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SALA DE CASACIÓN CIVIL

Magistrado Ponente: CARLOS OBERTO VÉLEZ.


        

En el juicio por reconocimiento de propiedad sobre inmueble

intentado ante el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil,

Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Táchira,

con sede en la ciudad de San Cristóbal, por el ciudadano JOSÉ HERNÁNDEZ

DÍAZ, representado judicialmente por los profesionales del derecho Ana

Celis Rodríguez, Franquil Vicente Guerrero y Omar Zerpa Zerpa, contra la

ciudadana  ALIX ZORAIDA PINEDA MALDONADO , patrocinada por las

abogadas en ejercicio de su profesión Jenny Glicera Rangel y María

Gabriella Ramírez Sifontes; el Juzgado Superior Tercero en lo Civil,

Mercantil del Tránsito, del Trabajo, de Estabilidad Laboral y de “Menores”

de la misma Circunscripción Judicial, conociendo en competencia funcional

jerárquica vertical, en fecha 18 de noviembre de 2002, dictó sentencia

declarando con lugar el recurso procesal de apelación ejercido por la

demandada contra la sentencia del a quo que había declarado con lugar la

demanda; por vía de consecuencia revocó el fallo apelado, declaró sin lugar

la demanda y finalmente condenó al demandante al pago de las costas

procesales.
Contra la preindicada sentencia, el demandante anunció recurso de

casación, el cual fue admitido y formalizado. No hubo impugnación.

Concluida la sustanciación,  pasa la Sala a dictar su máxima decisión

procesal, bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la

suscribe, y lo cual hace previas las siguientes consideraciones:

DENUNCIA POR DEFECTO DE ACTIVIDAD

Con fundamento en el ordinal 1º del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción del artículo 243 ordinal

4º eiusdem, por estimar el recurrente que se incurrió en inmotivación por

silencio de pruebas.

A efectos de apoyar su delación el formalizante alega:


“...En el presente caso, la recurrida dice que llegó a la
conclusión que la demandada adquirió el inmueble antes de
casarse con el hoy recurrente, porque las pruebas demuestran
tal hecho.
Es obligación de impretermitible cumplimiento  según el
ordinal 4º del artículo 243 denunciado, que toda sentencia debe
contener los hechos que deben ser analizados por el Juzgador
para sostener su decisión.
La recurrida hace mención de las pruebas, para llegar a su
conclusión, pero omite el contenido de varias pruebas como
son: a) No hace mención del contenido de la autorización de
descuento por nómina que corre inserto a los folios 78 y 79,
omitiendo totalmente que hechos constituyen esa
autorización y b) De los recibidos emitidos por la
Comandancia General de la Policía del Estado Táchira, que
cursan a los folios 87 y siguientes, donde igualmente omite
los hechos contenidos en ellos.
La recurrida se limitó a expresar que todas las  pruebas
incluyendo las ya referidas demuestran que la demandada
adquirió el inmueble antes  de casarse, sin haberlas analizado,
incumpliendo así con su deber de motivar la sentencia en el
contenido de los hechos que contienen las pruebas, dado que
es su deber no omitirlas por cuanto la motivación del fallo
tiene como finalidad permitir el control de la legalidad, el
cual en el caso en especie se ve limitado y restringido, el
haber llegado a la conclusión sin la debida motivación...”.
 

         Acusa el formalizante que el juzgador  ad quem, aun cuando menciona

las pruebas aportadas a los autos, no realiza sobre ellas el debido análisis a

que estaba obligado a efectos de cumplir con el requisito de la motivación

del fallo.

Para decidir, la Sala observa:

         Es necesario puntualizar que la doctrina sobre el vicio de silencio de

prueba mantenía el criterio conforme al cual el juez debe realizar el examen

de la totalidad del material probatorio aportado por las partes y en caso de

incumplir con ese deber, su sentencia estaría viciada de inmotivación, por

omitir el análisis de algún elemento de probanza; esta infracción debía

denunciarse como defecto de actividad, con fundamento en el ordinal 1º del

artículo 313 del Código de Procedimiento Civil.

         Ahora bien, de un detenido y exhaustivo estudio realizado sobre las

actas acreditadas al expediente, en especial del escrito a través del cual el

formalizante consignó la denuncia, la Sala considera oportuno y necesario –

nuevamente- señalar que la doctrina relacionada con la técnica casacionista

para delatar el vicio del silencio de prueba fue abandonada, y la nueva

doctrina establecida al respecto, ha sido considerada pedagógicamente con

la intención de darle amplitud a los argumentos del criterio implantado,

encaminado a consolidar la verdadera maximización y conceptualización de

la ciencia del derecho, como fin perfeccionista de la reestructuración del


Sistema Judicial, por lo cual en decisión  de fecha 5 de abril de 2001,

sentencia Nº 62, expediente Nº 99-889, en el caso de Eudocia Rojas contra

Pacca Cumanacoa,  con ponencia del Magistrado que con tal carácter

suscribe ésta, puntualizó de manera detallada la evolución jurisprudencial y

doctrinaria sobre el llamado vicio de silencio de prueba, estableciendo entre

otras cosas que el mismo constituye un error de juzgamiento que debe

ser denunciado con apoyo y fundamento en la normativa que regula la

infracción de Ley  ratificando el nuevo criterio expresado en sentencia

del N° 204 de fecha 21 de junio de 2000, en el juicio seguido por

FARVENCA ACARIGUA C.A. contra FARMACIA CLAELY, C.A., expediente N°

99-597, estableciéndose a partir de esa data, que para que la Sala conozca

una denuncia de esta naturaleza, la misma deberá ser fundamentada como

infracción de ley, en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil.

         En este orden de ideas, es menester aclarar que la nueva

doctrina,  supra reseñada, debe ser aplicada al sub iudice , en virtud de que

la admisión del recurso de casación bajo análisis lo fue el 4 de diciembre de

2002, fecha evidentemente posterior a la sentencia que contiene el cambio


de jurisprudencia acotado.

En consecuencia, la presente denuncia al ser planteada bajo la

estructura de un defecto de actividad, se desestima, al igual que las

anteriores, por la falta de técnica. Así se decide.

DENUNCIAS POR INFRACCIÓN DE LEY

I
Con fundamento en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción de los artículos 12 y

509 eiusdem, por falta de aplicación.

Para apoyar su delación el formalizante alega:


“...En el presente caso, riela a los folios 23 y 24 copia
certificada mecanografiada del documento autenticado por
ante la Notaría Pública Primera de san (Sic) Cristóbal del
Estado Táchira, en fecha 2 de agosto del año 1.985 (Sic),
inserto bajo el Nº 48, tomo 84, el cual fue otorgado por la
demandada,  ALIX ZORAIDA PINEDA MALDONADO,
donde declaró el patrimonio personal para esa fecha, por
cuanto al siguiente día (03-08-1.985 (Sic)) contrajo
matrimonio con mi representado, en el  cual al numeral lo
dice: “Un apartamento  ubicado en el bloque 28, edificio
01, apartamento 02-03, tipo 4 D, Urbanización Pirineos II y
cuyas características son las siguientes: Este apartamento fue
adquirido el día 14 de enero de 1.977 (Sic), del cual he
cancelado la cantidad de bolívares 3.450,oo por concepto de
cuota inicial y 102 mensuales a razón de bolívares 408,95
para un total de bolívares 45.162,90...’. (folio 23 vto.,
renglones 37 al 43).
Al decidir la recurrida que este documento ‘no puede ser
valorado por no estar registrado ’ (folio 179 y subrayado
del formalizante), violó por falta de aplicación el artículo 12
del Código de Procedimiento Civil, por cuanto este dispositivo
obliga que el juez debe de decidir conforme a lo alegado y
probado en autos, y este documento forma parte del cúmulo
probatorio y por lo tanto tenía que ser analizado y no lo hizo.
El artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, le impone
al Juez la obligación de analizar y juzgar todas las pruebas,
que existan en el expediente y que la recurrida se excuso de
analizarlo y valorarlo por cuanto no estaba registrado.
Ese dispositivo no señala en cuanto a las reglas de valoración
de la prueba, sino que se circunscribe al deber del Juez de
analizar y juzgarlo, comparándolo y administrándolo con las
demás pruebas, lo cual no hizo, por no haberlo aplicado
cayendo en el vicio de silencio de prueba.
La alzada, debió analizar y valorar ese documento autenticado
suscrito por la demandada, relacionado con el inmueble
apartamento cuyo reconocimiento de copropiedad fue
accionado por mi mandante, siendo el mismo fundamental
para la decisión de la causa, debido a que en él consta que el
precitado apartamento lo había adquirido la demandada en
soltería, bajo la modalidad del contrato de compra-venta a
plazos y que no lo había terminado de cancelar al hoy
Instituto nacional (Sic) de la vivienda (INAVI).
La falta de aplicación de los artículos 12 y 509  del Código de
Procedimiento Civil, denunciados por falta d aplicación por
parte de la recurrida, por cuanto si bien es cierto, que se
mencionó el documento autenticado no fue analizado y por
ende valorado, argumentando la recurrida que no fue
registrado, lo cual no era óbice para dejar de hacerlo...”
(Mayúscula, negrilla y subrayado del transcrito).
 

Denuncia el recurrente que la alzada al dejar de analizar la copia

certificada del documento autenticado promovido por el demandante, el cual

contiene la declaración de patrimonio de la accionada, infringió por falta de

aplicación el contenido del artículo 12 del Código Adjetivo, ya que no

resolvió de conformidad con lo alegado y probado en autos y, por otra parte,

al no apreciar la prueba en comentario, adminiculándola con otras pruebas

insertas en el expediente, igualmente negó aplicación al artículo

509 eiusdem.

Por su parte, la recurrida en casación señaló, lo siguiente


“...De las pruebas producidas por el demandante, constitutivas de
Sentencia de Divorcio anexa al folio 5, el documento de
adquisición del inmueble, anexo al folio 14, lejos de
demostrar  los supuestos anteriormente
expuestos, solamente comprueban la disolución del
vínculo matrimonial y que el bien fue adquirido por la
demandada y en cuanto al documento autenticado de
declaración patrimonial no puede ser valorado por no estar
registrado...”.
 
 
 
 
Para decidir, la Sala observa:  

La doctrina de este Tribunal Supremo ha sido pacífica al señalar que

se configura el vicio de silencio de pruebas en aquellos supuestos en los

cuales el sentenciador deja de analizar una prueba producida oportuna y

legalmente en autos, conforme a los medios probatorios consagrados en

nuestra legislación claramente tipificados o por cualquier otro medio de

prueba atípico. Pero resulta pertinente ratificar que para que el jurisdicente

se encuentre obligado a analizar el medio de prueba de que se trate, es

necesario que la parte interesada en aprovecharse del mismo lo haga valer

expresamente, a fin de que el juez este enterado de su existencia y por ende

obligado a analizarlo como elemento probatorio.

En el sub iudice, de la lectura realizada sobre la recurrida, se constató

que efectivamente ella no analizó la referida copia certificada; pero del

estudio efectuado sobre la probanza en cuestión se determina que ella fue

consignada en oportunidad anterior a que se hubiese abierto el lapso

probatorio en el juicio, lo que relevaba al jurisdicente de la obligación de

valorarla. Es oportuno señalar que, además de los requisitos de forma, lugar


y tiempo, las probanzas promovidas deben ser legales, pertinentes y, sobre

todo, deben tener un objeto o finalidad, debe expresarse que hechos se

pretenden demostrar con ellas dentro de un proceso.

Cabe destacar que mediante diligencia de fecha 19/9/01, la cual riela

al folio 22 de la segunda pieza del expediente, textualmente se señala:


“...En horas de Despacho (Sic) del día de hoy Miércoles (Sic)
19 de Septiembre (Sic) del año 2001, se hizo presente en la
sede de este Tribunal el ciudadano  JOSÉ HERNANDO
DÍAZ, titular de la cédula de identidad Nº V- 3.795.421,asistido
por el Abogado (Sic) en ejercicio  FRANQUIL VICENTE
GUERRERO, titular de la cédula de identidad Nº V-9.225.949,
quien con el carácter que tiene acreditado en autos expuso:
’Consigo en dos folios útiles Copia (Sic) Certificada (Sic) de
la declaratoria hecha por la parte demandada en la presente
causa ciudadana ALIX ZORAIDA PINEDA MALDONADO ,
por ante la Notaría Pública Primera de San Cristóbal, Estado
Táchira, en fecha 2 de Agosto (Sic) del año 1985, autenticada
bajo el Nº 48, Tomo 84,...” Mayúscula y negrilla son del
transcrito).
 

         Se evidencia de la trascripción que la probanza delatada como

silenciada, no fue acreditada en autos con intención de evidenciar un hecho

en el iter procesal, vale decir, no se consignó como instrumento de prueba,


ya que el documento se acompañó con ocasión de solicitar el demandante

medida cautelar sobre el inmueble objeto de la controversia, con base a lo

cual considera esta Sala, que el demandado no se atuvo a la doctrina

imperante referente al acatamiento necesario y forzoso de los lapsos

establecidos para que tengan lugar los actos que constituyen el proceso,

lapsos a los cuales está sujeta la incorporación adecuada del material

probatorio, criterio recogido en sentencia Nº 0004 del 24/1/02, expediente

Nº 01-294, en la incidencia de oposición a la medida preventiva de embargo

surgida en el juicio de Luis Ramón Araujo Villegas contra Automóvil de

Korea C.A., fallo en el cual se estableció:  


“...Ahora bien, de conformidad con el artículo  7 del Código
de Procedimiento Civil, los actos deben realizarse en la
forma prevista en este Código y en leyes especiales. Esta
norma consagra el principio de legalidad de las formas
procesales, en aplicación del cual la estructura del proceso,
su secuencia y desarrollo está preestablecida en la ley, y no
es disponible por las partes o por el juez subvertir o modificar
el trámite ni las condiciones de modo, tiempo y lugar en que
deben practicarse los actos procesales. Por esa razón, la Sala
ha establecido de forma reiterada que  “...no es potestativo de
los tribunales subvertir las reglas legales con que el
legislador ha revestido la tramitación de los juicios, pues su
estricta observancia es materia íntimamente ligada al orden
público.
(...Omissis...)
Las formas procesales no son establecidas por capricho del
legislador, ni persiguen entorpecer el procedimiento en
detrimento de las partes. Por el contrario, una de sus
finalidades es garantizar el ejercicio del derecho de defensa y
un desarrollo eficaz del proceso.
Acorde con estas consideraciones, la Sala ha dejado sentado
que los actos procesales verificados fuera de la oportunidad
establecida en la ley son inexistentes y, por tanto, ineficaces.
En este sentido, entre otras, se pronunció mediante sentencia
Nº 363, de fecha 16 de noviembre de 2001, en el juicio de
Cedel Mercado de Capitales contra Microsoft Corporation,
expediente Nº 00-132, en la cual estableció:
‘...En efecto, dentro de un proceso como el nuestro,
informado por el principio de preclusión, donde flamean
altivamente los postulados del artículo 196 del Código de
Procedimiento Civil, cualquier acto que se lleve a cabo
fuera del ámbito temporal de validez establecido en la ley,
debe, necesariamente, ser rechazado.
Indudablemente, los actos procesales nada tienen que ver
con las loterías donde se gana o se pierde por
aproximación y, por ello tan extemporáneo resulta el
acto realizado antes del nacimiento del lapso respectivo
como el que se lleva a cabo después de agotado ese
lapso y, dentro de cada supuesto, tan intempestivo es el
acto cumplido con un mes de anticipación como el
verificado cinco minutos antes del nacimiento del lapso
respectivo y es igual de inoportuno el acto
materializado cinco  minutos después de vencida
la oportunidad de ley como el ejecutado con un mes de
posterioridad a ello ...”. (Resaltado del texto).
 

         Es así que para que nazca la obligación para el jurisdicente de

realizar el análisis de las pruebas incorporadas a los autos, es requisito que

las mismas hayan sido oportunamente aportadas, se haya señalado su objeto

y su valoración sea determinante en el dispositivo del fallo. Cuestiones

estas últimas omitidas por el recurrente.


         Tal como se desprende de la anterior transcripción de la recurrida,

el ad quem no realiza ningún tipo de análisis o valoración, sobre la

mencionada instrumental, pero con base a la doctrina invocada, no

representaba obligación para él hacerlo ya que, se repite, la misma no fue

promovida oportunamente.

         Por lo antes expuesto y en aplicación de la doctrina  ut

supra transcrita, la Sala concluye que el Juez Superior en su decisión, no

infringió por falta de aplicación los artículos 12 y 509 del Código de

Procedimiento Civil, al no analizar el documento en cuestión pues la misma

no fue promovido en forma legal. razón por la cual la presente delación es

improcedente. Así se decide.

II

Con fundamento en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción del artículo 164 del Código

Civil, por error de interpretación.

Para apoyar su delación el recurrente alega que:


“...La interpretación que la recurrida dio al artículo 164 del
Código Civil, que el bien fue adquirido por la demandada
antes de contraer matrimonio mediante un contrato de venta a
plazo, y que el saldo del precio no forma parte del pasivo
alguno de la sociedad que grave a la comunidad conyugal,
concluye que el bien no es de la comunidad, interpretando
que el mismo es propio de la ex cónyuge demandada.
Esa interpretación no está acorde con el artículo 164 del
Código Civil que dispone:
ARTÍCULO 164.- Se presume que pertenece a la
comunidad todos los bienes existente mientras no se
pruebe que son propios de alguno de los cónyuges.
La correcta interpretación de ese dispositivo consiste en que
el bien pertenece a la comunidad conyugal, y para que pueda
ser atribuido como propio a uno de los cónyuges, debe el que
se acredité (Sic) la propiedad demostrar fehacientemente que
lo adquirió totalmente antes del matrimonio, o si fue
excluido de la futura comunidad conyugal, por
consentimiento expreso del futuro contrayente, o el motivo
de adquisición fue por un acto jurídico posteriormente al
matrimonio establecido en el régimen patrimonial que lo
excluye la comunidad de gananciales.
El error de interpretación de la recurrida, existió en excluir
el apartamento de la comunidad conyugal, cuando esgrimió
que el saldo restante de precio existente para el momento en
que mi poderdante contrajo matrimonio no gravaba ningún
bien de la comunidad y por ende lo excluyó de ésta, a pesar
que ese saldo el precio fue cancelado a la vendedora Instituto
Nacional de la Vivienda (INAVI) durante la existencia de la
unión conyugal.
La infracción cometida por la alzada al atribuirle la absoluta
propiedad del apartamento a la demandada, acreditándoselo
como bien propio y por ende excluyéndolo de la comunidad,
fue determinante en el dispositivo del fallo, ya que de
haberlo interpretado correctamente hubiera declarado sin
lugar la apelación y confirmado la sentencia dictada por el
Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil
y de Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado
Táchira que declaró con lugar la demanda y por ende le
reconoció a mi representado el derecho de copropietario que
tiene el inmueble apartamento...”  Mayúscula y negrilla son
del transcrito).
 

Acusa el formalizante que por haber declarado la recurrida que el

bien  objeto del litigio pertenecía en la propiedad a la demandada, por

adquisición que ella hiciera antes de contraer matrimonio, infringió por

errónea interpretación del artículo 164 del Código Civil.

La recurrida, sobre el asunto, emitió el siguiente pronunciamiento:


“...A tal efecto, quien aquí juzga entra a analizar si debe
reconocerse la comunidad o si por en contrario, procede la
presunta desvirtuación (Sic) de la comunidad.
Del escudriñamiento de las actas procesales se observa que
efectivamente la demandada adquirió el inmueble objeto de
litigio desde el 14 de Enero (Sic) de 1977 y que contrae
matrimonio con el hoy demandante en fecha 03 de Agosto
(Sic) de 1985, es decir, aproximadamente 8 años y 6 meses
después, habiendo pagado en forma consecutiva la deuda
contraída como parte del precio de compra.
(...Omissis...)
En tal sentido se observa de la prueba documental anexa al
folio 77, que existe un contrato de venta a plazo con el Banco
Obrero, (INAVI) suscrito por la demandada que evidencia
que el bien fue adquirido por ella antes del matrimonio y que
el mismo, se encuentra gravado con hipoteca especial de
primer grado, lo que significa que, según la norma
anteriormente expuesta, la deuda no es de la sociedad
conyugal ya que no está gravando un bien de la comunidad.
Por lo que no podría concluirse que este bien sea de la
comunidad, por cuanto fue adquirido antes del matrimonio, la
deuda fue asumida por la demandada y no está obligando un
bien de la comunidad sino por el contrario, está gravando un
bien que le es propio, y que, de no pagar, la ejecución será
contra el bien en cuestión y no contra bienes de la
comunidad.
En otro orden de ideas y en concordancia con lo
anteriormente expuesto, es criterio de este sentenciador que
el cónyuge, debe haber contribuido en forma tal con la
realización de mejoras con dinero de la comunidad o por
industria de los cónyuges que permitan el aumento en el
valor del bien.
(...Omissis...)
La parte demandante durante el proceso no demostró
fehacientemente que al inmueble, objeto de litigio, se le
hayan realizado mejoras que aumentaran su valor.
(...Omissis...)
De las pruebas producidas por el demandante, constitutivas
de Sentencia (Sic) de Divorcio (Sic) anexa al folio 5, el
documento de adquisición del inmueble, anexo al folio 14,
lejos de demostrar los supuestos anteriormente expuestos,
solamente comprueban la disolución del vínculo matrimonial
y que el bien fue adquirido por la demandada y en cuanto al
documento autenticado de declaración patrimonial no puede
ser valorado por no estar registrado...”.
 

Para decidir, la Sala observa:


Expone el juez de alzada en su sentencia que de elementos aportados

por la demandada al juicio, tales como el contrato de compra venta

celebrado entre ella y el Instituto Nacional de la Vivienda (INAVI), recibos

de pago, también a nombre de ella, por concepto del crédito otorgado para

la adquisición del mismo, autorización de descuento por nómina, así como

de las pruebas promovidas por el demandante entre las que se encuentra la

sentencia de divorcio que disuelve el vínculo conyugal que existió entre los

litigantes y del “...escudriñamiento de las actas procesales se observa que

efectivamente la demandada adquirió el inmueble objeto del litigio desde el

14 de Enero (Sic) de 1977 y que contrae matrimonio con el hoy demandante

en fecha 03 de Agosto (Sic) de 1985, es decir, 8 años y 6 meses después,

habiendo pagado en forma consecutiva la deuda contraída como parte del

precio de compra (... ...) es criterio de este sentenciador que el cónyuge que

alegue tener un derecho sobre un bien que es propio del otro cónyuge, debe

haber contribuido de forma tal con la realización de mejoras con dinero de

la comunidad (... ...)La parte demandante durante el proceso no demostró

fehacientemente que al inmueble objeto de litigio, se le hayan realizado

mejoras que aumentaran su valor...”

Las razones antes anotadas condujeron al  ad quem a concluir que la

pretensión del demandante de que se le reconozca un porcentaje sobre la

propiedad del bien objeto del juicio porque, en su decir, el mismo se

encontraba formando parte de la comunidad de gananciales, era

improcedente, ya que lo demostrado en el iter procesal fue que el señalado

inmueble lo adquirió la cónyuge antes de celebrarse el matrimonio.


En atención al denunciado error de interpretación del artículo 164 del

Código Civil, esta Máxima Jurisdicción estima pertinente realizar el análisis

de la referida norma, la que textualmente reza:


“Se presume que pertenecen a la comunidad todos los bienes
existentes mientras no se pruebe que son propios de algunos
de los cónyuges”.
 

         De la lectura de la norma trascrita se interpreta que para que un bien

se considere propio de uno sólo de los cónyuges, vale decir excluido de la

comunidad de gananciales, es preciso que tal derecho se compruebe. Ahora

bien, ¿de qué manera podría evidenciarse la propiedad?. La respuesta lógica

que puede darse a esta interrogante es probarlo utilizando para ello los

medios de pruebas admisibles en juicio que determine la ley: En el caso

específico de los inmuebles la prueba por excelencia la constituye el

documento debidamente protocolizado que acredite la propiedad.

         En este orden de ideas, resulta pertinente acotar que las leyes y los

códigos deben interpretarse sistemáticamente de forma concatenada y no

haciendo lectura aislada de cada una de las disposiciones contenidas en

ellas. En tal sentido la Sala observa que a tenor de lo establecido en el

artículo 151 del Código Civil son bienes propios de cada cónyuge, entre

otros “...los que pertenecen al marido y a la mujer al tiempo de contraer

matrimonio,..”, por otra parte el artículo 152 eiusdem en su numeral 4º,

dispone.“ Los que adquiera durante el matrimonio a título oneroso, cuando

la causa de adquisición ha precedido al casamiento”.

         En caso de una compra venta, la causa de adquisición está

representada por la celebración del respectivo contrato, que como es

ampliamente conocido, su perfeccionamiento se alcanza con la concurrencia


de tres elementos básicos, cuales son:  consentimiento  o capacidad civil de

ejercicio de quienes contratan;  objeto, que está representado por la cosa o

bien sobre la que se celebrará el contrato y precio que es la

contraprestación dineraria que se paga a cambio de la obtención del bien.

         Ahora bien, según Planiol y Ripert “... La venta siempre ha sido un

contrato consensual; lo era ya en el derecho romano; lo es aún en el

derecho francés. Por tanto, existe, se concluye y perfecciona como contrato

tan pronto como las partes están de acuerdo sobre la cosa y el

precio...”  ( Planiol, Marcel; Ripert, Georges.  Derecho Civil. Volumen 8.

Leonel Pereznieto Castro Editorial Pedagógica Iberoamericana, S.A. México

2001.pp. 912).

Retomando la resolución de la denuncia que se analiza, con base a las

anteriores consideraciones y al contenido de la recurrida se evidencia que

en el sub iudice  el inmueble objeto de la controversia pertenece en

propiedad a la cónyuge, ya que la compra celebrada por ella se perfeccionó

antes de la celebración del matrimonio lo que, por vía de consecuencia,

conllevó a concluir al sentenciador recurrido que no existe sobre el


mencionado bien, comunidad alguna a partir, por cuanto por interpretación

en contrario de lo preceptuado en el artículo 164 del Código Civil, si se

desvirtúa la presunción   demostrando fehacientemente que un bien es propio

de uno de los cónyuges, que el mismo fue adquirido antes de la celebración

del matrimonio, debe concluirse que tal activo no pertenece a la comunidad

de bienes gananciales.

El supuesto antes reseñado fue el que se produjo en autos, pues al

haber patentizado la cónyuge los extremos requeridos que le acreditaban


como dueña del bien en controversia, necesariamente así debía determinarlo

la recurrida.

Con base a las razones que preceden la Sala concluye que no se

produjo la errónea interpretación del artículo 164 del Código Civil

denunciado, al contrario la alzada interpretó correctamente la referida

norma, lo que deviene en improcedente la denuncia analizada. Así se

decide.

III

Con apoyo en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil se denuncia la infracción por falsa aplicación del

artículo “164” del Código Civil.

Para fundamento de su delación el formalizante alega:


“...La demanda incoada por mi representado contra su ex
cónyuge ALIX ZORAIDA PINEDA CARVAJAL , fue por
reconocimiento de propiedad sobre un inmueble apartamento
adquirido por ésta antes de contraer nupcias, mediante
documento de compra-venta a plazo, y cuyo saldo del precio
fue cancelado durante la existencia del matrimonio, esta
aclaratoria la hago previamente para demostrar Honorables
Magistrados en que consistió la falsa aplicación de la norma
denunciada.
la decisión transcrita evidencia que la recurrida desnaturalizó
y tergiversó la pretensión accionada en virtud que el artículo
164 (sic) del Código Civil, dispone:
ARTÍCULO 164.- “ El valor de las mejoras  hechas en los
bienes propios de los cónyuges, con dinero de la
comunidad, o por industria de los cónyuges pertenece a la
comunidad”.
Ese precepto esta referido en su supuesto fáctico al hecho o
circunstancia que el aumento de valor de un bien propio de
uno de los cónyuges cual acrecenté su valor por incremento
de mejoras, siempre que estas se hagan con dinero de la
comunidad o por trabajo industrial de los cónyuges,
pertenece a estos. Este dispositivo fue aplicado falsamente
por la recurrida dado que este se aplica, cuando el objeto de
la controversia esta referido a un bien propio e uno de los
cónyuges y el otro consorte acciona para reclamar lo que le
corresponde por el aumento de valor en virtud de las mejoras
realizada a ese bien con dinero de la comunidad o por
industria de los cónyuges.
El error por parte de la recurrida al aplicar falsamente al
presente caso el artículo 164 (sic), cuando su aplicabilidad
no era procedente, en virtud que la pretensión esgrimida fue
por reconocimiento de copropiedad en el inmueble
apartamento en los derechos que le corresponde a mi
mandante por haberse pagado el saldo del precio durante la
unión matrimonial que existió con dinero de la comunidad
producto del trabajo.
La aplicación falsa por parte de la recurrida (...) fue
determinante en el dispositivo del fallo, dado que si no lo
hubiere aplicado habría declarado sin lugar la apelación y
confirmado la sentencia dictada por el (...) que declaró con
lugar la demanda...” (Resaltado del texto transcrito).
 

De la precedente transcripción, la Sala evidencia un error material del

formalizante en la indicación del número del artículo que dice infringido

por la recurrida, pues si bien señala como tal el artículo “164” del Código

Civil, transcribe el contenido y desarrolla toda su fundamentación en base

al artículo 163 eiusdem. Por vía de consecuencia, la Sala entenderá lo


sucedido como un error en la transcripción del número del artículo, pasando

a resolver la presente denuncia en los siguientes términos:

Acusa el recurrente que el juez de alzada aplicó falsamente la norma

denunciada, ya que lo pretendido no era el reconocimiento de derecho en

cuanto al aumento de valor del bien inmueble en razón de haberse realizado

en él mejoras con dinero propio de la comunidad, su demanda reclamaba el

que se aceptara que el bien objeto de la controversia formaba parte de la

comunidad de gananciales por haberse cancelado parte de su precio en el


período en que estuvo casado con la demandada y, en consecuencia se le

atribuyera el derecho a participar como propietario del referido activo.

La Sala estima pertinente, a fin de una mejor inteligencia de lo que se

decidirá, transcribir la parte correspondiente de la sentencia recurrida, cual

es del siguiente tenor:


“...La doctrina que en esta materia han venido sosteniendo
los países que como Venezuela acogen el régimen de
comunidad conyugal inspirado en el Código Civil Franco
Italiano, y que regula el patrimonio que se forma durante la
vigencia del matrimonio, para explicar y resolver las
múltiples y complejas situaciones jurídicas que se presentan
por la transferencia de los bienes de un patrimonio a la masa
común o viceversa, y de un caudal propio a otro, ya que
dentro de dicho régimen subsisten caudales o patrimonios
perfectamente definidos en su origen,, pero cuya composición
sufre alteraciones durante la vida matrimonial, son unánimes
en el criterio de admitir que la disposición de un bien propio,
al que por accesión se han incorporado bienes gananciales
correspondientes a la comunidad conyugal, o propios del otro
cónyuge, corresponde al cónyuge que ejerce el dominio sobre
el bien principal.
(...Omissis...)
Lo que significa que solamente son bienes de la comunidad el
aumento de valor por mejoras hechas en los  bienes
propios de los cónyuges con dinero de la comunidad...”.
 

Respecto a lo denunciado y del análisis realizado sobre el texto de la

sentencia acusada trascrita  supra, advierte esta Máxima Jurisdicción que

el ad quem, en el desarrollo de la parte motiva de su sentencia, invoca el

criterio que sobre el tema de los bienes propios de cada cónyuge sostienen

varios autores, para concluir, a efecto de desvirtuar la pretensión del

demandante, que en los supuestos en que un bien originariamente pertenece

a uno sólo de los cónyuges, por haberlo adquirido bien antes de la

celebración del matrimonio, bien de conformidad con los demás casos en los
cuales la ley establece que deberán considerarse propios de uno de ellos; lo

que podría incrementar el caudal común, seria el aumento del valor por

mejoras que se hicieran en el bien propio pero con recursos provenientes del

patrimonio común. 

A efectos ilustrativos, esta Máxima Jurisdicción estima necesario

ratificar, lo que ha sostenido en innumerables sentencias, sobre cuándo debe

considerarse incurre el jurisdicente en infracción por falsa aplicación de

una norma jurídica; ello se produce en los casos en que el jurisdicente yerra

al elegir una norma cuyo supuesto no se relaciona con el hecho o hechos

controvertidos en la litis y fundamenta su decisión en esa disposición legal.

Así en sentencia Nº 802 del 4/8/04, expediente Nº 03-610, en el juicio de

Matteo Russoniello contra Agropecuaria La Fortuna C.A.,  con ponencia del

Magistrado quien con tal carácter suscribe ésta , ratificando la mencionada

doctrina  se expresó:
“Ahora bien, esta Sala mediante diuturna y pacífica doctrina
ha establecido que la  falsa aplicación   se produce cuando el
juez hace una incorrecta elección de la norma jurídica aplicable,
vale decir, yerra en la escogencia de aquella en razón de que
el hecho controvertido no es subsumible en el supuesto de la
disposición elegida, lo cual se traduce en la falta de
aplicación de la norma que debió ser aplicada...”.
 

En el sub iudice  el juez de alzada no usó, para apoyar su decisión, el

artículo 163 del Código Civil y, sólo a título de referencia, planteó que sólo

se integraría al patrimonio de la comunidad el aumento de valor por

bienhechurías realizadas sobre un bien propio de uno sólo de los cónyuges,

siempre que se demostrara que ellas fueron efectuadas con dinero

proveniente del caudal común; en atención a estos comentarios evidenció

el ad quem que únicamente ese incremento pasaba a engrosar el patrimonio


comunitario, más el bien se mantenía en propiedad de aquel de los cónyuges

a quien, por el motivo de su adquisición, le correspondiera.

Con lo expresado, concluye la Sala que no incurrió la sentencia

acusada en falsa aplicación del artículo 163 del Código Civil, ya que no lo

aplicó para resolver la litis y por vía de consecuencia se declara

improcedente la presente denuncia. Así se establece.

IV

Con fundamento en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por falsa aplicación del

artículo 151 del Código Civil.

Para apoyar su delación el recurrente alega que:


“...La recurrida del párrafo transcrito de su decisión, llegó a
la conclusión que el inmueble  apartamento era un bien propio de
la demandada,  por cuanto lo había adquirido antes del matrimonio
y por ello aplicó falsamente el artículo 151 del Código Civil,
aduciendo que por ser propio le corresponde la plusvalía,
esgrimiendo que por el hecho de esa adquisición el saldo
restante del precio, equivalente aproximadamente al 80% del
precio, que fue cancelado durante el matrimonio, constituye
dinero excluyente de la comunidad conyugal.
Al haber considerado que era el apartamento un bien propio
originó que aplicara falsamente el artículo 151 ejusdem, en
virtud que el supuesto de hecho esgrimido en el libelo de la
demanda que constituye uno de los supuestos fácticos, fue
que el inmueble si lo había adquirido la demandada con
anterioridad a la celebración del matrimonio, pero mediante
al acto jurídico de venta a plazos y no de contado, es decir,
sin que hubiera pagado la totalidad del precio antes del
matrimonio y menos aún que se hubiese pretensionado (Sic)
la plusvalía del bien por efecto del aumento de valor.
Por lo tanto, la aplicabilidad de ese precepto legal se ajusta
cuando es un bien propio del cónyuge adquirido con anterioridad
a la celebración del matrimonio, o con posterioridad a
éste mediante donación, herencia, legado o cualquier otro título
de los concebidos por el Legislador  que los excluya de la
comunidad de gananciales, así como la plusvalía o
acrecentamiento del valor que adquieran estos.
De haber analizado la recurrida en ese dispositivo que la
pretensión de copropiedad aducida por mi conferente estaba
en el hecho que se le reconociera el derecho de propiedad por
el saldo de precio pagado desde la celebración del
matrimonio, hubiere llegado a la conclusión que no era
aplicable, y al aplicarlo subsumiendo un supuesto fáctico
diferente, aplicó falsamente el artículo 151 ibídem.
El error determinante de su aplicabilidad influyó en el
dispositivo de la sentencia al haber declarado con lugar la
apelación y revocado la sentencia del (...) donde manifestó
que el Tribunal a-quo aplicó incorrectamente el artículo 148
sustantivo, considerando y declarando que la demandada es la
propietaria del bien por haberlo adquirido antes del
matrimonio y por ende de la plusvalía de éste, que nunca fue
demandada, ni formó parte del Thema Decidendum, y por tal
circunstancia declaró sin lugar la demanda...”.
 

Estima el recurrente que la alzada aplicó falsamente, vale decir, no

siendo esta la norma pertinente, el artículo 151 del Código Civil al estimar

que el bien objeto de la demanda no formaba parte del patrimonio de la

comunidad conyugal, en virtud de haberlo adquirido la cónyuge antes de la

celebración del matrimonio, aun cuando en su libelo planteara que el

referido inmueble si bien ciertamente había sido comprado estando la

demandada soltera, también es cierto que el precio fue cancelado por partes

y dicho saldo se pagó estando instaurada ya la comunidad conyugal.

Para decidir, la Sala observa:

El artículo 151 del Código Civil denunciado, determina cuales bienes

deben estimarse propios de cada cónyuge y por tanto excluidos del caudal

común, entre otros en su encabezamiento preceptúa que son propios de cada

cónyuge los bienes que pertenecen a éste al tiempo de contraer matrimonio.


Eso fue precisamente lo que estableció la recurrida, luego del análisis de las

probanzas que al efecto se encuentran consignadas en el expediente y que el ad

quem refiere, entre ellas el contrato que evidencia el hecho de que el inmueble fue

adquirido por compra que de él hiciera la demandada en fecha 14 de enero de 1977, ocho

años y seis meses antes de la celebración del matrimonio de ésta y el demandante que se

efectuó el 3 de agosto de 1985; así mismo constató el juez de alzada que existe en autos

documento mediante el cual la demandada autoriza a que se efectúen descuentos de

nomina, así como recibos de cancelación del precio del inmueble.

Con base a lo expuesto concluye la Sala que el juez superior del

conocimiento jerárquico vertical no aplicó desacertadamente el precepto

legal contenido en el artículo 151 del Código Civil, pues esa es la norma

atinente a señalar cuales son los bienes que deben considerarse propios de

cada cónyuge lo que, por vía de consecuencia, conlleva a declarar

improcedente la presente denuncia. Así se decide.


V

Con apoyo en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción por falta de aplicación de la

preceptiva contenida en el artículo 148 del Código Civil.

Para fundamentar su delación el formalizante alega:


“...En la recurrida expresa que el bien o sea el apartamento
fue adquirido por el ex cónyuge demandada con anterioridad
a la celebración del matrimonio, y por lo tanto la plusvalía de
ese bien es de su propiedad.
El artículo 148 ibídem, cuya correcta interpretación consiste
en que una vez celebrado el matrimonio y no existiere
acuerdo entre los contrayentes en excluir los bienes propios,
se constituye en comunes solo en lo relacionado sobre las
ganancias o beneficios que se obtengan.
En el presente caso, el inmueble apartamento fue adquirido
en soltería, por el ex cónyuge, mediante contrato de compra-
venta a plazos, y para el momento de la celebración del
matrimonio había pagado un equivalente al 20% del precio, y
durante la vigencia de éste con el trabajo mancomunado fue
cancelado el 80% restante.
Si la recurrida hubiere aplicado este dispositivo que
establece que son de mitad las ganancias y beneficios
obtenidos durante el matrimonio, y por cuanto no existió
pacto en contrario entre los ex cónyuges el pago del saldo
restante del precio del apartamento se originó durante el
matrimonio.
De haberse subsumido la recurrida el supuesto fáctico que no
hubo convención en contrario en cuanto al régimen de pagar
el saldo del precio, que fue cancelado durante la unión
matrimonial, se constituyó en un bien común y
consecuencialmente parte de la comunidad de gananciales en
relación a la mitad de saldo del precio cancelado...”.
 

Acusa el recurrente que la norma que estima infringida establece que

una vez instituido el matrimonio todos los bienes que se adquieran   así

como su plusvalía, pasan a formar parte de la comunidad de gananciales o

comunidad conyugal, esto en caso de que los cónyuges no pacten lo

contrario que, en consecuencia, si bien es cierto que la demandada realizó la

compra del apartamento en controversia antes de que se unieran en

matrimonio, no es menos cierto que el pago del precio se realizó en

vigencia de dicho vínculo, razón por la cual considera que debe

adjudicársele derecho de propiedad sobre el porcentaje del precio del

inmueble, correspondiente a ese período.

Para decidir, la Sala observa:

El matrimonio hace surgir entre los cónyuges dos distintos regímenes

de bienes: 1.- Los bienes propios de cada cónyuge ,  constituido por

aquellos haberes que hayan adquirido antes de celebrarse el matrimonio, los

que adquieran posteriormente a titulo gratuito, por donación (salvo que ella
se haya realizado con ocasión del matrimonio), herencia, legado y los que

adquieran a título oneroso con dinero propio de cada uno de ellos. ( en este

caso es menester que tal situación se haga constar); 2.- Bienes de la

comunidad conyugal , que van a estar representados por todos los que se

adquieran durante la existencia del vínculo matrimonial, salvo pacto en

contrario.

En consecuencia todos los bienes que se obtengan estando casadas dos

personas se presume, salvo pacto en contrario que pasan a formar parte del

caudal común.

El artículo 148 del Código Civil, alude a aquellas ganancias que

deben considerarse propiedad de la comunidad y así debe inferirse de la

ubicación que la citada norma tiene dentro del compendio legal citado, pues

está situada en el parágrafo destinado a señalar los bienes que integran

dicha comunidad de bienes y de su texto mismo, que expresa:


“Entre marido y mujer, si no hubiere convención en
contrario, son comunes, de por mitad, las ganancias o
beneficios  que se obtengan durante el matrimonio ”.
 

Por interpretación en contrario del citado artículo aquellas ganancias

o beneficios obtenidos antes del matrimonio no forman parte del caudal de

la comunidad conyugal.

Pero, que se entiende por ganancia, según el Diccionario

Enciclopédico de Derecho Usual de Guillermo Cabanellas: “Genéricamente

utilidad, provecho, beneficio...” (Cabanellas Guillermo. Diccionario

Enciclopédico de Derecho Usual. Tomo IV. Editorial Heliasta S.R.L. 20ª

edición. Argentina 1986. pp 151). Del vocablo ganancia deriva la palabra

gananciales, aplicable a los beneficios que se obtienen durante el


matrimonio, así el Diccionario de la Lengua Española, define como Bienes

Gananciales: “Los que, por oposición a los privativos, obtienen o adquieren

los cónyuges durante la sociedad de gananciales y que son considerados por

la ley patrimonio común de ambos, por lo que son susceptibles de división

en el momento de liquidarse aquella” (Diccionario de La Lengua Española,

Real Academia Española. Editorial Espasa. Vigésima Segunda edición.

2001. Tomo 2. pp.213).

Aclarado lo anterior, la Sala observa que en el petitorio del libelo de

la demanda lo pretendido se refiere a: “...a pesar de las diversas gestiones

por mi efectuadas a fin de lograr por vía amistosa y extrajudicialmente  que

la mencionada ciudadana reconozca mi carácter de co-propietario del

mencionado inmueble, la misma se ha negado rotundamente a

reconocerme tal derecho,  es por lo que me veo en la imperiosa necesidad

de ocurrir ante su competente autoridad y digno oficio a fin de demandar a

ALIX PINEDA MALDONADO ya plenamente identificada,  para que

convenga o ello sea declarado por ese Tribunal a reconocerme como

propietario del 40% del valor total del inmueble arriba mencionado

determinado por su ubicación, linderos, medidas y datos de Registro.”

La norma que se acusa infringida establece el régimen aplicable a las

ganancias, las cuales deberán reputarse de por mitad cuando se

produzcan  dentro del período de vigencia de la relación matrimonial . En

consecuencia, no ha lugar a aplicar la señalada disposición al presente caso,

donde lo reclamado es la propiedad porcentual sobre el referido inmueble.

En el sub iudice,  dejó sentado la recurrida que el apartamento en

cuestión fue adquirido por la cónyuge estando soltera, que existen pruebas

de que se le descontaba por nómina el pago de las cuotas restantes del


precio del mismo; lo que concatenado con lo preceptuado en el ordinal 4º

del artículo 152 que establece que son propios de cada cónyuge los que

adquiera durante el matrimonio a título oneroso, cuando la causa de

adquisición ha precedido al matrimonio, queda suficientemente evidenciado

que la propiedad del apartamento en litigio corresponde sólo a la

demandada.

Como consecuencia de lo expresado, concluye la Sala que no incurrió

el ad quem en la infracción que se le endilga, ya que no tenía porque haber

aplicado una norma cuyo contenido no se relacionaba con el caso que

decidía.

Con base a las consideraciones precedentes al no haberse configurado

la violación del artículo 148 del Código Civil, se declara improcedente la

presente denuncia. Así se establece.

VI

         Con apoyo en el ordinal 2º del artículo 313 del Código de

Procedimiento Civil, se denuncia la infracción del artículo 149 del Código

Civil, por falta de aplicación.

         Como fundamento de la delación el formalizante alega que:


“...La alzada le atribuyó a la demandada que el inmueble
apartamento es de su propiedad por haberlo adquirido con
anterioridad a la celebración del matrimonio, sin tomar en
cuenta que dicha adquisición fue bajo la modalidad de un
contrato de compra-venta a plazos, y para la fecha solamente
había cancelado un 20% del valor total del precio, y durante
el matrimonio con el producto del trabajo de mi representado
se pagó la totalidad del precio. Esos supuestos de hecho no
fueron tomados en cuenta por la recurrida.
(...Omissis...)
Este dispositivo contempla que desde el día inclusive en que
se celebra el matrimonio nace la comunidad de gananciales, o
sea, que todo lo que adquieran los cónyuges con excepción de
los bienes propios pasan a formar patrimonio común,
advirtiendo el legislador que cualquier acuerdo que contraríe
o desnaturalize (Sic) este régimen es nulo, en virtud que
puede constituir fraude en perjuicio de los mismos
contrayentes o de terceros.
Al establecer ese precepto que se inicia la comunidad de
bienes desde la celebración del matrimonio, es la fecha de
partida para la constitución de la comunidad.
(...Omissis...)
La falta de aplicación por parte de la recurrida del artículo
149 del Código Civil fue determinante en el dispositivo del
fallo, ya que de haberlo aplicado y subsumido el hecho que
para la fecha en que se celebró el matrimonio, la ex cónyuge
solamente había pagado el 20% del precio del inmueble
apartamento, y que el saldo restante cancelado durante la
existencia del vínculo conyugal si forma parte de la
comunidad de gananciales y por ende le corresponde la mitad
de lo pagado...”.
 

         Aduce el recurrente que si bien la demandada adquirió el apartamento

en estado de soltería, en razón de haberlo comprado bajo la modalidad de

plazos, el precio de dicho bien fue cancelado durante la existencia de la

relación conyugal, por lo que estima el mismo debía considerarse formando

parte del patrimonio común y, en consecuencia aquel tendría sobre la


propiedad del inmueble una participación porcentual en un cuarenta por

ciento (40%); que al haber la alzada determinado como un bien propio de la

cónyuge el señalado apartamento, le negó aplicación a la norma que

denuncia infringida.

         Para decidir, la Sala observa:

         El artículo 149 del Código Civil establece que la comunidad de bienes

gananciales entre cónyuges nace o empieza a tener vigencia a partir de la

celebración del matrimonio, no obstante ello los esposos pueden pactar en


sentido diferente y en esos casos cada uno de ellos conservará la propiedad

sobre los bienes que adquiera, aun estando casados.

         Ahora bien, la norma señalada en concordancia con los artículos 148

y 150 del Código Civil, regulan a esa comunidad de bienes y presumen su

existencia a partir de la fecha de celebración del matrimonio; sin embargo,

de la lectura e interpretación de los artículos subsiguientes se evidencia la

posibilidad de que cada cónyuge conserve para sí, como propietario

exclusivo, algunos bienes que hubiese obtenido tanto antes de casarse y aun

otros que se adquieran estando vigente el vínculo. Esto es así y se

demuestra palmariamente del texto del artículo 152  eiusdem, el cual

encabeza expresando “Se hacen propios del respectivo cónyuge los bienes

adquiridos durante el matrimonio ... ...4º los que adquiera durante el

matrimonio a título oneroso, cuando la causa de adquisición ha precedido

al casamiento ...”.

En este orden de ideas en aras de la celeridad y economía procesal, se

reiteran los argumentos esgrimidos para desestimar la delación planteada y

resuelta en el  capítulo II y vista la estrecha relación existente entre la


fundamentación de la presente denuncia y la de aquélla, al pretender el

recurrente delatar el error del  ad quem, al estimar propio de la cónyuge el

apartamento en controversia,  la Sala, a fin de evitar tediosas repeticiones

inútiles y el desgaste innecesario de la jurisdicción, considera inútil realizar

nuevamente los razonamientos expuestos precedentemente, los cuales da

aquí por reproducirlos y aplicados íntegramente, para establecer la

improcedencia de la presente denuncia. Así se decide.

DECISIÓN
Por los razonamientos expuestos, el Tribunal Supremo de Justicia de

la República Bolivariana de Venezuela, en Sala de Casación Civil,

administrando Justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley,

declara SIN LUGAR  el recurso de casación, anunciado y formalizado por el

demandante, contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior Tercero en

lo Civil, Mercantil, del Tránsito, del Trabajo, de Estabilidad Laboral y de

“Menores” de la  Circunscripción Judicial del estado Táchira con sede en la

ciudad de San Cristóbal, en fecha 18 de noviembre de 2002.

Publíquese, regístrese, y remítase este expediente al Tribunal de la

causa Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del

Tránsito de la Circunscripción Judicial citada, participándose de esta

remisión al Tribunal Superior de origen.

Se condena a la recurrente al pago de las costas procesales, de

conformidad con lo prescrito en el artículo 320 del Código de

Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de

Casación Civil, del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los


veintinueve (29) días del mes de octubre                    de dos mil cuatro.

Años: 194º de la Independencia y 145º de la Federación.


El Presidente de la Sala-Ponente,
 
 
 
_____________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
 
 
 
El Vicepresidente,
 
 
___________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ
Magistrado,
 
 
___________________
TULIO ÁLVAREZ LEDO
 
El Secretario,
 
 
___________________________
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
 
 
 
Exp. Nº. AA20-C-2003-000050
 
 
 

El Magistrado Antonio Ramírez Jiménez, consigna el presente “ voto

salvado” al contenido de la presente decisión, con base en las siguientes

consideraciones:

Quien suscribe, no comparte la solución dada al trámite para el análisis de

la denuncia de silencio de prueba enmarcada en la primera denuncia por


defecto de actividad.

En efecto, la ocurrencia de un vicio por silencio de prueba ha debido ser

analizado por esta Sala en el ámbito de un recurso por defecto de actividad,

ello de conformidad   con  la Constitución vigente y el Código adjetivo civil

que exigen una justicia completa y exhaustiva; no se lograría dicho fin si se

omite algún elemento clarificador del proceso.

Esa es la interpretación que se le debe dar al artículo 509 del Código de

Procedimiento Civil, al señalar que los Jueces deben analizar todas las

pruebas producidas en el expediente y emitir su opinión, así sea en forma


breve y concreta, en un todo de conformidad con el ordinal 1º del artículo

313 eiusdem.

Por ello, el silencio de prueba debe mantenerse como un vicio denunciable

en el ámbito de un recurso por defecto de actividad, en un todo de

conformidad con el ordinal 1º del artículo 313 del Código de Procedimiento

Civil.

Queda así expresado el voto salvado del Magistrado que suscribe.

En Caracas, fecha ut-supra.


El Presidente de la Sala,
 
 
________________________
CARLOS OBERTO VÉLEZ
 
El Vicepresidente,
 
 
 _________________________
ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ  
 
Magistrado,
 
 
____________________
TULIO ÁLVAREZ LEDO
     
              
 
El Secretario,
 
 
___________________________
ENRIQUE DURÁN FERNÁNDEZ
 
 

Exp. N° AA20-C-2003-000050

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