Las relaciones intelectuales entre Francia e Inglaterra han sido históricamente significativas, pero

durante mucho tiempo, la cultura francesa se consideraba más refinada en comparación con la
británica, que a menudo se percibía como un poco menos sofisticada. Sin embargo, hubo un punto
de inflexión importante cuando Voltaire, un destacado filósofo francés, pasó un tiempo en exilio
breve en Inglaterra. Durante su estancia allí, Voltaire quedó impresionado por la cultura británica y
se familiarizó con las ideas del filósofo inglés John Locke.

Cuando Voltaire regresó a Francia, llevó consigo las ideas de Locke y comenzó a promoverlas
activamente. Voltaire, con su influencia y reputación, ayudó a popularizar las ideas de Locke entre
los intelectuales franceses, lo que a su vez contribuyó al intercambio intelectual y cultural más
estrecho entre Francia e Inglaterra.

En 1751, en Francia, surgió una publicación monumental conocida como la ENCICLOPEDIA. Su

objetivo principal era crear un inventario exhaustivo del conocimiento de la época, con la intención
de reemplazar las concepciones tradicionales de la teología y la metafísica con una nueva visión
centrada en la humanidad, una doctrina del hombre rehabilitado como ser carnal, liberado de las
prohibiciones religiosas, del pecado original y de la monarquía, es por ello que a este periodo se le
conoce como Humanismo.

Voltaire cuestiona las ideas tradicionales y religiosas sobre el alma, argumentando que la fe no es
el único camino hacia el conocimiento. Prefiere la visión de Locke, que enfatiza la razón humana y
reconoce la importancia de las sensaciones en la percepción y el entendimiento. Destaca la
necesidad de comprender la materia, ya que todos los objetos a conocer son cuerpos dotados de
ella. Critica a Descartes por no reconocer la vida psíquica en los animales, argumentando que al
compartir los mismos órganos sensoriales que nosotros, también pueden experimentar
sensaciones. En lugar de proponer ideas originales, Voltaire popularizó las ideas de otros
pensadores de su época, subrayando la importancia de entender la materia en el estudio del ser
humano.

La obra de Juan Jacobo Rousseau se centra en una búsqueda de reforma social. Él se opone a los
materialistas, argumentando que las facultades superiores del hombre no son simplemente una
extensión del cuerpo, sino de naturaleza diferente. Para Rousseau, la sensibilidad precede a la
inteligencia, pero el pensamiento consciente y la voluntad libre son lo que fundamenta la dignidad
humana. Él postula que el alma es inmaterial e inmortal, y que posee principios innatos como la
justicia y la virtud.

Rousseau hizo un aporte significativo a la psicología con sus ideas sobre educación. Él sostiene que
el hombre es inherentemente bueno, y que la maldad proviene del entorno externo. Por lo tanto,
cree que una buena educación puede mantener al hombre en el camino de la virtud. Sus
propuestas educativas sentaron las bases de lo que hoy conocemos como "Escuela Activa", que
busca fomentar el desarrollo libre del niño, reconociéndolo como un ser en sí mismo y no como un
adulto en proceso. Sus ideas pedagógicas están plasmadas en su famosa obra "Emilio".