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La escuela, además de ser un centro de formación académica, constituye también un espacio afectivo desde el cual los niños/as y jóvenes se
forman como personas. En los primeros años de escolaridad y la etapa adolescente el sentirse parte de un todo, el percibir apoyo de los
docentes y de sus padres, el comprobar que se es valorado, involucra tanto a los alumnos como a los propios docentes, dado que profundiza y
fortalece el espíritu de pertenencia propiciando un ambiente apto para el desarrollo de ideas, acciones y actitudes. Pertenencia e identidad |
TichingLa identidad no surge de forma “espontánea”. Por el contrario, se trata de una construcción que los miembros de la comunidad realizan
a partir de la cultura que poseen, en un contexto social determinado y a partir de una participación comprometida. Dicha participación es un
vehículo para el desarrollo de sentimientos de pertenencia. Si bien no hay fórmulas únicas para lograr una adecuada creación de vínculos entre
los miembros de una institución educativa, habida cuenta de las diferencias personales, sí hay criterios basados en idearios que se consideran
básicos..Lo emocional como punto de partida motivacional
El factor emocional en este proceso de identificación y, dado el carácter de importancia en la construcción del espíritu de pertenencia, se
encuentra condicionado por múltiples variables. Algunas de ellas son la etapa escolar en la que se encuentran los alumnos/as, el contexto
familiar-social, el bagaje cultural…
Los primeros años de escolaridad se hallan atravesados por una gran carga emocional, mientras que durante la adolescencia más que
emocional es racional, pues se encuentra atravesada por intereses, motivaciones, integración en grupos heterogéneos, etc. propios de la
etapa.
La posibilidad de crear vínculos en la escuela desde la dimensión afectiva-emocional genera reconocimiento propio y de los otros. Esto implica
apego y adhesión al grupo de pertenencia, una variable indispensable que incide exponencialmente en el proceso educativo. Al identificarse
con otros, compartir roles, reconocer actitudes, el estudiante se vuelve capaz de identificarse él mismo, de adquirir una identidad
subjetivamente coherente y plausible.
Resulta pertinente reconocer que la autopercepción en los niños/as o jóvenes, que en su contexto educativo vivencia son signos y rasgos que
brindan identidad cultural a sus integrantes y constituye un punto de partida en la adhesión a su comunidad. Ellos son parte de esa comunidad
y, si se les brinda la posibilidad de participar e interactuar, pueden no solo pertenecer, sino también “ser referentes” en ese contexto.
Componentes y variables que influyen en la “valorización de sí mismo” y, en consecuencia, en la calidad de su proceso de aprendizaje.
La creación de un clima institucional favorable resulta central, pues incide en el comportamiento y en los resultados de los alumnos en su
proceso de formación. Desde esta perspectiva un auténtico desafío docente apunta al logro de una convivencia sustentada a través del
diálogo, el debate, el respeto, la reflexión… Aún en las diferencias y sin imponer mecánicamente, sino generando una opción válida al
internalizar vínculos de pertenencia e identidad.
Los siguientes cuadros dan cuenta, sintéticamente, de algunos componentes básicos esenciales en la construcción de la cultura organizacional
de la escuela y de su clima institucional.
El proponer estrategias pedagógico-didácticas que otorguen los elementos indispensables para construir categorías nocionales que
promuevan la convivencia cotidiana en la comunidad escolar respalda la posibilidad de alcanzar estas intenciones educativas.
Si bien no existen fórmulas únicas, pues cada institución en su contexto temporo-espacial-social es una unidad en la diversidad, hay enfoques,
criterios y requisitos que se consideran básicos para fomentar un clima institucional que permitan vivenciar una percepción positiva de la
comunidad.
Desde la dimensión institucional-pedagógica y entendiendo las mismas como ejes desde donde pensar la importancia de promover en la
institución escolar el “sentido y espíritu de pertenencia” se sugieren a continuación, sintéticamente, algunas actitudes, componentes y
variables que promueven vínculos relevantes que permiten abordar la problemática de fomento de un clima institucional favorable entre los
miembros de una comunidad educativa.
¿Qué valores fomentar para que los miembros de la comunidad educativa se consideren parte de ella?
Respeto por las iniciativas individuales.
Participación respetando las diferencias.
Autonomía personal.
Libertad con responsabilidad.
Práctica del trabajo común como eje enriquecedor en las relaciones interpersonales.
CALIGRAMA