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Santiago, veintinueve de junio de dos mil veintitrés.

VISTOS :
En este procedimiento ejecutivo sobre cumplimiento de obligaci ón
de dar conocido por el Juzgado de Letras en lo Civil de Isla de Pascua
bajo el rol C-39-2021, caratulado “Varoli con Hey ”, mediante resoluci ón
de diecisiete de diciembre de dos mil veintiuno se tuvo por aprobado el
avenimiento arribado entre las partes en todo aquello que no fuere
contrario a derecho, reconociéndole el valor de sentencia definitiva
ejecutoriada para todos los efectos legales.
La ejecutante impugnó la resolución mediante recurso de apelaci ón
y la Corte de Apelaciones de Valparaíso, por sentencia de catorce de
marzo de dos mil veintidós, la confirmó.
En contra de este último pronunciamiento, la misma parte deduce
recurso de casación en la forma y en el fondo.
Se trajeron los autos en relación.
CONS IDE RA ND O:
En cuanto al recurs o de casaci ón en la forma:
PRIME RO: Que la recurrente aduce que la sentencia censurada
incurre en la causal de nulidad formal prevista en el n úmero 5 del
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil en relaci ón al 170 N° 4
del mismo cuerpo legal, defecto que, en su opini ón, se produce porque la
sentencia del tribunal de alzada debió mencionar que la resoluci ón de
primer grado se refería a un contrato de avenimiento aprobado
judicialmente en primera instancia que adquiri ó el car ácter de sentencia
definitiva, expresando las razones de hecho y de derecho que justificaron
confirmar una sentencia definitiva de primera instancia sin parte
dispositiva, “como lo es un avenimiento aprobado por el juez ad quo ”
(sic).
Como esa exigencia no fue satisfecha, resulta inconcuso, en su
opinión, que la sentencia no cumple con la obligaci ón de fundamentar su

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decisión de modo de hacer comprensible las razones que llevaron a
confirmar la resolución de primer grado, sin analizar ni ponderar los
presupuestos jurídicos expuestos por su parte para justificar su rechazo.
SEGUNDO: Que del tenor del libelo de nulidad formal, el
mérito del proceso y lo obrado por la recurrente en autos se aprecia que
la pretensión invalidatoria resulta improcedente, atendida su falta de
preparación en los términos que exige el artículo 769 del código adjetivo.
Como fue enunciado, el reproche se explica porque los jueces
habrían soslayado que la resolución de primer grado no re úne los
requisitos previstos en el cuarto numeral del artículo 170 del C ódigo de
Enjuiciamiento Civil, alegación que se dirige contra el fallo de segunda
instancia que, en aquellos aspectos que resalta la recurrente, confirm ó lo
resuelto por el juez a quo, la que, en consecuencia, adolecer ía del mismo
vicio formal invocado en esta ocasión, pero que no fue objeto de un
arbitrio de nulidad como el que ahora se intenta, siendo insuficiente, para
los efectos perseguidos por la reclamante, que lo haya impugnado
mediante un recurso de apelación, pretendiendo la revocación de la
decisión adoptada y no la invalidez que ahora postula.
Es decir, no ha reclamado, oportunamente y en todos sus grados, la
insuficiencia que actualmente alega.
TERCERO: Que, en consecuencia, el recurso de casación en la
forma no puede tener acogida.
En cuanto al recurs o de casaci ón en el fondo .
CUARTO : Que en este arbitrio la recurrente asegura que el fallo
vulnera los artículos 3, inciso segundo, 1437, ambos del C ódigo Civil, 13,
54 y siguientes de la Ley N° 19.253.
Sobre los preceptos del código sustantivo, alega que la sentencia
transgrede el efecto relativo de las sentencia, en tanto la resoluci ón
confirmatoria adquirió el carácter de sentencia definitiva en la que se
constituyó un usufructo a favor de la hija de los litigantes que no fue

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parte del juicio, olvidando los jueces que lo resuelto por un órgano
jurisdiccional, en el ámbito de su competencia, solo obliga y establece
derechos a favor a las partes que intervinieron en la causa respectiva. Por
esa misma razón estima infringido el artículo 1437 del código de Bello, ya
que el avenimiento que ha sido aprobado por los jueces no cuenta con la
aceptación del tercero que aparece como usufructuario.
La infracción de los artículos 13, 54 y siguientes de la Ley N°
19.253 dice relación con el contenido del avenimiento y la tramitaci ón
que debía ser observada a su respecto, puesto que en él se constituye un
usufructo sobre tierra indígena de propiedad del recurrente por un
período de 15 años, sin contar con la autorización de la Corporaci ón
Nacional de Desarrollo Indígena, como lo exige el primero de esos
artículos. Además, se omite seguir el procedimiento que el art ículo 56 del
aludido cuerpo legal prevé para tramitar un acto que dice relaci ón con el
dominio, posesión, división, administración, explotación, uso y goce de
tierras indígenas. Esa materia debe ser resuelta por el juez competente de
conformidad con las disposiciones de los Libros I y II del C ódigo de
Procedimiento Civil, por lo que no correspondía que en estos
antecedentes se prestara aprobación al avenimiento en cuestión.
QUINTO: Que para emprender el análisis del recurso recién
enunciado es útil considerar los siguientes antecedentes del proceso, en lo
que estrictamente interesa mencionar:
1.- La demanda ejecutiva que en estos autos dedujo Carmen
Teresa Varoli en contra de Benito Daniel Hey Icka se fund ó en la
escritura pública de transacción celebrada entre las partes el 11 de agosto
de 2015, en la cual Hey Icka se obligó a pagar a la actora en forma
vitalicia la suma de $660.000 mensuales, con reajustes que indica,
acusando la ejecutante que el deudor le adeudaba tres cuotas. Reclamó
su pago y la solución de las mensualidades que se devengaran durante la
tramitación de juicio.

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Oportunamente el demandado opuso las excepciones de los
números 3 y 14 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil y la
actora no evacuó el traslado que al efecto le fuera conferido.
2.- Mediante presentación de 17 de febrero de 2021 los
apoderados de ambas partes sometieron a la aprobaci ón del tribunal un
avenimiento en el cual acordaron que el demandado pagar á a la parte
demandante la suma de $2.966.304 en cuatro cuotas. Adem ás, el
ejecutado constituye usufructo por el término de 15 años, desde el 1 de
enero de 2022 y hasta el 1 de enero de 2037, en favor de Tiare Vahai
Hey Varoli, hija de ambas partes, sobre el inmueble que indica cuyo
título se encuentra en tramitación ante el Ministerio de Bienes
Nacionales, anunciándose que, concluida esa gestión, se practicar ía la
respectiva inscripción y constitución de gravamen en los registros del
Conservador de Bienes Raíces de Isla de Pascua.
Se expresó, por último, que el avenimiento servía como contrato de
usufructo para lograr su debida inscripción, en los t érminos y condiciones
planteados y que Benito Hey Icka renunciaba desde ya a toda acci ón
judicial en contra de su otorgamiento.
En el mismo escrito, el apoderado de la ejecutante se desisti ó de la
demanda y el de la demandada aceptó esa dimisión.
3.- Por medio de la resolución de 17 de ese mismo mes y a ño, en
lo que interesa, el tribunal se pronunció en los siguientes t érminos:
“téngase por aprobado el avenimiento arribado entre las partes, en todo
aquello que no fuere contrario a derecho. Adquiera valor de sentencia
definitiva ejecutoriada, para todos los efectos legales.
4.- El ejecutado dedujo recurso de reposición en contra de la
antedicha resolución, arguyendo un incumplimiento de su mandataria
judicial por haber actuado sin su consentimiento y añadiendo que el
avenimiento no debió ser aprobado, lo que sostuvo sobre la base de

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razones similares a las que fundan el recurso de casaci ón que ya fue
enunciado. En subsidio, apeló.
5.- El 27 de enero de 2022 el tribunal rechazó por improcedente el
recurso de reposición, concedió el de apelación y mediante sentencia de
14 de marzo de ese año el tribunal de alzada confirm ó sin modificaciones
lo decidido.
SEXTO: Que, sobre el recurso de nulidad en análisis, antes que
cualquier otra consideración se hace necesario recordar que el art ículo
772 del Código de Enjuiciamiento Civil, en armonía con lo previsto en
los artículos 764 y 767 del mismo cuerpo legal, permite, como sustento de
la nulidad de la sentencia impugnada, el quebrantamiento de una o m ás
normas legales contenidas en la decisión, imponiendo a la recurrente el
deber de expresar circunstanciadamente en qué consisten el o los errores
de derecho de que adolece el fallo y, con la misma rigurosidad, el modo
en que tales desaciertos han influido sustancialmente en lo dispositivo de
la sentencia que trata de invalidar, ya que el agravio que debe manifestar
y soportar quien interpone el arbitrio es una de las diferentes exigencias
que comparte el recurso de casación con los recursos en general.
S ÉPTIMO: Que al examinar el arbitrio a la luz de las antedichas
consideraciones se advierte que los jueces no han podido infringir las
normas que se aducen transgredidas y, asimismo, que la recurrente
tampoco ha sufrido agravio con lo dictaminado en la resoluci ón materia
del reclamo.
OCTAVO: Que, en efecto, consta en el proceso que las partes de
este juicio, debidamente representadas por sus apoderados, arribaron a un
avenimiento en el cual se hicieron concesiones recíprocas con el objeto de
dar por terminada la discusión que los enfrent ó, acuerdo que pidieron
fuera aprobado por el tribunal, quien prestó su conformidad, aprob ándolo
en todo aquello que no fuere contrario a derecho.

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NOVE NO : Que junto a la transacción y la conciliación, el
avenimiento comparte la característica de poner fin a un conflicto por un
acuerdo de las partes, sustituyendo un pronunciamiento del órgano
jurisdiccional con fuerza de sentencia definitiva ejecutoriada. Por esa
razón la doctrina reconoce a esos institutos el car ácter de ser equivalentes
jurisdiccionales, puesto que aun cuando no emanen de jurisdicci ón de los
tribunales de justicia, su efecto es el equivalente al de una sentencia
ejecutoriada.
Como es sabido, la transacción es un contrato, definido en el
artículo 2446 del Código Civil, en cuya virtud las partes terminan
extrajudicialmente un litigio pendiente, o precaven un litigio eventual,
añadiendo los autores el requisito de la existencia de concesiones
recíprocas entre las partes.
De ello se deriva que puede celebrarse antes de que exista un juicio
o durante el procedimiento, con la finalidad de ponerle t érmino. En este
último caso, naturalmente debe acompañarse al juicio para dar noticia del
acuerdo, pero lo relevante es, para los efectos de lo que corresponde
aclarar en la especie, que la transacción es convenida por las partes y no
es necesaria la intervención del juez o de un tercero. Su efecto y fuerza
vinculante no está condicionada a otra formalidad que no sea la que se
exige conforme al contenido de las prestaciones mutuas, salvo en los casos
excepcionales en que la ley exija aprobación judicial, como sucede, por
ejemplo, en la transacción de alimentos futuros prevista en el art ículo
2541 del Código Civil.
A su turno, la conciliación constituye una forma o especie de
transacción que no tiene la forma de un contrato, pues se trata de un
acto jurídico procesal que se celebra dentro del juicio. Constituye un
trámite esencial en ciertos procesos y requiere la presencia del juez que
debe obrar como amigable componedor, procurando obtener, conforme
al artículo 263 del Código de Procedimiento Civil, un “avenimiento ” total

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o parcial en el litigio y tiene implícita la autorizaci ón o aprobaci ón del
juez que suscribe el acta respectiva.
Por su parte, el avenimiento es una manera de poner t érmino a un
juicio ya iniciado y se diferencia de la conciliaci ón porque no se hace
frente a un juez. Es tanto un acto procesal como una forma de
transacción, porque es convenido fuera del litigio pero incide en un
procedimiento ya iniciado al que debe ser presentado para darlo por
finalizado.
D ÉCIMO: Que las precisiones que anteceden permiten aclarar
que para que un avenimiento pueda ser considerado un equivalente
jurisdiccional y genere ese efecto no resulta necesaria la aprobaci ón
judicial, aun cuando la costumbre y la práctica procesal as í lo sugieran.
En rigor, ese trámite resulta extraño a la naturaleza del acuerdo que,
como se dijo, se asemeja a la transacción.
Ello se evidencia de lo estatuido en el N° 3 del art ículo 434 del
Código de Procedimiento Civil, que considera como t ítulo ejecutivo al
“acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por
un ministro de fe o por dos testigos de actuación ”.
Ese título ejecutivo consiste en un documento generado en un
proceso judicial en el que se deja constancia del acuerdo de las partes en
orden a poner término total o parcial a una controversia.
Como él tiene su origen durante el procedimiento, es un acto
jurídico procesal e indudablemente, como lo señala la ley y en el lenguaje
de la misma, “pasa” ante el tribunal, reiterando el legislador la regla
general del artículo 61 del Código de Procedimiento Civil, de modo que
para su validez debe ser autorizada por un ministro de fe.
Empero, la ley no exige que el acuerdo de voluntades de las partes
sea aprobado por el juez, puesto que el mismo ya fue admitido, es decir,
aceptado por el tribunal. De ahí que el c ódigo adjetivo considere un acta

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de avenimiento “pasada ante tribunal competente y autorizada por un
ministro de fe”, o por dos testigos de actuación.
UND ÉC IMO: Que, en consecuencia, la expresión utilizada en la
resolución recurrida no importa un examen de suficiencia o conformidad
con el contenido del avenimiento, sino solo el cumplimiento de una
formalidad necesaria para incorporarlo al proceso y dar por terminado el
juicio. Y por lo demás, la circunstancia de que en la especie se tuviera
por aprobado el avenimiento “en todo aquello que no fuere contrario a
derecho” denota que toda discusión relativa las incorrecciones o
ilegalidades relativas al contenido del acuerdo a las que se refiere la
impugnante podrá ser conocida y resuelta en el procedimiento respectivo
en que se haga valer el efecto de ese equivalente jurisdiccional.
Siendo así, no es posible declarar la infracción de las normas que se
dicen infringidas por la sentencia ni advertir el agravio que podr ía causar
a la recurrente lo que viene decidido.
DUOD ÉCIMO: Que, en consecuencia, por las razones
expresadas, la casación en el fondo tampoco puede prosperar.
Por estas consideraciones, normas legales citadas y lo preceptuado,
además, en los artículos 765, 766, 767 y 768 del C ódigo de
Procedimiento Civil, se rec hazan los recursos de casación en la forma y
en el fondo deducidos por la abogada Gloria Pulquillanca Jara, en
representación de la parte ejecutada, en contra de la sentencia dictada
por la Corte de Apelaciones de Valparaíso el catorce de marzo de dos
mil veintidós.
Regístrese y devuélvase.
Redacción a cargo del abogado integrante señor Humeres N.
N ° 9.787- 2022
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros
Sr. Guillermo Silva G., Sr. Arturo Prado P., Sra. Mar ía Repetto G. y los

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Abogados Integrantes Sr. Héctor Humeres N. y Sr. Raúl Patricio Fuentes
M.
No firman los Ministros Sr. Silva G. y Sr. Prado, no obstante haber
concurrido a la vista de los recursos y acuerdo del fallo, el primero haber
cesado en sus funciones y el segundo, por estar con permiso.

MARIA ANGELICA CECILIA REPETTO RAUL PATRICIO FUENTES


GARCIA MECHASQUI
MINISTRA ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 29/06/2023 09:40:09 Fecha: 29/06/2023 09:40:09

HECTOR HERNAN HUMERES


NOGUER
ABOGADO INTEGRANTE
Fecha: 29/06/2023 09:40:10

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En Santiago, a veintinueve de junio de dos mil veintitrés, se incluyó en el
Estado Diario la resolución precedente.

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. XRHXXGCEXQC

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