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Una interpretación personal de la psicoterapia analítica de Freud. Gerardo Oziel Pérez A.

17 de septiembre del 2021

He de suponer diversas dificultades en el proceso del análisis de un sujeto, creo bien hacer necesario un
encuadre que permita organizar nuestros esfuerzos y proporcionar un mejor proceso, poder ofrecer algo
sustancial implica una contratransferencia elaborada donde el análisis personal puede garantizar un tipo
de intervenciones diferentes de una analista que lo ha emprendido a uno que no lo ha hecho,
personalmente puedo decir que el análisis propio me ha orillado a mi observación de poder criticar mis
deseos y el papel que juegan en mis desempeño general.

Otro factor importante es la teoría y técnica de la terapia analítica que implica poder respetar ciertas
cuestiones, una de ellas la libre asociación, aunque criticada, puedo percibir el espíritu e intención de la
palabra. Durante los pacientes que he comenzado a escuchar más activamente puedo decir que las
asociaciones que no han sido elaboradas les continúan generando síntomas, al poder escuchar sus enlaces
doy cuenta de los conflictos que generan en su enfermedad, estos se pueden observar asociados con dudas
e incertidumbres. Creo en lo personal que una de las dificultades que suponen las intervenciones es el no
sugerir (en el amplio de sentido de lo que el concepto de sugestión abarca), sino más bien asistirle en
reflejar sus construcciones, sus deseos, sus resistencias, en ocasiones la tarea institucional no permitirá
completamente una terapia analítica legitima, pero la consulta privada si podrá rescatar aspectos
necesarios para el análisis.

Resulta comprensible que un análisis sea interminable, debido a la magnitud de cuestiones que implican
vivir, por decir complejidades del ser, tales que aun requieran estudiarse; siempre habrá preguntas sin
resolver, puede ser que algunos se conformen con la capacidad de funcionar en las diversas áreas de
acción del sujeto sin un análisis propio. Creo que un análisis no implica siempre una curación total,
aunque puede serlo a un nivel adaptativo, tal implica que el síntoma pueda ser manejable, comprendido
en sus empujes, tratando de dar al sujeto una capacidad para lograr aspectos necesarios para él mismo,
aspectos que también el análisis redescubre. Puedo suponer con delicada certeza que no puede aspirarse
a quitarse completamente el displacer debido incluso a la complejidad fisiología y social, esto contiene
una gran cantidad de aristas como la forma en que el sujeto obtiene placer, como se desplaza el sujeto en
su propia evolución, la forma en que se acomoda en la vida, la ganancia secundaria de un síntoma, la
sexualidad, amor, etcétera… Cuestiones diversas que no han sido elaboradas por quien consulta, pero
tampoco, me atrevo a decir, tarde o temprano por otros en su totalidad, no todo se ha dicho.
Una posición que se puede adoptar por error es jugar un papel sugestivo, es decir sugerir, también creo
que es imposible no lograr ciertas direcciones en el paciente desde el psicoanálisis, aunque sea en menor
grado. Pero también el método psicoanalítico sugiere que el sujeto supuesto saber es el mismo paciente,
dado que el mismo busca en sus interiores sus procesos dinámicos, en sus elaboraciones intelectuales,
donde el analista en el mejor de los casos solo ayuda reflejar en un enramado de palabras, ideas y
conceptos. Es el sujeto mismo que mediante sus propias palabras se configura en su propia existencia,
en un cogito cartesiano (1), la palabra configura su cuerpo, sus relaciones con los objetos, los juicios que
imprime en su realidad, de los significados que tiene de las cosas y de los afectos que se mueven en estas
apreciaciones de su psiquismo.

La terapia psicoanalítica viene a generar una revolución general en el pensamiento, dado que cuestiona
una jerarquía de prioridades y valores individuales que en cada sujeto condicionan, el paciente destaca
una amplia gama de intereses y al mismo tiempo una tentativa de cura original y significativa. Un sujeto
singular, que se plantea la alternativa de una mejoría, la diversidad de las cuestiones de consulta sugerirá
diferentes demandas, algunos acuden con una pregunta que ellos mismos ha de contestarse, lo que el
analista puede ofrecer es una revolución de ideas, un reflejo de actos que solo surgen del mismo paciente,
un sujeto del supuesto saber dónde la individualidad y la originalidad de sus ocurrencias ( y otras
manifestaciones) le sugieren un armazón que implican sus síntomas, al menos en diversas neurosis.
Dirigir el curso de las asociaciones del paciente puede ser una ardua tarea ya que sería necesario calibrar
el curso de estas para evitar una intervención silvestre(2) o inoportuna, esto es que las intervenciones
pueden tener lugar una vez que el sujeto se acerca a su propia solución significativa, Freud en La
iniciación al tratamiento dice: “Todavía en estadios más avanzados del tratamiento hemos de procurar
no comunicar al paciente la solución de un síntoma o la traducción de un deseo hasta que comprendamos
que ya está próximo a encontrarla por sí mismo”. (1913, p. 1672). Una vez que el sujeto se ha
aproximado a su propia necesidad y suficientemente justificada por él mismo podrá decidir que algo
diferente suceda. Podría ser un juego entre dirigir y no dirigir, es decir que una intervención será más
significativa cuando el paciente encuentre significado en sus propias construcciones, si es del orden de
la neurosis una pregunta del paciente podrá sugerir el camino de la cura.

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(1)Rene Descartes en su “cogito ergo sum”, “pienso luego existo”.

(2) Psicoanálisis silvestre es un concepto que denomina Freud para explicar las intervenciones que aún no son
aproximadas o significativas en la realidad del sujeto, explicado en su texto “Psicoanálisis silvestre” (1910).
Freud propone en su título Sobre psicoterapia: “la traducción a la consciencia del material inconsciente
dado en la vida anímica del enfermo tiene que corregir su desviación de lo normal y destruir la coerción
que pesa sobre su vida psíquica”. (1904[1905], p. 1012).Lo anterior sugiere que una corrección de
representaciones ha de ser implantada de forma que no genere síntomas o malestar en un constructo
intelectual de pensamientos. El papel de la resistencia en psicoterapia impedirá al sujeto la finalidad
perseguida ya que lo dota de displacer, entonces resiste la intervención. El papel del displacer no podrá
ayudar en el proceso a menos que se presente alguna elaboración intelectual que le permita bajar las
defensas o justificarse para abrirse para conectar su propio psiquismo, el hecho de ayudar como analista
a reflexionar sobre el displacer que causa determinada situación podrá generar la duda en el paciente
sobre direccionar nuevamente sus organizaciones. El grado intelectual, la cultura, la educación, una
capacidad de adaptación, podrán ser factores para que el sujeto sea más analizable que otro, incluso, en
sujetos que no se analizan estos mismos factores habrán de ayudarles más o menos a que realicen
constructos que no generen síntomas o que no afecten la funcionalidad del sujeto. Entonces la cuestión
será la aparición de síntomas que incomodan e incapacitan al sujeto, podría señalar que dentro de los
síntomas que un analizante presenta se esconden grandes enseñanzas para el sujeto mismo, en Recuerdo,
repetición y elaboración Freud observa que: “La iniciación al tratamiento trae ya consigo una
modificación de la actitud consiente del enfermo ante su enfermedad. Generalmente, se ha limitado a
dolerse de ella y a despreciarla, sin estimar debidamente su importancia”. (1914, p. 1686). Una hipótesis
que me surge es que el síntoma sugiere una conexión con un objeto erotizado, uno de los problema es la
ambivalencia que puede generar la transacción intelectual del placer que le da el objeto pero también lo
este le implica de malestar. Frecuentemente se da este tipo de transacción libidinal, pero a manera de
ejemplo se puede analizar lo que se juega en las construcciones a favor de un objeto y en contra del
mismo, la relación incompatible entre un objeto y otro. Es de esperar que este aspecto que no se tramita
favorezca variedades de síntomas, pero estoy de acuerdo con la idea que el síntoma también es una
necesidad. La complejidad de los impulsos naturales pueden perseguir tendencias opuestas lo que ponen
en conflicto al sujeto, son elaboraciones que no han sido construidas, elaboraciones que le afectan. La
confrontación de fuerzas opuestas que ponen en juego la cura y el síntoma son las representaciones que
se ponen al servicio de una intervención, los principios de placer y de realidad estructuraran una duda
más o menos neurótica. La instancia represora parece ser que es la que pone una sugerencia insistente en
el juego de los valores personales donde aquí se sacrifican unos por otros en las dudas del analizante,
pero no es sino con ayuda del analista que las cosas pueden avanzar, antes de comunicar los reflejos de
sus deseos o las traducciones sintomáticas la transferencia ha de ser lo suficientemente sólida para que
sea recibida de manera sonora y significativa de tal forma que la resistencia pueda ser debilitada. El
contacto con lo reprimido frecuentemente sugiere ser algo condenable o vergonzoso, pero se requiere
una reconciliación con la parte oscura y desconocida, ahí donde los síntomas tienen una relación con la
represión dando paso a la observación consciente. Gran parte del vencer las resistencias consiste en
establecer que la transferencia permita poco a poco que el paciente deposite sus materiales, reflejárselos
de la mejor manera posible, ya antes mencione abogar por el proceso de análisis del analista como una
forma de ver lo que de otra forma no seria observado.

Freud propone en El porvenir de la terapia psicoanalítica, traducción de Ballesteros (Titulo también


llamado las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica) el termino de: Satisfacciones sustitutivas
deformadas de los instintos (1910, p. 1568), conceptos que me indican que el sujeto no accede a sus
legítimos deseos, más bien sustituye por otros más “aceptables”, cuestión neurótica de como la represión
sugiere ocultar algo, así que Freud continua en el mismo texto: “La existencia de las psiconeurosis reposa
en esta deformación y este desconocimiento” (1910, p. 1568). Es decir que esta sustitución falsa y que
reprimida no encuentra la satisfacción del instinto por la vía deseada, toma otro camino produciendo un
síntoma. En la medida que el análisis avanza, el síntoma es analizado donde poco a poco se puede
observar las relaciones con las cosas u objetos, estas interacciones que una vez que sean reconocidas, el
sujeto podrá adquirir mayor manejo del aspecto funcional o adaptativo. Parece ser que el análisis en
algunos casos orilla a observarse de forma que el sujeto no tenga otra opción que la cura, entonces la
persona podrá apreciarse de otro modo. Freud en el porvenir de la terapia psicoanalítica indica una
especie de traducción de los síntomas: “…-su exagerada ternura angustiada, destinada a encubrir su
odio; su agorafobia que delata su ambición defraudada; su actos obsesivos, que representan reproches
y medidas de seguridad contra sus propios propósitos malignos” (1910, p1568). Esto es que una especie
de conocimiento de las motivaciones más profundas, de una desnudez en las verdades, que una vez con
ellas, podrá decidir en su abanico de posibilidades y reflexionar sobre esto. Un término coloquial sugiere
que “esto no se acaba hasta que se acaba” y me permito suponer que las vicisitudes de la vida cotidiana
demandan diversos aspectos, tensiones, reflexiones que podrán cargarle de síntomas a más de un sujeto,
tal vez uno de estos aspectos, me atrevo a decir es la influencia de un marcado moralismo que raya en
condiciones represivas, incluso que puede sugerir atentar contra un proceso natural como la sexualidad.
Creo que la búsqueda de la verdad en todos los sentidos implica conocer las causas y los efectos,
comprender o acercarse a las diversas ramas del saber, ¿Cuál es es la verdad sobre algún tema? Reitero
que aún hay cosas que no se abordan por completo, pero cierto es que algún nivel de cultura o sentido
común puede dotar a los sujetos a tener más o menos alternativas ante algún problema, pero esto es que
los sujetos adquieran una comprensión, en el mejor de los casos de sí mismos y/o de los fenómenos que
lo atañen, por ejemplo en las ramas de la comprensión como las ciencias naturales, la sociología o la
filosofía. Freud en El porvenir de la terapia psicoanalítica explica: “Las neurosis poseen su función
biológica, como dispositivos protectores, y su justificación social, su ventaja, no es siempre puramente
subjetiva” (1910, p.1569). En los sujetos la comprensión de sus razones, síntomas, interacciones, puede
(solo como alternativa) implicar que se interese más o menos en algún tema de la vida, un nivel simple
de este interés se mantiene flotante cuando el paciente acude a su análisis.

Si podemos concebir como lo propone Freud en Los caminos de la terapia psicoanalítica: “Los síntomas
y manifestaciones patológicas del enfermo son, como todas sus actividades anímicas, de naturaleza
compuesta. Los elementos de esta composición son|, en último término, motivos o impulsos instintivos”
(1918-[1919], p. 2457). Esto sugiere que el mismo sujeto desconoce por naturaleza sus motivaciones,
por ello la importancia que el paciente conozca la relación entre sus deseos y sus síntomas como una
manifestación original y necesaria que habrá de procurarle una cura, un reconocimiento real y verdadero
que no implique una falsa sustitución, en el mismo texto de Los caminos de la psicoterapia analítica:
“recordareis que lo que hizo enfermar al sujeto fue una privación, y que sus síntomas constituyen para él
una satisfacción sustitutiva”. (Freud, 1918-[1919], p.2459). Al extraer una representación más o menos
inconsciente el sujeto podrá configurarse de manera distinta, no exiliando el instinto, si no mantenerlo
como un asistente que le procure una dirección sea de aceptación, de cambio, de renuncia u otras. De
igual forma Freud en Los caminos de la psicoterapia analítica: “cuando conseguimos descomponer un
síntoma, separar un impulso instintivo de la totalidad en que se hallaba incluido, no permanece aislado,
sino que se incluye en seguida en otra nueva totalidad” (1918-[1919], p 2458).

Es comprensible que la represión tenga un papel importante para la integridad del sujeto pues es la que
puede mantener en primera línea a salvo de situaciones que ponen en riesgo su vida, el sujeto entonces
se entregaría al placer sin límites, pero la represión tiene lugar gracias al súper yo que mediante un
principio de realidad más o menos estructurado detiene este material psíquico y también en consecuencia
el acto. La terapia psicoanalítica procura un reflejo del interior del sujeto, ante una demanda de un
síntoma, el conocimiento de la naturaleza de los procesos psíquicos podrá reducir algunos problemas. En
análisis terminable e interminable Freud expone que: “Sabemos que el primer paso para obtener dominio
intelectual de lo que nos rodea es descubrir las generalizaciones, reglas y leyes que ponen orden al caos.
Al hacer esto simplificamos el mundo de los fenómenos” (1937, p. 3347). Si el sujeto analiza su verdad
personal, pero si no está en sintonía con elaboraciones que le mantenga libre, engendrara diversas
vacilaciones cargadas de afecto, digamos angustia o melancolía que cargaran de excitación al aparato
psíquico, entonces la represión eliminara la verdad y con ella parte de la realidad, este material borrado
u olvidado surge en el análisis, como dice Freud en Análisis terminable e interminable: “…necesitamos
hacer consiente algo del ello; en el otro queremos corregir algo del yo…”,“El papel del psicoanálisis es
lograr las condiciones psicológicas mejores posibles para las funciones del yo; con esto ha cumplido su
tarea.” (1937, p. 3354 y 3362). Con estas dos ideas anteriores retomo lo ya mencionado sobre que tal vez
sea imposible una “cura” completa pero podemos favorecer más o menos un grado de funcionalidad al
analizante.
Referencias
- Freud, Sigmund (1913). La iniciación al tratamiento. Obras completas. (Vol. 12). Buenos Aires:
Biblioteca Nueva, Siglo XXI Editores.
- Freud, Sigmund (1904[1905]). Sobre psicoterapia. Obras completas. (Vol. 7). Buenos Aires:
Biblioteca Nueva, Siglo XXI Editores.
- Freud, Sigmund (1914). Recuerdo, repetición y elaboración. Obras completas. (Vol. 12). Buenos
Aires: Biblioteca Nueva, Siglo XXI Editores.
- Freud, Sigmund (1910). El porvenir de la terapia psicoanalítica. Obras completas. (Vol. 12).
Buenos Aires: Biblioteca Nueva, Siglo XXI Editores.
- Freud, Sigmund (1918 [919]). Los caminos de la terapia psicoanalítica. Obras completas. (Vol.
18). Buenos Aires: Biblioteca Nueva, Siglo XXI Editores.
- Freud, Sigmund (1937). En análisis terminable e interminable. Obras completas. (Vol. 18).
Buenos Aires: Biblioteca Nueva, Siglo XXI Editores.

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