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La respuesta está en el pasado
A tres mujeres:
Índice
Prólogo
Introducción
Marco conceptual
La posesión espiritual
El aborto
Desposesión a distancia
Bibliografía
Prólogo
La Terapia de Vidas Pasadas (TVP) es una técnica psicoterapéutica
transpersonal que básicamente consiste en hacer consciente lo
inconsciente. Cuando ocurre esto espontáneamente surgen a la
conciencia experiencias que no pertenecen al marco existencial de la
vida presente. En estas vivencias que surgen del inconsciente las
personas suelen experimentar la muerte en otro cuerpo y en otro
tiempo. Por esta razón se denominó a la técnica Terapia de Vidas
Pasadas.
Introducción
El Dr. Ronald Shulz, el Dr. Wilson Araya, John Roger y la gente del
MSIA, Elvira Durán, la Dra. Viviana Zenteno, mi maestro Dr. José
Luis Cabouli, Marcela Lobos, el Dr. Alberto Villoldo y la Escuela de
los Cuatro Caminos, mi querido amigo Juan Carlos Sánchez, con su
generosidad sin parangón y su sabiduría profunda y hermosa, todos
ellos maestros que me han llevado de la mano en este magnífico
camino que ha ido apareciendo en mi vida terapéutica profesional.
Ellos han sembrado la semilla que ha ido germinando en mí, y les
agradezco profundamente.
Victor Hugo
El Alma
Todos hablan del Alma, las religiones, los soñadores, los poetas, los
escritores. Pero cotidianamente ella es negada. Y he ahí uno de los
grandes olvidos, que nos dejan cojeando en los análisis de la
realidad, en sus explicaciones y en la búsqueda de respuestas a lo
que es la vida y su significado, e impide acceder a sanar. Los
pueblos ancestrales tienen un acabado conocimiento de ello, y saben
que muchas veces para sanar en este plano hay que ir a sanar el
Alma.
La polaridad
Se me rompió el corazón
en mil,
Se me rompió el corazón
en mil,
T: ¿Dónde estás?
P: Son otras gentes, de otra parte, no los conozco, nunca los había
visto. Me tomaron preso por sorpresa, me sorprendieron. Yo estaba
cazando y me rodearon y me apresaron, no me di cuenta que
estaban ellos, no los vi. Me golpearon y ahora me tienen amarrado a
un poste en medio de unas casas. Nadie me da nada y no me puedo
mover.
T: ¿Nadie te da nada?
P: Me siento indefenso.
Khalil Gibrán
El karma
P: No, no puedo. Hay mucho trabajo y debo estar ahí. Parece que
hay que entregar muchos zapatos a un hombre con mucho dinero.
Pagó mucho adelanto y está muy apurado.
T: ¿Y eres fuerte?
P: Con una huasca de suela que usa para asentar los cuchillos.
Duele mucho. Me trato de escapar, pero me sigue.
T: ¿Cómo te moriste?
T: Escucha, cuando cuente tres vas a ver esos ojos, vas a ver los
ojos de tu tío cuando te mira..., uno... dos... tres... ¿reconoces esos
ojos en tu vida actual como Óscar?, ¿de quién son esos ojos?
P: No lo sé.
T: Cuando cuente tres irás al comienzo de esta mala relación con él.
Irás a aquella vida donde nacen estos problemas. Uno ... dos ... tres
... ¿cómo comienza todo esto?
P: Sí, lo maté.
Oposición a la TVP
C.S. Lewis
P: ...a ver, hay un tema, yo creo que hay un tema de trabajo, de... de
continuidad de trabajo, hay un tema de que cuando hago trabajos
relacionados con mi profesión, (carraspea) me empiezan a pasar
cosas, me rebelo en contra de la autoridad, me empiezan a molestar
las decisiones, me molesta la ignorancia cuando hay mando con
ignorancia me..., se me empiezan a pelar las manos, me empieza a
dar una famosa...lo que llaman los doctores la dishidrosis...
P: (Bajando la voz) Que tengo que ver como salgo de ahí, hay que
ver como salgo de ahí, como salgo con todos de ahí.
P: Cuando estaba chico. Hay que ser, hay que estudiar, hay que ser
algo, ser profesional.
P: Me da rabia, claro...
P: Alemania.
T: ¿Cómo eres?
T: ¿Eres joven?
P: Rabia, rabia.
T: ¿Dónde estás?
T: Ya, sigue.
P: Parecer que sí. Estoy enrabiado. (Susurra). Voy a tener que tomar
un fusil... miren... ay, que lesera... que cagada...
T: ¿Y tienes que hacerlo?
P: No.
T: Vas no más.
T: ¿Qué te dicen?
P: ¿Que hay que ir no más... que vamos a ganar... esos hue... que
vamos a ganar, qué imbecilidad vamos a ganar? Vamos a ganar qué
vamos a ganar?... son tan vacas, vacas, ciegos... vamos a ganar,
qué vamos a ganar?, este otro tonto dijo que íbamos a ganar... y soy
tan chico yo para decirles las cosas, ...no sé decirles las cosas, no sé
decirles las cosas...cómo le voy a decir yo que na que ver la guerra,
que hay que tener, hay que el amor y la cooperación...no sé, si soy
chico no sé hablar...además le sacan la mierda a uno si habla...no
tiene...tiene que pedir permiso para hablar...mira que estupidez
(suspiro hondo)... qué lesera...
T: ¿Sí?
P: Sí, son buenos para pelear esos... parece que no hay ni casco...
T: ¿Colonia?
T: ¿Ya no?
T: ¿No podías?
P: Si, botado ahí, así con una mano para el lado así, quedé, así
como quebrado así...el cielo azul arriba...
T: Cuando estabas sintiendo la rabia, cuando fue el momento más
terrible en que sentiste la rabia, la desesperación y el miedo, ¿dónde
se concentraba eso, en qué parte del cuerpo?
T: Eso es. Ahora quiero que te fijes...eso de que los jefes pelotudos
nos van a cagar siempre, y siempre van a dar malas órdenes,
equivocadas, ¿cierto?
P: Claro, claro
T: Muy bien, ahora quiero que vayas a ver porque tuviste que pasar
por esa vida en que te moriste tan joven, ¿qué tenías que aprender,
Luis, ¿ahí?
P: Que hay que saber mandar, no puede uno abusar, hay que
escuchar
T: Escuchar
T: ¿Y qué pasó?
P: Nada, que lo pude hacer pues hombre (suspira), que más voy a
hacer...
T: Y no pudiste
T: Es la misma imposición...
P: Es lo mismo...
P: Mmmmm (asiente)
T: Eso es, muy bien...ahora quiero que pases por última vez por esa
experiencia de muerte. Es necesario para que el cuerpo descanse.
Vas al momento en que estás ahí cubriéndote de las bombas
Luis...yo te voy a acompañar para que tú pases por última vez por
esa experiencia...ahora
T: Donde llegó la bomba, ¿en qué parte del cuerpo sentiste las
heridas, las heridas de muerte?
P: Si, es como que salté así para atrás, así paff, puumm...pero yo no
siento si, yo estoy viendo el cuerpo, pero no siento nada...
T: No sientes nada.
T: ¿Dejaste el cuerpo?
T: Tan chico...
T: Eso. Vas a dar una última mirada a ese cuerpo, sólo para tomar
una fuerte conciencia de que ese cuerpo se murió...era lindo, era
joven, era un niño, no alcanzó a vivir...
P: Si se le reventó la cabeza
P: Sí...
P: Sí...
T: Eso es.... Y ahora vas a poder hacer lo que habías deseado tanto,
tanto antes, cuando no pudiste y tuviste que usarlas para la guerra
P: Sí.
P: Si y ya fui a buscarlo.
T: ¿Y tú estás tranquilo?
P: Hay una luz blanca, verde.... Todos llegamos arriba. Hay como
unos viejitos ahí..., pero no tienen..., es como que están esperando
T: ¿A ustedes?
P: Si, es como que están en una mesa contando. Están como con
unos cuadernos ahí con unos libros. Es todo morado.
T: ¿Bonito?
P: Sí. Son como unos viejitos que están de contadores. Si, están con
unos libros ahí anotan, vamos pasando, Rolf dicen, y me anotan y
paso para allá.
T: ¿Rolf?
P: Mmm (asiente) Si, paso. Rajo para el otro lado. Parece que así es.
P: Puuuuuutas...hay hartos
P: Si, por eso que esos que están ahí son como anotadores no
más...como que están anotando en los libros, para no perder los
registros, las cuentas. Pero que no nos preocupemos dicen porque
ya está todo bien y que ya pasó todo. Claro eso también, por lo
menos a mí me calma...son buena gente ellos, están para eso...si
parece que detrás de estos tres viejitos hay otro que está ahí que no
se ve muy bien...
T: Y el no es un simple contador
T: ¿Tan luego?
T: ¿Una?
T: ¿Desapego ahora?
P: Sí.
P: Ser hombre.
P: Chile.
P: Voy a estar con una mujer con la que me tengo que encontrar.
T: Muy bien.
P: Va a llegar sí.
T: Ya te los pusieron.
T: ¿Quiénes?
P: Mis papás... pero jodidos, pa’ que te cuento.... Pero ellos también
tienen que aprender lo de ellos si... y yo les voy a ayudar también....
Es como mutuo ¿ah?
T: Si.
T: Complicado
T: ¿Y va a aprender también?
P: Bueno, eso es lo que tiene que aprender pues, si por algo me
están mandando a mí... por algo me están mandando a mí...si él
todavía no cacha el desapego, él todavía no cacha un montón de
cuestiones... claro me están mandando a mí para que mire, para que
observe... y a mi mamá también ah...
T: ¿También desapego?
P: Chuuuuu...
P: (Suspira hondo)
P: Ouffff
T: ¿Te desquitas?
P: Si
T: ¿Con quién?
P: ...(susurra) no....
T: ¿Quiénes?
P: Las dos.
T: ¿Las niñas?
P: Si...
P: Mmmm... Si
P: (Ríe) Jooooo, si, las pobrecitas (ríe), si, (ríe), estaban esperando...
Por eso, muchas veces los hijos son almas mucho más
evolucionadas que vienen a enseñar a los padres, vienen a ser sus
maestros.
P: Si pues...
P: ...a entender... que las manos están para acariciar, están para
abrazar, están para tocar, están para sanar...
T: Eso es.... Y ahora vas a poder hacer lo que habías deseado tanto,
tanto antes, cuando no pudiste y tuviste que usarlas para la guerra
P: Sí.
T: ¿Dónde llegaste?
T: ¿Y ahora sí?
P: Si. Siento como así. Si, es como que el que estaba detrás dice
que sí.
P: Putas porque lo iba a pasar mal con mis viejos, con mi papá sobre
todo... Me tuvieron que sacar a la fuerza no más...
T: ¿De la cabeza?
T: ¿Igual?
P: Si claro pues....
T: ¿Viste?
P: Putas, claro... me mantiene juzgado por los demás ...claro... ahí
me mantiene la rabia como....
T: ¿Sabe harto?
P: Buuuuuuuuuu.....(silencio prolongado)
T: Para sanar.
T: Muy bien.
P: Son para acoger, para abrazar, para tocar.... Él fue, él fue. Él fue.
T: ¿Qué fue?
P: El maestro.
P: Uffff, es que ese gallo es muy choro, cuando teníamos que venir
para acá y los viejitos me dijeron desapego y la cuestión...
T: Sí.
T: ¿Él fue?
P: ... que naciera en Rengo, no, no él, él me regaló una cuestión
T: ¿Qué te regaló?
T: ¡Claro!
P: ....mira que está bien ah... (susurra) y ahora le voy a dar las
gracias mejor.
T: Sí...
P: Sí.
T: Ya no necesitas lo otro...
P: Violeta.
La posesión espiritual
La primera experiencia
P: Mucho tiempo.
P: En el estómago.
P: Hombre.
P: Joven, joven.
P: Artesano.
T: ¿Y te gustaba tu quehacer?
P: Sí, me entretenía.
P: Marcial.
P: Me mataron, parece...
P: Mmm, mmm...
T: Al lado de un grifo.
P: No quisiste ver nada más. Oye Marcial, y cómo fue que entraste
en Luis, tú lo conocías, te atrajo algo de él, quisiste entrar por alguna
razón, ¿por qué entraste en él?
T: No sé, porque tenía bonitos ojos, era bonito, tenía bonitos ojos,
era bien bonito.
T: Noooo, cuatro años tenía. Era lindo. Era el amor de su madre. Era
el amor de su mamá. Entré porque él tenía pena, tenía pena y estaba
bien triste, estaba apenado. Parece, el papá era el problema... bueno
eso es problema de él.
T: Ah, ya.
T: Ah, que hable de más de la gente, eso haces tú, ya..., eso haces
tú, ya
T: Ah... también.
P: Te gustó ¿ah?
P: Sí
T: Claro
P: Que me vaya.
P: Al bardo.
T: Eso, claro.
P: Yo tengo otras cosas que hacer y que no las he hecho. Y por eso
que estoy medio preso aquí yo poh. Este no se ha matado nunca, no
he podido salir de aquí.
P: Ya.
P: Una mujer, una mujer gorda, muy gorda, vestida de café (marrón).
Vestida de café, con sandalias. Bien pechugona.
P: Treinta y tres, treinta y dos, sí, treinta y tres. Era gorda, soltera,
bien gorda, me gustaba comer harto, harto.
T: Dime ¿tú llevas mucho tiempo dentro de él, o poco, acá dentro de
Luis, entraste hace poco o mucho?
T: Entraste cuando era chico, y entraste por qué, ¿te atrajo alguna
característica de él?
T: Jajajaja, sí.
P: Sí pues.
T: Se sentía mal.
T: Eras rubia.
T: Strudel de manzana.
P: Sí
P: Sí, pero estaba... vi..., había agua, todas las casas en el suelo,
botadas, y el pavimento todo quebrado, los autos estaban todos
botados... una casa así... buuuu, está todo malo, todo malo... se está
poniendo hediondo además... hay que irse de ahí.
P: ¡Que coma!
T: Que coma.
T: Y de las cosas qué es lo que más te gusta a ti, por ejemplo, ¿qué
te gusta comer?
P: Sí pues, qué más quieres, más gordo que él, no puede ser más
gordo..., es un buen «gallo» ah...
P: Sí.
T: Tú lo haces comer.
P: Blanca.
La primera reflexión
Las almas perdidas no son más que almas de personas que luego de
la muerte física no han seguido su camino natural y se han quedado
apegadas a la tierra, no pudiendo o no queriendo ir a la Luz, el plano
adyacente al cual nos desenvolvemos, por alguna o algunas
razones. Estas almas, o trozos de alma, deambulan por la tierra,
haciendo gala de ciertas capacidades «anormales», y que más
temprano o más tarde terminan invadiendo el campo vibratorio de
alguna persona viva.
A) Las creencias
¿Qué son las creencias? En general las defino como ideas que
pensamos -aseguramos, más bien- son verdades irrefutables, y que,
con el tiempo, o con alguna experiencia personal se ven reforzadas y
se hacen parte nuestra. Todos tenemos creencias. Pero, en este
caso, fundamentalmente las creencias importantes son las
religiosas.
B) El miedo
C) La confusión
D) Adicciones comunes
Los chamanes nos han enseñado que debemos salir enteros de esta
vida, vale decir, que cuando llegue el momento de la muerte, ir hacia
la Luz sin dejar ni un trozo de nuestra alma apegada a la tierra. Por
ello, es necesario prepararse espiritualmente para ese instante, para
que cuando nos sorprenda la muerte tomar el camino hacia donde
tenemos que ir. En mi caso, lo más cerca que he estado de entregar
las herramientas ha sido durante el terremoto de febrero de 2010. El
movimiento telúrico me encontró en mi cama, en mi casa, en un piso
17 de un edificio de 24. Ese terremoto tuvo una Intensidad IX en la
escala de Mercalli, lo que significa que se producen daños en las
estructuras, hay un pánico generalizado, y es imposible estar de pie,
y tuvo una duración de cerca de cuatro minutos. No pude ni quise
saltar de la cama, y esperé acostado los acontecimientos. El ruido
era ensordecedor. Las puertas se batían, las cajoneras abrían y
cerraban, las ventanas crujían, todo chocaba con todo, platos y tasas
y vasos chocaban entre sí, y las puertas de los anaqueles golpeaban
contra sí y contra el mueble. Eso era en mi casa, y eso se replicaba
en todos los departamentos, por lo que el ruido se amplificaba. El
refrigerador bailaba. La luz se cortó apenas comenzó el movimiento,
por lo que dominaban las tinieblas, a las cuales se trataban de
acostumbrar los ojos. Y ahí, acostado, al cabo de unos instantes,
cuando el movimiento alcanzó su máxima intensidad, me entregué, y
esperé paciente el encuentro con mi maestro o con quienes vinieran
a buscarme y a buscarnos para ir a la luz. Un edificio de 230
departamentos, con al menos 500 personas viviendo en él. Ahí supe
que estaba preparado para dejar la tierra, y que lo único que debía
hacer era confiar. Si moría en el acontecimiento sabía que iba a ser
bien recibido, con amor y compasión para seguir mi camino
espiritual. Ya lo había revivido varias veces como paciente, y lo había
visto varios cientos de veces con mis propios pacientes cada vez que
atravesaban un proceso de muerte. El sismo terminó, con grandes
destrucciones a lo largo de la zona centro sur de Chile. Y yo salvé
ileso. Pero, el aprendizaje ya está.
P: Bien.
T: ¿Tienes nombre?
T: Bueno, voy a contar hasta tres y al llegar a tres verás cómo murió
tu cuerpo, y me vas a contar qué pasó después. Uno ... dos ... tres.
P: Nada. Estaba ahí, viendo cómo hacían todo con mi cuerpo, cómo
me vestían. El cura, el ataúd. La misa. Ahí entré donde Elisa. Estaba
al lado del ataúd, muy triste, llorando. Para acompañarla.
P: Sí.
T: ¿No quisiste?
T: Y tu pertenecías a la iglesia.
T: Sí, pero a ella no le hace bien que tú estés ahí. Ya no sale, anda
triste, melancólica.
T: Sí, pero ella es joven, y todas las emociones que tiene son las
tuyas. Y estás influyendo hasta en que no tenga novio.
P: Estás mintiendo.
T: ¿Qué hiciste?
T: Y, ¿cómo te fue?
P: Ya, me explicó.
T: ¿Qué te dijo?
T: ¿O un invento?
P: Parece.
P: Ya.
Las almas perdidas de familiares son muy comunes. Y ello tiene una
razón muy simple: se quedan para cuidar a las personas, para velar
por sus intereses económicos, por sus propiedades y fortunas en
vida, por afectos elevados a categoría de adoración, por ejemplo.
T: ¿Cómo te llamas?
P: Gloria.
T: Claro, pero pocas veces logras eso, ¿no? Ella no anda muy
contenta.
T: Claro, pero yo pregunto cómo han sido para ti, ¿cómo han sido?
P: Felices, felices.
T: ¿Quién te dijo?
T: ¿Y te fuiste?
P: Él me vino a buscar.
P: Jesús.
Los pacientes muchas veces relatan que desde la Luz sale algún
maestro que los invita a ir con él, lleno de paz y amor, y muchos
dicen que es Jesús, con la imagen que conocemos, con su túnica
blanca. Eso les da paz y, por lo general, van y pasan al otro plano.
Pero otras almas, como esta de Gloria, se resiste por su deseo de
quedarse con su hermana gemela de tres días de nacida. Todo un
conflicto que traerá consecuencias en el carácter de Ester. Después
de explicarle su situación, la paciente final, Gloria, acepta irse a la
Luz, a descansar.
T: Despídete de Ester.
El suicidio
Puede ser que esta alma haya entrado en mi por afinidad. Pero
también lo más probable fue que mi campo vibratorio se haya abierto
impresionado por la tragedia imprevista de la cual fui testigo.
Posiblemente me asaltó el miedo, o la pena, emociones
suficientemente poderosas para el efecto.
Esto que viví no era desconocido para mí. Hace unos años, una
paciente llegó a la consulta cargando un alma perdida. Le causó
muchos inconvenientes en su vida, especialmente en el área
vocacional y de estudios. Relató que había cambiado su carrera por
otra por la cual no sentía ninguna atracción, y de ser una estupenda
alumna en la carrera original se transformó en una sufriente
estudiante que arrastraba las notas para aprobar los ramos en la
nueva. Pues bien, tenía el alma de un joven muerto en un accidente
de tránsito. Había chocado en su moto, pereciendo en el lugar. Ella
iba sentada junto a la ventana en un microbús que pasó por el lugar
del accidente, a velocidad reducida, y observó toda la escena con el
cuerpo del joven tirado en el asfalto. En ese instante fue poseída por
él. Ella nunca lo supo, hasta ese momento, pero ya había hecho
estragos por dos años en su vida. Él la había inducido a cambiarse a
una carrera, a la que le gustaba a él, y a la cual nunca pudo entrar
tampoco porque era un pésimo estudiante, y de vida bastante
desordenada, lo cual ella también había comenzado a experimentar.
Por ello, es conveniente no involucrarse en los accidentes. Y eso lo
aprendí no solamente de la práctica con mis pacientes, sino por
experiencia propia. Si no eres de las personas preparadas para estas
situaciones, como personal de ambulancias, primeros auxilios,
médicos, enfermeros, o bomberos es mejor abstenerse de detenerse
o acercarse a mirar. Distinto es si hay que socorrer a alguien en
algún accidente del cual somos testigos o participantes.
Situación general
Como anécdota puedo contar que ese día finalizada la sesión anoté
en mi cuaderno de apuntes: «Hoy hice mi primera regresión, todo
salió muy bien. Siento que he hecho esto toda mi vida». Cuando
analizo aún el «toda mi vida» me doy cuenta que no es primera vez
que hago lo que hago, porque todo lo que voy descubriendo me
parece familiar, y lo hago naturalmente. Recuerdos del pasado, dicen
algunos que son.
• Miedos, pánicos
• Violencia
• Accidentes
• Enfermedades desafiantes
P: No quiero.
T: ¿Y cuándo entraste?
P: En el hospital.
Esta situación es muy común que suceda. Hay lugares que son
reservorios de almas perdidas. Estos lugares son aquellos donde
comúnmente ocurren muertes, o están los cuerpos ya muertos: Los
hospitales, consultorios, cárceles, bares, moteles de parejas, centros
de acogida, centros de reclusión, clínicas, manicomios, morgues,
cementerios o lugares de antiguos sufrimientos, como centros de
tortura, o lugares donde ha habido alguna matanza, son lugares
propensos para la existencia y actuar de las almas perdidas.
P: Tengo miedo.
T: Sí, ya lo sé, pero está llegando la hora en que tienes que salir.
Y nuevamente, se le explica al alma posesora que está en un cuerpo
ajeno, para que comprenda su situación, y se calme, y deje de tener
el miedo que manifiesta.
T: ¿Y cuál es tu nombre?
P: Javier.
P: No.
T: ¿No?
P: No.
P: No.
T: ¿No sería bueno que le dijeras? Porque ella puede pensar que es
cosa de ella, y no lo es.
P: Sí.
P: Del agua. Pero ella es más fuerte que yo. No me hace caso.
P: ¿Qué Luz?
T: A ese lugar donde van las almas cuando los cuerpos mueren
T: ¿Y tenías novia?
P: No, no tenía.
-No sé, dímelo tú. Me gustaría saber de los ET, y también de las
posesiones. Y por qué cambio tan seguido de parejas.
Esto mismo vale para las «canalizaciones». Por todos lados afloran
los y las canalizadoras que ofrecen sus servicios para entregar
mensajes personales a los que requieran de una guía. Muchas de
estas canalizaciones son de espíritus de «sanadores», quienes se
identifican con nombres rebuscados, siempre como maestros. Dicen
venir de planetas lejanos incluso, y hacen alarde de la calidad y
antigüedad de dichos lugares, como haciendo ver que son anteriores
al poblamiento de la tierra. Los mensajes de las canalizaciones son
generalmente vacíos. Las predicciones del futuro son las predilectas,
especialmente las relacionadas a los ámbitos amorosos, financieros
o laborales. Mi experiencia en este ámbito no ha sido positiva, y
siempre he dudado de los mensajes que entregan. Pero para mí la
pregunta nuevamente es la misma, a saber: ¿cómo podemos
confirmar el currículum del canalizado? ¿Cómo podemos tener la
certeza de que los poderes y capacidades que dicen tener son de
verdad? He conocido varios casos de este tipo, y a veces aparecen
pacientes que quieren entregar mensajes como canales. No les
permito, amablemente, que lo hagan. No me interesa en lo más
mínimo y se los hago saber, en forma cortés, para que no sigan.
P: Sí, cómodo.
P: Tenía miedo.
P: Por el pecho.
P: Sí.
T: ¿Tú manejabas?
P: 19
T: ¿Y cómo te llamabas?
P: Tomás.
T: ¿Y tenías polola?
P: No, no.
P: Muerto.
P: Sí, y me acompañaba.
T: Quiero que te fijes, ahora que ves ese cuerpo, tu cuerpo, muerto
ahí... ¿aparece alguien a buscarte?
P: Sí, está ahí cerca de él, y me dice que es por ahí que tenemos
que pasar. Que ya se acabó esta vida.
T: ¿Y qué haces?
P: Le digo que no, que no quiero, que soy muy joven. Él me insiste
en que tengo que irme y yo le digo que no. No quiero.
P: Me dice que hay paz, tranquilidad, que todos los dolores se van a
terminar. Pero no me importa, porque yo no quiero ir.
T: Claro, tienes que nacer de nuevo para que hagas lo que tienes
que hacer. Y cuéntame una cosa, en esta vida que terminaste con el
accidente en moto, ¿qué aprendiste?
P: Vivía sin control. Aprendí que tengo que ser más mesurado.
P: ...las malas.
P: Dura.
T: Muy bien. Quiero ahora que te fijes bien y me digas lo que pasa
después que se va el señor blanco. ¿Para dónde vas?
T: ¿Y les hablas?
P: Que no.
P: Sí, todo triste. Todo. Menos los malos. Los malos andan buscando
llevarse a más gente.
P: No. Nada.
P: Sí, como jugando. Yo miraba no más. Nada más. Y ella era como
la que tenía más miedo.
P: Por el pecho.
T: ¿Estás aburrido?
T: Claro, pero cuando estaba joven ella, ¿por qué sentiste que no le
hizo bien?
P: Sí, mucho.
Cada vez que veo este tipo de casos, que no son escasos, me hago
la pregunta de cuán poco se sabe sobre este plano paralelo, y lo
mucho que influyen estas almas en la vida de las personas. Y lo que
es más doloroso es el uso que hacen tantas personas
inescrupulosas que se venden como mentalistas, videntes u otros
títulos, para engañar a la gente que ingenuamente acude a ellos en
espera de contactos con familiares muertos, por ejemplo. Hace
pocos meses una alumna comentaba que a medida que avanzaba el
curso iba aumentando su sorpresa ante los descubrimientos que
hacía al darse cuenta de lo que se revelaba, y de lo que había visto
en ella y en su círculo en relación a los efectos de la posesión
espiritual, y no dejaba de sorprenderse. Y se maravillaba con los
cambios que ocurrían después de la terapia. Hace poco leía un
artículo de una sociedad científica que hablaba de una persona que
sentía y escuchaba voces dentro de ella, y las atribuían a conflictos
mentales y a su mala calidad de vida. Tenía una que la inducía a
suicidarse, otra que la criticaba a cada momento, y una pequeña que
vivía siempre triste, pero todas, según ella, estaban en su cabeza y
desde ahí conversaban entre sí. En ningún caso pueden pensar, o
darse el permiso de pensar que son almas atrapadas, sufrientes,
tristes, y que pueden convertirse en tiranos despiadados, que
consumen la energía de la anfitriona sumiéndola en una vida de
desgano continua, sin fuerzas ni poder alguno.
P: No quiero hablar.
P: Sí.
Aquí hay dos trucos. El primero es suponer que hace tiempo está
poseyendo a la paciente. Si no fuera así diría de inmediato que llegó
hace poco. Como no lo hace, tengo la certeza que entró hace años.
Luego, le hago ver que la anfitriona ya sabe que está ahí, en su
campo energético, invadiendo, sin haber sido invitada, y al verse
descubierta le quita poder. Como me dijo una vez un maestro
ayahuasquero de la selva peruana «cuando la entidad se sabe
descubierta, se le acaba la fiesta».
T: ¿Tienes pena?
P: Margarita.
P: No.
T: ¿Y dónde la encontraste?
P: ¡Espiritismo!
P: Sí.
P: Sí.
P: Con su mamá y con sus amigos. Pero prefiero que tenga más
pena, porque yo tengo pena.
P: Sí.
P: Sí.
P: Ajá.
P: Lo mismo poh.
T: ¿Y qué le dan?
P: Pastillas.
P: Me gusta. Yo feliz.
T: ¿Y qué pasó?
P: Me maté porque tenía pena.
T: ¿Por un hombre?
T: ¿Y dónde vivías?
P: En Nueva York.
P: Sí, parece.
P: Sí.
T: ¿Y qué sucede?
P: Se ponen moradas.
T: ¿Y tu lengua?
T: Y la garganta
P: Se hace pedazos.
T: ¿Y los oídos?
P: Se revientan
P: Por la cabeza.
T: ¿Y cómo quedó ese cuerpo?
P: No.
T: Ya no vibra, ¿no?
P: Como cincuenta.
P: Sí, como alguien más oscuro. Como que no tiene forma. Me dice
como que tomé una mala decisión, que tengo que irme con ella
porque me morí antes.
T: ¿Te llevan?
P: No.
P: No.
P: No veo la Luz.
T: Muy bien. Ahora quiero que me cuentes cómo ha sido tu vida con
Valentina desde que entraste. ¿Estabas haciendo espiritismo con
ese amigo medio raro?
P: Sí.
T: ¿Anda reclutando?
P: No muy bien...
T: ¿Y ella contigo?
P: Sí.
T: Bien, mira quiero que mires bien hacia un lado. Ahora tienes la
oportunidad de girar para todos lados instantáneamente, y fíjate bien,
en alguna parte hay una lucecita. ¿La viste?
P: Sí. La vi.
P: Se agranda.
T: ¿Y qué sensación tienes ahora?
P: Ya.
P: Te quiero pedir perdón por toda la pena, por toda la rabia que te
hice sentir, que eran mías. Y que ahora seas feliz pues, como yo voy
a estar en paz tienes que ser feliz. Me voy a ir a la Luz, a descansar.
Vas a estar sola para que sigas tu camino.
P: Por el estómago.
P: En el agua mirando.
P: No.
P: Es extraño.
T: ¿No te mojas?
P: No, no me ven.
T: ¿Y tratas de hablar?
P: No...
P: Me da como miedo...
P: Una luz.
P: Que no, porque quiero jugar. Pero me dice que me tengo que ir
porque llegó la hora, que tengo que descansar, que era el momento.
Que así había sido pactado, y que tengo que volver en otro cuerpo.
Le digo que no quiero todavía, que quiero jugar.
P: Se va.
T: ¿Estaba triste?
P: Sí.
P: Que juegue.
T: O sea, la que juega eres tú.
P: Sí.
P: Sí.
T: ¿Y quién es en el fondo?
P: Sí.
T: ¿Tú crees?
P: Sí poh.
T: ¿Y de qué te alimentas?
P: De ella.
T: ¿Y todos ganan?
P: Se fueron.
T: ¿Sabes para dónde?
P: Sí.
Un suicida recurrente
T: ¿Cómo estás?
P: Está oscuro.
P: Sí
P: Estaba triste.
P: Bien.
T: Pero hace mucho tiempo que estás ahí, ¿no?
P: Sí.
P: Sí.
P: Mujer.
P: Quince.
P: No sé.
T: ¿No te acuerdas?
P: No.
P: Sí.
T: ¿De qué?
T: ¿Y dónde estás?
P: En una cama.
T: ¿Y en qué parte?
P: En mi casa.
T: ¿Y cómo te llamas?
P: Leonor.
P: Catorce.
P: No.
P: 1914.
P: Es Chile.
P: No se sabe.
P: Pena
P: Ya.
T: ¿Lo hiciste?
P: Sí.
P: Sí.
T: No viviste suficiente.
P: No.
P: De seguir viviendo.
P: No.
T: Fíjate bien que hay una luz por ahí, y alguien sale a buscarte de la
Luz. ¿Quién viene a buscarte?
P: Mi abuela.
P: No.
P: Sí.
P: Estar más cerca de alguien. Y ella era una niña como yo...
P: Sí.
T: Y tú entraste...
P: Sí.
P: Era chica.
P: A veces me entretengo.
T: ¿Y otras veces?
P: Me siento sóla.
T: ¿Te aburres?
P: A veces.
T: Oye Leonor, cuéntame una cosa, y a ti, qué te gusta que Francisca
haga, ¿qué la haces hacer?
P: No.
T: ¿Por qué?
P: Porque yo quería que estuviera sóla. Estaba muy tranquila con él.
P: Yo la dejo.
T: ¿Y la mamá de él te gusta?
P: Ella no me quiere.
T: ¿Y tú la quieres a ella?
P: No.
P: Sí.
P: Sí.
P: Sí.
T: Muy bien. Ahora fíjate que ahí está la puerta a la Luz, la abres y se
empieza a agrandar la Luz. ¿La viste?
P: Sí, ya la vi.
P: Mucha gente.
T: Fíjate Leonor, antes de ir, mira si hay alguien más que se quiere ir
a la Luz contigo, que aproveche.
P: Ella no quiere.
P: Mi mamá.
P: Ya.
P: Ya, chao.
P: Sí.
P: Eso no importa.
T: Pero Francisca...
P: No la voy a dejar.
P: No.
T: ¿Todos juntos?
P: Dos.
P: Yo me maté.
P: Cinco años... me refugio ahí. Me gusta que esté triste como yo.
T: ¿Y la induces a comer?
P: La obsesiono.
P: Con que ella ande triste por la vida, que tenga ganas de morir.
Como yo.
T: ¿Y cómo te llamabas?
P: Claudia
P: Por el lado.
T: Por el mismo lado donde entró Leonor. ¿Te gustaba estar con
ella?
P: Sí, por el mismo lado... mmm, sí, ella era una niña.
T: Y tú Claudia, antes de morir tu cuerpo, ¿dónde vivías?
P: En el campo.
Esta es una confusión típica de las almas perdidas, que creen que la
persona dueña del cuerpo necesita su compañía o protección. No
logran entender que entraron sin permiso al campo vibratorio,
alojándose de parte de él, y chupando energía, e influyendo en la
personalidad del poseso, y viviendo una realidad que no es,
causando un daño que no pueden darse cuenta. Entonces,
nuevamente explico la situación, con calma, y amistosamente.
Somos intrínsecamente buenos, todos, y al darnos cuenta que es
natural ser así, podemos cambiar la actitud y dar un giro a lo que
sucede. Como siempre digo, la entidad se convierte en nuestro
paciente, y una vez que se libera sana todo el entorno.
P: Sí.
P: Sí sabía.
P: Sí sabía.
P: Sí.
P: Sí, de un hombre.
T: Sí, pero no es su tiempo, ella tiene una vida por delante. Ya llegará
el momento en que le toque pasar al otro plano, pero ahora no le
corresponde.
P: No, sí quiere.
T: Pero por algo ella está aquí y vino para acá a consultar conmigo,
justamente para que hiciéramos lo que hacemos. ¿Te quieres ir a la
Luz?
P: Soy yo misma.
T: ¿Pero no te habías ido?
P: Sí, mejor.
T: ¿Qué te sucede?
P: No entiendo.
P: No lo sé.
P: Tengo frío...
T: ¿Estás intranquilo?
P: Sí.
Esta frase «yo no estoy aquí para juzgar ni condenar, sino que mi
papel es ayudar, a ti y a todos» es mágica en el tratamiento de
entidades, cualquiera sea la naturaleza, condición o característica de
ella, porque saca de inmediato a esa alma perdida de la culpa por su
actuación pasada o presente, aumentando la confianza de ella, tan
necesaria para el trabajo, y logrando que desaparezcan barreras que
puedan obstaculizar o dificultar la labor. Es notorio como mejora la
comunicación cuando pronuncio esta frase.
P: No. (Susurra)
P: No. (susurra)
P: No.
T: Que esté sola, ¿verdad?, y que sufra, que lo pase mal. (Asiente
con la cabeza). Y qué otra cosa más la haces hacer tú, ¿quién hace
que se busque hombres, tú?
P: Yo.
P: Laura.
P: Sí.
P: Me pagaban.
P: Jejejeje, parece.
P: Sí.
P: Era blanca.
T: ¿Y tu pelo?
P: Colorín (pelirrojo).
P: Sí.
P: Sí.
P: Sí.
P: ¡Bien!
P: Sí.
T: ¿Y cómo lo haces?
P: Me gustan todos.
P: Sí.
P: O en el día.
T: ¿O en el día también?
P: Estaba triste.
P: Me olió.
P: No.
T: ¿Qué me dices?
P: No, ya lo tengo.
P: Mmm...
T: Yo te invito a que tú tomes conciencia de que tienes que irte,
tienes que dejar a Sandra, tienes que dejarla libre... Tienes que ir a
un lugar donde vas a ser recibida con amor, con cariño, y lo vas a
pasar bien.
P: Mmm...
P: Mmm, no.
P: Que la acompañe...
Aquí, dado que Laura manifiesta que necesita ayuda externa para ir
a la Luz, pido la asistencia de los ángeles para que ayuden en el
viaje al alma de Laura. De inmediato Laura dice que aparece uno
que tiene suficiente energía para llevarla a la Luz donde la esperan la
Madame y sus compañeras. Pero antes de ese paso, le pido al alma
de Laura que se despida de Sandra, y le pida perdón por todo lo que
influyó en la personalidad de Sandra, habiendo intervenido en el
quebrantamiento de su voluntad.
P: Sí.
En ese momento, el ángel que pidió Laura la acompaña a pasar a la
Luz. En la conversación posterior con la paciente contó algunos
aspectos que se tornaron muy importantes y que dan cuenta de la
toma de conciencia que tuvo con la terapia. Laura era una joven
prostituta estadounidense blanca y pelirroja, que murió, al igual que
la Madame y las compañeras, en un incendio. Un parroquiano
borracho y furioso por celos por alguna de las mujeres, cerró la casa
con todas adentro y le prendió fuego. Corría el año 1875. El alma de
Laura deambuló todos esos años hasta llegar a Sandra, cuando ella
tenía cinco años y estaba muy triste por castigos de sus padres. La
influencia de Laura comenzó a manifestarse prontamente, y Sandra
cuenta que comenzó a masturbarse a los seis años de edad. Desde
la mañana en la oficina comenzaba a actuar para concretar citas
inmediatamente después que saliera de la oficina, y normalmente
tenía una segunda cita unas tres horas después de la primera.
Odiaba su período menstrual, porque le impedía hacer lo
acostumbrado. Y muchas veces, una vez concluido el encuentro
sexual, se sentía tentada a cobrarle a sus ocasionales compañeros
sexuales. El colmo de la influencia de Laura para Sandra fue cuando
ella se tiñó el pelo pelirrojo. Como resultado de la terapia Sandra
dejó su adicción al sexo en forma inmediata. Pero, esta posesión por
Laura no explicaba su depresión, por la cual era tratada por su
siquiatra.
Hay una forma diferente para rastrear las entidades, que no sea
solamente a través de respuestas físicas como dejar caer los brazos,
o mover los dedos de las manos, en que actúa el subconsciente de
la persona. O el inconsciente. Como quiera el lector. Esta forma es
novedosa y hace que el paciente participe plenamente en la terapia,
en un estado de conciencia expandida, una vez que su cuerpo está
relajado y en un estado confortable. Para ello es necesario que
visualice su campo energético, su campo vibratorio, su aura. Esto
puede hacerse directamente pidiéndole al paciente que lo vea -
muchos pacientes lo logran de inmediato-, o realizando un ejercicio
de visualización del mismo. Para ello le pido que vea que desde lo
más alto del universo viene un haz de luz muy blanco, el haz de luz
más blanco que ha visto nunca, y que perciba, vea o sienta cómo
penetra por su coronilla, empezando a llenar de luz el cuerpo. Luego,
cuando está lleno de luz le pido que observe cómo la luz sale por
todos los orificios del cuerpo y por los poros, creando un campo de
luz blanca de 40 cm de espesor alrededor de todo el cuerpo. Una vez
que el paciente ve este campo luminoso le explico que es su propio
campo vibratorio, su aura. Ahí, le pido que lo mire con calma y una
vez que lo recorre entero le pido me indique si hay en él alguna
sombra, o alguna parte en que la luz no sea brillante, o que esté
tenue, o si ve como manchas en él. Estas sombras, manchas o falta
de luz indican la presencia de entidades. Entonces, le pido al
paciente que mire bien y me diga cuántas de estas ve y en qué parte
del cuerpo -asociado al campo vibratorio- están alojadas, y cómo se
afirman en él, cómo se agarran. Le pido que me indique si ven raíces
hacia adentro, o garras, o especies de puntas de lanzas, o anzuelos,
o alguna otra forma que le llame la atención. Por lo general los
pacientes ven cómo estas penetran los campos sutiles hacia el
cuerpo, llegando incluso a la médula espinal. Esta visualización hace
que la persona tome confianza y participe en el trabajo, porque se
produce una comprensión del fenómeno, un darse cuenta.
T: Quiero que me digas ahora dónde hay una sombra en ese campo
luminoso. Fíjate dónde hay una zona que está más oscura, a qué
altura de tu cuerpo, una zona que no está suficientemente luminosa,
no está suficientemente blanca.
T: ¿En el pecho?
P: Sí, ahí está más oscuro. Hacia abajo oscuro, pero no tanto.
P: Sí. hacia abajo hasta los muslos. Una mancha desde el cuello
hasta el pecho que es más oscura, y otra que está desde el
estómago a los muslos que es más clara.
T: Tú que estás ahí con Marcia, ¿estás hace tiempo con ella?
P: Sí.
P: No.
P: No sé.
Junto a ello les hago ver la Luz, que siempre aparece en algún lado y
preguntar por qué decidió no seguir o ir a la Luz.
T: ¿Estás confundida?
P: Sí (solloza)
T: Bueno, quiero que sepas que estoy aquí para ayudar, te voy a
contar algo..., fíjate tú estás en un cuerpo que no es el tuyo..., tú
tenías un propio cuerpo antes..., y ese cuerpo que tú tenías adivina
qué le pasó. ¿Qué crees tú que le pasó a ese cuerpo?
P: (Solloza) No sé.
P: Parece.
P: 24.
T: ¿Y cómo te llamabas?
P: Ya no quería vivir.
P: Era pobre.
T: Ingrid, y cuando entraste aquí donde Marcia, ¿qué edad tenía ella,
era chiquita?
P: Estaba llorando.
P: No lo sé.
T: ¿Qué le había pasado que lloraba?
Por eso, a los niños no se les debe pegar nunca, jamás. Ni siquiera
llamar la atención en forma agresiva. Cuando se es pequeño no se
sabe, no se tienen habilidades manuales, destrezas, ni menos
fuerza. Por lo tanto, los niños pueden destruir lo que encuentran a su
alcance, y, a veces, ponen en peligro su integridad física por no
poder dimensionar los peligros a los que se someten. Por ello, el
castigar a los niños por asuntos como eso hace que inmediatamente
se destruyan sus defensas energéticas. Es más, para el niño el
castigo de los padres es considerado como una traición, porque
aquellos que tienen la tarea de cuidarlo, guiarlo y protegerlo en la
entrada al mundo hacen justamente lo contrario, lo que se suponía
que era de lo que lo cuidarían, del daño. Nada hay más doloroso
para un niño que el castigo paterno. Y, es frecuente, que un niño
golpeado pierda un trozo de su alma en ese instante, perdiendo con
ello su energía, y posibilitando la entrada de almas posesoras.
La pérdida de la energía puede llegar a ser tan importante que
después en la vida restante siempre le falte para acometer las
labores que la vida le tiene asignada, sobreviviendo las frustraciones,
desencantos, desencuentros y derrotas. Idealmente, hay que hacer
una regresión al paciente a ese punto, a aquel en que sufrió el
trauma. Es necesario recuperar la energía, recuperar el trozo de
Alma, y sanar el trauma.
P: Por el cuello
P: (Solloza) No.
P: Sí, lo sé.
T: ¿Y se solucionó algo de lo que te pasaba antes?
P: No, nada.
T: ¿Qué hacías antes, antes de hacer eso que hiciste con tu cuerpo,
a qué te dedicabas?
P: De otra persona.
P: Nadie.
T: Ahora Ingrid quiero que me digas algo que es importante, ¿qué
cosa haces tú que haga Marcia? ¿A qué la induces?
P: Sí.
T: ¿Recuerdos tuyos?
P: Esos.
P: Sí.
P: Sí.
P: Sí.
P: Enojarse. Y llorar.
P: Es pena de ella.
P: No, no quiero.
P: No.
T: ¿Estabas embarazada?
P: Sí. (Llora)
T: ¿Abusaron contigo?
P: Sí. (Llora)
P: Sí (llora).
T: ¿Eras bonita?
P: Sí. (Llora)
T: Ingrid, ¿sabes por qué estamos juntos hoy día?, ¿se te ocurre por
qué?
P: No (solloza)
P: Sí.
P: No, no la vi.
T: Claro, ella se dio cuenta que esas penas, esos miedos, esas
ganas de suicidarse no eran de ella. ¿De quién son?
P: Son mías.
P: Sí.
P: No.
T: ¿Y qué le pasaba?
P: Por el ombligo.
T: ¿Y le pediste permiso?
P: No.
T: ¿Y dónde la encontraste?
P: En su casa.
Esta entidad se expresa mejor, con más confianza. Aun cuando dice
que está confundida y no sabe qué pasa. Le explico que su cuerpo
murió, y que ahora comparte el campo vibratorio de Marcia. Al
llevarla al momento en que murió su cuerpo relata:
P: Caí al agua.
T: ¿Un accidente?
P: Sí.
P: 10 años
P: Lolo.
P: Bueno.
T: ¿Eres un gato?
P: Sí.
T: Mira, mira hacia arriba. Ahí se abre una gran puerta, y se llena
este espacio de Luz. Esa es la puerta a la Luz. Ahí tienes que irte,
pero antes de pasar la puerta vas a llamar, por todos los universos, a
todas las Almas de tu mismo origen o de distinto origen, de tu misma
naturaleza o de distinta naturaleza, de tus mismas características o
de diferentes características, luminosos y no luminosas, y les vas a
decir que aprovechen de pasar por este portal que hemos abierto, un
portal hacia la Luz. ¿Estás llamando?
P: Sí.
T: ¿Están viviendo?
P: Sí.
T: ¿Muchas?
P: Cien.
T: Ah, ¡cien! ¿Y hay alguna que no quiera pasar o que tenga miedo
de pasar? Explícales que no teman, que van a recibir solamente
amor y compasión, para que pasen todos por la puerta. Sigue
llamando ¿Están pasando?
T: Explícale que lo va a pasar bien. Dile que en la Luz hay sólo amor
y compasión.
P: Ya.
T: ¿Pasó?
P: Sí.
A) Cansancio
B) Sueño persistente
E) Depresión
F) Hablar a solas
G) Problemas de memoria
I) Falta de concentración
Siempre que hay una adicción hay una posesión espiritual, al menos
esa es mi experiencia de 20 años. Para tratar una adicción hay que
sacar el alma posesora y trabajar a nivel físico lo que llamo la
memoria celular del cuerpo. Esto requiere cuidado, dedicación y
voluntad, y toma tiempo.
Las posesiones espirituales son muy comunes. Podrá el lector darse
cuenta en esta lista final de los síntomas que se pueden presentar y
con seguridad los podrá identificar en alguien conocido. La dificultad
radica en que es muy difícil identificarlos en uno mismo, porque eso
requiere de mucho autoconocimiento y de una dosis considerable de
valentía, amén de una férrea voluntad. Haga la prueba con la lista
anterior. Y vea qué sucede.
1. [Choro en el lenguaje popular chileno es una persona que se cree o dice ser valiente,
audaz, rompe esquemas, peleador, irreverente. Los delincuentes son choros.]↩
2. [Cabra, cabro, se usa en Chile para denotar a alguien joven o niño. Cabra chica indica
una doble condición de niñez e inocencia.]↩
El aborto
Los siguientes casos tienen que ver con la experiencia del aborto. Es
necesario que tengamos siempre presente que el Alma, lo que
somos de verdad, siempre viene a tener experiencias terrenales, y
encarna en un cuerpo. Esta encarnación se produce al momento de
la concepción. A partir de ese momento, en esas células que serán
nueve meses después un ser humano, ya hay una conciencia. El
cuerpo humano se forma de la unión de un espermio proveniente del
hombre, con el óvulo receptor de la mujer, y ese producto adquiere
las características genéticas de sus progenitores, transmitidas en el
ADN. Sin embargo, quienes somos de verdad está definido por el
Alma, que no muere nunca. Por eso, las religiones cristianas no
logran comprender, ni menos aceptar, que Jesús llegó a la vida
producto de la unión carnal de sus padres, y nada tiene que ver con
una concepción virginal, porque son dos planos diferentes, el físico,
que requirió la cópula de José y María, y la del nivel del Alma, que ya
era Jesús.
Dicho esto, podemos entonces comprender que el ser en gestación
tiene plena conciencia. Pero, debo decir además que cada Alma
viene a encarnar con plena voluntad, en uso y goce de su libre
albedrío, y sus padres han aceptado también que sea su hijo,
también en uso y goce de su libre albedrío; la concepción es un
asunto entre tres. Y ha venido, además, con un objetivo. Porque
cuando venimos a la vida no es un asunto casual, venimos con un
propósito, el propósito del Alma. Y ese no es más que aprender,
utilizando las experiencias de esa vida que se viene a vivir.
Una de las primeras experiencias fue muy reveladora, por todos los
aspectos que comprende, y que fueron un fuerte aprendizaje al
respecto. La paciente acudió a mí debido a que su vida no andaba
bien, y quería saber de dónde venían todas las dificultades que tenía.
No lograba llevar a buen puerto sus iniciativas, tenía relaciones
amorosas insatisfactorias, por no decir malas, su ánimo y fuerza
estaban muy disminuidos, pero sobre todo estaba muy triste, y no
lograba superar ese estado. Era una mujer bastante atractiva, de
cerca de 30 años, profesional independiente, soltera.
T: ¿A ver?
T: Cuenta
P: Sí, ella no me dejó vivir. Tenía muchas cosas que hacer en la vida,
me había preparado para muchas cosas, y no alcancé ni siquiera a
empezar. Por eso tengo rabia con ella, porque yo quería vivir.
T: ¿Y qué pasó?
P: Nada. Ella fue donde una mujer y se acabó todo, y yo quería vivir.
Tenía cosas que aprender.
T: ¿Y qué pasó?
P: Sí, que ande triste, y a veces con rabia. Y que no tenga energías,
ganas de hacer las cosas.
P: Sí, no me gusta que tenga ningún hombre. Se los corro todos. Ella
no se da cuenta, pero eso le pasa. Los hombres arrancan. Eso hago.
P: Sí, pero ella no me dejó vivir. Por eso que quiero que no lo pase
bien.
P: Sufrimiento de ella.
Por alguna razón sospeché que era un trabajo, vale decir, alguien
había hecho algo para que Rosa llegara donde la paciente.
T: ¿Quién te mandó?
P: Sí, es de Cecilia
T: ¿Y qué te pasa?
T: ¿Y cómo mueres?
P: Me aborta.
Rosa, un Alma abortada, fue tomada por alguna bruja o brujo por ahí,
y la esclavizó. No pudo ir a la Luz cuando fue el aborto, y fue tomada
cautiva, y amenazada para hacer lo que se le obligó. Cuando tomó
conciencia de lo que pasó pidió que la guiara a ir a la Luz, no sin
antes despedirse de Cecilia.
Un caso curioso
La primera de ellas era el Alma de una mujer que había muerto hacía
muchos años, en la pobreza, muy maltratada por los hombres, y con
varios niños a cuestas. Entonces, su sentimiento hacia los niños era
muy negativo. Estaba desde hacía muchos años con Alicia, desde
pequeña, sin que nadie, ni ella, se percatara. Hasta que, según
cuenta esta Alma perdida, Alicia, de juveniles 18 años, resulta
embarazada de su novio, de la misma edad. La verdad es que para
Alicia el embarazo y la futura maternidad se le venía como una gran
ola de un maremoto encima, ya que aún no terminaba el colegio,
tampoco el novio, y nada podía verse como muy promisorio para
ambos. Entonces, esta Alma, que llamaremos Elisa, comienza a
operar para que Alicia proceda a abortar a su guagua. Tanto que
Alicia recurre a su madre, y esta, plenamente de acuerdo, la lleva a
una clínica clandestina, donde realizan el procedimiento sin
dificultades. Al conversar con Elisa, ella cuenta las penurias de vivir
en la pobreza con un gran número de niños por alimentar, vestir,
calefaccionar, educar, y cuidar, por lo que obviamente comienza a
influir en el ánimo de Alicia apenas ella se da cuenta que está
embarazada.
Jaqueline
P: Sí, pero yo quería vivir. Tenía muchas ganas que ellos fueran mis
padres.
T: Ah, pero parece que ellos eran muy jóvenes y no estaban
preparados.
P: Estoy ahí con ellos. Acordamos que iba a venir, pero un ratito.
Solamente un poco. Era algo que ellos estaban haciendo por mí,
pero que a ellos no les iba a causar ningún problema. Yo tenía que
pasar por esa experiencia. Nunca los había visto antes a ellos, pero
ellos se prestaron para esto, para mi aprendizaje.
P: Que iba a venir un poquitito nada más y luego me iba a tener que
ir. Tenía que pasar por la experiencia de morir pronto. Pero no me
dijeron cómo. Nunca me dijeron que así.
P: No lo sé.
P: Soy una monja, en un convento. Soy la que dirijo todo. Hay otras
monjas. Y algunos niños, muy pequeños, en sus cunas.
Una cosa antes de terminar: a veces, el alma del hijo o hija que debe
venir a tener su experiencia acordada a nivel espiritual con los
padres influye en los acontecimientos terrenales, para propiciar el
que los padres se junten. Por ello, suceden muchas veces
encuentros llamados fortuitos o del azar, o desenlaces de situaciones
alambicadas en que finalmente los padres se pueden conocer y
juntar. Con eso se cumple el acuerdo que se suscribió en el plano
espiritual, en uso del sagrado derecho del libre albedrío.
Desposesión a distancia
Los comienzos
En el año 2006 llegó a mi consulta una señora, que llamaré Octavia,
a quien conocía porque era hermana de una amiga, y había venido
anteriormente para hacer algunas regresiones. Esta persona me
explicó que había sido paciente del Dr. Ronald Schulz en muchas
oportunidades, y me reveló una forma de trabajar que había hecho
con él, diferente a todo lo que yo conocía hasta ese tiempo, y que
era hacer limpiezas a distancia, o sea desposesión a distancia. Me
explicó la forma de hacerlo, y que era bastante simple: ella enviaba
un trozo de su conciencia a algún lugar y él dirigía el trabajo y ella lo
iba ejecutando. Me pidió que hiciéramos lo mismo. Al principio me
negué a hacerlo, fundamentalmente por pudor, ya que nunca había
sabido de esa forma de trabajar y ni siquiera había leído de ello. Ella
insistió, argumentando que era yo un hombre serio y que sabía lo
que hacía. Me volví a negar en varias ocasiones. Sin embargo, ella
insistió. Y accedí al fin. Este es el relato de esa primera experiencia.
Era el alma de una mujer joven, que llevaba muchos años anclada
en el lugar. La llamaré Elisa. Elisa era una estudiante universitaria, y
había muerto a fines de los años 70, como consecuencia de una
sobredosis de drogas que había consumido en una bacanal con
oficiales del ejército, quienes en plena dictadura militar tenían ese
departamento como lugar de fiestas clandestinas, en que los
excesos en el consumo de alcohol y de drogas, y las mujeres
jóvenes y guapas eran la constante para divertirse. A ese lugar,
contó Elisa, acudían oficiales de alta graduación. Elisa agregó que se
les había pasado la mano con la cantidad de droga que consumió en
la fiesta, y su organismo no resistió y murió. Vio su cuerpo sin vida, y
desesperada no quiso ir a ninguna parte. Posteriormente, sacaron el
cuerpo del lugar, y ella no supo más de él. Y permaneció en el lugar,
con mucha pena y rabia. Un alma en pena.
La técnica
Este comienzo alentador me permitió comenzar a explorar la
desposesión con los pacientes. El proceso es muy simple y cualquier
paciente puede hacerlo. No hay que ser ni vidente ni tener algún don
especial, es solamente cosa de ponerse a trabajar.
T: ¿Tienes nombre?
P: Me llamo Gustavo.
P: Sí, y lo acompaño.
P: Algunas cosas.
T: ¿Cómo así?
P: No.
T: ¿Tu compañero?
T: Mira Gustavo, te voy a contar algo, que veo que no sabes. Cuando
los cuerpos mueren, nosotros, lo que somos de verdad, nos vamos a
la Luz, a seguir nuestro camino espiritual. Ahí no hay juicios, nadie
enjuicia, y somos recibidos por muchos ángeles y seres de luz con
amor y compasión. Regeneramos nuestra energía, restañamos las
heridas, y gozamos de la paz de ese espacio.
P: Sí. Me explicó.
T: ¿Y?
T: ¿Qué es grave?
P: Que mientan tanto. Todos tienen que saber que no hay juicio, que
es una mentira. Tienen que saber. Esto deben saberlo todos, deben
saberlo. Es muy importante.
P: Sí.
P: Bueno. Gracias.
P: Isabel.
T: ¿Qué te pasó?
P: Murió. Me maté.
T: ¿Cómo te mataste?
T: ¿Cómo el pecho?
P: Sí, una entidad. Era un hombre que se había suicidado por penas
de amor, y me encontró y se metió dentro de mi aura. Y después
empezó a molestar hasta que logró que me suicidara.
T: Y tú has querido que Ramiro se suicide.
P: Sí, con pena. Por la polola que se fue. Y que ahora tiene otro.
T: Sí. así.
P: Bueno.
P: Bueno.
P: Sí.
T: ¿Y qué le haces hacer a Ramiro?
P: Esteban.
T: ¿Y te gustaba la polola?
P: Sí.
P: Bueno.
P: Ya, bueno.
T: ¿Tienes nombre?
P: Me llamo Roberto.
P: Desde el lunes.
Estas cosas a las que se refiere esta entidad son justamente debido
a su actividad como terapeuta, con extrema facilidad para
liberaciones o desposesiones, tanto presencialmente como a
distancia, en las cuales es muy efectiva.
Estuvo así tres días seguidos. Recién el viernes pudo comer algo
más sólido.
T: Cuéntame
P: Sí.
T: Te pilló justo.
P: Sí, y me disparó.
T: ¿Quién te llamó?
T: Mira, ahora le voy a decir que envíe un rayo de luz a tu cuerpo. (Le
pido a Miguel que lo haga). ¿Lo sentiste?
P: Sí.
T: ¿Te moriste?
T: ¿Te quemó?
P: No.
P: Sí.
T: ¿Tienes nombre?
T: ¿Y qué haces?
P: No. Nada.
P: Sí, me gusta.
T: ¿Cómo no dejas?
P: No, no dejo que se acerquen. Hago que ella no sea atractiva, que
no atraiga a ningún hombre. Entonces, ni tratan de acercarse, se
van, se corren rápidamente. Y sigue sóla.
P: Sí, pero así no tiene problemas, nadie puede hacerle daño, nadie
puede abusar de ella.
T: ¿Tienes nombre?
P: Emilio.
T: ¿Cómo lo hiciste?
T: ¿Tienes nombre?
P: La hago que tenga angustia, que viva con angustia. Con el pecho
apretado. Ahí me gusta estar a mí.
P: Cuando ella tenía pena, porque estaba sola. A ella le dio mucha
pena. Tenía pena.
P: No, nada.
P: Podría ser...
P: Ya...
Al cabo de unos instantes comunica que ella le dice que quiere que
se vaya. Le pide perdón, y se despide de ella, y pronto pasa a la Luz.
Y procedimos entonces a trabajar con la cuarta entidad, la que
veíamos ubicada sobre la cabeza.
T: ¿Tienes nombre?
P: Gustavo.
P: Parece.
P: Se fueron contentos.
P: Entonces me voy.
P: Ramón.
P: No.
T: ¿Y quién te mandó?
P: Una mujer.
T: ¿Una mujer?
P: Sí, una mujer. Una que trabajaba con ella en el colegio. Ella.
Parece que no le gusta y quiere que le vaya mal. No entiendo
mucho, a mí solamente me dijeron lo que tengo que hacer, y si no lo
hago me van a castigar fuerte.
P: Bueno.
Recuerdo que nos llevó a una salita donde nos acomodamos todos
sus atentos estudiantes, cerró la puerta, bajó las luces, y utilizando
una serie de diapositivas comenzó a explicarnos en detalle los
síntomas y efectos de la abducción extraterrestre en los seres
humanos. Cuando acabó la exposición estaba demudado, anclado a
la silla. Atónito, estupefacto. Miles de cosas pasaban por mi cabeza,
a la velocidad del rayo, y comenzaba a tomar conciencia de muchas
cosas que habían sucedido en mi vida, y que la habían alterado
grandemente.
Vamos por partes, recordando lo que nos expuso José Luis esa tarde
en Las Verbenas, la hostería en la sierra de San Luis donde dictaba
el curso.
José Luis nos explicó en esa clase que lo que hacen estos seres es
experimentar con nosotros. Somos sometidos a toda serie de
procedimientos médico quirúrgicos. Nos estudian. Y eso hicieron
conmigo.
T: ¿Y dónde lo sientes?
T: ¿Cómo un embrión?
P: Son grises, tienen la piel gris, y son muy altos y flacos. Y los ojos
grandes y negros, y alargados hacia arriba, y como que no tienen
nariz.
P: ¡No!, no me gusta.
T: ¿Entonces?
P: Entonces ¿qué?
P: Me engañaron, sí me engañaron.
T: Bueno, es que ellos tomaron el «sí» que les diste para jugar como
consentimiento. Eso es parte del engaño.
P: Grande.
T: ¿Y dónde está?
T: ¿Y cómo está?
P: Ahí, abandonado.
P: Sí, si quiere.
P: Necesito ayuda.
T: ¿Estás en la nave?
P: Sí.
P: Sí.
P: Ya.
T: ¿Y qué sucede?
T: ¿O sea?
Gran parte del trabajo ya está hecho a esta altura. Solamente falta
averiguar por qué nunca pudo lidiar con esta realidad, por qué nunca
pudo hacerse consciente.
Reflexión
Bibliografía