Está en la página 1de 1

Prólogo

Como psicólogo jefe del Bellevue Hospital de Nueva York, veo


mucha miseria humana, no sólo en los pacientes mentalmente
enfermos a los que tratamos, sino incluso entre el personal
«normal» y «sano» que los atiende. También observo la misma
infelicidad en las personas de relativo éxito, siempre trabajando a
tope, a las que visito en mi consulta privada. A menudo, el dolor y la
miseria son innecesarios y finalmente terminan cuando las
personas se hacen cargo del control de sus creencias, sentimientos
y acciones con objeto de modificar el proceso de sus vidas.
Desgraciadamente, la mayoría de las veces no lo hacen así. Se
limitan a esperar y luego tratan de cambiar el mal resultado o, a
menudo, se encogen y lo único que hacen es quejarse de su horrible
vida, o se ven «fijadas» de alguna forma por otra persona.
No siempre resulta fácil capacitar a las personas para que se den
cuenta de que pueden incidir en el resultado de sus propias vidas.
De hecho, suele tratarse de una tarea abrumadora. Por consiguiente,
siempre he tratado de buscar nuevos métodos y tecnologías que
transmitir, tanto en el hospital como a mis pacientes privados. Fue
hace unos cinco a oí hablar por primera vez del trabajo de Tony
Robbins, y asistí a uno de sus seminarios en Nueva York. Esperaba
una velada verdaderamente insólita y, en efecto, así fue. Lo
inesperado para mí fue comprobar el genio de Tony en el ámbito del
comportamiento y la comunicación humanas. Aquella noche supe
que Tony comparte mi creencia de que cualquier persona que se
encuentre físicamente sana puede hacerse cargo de su propia vida y
vivirla plenamente. Poco después, asistí al curso de certificación de
dos semanas de Tony, y transmití buena parte de lo que aprendí allí
a mis colegas y pacientes. Yo califico ese curso «de entrenamiento
básico para la vida». A partir de entonces, empecé a recomendar su
serie de cintas grabadas y su primer libro Poder sin límites.
Aunque algunos de mis colegas se sienten ofendidos o
sorprendidos cuando recomiendo las obras de una persona tan
joven, que no tiene títulos académicos, quienes realmente le oyen o
leen no tardan en estar de acuerdo conmigo. Además de una

También podría gustarte