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SIGNOS Y SÍNTOMAS
Las manifestaciones dependerán de la edad del paciente, su estado nutritivo,
cardiovascular y respiratorio. Cuando aparece la anemia aguda, el paciente presenta
signos y síntomas, estos se denominan síndrome anémico e incluyen:
Palidez o pérdida del color normal de la piel.
Mareos, decaimiento
En los casos de perdida de gran volumen sanguíneo, se agregan síntomas de
shock hipovolémico: sudoración, palidez extrema, lipotimia (descenso
brusco de la tensión arterial), trastornos del sensorio, hasta la pérdida del
conocimiento.
Astenia: sensación generalizada de cansancio, fatiga; existe una falta de
energía.
Adinamia: ausencia de movimiento o reacción.
Palpitaciones. Existe un aumento del pulso (taquicardia).
Disnea de esfuerzo: dificultad respiratoria, especialmente cuando existe
ejercicio.
Pueden existir síntomas propios de otros sistemas como, anorexia, diarrea,
depresión, cambios de carácter… Los síntomas se producirán como consecuencia de
los mecanismos de adaptación del cuerpo que tratará de aumentar el transporte de
oxígeno a los tejidos a los que en esta situación les llega en menor cantidad. Por esta
razón todos los síntomas serán derivados de una hipoxia o disminución del oxígeno
en las células. Cuando estamos frente a una anemia reciente o una anemia leve,
puede pasar como asintomática ya que el cuerpo puede compensar los cambios
graduales de hemoglobina.
TRATAMIENTO
Los alimentos recomendados ricos en hierro son: carnes rojas, pescados y aves,
huevo, cereales, hígado, legumbres, vegetales y frutas. La anemia aguda y
sintomática se trata con transfusiones de sangre compatible.
ANEMIA CRÓNICA
Es aquella que ocurre sin que disminuya el volumen de sangre total (volemia),
porque como el proceso es lento, permita que sea compensado por un aumento del
volumen plasmático (que forma parte del volumen sanguíneo total), pero si existe
disminución de la cantidad de glóbulos rojos y por consiguiente la disminución de
la hemoglobina. Se produce en individuos que presentan un déficit en la ingestión
de los alimentos necesarios para la producción de glóbulos rojos (alimentos que
contienen alta concentración de vitamina B12 y hierro), o que padecen una
patología en la médula ósea, que impide la producción de glóbulos rojos.
En la pérdida crónica de sangre la médula ósea sufre hiperplasia, y si el sujeto está
bien provisto de nutrientes, no resulta anemia.
Sin embargo, el trastorno puede manifestarse por reticulocitosis continua al igual
que por los datos de la verdadera hemorragia. Con el tiempo, la pérdida continua
conduce a deficiencia de hierro y la hipocromasia se superpone a los cambios
debidos a pérdida de sangre.
La disminución crónica del oxígeno afecta principalmente al sistema nervioso
central, al corazón y en general a la masa muscular, ya que son tejidos que demandan
más oxígeno para sus funciones habituales. Por ello, si hubiera un aumento en la
actividad física de una persona con anemia crónica, estos síntomas se van
acentuando, porque hay más demanda de oxígeno. Con una concentración de
hemoglobina en sangre entre 9 y 11 gr/dl
Parece ser que el origen es por tres razones.
Mala reutilización del hierro, impidiéndose su paso a los eritoblastos.
Los valores de eritropoyetina no están elevados de manera suficiente.
Por mecanismos que inhiben la unidad formadora de colonias.
Existe otra clasificación que divide en 2 grupos a los tipos de anemia según su
gravedad: la anemia moderada y la anemia grave.
SIGNOS Y SINTOMAS
El paciente con esta anemia va a presentar datos clínicos de un síndrome anémico
severo.
En la anemia crónica también hay una palidez de piel y mucosas y al disminuir la
hemoglobina llega menos oxígeno a los tejidos y a los órganos. Esta situación
determina que se produzcan signos y síntomas característicos de la anemia: disnea,
falta de apetito, palidez, decaimiento, dificultad de concentración y en los niños
llama la atención la apatía y la falta de actividad lúdica.
Los síntomas se acentúan cuando hay mayor actividad física o cuando disminuyen
más los niveles de hemoglobina sanguínea.