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Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 1: LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE


LA MONARQUÍA VISIGODA (711)

1.1 SOCIEDAD Y ECONOMÍA EN EL PALEOLÍTICO Y NEOLÍTICO. LA PINTURA RUPESTRE

La hominización es el proceso de evolución del ser humano que sucedió fundamentalmente durante la
Prehistoria. En la Península Ibérica este proceso lo representan el Homo antecesor, el Homo neandertal y
el Homo sapiens, especies halladas en los yacimientos arqueológicos de la Prehistoria.

La Prehistoria se divide en Paleolítico Inferior (1.2 millones de años – 100.000 años), Paleolítico Medio
(100.000 -35.000) y Paleolítico Superior (35.000-8.000). Durante este periodo la sociedad era de
cazadores-recolectores de carácter nómada (economía depredadora) y destaca el yacimiento de
Atapuerca (Burgos), donde se encontraron los restos humanos más antiguos (Homo antecesor).

Con la llegada del Neolítico (5.000-3.000 a.C.) y el cambio climático, las sociedades abandonaron el
nomadismo y se sedentarizaron. Se cambia la caza y recolecta por la agricultura y ganadería (economía
productora). Aparecen los primeros poblados, se desarrolla el comercio y la cerámica, además de
producirse una especialización del trabajo.

En cuanto al arte se desarrolla un arte rupestre en dos periodos y zonas concretas:

El arte de la cornisa cantábrica durante el Paleolítico Superior, caracterizado por la policromía, el realismo
y las figuras de animales aislados (Altamira, Tito Bustillo).

El arte levantino (9.000-5.000), desarrollado en abrigos rocosos, con representaciones humanas y escenas
de carácter esquemático y con monocromía (Valltorta y Cogull).

1.2 LOS PUEBLOS PRERROMANOS. LAS COLONIZACIONES HISTÓRICAS: FENICIOS Y GRIEGOS. TARTESOS

En el último milenio antes de Cristo los pueblos peninsulares (Tartessos, íberos, celtas y celtíberos)
entraron en contacto con los pueblos colonizadores (fenicios, griegos y cartagineses), mezclándose
elementos nativos con rasgos propios de las culturas de los colonizadores.

Tartessos: El reino de Tartessos fue la primera forma de organización de un Estado en la Península Ibérica.
Se asentó en el suroeste peninsular hasta el Mediterráneo y tuvo su máximo esplendor entre los siglos
VIII y VI, destacando su explotación minera de metales preciosos en tiempos del rey Argantonio y el Tesoro
de Carambolo. Finalmente desapareció.

Íberos: Situados en el sur y levante peninsular, destacaron por tener lengua propia y dedicarse a la
agricultura y el comercio. Su forma de gobierno era una monarquía y su arte se manifiesta en la Dama de
Elche o la Dama de Baza.

Celtas: Provenientes de Centroeuropa se asentaron en norte peninsular con poblados llamados castros y
practicaron la agricultura, ganadería y trabajaron el hierro.

Celtiberos: Asentados en la meseta central, se caracterizaron por sus poblados fortificados (Numancia)

En cuanto a las colonizaciones históricas, estas se caracterizaron por el comercio y la explotación minera.
Destacaron los fenicios y su vocación comercial hacia el siglo IX a.C., con colonias como Gadir (Cádiz),
Malaka (Málaga) o Sexi (Almuñecar). También los griegos (s. VIII a.C.) con colonias como Rhodas y
Emporion y los cartagineses (s VII a.C.) con fundaciones como Ibiza.
Jimena Peláez Rodríguez

1.3 CONQUISTA Y ROMANIZACIÓN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. PRINCIPALES APORTACIONES ROMANAS


EN LOS ÁMBITOS SOCIAL, ECONÓMICO Y CULTURAL

La conquista de la Península Ibérica se inició con la II Guerra Púnica (218-201 a.C) que comienza tras la
ocupación de Sagunto por el general cartaginés Aníbal (219 a.C) ante lo cual Roma envía tropas al mandato
de Escipión que desembarcan en Ampurias (210 a.C) y conquistan Cartago Nova.

La ocupación de La Meseta por parte de los romanos sería más compleja debido a la resistencia de los
celtíberos en Numancia y de los Lusitanos (dirigidos por Viriato) que emplearon la táctica de guerrilla
hasta el asesinato de Viriato (139 a.C), cuando finalmente es conquistada. La provincia quedó dividida en
dos subprovincias (Hispania Ulterior y Citerior).

El fin de la conquista tuvo lugar durante el mandato de Octavio Augusto (Pax Augusta) periodo también
conocido como las guerras cántabras pues cae la zona cantábrica (19 a.C).

La romanización es el proceso de asimilación de la cultura y vida romanas por parte de los pueblos
conquistados. De dicho proceso destaca la adopción de lengua latina (escritos de Séneca), la imposición
de Derecho Romano y de la religión (impulsado sobre todo por Teodosio) y la creación de carreteras y
fundación de ciudades que fueron vehículo para la unificación. También proporcionó grandes
emperadores como Adriano y Trajano.

La sociedad hispanorromana de los primeros siglos era esclavista al poderse diferenciar entre hombres y
esclavos, pero la crisis del siglo III trajo cambios políticos, económicos y sociales que acabaron con la
esclavitud.

La cultura romana nos dejó grandes patrimonios culturales como acueductos (Segovia), murallas (Lugo) y
puentes (Alcántara).

1.4 EL REINO VIDIGODO: ORIGEN Y ORGANIZACIÓN POLÍTICA. LOS CONCILIOS

En el año 409 Suevos, Vándalos y Alanos penetran en la Península; estos serían combatidos por un pueblo
romano más germanizado: los Visigodos. A cambio, los romanos les entregarían tierras al sur de Galia.

Tras la caída del Imperio romano (476) los Visigodos aprovecharían el vacío de poder para formar el reino
visigodo de Tolosa, pero serían derrotados por los francos en Vouillé (507). Así, en su huida terminarán
asentándose en la Península donde crearán el reino visigodo de Toledo al que pondrá fin la invasión
musulmana (711).

Los visigodos emprenderán la unificación con la población hispanorromana gracias al rey Leovigildo que
derrotó a los suevos de Galia, a los vascones del norte y a los bizantinos del sur; A Suintila que culminó la
unificación de territorios hispanos; A Recaredo, que, en el 589 inició el III concilio de Toledo en el que hizo
profesión de fe católica y se atribuyó la conversión del pueblo godo y suevo al catolicismo; y Recesvinto
que promulgó un único código legal, Liber Iudiciorum.

La institución más importante era la asamblea de hombres libres, que elegía al rey. Éste gobernaba
ayudado por un Officium Platinum (comités civitates, duces y gardingos) compuesto por el Aula Regia
(Consejo Real) y los concilios de Toledo (asambleas encargadas de continuar la tradición cristiana y latina
del Imperio sobre una sociedad ruralizada).
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 2: LA EDAD MEDIA: TRES CULTURAS Y UN MAPA POLÍTICO EN CONSTANTE CAMBIO (711-1474)

2.1 AL-ÁNDALUS: LA CONQUISTA MUSUMLAMAN DE LA PENÍNSULA IBÉRICA. EMIRATO Y CALIFATO DE


CÓRDOBA

En el 711 Musa, gobernador Omeya del norte de África envió a Tarik a la península con un ejército de
árabes y bereberes mayoritariamente, que cruzaron el estrecho de Gibraltar y vencieron al rey visigodo
Don Rodrigo en la batalla de Guadalete. La conquista prosiguió y en tan solo ocho años los musulmanes
conquistaban Hispania gracias a las capitulaciones que firmaron con la aristocracia visigoda que les
permitía mantener sus propiedades y el cristianismo a cambio del pago de unos tributos.

Intentaron extenderse al reino de los francos, pero fueron derrotados por Carlos Martel en Poitiers (732).
El avance se paralizó y Al-Ándalus se convierte en una provincia más del califato Omeya de Damasco
(Emirato Dependiente) con Córdoba de capital.

Los conflictos internos entre árabes y bereberes contribuyeron a la resistencia cristiana sobre Asturias.
Tras la revolución abasí, el último Omeya se refugia en Al-Ándalus y proclama el Emirato Independiente
(756); gobernará como Abderramán I, pero fue una época inestable debido a la tensión entre árabes,
bereberes y mozárabes (destaca la rebelión de Omar Ben Hafsún).

Con la llegada de Abderramán III se proclamaría el califato de Córdoba (929-1031) llegando la prosperidad
económica, política y cultural (que proseguirá con su sucesor Al-Haken II). Posteriormente se iniciarán
campañas militares con numerosas victorias gracias a Almanzor; al morir este se iniciarán rebeliones y la
España musulmana quedará dividida en pequeños reinos llamados Taifas.

2.2 AL- ÁNDALUS: REINOS DE TAIFAS. REINO NAZARÍ

En 1031 se ponía fin al Califato de Córdoba y la España musulmana se dividía en pequeños reinos llamados
Taifas. Al-Ándalus se debilitó debido a una grave crisis y las taifas tuvieron que recurrir a los reyes
cristianos que establecieron tributos a cambio de la paz o de su colaboración.

En 1085 Alfonso VI, rey de Castilla y León, conquista Toledo por lo que los reyes de Taifas envían al emir
Yusuf que con su ejército bereber derrota a Alfonso VI en Zalaca (Badajoz).

Durante las invasiones africanas (1090-1236) los almorávides (agrupación de tribus bereberes) acabaron
con las taifas, unificaron Al-Ándalus y pusieron freno al avance cristiano, pero en 1118 Alfonso I el
Batallador, rey de Aragón, conquista Zaragoza y Al-Ándalus vuelve a fragmentarse. Los Almohades, que
habían sustituido a los Almorávides se instalaron en Al-Ándalus venciendo a Alfonso VIII (rey de Castilla)
en Alarcos (1195) pero fueron derrotados en las Navas de Tolosa (1212) por reinos cristianos impulsados
por el papado.

El reino Nazarí de Granada fue fundado por Mohamed Ben Nasser. En sus inicios pagaban tributos (parias)
a Castilla. En esta época se construye la Alhambra. Más adelante los Reyes Católicos entraban en Granada
(1492) poniendo fin a la conquista musulmana.
Jimena Peláez Rodríguez

2.3 AL-ÁNDALUS: ECONOMÍA SOCIEDAD Y CULTURA

El nuevo Estado musulmán aportó grandes avances económicos. En la agricultura impulsaron el regadío
(noria y acequia) y nuevos cultivos (arroz, azafrán, algodón). En la ganadería se desarrolló el ganado ovino
y la cría de caballos para la guerra. En la minería destaca la extracción de plomo, azufre, estaño, oro… En
la producción de manufacturas destaca la textil (lana, seda). Tanto el comercio interior (en los zocos de
las ciudades) y el exterior (importaba y exportaba) se vieron favorecidos por la monetarización (dirham y
dinar).

En cuanto a la sociedad la mayoría era cristiana y pagaban tributos para seguir siéndolo, pero muchos se
convirtieron al islam (muladíes) o se trasladaron a ciudades cristianas para dejar de pagarlos. Lo mismo
sucedió con los no-musulmanes (mozárabes).

Gran parte de la sociedad eran libres: la aristocracia (jassa) en la cúspide de la pirámide; los comerciantes,
artesanos y médicos en el punto medio y la plebe (amma) en la base. Sin embargo, también había esclavos
que trabajan en los talleres o en el campo principalmente.

El clima de libertad propiciado por Abderramán III y Al-Haken II hizo que se desarrollasen las matemáticas,
la medicina (Abulcasis), la literatura (prosa y verso), la filosofía (Averroes) y la ciencia (concepto de cero).

Dejaron un legado artístico en el que destaca la Alhambra y la Mezquita de Córdoba.

2.4 LOS PRIMEROS NÚCLEOS DE RESISTENCIA CRISTIANA. PRINCIPALES ETAPAS DE LA RECONQUISTA.


MODELOSD E REPOBLACIÓN
Jimena Peláez Rodríguez

2.5 LOS REINOS CRISTIANOS EN LA EDAD MDEIA: ORGANIZACIÓN POLÍTICA, RÉGIMEN SEÑORIAL Y
SOCIEDAD ESTAMENTAL

La sociedad de la España cristiana se dividía en estamentos: los privilegiados formados por “defensores”
(nobleza) y “oradores” (clero) que no pagaban impuestos, eran juzgados por tribunales propios y recibían
de los monarcas concesiones de tierras, los llamados señoríos territoriales (en los que el rey podía influir)
que más tarde pasarán a ser señoríos jurisdiccionales en los que los señores administraban justicia y
cobraban impuestos (el rey no influía). Y los no privilegiados “labradores” (campesinos) que eran los más
numerosos.

Podemos distinguir entre alta nobleza (hombres ricos) y baja nobleza (cavallers, hidalgos o infanzones) y
entre alto clero (arzobispos, obispos y abades) y bajo clero (curas y monjes).

En las ciudades había un patriarcado urbano formado por dueños de grandes rebaños y mercaderes
profesionales de oficio; por debajo se encontraba el común, compuesto por la masa de artesanos,
pequeños comerciantes, asalariados y gentes sin oficio.

Al margen de la sociedad cristiana se encontraban los no cristianos (judíos y mudéjares) que se


trasladaban a otras ciudades debido a la intolerancia.

Acerca de las instituciones del gobierno en Castilla el monarca gozaba de amplios poderes y en la corona
de Aragón nombro a un representante (virrey o lugarteniente) en cada territorio.

Para ejercer el poder los monarcas se apoyaban en la Curia Regia (nobles y eclesiásticos) que aconsejaban
al rey en los asuntos del gobierno y en las Cortes (nobles, eclesiásticos y burguesía urbana) en las que se
hacían peticiones al rey y este buscaba obtener recursos para financiar su política.

2.6 ORGANIZACIÓN POLÍTICA DE LA CORONA DE CASTILLA, DE LA CRONA DE ARAGÓN Y DEL REINO DE


NAVARRA AL FINAL DE LA EDAD MEDIA

En los siglos XIV y XV las coronas de Aragón y de Castilla se enfrentaron a una grave crisis económica
demográfica y social. En política los monarcas deseaban recuperar el poder perdido frente a la nobleza
con el feudalismo.

La Corona de Castilla constituía una monarquía hereditaria y patrimonial (Trastámara). El rey contaba con:
el consejo real, la audiencia (justicia) y la real Hacienda (impuestos).

En esta época se constituyeron instituciones clave: un ejército real permanente y una burocracia formada
por letrados. En las Cortes participaron las ciudades, la nobleza y clero.

Por otro lado, la Corona de Aragón tenía un carácter pactista y estaba constituida por reinos con diferentes
leyes y virreyes. Tras varios enfrentamientos entre vasallos y rey, Pedro III firmó el Privilegio General
(1283). Existían Cortes independientes en cada reino y generales (tres estamentos). Surgieron las
diputaciones que frenaron la autoridad real (Generalitat).

Se creó también el Cargo de Justicia Mayor de Aragón en defensa de los fueros, pero los municipios fueron
cayendo bajo el control de oligarquías (Consejo de ciento en Barcelona).

En Navarra el funcionamiento era parecido al reino de Aragón donde destaca el rey, el consejo real
(asesoramiento al rey), las Cortes (conservación de fueros), la corte mayor (organismo judicial) y la cámara
de Comptos (finanzas reales).
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 3: LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700)

3.1 LOS REYES CATÓLICOS: UNIÓN DINÁSTICA E INSTITUCIONES DE GOBIERNO

En 1469 los herederos de las dos coronas: Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón se unieron creando
la unión dinástica (1479) entre los dos reinos. Cada reino conservó sus leyes, moneda e instituciones, solo
compartían la monarquía autoritaria.

Llevaron a cabo una política para la unión territorial conquistando antiguos territorios de Castilla. Se puso
fin a la reconquista y se anexionó Granada en 1492 (último territorio musulmán). Posteriormente se
harían con Rosellón (1493), Cerdaña (1493) y Navarra (1500).

Quisieron fortalecer los poderes del monarca mediante el sometimiento de la nobleza, el clero y la
burguesía (mediante los corregidores). Las Cortes también perderán peso en la organización del Estado
salvo en la Corona de Aragón.

Al concentrar todo el poder los reyes crearon una serie de instituciones: la Santa Hermandad (policía
contra el bandolerismo), el Consejo Real (asesoramiento real), las audiencias (justicia), un ejército
permanente, virreyes en cada territorio, la Hacienda (recogía impuestos), el corregidor (para el ámbito
local), embajadores y la Santa Inquisición (contra las herejías).

Cuando los reyes accedieron al poder había en España tres religiones (judía, musulmana y católica). En
1492 firmaron un decreto por el que los judíos debían convertirse al cristianismo o salir de sus reinos
(Santa Inquisición). En 1501 se anularon las libertades musulmanas obligando al bautismo o emigración.

La política exterior española tuvo dos direcciones: la mediterránea con Francia como principal enemigo y
la anexión de Nápoles, Bugía, Oran, Trípoli y Melilla. Y la Atlántica con la conquista de las Islas Canarias y
el descubrimiento de América.

La política matrimonial tuvo doble objetivo: la unidad peninsular y el aislamiento de Francia.

3.2 EL SIGNIFICADO DE 1492. LA GUERRA DE GARNADA Y EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA

El año 1492 fue clave para el reinado de los Reyes Católicos y para la historia de España pues coinciden el
fin de la reconquista, la unificación religiosa y el descubrimiento del continente americano.

La guerra de Granda, primera guerra de la E. Moderna por los métodos utilizados (artillería y diplomacia)
comenzó con la toma de Alhama por Diego Ponce de León, que se aprovechó de la debilidad del trono
nazarita (conflicto entre Boabdil, Mulay-Hacen y el “Zagal”). Después se procedió a la toma de Málaga con
una dura campaña militar y el sometimiento de la población a la esclavitud. Por último, en Granada, las
ciudades que no cayeron firmaron capitulaciones por las que se respetaban sus libertades, religión etc.
Pero el incumplimiento de estas llevo a la rebelión mudéjar y a la creación de la Santa Inquisición.

La hegemonía turca en el Mediterráneo forzó a la búsqueda de nuevas rutas con oriente que supusieron
la llegada a nuevos territorios. En esta búsqueda destacaba Portugal frente a los intereses de Catilla de
finalizar la reconquista. Sin embargo, Castilla aceptó la proposición de Colón de buscar nuevas rutas
diferentes a las portuguesas. Así el 3 de agosto de 1492 partió del Puerto de Palos con la Nao Santa María
y las carabelas Pinta y Niña. Avistaron tierra el 12 de octubre de 1492 (San Salvador) y tras 4 viajes más se
firmará el Tratado de Tordesillas con Portugal para el reparto de las nuevas tierras conquistadas.
Jimena Peláez Rodríguez

3.3 EL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS. ESPAÑA BAJO CARLOS I. POLÍTICA INTERIOR Y CONFLICTOS EUROPEOS

Tras la regencia del Cardenal Cisneros, Carlos I llegó a España en 1517 y se implanta la dinastía de los
Habsburgo. De sus abuelos maternos recibe Canarias, posesiones en Italia y parte americana. De sus
abuelos paternos recibió de María Borgoña Países Bajos y el Franco Condado y de Maximiliano posesiones
austriacas, en 1519 se convierte en emperador y toma posesión del imperio.

En relación a la política interior, Carlos I causó pésima impresión cuando llegó a España, no hablaba el
idioma y venía rodeado de consejeros flamencos. Al ser elegido emperador abandonó Castilla en 1520
provocando el levantamiento de comunidades contra el monarca (guerra de las comunidades). En estas
ciudades se sustituyó el poder municipal por comunas. En Ávila se formó una Junta Santa para coordinar
el movimiento comunero. Todo acabó en la batalla de Villalar donde fueron derrotados los comuneros.
Paralelamente en Valencia hubo otro levantamiento, las germanías, protagonizado por artesanos y
comerciantes que se quejaban del control del gobierno municipal por la nobleza.

En cuanto a la política exterior destacan las guerras contra Francia. La primera se produjo por el dominio
de Milán; Francisco I, rey de Francia era derrotado en Pavía (1525). Seguidamente, el Papa Clemente VII
se puso del lado de Francia y las tropas imperiales decidieron atacar Roma (Saco di Roma-1527). La guerra
acabó en 1529. Otro problema para España fueron los piratas berberiscos del mediterráneo. El conflicto
finalizó con la Paz de Crepy con Francia en 1544. Carlos I se enfrentó a los príncipes protestantes de
Alemania y fueron derrotados en Muhlberg (1547). No obstante, en Alemania se firmó la paz de
Augsburgo (1555) que reconocía la división de Alemania entre protestantes y católicos.

En 1556 abdicó y su herencia se dividió en: la española (Felipe II) y la alemana (Fernando I). (-1558).

3.4 LA MONARQUÍA HISPÁNICA DE FELIPE II. GOBIERNO Y ADMINISTRACIÓN. LOS PROBLEMAS INTERNOS.
GUERRAS Y SUBLEVACIÓN EN EUROPA

El reinado de Felipe II transcurrió desde 1556 hasta 1598.

En cuanto a su política exterior estableció la capital en Madrid (1561) y llevó a cabo una unidad religiosa
por lo que en 1567 publicó un decreto contra las costumbres moriscas que llevo al levantamiento de estos
en las Alpujarras, pero finalmente fueron vencidos por Juan de Austria. Otro conflicto significativo surgió
con la traición de Antonio Pérez a Felipe II que promovió el asesinato de Juan Escobedo en Madrid y
escribió sus “relaciones” con el rey presentándole como un hombre malvado, dando lugar al nacimiento
de la Leyenda Negra.

En cuanto a la política exterior deseaba defender el catolicismo. España llegó a su máximo poderío, pero
supuso un elevado coste para Castilla. Al iniciar su reinado España se encontraba en guerra contra Francia.
Vencieron a los franceses en San Quintín (1557) y Gravelinas (1558). Francia reconoció la derrota y firmó
la paz de Cateaur-Cambresis (1559). Otro problema fue el avance turco en el mediterráneo por lo que se
formó la Liga Santa (Pio V Y Felipe II) que consiguió debilitarles. También los Países Bajos se sublevaron
en 1556 y Felipe envió tropas al mando del Duque de Alba. Surgieron dos zonas de conflicto diferenciadas:
el sur católico fiel a Felipe II (actual Bélgica) y el norte calvinista en contra del monarca (actual Holanda).
Se envió a Alejandro Farnesio y a Juan de Austria. Otra cuestión fue la lucha contra Inglaterra que surgió
cuando María Tudor, mujer del rey, siendo sustituida por Isabel de Inglaterra que apoyó a los enemigos
de España por lo que Felipe II decidió atacar Inglaterra. Planeó la invasión de las Islas Británicas con la
Armada Invencible, pero fracasó en 1558.

En 1578 muere el rey de Portugal (Sebastián) dejando Portugal en su herencia a Felipe II. En 1581 en las
Cortes de Thomar era reconocido como rey de Portugal y lograba así la unidad peninsular.
Jimena Peláez Rodríguez

3.5 EXPLORACIÓN Y COLONIZACIÓN DE AMÉRICA. CONSECUENCIAS DE LOS DESCUBRIMIENTOS EN


ESPAÑA, EUROPA Y AMÉRICA

Tras los viajes de Colón y el control de las Antillas se procedió a la conquista del continente americano. El
conocimiento de este Nuevo Mundo se acentuó gracias Núñez de Balboa que atravesó el istmo de Panamá
en 1513, descubriendo el Pacífico, y la circunnavegación de Magallanes-Elcano (1519-1522).

La conquista se realizó en distintas fases. En primer lugar, Hernán Cortes logró someter al Imperio Azteca
de Moctezuma tras llegar a Tenochtitlán en 1519 y derrotar a los aztecas en 1520. Por otro lado, Francisco
Pizarro conquistó el Imperio Inca liderado por Atahualpa a partir de 1532.

Posterior a ellos Almagro, Valdivia y García Hurtado tomaron Chile y Pedro Mendoza Buenos Aires en
1536. También se deben destacar las expediciones de Orellana por el Amazonas entre 1541-1560 y la
fundación de Manila en las islas Filipinas en 1571.

Tras la conquista el máximo órgano de poder fue el Consejo de Indias. América se dividió en dos virreinatos
(Nueva España y Perú) que se dividieron en gobernaciones y estos en municipios o cabildos. Para la justicia
hubo audiencias.

La agricultura se trabajó mediante la encomienda o esclavos negros en grandes propiedades (haciendas y


estancias). La minería (Zacatecas y Potosí) funcionaba mediante la mita (repartimientos). El comercio fue
monopolio de Castilla mediante la Casa de Contratación.

Las consecuencias para los nativos, más allá de nuevos productos (caballos o vacas), fueron negativas
(pese a las Leyes de Burgos de 1513 y las Leyes Nuevas de 1542 que pretendían protegerlos), ya que
desaparecieron sus imperios, su cultura se castellanizó y sufrieron un descenso demográfico. Para Europa
fueron positivas: nuevos productos (maíz, patata…) impulsó diversas ciencias y creó imperios. Para Castilla
América fue una vía de escape de población y le ayudó a financiar su hegemonía, aunque la abundancia
de metales preciosos provocase una subida de precios.

3.6 LOS AUSTRIAS DEL SIGLO XVII: EL GOBIERNO DE VALIDOS. LA CRISIS DE 1640

Durante este siglo reinan los Austrias menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) quienes delegan sus poderes
en manos de sus validos, que dirigen la monarquía hacia una pérdida de poder y un aumento de
desprestigio. Además, se iniciará una grave crisis económica, social y política.

El reinado de Felipe III (1598-1621) fue generalmente pacífico: se firma la paz con Inglaterra y se acuerda
la Tregua de los Doce Años con los rebeldes de Holanda (1609). El pacifismo se rompió en 1618 con el
estallido de la guerra de los Treinta Años. Se inicia con este rey el gobierno de validos (se apoyará en el
Duque de Lerma y el Duque de Uceda). En 1609 decreta la expulsión de los moriscos hasta 1614.

El reinado de Felipe IV (1621-1665) destaca por la política autoritaria y centralista del conde-duque de
Olivares, valido del rey. Este era partidario de que todos los reinos contribuyesen económicamente como
Castilla (Unión de Armas), lo que degeneró en un levantamiento en Cataluña en el que se mata al virrey,
se inicia un levantamiento contra el rey y los catalanes deciden ofrecer Cataluña a Francia, nombrando a
Luis XIII conde de Barcelona. También triunfa el levantamiento de Portugal que termina con su
independencia (1668). Hubo otros levantamientos en Andalucía, Nápoles, Sicilia... En cuanto a la política
exterior España se ve envuelta en la guerra de los Treinta Años a la que se incorpora Francia en 1635 y
derrota a España en Rocroi (1643). La guerra acaba con la paz de Westfalia (1648), sin embargo, la paz
con Francia se firmará más tarde, tras la derrota de las Dunas, será la paz de los Pirineos (1659).
Jimena Peláez Rodríguez

El reinado de Carlos II (1665-1700) se caracteriza por un rey débil y enfermizo (“el hechizado”). Su reinado
comenzó con la regencia de Mariana de Austria y destacan validos como Nithard o Valenzuela. Carlos II
sufrió un golpe de estado por parte de su hermano Don Juan José de Austria que se autoproclamó primer
ministro derrotando a validos como Nithard. Inició unas segundas germanías en Valencia y revueltas
campesinas en Cataluña. Su reinado estuvo dominado por las guerras contra Francia y la guerra de
sucesión.

3.7 LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y LA PÉRDIDA DE LA HEGEMONÍA ESPAÑOLA EN EUROPA

Durante este siglo reinan los Austrias menores (Felipe III, Felipe IV y Carlos II) y comienza la decadencia
española que supuso el ocaso del imperio español y la pérdida de hegemonía española en Europa.

El reinado de Felipe III (1598- 1621) fue pacífico, se firma la paz con Inglaterra y se acuerda la Tregua de
los Doce Años con los rebeldes de Holanda (1609). Pero en 1618 estalla la guerra de los Treinta Años que
comenzó como un conflicto localizado en el imperio alemán entre protestantes y católicos, pero Francia
lo convirtió en una lucha por la hegemonía en Europa frente a los Austrias.

El reinado de Felipe IV (1621-1665) fue un reinado agitado en el que la crisis y decadencia española
tocaron fondo. La guerra de los Treinta Años continua. Al principio los éxitos militares de españoles y
alemanes fueron notables, pero con la entrada de Francia al conflicto (1635) se inicia el declive español
(batalla de Rocroi -1643). La guerra acaba con la paz de Westfalia (1648) por la que España reconoce la
independencia de Holanda. El conde-duque de Olivares era partidario de que todos los reinos
contribuyesen económicamente igual que Castilla (Unión de Armas) pero los catalanes se niegan a pagar
más y el conde duque quiso llevar la guerra contra Francia a Cataluña. El levantamiento más radical se
produjo el 7 de julio de 1640 en el que los segadores matan al virrey y estalla un levantamiento contra el
rey. En el transcurso del conflicto los catalanes ofrecen Cataluña a Francia, nombrando a Luis XIII conde
de Barcelona. La paz con Francia se firma tras la derrota de las Dunas (paz de los Pirineos – 1659) que
supuso pérdidas territoriales (Rosellón, Cerdaña, Artois, diversas plazas flamencas…).

El reinado de Carlos II (1665-1700) no fue muy efectivo debido a su incapacidad (“el hechizado”). Su
reinado está caracterizado por las derrotas contra Francia en las que España pierde el Franco Condado y
varias plazas en Flandes. Y por el problema de sucesión que se inicia de forma sangrienta tras su muerte
y en el que se verán implicadas todas las potencias que querían sacar partido de España.

3.8 PRINCIPALES FACTORES DE LA CRISIS DEMOGRÁFICA Y ECONÓMICA DEL SXVII Y CONSECUENCIAS

Con el reinado de los Austrias menores (Felipe II, Felipe IV y Carlos II) comienza la decadencia.

El siglo XVII es caótico desde el punto de vista económico a nivel europeo. En España los problemas fueron
mayores; la economía española estaba arruinada debido al escaso desarrollo económico y a:

Malas cosechas por catástrofes naturales que generan hambre y epidemias lo que conllevó el retroceso
de la producción en Castilla. Se produce una decadencia de las ciudades castellanas. Descienden las
cantidades de oro y plata procedentes de América y disminuye la demanda. Por último, se produjo una
grave crisis monetaria relacionada con la escasez de metales ante la cual los monarcas manipulan y alteran
las monedas en circulación dando lugar a una gran inflación. Para sanar esta inflación se aplica en 1680
una reforma monetaria que además reanimará la economía.

Las consecuencias fueron: despoblamiento de la España interior hacia la periférica, aumento de la


delincuencia y mendicidad (por descenso de la producción) y el auge de la pintura y liter costumbrista.
Jimena Peláez Rodríguez

3.9 CRISIS Y DECADENCIA DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA: EL REINADO DE CARLOS II Y EL PROBLEMA DE


SUCESIÓN

Carlos II (1665-1700) fue un rey débil y enfermizo (“el hechizado”). Su reinado empezó con la regencia de
Mariana de Austria destacando validos como Nithard y Valenzuela. Tras los problemas derivados de la
Unión de Armas (impuesto único) se abre una etapa de neoforalismo (para respetar los fueros).

Carlos II sufrió un golpe de estado por parte de su hermano Don Juan José de Austria que se autoproclamó
primer ministro y puso fin a validos como Nithard; además inició unas segundas germanías en Valencia y
revueltas campesinas en Cataluña.

Su reinado está dominado por las guerras contra Francia con grandes pérdidas territoriales (Franco
Condado y varias plazas en Flandes) y por el problema sucesorio entre: Felipe de Anjou (Francia) y Carlos
de Austria. Cuando muere Carlos II (1700) se inicia una sangrienta guerra de sucesión a la Corona española
en la que se verán implicadas todas las potencias europeas que querían sacar partido de España.

En 1680 aplico medidas económicas que supusieron la recuperación económica y demográfica.


Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 4: ESPAÑA EN LA ÓRBITA FRANCESA: EL REFORMISMO DE LOS PRIMEROS BORBONES (1700-


1788)

4.1 LAGUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA Y ES SISTEMA DE UTRECHT. LOS PACTOS DE FAMILIA

La guerra de sucesión a la Corona española (1701-1713) se inició al ser elegido Felipe de Anjou como rey
de España por lo que los borbones ganaban influencia en Europa. Al no ser elegido Carlos de Austria, su
padre, Leopoldo I poco pudo hacer sin aliados, pero en 1701 el temor a Luis XIV, tío de Felipe, dio lugar a
la creación de la Gran Alianza de la Haya integrada por Inglaterra, Austria y Holanda. Su objetivo era
destituir a Felipe de Borbón y proclamar rey de España al archiduque Carlos.

Se luchó en Países Bajos, Alemania, Italia, España y en el mar. Destacan las derrotas borbónicas salvo en
España que resistió hasta 1704 cuando los ingleses conquistan Menorca y ocupan Gibraltar. Por un lado,
la Corona de Aragón apoyó a Carlos y por otro lado la Corona de Castilla a Felipe V.

En 1707 tuvo lugar la batalla de Almansa en la que Felipe de Borbón conquista Valencia, después caerá
Aragón y por último Cataluña tras la resistencia de Barcelona hasta 1714. En 1713 finalizó la guerra con la
paz de Utrecht en la que Felipe V era proclamado rey de España y de Indias y se perdían los Países Bajos,
Nápoles, y Milán que pasaron a ser austriacos; y Gibraltar y Menorca que pasan a Inglaterra, país que,
además obtendrá ventajas comerciales (asiento de negros y navío de permiso).

En cuanto a la política exterior desatacan los pactos de familia que son alianzas que firman los borbones
españoles con los franceses para llevar a cabo una política exterior conjunta.

El primer pacto de familia fue en 1733 debido a la guerra de sucesión polaca, destacando los Borbones y
los Habsburgo. Sicilia y Nápoles quedaron para el infante Carlos.

El segundo fue en 1743 por motivo de la guerra de sucesión austriaca. Los contendientes fueron los
borbones y los Austrias. El resultado fue Parma y Toscana para el infante Felipe.

El último fue en 1761 por el enfrentamiento contra Inglaterra en la guerra de los 7 Años y el resultado fue
la pérdida de Gran Bretaña. No se recupera ni Menorca ni Gibraltar. Más tarde, en la guerra de las 13
colonias se recuperará Menorca, pero no Gibraltar.
Jimena Peláez Rodríguez

4.2 LA NUEVA MONARQUÍA BORBÓNIC. LOS DECRETOS DE NUEVA PLANTA. MODELO DE ESTADO Y
ALCANCE DE REFORMAS

Tras la guerra de sucesión Felipe V asciende al poder y comienza la dinastía de los Borbones con un nuevo
modelo político y la instauración de los decretos de Nueva Planta como consecuencia de la guerra de
sucesión y mediante los cuales la corona pierde sus fueros por el apoyo a la causa austriaca y se empieza
a realizar una unidad político administrativa en torno a Castilla.

Las medidas tomadas fueron: sustitución de virreyes por capitanes generales al frente del gobierno,
reforma de las audiencias y tribunales de justicia, supresión del “privilegio de extranjería” (todos los
españoles eran admitidos en todos cargos), las cortes desaparecieron y se suprimieron las fronteras y
aduanas interiores.

No ocurrió lo mismo en el norte de España y Navarra donde la fidelidad a Felipe será recompensada con
el mantenimiento de sus fueros, impuestos y Cortes de Navarra.

Se renovó la administración central. Además, los consejos fueron relegados y el consejo de Castilla se
asume como consejo de estado. Se dejan de convocar Cortes y los secretarios pasan a ser ministros. Se
impuso la Ley Sálica en la sucesión y se produjo un cambio de la alta nobleza por asistentes italianos
(Alberonil) y burócratas españoles (Marques de la Ensenada).

Todas estas reformas implican una nueva administración centralizada; se crea una nueva división en
provincias al mando de capitanes generales o intendentes y se reorganiza la economía (intervencionismo
y mercantilismo), el ejército, la armada y las relaciones con la iglesia (regalismo).

En 1724 Felipe V abdicó en su hijo Luis I, pero falleció en y en 1746 Felipe V fallece y le entrega el trono a
su otro hijo, Fernando VI. En 1750, Fernando realizó el primer catastro cuya finalidad fue recuperar la
riqueza real de España, sin embargo, la alta nobleza y gran parte del clero se oponen a las reformas.

También durante su reinado se firmó el concordato de 1753 por el que la corona obtiene el nombramiento
de cargos eclesiásticos y toma parte de los ingresos de la iglesia.

4.3 LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII. EXPANSIÓN Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS: AGRICULTURA,


INDUSTRIA Y COMERCIO CON AMÉRICA. CAUSAS DEL DESPEGUE ECONÓMICO DE CATALUÑA

En el siglo XVIII se produjo en España un crecimiento de la población (de 7 a 11 millones) lo que supuso
un aumento de la demanda y de la cantidad de tierra cultivada. Por ello, los precios agrícolas se
dispararon, así como la renta de las tierras.

Los monarcas y sus ministros ilustrados aplicaron reformas para mejorar la agricultura. Carlos II introdujo
medidas de colonización y reparto de tierras, sin embargo, no tocó los modelos de propiedad y la iglesia,
nobleza y ayuntamientos mantuvieron sus tierras amortizadas o protegidas por mayorazgos.

En cuanto a la industria, también hubo novedades. Los monarcas crearon manufacturas reales en las que
el Estado se convertía en empresario aportando los capitales necesarios. En Castilla destacaba la industria
textil lanera trabajada en talleres gremiales. Pero la zona de mayor peso industrial fue Valencia (seda) y
Cataluña (producción lanera y manufacturas de indianas gracias a su conexión con América).

También se dio una mejora en las infraestructuras (canales, puentes, transporte…) y un aumento
comercial gracias a la supresión de trabas aduaneras locales y a las nuevas infraestructuras.

Por último, se desarrollaron las Sociedades de Amigos del País que animaban al desarrollo de las reformas
en la agricultura, la industria y el comercio.
Jimena Peláez Rodríguez

4.4 IDEAS FUNDAMENTALES DE LA ILUSTRACIÓN. EL EDSPOTISMO ILUSTRADO. CARLOS III

El siglo XVIII es el siglo de la ilustración o siglo de las luces, que hace referencia a la luz de la razón humana.

Sus características principales fueron: confianza en la razón, comprender y dominar el universo, la crítica
a las bases del Antiguo Régimen (que entra en crisis en la segunda mitad del SXVIII).

En el aspecto político se pretende reformar el estado mediante el despotismo ilustrado por el cual los
monarcas aplicaban propuestas de los ilustrados para obtener la felicidad del pueblo “todo para el pueblo,
pero sin el pueblo”. El despotismo no tocaba las bases del Antiguo Régimen; para ello había que pasar a
la revolución. Aplicando principios ilustrados más revolucionarios como los de Montesquieu y Rousseau
que defendían la división de poderes y la soberanía nacional y pretendían destruir el A.R.

El reinado de Carlos III (1759-1788) está unido a múltiples reformas, por lo que se considera un ejemplo
de despotismo ilustrado.

En cuanto a la política exterior, seguía abierta la guerra de los Siete Años con Inglaterra, y en 1776 estalló
la guerra de la Independencia de las 13 Colonias. Finalmente, España recupera Menorca pero no Gibraltar.

La política interior será analizada a partir de 3 ministros:

Esquilache, quien introdujo reformas urbanísticas y aprueba la libertad de comercio de granos. Sufrió el
“motín de Esquilache” por lo que se le destituyó y se decide la expulsión de los Jesuitas (1767) por su
posible intervención.

Aranda, que aplicó reformas para la gestión municipal y repoblación de zonas despobladas. También inició
el reparto de tierras baldías (de la corona) y de propios (de los municipios) entre jornaleros y labraderos.
Jovellanos redactó el Informe de Ley Agraria (1794) donde proponía iniciativa individual o limitar la
propiedad amortizada.

A partir de 1776, el conde Floridablanca decidió emitir deuda pública (“vales reales”) que a la larga tuvo
consecuencias nefastas. Por último, se creó el banco de San Carlos (actual banco de España) encargado
de abonar los intereses de los vales reales y su amortización.

Em 1788 muere Carlos III y le sucede a su hijo Carlos IV. Se inicia la crisis del Antiguo Régimen.
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 5: LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833): LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO

5.1 LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA: ANTECEDENTES Y CAUSAS. BANDOS EN CONFLICTO Y FASES DE LA


GUERRA

La muerte de Carlos III en 1788 elevó al trono a Carlos IV. Cuando estalló la Revolución francesa en 1789
el gobierno, al frente del conde Floridablanca, comprendió que la amistad con Francia se veía alterada,
impuso la Ley Sálica (mujeres no podían gobernar) y publicó decretos y órdenes para evitar el contagio de
las ideas revolucionarias francesas (inquisición). Pero en febrero de 1792 fue destituido. Le sucedió el
conde Aranda, cuya política de negociación fue complicada por lo que en noviembre de 1792 caía.
Entonces la reina consiguió su destitución por Godoy que gobernará entre 1792 y 1808.

España se sumó entonces a la guerra contra Francia (guerra de la Convención) en la que invadimos
Rosellón, pero los franceses toman Gerona, Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y Navarra. En julio de 1795 se firma
la paz de Basilea (España pierde la isla de Santo Domingo). En 1796
se firmó el primer Tratado de San Ildefonso Godoy en el que se optaba por la alianza con Francia, ligada
al enfrentamiento con Inglaterra (enemigo de Francia). Napoleón se aprovechó de la debilidad de la
monarquía española para firmar el segundo tratado de San Ildefonso por el que España debía declarar la
guerra a Portugal (guerra de las Naranjas) que terminó con el triunfo español. Para hacerse con
Inglaterra Napoleón unió las fuerzas españolas y francesas, pero fue derrotado en Trafalgar (1805) e
Inglaterra bloqué nuestro comercio con América. Victorioso Napoleón en
el continente (triunfo sobre Austria y Prusia) decidió decretar el bloqueo continental (1806) por el que se
prohibía el comercio de Europa con Inglaterra arruinando así su industria. Para hacer efectivo el bloqueo
en Portugal (aliado de Inglaterra), Napoleón firmó con España el tratado de Fontainebleau (1807) que
autorizaba al ejército francés a atravesar España hasta llegar a Portugal donde acabarían con la resistencia
portuguesa.

En el interior de España, el príncipe de Asturias, Fernando, preparó el motín de Aranjuez (1808) que
provocó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en su hijo Fernando VII.

Estos hechos agravaron la crisis de la Monarquía española y Napoleón consiguió las abdicaciones de Carlos
III y Fernando VII en Bayona, entregándole el reino de España a su hermano José I Bonaparte. Ante el
descontento, el pueblo español se levantó el 2 de mayo en Madrid, pero Francia enviará al general Murat
que reprimió duramente este levantamiento causando cientos de muertos en la noche del 2 al 3 de mayo.
Se formaron las primeras juntas en contra de José I Bonaparte.

José I llegó a Madrid en julio de 1808 y fue un monarca impopular (“rey de copas”). Solo estuvo apoyado
por los afrancesados que pensaron que el cambio dinástico llevaría a cabo reformas necesarias; los
afrancesados estuvieron enfrentados contra los partidarios de Fernando VII.

Así comienza la guerra de la independencia (1808-1814) que se divide en 3 fases:

La primera fase, “los éxitos iniciales” (junio-noviembre/1808) comenzó con el sitio de Zaragoza ante el
cual los aragoneses resistieron retrasando así los planes franceses. El hecho más destacado de esta fase
fue la Batalla de Bailén en la que por primera vez un ejército francés es derrotado por un ejército español
improvisado (19 julio/1808). José I tuvo que abandonar Madrid y Napoleón como forma de venganza
entra en España con la Grande Armé.
Jimena Peláez Rodríguez

La segunda fase, “el apogeo francés” (noviembre/1808-primavera/1812) se inicia con la entrada de la


Grande Armé que vence al ejército español en la batalla de Gamonal (1808). Entonces José I vuelve a
Madrid y Napoleón se va de España dejando al mando al General Soult. Mientras tanto, Zaragoza y Gerona
caían debido a duros sititos (1809). En noviembre de 1809 el ejército español era derrotado en Ocaña por
José I abriendo las puertas al dominio de Andalucía. Un hecho decisivo de esta fase fue la acción los
guerrilleros que aplicaron una guerra de desgaste gracias a sus conocimientos del terreno y al apoyo de
la población.

La tercera y última fase “la ofensiva final anglo-española” (1812-1814) se inició cuando Napoleón retiró
tropas de España para engrosar la Grande Armé que se preparaba para la invasión de Rusia. El
debilitamiento de las tropas de Napoleón fue aprovechado por las tropas anglo-portuguesas y españolas
del Duque de Wellington que derrotó a los franceses en Talavera de la Reina (1808) y recuperó Ciudad
Rodrigo y Badajoz (1812). Wellington volvió a triunfar en los Arapiles (1812) obligando a José I a abandonar
Madrid. Las tropas francesas iniciaron la retirada y Wellington emprendió la ofensiva final; la batalla de
Vitoria (1812) en la que fueron derrotados los franceses y la batalla de San Marcial derrotando a Soult
(1813). Napoleón firma entonces el tratado de Valençay y Fernando VII era repuesto en el trono (1814).

La guerra dejó medio millón de muertos, ciudades devastadas, obras artísticas robadas, la caída del
comercio colonial, la ruina de la Real Hacienda y se inició el proceso de emancipación de las colonias.
Jimena Peláez Rodríguez

5.2 LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812

Durante los 6 años de la guerra de la independencia hubo en España una dualidad de poder. Por un lado,
José I que pretende acabar con el Antiguo Régimen acercándolo al modelo francés. Recibió el apoyo de
aquellos que veían necesario un cambio radical en las instituciones y la sociedad tras el desastroso
gobierno de Carlos IV y Godoy, los afrancesados. Por otro lado, la Junta Suprema Central que asumió el
poder del rey ausente Fernando VII y que inició el camino a la revolución liberal; estuvo apoyada por
aquellos que veían necesario la introducción de reformas y suprimir los abusos manteniendo la autoridad
real.

Napoleón reunió en Bayona a los afrancesados de España para firmar el Estatuto de Bayona (norma
suprema parcialmente reformista). En 1810, la Junta Suprema Central dio paso al Consejo de regencia que
convoca elecciones a las cortes. Estas terminan siendo una cámara única en las que los representantes
eran elegidos sin distinción y depositarios de la soberanía nacional por lo que decidieron dar a España una
constitución que transformara el país profundamente.

En las cortes de Cádiz surgieron dos tendencias ideológicas: la de los partidarios de las reformas, los
liberales, que defendían las libertades, la igualdad ante el rey y el fin de la monarquía absoluta. Y los
absolutistas partidarios de la continuidad de la monarquía absoluta.

En la sesión inaugural, el 24 de septiembre de 1810 los diputados de las cámaras se proclaman


representantes de la soberanía nacional y el 19 de marzo de 1812 se aprueba la primera constitución “la
Pepa”. Esta constitución estaba formada por 384 artículos en base a los siguientes principios: la afirmación
de la soberanía nacional, es decir, el poder político pertenece a la nación; la división de poderes en
ejecutivo (rey), legislativo (cortes) y judicial (tribunales); la proclamación de una monarquía
constitucional, limitada por una constitución; las cortes eran elegidas por sufragio universal; todos los
ciudadanos eran iguales ante la ley; se reconocen los derechos y libertades individuales pero no hay
libertad religiosa (se impuso el catolicismo). Por último, se establece la uniformidad y centralización
administrativa con una nueva división de España en provincias.

Además de redactar una constitución, las cortes aprobaron una serie de decretos y leyes (1810-1813) que
iniciaban la reforma de instituciones políticas, económicas y jurídicas españolas: se abolía el Antiguo
Régimen, se aprobaba la libertad de imprenta y se suprimía la censura de la prensa (1810), se abolía los
señoríos jurisdiccionales y el régimen señorial (1811), se eliminaba la inquisición (1813) y las
organizaciones gremiales, se introduce la libertad económica (1813) y por último se derogaron los
privilegios de la mesta (1813) y el mayorazgo.

A pesar de que tanto la constitución como la labor legislativa de las cortes quedaron derogadas al llegar
Fernando VII, la trascendencia de estas reformas fue esencial para el futuro régimen liberal de España.
Además, abrió el camino de la independencia de las colonias que se consolidará en el Trienio Liberal (1820-
1823). La constitución de Cádiz sirvió de ejemplo para futuras constituciones liberales de España y otros
países por su carácter muy avanzado.
Jimena Peláez Rodríguez

5.3 EL REINDO DE FERNANDO VII: LIBERALISMO FRENTE A ABSOLUTISMO. EL PROCESO DE


INDEPENDENCIA DE LAS COLONIS AMERICANAS

El reinado de Fernando VII comienza tras el Motín de Aranjuez y la abdicación de su padre Carlos IV en
marzo de 1808. Los primeros años vivió en el encierro de Valençay mientras España sufría la Guerra de la
Independencia y el gobierno que asume su regencia lleva acabo una revolución liberal.

Cuando Fernando VII llega a España en marzo de 1814 recibe de Valencia el manifiesto de los persas
(sesenta y nueve diputados a favor del Antiguo Régimen y absolutismo). Además, recibe el apoyo del
general Francisco Javier Elio y sus tropas, que preparan el golpe de estado mediante el cual se restauraba
el poder absoluto del monarca y se abolía la legislación de las cortes de Cádiz gracias al decreto del 4 de
mayo de 1814 en Valencia. A finales de mayo Fernando VII, como rey, entraba en Madrid. Tras el golpe
de estado fueron detenidos y juzgados liberales y afrancesados.

Sin embargo, el gobierno de Fernando VII fue desastroso; la hacienda estaba prácticamente en banca rota,
los pagos de la deuda estatal no se cumplían y la guerra en América se llevaba los ingresos de hacienda,
pero el mantenimiento de las colonias era clave por los recursos que daba a la hacienda.

Pero la represión política no retuvo a los liberales que llevaron a cabo pronunciamientos militares, muchos
de los cuales fracasaron, menos el del teniente Rafael del Riego (1820) que se subleva en Sevilla y exige
al rey que jure la Constitución de 1812. Este, desesperado, la acepta el 7 de marzo, la jura el 9 y la publica
el 10. Se entra así en el Trienio Liberal (1820-1823). Tras el triunfo del pronunciamiento del Riego se
sucedieron otros pronunciamientos liberales en La Coruña, Zaragoza, Barcelona etc.

El rey nombró un nuevo gobierno presidido por el liberal Agustín Arguelles, que proclama una amnistía
para el regreso de los exiliados políticos y convoca elecciones a cortes donde obtienen la mayoría los
liberales. A lo largo de 3 años las cortes aprueban una legislación reformista que completaba la labor de
las cortes de Cádiz y acababa con el Antiguo Régimen. Las principales reformas fueron: supresión de
mayorazgos, abolición de señoríos jurisdiccionales (se pasa de “señor” a “propietario”); se suprimen los
monacales por lo que se disolvían los conventos y se desamortizaban sus bienes surgiendo un
enfrentamiento con la iglesia; se suprime la inquisición; se desamortizaban las tierras propias y se
restablecía la Milicia Nacional.

Mientras tanto, los liberales se fracturan en: moderados, partidarios de realizar reformas con prudencia
y radicales que aplicaban estrictamente la constitución, reduciendo el poder del monarca a meramente
ejecutivo.

A todo esto, el régimen constitucional avanzaba con grandes dificultades debido a la oposición de las
potencias absolutistas de Europa, las reacciones antiliberales del campesinado, los problemas con la
iglesia y con la hacienda y la resistencia del propio rey.

El 7 de julio de 1822, en Madrid, un golpe militar contrarrevolucionario acabó con el gobierno liberal, pero
fue sofocado por la Milicia Nacional, cayendo el gobierno moderado que había impuesto de La Rosa y
siendo sustituido por uno radical (Evaristo San Miguel). En Seo de Urgel se instaló una regencia de
absolutistas que, en febrero de 1823 fue acabada por tropas del gobierno. En 1823 las potencias de la
Santa Alianza ayudaron a España enviando un gran ejército (Cien Mil Hijos de San Luis) al mando del duque
Angulema que consiguió libertar al rey. Termina así el Trienio liberal.

Durante la década absolutista (1823-1833) el rey derogo todo lo aprobado por las cortes del trienio
(decreto de 1 de octubre) y se inició una persecución a liberales (“terror blanco”) con las Comisiones
Militares, que procesaban a los participantes del trienio; las Juntas de Fe, encargadas de los clérigos
liberales y las Juntas de Purificación que depuraban a profesores y empleados de tendencias liberales.
Jimena Peláez Rodríguez

Para restaurar el absolutismo de una forma no muy brusca se incorporaron ministros reformistas como
Luis López Ballesteros. Sin embargo, esta supervivencia del absolutismo estaba amenazada por los
liberales que deseaban volver a la constitución y por los absolutistas, opuestos a los ministros reformistas.

Los absolutistas se agrupaban en torno a Carlos María de Isidro (hermano del rey) y posible sucesor, pero
en 1830, al casarse Fernando VII con María Cristina de Borbón tuvo una hija, Isabel II, y promulgó la
pragmática sanción (derogación de la Ley Sálica). Pero los carlistas no se rindieron ante esto y Calomarde,
ministro a favor del hermano del rey convenció al Fernando VII para que anulase la pragmática sanción
cuando este se encontraba enfermo, sin embargo, la Ley Sálica volvió a ser abolida y Calomarde
desterrado por lo que, tras la muerte de Fernando VII el 29 de septiembre de 1833 comenzó la regencia
de María Cristina de Borbón, ya que Isabel tenía tan solo 2 años. Esto dividió al país en carlistas e isabelinos
comenzando así una guerra civil entre ambos bandos.

Por otro lado, el proceso de independencia de las colonias tuvo su origen en los cambios culturales y
políticos del siglo XVIII, el autogobierno de los criollos, la debilidad de la monarquía fernandina, la
incapacidad diplomática de España y el desastre d Trafalgar.

En la primera fase (hasta 1816) los criollos (clase social adinerada) se opusieron a José I Bonaparte y
crearon Juntas en las que asumían el poder de los territorios. Destacan los movimientos independentistas
de Miguel Hidalgo en México y de Simón Bolívar en Caracas.

Con la vuelta de Fernando a España se restableció la situación y se exiliaron a los líderes independentistas.

En la segunda fase (hasta 1824) el presidente estadounidense, James Monroe difundió una declaración
donde proclamaba a oposición de Estados Unidos a la intervención europea en América.

A partir de aquí se sucederán campañas que supondrán la independencia de las colonias (1824).

La independencia de las colonias supuso el cierre de tres siglos de unión política entre la metrópoli y
América y el paso de España a una potencia de segundo orden maltrecha económicamente.
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 6: LA CONFLICTIVA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833- 1868)

6.1 EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868): LA PRIMERA GUERRA CARLISTA. EVOLUCIÓN POLÍTICA,


PARTIDOS Y CONFLICTOS. EL ESTATUTO REAL DE 1834 Y LAS CONSTITUCIONES DE 1837 Y 1845

Tras la muerte de Fernando VII (29 septiembre-1833) se originó un problema sucesorio a raíz de la
aparición de la pragmática sanción (permitía el reinado de las mujeres). Dos días después de la muerte de
Fernando, su hermano, Carlos María Isidro, reclamó el trono desde Portugal a través del manifiesto de
Abrantes, iniciándose la guerra.

Surgieron dos corrientes: los isabelinos, que querían convertir a España en un Estado Liberal; contaron
con el apoyo de la alta nobleza, funcionarios, burguesía y clases populares urbanas y se instalaron sobre
todo en zonas urbanas. Y los carlistas partidarios del absolutismo, la religión y las ideas del Antiguo
Régimen (“Dios, Patria, Rey y Fueros”); tuvieron el apoyo de nobleza rural, clero y campesinado,
destacaron en Navarra y País Vasco.

Hubo tres fases en la Guerra Carlista: en la primera “los triunfos iniciales” (1833-1835) destaca el general
carlista Zumalacárregui que se hizo con espacios rurales del norte hasta su muerte en el asedio de Bilbao
(1835). En la segunda fase “las expediciones” (1835-1837) los carlistas realizan expediciones entre las que
destaca la “expedición real”, que partió de Navarra llegando a Madrid, sin embargo, Espartero les mandó
de vuelta al País Vasco. La tercera fase (1837-1839) estuvo marcada por las victorias de Espartero. El
general carlista Maroto firmó el convenio de Vergara por el que se ponía fin a la guerra y los carlistas
asumían su derrota

Las consecuencias de la guerra fueron: la inclinación hacia el liberalismo, el protagonismo militar en


política, y los gastos de la guerra, que forzaron a la desamortización de las tierras de la iglesia.

Con el reinado de Isabel II se abole el Antiguo Régimen y se instaura una monarquía y régimen Liberal.

Surgieron diferencias entre los liberales, que se dividieron en: moderados, partidarios de una soberanía
compartida entre Cortes Y Rey, del sufragio censitario restringido, de las cortes bicamerales y de la división
de España en provincias. Estuvieron apoyados por la alta burguesía y parte de la nobleza y clero. Y
progresistas, partidarios de una soberanía nacional, sufragio más amplio (sin universalizar), la Milicia
Nacional y las limitaciones a la corona. Estuvieron apoyados por clases medias, artesanos y liberales.

Tras la muerte de Fernando VII, tomó la regencia María Cristina de Borbón (1833-1840). Al frente del
gobierno se encontraba Cea Bermúdez, pero la regente comprobó que el cambio de gobierno era
necesario y llamó a formar gobierno a Martínez de la Rosa (liberal moderado) que redactó el Estatuto Real
(1834) una “carta otorgada” que daba lugar a un acorte bicameral dividida en: el Estamento de Próceres
(cámara alta) y el Estamento de Procuradores (cámara baja). En 1834 se aprobaba una ley electoral con
un sufragio muy restringido y de la Rosa aislado y con falta de apoyo dimitió (1835) siendo sustituido por
el conde de Toreno. Sin embargo, comenzaron a formarse juntas revolucionarias progresistas que Toreno
no pudo disolver por lo que presenta su dimisión. Entonces, maría cristina, acudió a Mendizábal que tomó
medidas que disgustaron a la regente, como la desamortización de los bienes del clero y la supresión de
privilegios de la nobleza así que en tan solo 4 meses decidió dimitir por sus diferencias. Entonces la
regente llamo al moderado Francisco Javier Isturiz formar gobierno, pero este no contaba con el apoyo
de las cortes (procuradores). El 12 de agosto de 1836 tuvo lugar el motín de los Sargentos de la Granja
que obligó a restablecer la constitución de 1812 y a formar gobierno con José María Calatrava (y
Mendizábal en la Hacienda) quien acabaría con el Antiguo Régimen, implantaría el régimen liberal y
redactaría una nueva constitución (1837) aceptada por progresistas y moderados. Entonces se convocan
nuevas elecciones volviendo el poder a los moderados que promulgaron la Ley de Ayuntamientos (el
Jimena Peláez Rodríguez

nombramiento del alcalde correspondía al gobierno que lo escogería entre los concejales electos). La
regente presenta su renuncia y marcha Francia dejando a espartero como regente (1840).

La regencia de Espartero 81840-1843) fue de carácter progresista, pero facilitó la vuelta al poder de los
moderados por la división que se dio entre los propios progresistas (camarilla de militares por un lado y
cortes progresistas por el otro). Fue una época inestable en la que los sucesos de Barcelona (1842) a los
que Espartero responde con un bombardeo y los levantamientos armados contra el regente (dirigidos por
Narváez) llevan a la marcha de Espartero a Inglaterra. Las cortes entonces adelantan la mayoría de edad
de Isabel II a los trece años y el gobierno pasa a los moderados Bravo y Narváez.

El reinado efectivo de Isabel II (1843-1868) estuvo marcado por tres periodos:

La Década Moderada (1844-1854) comienza con el presidio de González Bravo que pone en vigor la Ley
de Ayuntamientos, suprime la Milicia Nacional y crea la Guardia Civil (1844). Con Narváez al frente del
gobierno se fijan medidas legislativas como: la constitución de 1845 (soberanía compartida entre
monarquía y cortes bicamerales y exclusividad del catolicismo), la defensa de un estado centralizado y
uniforme, medidas de reconciliación con la iglesia, una reforma de la hacienda (Alejandro Mon), y una
nueva ley electoral (1846) que doblaba los requisitos de fortuna para votar. Por último, aparece en el
gobierno Bravo Murillo que firma el concordato con la Santa Sede (1851) por el que el Papa nombraba
reina a Isabel II.

El Bienio Progresista (1854-1856) comenzó con el pronunciamiento de militares bajo O’Donnell y Dulce
en Vicálvaro y con el manifiesto de Manzanares, con promesas progresistas que firmó O´Donnell (7 de
julio de 1854). Se comenzaron a formar juntas revolucionarias y la reina forzó un gobierno de Espartero y
O’Donnell. Convocadas elecciones para unas Cortes triunfará el nuevo partido de la Unión Liberal
(O’Donnell). Estas cortes del Bienio desempeñaron una nueva constitución non-nata (no llego a ser
promulgada), la ley de desamortización general civil y eclesiástica, la ley general de ferrocarriles (1855) y
la ley de bancos de emisión y de Sociedades de crédito (1856). El
gobierno de Espartero termina por una crisis que se dio por la conflictividad social (1856).

La vuelta al modernismo (O’Donnell) 1856-1868 está caracterizada por la alternancia entre moderados y
la Unión Liberal. Esta etapa comienza con el “Gobierno Largo de O’Donnell” (1853-1863) en el que se
crece económicamente y la política exterior aumenta su prestigio, pero entra en crisis por el apoyo de la
corona a moderados o a la Unión Liberal. Con Narváez ahora en el poder Emilio Castelar escribió “el rasgo”
donde criticaba a la reina y una manifestación de estudiantes a favor del rasgo fue duramente reprimida
(“noche de San Daniel”) desprestigiando al gobierno que volvería a ser sustituido por O’Donnell. Los
progresistas entonces se levantaron contra este (el levantamiento de los Sargentos de San Gil-1866) y
O’Donnell lo reprime duramente. Vuelve al gobierno Narváez.

Paralelamente se produce el Pacto de Ostende (Bélgica-1866) en el que progresistas y demócratas unen


sus fuerzas para destronar a Isabel II. Tras la muerte de O’Donnell, los unionistas se unen al Pacto y con la
muerte de Narváez (1868) estalla la “gloriosa” (sublevación) con la que cae Isabel II que marcha a parís.
Jimena Peláez Rodríguez

6.2 EL REINADO DE ISABEL II (1833-1868) LAS DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y MADOZ. DE LA


SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD DE CLASES

España era un país fundamentalmente agrario con un reparto de tierras muy desigual. Los principales
propietarios eran la iglesia, la nobleza, y los municipios y concejos que disfrutaban de mayorazgos y
señoríos. Con la revolución liberal, estas características propias del Antiguo Régimen caerán. Las medidas
del Estado Liberal fueron: implantación de la propiedad privada, las desamortizaciones (con las que el
Estado reduce la carga de la deuda pública), la supresión de mayorazgos (ahora los titulares podían vender
sus tierras o mantener la propiedad plena) y la transformación de los señoríos en propiedad privada.

Aunque Godoy impulsó tímidas desamortizaciones por 1789, las más importantes vinieron dadas por
Mendizábal, Espartero y Madoz.

La desamortización de Mendizábal (1836-1837) se dio sobre los bienes del clero regular con el objetivo
de resolver la situación de la Hacienda proveniente del reinado de Fernando VII, hacer frente a la guerra
Carlista (permitió la formación de una quinta militar de 50000 hombres) y atraer a liberales burgueses
que comprasen estas tierras desamortizadas, con el intento de crear una clase media burguesa en España
(acercarse a un sistema monárquico, constitucional y liberal). Sin embargo, el resultado fue pobre, pues
las tierras, inasequibles para pequeños propietarios solo pudieron ser compradas por grandes
propietarios y aristócratas aumentando su poder económico y político. Incrementándose así el
descontento del campesinado. En 1837 Mendizábal plantea la desamortización del clero secular pero ese
mismo año los moderados ganan las elecciones y frenan las desamortizaciones

En 1841 el general Espartero, regente del reino, retoma la desamortización de Mendizábal de 1837,
centrándose ahora en los bienes del clero secular. Este decreto lo pone en marcha Espartero tras la
expulsión de María Cristina y se desarrolló con fluidez. Esta medida fue una de las consecuencias por las
que en 1851 (durante la Década Moderada) el gobierno moderado intentase reestablecer las relaciones
con la iglesia llevando al Concordato de 1851.

Durante el Bienio Progresista, el ministro de Hacienda Madoz inicia la ley de Desamortización General
(1855) que afectaba a todos los bienes colectivo: los eclesiásticos no desamortizados, las propiedades del
Estado, de las órdenes militares, de los pueblos (excepto los dedicados a la enseñanza y atención médica)
etc. El principal objetivo fue la financiación para industrializar el país y la creación de una red de
ferrocarriles (ley de Ferrocarriles -1855). El resultado fue exitoso por su elevado volumen de ventas y por
su importancia y larga duración hasta 1924.

Las principales consecuencias del proceso desamortizador fueron: la venta del 20% del territorio nacional
a finales del SXIX, aumento de latifundistas en la Mesta Sur (terratenientes que pudieron adquirir tierras,
al contrario que los campesinos) y las condiciones de vida de los campesinos empeoraron. Además, las
desamortizaciones no consiguieron crear una clase de pequeños propietarios agrícolas, tampoco se
moderniza la agricultura ni se invierte en tecnología. Los pequeños propietarios, al no poder acceder a
tierras comunales, se convierten en un caldo de cultivo revolucionario donde se extenderán ideologías
anarquistas.

La revolución liberal destruye a la sociedad estamental que es sustituida por una sociedad de clases,
caracterizada por la igualdad ante la ley, pero desigual por su nivel de renta y la propiedad de los medios
de producción. Distinguimos:

La nobleza había perdido sus derechos señoriales, pero había aumentado su poder económico gracias a
las desamortizaciones, integrándose en grupos dirigentes.

La iglesia perdió parte de su poder con las desamortizaciones y redujo su influencia social entre la nueva
clase proletaria y entre los sectores intelectuales.
Jimena Peláez Rodríguez

Las clases burguesas se convierten en las clases dirigentes y se puede diferenciar entre, alta burguesía,
(burguesía industrial, financiera, altos cargos militares o de administración) que buscaban la equiparación
social con la antigua aristocracia; media burguesía, (comerciantes, médicos, abogados…) y pequeña
burguesía, muy abundante, compuesta por tenderos, artesanos y empleados de pequeños talleres.

Las clases populares estaban compuestas por: campesinos, jornaleros en el estrato más bajo de la
sociedad y con condiciones de vida miserables por lo que protagonizaban revueltas y obreros, que se
encontraban en zonas industriales y eran antiguos campesinos que habían emigrado a las ciudades en el
éxodo rural con terribles condiciones de vida por lo que darán lugar a los primeros sindicatos para
defender sus derechos.

Por último, destacamos el servicio doméstico, generalmente mujeres que desempeñan su labor en
hogares de alta y media burguesía.
Jimena Peláez Rodríguez

6.3 EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874): LA CONSTITUCIÓN DE 1869. EVOLUCIÓN POLÍTICA:


GOBIERNO PROVISI0NAL, REINADO DE AMADEO DE SABOYA Y PRIMERA REPÚBLICA
Con la revolución de septiembre de 1868 se establece en España un sistema democrático y el régimen
isabelino entra en quiebra, que pasa a apoyarse únicamente en los moderados. Por otro lado,
progresistas, demócratas y unionistas se unen en el Pacto de Ostende para derrocar a Isabel II. En
septiembre de 1868 se produce la “Gloriosa”, una sublevación de la armada en Cádiz protagonizada por
generales como Juan Prim, Francisco Serrano y Juan Bautista Topete. El general Serrano triunfaba en la
batalla de Alcolea (28 de septiembre) e Isabel II abandonó España el 30. Al
mismo tiempo surgían en multitud de ciudades españolas Juntas Revolucionarias apoyadas por
demócratas y republicanos que defendían medidas avanzadas como el sufragio universal, la abolición de
los consumos y de las quintas.

Se establece entonces un gobierno provisional entre progresistas y unionistas presidido por Serrano y en
el que figuraban Prim, Sagasta, Ruiz Zorrilla y Figuerola entre otros. Sus principales medidas fueron: la
disolución de juntas revolucionarias (controladas por demócratas), aprobación de la nueva unidad
monetaria “la peseta” a través del ministro de Hacienda Figuerola y la supresión de los consumos
introduciendo un tributo personal proporcional a la renta de cada contribuyente. En
enero de 1869 se celebraron las elecciones a Cortes constituyentes aplicándose el sufragio universal.

El principal objetivo de las Cortes fue elaborar una constitución que trazara las líneas generales de un
nuevo régimen, abriendo un debate sobre la forma de gobierno en España (monarquía o república).
Los unionistas y progresistas apoyaban la monarquía, mientras que los demócratas se encontraban
indecisos y se dividieron. El resultado electoral fue el triunfo de la coalición entre progresistas (156
escaños) y unionistas (80 escaños), sin embargo, los republicanos obtuvieron también una buena
representación (85 escaños).

Tras dos meses de debate, la Constitución fue promulgada en junio de 1869 e instauraba en España un
régimen liberal democrático. Los principios de esta Constitución fueron: soberanía nacional, monarquía
como gobierno, amplia declaración de derechos y libertades, división de poderes y Cortes bicamerales.

A pesar de que consignaba los principios básicos de la revolución (sufragio universal y libertades) fue
rechazada por los republicanos, opuestos a la monarquía y al mantenimiento de culto católico.

Una vez aprobada la constitución, el general Espartero fue elegido regente (15 de junio), mientras Prim
asumía la jefatura del gobierno. Debido a la falta de recursos de la Hacienda, Espartero decidió aprobar
el arancel de 1869 (librecambista) que fue rechazado por los industriales catalanes. Paralelamente, el
gobierno tuvo que hacer frente a otros problemas como la insurrección de Cuba acaudillada por el
abogado Carlos Manuel Céspedes, a favor de la independencia de Cuba; las sublevaciones republicanas a
favor del federalismo en Cataluña, Aragón, Andalucía y Valencia y la difícil búsqueda de un nuevo rey, que
al final fue Amadeo de Saboya.

Amadeo de Saboya desembarcó en Cartagena el 30 de diciembre de 1870, día en el que falleció Prim, un
apoyo imprescindible para el Rey. Además, sus herederos políticos, Sagasta y Ruiz Zorrilla mantenían
diferencias, hasta dividir al partido progresista en: constitucionales (Sagasta) y radicales (Ruíz Zorrilla).
Mientras, había que hacer frente a la guerra de Cuba y a la tercera Guerra Carlista (1872-1876) iniciada
cuando Carlos VII, nieto de Carlos María Isidro, entraba en España con la intención de imponer al nuevo
rey sus derechos al trono. Por último, la gran oposición entre la derecha, formada por: carlistas, alfonsinos
(partidarios de la vuelta de los Borbones en la figura de Alfonso, hijo de Isabel II), clero, alta burguesía e
industriales catalanes y la izquierda, formada por: republicanos (a favor de cambios avanzados) y
sociedades obreras españolas (basadas en Marx y Bakunin) llevaron a Amadeo de Saboya a renunciar al
trono el 10 de febrero de 1873. La república se proclamó el 11 de febrero.
Jimena Peláez Rodríguez

La primera república (febrero 1873- enero 1874) nacía en un momento lleno de dificultades: la Hacienda
se encontraba sin fondos, estaban abiertas las guerras de Cuba y la guerra carlista, había movilizaciones
obreras en Cataluña y campesinas en Andalucía.

El primer jefe de gobierno asignado por la Asamblea Nacional fue Estanislao Figueras que abolió la
esclavitud en Puerto Rico y las quintas. Quedaron convocadas las elecciones a Cortes constituyentes que
debían elegir si la República sería unitaria o federal. Celebradas en el mes de mayo triunfan los
republicanos federales, pero con un alto porcentaje de abstención (60%). Las Cortes se inauguran el 1 de
junio y en su primera votación se acordó proclamar la república Democrática Federal.

En los primeros días de junio, al negarse Figueras a seguir en el poder, Pi y Margall pasó a ser el nuevo
presidente (11 de junio). El momento era complicado; por un lado, los republicanos aparte de dividirse
entre federales y unitarios, también se dividieron dentro de los federales, entre federales intransigentes
que deseaban implantar un Estado federal de abajo arriba, es decir, a partir de los cantones, sin esperar
a los mecanismos que viniera a regular la nueva Constitución y federales legales que querían seguir la vía
constitucional; y por otro lado había que hacer frente a los ataques carlistas. En julio, la situación política
se agravó y se produjo el hundimiento de la República. Hubo una huelga general en Alcoy que derivó en
una insurrección obrera. Además, tuvo lugar la revolución cantonalista por lo que Pi y Margall se vio
desbordado y decidió dimitir el 18 de julio.

El nuevo gobierno, presidido por Nicolas Salmerón puso fin a la insurrección cantonal a través de los
generales Pavía en Andalucía, y Martínez Campos en Valencia. Pero a comienzos de septiembre dimitió
para no tener que firmar penas de muerte.

El 6 de septiembre era elegido como nuevo presidente del gobierno Emilio Castelar que defendía una
república centralista y más conservadora lo que le llevo a romper con los federales; además su política no
fue aprobada por las Cortes por lo que tuvo que dimitir. En efecto, cuando Castelar acababa de dimitir,
en la noche del 2 al 3 de enero las tropas del general Pavía irrumpen en el Congreso y dispersan a los
Diputados y ponen fin a la I república.

El golpe de pavía pretendía frenar la basculación de la República hacia la izquierda, y poner fin a tanta
inestabilidad. En sustitución se estableció una nueva República presidida por el general Serrano, de signo
autoritario, sin Cortes ni Constitución. Sin embargo, los alfonsinos, dirigidos por Cánovas del Castillo
ganaban cada vez más apoyo, y el 29 de diciembre de 1874 el general Martínez Cánovas se pronunciaba
en Sagunto a favor de Alfons, lo que fue aplaudido por todo el país. Serrano entonces, decidió marchar a
Francia. El 14 de enero entraba Alfonso en Madrid y la Restauración daba comienzo en nuestro país.
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 7: EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN

7.1 EL PROBLEMA DE CUBA Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y EEUU. LA CRISIS DE 1898 Y SUS
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS

Tras el golpe del general Pavía en 1874, el general Serrano encabezó el gobierno y se centró en terminar
la guerra carlista. El 1 de diciembre de ese mismo año, el príncipe Alfonso dirigió desde Inglaterra un
Manifiesto (Sandhurst), redactado por Cánovas del Castillo, donde se afirmaba que la solución a los
problemas de España residía en una monarquía constitucional liberal. El 29 de diciembre, el general
Martínez de Campos, junto a una brigada de soldados en Sagunto, proclamó a Alfonso XII como rey ante
el ejército, lo que apoyó todo el país. Da comienzo la Restauración que pretendía reestablecer el régimen
liberal moderado anterior a 1868, pero sin excluir algunas conquistas del sexenio para una mayor
estabilidad.

Cánovas trato de conciliar a los monárquicos alrededor del nuevo rey; que entró en Madrid el 14 de enero
de 1875. A finales de año se convocaron Cortes celebradas en enero de 1876 por sufragio universal para
la redacción de una Constitución. El nuevo gobierno apoyó a la Iglesia (para obtener su apoyo), suspendió
los periódicos de la oposición, consiguió el apoyo del Ejército (reincorporando los cargos perdidos durante
el Sexenio), impuso tribunales especiales para los delitos de imprenta, redujo libertades de expresión,
imprenta, cátedra… y para evitar futuros pronunciamientos proclamó como jefe supremo del Ejército al
rey. El centralismo con eje en Madrid se reflejó en la reorganización de las Diputaciones provinciales y
Ayuntamientos, determinando que los alcaldes de poblaciones mayores a 30000 personas serían elegidos
por el rey. Además, se abolieron los fueros del País Vasco.

En esta etapa finalizaron la guerra carlista cuando Carlos VII en febrero de 1876 cruzó la frontera, y la
guerra de Cuba que se resolvió con la Paz de Zanjón (1878), dando amnistía general, libertad a los esclavos
y nuevas medidas de representación colonial en las Cortes.

Cánovas, para superponer la monarquía sobre los partidos políticos, apeló a la existencia de una
constitución histórica que determinaba la necesidad de la existencia de unas instituciones fundamentales
(Monarquía y Cortes). La nueva Constitución de 1876 fue aprobada y se estableció un estado confesional
en ella. Delegaba en el monarca el poder nombrar al jefe de gobierno, recogía la mayoría de derechos
individuales de la Constitución de 1869, y establece un Parlamento bicameral. El Senado estaba formado
por senadores por derecho propio (elegido por el rey) y electivos. El Congreso tenía cinco años de
mandato. Los diputados eran elegidos por sufragio directo, pero por una ley electoral de 1878 se
estableció el restringido o censitario, volviendo en 1890 al universal con Sagasta. El poder ejecutivo lo
ejerce la Corona a través del gobierno pues el rey elige al jefe de gobierno, con poder de disolución de
Cámara y convocatoria de elecciones. La Constitución fue promulgada el 30 de junio de 1876 y permanece
hasta 1923; aun siendo de carácter moderado es aceptada por los progresistas, evitando que cada
partido implantase “su propia Constitución”.

El sistema político oficial de la Restauración se basaba en el bipartidismo y el turnismo o alternancia de


poder. El bipartidismo se realizaba entre el partido liberal y conservador. Ambos se asemejan en la
defensa de la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación del Estado Liberal,
unitario y centralista. Además, ambos eran partidos de minorías que contaban con comités y periódicos
repartidos por el territorio y estaban nutridos por élites económicas y la clase media acomodada. El
Partido Conservador con su líder, Antonio Cánovas del Castillo, aglutinó a los más conservadores y
tradicionales; el Partido Liberal (accede al poder en 1881) tenía como principal dirigente a Práxedes Mateo
Sagasta y reunió a progresistas, unionistas y ex republicanos moderados. Se diferenciaban en que los
Jimena Peláez Rodríguez

conservadores eran más proclives al inmovilismo político y a la defensa de la Iglesia y el orden social,
mientras los liberales se inclinaban al reformismo progresista y laico.

La actuación de los partidos no difería mucho, pues existía un acuerdo táctico de no promulgar una ley
que obligase al partido a derogarla cuando regresara al gobierno. Por lo que se realiza el turnismo regular
de poder con el objetivo de asegurar la estabilidad institucional, que quedaba garantizado porque cuando
un partido sufre desgaste o perdía confianza de la Cortes, el monarca llamaba al jefe del partido opositor
a formar gobierno.

La alternancia de poder era posible gracias a un sistema corrupto y manipulador basado en el caciquismo
y el fraude electoral. El caciquismo era que los partidos se valían del poder económico e influencia de
ciertos individuos. Se fabricaban los resultados electorales por medio del encasillado (el ministro
elaboraba la lista de los candidatos a ser elegidos), adjudicando escaños en función de los acuerdos de
gobierno. La sistemática adulteración de los resultados electorales (pucherazo) garantizaba la elección del
candidato “ministerial”. En ese proceso era elemental la figura del cacique, como individuos o familias
que por su poder económico o influencia controlaban una determinada circunscripción electoral (era más
evidente en las zonas rurales).

En resumen, el régimen de la Restauración se apoya en dos partidos, que aceptan la legalidad


constitucional y siguen unas pautas de funcionamiento, estableciendo acuerdos y pactos y turnándose el
poder. El partido conservador gobernó desde 1875 hasta 1881, con Cánovas, asentando las bases de la
Constitución de 1876. Dimitió y se sucedió el gobierno del partido liberal por Sagasta, que modificó leyes
de Cánovas (sufragio universal en elecciones de alcaldes 1882). En 1884 vuelve Cánovas, pero tras la
muerte de Alfonso XII en 1885, vuelven los liberales ahora sobre un nuevo acuerdo conocido como pacto
del Pardo, que garantizaba el turnismo. Gobierna Sagasta hasta 1890 (Parlamento Largo) y aprueba un
programa más avanzado del partido liberal con la libertad de asociación, ley de juicio por jurados, ley de
procedimiento administrativo, ley de sufragio universal 1890. Cánovas vuelve finalmente hasta 1892,
aprobando el arancel de 1891 (proteccionista) y tras sufrir una crisis interna permitiendo el regreso de
Sagasta en 1892. Tras la insurrección de Cuba en 1895 y el asesinado de Cánovas en 1897, Sagasta se
enfrenta al momento grave del país.
Jimena Peláez Rodríguez

7.2 EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1874-1902): LOS NACIONALISMOS CATALÁN Y VASCO Y EL


REGIONALISMO GALLEGO. EL MOVIMIENTO OBRERO.

A finales del S.XIX, nacieron en Cataluña, País Vasco y Galicia movimientos de recuperación cultural y
lingüística. Terminaron adquiriendo formas de reivindicación política y reclamaron autogobierno.

El nacionalismo catalán surgió en 1830 como un movimiento cultural y literario conocido como la
“Renixenca”. Su finalidad era la recuperación de la cultura catalana. La primera formulación del
catalanismo político fue protagonizada por Valentí Almirall. Creó el Centre Catalá y en 1885, e impulsó la
redacción de un Memorial Greuges presentando al rey Alfonso XII, en donde se defendían el derecho civil
y la industria textil catalana. Más adelante se funda la Unió Catalanista por el secretario Prat de la Riba,
quedando su programa fijado en las Bases de Manresa (1892). El impacto de la crisis del 98 impulsó a la
creación de un nuevo partido en 1901, la Lliga Regionalista de Catalunya. Su programa político era
conservador y defendía los intereses del catalanismo, pidiendo la autonomía política de Cataluña dentro
de España.

El nacionalismo vasco surgió en un clima de defensa de los fueros debido a su abolición en 1876, y nació
en el seno de la burguesía vizcaína. Sabino Aranda, ideario tradicionalista y xenófobo. Citó que los maketos
(inmigrantes) ponían en peligro el euskera, las tradiciones y la etnia vasca. En 1895 fundó el Partido
Nacionalista Vasco (PNV) con una solemne declaración antiespañola. Fue entonces cuando surgió una
tensión interna entre los defensores de la independencia y los que buscaban la autonomía dentro del
Estado español.

El regionalismo gallego tuvo un carácter cultural para recuperar sus tradiciones, el “Rexurdimiento”, cuya
mayor influencia fue Rosalía de Castro. Fue un movimiento minoritario.

Desde la perspectiva social, aparecieron el movimiento obrero y campesino. Las duras condiciones, el
hambre en el campo y el desempleo en la ciudad intensificaron los conflictos sociales en forma de
continuas huelgas y violentas protestas contra la explotación burguesa. El gobierno alternó represión con
medidas insuficientes, llevando al nacimiento del movimiento obrero. El asociacionismo obrero dio sus
primeros pasos con la fundación de la I Internacional en España (1869), y al año siguiente la Federación
Regional Española de la Asociación Internacional de Trabajadores. Sin embargo, el movimiento se escindió
en 2 corrientes en España: Socialismo y Anarquismo. Ambas tendencias salieron de la clandestinidad en
1881 tras la aprobación de la Ley de Asociaciones de Sagasta.

Por su parte, los anarquistas fundaron en 1881 la Federación de Trabajadores de la Región Española
(FTRE), con gran influencia en Andalucía y Cataluña. La fuerza del anarquismo andaluz fue atribuida a una
organización llamada la Mano Negra, asustando tanto a los propietarios como al gobierno. La organización
sirvió de pretexto para una durísima represión en Andalucía, que terminó con la disolución de la FTRE en
1888. El cierre de la FTRE supuso la división del anarquismo en dos grandes corrientes (colectivistas y
comunistas libertarios), llevando hasta el extremo el ideal anarquista. Condenaban toda forma de poder
político, perseguían la abolición del Estado y su objetivo era la revolución. Fueron partidarios de la
propaganda por el hecho (atentado terrorista). El gobierno respondió con una campaña contra el entorno
anarquista, conocida como Procesos de Montjuic (1897). Tres meses después, Angiolillo, anarquista,
asesinó a Cánovas del Castillo de un disparo. Las zonas de mayor arraigo fueron: Cataluña, Levante y
Andalucía.

El socialismo marxista arraigó con fuerza en Madrid, creándose la Asociación General del Arte de Imprimir
(1874), evolucionando al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879, presidido por Pablo Iglesias.
Los socialistas evitaron la actividad insurreccional y adoptaron una estrategia gradualista: primero
mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora y obtener el sufragio universal; y luego la expansión
del asociacionismo obrero. Fundaron el sindicato UGT (Unión General de Trabajadores), y Pablo Iglesias
consiguió el primer escaño para el socialismo en las elecciones de 1910. Sus zonas de mayor influencia
fueron: Madrid, Vizcaya y Asturias.
Jimena Peláez Rodríguez

7.3 EL PROBLEMA DE CUBA Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y EEUU. CRISIS DE 1898 Y CONSECUENCIAS

En el periodo comprendido entre la paz de Zanjón (1878), con la que se había puesto fin a la Guerra de
los Diez Años de Cuba, y el inicio de la última Guerra Carlista, los gobiernos españoles tuvieron 17 años
para introducir reformas; pero la falta de un proceso descentralizador y la política proteccionista,
favorecieron la inclinación hacia el proceso de independencia.

El período más favorecedor para las reivindicaciones cubanas fue el “Gobierno Largo” de los liberales
(1885-1890) con Sagasta, cuando el Partido Autonomista Cubano decidió apoyar un programa reformista
que restase apoyo a los independentistas. Sin embargo, las únicas medidas tomadas fueron la abolición
definitiva de la esclavitud (1886) y la representación cubana en las Cortes españolas; las propuestas de
dotar a Cuba de autonomía planteado por el nuevo gabinete liberal fueron rechazadas.

Por otro lado, las tensiones entre la metrópoli y la colonia aumentaron debido al arancel de 1891 que
reforzaba la condición de Cuba como espacio reservado para los productos españoles lo que le dificultaba
su comercio con EEUU, principal comprador de los productos cubanos, dando lugar a un malestar tanto
en la colonia como en EEUU.

En el año 1892 José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, protagonista de la revuelta
independentista iniciada el 24 de febrero de 1895 (El grito de Baire). Ante la gravedad de la situación
Cánovas es llamado a formar gobierno mientras la insurrección se extendía desde la parte oriental de la
isla a la occidental impulsada por Antonio Meca y Máximo Gómez. Cánovas envió entonces a un ejército
al frente del general Martínez Campos. La falta de éxitos de Campos llevó a su sustitución por el general
Valeriano Weyler que pretendía emplear métodos más contundentes que acabasen con la insurrección
por la fuerza, pero la guerra provocó la destrucción de ingenios, plantaciones y de numerosas vías férreas
y la economía cubana se resintió notablemente.

Tras el asesinato de Cánovas (agosto de 1896), el nuevo gobierno decidió probar la estrategia de
conciliación relevando a Weyler y concediendo a Puerto Rico y Cuba gobiernos autonómicos (nov 1897).
Pero las reformas llegaron tarde y los independentistas, que contaban con el apoyo de EEUU se negaron
a aceptar el fin de las hostilidades.

Paralelamente se produjo un levantamiento en Filipinas duramente reprimido y cuyo principal dirigente,


José Rizal acabó siendo ejecutado (30 dic 1896).

En 1898 EEUU decidió declarar la Guerra a España tomando como pretexto el hundimiento de uno de sus
buques de guerra, el Maine, anclado en el puerto de la Habana (febrero de 1898). EEUU amenazaba con
intervenir a menos que España les vendiese la isla de Cuba por 300 millones, oferta que fue rechazada. El
20 de abril llegaba el ultimátum de EEUU por el que se exigía a España la renuncia a la soberanía sobre
Cuba en un plazo de 3 días. El 25 de abril se declaraba oficialmente la guerra que terminó con la derrota
de la escuadra española en Cavite (Filipinas-1mayo) y en Santiago (Cuba-3julio). Además, la intervención
de EEUU en Filipinas supuso la expulsión de los españoles. En diciembre se firmaba
la Paz de París, por la que España cedía Filipinas y Puerto Rico a EEUU y reconocía la independencia de
Cuba.

Las consecuencias del 98 para el imperio español significaron la destrucción del mito del imperio español
y la relegación de España a un papel secundaria en el contexto internacional. Además, la prensa presento
España como una nación moribunda con un ejército ineficaz y un sistema político corrupto. Sin
embargo, no hubo una gran crisis política, ni la quiebra del Estado y el sistema de la Restauración
sobrevivió. Tampoco hubo mucha crisis económica a pesar de la pérdida de los mercados coloniales y de
la deuda causada por la guerra, por lo tanto, la crisis del 98 más que política o económica, fue moral e
ideológica, causando un importante impacto psicológico en la población.
Jimena Peláez Rodríguez

La crisis colonial favoreció el nacimiento de movimientos que criticaron la Restauración y propugnaron la


necesidad de una regeneración y modernización de la política. Surgieron entonces una serie de
movimientos regeneracionistas e intelectuales como el de Joaquín Costa, que criticaban el régimen
parlamentario caciquil y defendían la necesidad de renovar la política social.

Además, el desastre dio cohesión a un grupo de intelectuales conocidos como la Generación del 98
(Unamuno, Pío Baroja, Valle Inclán…) que mostraban en sus obras una visión pesimista de España.

Por otro lado, la educación evolucionó y se modernizó gracias a la influencia de Krausismo, que proponía
la libertad de conciencia frente al clericalismo y el rechazo de la ciencia (Institución de Libre Enseñanza-
1876).

Por último, el ejército retornó a la vida política culpando a la ineficacia de los políticos de sus derrotas.
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 8: PERVIVENCIAS Y TRANSFORMACIONES EN EL SIGLO XIX. UN DESARROLLO INSUFICIENTE

8.1 EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y MOVIMIENTOS MIGRATORIOS EN EL S. XIX. EL DESARROLLO URBANO.

Durante el s. XIX se produjo un crecimiento continuado de la población española, pero lento comparado
con otros países. Se pasó de 10 millones a principios del S.XIX a 18,5 millones a finales de siglo. El ritmo
de crecimiento fue mayor en la primera mitad de siglo y se redujo en la segunda.

El escaso crecimiento de la población es consecuencia del mantenimiento de lo que se denomina


“régimen demográfico antiguo” (salvo en Cataluña donde el desarrollo industrial y urbano hizo posible la
transición al régimen demográfico moderno) caracterizado por:

• Altas tasas de natalidad, a finales de siglo se situaba en el 34 por mil, la más alta de Europa.

• Altas tasas de mortalidad, aunque descendió a lo largo del siglo por las mejoras en la alimentación, los
adelantos económicos y los avances higiénico-sanitarios, a finales se situaba en un 29 por mil y la tasa de
mortalidad infantil se mantuvo muy alta durante todo el siglo. En momentos puntuales, la mortalidad se
elevaba como consecuencia de las guerras (de Independencia, carlistas, de Cuba, etc.) o las epidemias
(cóleras de 1833, 1854 y 1859)

• La esperanza de vida no superaba los 35 años de media, mientras que en otros países europeos superaba
los 45 años. La combinación de altas tasas de natalidad con altas tasas de mortalidad, hacía imposible que
se produjera un gran crecimiento de la población.

Esta situación demográfica en España fue debida a tres causas fundamentales:

• Crisis de subsistencias: la escasez de alimentos era consecuencia tanto de factores coyunturales (malas
cosechas por razones climáticas) como estructurales: atraso técnico de la agricultura que se traducía en
bajos rendimiento o deficiente sistema de transportes y comunicaciones.

• Epidemias periódicas. Aunque la peste ya no estaba, se produjeron la cólera, tifus y fiebre amarilla.

• Enfermedades infecciosas. La pobreza de la población, malas condiciones sanitarias y ausencia de


higiene incrementaban las enfermedades infecciosas que afectaban especialmente a la población infantil
debido a la ausencia de vacunas ante el sarampión, la tosferina, viruela, tuberculosis, etc.

La densidad de población era baja, 30 habitantes /km2 en 1857, y presentaba una desequilibrada
distribución, con una periferia litoral muy poblada y un centro peninsular escasamente poblado.

Movimientos migratorios:

Movimientos migratorios internos: La mayor parte de la población (más del 70%) trabajaba en el sector
agrario y vivía en el campo, pero, en las últimas décadas del siglo se inició un paulatino desplazamiento
de la población del campo a la ciudad (“éxodo rural”) que se debió al impacto del proceso desamortizador
en el sector agrario, la mejora de los transportes y la búsqueda de una vida mejor en las ciudades. La
tendencia fue el desplazamiento desde el norte hacia el sur y el abandono de la Meseta Central (salvo la
ciudad de Madrid) para concentrarse en la costa mediterránea y atlántica meridional. Se iniciaba el
estancamiento de los tradicionales centros agrarios y ganaderos del interior, frente a las nuevas ciudades
emergentes como Madrid, Barcelona, Bilbao, centros industriales que demandaban mano de obra.

Movimientos migratorios exteriores: a finales del s. XIX, el desequilibrio entre el aumento de población y
las escasas oportunidades de trabajo, llevaron a muchos españoles a emigrar a otros continentes. Hasta
Jimena Peláez Rodríguez

1860 fue muy escasa porque existían dificultades legales para emigrar ya que la población se consideraba
un recurso militar y económico y las leyes lo dificultaban. La Constitución de 1869 reconoce el derecho a
emigrar, lo que aumenta el traslado de población al extranjero. Hasta 1900 emigraron casi un millón y
medio de españoles, desde Galicia, Asturias, Cantabria y Canarias, zonas con escasez de tierra y de puestos
de trabajo, en dirección a América y, en particular, a Argentina, México y Brasil, y desde Cataluña a Cuba
por los lazos comerciales; y al Norte de África, concretamente a Argelia. Las guerras coloniales de 1897 a
1900 frenaron la tendencia que se restableció a comienzos del siglo siguiente. Entre 1880 y 1914 salieron
alrededor de 1 millón de españoles a “Hacer las Américas”, lo que permitió a algunos emigrantes retornar
a sus lugares de origen tras hacer fortuna, los denominados indianos. La emigración a Europa fue casi
mínima, limitada a los exiliados por razones políticas.

El desarrollo urbano:

En España, el proceso de urbanización fue limitado. El movimiento del campo a la ciudad está relacionado
con la revolución agrícola e industrialización. Al no haber en España una clara modernización agrícola y
con una industrialización lenta y tardía, el proceso urbanizador no se aceleró hasta final de siglo, aunque
de forma desigual. Crecieron ciudades como Bilbao, Barcelona y Valencia, mientras que otras como
Madrid, Zaragoza o Cartagena, lo hicieron de manera más pausada. Aunque el nivel de urbanización casi
se duplicó, no alcanzó las cotas de los países industrializados europeos porque España era un país rural (a
excepción de Cataluña). En 1830 menos del 10% de la población residía en ciudades, y en 1900 aumentaba
al 16%. Solo Madrid y Barcelona contaban con + de 500mil habitantes.

La llegada de población a las ciudades procedente del campo, provocó que a mediados de siglo, hubiese
un desfase entre población y estructuras urbanas. La expansión urbana obligó al desarrollo de las
infraestructuras: abastecimiento de agua y alcantarillado, empedrado de calles, iluminación y transporte,
cambiando las condiciones de habitabilidad de las mismas.

Las ciudades se quedaron pequeñas y era necesario crear nuevos barrios para alojar a la población. En los
procesos de reorganización urbana tuvo especial importancia los ensanches, como el Cerdá en Barcelona,
el de Carlos Mª de Castro en Madrid. Otras ciudades los tomaron como modelo, el caso de Zaragoza,
Bilbao, San Sebastián y Valencia. Los ensanches impulsaron el negocio inmobiliario, generando mano de
obra que permitía dar trabajo a los inmigrantes procedentes del mundo rural. Por estas circunstancias, en
la sociedad española a lo largo del s. XIX se agudizan los contrastes sociales, acentuándose más las
desigualdades entre las clases altas del resto del país, pero también entre las clases medias, los llamados
trabajadores de “cuello blanco”: profesores, abogados, médicos, funcionarios, y las clases populares,
sometidos a graves problemas de alimentación, enfermedades, analfabetismo (72% en 1877).
Jimena Peláez Rodríguez

8.2 LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN LA ESPAÑA DEL S. XIX. EL SISTEMA DE COMUNICACIONES: EL


FERROCARRIL. PROTECCIONISMO Y LIBRECAMBISMO. LA APRICIÓN DE LA BANCA MODERNA.

El crecimiento económico fue lento y desigual: se concentraba en la periferia industrial catalana, asturiana
y vasca, y en los medios financieros de Madrid. El resto del país continuaba dominado por una economía
agraria muy atrasada que dificultó el despegue económico. La política proteccionista de los gobiernos,
exigida por la escasa burguesía empresarial, sólo redujo la competitividad y frenó aún más la
modernización.

La revolución industrial en España.

La incorporación de España a la Revolución Industrial se produjo con un gran retraso respecto de otros
países europeos del norte, aunque con un desarrollo equiparable al de otras economías mediterráneas y
de Europa central.

Las principales razones fueron: la inestabilidad política, la escasez de materias primas y fuentes de energía
y la falta de capitales para invertir en la industria (los que hay se destinan a comprar deuda pública, tierras
desamortizadas o a invertir en la bolsa, sólo en Cataluña y en el Norte la burguesía invertía en la industria,
en el resto del país serán capitales extranjeros), la escasa demanda de productos industriales por la
pobreza de gran parte de la población y las deficientes comunicaciones que dificultaban los intercambios
comerciales.

El desarrollo industrial se caracterizó por su concentración geográfica en el País Vasco y Cataluña: zonas
costeras con fácil acceso por mar y cercanas a países más desarrollados.

La industria textil catalana: se localizó en Barcelona y se centró en la producción de tejidos de algodón.


La prosperidad de este sector se debió, fundamentalmente, a tres razones:

• Su temprano despegue industrial, que se inició a mediados del s. XVIII con una importante producción
manufacturera dedicada a la elaboración de indianas.

• La iniciativa empresarial de la burguesía catalana, que supo modernizar sus industrias con la
incorporación constante de nuevas máquinas (máquinas de vapor etc.) y nuevas técnicas de producción.
Eran empresarios dispuestos a invertir los capitales procedentes de la agricultura y el comercio.

• La protección arancelaria, que permitió, tras la pérdida de las colonias, orientar la producción al mercado
nacional sin la competencia inglesa.

La industria siderúrgica: Utiliza carbón y hierro. El desarrollo siderúrgico español se vio dificultado por la
escasa calidad y alto coste del carbón español y la insuficiente demanda de productos siderúrgicos por
parte de la agricultura, la industria y sobre todo los transportes, ya que para la construcción del ferrocarril
se utilizaron materiales de hierro importados. Su localización fue cambiando, los primeros intentos de
crear una siderurgia moderna se hicieron en Málaga, aprovechando sus yacimientos de hierro, pero
fracasó porque utilizaba carbón vegetal, más caro y de menor rendimiento. Los yacimientos de hulla en
Asturias favorecieron la localización de siderurgias en la zona, a pesar de la escasa calidad y poder
calorífico de su carbón, la producción de hierro creció con rapidez. A partir de 1880, Vizcaya se convirtió
en el centro de la siderurgia española. La aparición del convertidor Bessemer para la fabricación de acero,
hizo posible la utilización de hierro libre de fósforo como el español. La exportación del mineral de hierro
vasco a Gran Bretaña y la importación de carbón galés, más barato y de mayor poder calorífico, permitió
la consolidación de la siderurgia vasca que desplazó a la asturiana. Surgen importantes empresas como
Altos Hornos de Vizcaya. El desarrollo de la siderurgia vasca permitió la expansión de otros sectores como
el naval.
Jimena Peláez Rodríguez

La minería: las minas eran propiedad del Estado, pero el endeudamiento de la Hacienda llevó, en 1868, a
aprobar la Ley de Minas que permitía la venta o concesión de los yacimientos mineros a compañías
extranjeras, que modernizaron los procedimientos de extracción y agotaron los recursos, a cambio de una
compensación monetaria. Los principales metales extraídos fueron el plomo, cobre, metal cuya demanda
internacional había aumentado con el desarrollo de la energía eléctrica y mercurio de Almadén. A partir
de 1868 la exportación de minerales fue una de las principales partidas del comercio exterior.

Otras industrias de consumo como la del calzado, cerámica, vidrio se desarrollaron en este periodo, pero
su producción era de pequeña escala, con bajos índices de capitalización y, en algunos casos, con sistemas
de producción más artesanales que industriales.

El sistema de comunicaciones: el ferrocarril

La creación de un tendido ferroviario fue un factor clave de modernización. Su construcción se inició en


los años 40 con la línea Barcelona-Mataró (1848), que ponía en comunicación una ciudad industrial con
el puerto de Barcelona, y la de Madrid-Aranjuez (1851), pero la construcción era muy lenta por la falta de
iniciativa y de capitales.

La construcción del ferrocarril, muy cara además debido al relieve montañoso de la península, se aceleró
con la Ley General de Ferrocarriles de 1855 que favoreció la creación de sociedades anónimas ferroviarias
que se encargaran de construir y explotar los diferentes tramos de la red. Para ello se dieron subvenciones
a los inversores, se eximió de aranceles la importación de materiales ferroviarios y se permitió la entrada
de capitales extranjeros, sobre todo franceses, ante la falta de recursos internos. Sin embargo, faltó una
buena planificación a escala nacional, muchas concesiones respondieron a influencias caciquiles más que
a la importancia de los recorridos y se construyó con cierta precipitación ya que el negocio era construir
y cobrar subvenciones.

El resultado fue un rápido ritmo de construcción, entre 1855 y 1864 entraron en funcionamiento 4.500
kilómetros de vía, con una media de 430 km. anuales. Se construye una red radial, con centro en Madrid,
y con un ancho de vía mayor al europeo, lo que obstaculizó los intercambios con Europa. El ritmo se frenó
como consecuencia de la crisis de 1866, cuando se constató la poca rentabilidad de las inversiones
ferroviarias debido al escaso número de viajeros y mercancías. Esto provocó la caída del valor de las
acciones y la quiebra de empresas y bancos, lo que paralizó la construcción ferroviaria durante 10 años.

En la Restauración se reanudó la construcción y hacia 1896 se había construido una red básica que
superaba los 1.300km de vía. El ferrocarril jugó un papel fundamental en la articulación de un mercado
nacional al conectar las distintas regiones, uniendo centros de producción y de consumo e incrementando
intercambio de productos agrarios e industriales. El ferrocarril hará también posible el desarrollo urbano
y la gran emigración del campo a las ciudades que se empieza a producir a finales de siglo. Se produjeron
también otros avances en transportes y comunicaciones. Se extendió la navegación a vapor, se modernizó
el correo, apareció el telégrafo, el alumbrado eléctrico y los tranvías urbanos.
Jimena Peláez Rodríguez

Proteccionismo y librecambismo:

La política comercial fluctuaba entre el proteccionismo, que domina la mayor parte del siglo y el
librecambismo. Los industriales textiles catalanes y siderurgia vasca y cerealistas castellanos, presionaron
a los sucesivos gobiernos liberales para conseguir protección a sus productos, mediante el
establecimiento de elevados aranceles de forma que se dificultara la entrada a las mercancías importadas,
que en general eran más competitivas. Así, la producción nacional, de menor calidad y más cara, podría
soportar la competencia exterior. Los librecambistas defendían que la libre entrada de productos
extranjeros estimularía la competitividad de la economía española y beneficiaría a los consumidores. En
España, el proteccionismo fue la política dominante y el librecambismo sólo se impuso en algunos
periodos de gobierno progresista.

La aparición de la banca moderna:

El sistema financiero es tan débil como el resto de la economía española. El desarrollo industrial
necesitaba un sistema financiero estable para canalizar los capitales disponibles hacia la industria. La
promulgación de la Ley de Bancos y Sociedades de Crédito fue el punto de partida para la modernización
del sistema bancario y vino acompañada de la creación, en 1856 del Banco de España que vino a sustituir
al Banco Español de San Fernando. En 1874 quedó configurado como banco nacional con el monopolio
de la emisión de papel moneda.

Durante la primera mitad del siglo XIX en España existía un auténtico caos monetario: convivían diferentes
monedas y sistemas de cuentas. Para llevar un sistema contable y homogeneizar el precio de los
productos, era necesario modernizar el sistema y crear una moneda única que tuviera un equivalente en
oro o plata, para poder determinar, así, el valor respecto a las monedas extranjeras. Se trataba de
establecer un sistema sencillo y uniforme para todo el Estado. En 1868, el ministro de Hacienda Laureano
Figuerola, instauró una moneda única: la peseta, que se dividía en cuatro reales (25 céntimos) y en cien
céntimos y el Estado asumió, de forma efectiva, el monopolio de creación de moneda.

Durante la Restauración surge una poderosa banca privada en el País Vasco y en Cataluña, así, a principios
del s. XX los bancos más importantes del país son el Banco de Vizcaya, el de Santander, El Banco Español
de crédito y el Banco de Bilbao.
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 9: ALFONSO XIII Y LA CRISSI DE LA RESTAURACIÓN

9.1 ALFONSO XIII Y LA CRISIS DEL SISTEMA POLÍTICO DE LA RESTAURACIÓN: LOS PARTIDOS DINÁSTICOS.
LAS FUERZAS POLÍTICAS DE OPOSICIÓN: REPUBLICANOS, NACIONALISTAS, SOCIALISTAS Y
ANARCOSINDICALISTAS.

De 1902 a 1923 hay una permanente crisis política que afectan los fundamentos de la restauración, con
el papel activo del rey Alfonso XIII, que con su actitud de apoyo a la dictadura desacredita la monarquía.
Se produjeron varios problemas: la descomposición de los partidos de turno o dinásticos por la muerte
de sus dirigentes históricos (Cánovas, Sagasta) y la lucha interna; el aumento de las luchas sociales con el
desarrollo de huelgas y una mayor conciencia de clase, movilizándose por sindicatos socialistas y
anarquistas; la Iglesia recupera poder por lo que surge un fuerte anticlericalismo por su dominio en la
educación; el problema militar, pues tras la guerra de 1898 el ejército necesitaba reformas y reivindicaba
su vuelta a un papel protagonista (enfrentándose a antimilitaristas); los nacionalismos catalán y vasco se
acentúa ante el desastre del 98 (sobre todo en Cataluña por su pérdida de mercados), percibidos por
conservadores, liberales y militares como separatistas, y en consecuencia admitiendo en las Cortes
españolas a los primeros catalanistas; en Marruecos tras el reparto colonial y que España obtuviera la
zona del RIF, hubo tribus bereberes que se resistieron a ser dominados, causando pérdidas de vidas y
recursos, y endureciendo así la vida política.

La evolución política desde 1902 hasta 1914 se caracteriza porque los partidos dinásticos adoptan
medidas en lo social, político y la administración; la llamada “revolución desde arriba”. Cuando Alfonso
XIII accedió al trono en 1902 y hasta 1906 se produjo la primera quiebra del sistema de la restauración.
Entre 1902 y 1905 gobiernan conservadores, y hasta 1906 los liberales; Habiendo en esos cinco años,
cinco gobiernos conservadores y cinco liberales. Ese desastre de numerosos gobiernos fue causado por la
división interna y lucha de líderes: Villaverde y Maura entre conservadores, y Ríos y Moret y Canalejas
entre los liberales.

A raíz del desastre del 98 y ante la pérdida de mercados, el nacionalismo catalán cobró mayor fuerza. En
1901 se fundó la Lliga regionalista liderada por Prat de la Riba y Francesc, Ganando en 1905 las municipales
de Barcelona, año en el que el seminario satírico catalán ¡Cu-Cut! publica un chiste antimilitarista. En
consecuencia 300 oficiales de la guarnición barcelonesa destruyeron las instalaciones del seminario y
exigieron al gobierno una ley de jurisdicciones. El gobierno liberal de Morett accedió a su petición en 1906
creando la ley de jurisdicciones que identificaba los delitos contra el ejército como delitos contra la patria
y los ponía bajo la jurisdicción militar. La derogación de esta ley se convirtió en la reivindicación clave de
nacionalistas, republicanos y obreros y ayudó a unir a las fuerzas catalanas en una coalición que ganó las
elecciones catalanas en 1907.

Entre 1907 y 1912 se desarrollaron las dos actuaciones del regeneracionismo por el conservador Antonio
Maura (1907-1909) y el liberal José Canalejas (1910-1912). En enero de 1907 Maura es elegido el jefe
de gobierno por el rey, y emprendió un programa de gobiernos con medios de inversión pública y apoyo
a la economía del país (Ley de Protección de la Industria Nacional). Para atender las demandas sociales en
1908 se estableció el Instituto Nacional de Previsión. Además, para acabar con el caciquismo se aprobó la
ley electoral de 1907, estableciéndose el voto obligatorio. Por último, el proyecto de la Ley de
Administración Local, que da autonomía a los municipios y se creaban las mancomunidades (asociaciones
regionales de diputaciones) pero no terminó de cuajar y no se aprobó.
Jimena Peláez Rodríguez

En Barcelona en julio de 1909, causado por el clima de indignación popular por la influencia del Partido
Republicano Radical y el anticlericalismo y antimilitarismo; y tras la situación de Marruecos en el Barranco
del Lobo, por el que se reclutaron a los reservistas, se produce un estallido de violencia llamado “Semana
Trágica”. En consecuencia el gobierno de Maura envía al ejército y aprovecha para la movilización de
reservistas lo que provoca huelgas por mujeres y madres de los alistados, convocado por Solidaridad
obrera. El 26 el primer choque contra marroquíes coincide con el inicio de la huelga general en Barcelona
que degeneró en una violencia insurrección revolucionaria, declarándose el estado de guerra. Entre el 26
y el 1 de agosto hubo asaltos y quemas de conventos, luchas y enfrentamientos entre huelguistas y
ejército y policía. Las consecuencias fueron más de 100 muertos, heridos, la ejecución injusta de Francisco
Ferrer Guardia (anarquista fundador Escuela Moderna), la caída del gobierno de Maura y el gobierno dado
a los liberales por el rey, la conjunción Republicano-Socialista que con su éxito otorgó el primer escaño a
Pablo Iglesias en las Cortes, y la desaparición de la Solidaridad Obrera. Entre 1910 y 1912 dirigió
Canalejas cuando: se suprimió el impuesto de consumo; la aprobación de la Ley de Servicio Militar
Obligatorio; la Ley Candado, que suprimió por dos años la instalación de nuevas comunidades religiosas;
leyes laborales con una ley que prohíbe el trabajo nocturno de las mujeres; y la aprobación de la ley de
mancomunidades.

Tras la muerte de Canalejas, el rey llamó a formar gobierno a Romanones y tras enfrentamientos por
mancomunidades, llama a Maura que rechaza ser jefe de gobierno de nuevo, siendo el conservador Dato
en 1913 quien aprueba finalmente la Ley.

Los Republicanos de diversidad ideológica, contaban con poco peso electoral pero más importancia social;
naciendo en 1903 la unión republicana del que se separó el partido republicano radical en 1908 de
Alejandro Lerroux (Con una ideología violenta, fuerte anticlericalismo y que atrae a la masa social obrera
de Barcelona).

Los Nacionalistas catalanes tras el triunfo en 1905 de la Lliga, se integró en 1906 en la Solidaridad Catalana
que ganó las elecciones generales. Tras la Primera Guerra Mundial y la defensa del derecho de
autodeterminación, crece el sentimiento independentista. En 1917 se forma el Partido Republicano
Catalán (más progresista). En el País Vasco el PNV amplió apoyos, pero su peso en la política nacional
es escaso, aunque también se ve favorecido tras la Primera Guerra Mundial.

Los Socialistas en las generales de 1910 formaron la Conjunción Republicana-Socialista con republicanos
como Lerroux, el PSOE, e intelectuales. La UGT fundada en 1888 ampliaba su número de afiliados,
organizando huelgas importantes, y prefiriendo a agotar las vías de negociación antes de las huelgas (a
diferencia del anarcosindicalismo).

Los Anarcosindicalistas eran anarquistas que recurrían el terrorismo. En Cataluña adquirieron gran fuerza,
convocando en Barcelona un congreso nacional de trabajadores en 1910 donde se acordó fundar la
Confederación Nacional del Trabajo. La CNT se definió como anarcosindicalista, partidario del
comunismo libertario, y de no participación en elecciones (apolítico).
Jimena Peláez Rodríguez

9.2 LA INTERVENCIÓN EN MARRUECOS. REPERCUSIONES DE LA I GUERRA MUNDIAL EN ESPAÑA. LA CRISIS


DE 1917 Y EL TRIENIO BOLCHEVIQUE

El estallido de la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, fue seguido de una declaración de
neutralidad del gobierno español ante esta situación, dividiendo la sociedad entre la opinión progresista,
los intelectuales y los sectores financieros e industriales que apoyaban a los aliados; y los oficiales, el clero,
la aristocracia y los terratenientes que apoyaban a Alemania.

En cuanto a las consecuencias económicas, a partir de 1915 se produjo un boom económico debido a que
España se convirtió en suministradora de los países en guerra. La producción industrial creció a causa del
aumento de la demanda exterior y la necesidad de incentivar la producción propia del país hicieron
aumentar las exportaciones y disminuir las importaciones, causando superávit entre 1915 y 1919. El
incremento de las exportaciones y los problemas para importar productos deficitarios, provocaron un
desabastecimiento del mercado interior causando un aumento de los precios y ampliando el movimiento
obrero.

En 1917 hubo una gran crisis que amenazaba con poner en peligro el sistema político, con protestas de
tres fuerzas, las Juntas de defensa, la Asamblea de Parlamentarios en Barcelona y la huelga general
revolucionaria.

Las Juntas de Defensa, formadas por militares, se organizaron con fin de ver mejoras en los sueldos y
principalmente como crítica a la política de ascensos, por la cual aquellos destinados a Marruecos tenían
privilegios como ascensos en el escalafón y aumentos de sus ingresos por los llamados méritos de guerra.
Estas consiguieron tener representación tras la dimisión del gobierno y la llegada de los conservadores al
poder con Dato.

La Asamblea de Parlamentarios de Barcelona resultó como respuesta a las Juntas de Defensa, formada
por la oposición para buscar cambiar el régimen político, además de pedir al gobierno la reapertura de las
Cortes Constituyentes, lo cual fue denegado llevando a la colocación de una asamblea de Parlamentarios
para imponer un gobierno de concentración, quedando esto en fracaso.

Por otro lado, la huelga general se resistió a los movimientos anteriores; en 1916 la UGT y la CNT
concluyeron que la huelga general sería la mejor idea para obligar al gobierno a actuar en el coste de la
vida, en marzo de 1917 acuerdan convocar una huelga indefinida para derrocar el régimen. En junio, la
huelga se veía como el instrumento para constituir un gobierno provisional, que convocará Cortes
constituyentes. Finalmente, se formó el comité, pero la huelga fracasó. Anteriormente los ferroviarios
estaban en huelga, lo que favoreció al gobierno; la Lliga criticó la huelga y el Ejército lanzó sus tropas
contra los huelguistas.

Los sucesos de 1917 enseñaban como los renovadores estaban de acuerdo en ir en contra del sistema.
Tanto el Ejército, los parlamentarios y los obreros carecían de objetivos comunes.

Debido a la presión de las Juntas de Defensa, cae el gobierno Dato y nacen los gobiernos de concentración.

Desde 1918, los gobiernos de concentración caracterizan el final del régimen; eran gobiernos inestables
que terminaron sin dar soluciones a la modernización de la política. La crisis social se agudiza, la UGT
aumentó su afiliación y la CNT todavía más, ante esto los patrones catalanes estaban dispuestos a eliminar
los sindicatos.

En Andalucía, la situación minera causó revueltas campesinas, dando lugar al llamado trienio bolchevique
(1918-1920). Todo comenzó con la huelga, en febrero de 1919, de la empresa eléctrica La Canadiense;
que paralizó el 70% de la industria barcelonesa, el gobierno forzó una negociación, sin embargo, el
conflicto derivó en una guerra social; muchos respondieron contra una clase movilizada por la CNT, la
Jimena Peláez Rodríguez

patronal respondió con el cierre de empresas y creó un cuerpo armado (el Somatén) contando con la
colaboración de los sindicatos libres.

Tras los actos terroristas entre 1919 y 1920, los poderes públicos aplicaron la ley de fugas; como represalia
5 anarquistas asesinaron a Eduardo Dato, causando una espiral de violencia.

El origen del protectorado español en Marruecos se remonta a principios del siglo XX, cuando recibió la
admisión de la zona norte del país, quedando la parte occidental para Francia en la conferencia de
Algeciras. Los militares españoles tuvieron que hacer frente a ofensivas marroquíes, la más desastrosa fue
la del barranco del Lobo (1909), que provocó el levantamiento social de la Semana Trágica de Barcelona.

Tras la 1 guerra mundial, Francia inició su expansionismo, pero en respuesta a esto el Gobierno español
inició una especie de carrera de toma de posesiones. En agosto de 1921 se designó al general Picasso para
que abriera expediente sobre las responsabilidades de los mandos en el desastre de Annual, esto permitió
a la opinión pública conocer el grado de corrupción que existía entre la oficialidad en Marruecos. El
desastre de Annual se debió a la negligencia e irresponsabilidad del alto mando; el nuevo gobierno de
García Prieto aceptó que se formara una comisión especial en la que estuvieran representados tanto
socialistas como republicanos.

Unos días antes de los trabajos por la comisión, Miguel Primo de Rivera, se subleva y lanza su manifiesto
Al país y al Ejército españoles. El golpe de Estado triunfa y el gobierno dimite. Primo de Rivera dejaba
Barcelona y llegaba a Madrid y era nombrado por el rey presidente o ministro único asistido por un
Directorio Militar.
Jimena Peláez Rodríguez

9.3 LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA Y LA CAÍDA DE LA MONARQUÍA (1923-1931)

El pronunciamiento militar protagonizado por Primo de Rivera y mediante el cual se instauró la Dictadura
de este y se acabó con la monarquía, fue recibido con entusiasmo por la opinión pública. Rivera presentó
la Dictadura como un régimen transitorio con aires regeneracionistas cuyo objetivo era acabar con los
males de la restauración (caciquismo, partidos de turno, desorden social y separatismo catalán). Rivera
aparecía ante la sociedad española como un “cirujano de hierro”.

El Directorio Militar (1923-1925) suspendió la Constitución de 1876, disolvió las Cortes y estableció la
censura de la prensa. Por otro lado, los Ayuntamientos y Diputaciones provinciales fueron disueltos y sus
miembros sustituidos por gente adicta al nuevo régimen. Por ello, en 1924 se creó un partido propio, la
Unión Patriótica, con la burguesía conservadora, comerciantes, industriales, terratenientes y antiguos
caciques. El partido duró lo que la Dictadura y aportó el personal político necesario.

Sobre el problema regional, Primo de Rivera se mostró muy duro con el catalanismo; prohibió el himno,
la bandera, el catalán en actos oficiales; quiso prohibirlo también en actos religiosos e instituciones
culturales y terminó suprimiendo la Mancomunidad. Consiguió así contar con la simpatía de la burguesía
catalana y el catalanismo moderado de la Lliga de Cambó, pero también se creó enemigos. Contribuyó a
radicalizar el nacionalismo radical con posturas separatistas como las del Estat Catalá (Francesc Maciá).

En cuanto al problema marroquí, Rivera mostró en principio una postura abandonista hacia nuestro
protectorado en Marruecos, pero la presión de influyentes militares “africanistas” le obligó a actuar. Sin
embargo, el líder de los rifeños Abd-el-Krim en 1924 ataca a las tropas españolas causando bajas y heridos.
ABD-el-Krim decidió entonces ir a por el Marruecos francés por lo que Marruecos y España acuerdan una
ofensa conjunta por mar y tierra. España protagonízale desembarcó de Alhucemas en septiembre de 1925
consiguiendo el control de la zona sublevada. Abd-el-Krim se entregó a los franceses (1926). En 1927
Marruecos deja de ser un problema para España.

La política económica se vio beneficiada por la prosperidad mundial de estos años (los “felices años 20”).
Se practicó una política intervencionista para proteger la industria nacional y fomentar la inversión
pública. Así, la economía española mejoró; aumentó la producción de metales, se impulsaron las obras
públicas y en 1926 se crearon las Confederaciones Hidrográficas para aprovechar el agua.

En cuanto a la política social, el Estado construyó viviendas sociales, institutos escuelas y servicios
sanitarios; además las relaciones laborales se basaron en el modelo corporativo en el que intervenía el
Estado. Se creó la Organización Corporativa Nacional cuya base eran los “comités paritarios”, formados
por representantes de patronos y obreros en los que se fijaban salarios, condiciones de trabajo y se
conciliaban los conflictos laborales. En los comités paritarios participó la UGT.

A partir de 1928, la Dictadura empezó a perder apoyos y aparecieron las críticas y la oposición. Por un
lado, los líderes liberales y conservadores reprochaban a la Dictadura el haber acabado con la Constitución
de 1876. Por otro lado, los republicanos formaron la Alianza Republicana, apoyada por Valle-Inclán, Blasco
Ibáñez, Unamuno etc., que criticaban la suspensión de libertades (prensa, reunión, expresión…). Además,
las Universidades y estudiantes encuadrados n la Federación Universitaria Española (FUE), nacida en 1927,
promovieron campañas antidictatoriales.

Primo de Rivera comenzó a perder poyos; en primer lugar, el Ejército, que protagonizó golpes de Estado
como la “Sanjuanada” protagonizada por Sánchez Guerra (1929); también una parte del PSOE dejo de
poyar a Rivera. En 1927 se creó la Federación Anarquista Ibérica (FAI), más radical que la CNT, que había
sido ilegalizada y que reivindicaba la revolución (tuvo gran influencia durante la República).

Falto de apoyos y con un monarca que comenzaba a marcar sus distancias, Primo, el 30 de enero de 1930
presentaba su renuncia al rey y marchó a París, donde falleció dos meses después.
Jimena Peláez Rodríguez

El rey encargó al general Damasco Berenguer a formar un nuevo gobierno (enero-1930) para retomar la
normalidad constitucional, con lo que volvieron las libertades de la Constitución de 1876 y con ello
movimientos de oposición obreros y republicanos (CNT y PCE). También se retornaría al régimen
bipartidista.

En agosto de 1930 los representantes de los partidos republicanos formaron el Pacto de San Sebastián
con el que se proclamaría la República y la autonomía de Cataluña. Se organizó un “Comité Ejecutivo”
encabezado con Alcalá Zamora que contactó con militares republicanos, el Partido Socialista y la CNT. El
Comité actuará como un gobierno provisional con el objetivo de derribar a la monarquía. Sin embargo,
los militares republicanos fracasaron en la primera insurrección en Jaca (12 dic 1920) y en la segunda (15
dic), y la huelga general que debía poner en marcha el PSOE no se llegó a dar.

Berenguer pretendía convocar elecciones a diputados, pero los líderes de la oposición exigían elecciones
a Cortes Constituyentes. Berenguer cae y se forma un gobierno presidido por el almirante Juan Bautista
Aznar que convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931. La agitación antimonárquica crecía.

El resultado de las elecciones de 12 de abril lo precipitó todo. Si bien en el conjunto del Estado ganaron
los Monárquicos, los republicanos se impusieron en grandes ciudades, la exaltación republicana llenó las
calles y todo fue imparable. El 14 de abril se proclama la República y el Rey Alfonso XIII abandona España.
Se abría en España una nueva etapa.
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 10: LA SEGUNDA REPÚBLICA Y LA GUERRA CIVIL.

10.1 LA PROCLAMACIÓN DE LA REPÚBLICA. EL GOBIERNO PROVISIONAL. LAS PRIMERAS REFORMAS. LA


CONSTITUCIÓN DE 1931 (1931-1933)

En la noche del 14 de abril de 1931 Nieto Alcalá Zamora proclamaba en Madrid la República mientras se
constituía un gobierno provisional compuesto por miembros del Comité Ejecutivo.

Este, debía convocar elecciones a Cortes constituyentes, además de proponer un amplio programa de
reformas, sin embrago, surgieron problemas:

Ese mismo día Francesc Maciá (líder de Esquerra Republicana de Cataluña) decidía proclamar en
Barcelona el Estado Catalán, acordando restaurar la Generalitat, como gobierno autónomo de Cataluña.
Se inició a su vez la redacción del Estatuto de Autonomía, que fue sometido a referéndum en Cataluña (2
de agosto-1931).

Por otro lado, en el País Vasco, la movilización nacionalista (liderada por el PNV) redactó un primer
estatuto (de Estella, 14 junio 1831) tachado de anticonstitucional.

Más tarde en el mes de mayo surgieron problemas como las relaciones con la iglesia católica, al nacer un
nuevo Estado laico y aconfesional, que pretendía limitar su influencia en la sociedad. Por otro lado, el 2
de mayo, el Cardenal Segura publicó una pastoral en defensa de Alfonso XIII que empeoró la situación,
desencadenando enfrentamientos en las calles de carácter anticlerical, resultando en la quema de
conventos e iglesias. El día 12 de ese mismo mes la agitación se extendió, destacando Málaga, Sevilla,
Cádiz y Alicante.

Más tarde surge la agitación obrera, con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida, siendo las huelgas
el método más eficaz (sobre todo obreros con la CNT y FAI) aun siendo sucesos muy sangrientos. Ante
esta situación, la República utilizó a la Guardia Civil, al Ejército y a la nueva Guardia de Asaltes para
controlar el orden público, lo que desacreditaba al nuevo régimen e identificaba a la democracia con el
desorden.

Otros problemas fueron la reforma del Ejército (con la promesa de fidelidad y Manuel de Azaña), el avance
de la legislación laboral, con el socialista Francisco Largo Caballero (decretos sobre el trabajo en la
agricultura e industria, destacando el Decreto de Términos Municipales, el Seguro de Accidentes del
Trabajo, la ley de Concordatos de Trabajo y la ley de Jurados Mixtos). Por último, el objetivo de acabar
con el analfabetismo promoviendo la enseñanza laica, secularizada, garantizando el derecho a la
educación (considerado como una ofensa a la religión católica).

Desde un punto de vista político, el gobierno provisional, convocó elecciones a Cortes constituyentes el
28 de junio, obteniendo un fuerte respaldo popular, siendo el partido Socialista y el Republicano Radical,
los más votado. Los partidos de derecha conservadora quedaron reducidos a grupos minoritarios,
naciendo así en 1931 la nueva Constitución, sin el apoyo de la derecha y por tanto sin el aconsejable
consenso, estableciendo una República laica y democrática como un Estado integral. Recogía por lo tanto
una amplia declaración de derechos y libertades: voto a la mujer, matrimonio civil, divorcio legal,
separación de Estado e Iglesia y artículos relacionados con la cuestión religiosa; además establecía una
separación de poderes en: legislativo en unas cortes unicamerales; ejecutivo, sobre el presidente; y el
administrativo, en manos de jueces y tribunales (dando nacimiento al Tribunal de Garantías
Constitucionales).
Jimena Peláez Rodríguez

Dicha constitución fue aprobada el 9 de diciembre de 1931 con todos los votos a favor, al no estar la
derecha presente en la Cámara de representantes. Al día siguiente se eligió como presidente a Alcalá

Zamora, quien encargó a Manuel Azaña la formación del primer gobierno constitucional, que optó por los
socialistas.

El gobierno, con el que se inició el Bienio Reformista (diciembre-1931/noviembre-1933) contó con una
gran oposición, tanto de derechas como de izquierdas. La derecha, con el Partido Radical de Lerroux, cuyas
asociaciones patronales criticaban l política del gobierno; y la izquierda, con la CNT, la FAI y el PCE, alejados
de la línea social revolucionaria por ellos defendida. La UGT, en cambio, estaba con el gobierno y su
organización campesina, La Federación de Trabajadores de la Tierra (FETT). Todo esto en su conjunto, no
garantizaba la paz social. Más adelante, el 31 de diciembre, tuvo lugar en Castilblanco un episodio
sangriento y el 6 de enero de 1932 otro en Arnedo (La Rioja). El 21 de enero sucedió el primer intento
revolucionario (CNT y FAI) en la cueva minera del Alto Llobregat, proclamándose el comunismo libertario
en varias de sus poblaciones de manera sangrienta.

A todo esto, las Cortes discutían dos proyectos de ley: la Ley de Reforma Agraria y el Estatuto de
Autonomía de Cataluña. En cuanto a las estructuras de propiedad, destacaban los valores extremos
(latifundios y minifundios), dejando de ser la Iglesia grandes propietarios, sino la nobleza y la burguesía.
Por otro lado, el regionalismo y nacionalismo catalán requerían una solución, sin embargo, tras el fracaso
del golpe de Estado del general Sanjurjo (10 agosto-1932), Azaña se fortaleció y el 9 de septiembre se
aprobaron las leyes.

Más adelante, el Estatuto proclamaba a Cataluña como “región autónoma dentro del Estado español”,
celebrando el 20 de noviembre las primeras elecciones a la Generalitat, dando triunfo a Esquerra
Republicana convirtiéndose Maciá en el presidente de Cataluña.

Además, en el País Vasco trataron de aplicar su proyecto de Estatuto que tampoco salió adelante por el
rechazo navarro, obligándoles a crear uno nuevo sin Navarra en 1933 que fue probado en 1936, ya iniciada
la Guerra Civil.

Con la Ley de Reforma Agraria se pretendía acabar con ese latifundismo y redistribuir la propiedad
mediante el asentamiento de campesinos en las tierras expropiadas (propiedades de antiguos señores,
las mal cultivadas, las permanentemente arrendadas, etc.). Por lo que para aplicarla se creó el Instituto
de Reforma Agraria (IRA) con un presupuesto de 50 millones de pesetas, para confiscar las tierras y
pasarlas a las Juntas Provinciales.

Tras tantas reformas, en Andalucía hubo levantamientos, destacando los sucesos graves en Casavieja
(Cádiz) el 11 y 12 de enero de 1933. La sangrienta represión por parte de la Guardia Civil y la Guardia de
Asalto dio lugar a la desacreditación de Azaña y su caída.

Además, la campaña de oposición de la derecha se agrandaba al aprobarse la Ley de Congregaciones


Religiosas (mayo de 1933). En el verano de ese mismo año, en el PSOE surgieron diferencias internas para
proclamar una república socialista. Por tanto, se imponía la idea de abandonar el gobierno de Azaña.

El PSOE trataba de radicalizarse hacia la izquierda con Largo Caballero y excesivas represiones, surgiendo
así los anarquistas en contra del gobierno socialista. En cambio, en la derecha se produjo una
reorganización y movilización católica frente a la República laica. En un principio se hizo a través de Acción
Popular, origen de la confederación española de Derechas Autónomas (CEDA), creada en febrero de 1933,
dirigido por José María Gil Robles.

También se formaron grupos radicalmente antirrepublicanos como la Renovación Española (partido de la


derecha monárquica, dirigido por José Calvo Sotelo), la Comunión Tradicionalista Española (los carlistas
Jimena Peláez Rodríguez

como movimiento de ultraderecha autoritaria) y la Falange Española (José Antonio Primo de Rivera-1933),
variable del fascismo a la que, en 1934 se adhirieron las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS),
dirigidas por Ramiro Ledesma Ramos y Onésimo Redondo.
Jimena Peláez Rodríguez

10.2 EL GOBIERNO RADICAL CEDISTA (1933-1935). LA REVOLUCIÓN DE ASTURIAS. EL FRENTE POPULAR,


LAS ELECCIONES DE 1936 Y EL NUEVO GOBIERNO.

Tras las elecciones generales de noviembre de 1933, se reflejó el triunfo de la derecha cuando el CEDA se
convirtió en el primer partido del país; seguidos de los radicales, monárquicos (Renovación Española) y
los Tradicionalistas. La izquierda derrotada consideraba la República como suya, y el PSOE consideraba
que la CEDA quería implantar el fascismo en España. En consecuencia, dentro del PSOE y la UGT, los
defensores de las vías radicales superaron a los moderados, y en enero de 1934 aprobó un programa de
propuestas como: expropiación de tierras, disolución de órdenes religiosas, y la reorganización de las
fuerzas del orden.

En diciembre Lerroux (Partido Radical) forma gobierno con el apoyo del CEDA, exigiendo estos una política
de “revisión” de la obra legislativa de Azaña. Por lo que: se impidió la aplicación de la Ley de
Congregaciones Religiosas, se derogó la Ley de Términos Municipales, se modificó la Ley de Jurados
Mixtos, se frenó la reforma agraria, las tierras expropiadas se devolvieron y se aprobó una Ley de Amnistía
a favor de los implicados en el intento de golpe de Estado de Sanjurjo. Se produjo un conflicto con la
Generalitat dirigida por Esquerra Republicana, y el Estatuto del País Vasco no llega a aprobarse en este
Bienio Radical-Cedista. Dentro del Partido Radical hubo una escisión y los de izquierda crearon un nuevo
partido, Izquierda Republicana, dirigido por Azaña. Ante ello, el PSOE sufre una radicalización dispuesto a
iniciar una revolución social en el momento que la CEDA se incorporase al gobierno.

El 4 de octubre del 34 Lerroux formó un nuevo gobierno con 3 ministros de la CEDA, y los socialistas
declararon la revolución. El comité revolucionario socialista comenzó la insurrección el 5 declarando
huelga general en toda España. En Madrid y en otras poblaciones los planes fracasaron. En Vizcaya en las
minas hubo enfrentamientos entre insurrectos, y la Guardia Civil y el Ejército. En Cataluña la rebelión fue
política cuando el presidente de la Generalitat (Companys) proclamó el “Estado catalán dentro de la
República Federal Española”, la cual dura unas horas y finaliza con el arresto del gobierno de la
Generalitat. En Asturias se produjo una revolución obrera con un violento movimiento insurreccional,
donde se había formado una Alianza Obrera que ocuparon la provincia, asesinando sacerdotes y
burgueses y quemando iglesias. Se sofocó la rebelión recurriendo a la Legión y a las tropas de Marruecos
dirigidos por el general Franco. La revolución de octubre de 1934 dejó 1100 muertos, 2000 heridos, y 300
muertos de las fuerzas del orden; además de en torno a 30000 detenciones.

Tras romper el PSOE la legalidad republicana, el CEDA ganó fuerza dominante, pero no la aprovechó
positivamente. Dirigentes socialistas fueron encarcelados (incluido Azaña al que se le quiso implicar), con
el gobierno de la Generalitat en la cárcel se suspendió el Estatuto de Autonomía de Cataluña, se aprobó
una Ley de Reforma Agraria en la que se limitaban los recursos haciéndola irrealizable. Además, el ministro
de la guerra, Gil Robles, incorporó a generales de dudosa lealtad republicana como; Fanjul, Goded, Mola
y Franco. En 1935 estallaron dos escándalos de corrupción en los que se vio envuelto el Partido Radical;
el estraperlo, donde hubo sobornos para la concesión de explotación de una ruleta; y el asunto Nombela,
por pagos irregulares a una naviera. Desacreditado el gobierno, Lerroux no podía seguir al frente. A finales
de año se constituía un gobierno de Portela Valladares sin apoyo de la CEDA o los radicales, siendo disuelto
por las Cortes y convocando nuevas elecciones para el 16 de febrero de 1936.
Jimena Peláez Rodríguez

El 15 de enero de 1936 se formó una amplia coalición de partidos de izquierda, el Frente Popular, en el
que estaban: Izquierda Republicana (Azaña), Unión Republicana, PSOE, PCE, UGT, Partido Sindicalista
(dirigida por ex-cenetistas), y POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) dirigido por Andreu Nin. Su
programa de coalición era reformista, queriendo retomar y relanza la obra legislativa del gobierno de
Azaña; y una amnistía general para los encarcelados en la revolución de octubre de 1934. Las derechas
formaron un frente único con la CEDA, y un programa electoral que defendía la revisión de la Constitución
y estableció pactos puntuales con republicanos radicales en algunas provincias. Los monárquicos
alfonsinos de Renovación Española y los carlistas de Comunión Tradicionalista formaron una alianza
electoral, el Bloque Nacional, liderado por José́ Calvo Sotelo, cuyo programa solo era posible si era
eliminada la República. Las elecciones de febrero dieron la victoria al Frente Popular, pero este no logró
estabilizar las movilizaciones sociales violentos donde destacan organizaciones juveniles extremas.

Azaña formó un gobierno republicano de izquierdas sin participación de los socialistas, por la negación de
estos a una coalición. Se concedió amnistía general a los encarcelados por delitos políticos y sociales en
relación a la revolución de octubre del 34; se estableció el Estatuto de Autonomía de Cataluña; los
sindicatos volvían a movilizar a los trabajadores y se acentuaban las huelgas; y en el campo los conflictos
aceleraron la ocupación de tierras. Los sectores más violentos se impusieron en ambos bandos,
reflejándose en huelgas y violencia callejera. La CEDA quedo paralizada y perdió influencia frente a la
derecha autoritaria de Calvo Sotelo o la Falange (fascista). Las Cortes constituidas en abril tomaron el día
siete un acuerdo que propició la destitución del presidente de la república, Zamora. Azaña quiso que
Indalecio Prieto encabezara un gobierno de coalición republicano-socialista, pero el grupo parlamentario
socialista encabezado por Caballero se negó a que el PSOE entrase en el mismo, fue entonces cuando
Azaña llamo a Quiroga (líder de la ORGA) que formó gobierno solo con republicanos.

El gobierno llevaba a cabo una política reformista; se aplicaba la Ley de Reforma Agraria, se tramitaba el
Estatuto de Autonomía del País Vasco, y Galicia sometía a voto la autonomía por referéndum. La
radicalización de la derecha y la izquierda hizo difícil el diálogo, reflejado en el debate parlamentario del
16 de junio (1936). El orden público se veía alterado por enfrentamientos continuos en la calle y otros
actos de violencia. Paralelamente la conspiración militar iba precisándose, y el gobierno ante una posible
intervención militar alejo a los generales Franco (Canarias), Goded (Baleares), y Mola (Navarra); pero no
pararon el alzamiento militar. El general Mola “El Director”, organizó el alzamiento y su plan consistía en
una movilización simultanea de guarniciones militares. El 12 de julio se asesinó al teniente José del
Castillo, y como represalia, el 13 sus compañeros asesinaron a Calvo Sotelo. El 17 de julio la guarnición de
Melilla se sublevaba y se extendía al resto de la Península al día siguiente. En unas poblaciones triunfaba
y en otras fracasaba, dividiendo el País en dos zonas: la Republicana y la Sublevada. Comenzó el
enfrentamiento entre ambas, la Guerra Civil.
Jimena Peláez Rodríguez

10.3 SUBLEVACIÓN MILITAR, ESTALLIDO DEL CONFLICTO E INTERNACIONALIZACIÓN DEL CONFLICTO.

La chispa que desembocó en el conflicto sucedió en un clima de extrema radicalización y violencia


callejera. Con esto, el teniente de la Guardia de Asalto y socialista José del Castillo fue asesinado el 12 de
julio 1936 por la extrema derecha(falange). En respuesta, el 13 de Julio, José Calvo Sotelo es asesinado.
Éste fue el pretexto para los militares que llevaban fraguando un golpe de estado contra la república,
adelantándose el levantamiento al 17 de Julio en Melilla, extendiéndose al resto de Marruecos, y a la
península al día siguiente.

Sin embargo, no sólo el pueblo estaba más implicado en la escena política de entonces, si no que el golpe
fracasó, al haber fallado en las principales ciudades, debido a que la Guardia Civil y la Guardia de Asalto
permanecieron fieles a la República. Estos factores, sumado a la intervención internacional de países
como Italia y Alemania en la órbita fascista, y la Unión Soviética en la comunista. Por parte de estos,
España se convirtió en un campo de experimentación de nuevas armas y equipamiento. En Madrid, el
general Fanjul no pudo completar con éxito el levantamiento, pues fue cercado en el Cuartel de la
Montaña por el pueblo al que el gobierno entregó las armas. En Barcelona, por otra parte, Goded fracasa
en el golpe debido al activo papel de la Guardia de Asalto y la Guardia Civil. Con esto España queda dividida
entre los llamados sublevados, que promueven la aniquilación del comunismo, y los fieles a la República,
que promueven la defensa de España ante el fascismo.

Tras el golpe fallido, España queda dividida en dos partes antagónicas. La zona sublevada era
predominantemente agraria (Navarra, Castilla y León, Galicia y otras ciudades ocupadas), por lo tanto,
estos recursos eran especialmente accesibles para los rebeldes. En la zona republicana abundaban las
industrias (Madrid, Vizcaya, Barcelona, Valencia...) y los recursos financieros, que servirían para financiar
la ayuda y material pesado proveniente de la Unión Soviética. El ejército de la República, sin embargo, se
encontraba completamente descabezado, y en los inicios de la guerra muy limitado en armamento y
grosor. La República por lo tanto tuvo que apoyarse en milicias populares, como batallones de partidos
políticos y sindicales, que se integraron en la reorganización del llamado Ejército Popular.

El ejército rebelde, experimentado como el de África y bien equipado, se le suman gran cantidad de
milicias falangistas y carlistas(requetés), ambos bien equipados y bien formados. La población civil que
apoyó el levantamiento se basaba en la aristocracia, banqueros, alta burguesía y el campesinado medio.
La clase obrera del campo y ciudad fueron los que sostuvieron la lealtad Republicana. En ambos bandos
se impuso la lealtad geográfica. El País Vasco y Cataluña se mantuvieron fieles a la República (autonomías),
presidida por Manuel Azaña y con Largo Caballero como presidente del gobierno.

En cuanto a la ayuda extranjera, sin ella la guerra no hubiese durado más de medio año por falta de
hombres y de recursos, en Londres en agosto de 1936 se creó un comité de no intervención en el que
participaron 30 países y se comprometieron a no ayudar a ninguno de los dos bandos, pero este comité
no sirvió para nada.
Jimena Peláez Rodríguez

En el bando republicano recibieron ayuda material de la URSS y de Francia y México, debido al apoyo
soviético que recibió, se relación la República con el comunismo. Esta ayuda soviética fue pagada con el
oro del banco de España (“oro de Moscú”). La ayuda humana llegó a través de las brigadas internacionales
60000 hombres de 30 países no cualificados pero muy disciplinados, llegaron a España con el fin de luchar
contra el totalitarismo en Europa y salvar la democracia republicana en España. Su base de entrenamiento
se estableció en Albacete y estos fueron divididos en seis brigadas formadas por batallones que agrupaban
a los soldados de un mismo país. Su intervención ayudo a que los rebeldes no tomaran Madrid en 1936,
finalmente en 1938 fueron retirados con 18000 bajas.

En cuanto al bando sublevado, obtuvo su ayuda de Italia y Alemania principalmente, Alemania envió a su
Legión Cóndor con 6000 asesores militares y Italia a sus 40000 soldados del corpo di truppe volontarie.
Portugal también ayudo a los rebeldes enviando militares (los viriatos) y permitiendo que las dos zonas
sublevadas se conectaran a través de su país. Irlanda también envió a la Legión de San Patricio. Estados
Unidos y Reino Unido se declararon neutrales pero varias compañías banqueros y personalidades
ayudarían a los sublevados. En general, la ayuda de la URSS fue menor en cantidad y calidad pues tenían
peor preparación técnica y materiales que Alemania.
Jimena Peláez Rodríguez

10.4 FASES MILITARES DE LA GUERRA CIVIL. LA EVOLUCION POLITICA Y ECONÓMICA EN LAS DOS ZONAS.
CONSECUENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES DE LA GUERRA. LOS COSTES HUMANOS.

Con las muertes de José del Castillo y José Calvo Sotelo se aceleró la conspiración militar que daría lugar
a la Guerra Civil (1936-1939), que se iniciaría con la sublevación de Melilla el 17 de julio y la generalización
del golpe el 18 de julio.

La Guerra Civil atravesará distintas fases:

1- Desde el inicio hasta marzo de 1937: En un primer momento se da una guerra de columnas hasta
noviembre de 1936 donde la Republica disuelve el Ejército y comienza la militarización de las milicias para
formar un Ejército Popular Regular. Por otro lado, el bando sublevado, mejor organizado, militariza a las
milicias en diciembre de 1936. Tras la muerte de Sanjurjo, Mola y Franco lideran las operaciones en el
bando sublevado. El avance de Mola hacia Madrid queda detenido mientras el Ejército de África cruza el
estrecho de Gibraltar gracias a la ayuda de Italia y Alemania. Procederán a la toma de Extremadura por
parte de Yagüe con la intención de unir las topas del norte lideradas por Mola y las de sur, consiguiéndolo
en septiembre. Franco marchará a liberar el alcázar de Toledo y, posteriormente, se avanzará hacia
Madrid. Mientras tanto, Mola había cerrado desde Navarra la frontera con Francia tomando Irún. La
batalla de Madrid (7 noviembre de 1936 hasta marzo de 1937) conllevó distintos intentos por parte de los
sublevados para tomarla. En un principio se intentó el asalto a la ciudad, pero ante la resistencia, Franco
intentó otra táctica. Dicha táctica trato de aislar a la ciudad, produciéndose las batallas del Jarama en
febrero y Guadalajara en marzo. Sin embargo, los republicanos resistieron y Madrid no pudo ni ser tomada
ni aislada. Pese a esta defensa, en el sur peninsular, Málaga cayó a manos de los sublevados en febrero.

2- Desde abril-mayo de 1937 hasta noviembre de 1938: Este periodo es el más largo y decisivo de la
guerra. Se inicia con la caída de la franja cantábrica (abril-octubre de 1937). Durante esta etapa cae la
cornisa cantábrica, donde destaca el bombardeo de Guernica el 26 de abril de 1937 y las conquistas
sucesivas de Bilbao, Santander y Asturias. En el desarrollo de esta ofensiva, la República trató de distraer
a las fuerzas sublevadas abriendo dos frentes, primero en Brunete (julio de 1937) y en Belchite
posteriormente. Sin embargo, no se puedo evitar la pérdida de la cornisa cantábrica. Durante la primera
mitad de 1938 La República inició una ofensiva sobre Teruel para evitar una nueva operación sobre
Guadalajara. La ciudad caerá en enero de 1938, pero la contraofensiva de Franco hará retroceder a las
tropas republicanas y la zona republicana quedará divida en dos a la altura de Vinaroz, mientras al norte
del Ebro los sublevados tomaban Lleida, dejando a Cataluña aislada. La batalla del Ebro (julio de 1938-
noviembre de 1938) fue decisiva para el futuro de la Guerra Civil. Los republicanos trataron de romper el
cerco de los sublevados y volver a unir las dos zonas republicanas. A pesar el empuje inicial, los sublevados
lanzaron una contraofensiva que acabaría con todas las aspiraciones de la Republica. Las Brigadas
Internacionales abandonaban España y el bando sublevado recuperaría sus posiciones y se prepararía
para la ofensiva final.

3- De noviembre de 1938 al 28 de marzo de 1939: El último ciclo de la guerra se inicia con la ofensiva
sobre Cataluña en diciembre de 1938, cayendo en enero prácticamente sin lucha. Mientras tanto, en
Madrid surge una oposición al presidente Negrín que opta por dar un golpe de Estado dirigido por el
coronel Casado apoyado por socialistas, anarquistas y algún republicano, buscando una rendición
pactada. Madrid fue entregada a los sublevados, pero Franco no acepto ninguna paz y entro en Madrid el
28 de marzo de 1939, poniendo fin a la guerra el 1 de abril.

En cuanto a la evolución política de las dos zonas el bando republicano mantuvo su Gobierno durante el
conflicto. Azaña siguió siendo presidente de la Republica y se sucedieron los presidentes del Gobierno.
Casares Quiroga y Martínez Barrio dimitieron sucesivamente por no querer dar armas al pueblo, algo que
sí hizo Giral.
Jimena Peláez Rodríguez

En septiembre de 1936 Francisco Largo Caballero fue nombrado presidente del Gobierno, integrando a
nacionalistas, republicanos, socialistas, comunistas e incluso anarquistas en su gobierno.

Tuvo que lidiar en la disputa entre aquellos que querían ganar la guerra y luego hacer la revolución y
aquellos que querían realizar la revolución durante la guerra. La postura del Partido Comunista (que era
quien controlaba las relaciones con la URSS) era la de hacer una gran alianza para ganar la guerra y luego
hacer la revolución. Sin embargo, CNT y POUM eran partidarios de hacer la revolución en el momento.
Esto llevó a enfrentamientos que se saldaron en la crisis de mayo de 1937, donde anarquistas y miembros
del POUM o fueron asesinados o recluidos y marginados.

Este proceso conllevó la caída de Largo Caballero y el nombramiento de Negrín, apoyado por los
comunistas. Negrín intentó alcanzar un acuerdo con los sublevados (13 puntos de Negrín), pero no fue
aceptado. El intento de resistir lo máximo posible esperando una intervención extranjera se disipó tras la
Conferencia de Múnich y la política de apaciguamiento.

Finalmente, su gobierno cae por el golpe del coronel Casado en Madrid. En el bando sublevado la muerte
de Sanjurjo en julio de 1936 y mola en junio de 1937 allanó el camino a Franco. La junta creada en Burgos
nombró a Franco generalísimo y jefe de un nuevo Estado aún sin definir. En los meses siguiente, Franco
consiguió hacerse con la jefatura militar y política del nuevo Estado, apartando a monárquicos alfonsinos
(luego partidarios de don Juan) y carlistas, haciéndose con el liderazgo de Falange y decretando su
unificación con los carlistas con el nombre de Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Creó un
nuevo Estado apoyado por el Ejército, Falange y la Iglesia, formando su primer gobierno en 1938.

Las consecuencias de la guerra fueron: En primer lugar casi medio millón de muertes, muchas de ellas
producidas en la retaguardia. Por otro lado, hubo entre 400.000 y 500.000 exilados y más de 250.000
personas que ingresaron en prisiones o en campos de trabajo forzado. Las consecuencias para la cultura
fueron la destrucción de la regeneración cultural y educativa de la Generación de Plata, la ejecución o
destitución de numerosos maestros y profesores y la marcha de intelectuales y científicos. Además, se
instauró la censura. En lo económico hubo una pérdida de las reservas del Banco de España, disminución
de población activa, destrucción de infraestructuras, caída del nivel de renta y como consecuencia
racionamiento y privación de bienes de consumo. Las consecuencias políticas fueron la paralización del
proceso democrático en España y una fuerte represión y pérdida de derechos. En el ámbito internacional
la guerra supuso una fase de aislamiento y pérdida del impulso que tuvo Europa después de 1945.
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 11: LA DICTADURA FRANQUISTA (1939-1975)

11. 1 LA CREACIÓN DEL ESTADO FRANQUISTA. GRUPOS IDEOLÓGICOS Y APOYOS SOCIALES. ETAPAS DE LA
DICTADURA Y PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE CADA UNA DE ELLAS. EL CONTEXTO INTERNACIONAL:
DEL AISLAMIENTO AL RECONOCIMIENTO EXTERIOR

De 1939 a 1975, España vivió bajo un régimen autoritario, liderado por el general Franco que mantuvo un
férreo control sobre la sociedad española. Para poder gobernar Franco tuvo que apoyarse en distintas
familias las cuales aportaron un bagaje ideológico, lo que se denomina pluralismo limitado. La dictadura
de Franco no fue una dictadura fascista, ni militar, ni totalitaria, fue una dictadura de carácter personal,
con rasgos de cada una de las anteriores.

En relación a las familias ideológicas, destacó el Ejército que fue defensor del régimen y de su
ordenamiento legal. Las principales aportaciones ideológicas fueron: nacionalismo exacerbado,
anticomunismo, visión centralista y unitaria de España, y las ideas de disciplina, jerarquía y orden.
También incluimos a la Falange, fundada por Primo de Rivera. Tras ser fusilado (por los republicanos
durante la guerra en noviembre de 1937), Franco se adueñó del partido, y pasó a denominarse Falange
Española Tradicionalista y de las JONS. Sus ideas principales fueron: el hipernacionalismo, la idea de
España como un Imperio, la exaltación del líder, el adoctrinamiento político de la juventud (OJE) y la mujer
(Sección femenina) ... Finalmente, destaca la Iglesia Católica la cual defendió la religión y la moral católicas
en sus versiones más tradicionales.

En cuanto a las familias políticas, los monárquicos estaban divididos entre los partidarios de la monarquía
constitucional, y los de la monarquía tradicional. Ambos apoyaron a Franco en la guerra civil. Después,
cuando Franco declaró, en 1947, que España era un Reino se abrió la posibilidad de restaurar la monarquía
en la persona de un rey. En 1969, Franco elige a don Juan Carlos de Borbón, y éste juró fidelidad a Franco
y a los principios del Movimiento al ser declarado heredero del trono. Los tecnócratas se hicieron cargo
de la economía del país en esa época y los franquistas puros, (representante más claro Carrero Blanco)
sentían el franquismo como algo inalterable.

Los principios ideológicos en los que se reconocía el franquismo fueron varios. El Nacional-patriotismo
aportó una visión unitaria y tradicionalista de España. Del espíritu militar provienen las ideas de jerarquía,
disciplina, autoritarismo y fuerte represión. El Nacional-sindicalismo aportó ideas como el
hipernacionalismo, la ética de la violencia y represión, machismo, la idea de España como un Imperio, la
exaltación del líder… El Nacional-catolicismo se basó en defensa de la religión y de la moral católica en sus
versiones más tradicionales. Impulsó los valores y la cultura católica: devoción, piedad, educación religiosa
y matrimonio.

El franquismo tuvo una evolución a lo largo de los años y se puede dividir en cuatro etapas
principalmente.

La primera, es la etapa azul (1939-1945). En el primer gobierno de la dictadura, participan todas las
familias políticas del régimen, pero hay un predominio cualitativo y cuantitativo de la Falange. Durante
esta etapa, en julio de 1942, se promulgó la Ley Constitutiva de las Cortes y la segunda de las Leyes
Fundamentales. El papel de estas Cortes era simbólico: el verdadero poder legislativo lo tenía Franco. En
el ámbito exterior recién acabada la Guerra Civil empieza la Segunda Guerra Mundial. España, aunque no
entró en la guerra, envió la División Azul contra los soviéticos. A partir de 1942 con la entrada de EE.UU.
En la Guerra se vio claramente la derrota de las potencias del Eje (Alemania e Italia). Franco ante el peligro
que suponía su apoyo a Hitler para su régimen, declara la neutralidad.
Jimena Peláez Rodríguez

La segunda, el nacional-catolicismo (1945-1957). La derrota de las potencias del Eje suponía una
verdadera amenaza para la supervivencia de la dictadura en España. Franco acentuó su aspecto
monárquico y su carácter católico para marcar diferencias con el fascismo. Para ello, la Falange perdió
peso y Franco en el nuevo gobierno de 1945 dio un mayor protagonismo a los católicos, en concreto los
de la ACNP. En julio de 1945 se promulgó la tercera, cuarta y quinta ley fundamental: el Fuero de los
Españoles (donde se habla de derechos y deberes de los españoles), la Ley del referéndum nacional (se
consultará al pueblo sobre cuestiones importantes) y la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (España
se definía como Reino y Franco era Jefe de Estado vitalicio que en su momento nombraría al rey sucesor).
Aun así, hubo un aislamiento internacional y la ONU condenó a España con la prohibición en los
organismos de la Organización y la retirada de embajadores. Los esfuerzos de Franco para romper el
aislamiento dieron sus frutos y en 1955 y España entra en la ONU.

La tercera, es la tecnocracia y el dominio del Opus Dei (1957-1969). Los tecnócratas pusieron en marcha
desde 1957 una amplia reforma de la administración pública. Por otro lado, en 1958 se aprobó la sexta
ley fundamental, la ley de Principios Fundamentales del Movimiento y mediante referéndum se aprobó
la séptima de las leyes fundamentales, la Ley Orgánica del Estado (separó los cargos de jefe del Estado y
de presidente del Gobierno). En política exterior los tecnócratas se fijaron en asistir al proceso de
descolonización. España había aceptó la independencia de Guinea Ecuatorial.

La cuarta, fue el declive del régimen (1969-1975). Se produjeron un gran número de proyectos que
fracasaron, como el intento de mejorar las relaciones con la Iglesia, el fallido intento de resolución de la
conflictividad obrera con la nueva Ley Sindical, la creación y fortalecimiento de ETA (20 de diciembre de
1973, el presidente Carrero Blanco moría en Madrid víctima de un espectacular atentado de ETA).
Además, la crisis económica de 1973 o la revolución en 1974 en Portugal (revolución de los Claveles)
perjudicaron al régimen. En 1975, Franco enferma y el 20 de noviembre muere. Dos días más tarde, Juan
Carlos era proclamado rey de España.
Jimena Peláez Rodríguez

11.2 POLÍTICA ECONÓMICA DEL FRANQUISMO: DE LA AUTARQUÍA AL DESARROLLISMO.


TRANSFORMACIONES SOCIALES: CAUSAS Y EVOLUCIÓN

Durante el franquismo, surgió una evolución económica en España. La autarquía (1939-1951), es la política
económica en la que España tenía que ser económicamente autosuficiente. El Estado controlaba la
economía, y el régimen fijaba precios y salarios. Como resultado se creó una economía muy poco
competitiva donde la corrupción fue un elemento destacado.

En el sector agrícola, la fijación de los precios por el Estado sin contar la ley de la oferta y la demanda,
provocó un descenso de la producción y, en consecuencia, llevó a un desabastecimiento de alimentos, lo
que obligó al régimen a establecer, desde 1939, las cartillas de racionamiento para organizar la
distribución de los productos de primera necesidad.

Como los precios oficiales no reflejaban el valor real en el mercado, de inmediato surgió el mercado negro,
en el cual las transacciones se hacían al margen de la ley. La escasez energética fue también uno de los
símbolos de la penuria económica, y desde 1944 hasta 1954 hubo restricciones eléctricas.A su vez, la
autarquía fue el fomento industrial, orientado hacia las actividades de interés militar.

En 1941, se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI), con un gran número de empresas públicas
nacionales como fueron ENDESA y SEAT.

España quedó marginada del Plan Marshall (1948-1952), lo que impidió al país acceder a créditos que
hubieran facilitado la recuperación económica. Pero, a partir de 1953 EE.UU. concedió créditos a España.
Esto favoreció a que los problemas de escasez se suavizaran y permitió la eliminación del
racionamiento. A pesar de todas las ayudas, no eran suficientes ya que la autarquía no funcionaba y la
economía española estaba bloqueada, necesitaba un cambio drástico de dirección.

A partir de 1957 surgió plan de estabilización hasta 1959. Franco había formado, en 1957, un nuevo
gobierno en el cual varias personalidades destacadas del grupo tecnócrata, técnicos ligados al Opus Dei,
ocuparon ministerios del área económica. Así los nuevos ministros elaboraron un Plan de Estabilización
Económica. Algunas de las medidas tomadas más significativas fueron: la reducción del gasto del Estado
y los particulares, desaparición progresiva del control del Estado sobre la economía y la apertura a los
mercados extranjeros. Para realizar esta transformación económica, España pudo contar con la concesión
de importantes créditos internacionales, del FMI, la OECE y de la banca norteamericana.

Dese 1961 se produjo un fuerte crecimiento económico calificado por algunos como “milagro español”.
El crecimiento se basó en una fuerte expansión industrial que se produjo por los bajos salarios y la masiva
llegada de capitales extranjeros. El crecimiento industrial atrajo multitud de campesinos que huyeron en
masa a las ciudades (éxodo rural), este fenómeno motiva a su vez un alza de los salarios agrícolas por la
falta de mano de obra y a la mecanización y modernización del sector primario. En el sector servicios el
turismo fue el verdadero motor de la economía: miles de europeos acudían a España aprovechando los
bajos precios, la amplia oferta de sol y playa… A partir de 1963 el gobierno regula el crecimiento mediante
los Planes de Desarrollo, fomentando las inversiones en aquellas regiones más desfavorecidas para
intentar acabar con los desequilibrios territoriales. La crisis internacional del petróleo influyó sobre la
economía española, con una inflación y aumento de paro.

El desarrollo económico trae profundos cambios. Entre ellos el movimiento migratorio, muchos españoles
abandonan el campo y se van a vivir a las ciudades por el auge en la industria y el sector servicios (Madrid,
el País Vasco y Cataluña son las principales zonas de recepción). También surge un crecimiento de la
población en los años sesenta (baby boom), con una alta natalidad y una mortalidad en retroceso.
Finalmente, hay una modernización en la sociedad y un cambio de mentalidad con: la incorporación de la
mujer al mercado laboral, el consumismo y el bienestar.
Jimena Peláez Rodríguez

11.3 LA OPOSICIÓN A LA DICTADURA: PRINCIPALES GRUPOS Y SU EVOLUCIÓN EN EL TIEMPO. LA CRISIS


DEL FRANQUISMO DESDE 1973 A LA MUERTE DE FRANCO

Tras la guerra civil hubo una dura represión, un largo proceso de violencia física, económica, política y
cultural que sufrieron los partidarios del bando republicano en la zona sublevada. Además, para aquellos
funcionarios que eran oponentes políticos, se les depuró y expulsó de sus trabajos. Pese a esto, la
actividad clandestina del PCE, PSOE Y la CNT nunca fue interrumpida e incrementaron su presión sobre el
régimen, en la fase de aislamiento, mediante actos como las huelgas en Cataluña y el País Vasco a partir
de 1945. El momento más difícil para el dictador fue en 1943, cuando algunos políticos y militares
monárquicos dirigieron una carta en conjunta al dictador en la que le pedían la restauración de la
monarquía en la persona de Don Juan de Borbón. Posteriormente, tras finalizar la ll Guerra Mundial, le
pidieron a Franco que se retirara para así restaurar la monarquía como vía hacia la reconciliación de los
españoles y para el establecimiento de la democracia en el país.

Otra oposición fueron el maquis, grupos de inspiración comunista que serán duramente reprimidos. Hay
dos grupos diferentes: el primero se formó a partir de núcleos que vivían dispersos por zonas de montaña
y su objetivo era continuar la guerra, y el segundo grupo lo constituían las unidades que habían luchado
victoriosamente contra los alemanes en Francia, que intentaban trasplantar aquella experiencia a España.
El aislamiento entre los diferentes grupos por el general Moscardó dio el fracaso de los maquis. En los
años 50, se lleva a cabo la renuncia a la práctica violenta, la transformación social y generacional de sus
miembros. Por ello, acaba la lucha armada, y se opta por el entrismo y (estrategia política del PCE) que
consistía en entrar de tapado en las organizaciones del régimen. Acabada la guerra civil, un gran número
de diputados, partieron al exilio y desde el exterior intentaron mantener las instituciones republicanas.
Así, en agosto de 1945, se reunieron en México las Cortes republicanas de 1939 (sólo cien diputados) y
eligieron a Diego Martínez Barrio como presidente de la República.

En 1962, la PCE participó en el Congreso del Movimiento Europeo en la ciudad alemana de Múnich. Este
grupo pidió a la Comunidad Económica Europea que no aceptara a España como miembro, mientras no
hubiera un sistema democrático. El régimen consideró esta reunión como una conspiración y se denominó
como “contubernio de Múnich”.

Entre los años 60 y 70, debido a los cambios económicos, surge oposición social espontánea de amplios
sectores de la población. Las protestas obreras aumentaron en 1962, y las zonas más industrializadas del
país, eran los escenarios principales de la conflictividad obrera. Las protestas universitarias cobraron
fuerza y el movimiento estudiantil no se detuvo hasta el final del régimen (síntoma de que el régimen no
contaba con el apoyo de la juventud). Finalmente, la propia Iglesia Católica, ya no era la institución
monolítica que apoyaba el régimen, la jerarquía católica se alejó del franquismo.

En relación a la oposición política en 1959 surge ETA, el cual mezcla principios marxistas y nacionalistas y
lleva a cabo una estrategia en contra del franquismo. Contra ellos, se celebran los procesos de Burgos, en
los cuales un tribunal militar condenó a muerte a varios miembros de la banda. El movimiento que
contaba con más apoyos contra Franco era el PCE de Santiago Carrillo. En 1974 se constituyó en París la
Junta Democrática, integrada por el PCE principalmente, además de las Comisiones Obreras, carlistas y
políticos vinculados a Don Juan, entre otros muchos. En 1975, el PSOE, crea la Plataforma de Convergencia
Democrática, una imitación de la iniciativa Comunista.
Jimena Peláez Rodríguez

A principios de 1973, en el seno del franquismo, se reproducía el enfrentamiento entre los aperturistas y
los inmovilistas; el gobierno, estaba dividido y mostraba una fuerte debilidad. Franco resolvió la crisis
formando un nuevo gobierno en junio, separando la Jefatura del Estado y la del Gobierno, cargo que
asumió Carrero Blanco y meses más tarde moría en Madrid víctima de un espectacular atentado de ETA.

El sucesor fue Arias Navarro quien presentó un programa de gobierno aperturista (siendo partidario de
algunas reformas) y de la aprobación de un nuevo Estatuto de Asociaciones políticas, “espíritu del 12 de
febrero”. En cuanto a la aprobación del Estatuto de Asociaciones, no contentó a ningún grupo de la
oposición, además de la crítica por la derecha franquista. Esto, provocó que el presidente, hiciera un
discurso suprimiendo el espíritu de apertura. Pocos días después Franco cae enfermo, lo que genera la
subida al trono de Juan Carlos como Jefatura del Estado.

Franco mejoró y recobró sus poderes, pero el atentado de ETA en Madrid pone fin a la política de Arias
Navarro. El régimen actual, demostraba la imposibilidad de reformarse desde dentro, lo cual movilizó
también a la oposición democrática del exterior. Franco volvió a caer enfermo, y Marruecos aprovechó el
momento para reclamar el Sahara y acelerar la anexión. Finalmente, la Marcha Verde (movilización
popular) llegó a atravesar la frontera saharaui. El ejército español estuvo en máxima alerta, pero el 18 de
noviembre, se firmaban los Acuerdos de Madrid, por los que el Sahara español era entregado a
Marruecos. Dos días después se falleció Franco.
Jimena Peláez Rodríguez

BLOQUE 12: NORMALIZACIÓN DE OCRÁTICA E INTEGRACIÓN DE ESPAÑA EN EUROPA

12.1 LA TRANSICIÓN: ALTERNATIVAS POLÍTICAS TRAS LA MUERTE DE FRANCO. EL PAPEL DE REY Y EL


GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ. EL RESTABLECIMIENTO DE LA DEMOCRACIA: LAS ELECCIONES DE JUNIO
DE 1977. LA CONSTITUCIÓN DE 1978. EL ESTADO DE LAS ATONOMÍAS. TERRORISMO

Tras la muerte de Franco en 1975, se planteaban en España tres alternativas políticas a seguir; en primer
lugar, el continuismo del sistema político franquista, defendido por franquistas puros o inmovilistas (el
búnker) ; en segundo lugar, la ruptura democrática, cuyo fin era formar un gobierno provisional que
pusiera fin a las instituciones franquistas, apoyada por la oposición al franquismo, los rupturistas; y por
último, la reforma del sistema político franquista hasta alcanzar una democracia plena (PSOE).

El Rey Juan Carlos I decidió optar por la vía reformista como motor para el cambio político.

En un primer momento, mantuvo a Arias Navarro al frente del gobierno, sin embargo, su postura
franquista, imposibilitó la transición hacia un sistema político democrático. Además, en el primer
trimestre de 1976 se produjeron cerca de 18000 huelgas, entre las que destaca la huelga general en
Vitoria, el 3 de marzo de 1976 (con la muerte de cuatro trabajadores y más de cien heridos). Estos sucesos
posibilitaron la unión de la oposición: la Junta Democrática, dirigido por el PCE y la Plataforma de
convergencia, liderada por el PSOE, constituyéndose la Coordinación Democrática o Platajunta.

Paralelamente, tenían lugar manifestaciones en Cataluña y País Vasco a favor de la autonomía e incluso
ETA, reanudó su actividad terrorista.

En definitiva, el gobierno se encontraba desbordado y el 1 de julio de 1976 Arias Navarro presentaba su


dimisión. Dos días después, el monarca nombraba a Adolfo Suárez para la presidencia del gobierno.

El nombramiento de Suárez causó una gran decepción entre la oposición y los sectores reformistas, pues
había tenido cargos en el régimen de Franco. Para su elección fue clave la actuación del presidente de
Cortes Torcuato Fernández Miranda, que vio en él al político necesario para la reforma.

En efecto, Suárez y su gobierno demostraron su voluntad hacia el logro de la democracia. En julio de 1976
se legalizaban los derechos de reunión, de asociación y manifestación y se aprobaba una amnistía para la
excarcelación de los presos del franquismo, además, se iniciaron reuniones con la oposición (Felipe
González del PSOE y Santiago Carrillo del PCE).

Sin embargo, surgían problemas con los sectores inmovilistas y con el Ejército. La disconformidad del
vicepresidente para Asuntos de Defensa, llevó a su sustitución por el teniente general Gutiérrez Mellado,
cuya actuación sería fundamental para la reforma militar.

Para el cambio político, se utilizó la Ley de Reforma Política (15/12/1976), que establecía un sistema
bicameral (un Congreso y un Senado) elegido por sufragio universal. Suárez lo llevó a las Cortes en octubre
(1976) y finalmente fue aprobada, aunque con dificultades, debido al nacionalismo de Cataluña y a las
actuaciones terroristas de la extrema izquierda, con ETA y GRAPO y de la extrema derecha con el asesinato
de cinco abogados laboralistas del PCE en su despacho en Atocha el 24 de enero de 1977.

Tras la aprobación de la Ley de Reforma Política, se procedió a la legalización de todos los partidos
políticos en febrero de 1977, salvo del PCE, que será legalizado más tarde, el 9 de abril y que aceptará la
monarquía y la bandera nacional: rojo, amarillo, rojo. Tras
aprobar las normas electorales, las elecciones se convocarán el 15 de abril y se celebrarán el 15 de junio
por sufragio universal. Por otro lado, don Juan de Austria, padre del monarca, cedió oficialmente sus
derechos al trono español a su hijo.
Jimena Peláez Rodríguez

Adolfo Suárez, acudió a las elecciones al frente de Unión de Centro Democrático (UCD); a su derecha
quedaba Alianza Popular (AP), encabezada por Manuel Fraga Iribarne; a su izquierda, el PSOE, bajo Felipe
González; el Partido Socialista Popular (PSP), dirigido por Enrique Tierno Galván; y el PCE de Santiago
Carrillo. Por último, en Cataluña y el País Vasco resurgieron organizaciones nacionalistas como el Pacto
Democrático Para Cataluña (PDC) y el PNV.

Las elecciones terminaron con la victoria de Adolfo Suárez, seguido del PSOE.

Una vez inauguradas las Cortes, con Suárez como presidente, se abrió una etapa dominada por una
política de consenso, es decir, de acuerdos entre fuerzas políticas para edificar el sistema democrático.

Desde hacía varios años, el din económico primordial era poner fin a la grave crisis económica, ante lo
cual, Suárez propuso un pacto a todas las fuerzas políticas y sindicales para combatir la crisis. Estos
acuerdos, conocidos como los Pactos de la Moncloa, fueron aprobados por todas las formaciones el 27
de octubre de 1977.

Mientras tanto, el país era sacudido por el terrorismo, especialmente por ETA, cuyo objetivo eran los
militares, para provocar que bloquearan el proceso hacia la democracia. Llegó a matar a 236.

Otro tema era la cuestión nacionalista, que se resolvió reestableciendo el 29 de septiembre de 1977 la
Generalitat en Cataluña. También se puso en marcha un gobierno preautonómico en el País Vasco.

El encargo de elaborar la Constitución recayó en la Comisión de Asuntos Constitucionales del Congreso,


que designó a un grupo de siete miembros de diferentes partidos para su elaboración. En un principio las
diferencias ideológicas eran evidentes, pero prevaleció el espíritu de consenso.

Los principales valores y principios de la constitución fueron: España como un Estado social y
democrático, soberanía nacional, monarquía parlamentaria, unidad de la nación indisoluble, y derechos
y libertades democráticas garantizadas.

En cuanto a las Instituciones, el Rey desempeña la jefatura del Estado y el mando supremo de las fuerzas
armadas, además es el encargado de sancionar las leyes aprobadas por las Cortes y moderar el sistema
político.

La constitución reconoce la separación de los tres poderes en: legislativo, que reside en las Cortes
(formadas por el Congreso y el Senado); el ejecutivo, responsabilidad del Gobierno y el judicial,
correspondiente al Tribunal Supremo y Constitucional.

En cuanto a la Organización territorial, la Constitución declara, que España está integrada por diversas
“nacionalidades” y regiones que acceden a su con autogobierno, con competencias aprobadas en sus
Estatutos de Autonomía.

Se establece entonces que España cuenta con 17 CCAA y dos ciudades autónomas (Ceuta y Melilla).

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