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Entrega a los niños y a las niñas tarjetas con las caritas propuestas en el Anexo 1 (una determinada
carita por estudiante). Luego, pide que la observen y mediante gestos de la cara hagan la misma
expresión.
Solicita que se organicen en grupos de acuerdo con la carita recibida. Una vez formados los
grupos, pregúntales: ¿en qué situaciones manifiestan esa emoción?, ¿qué sienten cuando se
emocionan?, ¿existen emociones que solo pueden sentir las niñas y, otras, solo los niños?
DESARROLLO
Proporciona a los grupos los listones con las definiciones de las emociones (Anexo 2) y pide
que, previo acuerdo y práctica grupal, realicen la dramatización de una escena en la que se
evidencie la emoción que representa la carita que poseen.
Recomienda que trabajen con discreción y no comenten con los otros grupos la emoción que les
tocó dramatizar.
Dispón del tiempo adecuado para esta actividad y determina los minutos para la realización de la
dramatización (3 minutos). Cuando hayan terminado, motiva a que, de manera voluntaria, salgan
al frente a representar su escena.
Informa a la clase que, mientras cada grupo realiza su dramatización, los demás compañeros
deben identificar la emoción que están representando y mencionarla al término de ella. Luego,
un representante del grupo expositor leerá el texto del listón que conservan, a fin de confirmar si
los compañeros han acertado en la identificación de la emoción representada.
Genera la participación y el análisis a través de estas preguntas: ¿qué emociones hemos
representado?, ¿pueden describirlas?; ¿cuáles han sido difíciles de representar?, ¿por qué?;
¿existen emociones que solo sienten las niñas y, otras, solo los niños? Sobre la base de las
respuestas,
refuerza la
noción de lo
que significan
las emociones.
Para ello,
explica lo
siguiente:
Toma de decisiones
Reflexiona, junto con los estudiantes, sobre la importancia de reconocer lo que sentimos ante
determinada situación y, más aún, hacer que los demás lo sepan. Enfatiza en que expresar
nuestras emociones y hablar de cómo nos sentimos nos ayuda a pensar y actuar de la manera
adecuada; por ello, no nos debe dar vergüenza demostrarlas. Finaliza reforzando la idea de que no
existen emociones propias de mujeres y otras de varones, es decir, emociones que solo sienten las
niñas y, otras, solo los niños, sino que tanto varones como mujeres podemos sentir las mismas
emociones, por ejemplo, miedo ante una amenaza o peligro, o alegría ante una situación de
satisfacción. Lo importante es saber que, si compartimos nuestras emociones, sean las que sean,
nos sentiremos mejor y encontraremos ayuda en los demás.
A partir de lo reflexionado, orienta a los niños y a las niñas a asumir un compromiso personal con
relación al tema desarrollado en esta sesión, y registrarlo en su cuaderno
Promueve la metacognición mediante las siguientes preguntas: ¿qué hemos aprendido?, ¿pueden
reconocer y expresar sus emociones?; ¿es importante reconocer nuestras emociones?, ¿por qué?
Concluye comentando que las emociones son reacciones que no aparecen “porque sí” o “sin
razón” aparente, sino que están asociadas a situaciones concretas. Por ejemplo, cuando nos dan
un regalo, sentimos alegría; cuando tememos algún peligro o amenaza, sentimos miedo, etc.
Finaliza la sesión felicitando a todos por la actitud de respeto ante la expresión de sus propias
CIERRRE
A veces
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No