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Adenomegalias
“El término adenomegalia designa a un ganglio linfático anormal porque ha aumentado de tamaño. Los
ganglios linfáticos pueden ser semiológicamente anormales, además, por presentar cambios en su
consistencia, forma, sensibilidad, adherencia a los tejidos vecinos o presencia de supuración.”
Los ganglios linfáticos son parte de los órganos linfáticos integrantes del sistema inmunitario. Este sistema,
cuya masa no supera el 3% del peso corporal total, protege al ser humano de la invasión por
microorganismos (permite su captura y ulterior destrucción), elimina
células dañadas de la circulación y representa una barrera efectiva,
pero temporal, para la diseminación de los tumores malignos. Los
ganglios linfáticos - formados por linfocitos, células dendríticas y
macrófagos- se presentan en grupos de varios elementos.
Es posible que el paciente con una enfermedad ganglionar concurra a la consulta asintomático, pero es
importante preguntar por la presencia de fiebre, sudoración, pérdida de peso y prurito, que son los
síntomas sistémicos característicos de los linfomas, y, además, estimar su duración También deberá
indagarse por aquellos síntomas que sugieran una infección o neoplasia en un territorio anatómico
específico. A todos los pacientes se los debe interrogar sobre el consumo de fármacos que pueden provocar
adenomegalias (p. ej., anticonvulsivos), el contacto con animales domésticos (p. ej., un gato en la
enfermedad por arañazo de gato y transmisión de toxoplasmosis por los excrementos), las conductas de
riesgo para adquirir una infección por HIV y el antecedente de tatuajes y mamoplastia de aumento
mediante prótesis de silicona.
En el cuadro 63-3-2 se enumeran algunas causas de adenomegalias, con independencia del mecanismo
patogénico involucrado, clasificadas, con un criterio práctico, en frecuentes e infrecuentes.
En todo paciente con ganglios semiológicamente anormales, los datos para tener en cuenta en la evaluación
diagnóstica son:
• superficiales y
• profundos.
Además, se debe tener en cuenta el drenaje linfático de los diferentes territorios corporales relacionados
con cada uno de estos grupos.
GANGLIOS SUPERFICIALES
Situados en el tejido celular subcutáneo, son fácilmente accesibles a la exploración semiológica (inspección
y palpación). Representan una muestra de fácil acceso para evaluar el estado de todo el aparato ganglionar.
Se describen a continuación los grupos ganglionares más significativos.
Ganglios occipitales: se encuentran entre la protuberancia occipital externa y la apófisis mastoides por
fuera de las masas musculares; reciben aferencias del cuero cabelludo.
Ganglios posauriculares o mastoideos: ubicados por detrás de la oreja, sobre la apófisis mastoides a nivel
de la inserción del músculo esternocleidomastoideo, reciben aferencias del pabellón auricular, el conducto
auditivo externo y la región temporal del cuero cabelludo.
Ganglios preauriculares: se ubican por delante del trago del pabellón auricular; reciben aferencias de la piel
y las conjuntivas de los párpados, la piel de la región temporal, el conducto auditivo externo y el pabellón
auricular.
Ganglios submaxilares: se hallan por debajo del maxilar inferior; reciben aferencias de la lengua, la
glándula submaxilar; los ganglios submentonianos, la mucosa de los labios, la mucosa yugal y las encías.
Ganglios submentonianos: se ubican por debajo de la unión de los maxilares inferiores; reciben aferencias
del labio inferior, el piso de la boca, la punta. de la lengua y la piel de las mejillas.
Ganglios yugulares o cervicales anteriores: se ubican a lo largo del borde anterior del
esternocleidomastoideo, desde el ángulo del maxilar inferior hasta la clavícula; reciben aferencias de los dos
tercios posteriores de la lengua, las amígdalas, el pabellón auricular, la
parótida, la laringe y la tiroides. Ganglios cervicales posteriores: se
encuentran a lo largo del borde posterior del músculo
esternocleidomastoideo y por delante del trapecio; reciben aferencias
del cuero cabelludo y el cuello, los ganglios axilares, los miembros
superiores y la región pectoral.
Ganglios epitrocleares: Están situados por encima del epicóndilo humeral, en e l surco entre los músculos
bíceps y tríceps braquial; reciben aferencias de la mitad cubital del antebrazo y la mano, y de los dedos
medio, anular y meñique.
Ganglios axilares: Estos ganglios se distribuyen en una estructura semejante a una pirámide truncada
limitada por los músculos pectorales, la parrilla costal, los músculos subescapular y dorsal ancho y la cara
interna del brazo. Reciben aferencias del miembro superior la pared torácica y la mama.
GANGLIOS PROFUNDOS
Están ubicados en las cavidades viscerales (tórax y abdomen) y,
salvo excepciones, no son evaluables durante el examen físico. Los
ganglios profundos de mayor significado clínico son los:
Sin embargo, los ganglios abdominales enfermos pueden deformar el abdomen o hacerse palpables cuando
la masa adenomegálica adquiere un volumen significativo o en los pacientes delgados.
SEMIOLOGÍA GANGLIONAR
Los ganglios linfáticos deben examinarse por inspección y palpación, con un método sistemático, región por
región, sin omitir ninguno de los grupos ganglionares superficiales accesibles.
Inspección
Palpación
Debe realizarse con el pulpejo de uno o más dedos (índice, medio, anular), ejerciendo una presión variable
(inicialmente, presión mínima para evitar el desplazamiento de los ganglios) Y movimientos circulares o de
vaivén. Cuando se exploran los grupos ganglionares de la cabeza y el cuello, los axilares y los epitrodeares,
el paciente debe estar sentado. El examinador puede ubicarse, indistintamente, por delante o por detrás
(fig. 26-5A-D) y sostener la cabeza del paciente con una de sus manos. Además, al imprimir movimientos
pasivos de flexión, extensión o rotación, se provoca una relajación de los músculos del cuello que favorece
la palpación. La realización de la maniobra de Valsalva facilita la palpación de los ganglios supraclaviculares.
Los ganglios epitrocleares palpables son habitualmente patológicos. Mediante la palpación se deben
determinar las siguientes características:
Forma y tamaño: los ganglios normales son estructuras elipsoidales, como un poroto, con un eje
mayor de 0,5- 1 cm; en la región inguinal pueden llegar a tener 2 cm. El aumento de tamaño, que
puede ser visible y palpable, o los cambios de forma (se hacen esféricos) son signos de patología
ganglionar Cuando un conglomerado ganglionar tiene un tamaño superior a 10 cm en su eje mayor
se lo designa como masa ganglionar y es una manifestación característica del compromiso de los
ganglios profundos por linfoma o metástasis de carcinoma. Un estudio demostró la ausencia de
lesiones neoplásicas en todos los ganglios biopsiados que tenían un tamaño menor de 1 cm. En
cambio, el cáncer estaba presente en el 38% de las adenomegalias mayores de 2,25 cm. Los
ganglios agrandados del linfoma de Hodgkin (LH) pueden tener cambios espontáneos de tamaño
por regresión del componente inflamatorio de la lesión neoplásica.
Sensibilidad: los ganglios normales son indoloros. La presencia de dolor espontáneo o a la palpación
(relacionado con el estiramiento de la cápsula) sugiere un proceso infeccioso, pero no es un dato
concluyente, En la leucemia aguda, los ganglios, por su rápido crecimiento, son dolorosos. En el LH
es característico el dolor de los ganglios agrandados después de la ingesta de bebidas alcohólicas
(signo de Hoster).
Consistencia: los ganglios normales tienen consistencia blanda, los metastásicos son duros o
pétreos y los afectados por procesos linfoproliferativos son firmes (consistencia de "goma de
borrar'). Los ganglios, normales o patológicos, no laten; esta manifestación debe sugerir que la
formación que se está palpando como un ganglio
es una estructura vascular arterial. Sin embargo,
los ganglios que están en estreche contacto con
una arteria pueden tener un latido transmitido.
Movilidad: los ganglios normales son móviles. Los patológicos pueden adherirse entre sí, a la piel o
a los planos profundos. La pérdida de la movilidad ganglionar normal es un signo semiológico que
indica que la patología que enferma al ganglio ha superado el límite anatómico de la cápsula; es
característica del compromiso neoplásico, aunque también puede hallarse en las infecciones.
INTERPRETACIÓN DIAGNÓSTICA
El hallazgo de ganglios anormales es un signo que obliga al médico a identificar a los pocos pacientes que
tienen adenomegalias por una enfermedad grave, diferentes de la gran mayoría que tienen una enfermedad
benigna. En el examen físico, además de la evaluación cuidadosa de todos los grupos ganglionares, deberá
investigarse la presencia de alteraciones semiológicas en el hígado y el bazo. La esplenomegalia asociada
con adenomegalias sugiere síndrome mononucleósico, linfoma, leucemia aguda, leucemia linfocítica crónica
y sarcoidosis.
La estrategia diagnóstica para determinar la etiología del compromiso ganglionar que se sugiere a
continuación debe utilizarse en aquellas situaciones clínicas en las que los ganglios patológicos son los
únicos o los más significativos signos de enfermedad. No es útil en los cuadros clínicos donde el diagnóstico
etiológico surge de un conjunto de síntomas y signos de los cuales las adenomegalias son una manifestación
secundaria.
ENFOQUE DIAGNÓSTICO
Los datos que se deben tener en cuenta en la evaluación diagnóstica de un paciente con ganglios
semiológicamente anormales son:
Edad: la posibilidad de que una adenomegalia sea de origen benigno disminuye con la edad. No
obstante, la prevalencia de neoplasia como etiología de adenomegalias de causa inexplicable en
atención ambulatoria es baja. En los pacientes que tienen menos de 40 años no supera el 0,4%,
pero aumenta al 4% en los mayores de esa edad. En cambio, la presencia de células tumorales
malignas en las biopsias ganglionares realizadas en un hospital de derivación es alta (40-60%).
Tiempo de evolución de la enfermedad: los pacientes con adenomegalias neoplásicas o infecciones
específicas tienen una evolución prolongada (algunos meses). En cambio, las de causas inflamatoria
e infecciosa, casi siempre dolorosas, motivan la consulta a los pocos días de su aparición.
Conductas de riesgo para infección por HIV: la presencia de adenomegalias en un paciente con este
marco de referencia clínico sugiere una causa relacionada con la infección por HIV. La infección es
activa y progresiva en los órganos linfáticos, aun en las etapas latentes de la enfermedad. Además,
se asocia con linfomas no Hodgkin, infecciones específicas (tuberculosis, micosis metástasis de
sarcoma de Kaposi.
Síntomas sistémicos: incluyen fiebre (puede ser intermitente durante varias semanas), sudoración
profusa duran te la noche y pérdida de peso (≥ 10% del peso corporal duran te seis meses); cuando
tienen una duración mayor de 15-30 días sugieren una causa neoplásica (linfoma) o una infección
específica.
Las adenomegalias son generalizadas cuando resultan afectados uno o más ganglios de dos o más grupos
ganglionares pertenecientes a distintos sistemas colectores linfáticos. Esta es la forma habitual de
presentación de una enfermedad sistémica de etiología infecciosa, inmunológica o neoplásica que afecta el
tejido linfoideo en su totalidad por uno de los mecanismos señalados en la etiopatogenia. No es necesario
que el compromiso sea simultáneo ni de la misma magnitud en todos los grupos ganglionares. Esta
característica topográfica de la afección ganglionar superficial permite estructurar dos síndromes con
interpretación etiológica diferente.
1) el grupo ganglionar afectado y el territorio corporal del que recibe drenaje linfático,
2) las enfermedades frecuentes en esa región
3) la coexistencia de una lesión primaria (úlcera o lesión), que puede detectarse por la anamnesis o el
examen físico o por ambos.
1. Adenomegalia localizada con lesión primaria La causa de las adenomegalias localizadas con una
lesión primaria, cuando no es evidente después de una evaluación clínica, debe buscarse con el
estudio microbiológico o histopatológico, o con ambos, de la lesión que provoca la enfermedad del
ganglio satélite. Los exámenes complementarios se adecuarán a la causa sospechada. Esta forma de
presentación incluye el llamado síndrome ulceroganglionar (úlcera u otra forma de lesión cutánea o
mucosa con un ganglio satélite) en sus distintas variantes. Las situaciones más frecuentes son:
• Síndrome de úlcera o lesión en una extremidad con una adenomegalia regional (epitroclear,
axilar, inguinal), habitualmente con fiebre y síntomas generales. Las etiologías probables
son:
▪ infecciones como piodermitis y celulitis de los drogadictos. Con menor frecuencia:
enfermedad por arañazo de gato, tuberculosis (complejo primario dérmico),
esporotricosis. La lesión primaria puede
estar ausente y constituir un dato del
interrogatorio;
▪ neoplasias primarias en las extremidades
(p, ej., melanoma).
• Síndrome de úlcera o lesión en la bucofaringe o el pabellón auricular, con una
adenomegalia cervical, síntomas generales y fiebre. Las etiologías probables son: faringitis
bacterianas y virales, chancro sifilítico bucal, tuberculosis, actinomicosis, otitis externa
maligna, linfomas de amígdala, neoplasias de la lengua o cavum. La tríada clásica de fiebre,
exudado faríngeo y tumefacción ganglionar cervical anterior parece estar presente en
solo el 15% de los casos de faringitis por estreptococo beta-hemolítico del tipo A. Una
variante clínica de esta forma de presentación es el
síndrome oculoganglionar que está constituido por
conjuntivitis infecciosa y adenomegalia satélite
preauricular.
• Síndrome de úlcera o lesión genital con adenomegalias inguinales, habitualmente con
fiebre y síntomas general es. Las etiologías probables son: enfermedades venéreas: sífilis,
herpes genital, chancro blando o chancroide y linfogranuloma venéreo; la asociación de
sífilis y herpes genital es común. La coloración azulada de la piel que cubre los ganglios
enfermos sugiere linfogranuloma venéreo. La
adenomegalia exquisitamente dolorosa es
característica del chancro blando.
• Adenomegalia axilar con lesión mamaria {úlcera en el pezón, piel en cáscara de naranja y/o
nódulo mamario palpable). La etiología probable es el cáncer de mama. El examen físico no
es seguro en la detección del compromiso neoplásico de
los ganglios axilares por carcinoma de mama. Con ganglios
palpables no hay metástasis histológicas en el 25% de los
casos, mientras que, en ausencia de adenomegalias, estas
se hallan presentes en el 30% de los casos.
En la adenomegalia localizada sin lesión primaria, el diagnóstico etiológico se formula a través del
estudio histológico y/o microbiológico del tejido ganglionar obtenido por punción con aguja o
biopsia escisional. Las etiologías más probables en estos casos son los linfomas, las metástasis de
un carcinoma y la tuberculosis (fig. 68-2-1 A y B).
La biopsia ganglionar deberá realizarse en toda adenomegalia localizada inexplicable que persiste
sin resolverse por más de dos o cuatro semanas. En los enfermos en quienes se sospecha una
enfermedad neoplásica, este procedimiento diagnóstico debe indicarse inmediatamente. La
biopsia por punción ganglionar con aguja fina puede constituir un procedimiento diagnóstico útil
para confirmar la sospecha de una metástasis de carcinoma. La adenitis cervical tuberculosa
(escrófula) todavía es la causa más común del agrandamiento persistente de un ganglio del cuello
en los países en vías de desarrollo (véase fig. 68-2-3A y B).
• Adenomegalias generalizadas con una causa obvia: este grupo está integrado por los pacientes cuyo
cuadro clínico es capaz de justificar el agrandamiento ganglionar generalizado (p. ej., enfermedad del suero,
dermatitis exfoliativas con adenomegalias dermatopáticas). La biopsia de las adenomegalias
dermatopáticas, que pueden ser localizadas o generalizadas, muestra incremento de las células reticulares y
presencia de células espumosas con contenido lipídico y melanina. En este grupo es innecesario realizar
estudios para investigar la patología ganglionar y la involución de las adenomegalias se logra con el control
de la enfermedad de base.
Con menor frecuencia d síndrome mononucleósico con anticuerpos heterófilos negativos puede ser
provocado por el virus de la rubéola, adenovirus, secundarismo sifilítico, virus B de la hepatitis o virus del
herpes simple.
• Adenomegalias generalizadas en un paciente con conductas de riesgo para una infección por HIV (véase,
además, síndrome mononudeósico por infección primaria por HIV). El diagnóstico de la infección por HIV se
certifica por la detección de anticuerpos para HIV (ELISA). Su positividad en dos pruebas sucesivas tiene una
sensibilidad del 98% y una especificidad del 99,8%. Una segunda alternativa es hacer directamente alguna
prueba confirmatoria (Western blot, dot blot, ensayo lineal). Las adenomegalias generalizadas en el
paciente HIV positivo habitualmente se correlacionan con la etapa inicial de la enfermedad; su involución
puede significar progresión de esta. En los pacientes HIV positivos con adenomegalias generalizadas se
puede realizar una punción-biopsia ganglionar con aguja fina para examen citológico y microbiológico
(directo y cultivo). Las posibilidades diagnósticas son: hiperplasia linfoidea (50%), linfomas no Hodgkin
asociados con el HI V (20%), infección por micobacterias (17%), sarcoma de Kaposi (10%) y otras causas
como criptococosis o enfermedad de Hodgkin (3%). Con esta metodología no hay falsos positivos; puede
haber falsos negativos en la hiperplasia linfoide. Por lo tanto, se debe indicar la biopsia quirúrgica cuando se
sospecha clínicamente otra patología y el estudio citológico indica hiperplasia linfoide.
No obstante, en presencia de una adenitis supurada se deben realizar en forma sucesiva, las siguientes
pruebas diagnósticas hasta lograr la certificación etiológica:
1) obtener material por punción aspirativa del ganglio para examen bacteriológico, micológico directo
y cultivo, a través de piel sana, en un sitio no declive para evitar formación de fístulas,
2) biopsia quirúrgica ganglionar con cultivo.
La enfermedad por arañazo de gato es producida por un bacilo gram negativo fuertemente argirófilo
(Bartonella henselae) introducido por el rasguño o la mordedura de un gato, Los datos clínicos que
permiten su diagnóstico son:
El algoritmo de la figura 68-2-4 resume la secuencia diagnóstica en un paciente con ganglios superficiales
palpables.
ADENOMEGALIAS PROFUNDAS
Las adenomegalias profundas comparten tres características clínicas:
A. Adenomegalias en el tórax
En el tórax se puede distinguir un agrandamiento de los ganglios hiliares o los mediastínicos; a continuación
se describirán las distintas situaciones de cada caso.
1. Agrandamiento de los ganglios hiliares La radiografía de tórax es un método sensible para detectar
adenomegalias hiliares. Estos ganglios pueden visualizarse cuando se agrandan tanto como para
contactar con el contenido aéreo pulmonar. Son más fáciles de reconocer en el hilio derecho. La
trayectoria del bronquio fuente izquierdo y la superposición de la aorta y la arteria pulmonar hacen
que las adenomegalias izquierdas de tamaño moderado puedan pasar inadvertidas. El diagnóstico
diferencial se debe establecer con estructuras vasculares y puede hacerse con la radiografía de
tórax de perfil (una densidad redondeada por detrás de los bronquios principales sugiere
adenomegalia), radioscopia y/o tomografía computarizada con contraste intravenoso (IV). El
agrandamiento ganglionar hiliar puede ser unilateral o bilateral. Este planteo clínico, si bien
favorece la orientación diagnóstica, carece de especificidad.
Adenomegalia hiliar unilateral: Excepcionalmente pueden responder una enfermedad benigna
(tuberculosis [TBC), micosis o sarcoidosis). La fibrobroncoscopia (FBC) con lavad o broncoalveolar
(BAL), biopsia de la mucosa bronquial anormal y transbronquial (8TB) de la adenomegalia es el
procedimiento diagnóstico de elección; si los hallazgos no son característicos, deberá evaluarse la
obtención de tejido ganglionar mediante una mediastinoscopia o una videotoracoscopia. Si la
adenomegalia hiliar unilateral se asocia con una lesión parenquimatosa o un derrame pleural, los
diagnósticos probables son neoplasia o TBC; el estudio histopatológico y microbiológico del material
obtenido del infiltrado pulmonar o de la punción biópsica de la pleura y/ o el líquido pleura l puede
confirmar la presunción diagnóstica (fig. 68-2-5A y B)
Adenomegalia hiliar bilateral Este signo radiográfico debe correlacionarse con la clínica.
EXÁMENES COMPLEMENTARIOS
Métodos por imágenes
Se utilizan para establecer el tamaño, la estructura y la distribución corporal de los ganglios enfermos con
mayor precisión. que la que brinda el examen físico, principalmente los ubicados en las cavidades viscerales
(ganglios profundos) que no son accesibles a la inspección ni a la palpación. En general, estos métodos son
capaces de detectar enfermedad por el aumento del tamaño de los ganglios y/o incremento de su actividad
metabólica. Sin embargo, los de tamaño normal pueden albergar una patología neoplásica o infecciosa o
ambas. También se indican para estadificar enfermedades neoplásicas y para guiar una biopsia por punción.
Sin embargo, algunos estudios sugieren que la ecografía de las adenomegalias cervicales puede ayudar en el
diagnóstico diferencial entre metástasis de carcinoma y tuberculosis. Los métodos disponibles son:
Radiología simple (básicamente, la radiografía de tórax de frente y perfil para estudiar los ganglios
del hilio pulmonar y mediastínicos).
Ecografía con Doppler o sin él, tomografía computarizada y resonancia magnética que pueden
identificar el agrandamiento de los ganglios
profundos, diferenciarlos de otras
estructuras anatómicas e informar algunas
de las características estructurales (p. ej.,
necrosis) (véanse las figuras 68-2-1 y 68-2-
2).
Centellografía con galio que permite conocer la existencia de lesiones activas linfoproliferativas o
granulomatosas.
Tomografía por emisión de positrones (PET) usando 18-fluorodesoxiglucosa (18F-FDG) que se ha
transformado en una técnica de imagen útil para detectar metástasis ganglionares y para la
estadificación y evaluación del tratamiento de los linfomas. Brinda una información metabólica
única porque la captación incrementada 18-FDG en el tejido neoplásico es el resultado de un
aumento del metabolismo anaeróbico y una permanencia más prolongada del radiotrazador en las
células tumorales comparadas con los tejidos normales.
BAZO
Palpación en decúbito dorsal
Con el paciente en decúbito dorsal, el examinador ubicado a la derecha de este palpa desde la FID hacia
arriba e izquierda, con la mano casi plana, hundiendo suavemente la pared mientras le solicita al paciente
que realice inspiraciones profundas. Es muy útil colocar
la mano izquierda en la región lateroinferior izquierda
del tórax, levantando y llevando un poco hacia dentro y
arriba la parrilla costal (fig. 47-22). Con el examinador
situado a la izquierda del paciente, se realiza la maniobra
del enganche con técnica monomanual o bimanual. La
mano izquierda o la derecha, en posición de cuchara,
engancha el reborde costal izquierdo. En la forma
bimanual, con la otra mano se puede realizar presión
sobre la parrilla costal intentando rechazar el bazo hacia abajo. En la variante de Middleton (fig. 47-23), el
paciente coloca su antebrazo flexionado por detrás de la espalda, ejerciendo presión sobre las costillas 10 a
12 izquierdas. Igual efecto produce el puño del examinador colocado en la misma posición.
Maniobra de Merlo Con el paciente colocado en la misma posición que para la maniobra anterior,
el examinador se mantiene sentado en la cama
mirando hacia los pies del paciente y en contacto
con su espalda. Con la mano izquierda se presiona y
levanta la pared del abdomen desde la FID
(maniobra de Galambos), mientras que la mano
derecha, colocada en forma de cuchara por debajo
del reborde costal, busca el borde en inspiración
profunda. Esta maniobra, además de relajar la
pared abdominal, facilita el descenso del bazo (fig.
47-25).
PERCUSIÓN
Percusión del área esplénica: el paciente se coloca en la posición de Schuster, similar a la utilizada
en la maniobra de naegeli, pero con el brazo izquierdo sobre la cabeza. Se percute suavemente
desde arriba hacia abajo siguiendo la línea axilar media. La matidez esplénica normal se encuentra
sobre la línea axilar media entre la novena y la undécima costilla. Rara vez alcanza la línea axilar
anterior. En consecuencia, puede identificarse por percusión un aumento, no palpable, del tamaño
del bazo cuando la matidez percutoria sobre la línea axilar media izquierda abarca una zona mayor
que la comprendida entre la novena y la undécima costilla (más de 6 cm).
Percusión con el método de Castell: con el paciente en decúbito dorsal, se percute en el último
espacio intercostal sobre la línea axilar anterior (punto de Castell). En un examen normal se
encontrará sonoridad y el hallazgo de matidez en este punto indica esplenomegalia. En este último
caso, se debe realizar a continuación alguna de las maniobras descritas para identificar sus
características.
− En las esplenomegalias difícilmente se pueden introducir los dedos debajo del reborde costal pero
pueden insinuarse por detrás debajo de la duodecima costilla; la movilidad respiratoria es mayor
que en las tumoraciones renales y puede llegar a palparse un borde)', a veces, sus escotaduras.
− Los tumores renales son más redondeados y sin bordes; es posible la maniobra del peloteo y una
tumoración renal deja siempre el colon transverso por delante, o rara vez como un marco inferior y
en la esplenomegalia está siempre por detrás.
EL Paciente con Esplenomegalia
En condiciones normales, el bazo, el órgano linfático más grande del cuerpo, no es palpable en el examen
físico. El término:
Esplenomegalia designa un bazo aumentado de tamaño detectado por la palpación. Cuando este órgano se
agranda, su polo inferior se desplaza hacia abajo, adelante y a la derecha, y se palpa especialmente durante
la inspiración.
Su agrandamiento, diagnosticado exclusivamente por un estudio radiológico (p. ej., ecografía, centellografía,
tomografía computarizada, resonancia magnética, tomografía por emisión de positrones con fusión de
tomografía computarizada), probablemente tenga la misma trascendencia clínica que el detectado por las
maniobras semiológicas. Sin embargo, no hay una definición radiológica de tamaño esplénico normal
universalmente aceptada y se debe recordar que los diagnósticos de las enfermedades se basan
históricamente en el aumento del tamaño del bazo detectado por el examen físico.
El médico debe resolver los siguientes interrogantes cuando sospecha la presencia de una esplenomegalia:
Los aumentos significativos del tamaño del bazo pueden hacer que
pelotee y pierda parcial o totalmente la movilidad inspiratoria. Las
grandes esplenomegalias pueden ser visibles y deformar el hipocondrio izquierdo o todo el abdomen
(vientre esplénico) (fig. 68-3-1).
Se denomina esplenolllegalia Masiva el bazo agrandado que se palpa a más de 8 cm por debajo del reborde
costal. Habitualmente, la masa esplénica alcanza la línea biilíaca o la excede, o sobrepasa la línea media del
abdomen alcanzando el cuadrante superior o inferior derecho. Este hallazgo
semiológico implica un aumento de, aproximadamen te, diez veces el tamaño
normal del bazo y limita de manera significativa los diagnósticos etiológicos
diferenciales, ya que son muy pocas las enfermedades que tienen este signo en
su cuadro clínico (cuadro 68-3-2). Los procesos m ieloproliferativos y
linfoproliferativos son las causas más frecuen tes de esplenomegalia masiva en
países no tropicales. Una esplenomegalia masiva de causa no hepática rara vez
produce hipertensión portal secundaria al aumento de flujo en la vena
esplénica. La palpación esplénica
debe evaluar la consistencia y la
sensibilidad del órgano, además de
su tamaño.
La forma del bazo y su superficie, uniformemente lisa, se conservan en la mayoría de las esplenomegalias.
Los infartos, abscesos, quistes o metástasis pueden deformarlo. Una esplenomegalia es dolorosa por
distensión de la cápsula (p. ej., absceso esplénico), infarto y/o inflamación de la cápsula. El aumento rápido
del tamaño del bazo es característico de la trombosis de la vena esplénica o acompaña a los brotes febriles
de la enfermedad de Hodgkin. El crecimiento lento se obseva comúnmente en la hipertensión portal. La
disminución brusca del tamaño de la esplenomegalia que sigue a una
hemorragia digestiva alta sugiere una obstrucción en el eje esplenoportal (p.
ej., trombosis de la vena esplénica).
La auscultación esplénica puede detectar frotes indicadores de periesplenitis (p. ej., infarto esplénico) o
soplos vasculares sistólicos orientadores de un aneurisma de la arteria esplénica. Cuando quedan dudas
semiológicas se debe recurrir a los métodos de diagnóstico por imágenes que son más sensibles para
identificar una anomalía esplénica. El estudio radiológico de una esplenomegalia tiene cuatro objetivos:
La resonancia magnética, cuyo costo es mucho más elevado, no ofrece ventajas comparativas sobre
la TC o la ecografía.
ETIOPATOGENIA Y FISIOPATOLOGÍA
Una vez que se ha confirmado por semiología y/o métodos de imágenes que el paciente es portador de una
3. Esplenomegalia por congestión venosa. La hipertensión portal es, junto con la infección, el
mecanismo más común de esplenomegalia. La cirrosis hepática de distintas etiologías y, raras veces,
la insuficiencia cardíaca congestiva producen esplenomegalia por este mecanismo. Otra causa del
aumento del tamaño del bazo por congestión venosa es la trombosis de la vena esplénica, que
habitualmente se asocia con un traumatismo abdominal, cáncer de páncreas y cáncer de estómago.
Debe sospecharse en todo paciente con esplenomegalia relacionada con várices esofágicas en
ausencia de cirrosis hepática.
4. Esplenomegalia de los procesos mieloproliferativos. Estas enfermedades hematológicas generan
esplenomegalia por expansión masiva de la serie mieloide (leucemia mieloide crónica) o porque el
bazo actúa como sitio de eritropoyesis extramedular (mielofibrosis con metaplasia mieloide,
policitemia vera).
5. Esplenomegalia infiltrativa. El bazo aumenta de tamaño cuando su parénquima es infiltrado por
tejido granulomatoso (sarcoidosis), sustancia amiloide, o cuando se acumulan en los macrófagos
esplénicos lípidos no digeribles (enfermedad de Gaucher).
6. Esplenomegalia neoplásica: Los linfomas y las leucemias (en especial la leucemia linfática crónica y
la leucemia de células vellosas) son las enfermedades malignas que con mayor frecuencia
comprometen el bazo. En los linfomas, este órgano puede representar la única localización
detectable de la enfermedad. Las neoplasias no hematológicas rara vez dan metástasis en el bazo.
La ausencia de linfáticos aferentes protegería a este órgano de la diseminación linfática del cáncer
Los carcinomas que hacen metástasis por medio de la arteria esplénica verían inhibido su
crecimiento debido a la riqueza de tejido linfático. No obstante, las formas ampliamente
diseminadas de cáncer de mama o el melanoma maligno pueden invadirlo.
7. Esplenomegalia de causa rara: De manera excepcional, algunas endocrinopatías, los quistes,
hemangiomas u otras malformaciones pueden causar
esplenomegalia.
ENFOQUE DIAGNÓSTICO
El enfoque diagnóstico final del paciente con esplenomegalia está
dado por un conjunto de datos recogidos en la anamnesis, el examen
físico y los exámenes auxiliares de diagnóstico.
La impresión diagnóstica deberá complementarse con una serie de pruebas que no se realizan, inicialmente,
en el bazo en sí mismo, sino están orientadas a identificar el mecanismo y la enfermedad que produce la
esplenomegalia (cuadro 68-3-4).
Los exámenes complementarios más valiosos para el diagnóstico diferencial de una esplenomegalia
incluyen: