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42 Introducción

en este edificio. La servidumbre de las ciencias a la teología tradicional es


en él reconocimiento de la específica capacidad de cada campo epistemológi-
co, integrado todo en la superior visión de la sabiduría cristiana. Poner en
juego todos los recursos humanos para elaborarla no solamente no es irre-
verencia hacia el misterio trascendente, sino más bien sacar todo el partido
posible para beneficio espiritual del hombre.
La Suma de Teología, vista desde esta perspectiva, aparece sólidamente co-
locada en la mejor tradición medieval y se va a erigir en monumento de su
tiempo. En esta obra los materiales conflictivos del tiempo aparecen serena-
mente integrados, y es que Tomás había meditado mucho en el estudio asi-
duo la filosofía y la teología, como lo demuestran sus escritos. Este enorme
bagaje cultural lo había hecho sensible a los múltiples influjos que confluyen
en toda obra humana y también a la provisionalidad de la misma. El fin de
la carrera intelectual de Tomás de Aquino sigue siendo objeto de múltiples
interpretaciones, pero la lectura atenta del texto y del contexto de la Suma
de Teología sugieren un progreso en la actitud del autor. No solamente cada
parte tiene marcada una orientación, sino que en el progreso de elaboración
se acentúan aspectos diferentes158. Lo cual significa que vivió en un cons-
tante proceso de maduración interior, no por el gusto exclusivo de la con-
templación, sino para comunicar a los demás sus adquisiciones personales159.
Las vicisitudes personales que hemos apuntado aluden al esfuerzo reali-
zado por el maestro Tomás en el engrandecimiento de la tradición cristiana
y en la solución de los conflictos existentes. Un espíritu nuevo alentaba en
él, del que los biógrafos fueron conscientes. «Habiendo sido nombrado ba-
chiller, escribe su biógrafo Tocco, como comenzaba a desvelar lo que, por
su taciturnidad había ocultado hasta ese momento, pronto sobrepasó a to-
dos los maestros y suscitó el amor a la ciencia en los alumnos más que los
otros profesores, pues tanta ciencia había recibido de Dios. Efectivamente,
planteaba en sus lecciones nuevos problemas, encontraba nuevos métodos,
empleaba nuevas formas de argumentación, de modo que nadie, oyéndole
enseñar cosas nuevas, con pruebas nuevas resolver las dudas, tenía la menor
duda de que Dios había dado al mundo una nueva luz. La novedad de esta
inspiración hizo que, desde el principio y 160
con plena conciencia, de palabra
y por escrito, enseñara nuevas opiniones» . Este texto arroja una luz re-
trospectiva muy acertada sobre la obra y el significado de la misma.
La tarea teológica de Tomás está enmarcada entre dos líneas de fuerza:
la validez de la razón humana, que fundamentalmente está sana en cuanto
que es imagen y reflejo de Dios 161 y la aportación imprescindible de la fe
entendida como germen de la visión que los bienaventurados tienen de Dios
y Dios de sí mismo 162 . Pero el proyecto de Tomás es, ante todo, histórico,
abierto y progresivo. No se trata de una tarea gloriosa ni de una intelectua-
158
La mitigación del intelectualismo es un tema que evoluciona en la misma Suma: R.-A.
GALTHIER, La date du Commentaire de saint Thomas sur l'éthique à Nicomaque: Recherches de théo-
logie ancienne et médiévale 18 (1951) 103; O. LOTTIN, Psychologie et morale aux X I I e et X I I I e siè-
cles I (Gembloux 1947) 552-562, S. RAMÍREZ, De hominis beatitudine III (Madrid 1947) 192.
159
Summa Theol. 2-2 q.188 a.6: «Estas obras (la vida activa) son preferibles a la simple con-
templación, ya que es más perfecto iluminar que ver la luz solamente, y comunicar a los demás
lo que se ha contemplado, que contemplar sólo».
160
Fontes vitae S. Thomae 81.
161
Summa Theol. 1-2 q.19 a.4 y q.91 a.2: habla del reflejo de la Razón divina (ley eterna)
en la razón humana. Como se sabe, la parte moral de la obra tiene esta idea en su prólogo,
que está profundamente arraigada en la tradición cristiana.
162
M. CORBIN, Le chemin de la théologie chez Thomas d' Aquin (Paris 1974).

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