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La elaboración tiene una segunda fase. Luego del insight hay un camino que
va tratando de dar significado a nuestros afectos, poniendo nuestras
emociones en palabras. Pienso mis emociones. Es necesario recubrir esto de
palabras e integrarlo al yo. Para Klein el insight supone un momento de duelo.
El insight es la capacidad de aceptar la realidad psíquica, con sus impulsos de
amor y de odio dirigidos hacia un mismo objeto. El dolor depresivo es
necesario para el insight.
En primer lugar, los propios sistemas que se supone están en conflicto entre sí tienen
que estar separados. En segundo lugar, tiene que establecerse una diferenciación
relativamente estable entre la representación del sí mismo y la representación del
objeto (constancia), de tal manera que se experimente y la constelación interpersonal
triádica de la situación edípica. En tercer lugar, el individuo debe haber alcanzado un
nivel de desarrollo estructural que le permita utilizar la represión como el principal
mecanismo de defensa.
● El Yo es capaz de experimentar la intencionalidad primaria: la representación
de sí mismo es el responsable de los impulsos, acciones y sentimientos.
● La estrategia se basa en el develamiento de significados ocultos.
● El analista espera que el paciente se alíe a él para investigar esos significados
ocultos.
● Intervenciones del tipo interpretativo.
● La tarea del analista es apoyar al Yo en la aventura de enfrentarse a impulsos y
afectos arcaicos
3-Características esenciales de las patologías de déficit
Patología basada en el déficit: Se caracteriza por las fallas intrasistémicas, como una
estructura defectuosa del sí mismo la falla de constancia del objeto, la difusión de la
identidad, la escisión y la falta de capacidad para relacionarse emocionalmente con
los objetos, es decir que la propia evolución de la estructura del yo ha sido dañada.
● No existe una intencionalidad primaria; el yo ha sido dañado en un momento
donde su capacidad para expresarse a sí mismo como responsable, no ha sido
desarrollado todavía. Entonces, en el déficit contra lo que uno se defiende es
contra la angustia de fragmentación, es decir, contra la pérdida de la propia
sensación de identidad.
● El esfuerzo terapéutico no se dirige a revelar significados ocultos sino a ayudar
al yo a experimentar el significado mismo. No se trata de encontrar algo más,
sino de sentir que algo existe.
● El analista no puede esperar que el paciente acepte su invitación a investigar.
Esto se interpretaría como un ataque.
Tal vez sea Anna Freud quien más consistentemente ha insistido sobre la
limitación del psicoanálisis como procedimiento terapéutico. Reserva el
psicoanálisis para el conflicto neurótico propiamente dicho. Esto coincide con
una tendencia a preservar la calidad distintiva del psicoanálisis restringiéndolo
a la interpretación. La patología del desarrollo no responde a la interpretación.
Tanto los niños como los pacientes adultos permanecen relativamente
incapaces de alterar lo que ha pasado.
Lerner plantea que hay autores que hablan de estados fronterizos pero que no
está de acuerdo con este término ya que éste alude a cierta estabilidad, fijeza
y la patología fronteriza es fluctuante. Prefiere hablar de organizaciones
fronterizas ya que el término alude a un modo de funcionamiento
fronterizo que remite a situaciones centrales en la psicopatología, como
los déficits en la constitución yoica, que determinarán una modalidad de
organización psíquica determinada. Lo importante es tener en cuenta
como se defiende el yo. Muchas veces el paciente fronterizo usará
defensas más neuróticas y otras a defensas más cercanas a las
psicóticas, más ligadas a la problemática del déficit de estructura yoica.
Acerca de la técnica: estos pacientes nos llevan a realizar cambios dentro del
campo psicoanalítico. Estamos en un momento de la práctica psicoanalítica en
que los pacientes nos piden no solo que los ayudemos a levantar sus
represiones para que surja aquello que estaba sepultado. Las llamadas
“nuevas patologías”, entre las que se encuentran los fronterizos, nos enfrentan
con deslizamiento técnicos. Estos pacientes nos demandan ayuda para la
creación de lo que nunca estuvo; nos piden que en lugar de reeditar en la
transferencia, editemos. El trabajo psicoanalítico se realiza en el encuentro
intersubjetivo donde se recrea o crea lo que fue conflictivo o lo que no
hubo, lo que faltó. Con el paciente fronterizo el analista se enfrenta a un
yo fragmentado y debe apuntar a un trabajo de integración.