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Sentencia Marbury vs.

Madison
Introducción
La Sentencia Marbury vs. Madison es fundacional del concepto de supremacía
constitucional como derecho de los jueces a revisar la compatibilidad entre las normas y
la Carta Sustantiva. Fue expedida en 1803 por el juez John Marshall en calidad de Juez
Presidente del Tribunal Supremo de los Estados Unidos de América, actuando como
juez ponente.
De dicha sentencia se analizan a continuación los puntos requeridos, a saber:
1) Hechos que dieron origen al caso
El presidente-saliente de Estados Unidos, John Adams, el 2 de marzo de 1801,
un día antes del traspaso de mando al presidente electo, Thomas Jefferson,
propuso al Congreso la creación de juzgados de paz para el Distrito de
Columbia, Washington, siendo aprobada. Adams designó entonces 42 jueces,
ratificados por el Senado. Febrilmente, Adams notificó a todos los funcionarios
designados que pudo, sin completar la totalidad.
El Secretario de Estado designado por el presidente Jefferson, James Madison,
fue instruido para que retuviera los nombramientos de jueces
que no pudo entregar Adams.
William Marbury solicitó al Secretario de Estado que le enviara su
nombramiento como juez, pues éste ya estaba firmado y sellado por el
presidente Adams (saliente). Madison no contestó.
Marbury, junto a Dennis Ramsay, Robert Townsend Hooe y William Harper
solicitaron al Tribunal Supremo, directamente e invocando su “competencia
originaria”, que ordenara a Madison, a través de un writ of mandamus, que los
pusiera efectivamente en funciones.
2) Norma que otorga competencia a los jueces del caso.
De acuerdo a la definición de la Escuela de Leyes de Cornell, un mandamus es
una petición presentada a un tribunal de distrito para que emita una orden que
obligue a un funcionario de los Estados Unidos de América a cumplir un deber
(https://www.law.cornell.edu/wex/mandamus#:~:text=A%20(writ%20of)
%20mandamus%20is,See%20e.g.%20Cheney%20v.).
La Corte Suprema se declaró incompetente en el caso de referencia.
3) Normas legales aplicadas para la solución.
- Ley del Poder Judicial de 1801 (Judiciary Act ), que creaba los Tribunales de
Circuito (juzgados de paz) y otros órganos judiciales. La ley fue derogada en
1802.
- Constitución de los Estados Unidos (artículo 2, secciones 2 y 3, que facultan
al Presidente a designar funcionarios públicos y a cubrir vacantes ocurridas
durante receso del Senado).
4) Dispositivo. El formato carece de dispositivo en el sentido formal-estructural de
las sentencias conocidas en nuestro ordenamiento.
- En su parte final la sentencia comentada, al rechazar la petición del
demandante, dispone: “cúmplase”. Es un mandato directo.
- Varias cuestiones subyacen en la sentencia con calidad de imperativos
morales, particularmente las interpretaciones atinentes a los derechos de las
partes, la competencia de la corte y la posición suprema de la Constitución
frente a la ley.
5) Alcance de las sentencia: para las partes, para terceros.

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Para terceros
Con validez erga omnes: la sentencia identifica como principio tres cuestiones
básicas: a) que la Constitución es una norma de obligatorio cumplimiento para
todos los poderes públicos;
b) que toda ley contraria (repugnante) a la Constitución es nula y
c) que la Constitución, en ciertos casos, debe ser interpretada y analizado su
contenido por parte de los jueces (o “derecho concurrente para desentrañar la
Constitución”) (Wood, 2009).
Para las partes
a) Para los órganos políticos, Presidente y Secretario de Estado (y por
tanto, con validez general). La sentencia asume como razón accesoria que
los funcionarios designados por el Presidente de Estados Unidos, cuando
actúan en el ejercicio de poderes discrecionales del Ejecutivo y son meros
instrumentos de su voluntad, entonces escapan a la jurisdicción de la Corte
para ejercer control sobre su conducta. Esta interpretación no ha sido
constante en el ordenamiento estadounidense y abre la discusión acerca de
las llamadas cuestiones políticas: en este caso, si bien la sentencia consagra
la atribución judicial para revisar la constitucionalidad de la ley, la
afirmación es matizada por el reconocimiento de que en modo alguno es
aceptable a los jueces comportarse como supervisores del ámbito
discrecional en el que los poderes constituidos ejercen sus funciones
(afirmando, textualmente: “El deber de la Corte es, únicamente, decidir
acerca de los derechos de los individuos, y no indagar sobre cómo el
Ejecutivo y sus oficiales ejercen sus poderes discrecionales).
b) Para el Tribunal Supremo y las Cortes. Asunto de la competencia. En la
distribución de las atribuciones judiciales se ha determinado que el Tribunal
Supremo tiene jurisdicción de apelación sobre todos los casos no
relacionados con embajadores, ministros y cónsules o aquellos en los cuales
sea parte un Estado.
c) Para los impetrantes. Si bien su derecho fue reconocido, la Corte Suprema
se declaró incompetente para emitir un mandamus en sede originaria (no de
apelación), de manera que sus pretensiones no fueron protegidas por la
decisión aunque se reconozca que tenían derecho a ejercer la posición para la
que fueron regularmente designados.
6) Impacto de la sentencia en el sistema normativo norteamericano. Aunque la
judicial review existía antes del caso Marbury vs. Madison, el hecho de contar
con una Constitución escrita facilitó la posibilidad de precisar defectos
legislativos respecto de la “carta fundamental” (SOTO y HUBE, 2021). Es
posición radicalmente novedosa la concepción de supremacía constitucional, de
manera que los tribunales pueden controlar la constitucionalidad de las leyes.
Por eso, sentencias anteriores que revisaron actos de autoridad política (Ware vs.
Hylton, 1777, contra ley de Virginia que decretó confiscación de deudas), no
tuvieron ni la trascendencia ni la amplitud de Marbury vs. Madison. Tras la
decisión, las decisiones de la Corte Suprema de Estados Unidos se expidieron
por unanimidad. Se dice que los jueces dejaron de participar en actividades
político-partidistas. Otorgó a la Corte el estatus de revisor constitucional por
excelencia y permite a la misma revisar la compatibilidad constitucional de
normas y decisiones estatales, de funcionarios de la rama ejecutiva.

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7) Impacto histórico de la sentencia para el sistema de control judicial de la
norma en sentido amplio. Se atribuye a la sentencia la consagración del control
difuso de constitucionalidad. Al crear el sistema de judicial review y expandir la
teoría de la supremacía constitucional, la sentencia impacta el sistema tripartido
de Montesquieu y los sistemas de control constitucional en todo el mundo.
8) Si se puede identificar alguna influencia de tal impacto en el sistema
dominicano. La Constitución de 1844 determina que es nula toda ley contraria a
su “espíritu” o letra (art. 35) y que “ningún tribunal podrá aplicar una ley
inconstitucional…”.
9) Si se puede identificar alguna influencia de tal impacto en el sistema
dominicano. La Constitución de 1844 determina que es nula toda ley contraria a
su “espíritu” o letra (art. 35) y que “ningún tribunal podrá aplicar una ley
inconstitucional…”.
El control constitucional difuso imperó entre nosotros hasta la creación en 1924
del sistema dual o mixto de control constitucional (concentrado y difuso), que ha
permanecido hasta ahora, según la redacción de los artículos 184 y siguientes de
la Constitución de 2015.
La supremacía constitucional apareció con el juez Edward Coke, en 1610 y con
la disposición del art. 6 de la Constitución de Estados Unidos de América. Entre
nosotros arranca con el citado artículo 125 de la Constitución de 1844 y desde
entonces se ha mantenido presente en todas las constituciones dominicanas.
Conclusión
La sentencia Marbury… merece todo el crédito por la excelencia del criterio
jurisdiccional expuesto en su texto: consagrar la supremacía constitucional y otorgar a
los jueces el poder de controlar la constitucionalidad de las normas en un sistema u
ordenamiento democrático.
Ha recibido criticas, derivadas de la incongruencia entre el reconocimiento del derecho
de los impetrantes y el deber estatal de reconocerlo, a la vez que rechaza, con suficiente
base jurídica, carecer de competencia para conocer vía mandamus (que corresponde a
tribunales de circuito) y no de vía apelación el fondo de la cuestión debatida.
La influencia de la decisión es de extraordinaria importancia, tanto para el sistema
judicial norteamericano (instaurando un sistema de control difuso de la
constitucionalidad basado en el reconocimiento de la supremacía constitucional) como
para los países americanos, que consagraron los mismos principios en las cartas
sustantivas emitidas desde 1811 en adelante.
Bibliografía
ARAGON, Manuel. Constitución, democracia y control. Mexico: Instituto de
Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2002, pp. 90-91.
Marbury vs Madison. 1 Cranch (5 US) 137 (1803). Discusión, 11 de febrero de 1803,
resolución, 24 de febrero de 1803, votación: 5-0.
MORETA Castillo, Américo. La Constitución de San Cristóbal del 6 de noviembre de 1844.
Santo Domingo: Academia Dominicana de la Historia, Revista Clío núm. 165, 193-194
(193).
PEÑA, Marisol. Revisión judicial de la constitucionalidad de las leyes. En SOTO,
Sebastian y HUBE, Constanza. “Conceptos fundamentales para el debate

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constitucional”. Chile: Departamento de Derecho Público de la Universidad Católica
de Chile, 2011.
WOOD, Gordon. Empire of Liberty. A History of the Early Republic, 1789-1815.
New York, Oxford University Press, 2009, p. 445.

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