Como elemento de verificación, el problema no está en
la alteración que la pregunta trampa produce, sino en el
trato que una vez ha venido se le otorgue. En efecto, si se desarrolla una secuencia agitativa a partir de ella, la propia mente que la genera cerciora que debe mantenerse la ansiedad, pues siguen surtiendo efecto las amenazas; por el contrario, si no hay respuesta, logra desactivarse o simplemente uno decide acallarla y consigue bloquearla, la verificación no se efectúa y, con ello, va perdiendo efecto y presencia. Este secreto de la ansiedad tiene, no obstante, una parte positiva. Cuando nos hallamos en el sector de las preguntas trampa, nos encontramos claramente en un contexto de verificación y, por tanto, de disminución o extinción del trastorno, así que puede ser interpretado positivamente como indicador de cambio.
2.10. Entonces, ¿muchas de las cosas que siento y me
digo son falsedades?
Debe reconocerse que el campo mental ansioso es un
hervidero de análisis fatalistas de la realidad, de valoraciones apresuradas, de juegos cognitivos de autocomprobación, de previsiones y anticipaciones negativas, de toma de decisiones urgentes e irracionales... En definitiva, nos hallamos ante una mente emocional llena de actividad neuronal dirigida siempre hacia la protección de la vida. En muchas ocasiones, la sensación de peligro opera sobre objetos, personas o situaciones a los que se les ha atribuido el papel simbólico de amenaza; en otras, como ya se expuso en el apartado «Mis diálogos (¿distorsionados?) con el mundo», se crean temores por