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BLOQUE I:

LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE LOS PRIMEROS HUMANOS HASTA LA DESAPARICIÓN DE LA


MONARQUÍA VISIGODA.

→ 1.1 Sociedad y economía en el Paleolítico y Neolítico. La pintura rupestre:

Durante el Paleolítico (1.200.000 a.c-5.000 a.c) los primeros pobladores peninsulares eran depredadores y
basaban su supervivencia en la caza, pesca y recolecta. Este periodo se divide en: Paleolítico inferior, aparece
el primer género Homo en la península, el Homo antecessor y el Heidelbergensis (Atapuerca). Paleolítico
medio, el Homo neanderthalensis conoce el fuego y practica ritos funerarios (industria musteriense). Paleolítico
superior, el Homo sapiens mejora la tecnología gracias al empleo de huesos, conchas y astras
(Magdaleniense).
En el Neolítico (5.000-2.500 a.c), la sociedad se vuelve sedentaria. Hubo un desarrollo de la agricultura y
ganadería como consecuencia de los primeros poblados. Se divide en: Neolítico inicial, caracterizada con la
cultura de la cerámica cardial. Neolítico pleno, periodo de enterramientos tipo fosas.

La pintura rupestre del Paleolítico, Altamira o El castillo como ejemplos, el tema es principalmente animal y
utiliza el policromado como técnica.
En el Neolítico, El cogul o Valltorta como ejemplos, destacan las figuras humanas y utilizan una técnica muy
esquemática y estilizada

→1.2 Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas: fenicios, griegos y cartagineses.
Tartesos.

Durante el I Milenio a.c, la Península Ibérica estaba habitada por los pueblos prerromanos. Los íberos, con
influencias de los pueblos colonizadores, se localizan en la zona mediterránea y sur peninsular. Los Celtas
eran pueblos de origen indoeuropeo que ocuparon la meseta y la costa atlántica. Su economía era ganadera y
con una sociedad tribial y poco organizada. Se dedicaron a la fabricación del hierro. Los Celtíberos, fusión de
los Celtas e Íberos. Su forma de gobierno era la aristocracia militar.

Desde el principio del I Milenio diversas potencias se establecen en el mediterráneo por interés en el comercio
y en los metales. Fenicios, que se asentó en Gadir (S. IX a.c), entabló relaciones comerciales gracias a los
metales. Los Griegos (S. VII) fundaron colonias (Emporion). Los Cartagineses que se asentaron en el sur
peninsular, se enfrentaron a una conquista militar contra los romanos (S. VI- III a.c).

El Reino de los Tartesos (700 -500 a.c), en Andalucía, era una civilización avanzada. Eran centro de comercio
internacional con los Fenicios. Su economía se basaba en la minería, ganadería y actividades metalúrgicas del
bronce.

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→1.3 Conquista y romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los
ámbitos social, económico y cultural.

La conquista romana fue un proceso histórico del control militar del territorio de la Península Ibérica por parte
de Roma (218 -19 a.c). Comenzó con la Segunda Guerra Púnica (218 a.c) contra Cartago, ocupando de este
modo el sur y este peninsular tras derrotar a Anibal, después de lo cual se inicia la conquista interior, que se
complicó por la oposición de los pueblos como los celtíberos y lusitanos. La conquista de Roma se
completócon la ocupación del norte, tras las pausas que supuso por guerras civiles en Roma.

Al finalizar la conquista, se inicia la romanización donde las sociedades prerromanas adoptan la cultura romana
y su forma de vida.
La sociedad se organizaba en ciudadanos y esclavos. Roma impulsó la urbanización de las ciudades y una red
de comunicaciones. A nivel económico se adoptó un sistema esclavista en el que destacaron las labores de
minería y agricultura. A nivel cultural se introduce el latin como idioma oficial, el cristianismo y arte romano.

Por la crisis del imperio Romano del Occidente (s. III d.c) los pueblos bárbaros como los visigodos avanzan
hasta la Península dando fin al imperio, tomando el occidente en el año 476.

→ 1.4 El reino visigodo: origen y organización política. Los concilios.

El reino visigodo fue la primera unidad política en la Península Ibérica. Su evolución fue frenada por la invasión
musulmana (s VIII).

Pueblos germánicos (alanos, suevos y vándalos) invaden Hispania (s.V d.c). Roma solicita ayuda a otro pueblo
germánico (418 d.c) que son los visigodos.
Inician el proceso de expulsión con la expansión del territorio (Reino de Tolosa). Tras la derrota de los francos
de Vouillé (507), los visigodos se asentaron en la península formando el Reino de Toledo, proceso de
unificación a nivel territorial (Leovigildo), religiosa (Recaredo) y legislativa (Recesvinto). En el siglo VII
Leovigildo expulsa definitivamente a los suevos y bizantinos.
La unificación concluyó con el Liber Iudiciorum: todos los pueblos bajo las mismas leyes.

Políticamente se organizaban en una monarquía electiva pero, con el tiempo fue adquiriendo un carácter
hereditario. Contaban con un consejo integrado por miembros de la alta nobleza (Aula Regia).

Los concilios, asambleas religiosas, acabaron convirtiéndose en órganos legislativos tras el IV Concilio de
Toledo.

La sociedad estaba muy jerarquizada con fuerte predominio de la nobleza que tenían más privilegios restando
así autoridad al Estado visigodo. Tenían una economía rural. Tras la batalla de Guadalete (711) se puso fin a la
dominación visigoda de la Península.

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BLOQUE II:
LA EDAD MEDIA: TRES CULTURAS Y UN MAPA POLÍTICO EN CONSTANTE CAMBIO (711-1474).

→2.1. Al Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y califato de Córdoba.

Finales del siglo VII, surge el Islam (Arabia), movimiento religioso encabezado por Mahoma. Al-Ándalus fue el
estado musulmán establecido en la Península ibérica(711-1442). Unas tropas musulmanas (árabes y
bereberes), dirigidas por Tariq y Muza, entraron en la península y, aprovechando las disputas internas entre
visigodos, derrotaron a Don Rodrigo en la Batalla de Guadalete (711). Se inició una gran expansión de la
Península Ibérica hasta la Batalla de Covadonga (722) y la de Poitiers (732) lo que supuso el fin de la
expansión musulmana por Europa.
La rápida conquista de tres años fue debida en parte a la tolerancia hacia cristianos y judios haciéndoles pagar
impuestos.

A lo largo de los años Al-Ándalus experimenta distintas etapas políticas: el Emirato dependiente de Damasco
(714-756), se somete a la autoridad política y cultural del califa Omeya. La dinastía de los abasíes eliminó a los
Omeyas, pero Abd- Rahman logró sobrevivir, llega a Al-Ándalus y se proclama emir independiente. Así
comienza el Emirato independiente (756-929).
El califato inicia cuando la crisis (por conflictos internos) lleva al poder a Abd al-Rahmán III quién se proclamó
califa en 929. Él reunifica y pacífica Al-Ándalus, teniendo luego la mayor época de esplendor. Durante la
minoría de edad de su nieto Hissam II, el gobierno del califato pasó a manos del primer ministro, Almanzor.
Rompió con la autoridad del califa, reafirmó el poder musulmán frente a los reinos cristianos del norte. Tras su
muerte, las luchas entre bandos rivales provocaron la desintegración del califato en taifas (1031).

→2.2. Al Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí.

Tras la desintegración del califato, Al-Ándalus queda dividido en los reinos de taifas (1031-1086), son pequeños
reinos débiles enfrentados entre sí. Los cristianos, aprovechando su debilidad, les obligaban a pagar parias
(impuestos) y aprovecharon para expandirse. A consecuencia de ello, algunos taifas pidieron ayuda en el norte
de África hasta el conflicto de Toledo (1085).

Hubo diversos intentos de unificación; el primero por los almorávides (1086-1145), tras su victoria en Sagrajas
(1086) pero, el poder no se consolidó y los cristianos seguían avanzando lo que provocó su caída (1145) y
surgieron los segundos reinos de Taifas; posteriormente los almohades (1146-1212), lograron una segunda
unificación que volvió a fallar tras la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), surgieron los terceros reinos de
Taifas de los que solo sobrevivió Granada.
El avance cristiano fue imparable, pero el Reino Nazarí de Granada consiguió sobrevivir (bajo Yusuf I y
Muhammad V) gracias a su localización geográfica, cohesión interna y habilidad diplomática con los cristianos
(pago de parias). Dos siglos más tarde, los reyes Católicos conquistaron granada (1492), acabando así con el
gobierno musulman en la Península Ibérica.

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→2.3. Al Ándalus: economía, sociedad y cultura.

La estructura económica en Al-Ándalus estaba basada en la agricultura (sistema de


regadío), la artesanía (tejidos de lana, seda, algodón...), el comercio interior (zocos) y exterior de donde
llegaban oro, marfil y esclavos, donde usaban monedas (dinar y dirham).

La sociedad se dividía en musulmanes: árabes (clase superior, ocuparon las mejores tierras y los principales
cargos), bereberes (clase media, con labores agrícolas, artesanales y ganaderas) y muladíes (cristianos
convertidos al Islam); no musulmanes, pagaban un impuesto extra para continuar con su religión (dimies):
mozárabes (cristianos, la relación con los musulmanes fue empeorando por intrasigencias lo que provocó su
emigración a los reinos cristianos del norte) y judíos (tenían su propio territorio, aljamas); y esclavos.

Se produjo un gran desarrollo cultural, pero siempre se mantuvieron las lenguas árabes y las creencias
islámicas.
El arte hispano-musulman representa lo abstracto por prohibición islámica de representar imágenes humanas,
por lo que destaca la arquitectura, a nivel político; con la Torre de Oro, palacios y La Alhambra de época
nazarí; y religioso mediante mezquitas como la de Córdoba y Toledo.
Se caracteriza por tener rasgos orientales, utilizaban materiales pobres y daban más énfasis al interior que al
exterior de los edificios.

→2.4. Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas de la Reconquista. Modelos de
repoblación.

En las zonas no ocupadas por los musulmanes se formaron dos núcleos de resistencia cristiana; en la zona
cantábrica, el nacimiento de Asturias tuvo lugar tras la batalla de Covadonga (722) con la figura de Pelayo que
vence a las tropas musulmanas y se proclama rey, creando así el reino de Asturias. Este mismo reino
establece varias edificaciones como barrera contra los musulmanes, zonas que evolucionan independizándose
como Toledo de Castilla. En la zona Pirenaica donde Carlomagno sitúa su Marca Hispánica, surgen una serie
de condados y reinos, que tras diluirse la autoridad carolingia, proclaman su independencia. Cuando los hijos
de Sancho III el Mayor, rey de Pamplona, reciben su parte de la herencia, se van definiendo los tres reinos
cristianos peninsulares: Castilla y León, Navarra y Aragón.

Se denomina reconquista al proceso de expansión territorial cristiana, se puede dividir en fases. En la primera
(S. VIII - S. X), en la formación y consolidación de los reinos, se ocupa el Duero. En la segunda (S.XI - S. XIII),
periodo de expansión, se conquista el valle del Tajo (Toledo 1085 por Alfonso XI). En el siglo XIII, se domina el
valle del Guadalquivir, Murcia, Valencia y Baleares. Guerra y conquista de Granada (1492).

A la vez que los territorios eran conquistados, fue necesario repoblados. Distinguimos diversas fases; Presura
(s. IX-X), en la zona del valle del Duero, los campesinos ocupaban de forma libre las tierras y el rey sanciona la
legalidad de la propiedad a cambio de la defensa militar de la tierra; Repoblación concejil (s. XI-XIII), en los
valles del Ebro y del Tajo, los consejos otorgan libertad y privilegios a los habitantes a través de los Fueros,
atrayéndoles así a zonas peligrosas de frontera; Repoblación de los valles altos del Júcar-Turia y el
Guadiana (s. XIII), se basó en el repartimiento a las grandes Órdenes Militares; Repoblación de Extremadura
(s. XIV-XV), valle del Guadalquivir y fachada levantina, se caracterizan los donadíos y heredamientos. La
mayor parte de los musulmanes huyeron al reino de Granada, otros trabajaban para la nobleza cristiana.

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→ 2.5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad
estamental.

A partir del s. XI hay una nueva realidad política en la Península: en virtud del testamento de Sancho III el
Mayor de Navarra se crean los reinos de Castilla y Aragón. Al final del siglo XIII, encontramos en la Península
Ibérica, el reino de Nazarí de Granada y los territorios cristianos que abarcan casi todo el territorio peninsular;
el Reino de Portugal, Reino de Navarra, Corona de Castilla y la Corona de Aragón.
El Reino de Castilla, se refuerza el poder monárquico y se impone una organización política centralista.
Órganos de gobierno: Consejo Real (carácter consultivo); las Cortes (1188); Audiencia que impartía justicia;
Concejos municipales.
En la política de la Corona de Aragón, debido al Privilegio General de 1283 se impuso la monarquía pactista.El
monarca contaba con la ayuda del Consejo Real. En la Corona de Aragón se reflejaba su diversidad política:
los virreyes; las Cortes, dirigidas por la nobleza, el clero y la alta burguesía; las Diputaciones que vigilan los
subsidios otorgados al rey; el Justicia quien es el que defiende los fueros.

El régimen señorial, donde los habitantes de un territorio quedaban ligados a la nobleza que controlaba amplios
territorios llamados señoríos. Existían distintos tipos de señoríos que percibían una renta de la tierra.

La sociedad se dividía en dos estamentos principales: privilegiados (nobleza y clero) que disfrutaban de
privilegios como no trabajar, no pagar impuestos y ser juzgados por sus propias leyes; el estamento no
privilegiado era el grupo social mayoritario (campesinado y la burguesía) tenían la obligación de trabajar,pagar
impuestos y someterse a las leyes, tanto del rey como de los señores.

→2.6. Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al
final de la Edad Media.

En líneas generales la Baja Edad Media supone una constante disputa entre estamentos (nobleza y clero) y el
rey para mantener su poder.

En Castilla, se produce un fortalecimiento de la Monarquía (por Alfonso XI en 1366 y luego por Pedro I el
Cruel), se asignan distintas figuras auxiliares de gobierno como: el Consejo Real (asesorar al rey), la Audiencia
(impartir justicia), las Cortes (carácter consultivo) y los Municipios (dirigidos por un Corregidor como
representante del rey). La subida al trono de los Reyes Católicos (final s. XV) culminó el proceso de
fortalecimiento del poder monárquico.

En la Corona de Aragón (unión de tres reinos con distintas leyes), tras la muerte de Martin el Humano, el
Compromiso de Caspe eligió a Fernando de Antequera como rey. Se debilitó el poder real por la crisis política,
se estableció una monarquía pactista donde las prerrogativas de la nobleza se recogían en el Privilegio
General. La Corte era similar que en Castilla, y una Diputación General (en ausencia de las Cortes) que se
convirtió con el tiempo en un verdadero gobierno, sobre todo en Cataluña (Generalitat). Se unía la figura del
virrey como representante de la Corona en cada uno de los reinos.

El Reino de Navarra estaba gobernado por nobles franceses. Entre las instituciones, muy parecidas a las de
Aragón, cabría destacar: el Consejo Real que asesoraba al rey; las Cortes que velaban por la conservación de
los fueros; la Cámara de Comptos, encargada de las finanzas reales.

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BLOQUE III:
LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700):

→ 3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno.

El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón (1469) dio origen a una nueva entidad política: la
monarquía hispánica. Esta monarquía debe entenderse como una unión dinástica de dos Coronas, en la que
cada reino siguió rigiéndose por sus leyes e instituciones.
A la muerte de Enrique IV, su hermana Isabel se proclama reina de Castilla, Juana “la Beltraneja” reclama el
trono (apoyado por Portugal) y estalla una guerra civil (batalla de Toro 1476). Por el tratado de Alcaçovas
(1479) finaliza la guerra y se reconoce a Isabel como reina de Castilla. Ese mismo año Fernando asciende al
trono de Aragón, culminando así la unión dinástica.

Las instituciones del gobierno en Castilla fueron: Consejo Real de Castilla (máximo órgano de gobierno y de
justicia), Chancillería (Tribunal Supremo), Santa Hermandad (imparte justicia en zonas rurales), Corregidores
(representantes del rey en las ciudades) y Cortes (consulta). Y en Aragón: se respetó el pactismo, nombraron
virreyes y se instituyó el Consejo de Aragón. Con la conquista de Granada (1492) se unifica la religión y los
territorios.

→ 3.2 El significado de 1492. La guerra de Granada y el descubrimiento de América.

El año 1492 fue importante debido a: la unificación territorial por parte de RRCC con la conquista de Granada y
Navarra; la unificación religiosa al expulsar a los judíos y mudéjares; la expansión territorial por el
descubrimiento de América ;y hubo un afianzamiento del castellano gracias a la publicación de la Gramática de
Lebrija.

Para terminar la unificación peninsular, los Reyes Católicos debían conquistar Granada, por lo que en 1481
Castilla aprovechó los conflictos internos del Reino Nazarí para iniciar la guerra. Ésta tuvo sus principales
momentos en la conquista de Ronda (1465) y Málaga (1486), y finalizó en 1492 con la rendición de Boabdil.
Esta conquista ratificó la victoria de Isabel y Fernando en el conflicto de sucesión y significó el desarrollo del
sistema fiscal y la capacidad militar castellana.

Tras ser rechazado por Portugal, Isabel acepta el proyecto de Colón, llega a las Indias (proveedor de especias
y productos de gran valor) por una ruta alternativa, firman las Capitulaciones de Santa Fe. Las causas del viaje
fueron: avances técnicos (astrolabio, brújula y carabela), territoriales (conquista de Canarias 1402-1496),
causas religiosas (expandir el catolicismo) y razones políticas (alcanzar la India).
Partió del puerto de Palos (3 de agosto de 1492), hizo escala en Canarias y el 12 de octubre de 1492, con sus
tres naves llegó a la isla de las Antillas. Murió creyendo haber alcanzado las Indias y no un nuevo continente.
Por el Tratado de Tordesillas (1494) se parten las zonas entre Castilla y Portugal (a 370 leguas de Cabo Verde
se divide la zona oriental para Portugal y occidental para Castilla).

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→3.3 El imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política interior y conflictos europeos.

Carlos I de España heredó: de los Reyes Católicos, Castilla y Aragón, posesiones en Italia, África y América ,
de Felipe el Hermoso, Borgoña, Franco Condado y Países Bajos y de su abuelo Maximiliano de Austria heredó
los territorios alemanes, austriacos, así como el derecho a la candidatura de emperador. Se crió en el exterior y
no sabía castellano, por lo que fue un rey ausente.

En su política interior, tuvo que lidiar con las revueltas de las comunidades iniciadas en Toledo (se reclamó la
expulsión de extranjeros en cargos públicos, protección de la industria y una mayor participación de las cortes).
Carlos vence a los comuneros en la batalla de Villalar (1521). También lidió con las revueltas de las Germanías
(fueron anti nobiliarias, reclamaban la democratización de cargos municipales y la mejora de las condiciones
agrarias). Aquí también la corona contó con el apoyo de la aristocracia para acabar con las revueltas en 1521.

En cuanto a la política exterior, estuvo basada en el mantenimiento de la monarquía universal, cristiana y


terrenal.
Hubo conflictos contra Francia por el control de Italia y el Ducado de Borgoña , a pesar de eso, Carlos I logró la
victoria (Paria, 1525) firmando posteriormente la Paz de Cateau-Cambrésis (1559). También se enfrentó a los
turcos y lidió con el conflicto de financiar a los piratas berberiscos. Además, desde el surgimiento del
protestantismo, hubo conflictos entre católicos y protestantes. Mediante la Paz de Augsburgo (1555), se
reconoce la libertad de culto de los príncipes alemanes. Carlos I renuncia al poder tras el fracaso contra los
protestantes.

3.4. La monarquía hispánica de Felipe II: gobierno y administración. los problemas internos. guerras y
sublevación en Europa.

Felipe II heredó los territorios de su padre, Carlos I, salvo Austria y Alemania. Fijó la capital en Madrid (1561) e
incorporó Portugal y sus colonias. Era una monarquía autoritaria. Se basaba en el sistema de consejos :
territoriales (administración de territorios), temáticos (Hacienda, guerra), Estado (temas políticos). Disminuye
las Cortes territoriales.

En la política interior, destaca la sublevación de los moriscos (por la prohibición de su cultura), la muerte del
príncipe Carlos (1568), la figura de su secretario Antonio Pérez ( formación de la “Leyenda Negra” y problemas
con Aragón) y la crisis de Hacienda.

En la política exterior, destaca los ataques de los Turcos y la Liga Santa (victoria de Lepanto 1571);
enfrentamientos contra Francia por el control de Italia (paz en Cateau-Cambrésis 1559), la sublevación de los
Países Bajos por la imposición del catolicismo; la guerra contra Inglaterra, que termina con la derrota de la
Gran Armada(1588); y por último, destacar la adhesión de Portugal y todas sus posesiones que significó el
surgimiento de un imperio “en donde nunca se ponía el sol”..

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→ 3.5. Exploración y colonización de América. Consecuencias de los descubrimientos en España,
Europa y América.

Tras establecerse las zonas de influencia de Portugal y España, se inició un proceso de exploración y
conquista. Destacó el descubrimiento del Océano Pacífico por Balboa y el viaje de Magallanes y Elcano
(primera vuelta al mundo) . La conquista (1519-1550) se dividió en las siguientes fases: primero, Hernán
Cortés conquistó el Imperio Azteca (Virreinato de Nueva España), y, segundo, Pizarro y Diego venció a los
Incas (Virreinato de Perú).
Fue crucial para la conquista: la superioridad de armamento europeo y el empleo de caballos; y, los conflictos
entre los propios indígenas que facilitaron las cosas, además de las propias creencias religiosas de ellos.
Las instituciones a través de las cuales se reguló el monopolio comercial con América fueron La Casa de la
Contratación (Sevilla) y Consejo de Indias (1524) máxima autoridad de los asuntos americanos en la Península
Ibérica. El territorio se organizó en virreinatos y cabildos.

En cuanto a las consecuencias, para la población indígena supuso un descenso demográfico y la pérdida de
identidad cultural. Con Bartolomé de las Casas se impusieron las Leyes Nuevas 1542.
España y Europa se beneficiaron de la abundancia masiva de metales (Revolución de los precios), con ello,
España se convierte en la primera potencia mundial.

→ 3.6 Los Austrias del siglo XVII: el gobierno de validos. La crisis de 1640

Los llamados Austrias Menores, Felipe III, Felipe IV y Carlos II renunciaron a sus tareas de gobierno
recurriendo a validos, alta nobleza de confianza del rey que gobiernan durante su mandato.

Durante el reinado de Felipe III, gobernó el Duque de Lerma. A nivel interior, expulsó a los moriscos (1609)
produciendo consecuencias negativas para la economía y demografía. A nivel exterior destaca la Pax
Hispánica con la firma de la Tregua de los Doce años con los Países Bajos (1609-1621) y la paz de Londres
con Inglaterra (1604).

El valido de Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares, pretendió recuperar la hegemonía hispánica creando un
ejército permanente (Unión de Armas en 1625). Esto provocó resistencia y oposición en varios reinos. En
Cataluña, la revuelta estalló cuando Olivares abrió un frente militar en los Pirineos, obligando a los catalanes a
participar en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Como consecuencia, los segadores asesinaron al
virrey en Barcelona (Corpus de la Sangre). Barcelona se rindió y juró fidelidad al rey Felipe IV, quien prometió
respetar los fueros. En Portugal, aprovecharon la sublevación de Cataluña y la debilidad militar española para
nombrar rey al Duque de Braganza, en 1668 se independizaron por el Tratado de Lisboa a cambio de Ceuta.

Durante la regencia de Carlos II, durante la minoría de edad, regencia de Mariana de Austria, el valido fue el
Padre Nithard, y, en su edad adulta fueron Venezuela, Medinaceli y Oropesa.

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→ 3.7 La guerra de los Treinta Años y la pérdida de la hegemonía española en Europa.

En el siglo XVII se caracteriza por ser especialmente conflictivo (Siglo de hierro). La Monarquía Hispánica,
como aliada de los Habsburgos austriacos y con la intención de recuperar la hegemonía, intervendrá en la
Guerra de los Treinta Años (1618-1648) contra los príncipes alemanes protestantes y sus aliados (Dinamarca,
Suecia y posteriormente Francia). Tras los éxitos de Breda y Nordlingen, España es derrotada en sucesivas
batallas como en la de Dunas (1639) y Rocroi (1643) firmando la paz de Westfalia (1648), donde se reconoce
la independencia de las Provincias Unidas.
La Guerra Franco-Española continuó hasta la firma de la Paz de los Pirineos (1659), y Luis XIII cedió territorios
como Rosellón y Cerdeña y concesiones comerciales en América.

La Paz de Westfalia supuso el fin de la hegemonía de los Habsburgo (Austrias).

→ 3.8 Principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo XVII y sus consecuencias.

Durante el siglo XVII se produjo una importante crisis demográfica ligada a una crisis económica,
algo que derivaría en una creciente inestabilidad política.
El descenso demográfico dio lugar al estancamiento de la población que no pasó de los 8 millones de
habitantes en todo el siglo. Fue causado por las guerras (enfrentamientos bélicos y La Guerra de los Treinta
Años), migraciones a América, epidemias, hambrunas y la expulsión de los moriscos (Felipe III).
Las causas de la crisis económica, ligada a la crisis demográfica, fue causado a la costosa política exterior, la
alteración de la moneda y a la revolución de precios.
Esto llevó a la decadencia de la agricultura (debido a la escasez de mano de obra, a las cargas fiscales sobre
el campo y a la poca demanda de productos agrícolas), al declive de la artesanía (sobre todo la textil
castellana, entró en recesión), el comercio disminuye (por la decadencia del comercio interior y la pérdida del
monopolio comercial en América).

Como consecuencias, se desplazan las áreas de influencia como las regiones del norte y oeste de Europa, que
pasan a ser más ricas y pobladas frente a las regiones del sur. La hegemonía hispánica deja paso a la
francesa. Aparecen nuevas potencias en el norte como Países Bajos, Suecia y Rusia (Edad de Oro).

→ 3.9 Crisis y decadencia de la Monarquía Hispánica: el reinado de Carlos II y el problema sucesorio.

A la muerte de Felipe IV (1665), Carlos II tenía cinco años, la regencia recayó en su madre Mariana de Austria.
Además, el rey, enfermizo y debil mental, estaba incapacitado para gobernar. Por eso, su reinado recayó en
otros; en su minoría de edad, el Padre Nithard, y, en su edad adulta fueron Venezuela, Medinaceli y Oropesa.

Durante su reinado, llevaron a cabo una serie de medidas para mejorar la economía y destacaron varias
revueltas sociales como las Segundas Germanías (antiseñoriales) y el Motín (subida de precios del pan). En su
política exterior, se perdieron diversos territorios como el Franco condado, cedido a Francia (1678).

Al final de su reinado tuvo que hacer frente al problema sucesorio ante la ausencia de un heredero.
Carlos deja como heredero en su testamento a Felipe de Anjou. Finalmente, tras su muerte, estalló la Guerra
de Sucesión (1701-1713) debido a los recelos de Europa de que Felipe de Anjou llegara al trono.

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BLOQUE V:
LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833): LIBERALISMO FRENTE AL ABSOLUTISMO.

→ 5.1. La Guerra de la Independencia: antecedentes y causas. Bandos en conflicto y fases de la guerra.

La Guerra de Independencia (1808-1814) supone el fin del Antiguo Régimen en España.


Fue un proceso tanto bélico como político. Tras la guerra, el pueblo español toma conciencia de su entidad
nacional, desembocando en la primera Constitución del país.

Existen una serie de antecedentes y causas que explican el estallido de la Guerra de la Independencia, caben
destacar tanto causas remotas, como causas cercanas:
Como causas remotas, destaca el reinado de Carlos IV (1788-1808) donde, en ,la primera etapa,
mantenía el equipo político de su padre (política de aislamiento contrarrevolucionario y luego una política
más neutral). En la segunda etapa, Carlos IV renunció a sus tareas de gobierno recurriendo a su primer
ministro Manuel Godoy, quien sería el máximo responsable político en España. Destaca la guerra
internacional contra Francia en la que participó España (1783-1785), termina con la Paz de Basilea (1785).
Más adelante, Godoy retornó a la antigua alianza con Francia frente a Reino Unido firmando el primer y
segundo tratado de San Ildefonso. Estos tratados convirtieron a España en un país satélite de Francia,
además de sufrir el bloqueo comercial impuesto por Inglaterra quienes le vencieron en la batalla de Trafalgar
(1805). A través del Tratado de Fontainebleau (1807) firmado entre Francia y España, Napoleón usa a
España como puente para someter a Portugal (aliada de Reino Unido). Con este fin introdujo tropas en
lugares estratégicos de la península. Otro detonante de la guerra fueron la propia crisis económica (por
guerras contra Inglaterra, problemas agrícolas, sector manufacturero etc.) y la crisis política debido al grupo
de oposición en torno a Fernando VII, que encabezó varias conspiraciones para deshacerse de Godoy y Carlos
IV. Destacan dos episodios: Conspiración de El Escorial (1807) y El motín de Aranjuez (1808). Este último
se desencadena cuando Godoy, temeroso de las intenciones de Napoleón, intenta trasladar a la Familia Real a
Andalucía y luego a América, pero no llega a salir de Aranjuez pues se desencadenó el motín donde se asalta
la casa de Godoy que es encarcelado y Carlos IV es obligado a abdicar en su hijo Fernando VII.
Como causas cercanas, destacan las Abdicaciones de Bayona, donde Napoleón atrae a Carlos IV y
Fernando VII a Bayona. Una vez allí, logró que ambos monarcas renunciaran a la corona española a favor
de Napoleón quien cede a su hermano José Bonaparte (José I); La invasión de las tropas francesas por el
Tratado de Fontainebleau, así como el levantamiento popular del 2 de mayo (1808, Madrid), donde el
pueblo español lucha contra las tropas francesas que tratan de invadirlos. Esto deriva en una dura represión
el 3 de mayo. El auténtico detonante de la guerra sería la noticia de las abdicaciones de los reyes (5 y 6 de
mayo 1808).

En la primera fase de la Guerra de Independencia (levantamiento del 2 de mayo 1808) el ejército


francés intentó ocupar todo el territorio español, pero eran incapaces de controlar toda la Península Ibérica
debido a la resistencia de los ciudadanos. En la batalla de Bailén (julio 1808) los franceses fueron
derrotados, por lo que se replegaron al País Vasco. En la segunda fase (1808-1812) se impuso la
hegemonía militar francesa. Para ello fue necesario la presencia de Napoleón en el territorio peninsular.
Resisten importantes focos de resistencia (como Lisboa y Cádiz). Destacan las guerrillas (lucha de civiles
que actúan por sorpresa en pequeños grupos en contra del ejército invasor) tras la disminución del ejército
español por su desorganización. La tercera fase (1812- 1814), las tropas francesas habían disminuido de
forma considerable al ser destinados varios soldados a Rusia.
Al mando del Duque de Wellington, británicos, portugueses y españoles vencieron a los franceses en la
batalla de Arapiles (1812) y en Vitoria y San Marcial (1813). Tras la firma del Tratado de Valençay (1813),
Napoleón reconoció a Fernando VII como rey de España.

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Se observa en esta guerra dos bandos; el francés, donde élites intelectuales, políticas y sociales
españoles colaboraban con los franceses (afrancesados); el bando anti francés está compuesto por el
ejército español, británico, intelectuales jovellanos como también llamados patriotas. Se observan a nivel
político dos grupos: Liberales (Cortes de Cádiz y Constitución de 1812) y Tradicionalistas (Antiguo
Régimen).

→ 5.2. Las Cortes de Cádiz. La Constitución de 1812.

Durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) se enfrentaron dos modelos políticos: el reformista


francés, integrado por los ilustrados y afrancesados españoles, donde José Bonaparte convoca una
asamblea en Bayona para aprobar una carta otorgada, el Estatuto de Bayona (1808). En ella, se defiende
que el rey era prácticamente absoluto, reconociendo algunos derechos y libertades económicas; El liberal
español, integrados por los patriotas, donde destacan las instituciones que actuaban en nombre del rey. Dentro
de las ilustraciones destacan las juntas, primero en Aranjuez, la cual se traslada a Cádiz debido al avance de
la guerra, así como las Cortes de Cádiz surgidas para contrarrestar la asamblea de Bayona.

Las Cortes de Cádiz (1810-1813), que desmantelaron al Antiguo Régimen en España, reunían en una
misma asamblea a todos los diputados de clase media urbana llegados de distintos lugares de España. Los
diputados se agruparon en tres sectores ideológicos: liberales, el cual es el partido que reside en la nación,
es decir, el ala izquierda. Está representada en las Cortes caracterizadas por la adquisición de derechos y
libertades. Destaca la figura de Agustín de Argüelles; Jovellanistas, quienes defienden que la soberanía
pertenecía al rey-Cortes conjuntamente; Absolutistas, querían volver al Antiguo Régimen, es decir, ala
derecha. Destacan los carlistas y Fernando VII.
Las Cortes de Cádiz aprobaron la Constitución de 1812, medidas que desmantelaron los fundamentos
políticos, económicos y sociales del Antiguo Régimen. Entre ellos cabe destacar: Supresión del régimen
señorial y anulación de los derechos feudales (1811); continuación de la desamortización, donde las
tierras expropiadas y los “bienes nacionales” se vendían en subastas públicas ; Se elimina la Inquisición, las
aduanas internas y los gremios.

La Constitución 1812 estaba influida por las ideas ilustradas de Montesquieu, Voltaire y Rousseau y por el
sistema parlamentario inglés y el político de Estados Unidos. Como la nobleza y burguesía eran un grupo
social restringido, con la llegada de Fernando VII, la primera constitución (1812-1814) fue anulada.
Sus principios pueden resumirse en: Monarquía parlamentaria, donde el rey era responsable ante la ley y
ante las Cortes ; Soberanía nacional, que residía en la nación, incluidos las colonias; División de poderes, el
legislativo para las cortes, ejecutivo para el rey y el poder judicial para los tribunales; Reconocimiento de los
derechos individuales, donde se incluían derechos como la libertad, la propiedad, la igualdad jurídica y fiscal;
Proclamación del catolicismo como religión oficial del Estado. No toleraban otras religiones; Nuevo
sistema electoral, donde se reconocía el sufragio masculino amplio pero indirecto. Este sistema favorecía que
se eligiese a los notables locales.

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→ 5.3. El reinado de Fernando VII: liberalismo frente al absolutismo. El proceso de independencia de
las colonias americanas.

Tras las guerras napoleónicas, se inició la Restauración en Europa (1814-1830) donde los monarcas
establecieron nuevamente el absolutismo.
Mediante el Tratado de Valençay (1813), Fernando VII fue reconocido como rey de España y de las
Indias. En respuesta al documento de El Manifiesto de los Persas (donde los absolutistas presionan al rey
Fernando VII para para anular la Constitución, disolver las cortes y volver al Antiguo Régimen), se inicia un
golpe de Estado (4 de mayo de 1814) al publicar en Valencia un decreto que anula todas las reformas
aprobadas en las Cortes, incluida la constitución de 1812. El rey procedió a restablecer las instituciones
de 1808.

El reinado de Fernando VII consistió en una lucha entre liberalismo y absolutismo. Se puede dividir en tres
etapas.
El primer periodo es el Sexenio Absolutista (1814-1820) tras restablecer la monarquía absoluta con el
golpe de estado, Fernando VII se enfrenta a un periodo caracterizado por la crisis de Hacienda, la guerra en
América y el poder de la camarilla (cortesanos que rodeaban al rey). Ante esta situación, los liberales pasan
a conspirar y recurren a las sociedades secretas y a los pronunciamientos para recuperar el poder.
El segundo periodo es El Trienio Liberal (1820-1823) que comienza tras el éxito del pronunciamiento
del coronel Riego, que consiguió que Fernando VII jurase obligado la Constitución de 1812. Algunas de las
medidas legislativas adoptadas fueron: el restablecimiento de las leyes aprobadas en Cádiz (anulación
definitiva tanto del tribunal de la Inquisición como del régimen señorial), reanudación de la Desamortización
(dirigidas por los mayorazgos), reforma eclesiástica (para reducir el número de monasterios y órdenes
religiosas) y aprobaron el Reglamento General de Instrucción Pública, el primer Código Penal y una
nueva división del territorio español en 52 provincias.
Durante este periodo se produjo una división del liberalismo: los moderados (destaca Agustín Argüelles) y
los exaltados (destaca Mendizábal). Por otro lado, hubo una oposición realista (absolutistas), a la cual
pertenecían el rey, la mayoría del clero y el campesinado. Se manifestaron en forma de guerrillas (Regencia de
Urgell).
Esta segunda etapa termina debido a la intervención extranjera de los “Cien Mil Hijos de San Luis” en
1823 (ayuda aprobada en el Congreso de Verona 1822). El Gobierno y las Cortes se retiraron a Cádiz,
llevando al rey, al que finalmente pusieron en libertad el 1 de octubre de 1823.
En el último periodo, Década Ominosa (1820-1830),Fernando VII vuelve al absolutismo, por lo que se
restablecieron las instituciones de la monarquía absoluta (excepto la Inquisición) aunque con un
reformismo más moderado.
Ante la imposibilidad de seguir gobernando con las instituciones del Antiguo Régimen se crean el Consejo de
Ministros y el Ministerio de Fomento y se elaboran los primeros Presupuestos del Estado en España.
Así mismo, tomaron una serie de medidas para controlar las represiones liberales: creación de las juntas
de depuración, las Juntas de Santa Fe y creación del Cuerpo de los Voluntarios Realistas.
En cuanto a la oposición del modelo absoluto de Fernándo VII cabe destacar: Los liberales que llevaron a
cabo vario intentos de levantamiento (como Riego, El Empecinado o José María de Torrijos, los cuales fueron
ejecutados) y los Apostólicos (ultra realistas que apoyan al hermano de Fernando VII, Carlos).
El final del reinado está marcado por las cuestiones sucesorias. Fernando VII publica la Pragmática
Sanción anulando la Ley Sálica y nombrando como heredera a su hija Isabel, impidiendo el acceso al trono
de su hermano Carlos María Isidro. Esto marca el fin de su reinado, a su muerte, estalla una guerra civil
(I Guerra Carlista) en España.

Al tiempo, Fernando VII tuvo que enfrentarse a la independencia de las colonias americanas. Las causas
que originaron la insurrección son múltiples: : la propagación de las ideas ilustradas y liberales, el impacto

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de la independencia de EEUU, el descontento de los criollos causado por su exclusión a la hora de ocupar
cargos políticos y el apoyo económico británico.
El proceso independentista estuvo dividido en dos fases:
Durante la primera fase (1810-1815), la burguesía criolla que deseaba liberarse de las restricciones y el
monopolio comercial impuesto por España, promueve Juntas y depuso a virreyes, rechazando la autoridad
de la Junta Central Suprema buscando apoyos en Inglaterra y Estados Unidos. Estallaron insurrecciones
como la del cura Hidalgo en México, Simón Bolívar en Venezuela y José Francia en Paraguay.
En la segunda fase (1816-1824), tiene lugar la reacción absolutista hacia Fernando VII, que no pudo
impedir la independencia de Argentina (1816). Destacan las acciones revolucionarias: Simón Bolívar
(independiza Ecuador, Venezuela y Colombia), San Martín (independiza Chile), Iturbide (independiza México),
Sucre (independiza Bolivia y Perú).
Las consecuencias de este proceso de independencia, por una parte, España perdió su hegemonía sobre
América Latina, se convirtió en una potencia de segundo orden, su economía resistió y dejó de recibir riquezas
que llegaban de América. Por otra parte, las naciones en América se convirtieron en repúblicas
independientes, la burguesía criolla alcanzó tanto el poder político como el económico y, al establecer el libre
comercio, varias naciones se empobrecieron al no poder competir con productos europeos y norteamericanos.

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BLOQUE VI.
LA CONFLICTIVA CONSTRUCCIÓN DEL ESTADO LIBERAL (1833-1868):

→6.1.El reinado de Isabel II (1833-1868): la primera guerra carlista. Evolución política, partidos y
conflictos. El Estatuto Real de 1834 y las Constituciones de 1837 y 1845.

El reinado de Isabel II (1833-1868) supone la transición del Antiguo Régimen al liberalismo. Su reinado se
divide en dos etapas: la minoría de edad con la regencia de María Cristina (1833-1840) y la regencia de
Espartero (1840-1843); y el reinado efectivo con su mayoría de edad (1843-1868) que terminó con una
revolución que ensayó la primera experiencia democrática en España.

Fernando VII dejaría a María Cristina como regente hasta el cumplimiento de la mayoría de edad de Isabel, tras
firmar La pragmática Sanción que anularía la ley Sálica. Durante la regencia de María Cristina (1833-1840),
estalla la primera guerra carlista (1833-1840), una guerra civil (carlistas e isabelinos) que se inició cuando el
hermano de Fernando VII, Carlos María Isidro, no reconoció el testamento y se proclamó como Carlos V tras
el Manifiesto de Abrantes.
Las causas fueron: la cuestión sucesoria (se cuestionaba que gobiernen las mujeres), el enfrentamiento
político (el carlismo era antiliberal bajo el lema “Dios, Patria y Fueros”, donde se defiende el absolutismo y se
recupera el foralismo) y el respaldo social al carlismo (habitantes de zonas rurales, la baja nobleza y el
clero).
La primera Guerra Carlista se desarrolló en cuatro etapas: en la primera etapa (1833-1835), los carlistas
controlan País Vasco y Navarra, donde el coronel Tomás de Zumalacárregui creó un ejército. Esta etapa
finaliza con la muerte de Zumalacárregui en el fracasado bloqueo a Bilbao (1835) por lo que no pudo tomar
Pamplona ni las capitales vascas. En la segunda etapa (1836-1837), los carlistas fracasan tanto en las
expediciones militares por el resto de España, como en el segundo intento de tomar Bilbao gracias a la victoria
del general isabelino Espartero en el puente de Luchana (1836). La tercera etapa (1837-1839) se caracterizó
por el ataque del ejército de Espartero. La guerra finaliza con la firma del Convenio de Vergara (1839),
simbolizado con el abrazo entre Espartero y Maroto. Carlos María Isidro, contrario al pacto, se exilió a
Francia. Hubo una resistencia del general Cabrera y sus tropas ante el Convenio de Vergara por lo que
siguieron luchando hasta que el general Espartero tomó Morella (1840) que supone el fin de la guerra.
Durante la minoría de edad de Isabel (1833-1868) se lleva a cabo el desmantelamiento del Antiguo Régimen
de manera gradual: hubo una fase de transición; otra de ruptura; y, finalmente, se implantó un Gobierno liberal
autoritario.
Entre 1833-1835, el testamento de Fernando VII había establecido la creación de un consejo para asesorar
a la regente María Cristina (1833-1840) liderado por Cea Bermúdez (monárquico reformista). El inmovilismo
de Bermúdez no iba a ningún sitio y ante esto la reina nombró a Martinez de la Rosa (liberal moderado) que
llevó a cabo el Estatuto Real de 1834, una carta otorgada, donde se daban instrucciones para la creación de
unas cortes divididas en dos cámaras: la Cámara Alta con altos nobles, obispos y notables, y la Cámara
Baja, con diputados. El régimen isabelino fracasó durante esta etapa en su intento de reconciliar al
absolutismo y liberalismo. Aprobaron reformas como la liberación del comercio o la división territorial en
provincias.
Entre los años 1835-1840, los progresistas impulsaron la ruptura con el Antiguo Régimen. La creación del
Estatuto Real no alcanzó a complacer a los liberales por lo que en 1836 las revueltas populares desembocaron
el pronunciamiento de los sargentos de La Granja de San Ildefonso (1836), los cuales obligaron a la reina
regente a reimplantar la Constitución de 1812, la cual dio paso a un nuevo texto, la Constitución de 1837.
En 1840 los progresistas, marginados del poder, recurrieron a la revolución militar encabezada por el general
Espartero, el cual asumió la regencia (1840-1843). Este impulsó un liberalismo autoritario que incitó la
oposición de progresistas que habían colaborado con Espartero. Así mismo, el poder del regente provocó
la oposición de rivales dentro del ejército como Prim, Serrano o Narváez.

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Tras haber firmado un acuerdo de libre comercio con Reino Unido se produjeron levantamientos en
Barcelona. Espartero bombardeó la ciudad consiguiendo una gran impopularidad. En 1843 tuvo lugar el
pronunciamiento de Narváez, que obligó a Espartero a exiliarse.

Durante la mayoría de edad de Isabel II (1843-1868), se observa la construcción del nuevo Estado liberal. Su
reinado se puede dividir en etapas:
En la Década Moderada (1844-1854) gobiernan los moderados liderados por Narváez. Lo más destacado
de esta etapa fue la nueva Constitución de 1845 que afirma la soberanía compartida entre el rey y las Cortes,
aumentando el poder de la corona.
Aprobaron reformas como: Regulación de la educación pública (1845), nuevo Código Penal (1848) y el
acercamiento a la Iglesia mediante el Concordato de 1851.
En el Bienio Progresista (1854-1856), tras el pronunciamiento del general O'Donnell (1854) y el
“Manifiesto de Manzanares”, Isabel encarga a Espartero la formación de un nuevo Gobierno, el cual
colaboraría con O’Donnell (ala izquierda de los moderados). Tuvo como objetivos la redacción de una nueva
Constitución (nonata) y unas medidas económicas que modernizarán el país y la constitución de la
desamortización. Diversos conflictos sociales (huelgas y motines de subsistencia) llevaron a una crisis del
gobierno que desembocaron en el fin del Bienio progresista.
De 1856 a 1868 se alternan en el poder moderados (dirigidos por Narvaez) y la Unión Liberal (nuevo
partido liderado por O ́ Donnell). Etapa que destaca el progreso económico (Canal de Isabel II). En la
política exterior destaca la intervención militar en Marruecos (1859-1860) a fin de restablecer a España
como potencia internacional. Finalmente, la acumulación de problemas económicos (recesión de 1866-68),
políticos y sociales desencadenó la Revolución Gloriosa en 1868 que supuso la caída de Isabel II.

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→ 6.2.El reinado de Isabel II (1833-1868): las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. De la sociedad
estamental a la sociedad de clases.

Para solucionar el problema del mal reparto de las tierras y el hecho de que estuviera concentrada en muy
pocas manos, los liberales pusieron en marcha las desamortizaciones, proceso para desvincular bienes de
las “manos muertas” (Iglesias y Ayuntamientos) para posteriormente ponerlas a la venta por medio de un
sistema de subasta con fines económicos (financiar la guerra carlista, reducir la deuda pública y mejorar la
economía), sociales (campesinos propietarios de sus tierras) y políticos (conseguir afiliados del liberalismo).

Las desamortizaciones se realizaron desde finales del siglo XVIII (Godoy, José Bonaparte, Cortes de Cádiz
y Trienio Liberal), pero el verdadero proceso de desamortización se realiza con Mendizábal y Madoz.
Cuando Isabel II es menor de edad, se inicia la regencia de María Cristina (1833-1840). Esta nombró jefe
del gobierno a Mendizábal. Su finalidad fue el triunfo liberal, la derrota del carlismo y acabar con la deuda
nacional. Para ello, él reactiva la desamortización (1835-1837). El Decreto de 1836 desvincula los bienes del
clero regular y fueron puestos a la venta.
Sus resultados fueron decepcionantes, ya que no se logró pagar la deuda pública y además benefició más al
liberalismo moderado que al progresista.
Durante la regencia de Espartero, tras el regreso del partido moderado (que supuso el fin de las ventas) y el
inicio del Bienio progresista (que tenía como fin promover la economía española) se produjo la Ley Madoz o
"desamortización general ́ " de 1855 donde afectó a los bienes de la Iglesia y también a los bienes del
Estado.
En cuanto a las consecuencias, a nivel económico creció la producción del campo español (mayor
superficie de cultivo), las Iglesias no obtenían más fuentes de ingresos (diezmos) por destruir sus propiedades
casi al completo. A nivel social, se consolidan los grupos dominantes del país, aumenta el número de
campesinos sin recursos, se incrementó el número de trabajadores agrícolas con salarios miserables (origen
de las rebeliones campesinas). A nivel político, se rompieron las relaciones con la iglesia (Concordato 1851).
Otras consecuencias es la pérdida de patrimonio cultural (destrucción de edificios históricos).

En cuanto a la sociedad, se abandona la sociedad estamental y se establece la sociedad de clases. La


sociedad se divide en tres grandes grupos según su economía: clase alta, media o baja, que a la vez podían
ser de la burguesía, el proletariado o clase obrera.
La clase alta, está formada por: la aristocracia y la alta burguesía (banqueros, financieros, altos cargos del
Estado y del ejército).
La clase media está formada por: comerciantes, funcionarios, artesanos y profesiones liberales.
La clase popular que formaban la mayoría de la población, estaban compuestas por empleados o pequeños
comerciantes (artesanos, obreros, campesinos)

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→6.3.El Sexenio Democrático (1868-1874): la constitución de 1869. Evolución política: gobierno
provisional, reinado de Amadeo de Saboya y Primera República.

El Sexenio Democrático fue el primer intento de establecer en España una democracia con el fin de integrar a
las masas populares en el nuevo Estado nacional. Se abordaron novedosas fórmulas políticas y sociales como
la democracia, la república y el federalismo.

Tras el estallido de La Gloriosa (1868) o la Revolución de septiembre, se acaba con el reinado de Isabel II y es
el origen del Sexenio Democrático. Las causas de la revolución fueron: políticas, tras la muerte de
O’Donnell y Narváez, la reina se queda sin apoyos. Así mismo, se producen pronunciamientos como del
Cuartel de San Gil o la Noche de San Daniel, que concluirán en el Pacto de Ostende (1866), por el que
progresistas y demócratas pactan por derrocar a la reina. A nivel económico, destacan las crisis tanto
moderna (sector financiero e industrial) como tradicional (actividad agraria).
Esta revolución empezó en Cádiz, con un pronunciamiento militar dirigido por los generales Prim y Serrano
(líderes progresistas y unionistas). A ellos se le unió el unionista T opete (al mando de la Armada).
Mediante el manifiesto “España con honra”, proclaman la expulsión de la reina. El levantamiento obtuvo el
apoyo popular, generalmente liderado por los demócratas, que organizaron juntas revolucionarias.
Tras la derrota de las tropas isabelinas en la batalla de Alcolea (Córdoba), el gobierno moderado dimitió e
Isabel II se exilió a Francia. Se forma un gobierno provisional y comienza el Sexenio Democrático (1868-1874).

El gobierno provisional, liderado por Serrano, surgió de la revolución. Estuvo constituido por progresistas
(Prim, Sagasta, Figuerola y Manuel Zorrilla) y unionistas (Topete).
Las primeras medidas que adoptaron fueron: La convocatoria de elecciones a Cortes, a los resultados
electorales configuraron unas cortes distinguidas en cuatro grupos políticos: Centralistas (fuerzas
mayoritarias, la integraban los unionistas, progresistas y demócratas), la Izquierda (Partido Republicano
Federal), la Derecha (alfonsinos), y la extrema Derecha (carlistas).
La Constitución de 1869, la cual progresistas y demócratas del siglo XX se basaban en la soberanía
nacional, el sufragio universal masculino (mayores de 25) y la división de poderes. Del gobierno se
excluían a los demócratas, los cuales controlaban Las Juntas populares.
Durante la elección de un nuevo rey, Serrano ejercería la regencia. Finalmente eligen a Amadeo de
Saboya, candidatura apoyada por Prim.

El reinado de Amadeo de Saboya (1871-1873) comienza cuando jura la Constitución de 1869.Tras el


asesinato de Prim, se queda sin apenas apoyo y abundan los opositores: la Iglesia (contraria a la libertad de
culto), los terratenientes del Caribe (en contra de abolir la esclavitud) y la burguesía financiera e industrial. A su
llegada a España, se enfrentó a problemas como la Guerra de Cuba, la rivalidades dentro del partido
progresista y la Tercera Guerra Carlista. Finalmente, Amadeo decide renunció a la corona en 1873.

Ante el vacío de poder, las dos cámaras se reúnen en una sola Asamblea y proclaman la I República
(1873-1874).
La primera etapa de la República (1873- 1874), constituyó un régimen indefinido y políticamente
inestable en el que se produjeron numerosas irregularidades y divisiones políticas. Se nombra jefe de
gobierno al republicano Estanislao Figueras. En esta etapa, se promueven dos golpes de Estado con la
ayuda del ejército, que fracasaron.
En las primeras elecciones triunfan los republicanos federales, se nombra a Pi y Margall presidente del
Gobierno y se declara la República federal, periodo en el que se escribe la Constitución (1873).
Los republicanos federales se dividen en: transigentes (querían construir la República federal desde arriba) e
intransigentes (cantonalismo, querían construir la República federal desde abajo), quienes desbordaron, junto
con los obreros y los movimientos campesinos, el modelo republicano. Para sofocar el cantonalismo, la

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República se apoyó en el ejército a mando de Nicolás Salmerón (quien sustituye a Pi y Margall) y Emilio
Castelar (quien suspende las Cortes y refuerza el Ejército para acabar con las guerras).
Las principales medidas de este periodo fueron: eliminar las quintas, la esclavitud en Puerto Rico y los
impuesto de consumos, se reduce la edad de voto (21 años), división de Iglesia y Estado y reglamentación del
trabajo infantil.
Castelar dimitió por las presiones de volver a abrir las Cortes interrumpidas por el general Manuel Pavía,
creando así la república autoritaria ( 1874), periodo de transición entre la Primera República y la
restauración de los Borbones, y periodo donde se impone una dictadura militar, eliminando el cantonalismo.
Se sitúa a Serrano en el gobierno, quien continuó la línea autoritaria de Castellar. Se continuaba con un
régimen republicano, pero sin constitución: la de 1873 no se aprobó y la de 1869 estaba en suspenso. Las
Cortes se clausuraron definitivamente.
En 1874 Martínez Campos protagoniza un pronunciamiento militar en Sagunto acabando con el Sexenio
Democrático e iniciando un nuevo período llamado Restauración Borbónica.

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