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John Locke

Pensador británico, uno de los máximos representantes del empirismo inglés, que
destacó por sus estudios de filosofía política. Este hombre polifacético estudió en
la Universidad de Oxford, en donde se doctoró en 1658. Aunque su especialidad
era la medicina y mantuvo relaciones con reputados científicos de la época (como
Isaac Newton).
Con sus escritos llamó la atención en el campo de la política. En 1690 se
publicaron sus dos Tratados sobre el gobierno (1690). El primero era una
refutación del gobierno por derecho divino; el segundo se oponía al Leviatán de
Thomas Hobbes, publicado en 1651, el cual defendía el contrato social en el que
se concedía la soberanía al Estado. Para éste ultimo, esto era una necesidad,
pues de otro modo la anarquía y el propio interés conducirían a una situación de
guerra, convirtiendo la vida natural del hombre en “solitaria, pobre, desagradable,
bruta y corta”.
Locke se opuso a esta opinión y razonó que “el contrato es entre hombres
libres y por tanto es a la vez revocable y negociable de nuevo. Los hombres
están sujetos, no a los soberanos, sino a las leyes de la naturaleza”.
Su pensamiento filosófico es Empirista, parte de una crítica al innatismo y al
racionalismo, todo su pensamiento está dedicado al esfuerzo por adherirse a la
experiencia concreta.
El empirismo afirma que la conciencia humana se halla encerrada en los confines
de la experiencia y que más allá de ellos no hay más que problemas insolubles o
arbitrarias fantasías. Con esto Locke impone una saludable moderación a las
pretensiones de la razón humana. Esto se manifiesta en sus ideas de:
• Afirmación de la libertad individual, en lo político.
• Defensa de la tolerancia religiosa , pues al considerar al hombre libre quiere
garantizarle en el interior el ejercicio de sus efectivas facultades.
• En su meta: la función social del hombre y las tareas concretas que esperan a
éste en la vida.

ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO

Según Locke las palabras son “signos de concepciones internas”, estas


concepciones internas son las ideas, que, para Locke son siempre, en última
instancia, un producto de nuestra sensibilidad. Se trata de “signos externos
sensibles” por los que las ideas pueden ser comunicadas a otros hombres. Para
Locke el hombre ha encontrado esos signos, las palabras, y los ha utilizado para
expresar sus concepciones internas. De este modo las palabras son entendidas
por Locke como una especie de etiquetas las cuales usamos para expresar
nuestras ideas. Así, etiquetamos nuestras ideas, y hacemos nuestras las de los
demás si están etiquetadas según los mismos criterios que los nuestros. Por
ejemplo, según Locke una comunidad de hablantes dada se pondría de acuerdo a
la hora de etiquetar sus ideas, usando por ejemplo la etiqueta “jamón” para la idea
relacionada con el sabor a carne curada, salada, que pega con el vino, de color
entre rojizo y rosado con vetas blancas, etc. De todos modos, en última instancia,
las palabras significan la idea misma de la mente del hablante que las usa. Esta
concepción supone por un lado la idea de una ontología compartida entre todos
los hablantes y, por otro la separación entre esquema conceptual y lenguaje,
además de la privacidad de nuestro lenguaje.

EL INNATISMO
El innatismo es una característica que suele darse en los sistemas racionalistas y
que viene exigida por la necesidad de encontrar una fuente de conocimiento
distinta a la experiencia, es decir, a la información que procede de los sentidos. Si
el conocimiento no se elabora a partir de los sentidos, entonces tiene que venir de
algún otro sitio. En particular, es posible pensar que antes de cualquier
experiencia, son necesarios algunos conocimientos básicos. Por ejemplo, es
posible dudar que la idea de infinito, de substancia o de Dios puedan ser
adquiridas empíricamente. En principio toda doctrina innatista acaba teniendo casi
siempre una vinculación con las doctrinas relacionadas con el racionalismo. Así,
las teorías innatistas están presentes en el padre de todos los
racionalistas, Platón, y de los autores modernos que se agrupan en torno al
racionalismo de los siglos XVII y XVIII, como son René Descartes, Baruch
Spinoza o Gottfried Leibniz, entre otros.
En el otro extremo, los filósofos que mantienen posiciones empiristas,
como Aristóteles, John Locke y David Hume, niegan la posibilidad de ideas o
contenidos mentales innatos, pudiendo resumir la postura de todos ellos en el
adagio tradicional Nihil est in intellectu quod non prius fuerit in sensu («Nada hay
en la mente que previamente no estuviera en los sentidos»).
Es destacable el hecho de que los autores racionalistas, y consecuentemente,
innatistas, den una gran importancia a las matemáticas como modelo de
conocimiento. También lo es que la tradición complementaria, el empirismo, se
haya desarrollado sobre todo en el ámbito anglosajón y mucho menos en el
pensamiento continental, al contrario que el racionalismo.
John Locke

Diplomático, teólogo, economista, profesor de griego antiguo y de retórica, y


alcanzó renombre por sus escritos filosóficos, en los que sentó las bases del
pensamiento político liberal. Máximo representante del empirismo inglés, que
destacó por sus estudios de filosofía política ,Con sus escritos llamó la atención
en el campo de la política.
Locke defendió la separación de poderes como forma de equilibrarlos entre sí e
impedir que ninguno degenerara hacia el despotismo; pero, por inclinarse por la
supremacía de un poder legislativo representativo de la mayoría, se puede
también considerar a John Locke como un teórico de la democracia, hacia la que
acabarían evolucionando los regímenes liberales. Por legítimo que fuera, sin
embargo, ningún poder debería sobrepasar determinados límites.

En 1690 se publicaron sus dos Tratados sobre el gobierno (1690). El primero era
una refutación del gobierno por derecho divino; el segundo se oponía al Leviatán
de Thomas Hobbes, publicado en 1651, el cual defendía el contrato social en el
que se concedía la soberanía al Estado. Para éste ultimo, esto era una
necesidad, pues de otro modo la anarquía y el propio interés conducirían a una
situación de guerra, convirtiendo la vida natural del hombre en “solitaria, pobre,
desagradable, bruta y corta”.
Locke se opuso a esta opinión y razonó que “el contrato es entre hombres libres y
por tanto es a la vez revocable y negociable de nuevo. Los hombres están sujetos,
no a los soberanos, sino a las leyes de la naturaleza”.
Este filósofo inglés quería entender cuáles son efectivamente las capacidades
humanas, mediante el estudio de los límites propios del hombre. En su
investigación gnoseológica , parte de Descartes y afirma la primera limitación
diciendo: las Ideas se derivan exclusivamente de la experiencia.
ENSAYO SOBRE EL ENTENDIMIENTO HUMANO
Locke en el capítulo I, somete a crítica la teoría idealista de Descartes sobre las ideas innatas. En
el alma del niño, señala, no hay ninguna idea innata ni ningún principio práctico innato. Las ideas y
los principios humanos no son innatos, sino adquiridos. El estado primitivo de la conciencia del
hombre, el alma del niño, es comparada por Locke con una tabla rasa.

En el capítulo II, Locke señala que la fuente del conocimiento humano es la experiencia. Distingue
la experiencia externa y la experiencia interna. La experiencia externa es la acción sobre el hombre
de las cosas existentes fuera de él. A la experiencia externa Locke la denomina
también sensación. La experiencia interna es la actividad del alma. A esta experiencia la llama
Locke reflexión. Puesto que reconoce dos fuentes autónomas del conocimiento, la sensación y la
reflexión, es dualista en la teoría del conocimiento. La teoría de Locke sobre las sensaciones como
fuente del conocimiento le convierte en materialista, en continuador de la línea materialista de
Bacon y de Hobbes. En cambio, su teoría de la reflexión constituye el elemento idealista en su
filosofía. La sensación y la reflexión, según Locke, nos proporcionan todas nuestras ideas simples,
con las cuales la razón construye las ideas compuestas. En este capítulo, Locke establece dos
clases de cualidades en las cosas: las “cualidades primarias” y las “cualidades
secundarias”. Entre las “cualidades primarias”, clasifica la extensión, la figura, el movimiento. A
las “cualidades secundarias” pertenecen todas nuestras sensaciones: visuales, auditivas,
gustativas, &c. Estas cualidades subjetivas, desde el punto de vista de Locke, son introducidas en
el objeto por el sujeto. Con tal teoría, Locke hace una concesión al idealismo.

En el capítulo III de su obra, critica el punto de vista del realismo medioeval que atribuye a los
conceptos generales una existencia real. En este capítulo, defiende una posición intermedia entre
el nominalismo y el realismo.

El último capítulo, el IV, trata sobre los grados del conocimiento, sobre el carácter real y
verdadero del conocimiento, del criterio de verdad y de los juicios. Locke habla en este capítulo de
esfera de influencia de la razón y de la fe, defendiendo el punto de vista del deísmo (ver) en el
problema de la religión.

El capítulo cuarto termina con una pequeña sección dedicada a la clasificación de las ciencias. El
libro de Locke ejerció una gran influencia sobre el desarrollo del pensamiento filosófico tanto en
Inglaterra como en los demás países, particularmente en la Francia del siglo XVIII.
EL INNATISMO

El innatismo en filosofía es una teoría que sostiene la preexistencia de ideas o


nociones fundamentales del pensamiento de origen innato; es decir, no adquiridas
por la experiencia o el aprendizaje. Según esta corriente, el conocimiento es una
cualidad inherente al ser humano, que tiene habilidades, características y
conocimientos no aprendidos.
La doctrina innatista proclama que los humanos nacen con algunos conocimientos
(e incluso el conocimiento en su totalidad) o que está determinado a adquirirlos.
Esta noción parte de la premisa de que el conocimiento nace junto con el
individuo. El innatismo como filosofía presenta dos variantes o áreas.
Por un lado está el innatismo del conocimiento, en el que el individuo tiene acceso
a determinados conocimientos que le son propios por naturaleza. Por otro lado
está el innatismo como idea; es decir, el sujeto tiene acceso a ciertas ideas
innatas.
El innatismo del conocimiento implica el innatismo como idea, pero no al revés. En
otras palabras (aunque es discutible), el innatismo como idea no conduce
necesariamente al innatismo del conocimiento. En el campo de la lingüística, la
teoría innatista ha cobrado relevancia en la actualidad en estudios sobre el origen
del lenguaje infantil.

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