individuo configura en el fondo sus propios temores—, en
tanto en cuanto tiene un importante potencial
desencadenante de la percepción de amenazas, aunque a su vez guarda un carácter interpersonal, es decir, muchas de las características situacionales son compartidas por una buena parte de los sujetos con trastorno ansioso. Las características de una determinada situación suelen determinar una incomodidad que, in crescendo, puede tomar unas proporciones tanto o más amenazantes; no siendo centrales en la significación simbólica, las particularidades que logran significarse sí determinan a menudo cuando no un disparo ansioso real y de elevada intensidad, un estado de alerta de alta o baja somatización.
CARACTERÍSTICA 4. EL PROPIO ESTADO MENTAL DEL
SUJETO
En muchas ocasiones es el estado psíquico del sujeto
el que propulsa la aparición de la reacción ansiosa; es decir, puede generarse una alteración como consecuencia de variables internas inconscientes y, por tanto, favorecerse rápidamente un disparo ansioso, sólo aprovechando el punto de «inestabilidad mental» existente. Muchas veces, estados de preocupación, confusión, intranquilidad, etc., favorecen con una auténtica «eficacia» la aparición de un disparo ansioso, cuando en condiciones «normales» no lo harían. En el caso opuesto, ¡cuántas veces uno mismo asiste, perplejo por la serenidad de que se goza, a situaciones en las que se preveía un disparo ansioso! Pues ese día uno mismo se halló «inexplicablemente» tranquilo. Concluyendo, hablar