancias no alimenticias),
particularmente pica por hielo (pagofagia) y, en ocasiones, por tierra (geofagia), sobre todo en los niños. Es
necesario interrogar de forma dirigida acerca de esta particular manifestación, ya que rara vez los pacientes
la refieren espontáneamente. Los estados ferropénicos pueden provocar también disfagia secundaria a
membranas esofágicas (síndrome de Plummer-Vinson). La ferropenia per se, aun sin anemia, puede
ocasionar síntomas como trastornos gastrointestinales (dispepsia, estreñimiento), glositis, estomatitis y
queilitis; problemas de la conducta (irritabilidad, insomnio, disminución de la a tención), y trastornos del
crecimiento. Estas manifestaciones de la carencia de Fe son más marcadas en los niños. En los casos de
hemólisis, el pacien te puede consultar por ictericia sin coluria o debido a episodios de dolor lumbar
(semejante al cólico renal) y fiebre en las crisis hemolíticas.
Las anemias megaloblásticas, sobre todo la anemia perniciosa con déficit de vitamina B12, puede
presentar síntomas neurológicos como trastornos de la marcha (tabes dorsal), parestesias, confusión y
trastornos del sensorio (síndrome neuroanémico).
Las anemias por insuficiencia medular (p. ej., aplasia de la médula ósea) pueden presentar síntomas
debidos a la leucopenia (infecciones) o a la trombocitopenia (hemorragias).
La enfermedad causante de la anemia puede provocar síntomas que motivan la consulta. Así, es frecuente
que se consulte por pérdidas anormales de sangre, muchas veces por el aparato digestivo (hematoquecia
o melena) o urogenital (hematuria, metrorragia). El motivo de consulta puede ser dolor abdominal, acidez,
pirosis o cambios del ritmo evacuatorio intestinal. En las enfermedades neoplásicas puede aparecer
DEFENSA | Clara Calfacante
sintomatología secundaria al órgano o a los órganos afectados, así como cuadros generales de anorexia y
pérdida de peso.
EXAMEN FÍSICO
La fiebre asociada con anemia se presenta en una gran variedad de entidades: infecciones
agudas y crónicas, neoplasias, enfermedades inmunitarias y crisis hemolíticas. El tipo de
curva térmica a veces hace sospechar el diagnóstico, como la fiebre cada 48 a 72 horas en
el paludismo y la fiebre ondulante de Pel-Ebstein de la enfermedad de Hodgkin.
Deben evaluarse la coloración de la piel y de las mucosas y el grado de palidez y sus
distintos tonos. La presencia de ictericia orientará hacia procesos hemolíticos, pero
también se la puede observar en enfermedades hepáticas y biliares que evolucionen con
anemia.
La aparición de petequias en la piel, las mucosas o la retina suele indicar un proceso
medular o periférico que afecta también el sector plaquetario.
El examen de las uñas aporta datos en las anemias ferropénicas, en las que se pueden
observar uñas frágiles con estriaciones longitudinales y, en ocasiones, una forma cóncava,
''en cucharita" (coiloniquia).
La observación de una lengua depapilada, dolorosa y de color rojo intenso puede indicar
un déficit de vitamina B12 (glositis de Hunter). Puede encontrarse también glositis atrófica
debida al déficit de hierro.
En las ferropenias, el cabello también suele estar seco, frágil y quebradizo.
En los pacientes con anemia, el hallazgo de adenopatías puede indicar un proceso
linfoproliferativo o neoplásico como enfermedad subyacente.
La esplenomegalia también es más común en los trastornos linfoproliferativos, pero puede
ser la pista que oriente hacia un hiperesplenismo, por lo general con compromiso de las
otras series hematopoyéticas (leucopenia y/o trombocitopenia).
El dolor provocado por la percusión del esternón debe hacer sospechar la infiltración
medular por una leucemia aguda.
El examen cardiovascular suele poner de manifiesto soplos cardíacos eyectivos debidos a
una aceleración compensadora del flujo sanguíneo, mientras que los soplos regurgitativos
pueden ser la clave para sospechar una endocarditis infecciosa. Puede aparecer edema
secundario a retención hidrosalina como parte del síndrome anémico o edema secundario
a enfermedad renal, hepática, cardíaca o por hipoalbuminemia, asociadas con la
enfermedad de base.
En la palpación abdominal es posible detectar masas de origen gastrointestinal o renal que
suelen presentarse con anemia. No hay que omitir el cuidadoso examen pélvico en la
mujer, el prostático en el hombre y el anorrectal en ambos sexos, ya que puede hallarse
fácilmente la causa de la anemia (tumores ginecológicos, prostáticos y rectales,
hemorroides).
Las alteraciones en el examen neurológico, como apalestesia y síndrome cordonal
posterior (seudotabes), se presentan en la anemia perniciosa, mientras que los reflejos
osteotendinosos con relajación lenta y la miopatía pueden ser manifestaciones de
hipotiroidismo, que a menudo ocasiona anemia.
Debe observarse la coloración de las heces y de la orina en busca de pérdidas hemáticas
evidentes, como melena, hematoquecia, hematuria y hemoglobinuria.
DEFENSA | Clara Calfacante
ENFOQUE DIAGNÓSTICO
En la evaluación del riesgo deben tenerse en cuenta factores comórbidos como la edad (los
adultos mayores tienen menor tolerancia a iguales grados de anemia que los jóvenes) y las
patologías cardiovasculares, respiratorias y cerebrales asociadas. Para determinar la patogenia,
que en ocasiones puede combinar varios factores entre sí, es necesario valorar con sumo cuidado
las manifestaciones clínicas, los antecedentes y el examen físico. Posteriormente deberán
solicitarse estudios complementarios de tres tipos:
a. Los valores que se obtienen por los análisis automatizados: Hto, Hb, recuento de GR,
porcentaje y número de reticulocitos, el volumen eritrocitario (VCM), la Hb eritrocitaria
(HCM y CHCM) y el RDW (red ce// distribution width).
b. El examen morfológico de las células sanguíneas en un extendido o frotis efectuado por un
observador experimentado.
c. Estudios especiales como los de metabolismo del hierro, los parámetros de hemólisis, la
determinación de factores de maduración y el examen de la médula ósea.
Valores que se obtienen por los análisis automatizados
Mediante la determinación del VCM, las anemias se dividen en aquellas con VCM normal
(normociticas), disminuido (microcíticas) y aumentado (macrociticas).
La determinación de la HCM divide los GR en normocrómicos, hipocrómicos e
hipercrómicos. El aumento del RDW o amplitud de distribución del tamaño de los
eritrocitos (ADE) indica la presencia de anisocitosis (eritrocitos de tamaño variable).
El porcentaje corregido de reticulocitos, o
mejor aún su número absoluto, separa a su
vez las anemias regenerativas (reticulocitos
aumentados) de las anemias arregenerativas
(reticulocitos normales o disminuidos).
A partir del VCM, las anemias se subdividen en microcíticas, normocíticas y macrocíticas.
El tamaño de los glóbulos rojos constituye, así, el punto de partida de los diferentes
algoritmos diagnósticos.
DEFENSA | Clara Calfacante
DEFENSA | Clara Calfacante
Estudios especiales
Anemias microcíticas
La presencia de microcitosis se define con un VCM menor de 80 fL. Teniendo en cuenta que la anemia
ferropénica es una de las causas más frecuentes, los estudios del metabolismo del hierro son importantes
para el diagnóstico. Comprenden:
a. La determinación de la ferremia,
b. La transferrina (proteína transportadora del hierro), la
capacidad total de transporte, el porcentaje de saturación
de la transferrina y
c. La ferritina sérica.
necesario, se observa aumento del Fe en el retículo con poca captación en los precursores eritrocitarios.
Este tipo de anemias es muy frecuente en la práctica clínica.
Anemias macrocíticas
La presencia de macrocitosis se define con un VCM mayor
de 100 fl. Debe descartarse una reticulocitosis, ya que los
reticulocitos, por su tamaño, elevan el VCM. En la práctica,
el aumento de los reticulocitos se observa en tres
situaciones:
a. En la hemólisis,
b. En una hemorragia aguda o reciente y
c. En la recuperación de una anemia carencial.
Anemias normocíticas
En las anemias normocíticas, el VCM es normal (80- 100 fL). Las causas son múltiples y heterogéneas. Puede
haber reticulocitos normales o elevados, según la causa. A veces, en la fase inicial de una anemia microcítica
o macrocítica, el extendido sanguíneo brindará pistas diagnósticas.
DEFENSA | Clara Calfacante
Con frecuencia, este tipo de anemia es secundario a enfermedades no hematológicas de muy variada
etiopatogenia (anemia de los trastornos crónicos); en estos casos es útil la determinación de la ferremia y
de la transferrina (ambas descendidas) y de la ferritina sérica, que estará normal y descartará la ferropenia
o elevada por ser un reactante de fase aguda. La anemia de la enfermedad renal crónica por déficit de
eritropoyetina también es habitualmente normocítica y normocrómica.
Las anemias hemolíticas a menudo son normocíticas, pero en ellas la observación del frotis brinda datos
importantes, como el aumento de los reticulocitos y la presencia de poiquilocitos, algunos con formas
distintivas, que orientan a determinadas causas (esferocitos, dacriocitos, target cells etc.). En los procesos
hemolíticos por fragmentación mecánica de los GR tiene valor diagnóstico la presencia de esquistocitos
(eritrocitos fragmentados). Por último, las distintas pruebas de laboratorio para detectar hemólisis
corroborarán este diagnóstico y su etiología (medición de haptoglobina, Hb libre en plasma, LDH, bilirrubina
indirecta, prueba de Coombs, etc.). En el caso de las anemias hemolíticas autoinmunes, el estudio
inmunohematológico completo determinará el tipo de anticuerpos involucrados así como su rango térmico
de acción (anticuerpos calientes o anticuerpos fríos o crioaglutininas). La combinación de un aumento de la
LDH sérica y un descenso de la haptoglobina tiene un 90% de especificidad para el diagnóstico de hemólisis,
mientras que la normalidad de ambas determinaciones tiene un 92% de valor predictivo negativo.
ETIOLOGÍA
Una vez determinada la patogenia, podrá orientarse el estudio de la etiología y de las enfermedades
asociadas. Con frecuencia los mecanismos patogénicos son varios; por ejemplo, puede haber ferropenia
sumada a una anemia de los trastornos crónicos, procesos hemolíticos con deficiencia secundaria de folatos
o megaloblastosis con pérdidas hemáticas
Ante el hallazgo de ferropenia debe recordarse que, salvo en los raros casos de causa nutricional o por
malabsorción intestinal y en estados de aumento de los requerimientos, como el embarazo y la lactancia, el
déficit de Fe siempre se debe a pérdidas sanguineas, por lo general crónicas. Los pacientes sometidos a
cirugía por obesidad (cirugía bariátrica) pueden presentar anemia ferropénica por disminución de la
absorción de hierro. Una entidad que también debe ser considerada ante una anemia ferropénica de causa
no aclarada y cuando no se demuestran pérdidas hemáticas es la enfermedad celiaca. Esta entidad puede
presentarse con un síndrome de malabsorción completo o solo como una anemia ferropénica (por déficit de
su absorción) y en cualquier grupo etario. Para confirmarla deben solicitarse anticuerpos antigliadina o
antitransglutaminasa, o ambos, efectuar una biopsia (endoscópica) de segunda porción duodenal y evaluar
la respuesta a la dieta sin gluten.
La patología puede estar en el tracto digestivo superior (esofagits, úlcera gastroduodenal, tumores) o en el
inferior (pólipos, tumores, divertículos, lesiones vasculares). En alrededor del 5% de los casos se
encontrarán simultáneamente lesiones significativas
altas y bajas; por ello con frecuencia deben estudiarse
ambas porciones del aparato digestivo.
En las anemias megaloblásticas es necesario determinar si existe déficit de folatos o de vitamina B12, ya
que son secundarias a distintos procesos.
La cuantificación de los niveles plasmáticos de ambas vitaminas es útil, pero en realidad son los
niveles tisulares los que se correlacionan mejor con las carencias. En los casos de carencia de
vitamina B12, el paciente podrá padecer de una anemia perniciosa verdadera (gastritis atrófica con
aquilia, anticuerpos contra las células parietales gástricas y contra el factor intrínseco) o puede ser
secundaria a gastrectomía o resecciones del íleon terminal.
La deficiencia de folatos suele ser secundaria a un aporte dietario insuficiente (falta de ingesta de
legumbres verdes), malabsorción intestinal, fármacos (citostáticos, cotrimoxazol, difenilhidantoína),
alcoholismo o aumento de los requerimientos (embarazo, neoplasias, trastornos hemolíticos). El
alcoholismo crónico y el hipotiroidismo constituyen causas comunes de anemia macrocítica no
megaloblástica. Con menor frecuencia algunos medicamentos causan macrocitosis (p. ej., AZT).
La enfermedad subyacente en una anemia hemolítica puede tener muy diversa etiología y gravedad:
una hemólisis mediada por autoanticuerpos puede estar causada por una enfermedad del tejido conectivo
(p. ej., lupus eritematoso), una infección (micoplasma, virus de Epstein-Barr) o