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1.1 Sociedad y economía en el Paleolítico y Neolítico. La pintura rupestre.

Al aparecer el ‘Homo Habilis’ comienza la Prehistoria (2500000 años). Durante el proceso evolutivo de la hominización llega a la
Península Ibérica una especie más avanzada, el ‘Homo Antecessor’ (restos en Atapuerca en 1000000 AP). Los primeros pobladores
peninsulares del Paleolítico basaron su economía en la caza, pesca y recolecta de alimentos; usando instrumental lítico como bifaces.
Su organización social era colectiva, viviendo en pequeños grupos y desplazándose de forma estacional en busca de alimentos,
puesto que eran nómadas. Esta etapa se dividió entre paleolítico inferior, medio y superior, apareciendo en el último nuestra actual
especie: ‘Homo Sapiens’. En el milenio VI a.C. aparecen las primeras comunidades del Neolítico que inician la práctica de agricultura y
ganadería, propiciando el sedentarismo en una sociedad con mayor jerarquía social. La pintura rupestre de la zona cantábrica
(Altamira, Tito Bustillo) eran pinturas caracterizadas por ser arte figurativo de animales pintados con policromía, técnica naturalista y
reflejando volumen y movimiento. Mientras que en la zona levantina (Cueva de Valltorta en Castellón) reflejan escenas de carácter
narrativo con figuras humanas esquematizadas en monocromía. La Prehistoria termina con los primeros sistemas de escritura.

1.2 Los pueblos prerromanos. Las colonizaciones históricas: fenicios y griegos. Tartesos.
Desde finales del milenio II a.C. hasta 218 a.C. se denominan pueblos prerromanos a los pobladores de la Península Ibérica. Los
Tartessos, al oeste de Andalucía y sur de Portugal, practicaban agricultura, minería y entablaron relaciones comerciales con los
fenicios del Mediterráneo oriental para intercambiar metales. Los íberos, en el litoral mediterráneo y los valles del Ebro y el
Guadalquivir, con gran desarrollo cultural, artístico (Damas de Elche) y militar (falcata). Los celtas y celtíberos, vivían en el norte, oeste
y en la meseta, con una economía agraria y ganadera básica, habitaban en castros y se agrupaban en tribus comandadas por régulos.
Respecto a los pueblos colonizadores distinguimos tres, interesados todos en el comercio de metales. Los fenicios llegaron del
Mediterráneo oriental y se asentaron en la costa andaluza, principalmente en el actual Cádiz y Málaga. Legaron la conserva de
salazón, el torno alfarero y la escritura alfabética. Los griegos procedían de la colonia de Massalia, se extendieron por las costas
catalanas y levantinas. Influyeron en el arte, acuñación de moneda, lenguaje y cultivos (vid y olivo), con su colonia más importante en
Ampurias. Los cartagineses, de origen fenicio transplantado al norte de África, fundaron Cartago Nova, y utilizaron la Península como
base para enfrentarse al ejército romano en las Guerras Púnicas.

1.3 Conquista y romanización de la Península Ibérica. Principales aportaciones romanas en los ámbitos social, económico y
cultural.
Los ejércitos romanos llegaron a la Península en el marco de la Segunda Guerra Púnica (219-201 a.C.) que les enfrentaba con
Cartago por el dominio del Mediterráneo occidental. Tras la derrota cartaginesa, la conquista del litoral mediterráneo y de la zona sur
fue muy rápida. La conquista del interior peninsular encontró fuertes resistencias por parte de lusitanos (Viriato) y celtíberos
(Numancia) y fue mucho más lenta. A finales del s. I Augusto conquistó la zona norte tras las guerras cántabras, aunque el dominio
romano sobre este territorio nunca fue completo. A partir de ese momento, Hispania se convierte en una provincia romana. La
romanización es el proceso de asimilación de las formas de vida y cultura romana por parte de los pueblos conquistados. El proceso
no fue homogéneo y se llevó a cabo por distintos medios como la creación de una red urbana conectada por calzadas para el control
administrativo y político, la concesión de la ciudadanía romana, etc. Este proceso produjo cambios sociales con la introducción de una
sociedad esclavista y una economía basada en la explotación de los recursos y la exportación de algunos productos (minerales).
También dejó un importante legado cultural: la adopción del latín como lengua, permite la aparición de grandes figuras intelectuales
hispánicas (Séneca) y del que evolucionaron las actuales lenguas peninsulares; del derecho romano, base de nuestro actual derecho;
de los cultos romanos primero y del cristianismo más tarde; y un importante legado artístico y de infraestructuras, como el Acueducto
de Segovia.

1.4 El reino visigodo: origen y organización política


Los visigodos entran por primera vez en la Península Ibérica en el siglo V por encargo de Roma para expulsar a otros invasores
bárbaros (suevos, vándalos y alanos). Tras ser derrotados en la Batalla de Vouillé (507) por los francos, se instalaron definitivamente
en la Península. La expulsión de los suevos durante el siglo VI y de los bizantinos permitió la unificación territorial, creando los
visigodos el primer estado independiente que integraba la totalidad de la Península. Su capital era Toledo. Los visigodos a pesar de
ser una minoría se posicionaron en la élite política y social. Con la unificación religiosa del rey Recaedro al catolicismo, y la unificación
judicial con el ‘Liber Judiceorum’ se consigue la integración de toda la población. La monarquía visigoda pasó a ser hereditaria, pero
fue siempre muy inestable. Sus principales instituciones eran el Aula Regia (asamblea de nobles que asesoraban al rey), el Officium
Palatinum o corte (nobles de confianza encargados de la administración central), y los Concilios de Toledo (asambleas de carácter
político y religioso formadas por nobles y obispos presididas por el rey, con finalidad legislativa) . Se consideran los concilios el inicio
de colaboración entre la Iglesia católica y la monarquía. Para la administración territorial se crean las figuras de Dux y Comes y los
Comités civitates. El reino visigodo desaparece en 711 debido a una disputa por el trono facilitando la entrada de musulmanes en la
Península.

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2.1 AL-Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y califato de Córdoba.
La conquista de la Península Ibérica formó parte de la rápida expansión territorial islámica. Los enfrentamientos entre visigodos
facilitaron la llegada de las tropas musulmanas desde el actual Magreb. Al mando de Tarik y Muza derrotaron al último rey visigodo,
Don Rodrigo, en la ‘Batalla de Guadalete’ (711). La ocupación de la Península fue muy rápida debido a la escasa resistencia por la la
población hispanorromana y debilidad visigoda, los pactos a la nobleza visigoda, la tolerancia religiosa de los invasores y la
cooperación de los judíos con el invasor. Tras la conquista, el territorio se llamó Al-Ándalus. Se convirtió en un Emirato dependiente
(714-756) del califato de Damasco, con la dinastía Omeya. Los Abasíes derrocaron a los Omeyas, pero uno de ellos, Abd-al-Rahmán,
escapó de la represión. Con su habilidad y el prestigio de los Omeyas convirtió Al-Ándalus en un Emirato independiente del nuevo
califato abbasí de Bagdad. En el año 929, el Omeya Abd-al-Rahmán III se proclamó califa, uniendo la independencia política y
religiosa, y fundando así el Califato de Córdoba, la época de mayor esplendor político y cultural de Al-Ándalus. No obstante, las
fricciones entre la élite árabe y la mayoría musulmana de origen bereber, y la tendencia a la disgregación territorial, fueron una
constante en la evolución político-social. En torno al año 1.000 destaca Almanzor, que frenó la expansión de los reinos cristianos. A su
muerte, el califato se fue debilitando por luchas internas y desapareció en el año 1031, cuando Al-Ándalus se fragmentó en numerosos
reinos de Taifas.

2.2. Al Ándalus: reinos de taifas. Reino nazarí.


Tras desaparecer el Califato de Córdoba en el 1031, el territorio se descompuso en numerosos reinos de Taifas. Su número inicial se
fue reduciendo por la unión entre ellos, y las disputas fueron frecuentes. Tradicionalmente se han dividido entre el origen étnico de sus
gobernantes taifas árabes, bereberes o eslavas). Eran reinos económica y culturalmente prósperos, pero su supervivencia dependía
del pago de parias a los reinos cristianos. Ante el avance de estos, que conquistan Toledo (1085), las taifas piden ayuda a los
almorávides (bereberes del norte de África), que detienen el avance cristiano tras vencer en la batalla de Sagrajas a Alfonso VI de
León (1086). Unifican el territorio, convirtiéndose en una provincia de su imperio. A mitad del siglo XII, los almohades sustituyen a los
almorávides, frenando la expansión cristiana en la batalla de Alarcos (1195). Los almohades son derrotados en la batalla de las Navas
de Tolosa (1212), y los territorios andalusíes van cayendo progresivamente en manos de los cristianos. Desde mediados del siglo XIII
sólo sobrevive el Reino Nazarí de Granada, fundado por Muhammad I. Se mantuvo intacto durante más de dos siglos por el pago de
parias a Castilla, su prosperidad económica, su red de fortificaciones, su diplomacia y los problemas de los reinos cristianos. En su
periodo de máximo esplendor, con los reinados de Yusuf I y Muhammad V, se construyó la Alhambra. Las crisis internas del reino
fueron aprovechadas por los Reyes Católicos para conquistarlo en 1492, marcando el fin de la reconquista.

2.3. Al Ándalus: economía, sociedad y cultura.


Al-Ándalus presentó un desarrollo económico superior al de los reinos cristianos. Su base económica era la agricultura, se perfeccionó
la técnica de regadío y se introdujeron cultivos (arroz, algodón…). Las ciudades se revitalizaron y eran centros de producción
artesanal. El comercio era interior y exterior, se exportaban productos agrícolas y se importaban especias y productos de lujo. El uso
de la moneda (dinar de oro y dirham de plata) estaba generalizado. La estructura social se determinaba por criterios de carácter
religioso, con división entre musulmanes, y no musulmanes que mantuvieron sus leyes y autoridades pagando la ‘’yizya’’;
incluyéndose mozárabes y los judíos, tolerados por ser Gentes del Libro. Dentro de esta división había diferencias de tipo étnico o
económico. En lo más alto estaba la aristocracia de origen árabe y sirio, con cargos políticos y administrativos y las mejores tierras
(minoría de la población). Le seguían los bereberes del norte de África, los muladíes (concesores al islam) y, finalmente, los esclavos
(sin derechos). Hubo un elevado desarrollo cultural y científico, y actuó de puente entre las culturas clásica y oriental, por un lado, y la
europea medieval, por otro. Destaca el desarrollo en matemáticas (trajeron la numeración indo-arábica), astronomía, medicina e
historia.Grandes intelectuales andalusíes fueron Ibn Hazm, Averroes, Maimónides… La cultura andalusí dejó un gran legado en
nuestra lengua, y en el arte: la mezquita de Córdoba o la Alhambra de Granada.

2.4. Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas de la Reconquista. Modelos de repoblación.
En el norte peninsular, se formaron núcleos de resistencia cristiana en el siglo VIII. Se formó el reino de Asturias denominado reino de
León en el s. X, su condado de Castilla se independizó en el s. XI. En la zona de los Pirineos, los distintos condados dan lugar al reino
de Navarra, reino de Aragón y los Condados Catalanes, se fueron independizando de los francos carolingios. Se denomina
‘Reconquista’ al proceso de avance militar e incorporación de los territorios musulmanes de la Península que llevaron a cabo los
reinos cristianos entre los s. VIII y XV; acompañándose de la repoblación. Del s. VIII al X, ocuparon territorios casi despoblados como
la cuenca del Duero, se usó la pressura (adquisición de propiedad para cultivarla y defenderla), formando comunidades de
propietarios libres para defensa. La segunda del s. XI a la mitad del s. XII. Con el fin del Califato de Córdoba, la aparición de taifas y la
conquista de Toledo (1085). Ocuparon los reinos occidentales hasta el Tajo y los orientales hasta el Ebro, se usó la repoblación
concejil (formando villas y ciudades que recibían fueros o cartas pueblas para atraer pobladores), predomina la pequeña y mediana
propiedad. En la segunda mitad del s. XII, con la llegada de los almohades y disputas de los reinos cristianos. En el valle del
Guadiana, Teruel y Castellón, zonas extensas poco pobladas y peligrosas que se encomendó a las Órdenes Militares (grandes
latifundios para ganadería).En el s. XIII con la batalla de las Navas de Tolosa y anexión de Baleares y el reino de Castilla. En la zona
del valle del Guadalquivir, los reyes otorgaron repartimientos por la participación de campañas militares, apareciendo grandes
propiedades señoriales de la alta nobleza.

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2.5. Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y sociedad estamental.
El rey estaba considerado cabeza del poder político y señor de todos sus habitantes (vasallos). Su poder estaba limitado a las tierras
de realengo. Le asesoraba la Curia Regia, una reunión de altos dignatarios del clero y magnates de la nobleza. Con el crecimiento
urbano surgen los Parlamentos o Cortes, reuniones de los tres estamentos con el Rey. Las primeras Cortes fueron en el reino de León
en 1188. En la Corona de Castilla tenían carácter más consultivo, en la Corona de Aragón tenían función legislativa, votaban
impuestos y se convocaban Cortes por separado en los diferentes reinos. Se produjo una feudalización, donde las relaciones políticas
se sustituyen por las personales vinculadas al cambio de beneficios. Los señoríos eran territorios concedidos a los nobles/institución
para su explotación económica, concedidas como retribución por servicios prestados. Los monarcas otorgaron privilegios de
inmunidad sobre los pobladores. El afianzamiento del régimen señorial supone el debilitamiento del poder monárquico y
fortalecimiento de la nobleza laica, eclesial y Órdenes Militares. La sociedad feudal era estamental, se definía por nacimiento excepto
en el caso de la Iglesia. En la cúspide estaba el Rey, seguido de los grupos privilegiados (nobleza y clero) exentos de impuestos y con
jurisdicción propia. En la base estaba el estado llano, un grupo heterogéneo (campesinado, artesanado, burguesía comercial y
financiera) sin privilegios y pagaban impuestos. Exisitían dos minorías separadas: judíos y mudéjares, que solían vivir separados.

2.6. Organización política de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón y del Reino de Navarra al final de la Edad Media.
Los reinos cristianos peninsulares tenían una estructura política basada en: la monarquía, las Cortes y los municipios; pero cada uno
poseía características propias. En la Corona de Castilla, surgida tras la unión de León y Castilla (1230, por Fernando III). La
monarquía llegó a ser autoritaria y de origen divino (base legal en las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá). Para
gobernar el rey, se apoyaba en las Cortes (función consultiva), la Curia Regia (Consejo Real) y Chancillería Real (órgano de justicia).
En la administración local destacan los regidores y corregidores. La nobleza aprovechó las inestabilidades para lograr beneficios
(apoyo a Enrique II tras la guerra civil con su hermano, Pedro I el Cruel). En la Corona de Aragón el poder se basó en el pactismo.
Cada reino conservaba sus instituciones y leyes, que el rey debía respetar, además de convocar a las Cortes en cada uno de los
territorios. Existían comisiones permanentes de estas (Diputaciones y Generalitat). Las limitaciones al rey se completan con el
privilegio general de 1283. En la administración territorial destaca la figura del virrey y la local los Concejos. El Reino de Navarra
siempre mantuvo vínculos con Francia. Los poderes del rey estaban limitados por las Cortes, en las que el rey juraba fueros limitando
sus atribuciones y otorgando derechos políticos a los súbditos. La Diputación de los Tres Estados gestionaba la recaudación de
subsidios. Existía el Consejo real (órgano judicial), la Corte mayor (máximo órgano judicial) y la Cámara de Comptos (finanzas reales).

3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno.


El reinado de los Reyes Católicos es el punto de partida de la Edad Moderna en España. Isabel y Fernando contrajeron matrimonio
siendo aún príncipes. Isabel llega al trono de Castilla en 1474 tras su victoria en la guerra de sucesión que la enfrentaba a Juana (‘la
Beltraneja’) y a la que puso fin el Tratado de Alcaçovas (Juana renunciaba a sus derechos y obtuvo la exploración atlántica). En 1479
Fernando sucede a su padre como rey de Aragón. Cada reino conservó sus leyes, instituciones y monedas, siendo una unión sólo
dinástica. Con la Concordia de Segovia (1475), ambos monarcas poseían igual poder y gobernaron conjuntamente. El poder e
influencia recae en Castilla. Se establece una monarquía autoritaria que se impone sobre la nobleza a cambio de la creación de
mayorazgos. La reorganización institucional supone el paso a un Estado Moderno a través de: la racionalización de la Hacienda,
creación de un ejército permanente, nombramiento del rey Fernando como Gran Maestre de las Órdenes Militares, creación de
Audiencias y Cancillerías, reforma del Consejo Real, creación de consejos especializados en determinados territorios o materias, y la
reforma organizativa y disciplinaria de la Iglesia (cardenal Cisneros) que ayudó a la obtención del derecho de Patronato Regio. Se
crea la Santa Hermandad y los reyes obtienen el control del Tribunal de la Inquisición . Todas las políticas de reformas mencionadas
se hicieron en Castilla, puesto que la Corona de Aragón mantiene la mayor parte de su entramado institucional.

3.2. El significado de 1492. La guerra de Granada y el descubrimiento de América.


En 1482 comenzó la Guerra de Granada (último episodio de la reconquista). A pesar de la superioridad militar cristiana y los
problemas internos del Reino Nazarí de Granada, la orografía y la red de fortificaciones defensivas nazaríes la ralentizan. Los
nazaríes tomaron Zahara de la Sierra, a lo que los cristianos respondieron tomando Alhama, Ronda y Málaga, concluyendo esta fase.
En la segunda, caen Almería y Baza, y la contienda acaba con la conquista de Granada el 2 de enero de 1492, con firma de la paz
con las Capitulaciones de Granada en 1491 (obligando a la conversión o expulsión de los judíos). Se considera una de las primeras
guerras modernas. La victoria de los Reyes Católicos reforzó su prestigio. Apoyaron el proyecto del genovés Cristóbal Colón para
realizar una expedición a las Indias por el oeste, siendo así una vía alternativa para el comercio, evitando el control de los turcos en el

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Mediterráneo y el de los portugueses del Atlántico occidental. Colón zarpó de Palos de la Frontera en agosto de 1492, llegando a las
Indias el 12 de octubre (descubriendo un nuevo continente sin saberlo). Castilla obtuvo los derechos de conquista por el papa
Alejandro VI, pero Portugal reclamó ateniéndose al Tratado de Tordesillas. Finalmente, se decidió que Castilla obtuviera las tierras
recién descubiertas del oeste y para Portugal las del este. Colón realizó tres viajes, recorriendo las costas América

3.3. El Imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política interior y conflictos europeos.
En 1516 Carlos I sube al trono de los reinos hispánicos, que contenían los peninsulares, los de América, posesiones en Italia y los
ducados de Borgoña y Flandes, junto a la candidatura para el trono del Sacro Imperio Germánico. Era un rey extranjero que provocó
en España descontento al desconocer la lengua castellana y convocar Cortes para imponer impuestos para apoyar su candidatura
exterior. Destacan dos conflictos internos, guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1521), movimiento de ciudades castellanas
que comienza con la rebelión de los Comuneros y que crea la Santa Justa de Tordesillas, rebelión que fue derrotada en Villalar.
Además estuvo la revuelta antiseñorial de las Germanías, estallada en Valencia (1520) por la crisis económica y la peste, pero fue
sofocada por el virrey en 1522. Tras superar estos conflictos, Carlos no tuvo más dificultades en España. Por otra parte, levanta el
asedio de Viena por el imperio turico; realiza expediciones contra enclaves piráticos; vence en Italia la batalla de Pavía (1525) y firma
la Paz de Cambrai. Contra los protestantes alemanes obtuvo la victoria en la batalla de Mühlberg (1547) pero acabó firmando la Paz
de Augsburgo (1555), por la cual cada principado alemán profesaría la confesión de su príncipe. Carlos I abdicó en 1556, repartiendo
sus dominios entre su hermano Fernando y su hijo Felipe, dividiendo los Habsburgo en la rama austriaca y española.

3.4. La Monarquía Hispánica de Felipe II. Gobierno y administración. Los problemas internos. Guerras y sublevaciones en
Europa.
Felipe II obtiene el trono en 1556 tras la abdicación de Carlos I. Centró su poder en Castilla y fijó la capital en Madrid (1561). Heredó el
patrimonio de su padre, excepto los territorios germánicos. En los diferentes territorios se utilizó la figura del virrey. El modelo de
gobierno era polisindonal, basado en Consejos, volviéndose más complejos: aumentaron letrados y funcionarios,y destaca la figura de
los secretarios para coordinar los Consejos territoriales, temáticos y de Estado. Felipe II reforzó su autoridad por varias vías: preservó
la unidad religiosa, prohibió la importación de libros y estudios en el extranjero, y obligó a los moriscos a abandonar sus costumbres y
vestimenta. Esto provocó la sublevación de las Alpujarras (1566-1570) sofocada por Juan de Austria; e invadieron Aragón (1591) tras
la huida a este reino de su consejero Antonio Pérez, acusado de traición. En política exterior Felipe II luchó por mantener la
hegemonía hispánica y defender el catolicismo. Triunfó en la batalla de San Quintín (1557) contra Francia y en la batalla de Lepanto
(1571) contra el Imperio Turco. Destaca la unión con Portugal, convirtiéndose Felipe en rey de Portugal (1581), además de la creación
del imperio ultramarino. En algunos casos fracasó, con la Armada Invencible (1588), el reto independentista de las Provincias Unidas
del norte de los Países Bajos, y las bancarrotas que tuvo que decretar. Al fallecer Felipe II (1598), ya había comenzado la crisis que
duró todo el siglo XVII.

3.5. Exploración y colonización de América. Consecuencias de los descubrimientos en España, Europa y América.
Durante el reinado de Carlos I se procedió a la exploración y colonización de América. Esto pudo ser por la superioridad técnica de los
españoles, la decadencia, disensiones y creencias míticas de la zona. Se empleó el sistema de capitulaciones, y la Casa de
Contratación de Sevilla se ocupaba del comercio y el Consejo de Indias. Se controló Antillas en primer lugar, seguido de Hernán
Cortes en 1521 con el Imperio Azteca y en 1531 Pizarro sometió el Imperio Inca; convirtiéndose ambos en virreinatos. En 10 años se
pudo explorar desde California al Río de Plata. Al principio se establece el sistema de encomiendas, a cambio de la evangelización y
protección de los indios. Fray Bartolomé consiguió la promulgación de las Leyes Nuevas (1542), más protectoras para los indígenas.
El control del territorio se realizó mediante cabildos. El sistema económico se basó en la explotación de la mano de obra indígena con
encomiendas o la mita. Para Castilla el comercio con estos territorios supuso un motor económico y una fuente de ingresos. Llegaron
nuevos productos como la patata, pero sobre todo plata y oro, provocando la inflación en Europa (‘revolución de los precios’). La
demanda americana se satisface con la compra y reexportación de productos europeos, se llevaron nuevos cultivos como el trigo,
pero destacó la llegada de ganado europeo que era inexistente en América. Las colonias fueron un destino de flujo migratorio. En
América la conquista supuso el establecer una economía monetaria, una crisis demográfica (guerras, abusos, y enfermedades),
importación de esclavos africanos, imposición del castellano y cultura europea, y aparición de una sociedad con base estamental y
étnica dominada por peninsulares y criollos.

3.6. Los Austrias del siglo XVII: el gobierno de validos. La crisis de 1640.
A Felipe III, Felipe IV y Carlos II se les conoce como ‘Austrias Menores’. Por la complejidad de los problemas y la dejadez de los
monarcas, el gobierno quedó en manos de los validos, miembros de la nobleza que tenían plena confianza del rey y ejercían en su
lugar, gobernando al margen de los Consejos. Con Felipe III destaca el Duque de Lerma y con Felipe IV el Conde Duque de Olivares,
que propuso una reforma denominada ‘Uniçon de Armas’, en la que todos los reinos de la monarquía colaboraron con hombres y
dinero. Además conllevaba la centralización y homogeneización institucional. Estos planes generaron rechazo, y tuvieron que ser
abandonados. Con Carlos II (‘el hechizado’) la crisis política y los validos se sucedieron (Juan José de Austria, Conde de
Medinaceli…), pero en los últimos años del siglo se produjo una recuperación económica. En 1640 se dió una crisis general debido a
la guerra exterior y varias sublevaciones internas. En Cataluña, zona de guerra con Francia, la obligación de alojar a las tropas y

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aportar dinero para luchar contra Francia llevó a una rebelión en la que asesinaron al virrey durante el Corpus de Sangre. Se
sublevaron contra Felipe IV y se mantuvieron bajo la protección de Francia, iniciándose un conflicto terminado en 1652 con su vuelta a
la monarquía hispánica. En Portugal el rechazo a la Unión de Armas y los inconvenientes del comercio portugués provocó un
levantamiento en 1640 en el que las cortes nombraron rey al Duque de Braganza. Triunfaron y la independencia de Portugal se
reconoció oficialmente en 1668.

3.7. La guerra de los Treinta Años y la pérdida de la hegemonía española en Europa.


Los Austrias Menores pretendieron defender su patrimonio territorial y la religión católica, pero con menos recursos. Durante el
reinado de Felipe III no hubo conflictos exteriores, al firmar la paz y la Tregua de los Doce años. Esta fase denominada ‘Pax
Hispánica’, se dió por el agotamiento de recursos. Con Felipe IV y su valido, Conde Duque de Olivares, hay un estado de guerra
permanente, por el apoyo a Austria en la guerra de los Treinta Años y la reanudación del conflicto con Holanda. Al principio la guerra
fue favorable para los Habsburgo, pero la entrada de Francia en apoyo a los protestantes y los conflictos internos de la península
provocaron la derrota española en Rocroi (1643). La Paz de Westfalia (1648) puso fin a la guerra y a la hegemonía española en
Europa. La Monarquía Hispánica abandonó su idea imperial y reconoció la independencia de Holanda, y Francia se convirtió en la
primera potencia europea. No obstante, la guerra con Francia continuó hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que Francia obtuvo el
Rosellón y Cerdeña, y se estableció el matrimonio de una infanta española con Luis XIV. Durante el reinado de Carlos II, España
cedió el Franco Condado y algunas ciudades de Flandes a Francia y se reconoció la independencia de Portugal.

3.8. Principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo XVII y sus consecuencias.
Durante el siglo XVII Europa sufrió una fuerte crisis, aún más grave para España. Los numerosos conflictos europeos y la disminución
en la llegada de metales llevaron a la bancarrota del estado español. Las medidas tomadas para solucionarlo fueron antiproducentes:
mayor presión fiscal y venta de cargos públicos y títulos nobiliarios, y la alteración de la moneda. Hubo una crisis demográfica por: las
guerras, descenso de rendimientos agrícolas, expulsión de los moriscos, numerosas vocaciones eclesiásticas, epidemias, emigración
a América y la carestía. También hubo una crisis económica, por las bancarrotas de la segunda mitad del siglo XVI: retroceso en
agricultura y ganadería, dificultades de artesanía, fuertes impuestos, imposibilidad de competir con los productos europeos,
contrabando, actividad pirática (ingleses y holandeses), y la disminución de la producción de minas americanas. La crisis afectó sobre
todo a Castilla y menos a la Corona de Aragón y las zonas costeras. Con esta crisis se produce un crecimiento de los grupos
privilegiados e improductivos. La nobleza aumentó por la venta de títulos y el clero por la posibilidad de supervivencia. La influencia de
los ideales nobiliarios llevó a una poca desarrollada burguesía española que abandonó sus negocios para vivir de las rentas. La
presión fiscal sobre los campesinos se incrementó, las clases populares se empobrecieron, provocando un aumento del bandidaje,
mendicidad y picaresca. Los valores del honor, rechazo del trabajo manual y la limpieza de sangre marcarán la mentalidad de la
época.

3.9. Crisis y decadencia de la Monarquía Hispánica: el reinado de Carlos II y el problema sucesorio.


Al morir Felipe IV, ante la minoría de Carlos II, fue regente su madre Mariana de Austria, con Nithard y Fernando de Valenzuela como
válidos. Carlos II, incapaz de gobernar, delegó el poder en los válidos: Juan José de Austria, duque de Medinaceli y el conde de
Oropesa. Su reinado se caracterizó por el estancamiento administrativo y político. En el ámbito económico se produjo una
recuperación demográfica gracias a la devaluación de la moneda (1680) y el saneamiento de la Hacienda. Se produjeron
sublevaciones como el motín de subsistencia de ‘los Gatos’ en Madrid. En política exterior las cuatro guerras contra Francia
provocaron la pérdida del Franco Condado y algunos territorios fronterizos y manifiestan la pérdida definitiva del prestigio
internacional. En 1697 se sabía que el rey estaba a punto de morir, pero sin descendencia, y se barajaron dos sucesores: Felipe de
Borbón (duque de Anjou) y el archiduque Carlos de Austria (de los Habsburgo). Carlos II dejó como heredero a Felipe de Borbón. Su
decisión fue apoyada por Francia, al contrario que el resto de potencias europeas. El 1 de noviembre de 1700 moría el último
representante de los Austrias en el trono español, dando lugar a la Guerra de Sucesión, finalizada con la Paz de Utrecht y llevaría el
trono a la dinastía francesa de los Borbones.

Bloque 4. España en la órbita francesa: el reformismo de los primeros Borbones (1700-1788)


4.1. La Guerra de Sucesión Española y el sistema de Utrecht. Los Pactos de Familia.
Tras morir Carlos II en 1700 le sucede Felipe de Anjou (Borbón francés), pero las potencias de la Alianza de Haya temen la dinastía
borbónica en España y Francia, por lo que apoyan a Carlos de Habsburgo. El enfrentamiento dio lugar a la Guerra de Sucesión
Española (1701-1714), siendo un conflicto internacional que enfrentó a la mayor parte de los países europeos contra Francia; y una
guerra civil entre Castilla (Felipe de Anjou) y Aragón (Carlos de Habsburgo). Pese a los primeros triunfos ‘austracistas’ tras la batalla
de Almansa (1707) Felipe V se hace con los reinos de Valencia y Aragón , y en 1714 acaba con la resistencia catalana. Al proclamar a
Carlos como Emperador de Austria precipitó el fin de la guerra y por tanto la reedición de la hegemonía de los Habsburgo en Europa.
Así se firman los Tratados de Utrecht-Rastatt, Felipe V fue reconocido como rey de España abandonando sus derechos al trono

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francés. España cede posesiones a Austria y Gran Bretaña (hegemonía marítima británica). España queda en un papel secundario y
se establece una política de equilibrio continental: ‘Sistema de Utrecht’. La política exterior española estuvo condicionada por los
‘Pactos de Familia’ (1733, 1743, 1761) que suponía intervenir con Francia en conflictos internacionales. A cambio recibió Felipe V para
su hijo Carlos Nápoles y Sicilia, y para Felipe el ducado de Parma.

4.2. La nueva Monarquía Borbónica. Los Decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de las reformas.
Con los Borbones se establece un modelo basado en la centralización y el absolutismo. Con los Decretos de Nueva Planta se castiga
a los que apoyaron al candidato Habsburgo: abolición de leyes, instituciones, fueros… de la Corona de Aragón y la unificación jurídica
e institucional según el modelo castellano, pasando la lengua castellana a ser oficial. Las provincias vascas y Navarra conservaron
sus fueros por la fidelidad. Desaparecen las cortes de los distintos reinos y se crean una Cortes únicas. Además se establece una ley
similar a la Ley Sálica francesa. En la administración central todos los Consejos, salvo los de Castilla, se sustituyen por Secretaría de
Estado. En la administración territorial se divide el país en provincias con una triple autoridad; audiencias, capitanes generales e
intendentes. En el gobierno municipal se refuerza la figura del corregidor. En las colonias americanas se crearon los virreinatos de
Nueva Granada y Río de Plata. Se realizan reformas en el ejército, se busca profesionalización y se establece un método de
reclutamiento obligatorio. Los Tercios son sustituidos por regimientos. Con Fernando VI y el marqués de Ensenada se llevó a cabo
una política de construcciones navales. Se introduce una política regalista en materia religiosa. En política económica se interviene en
la industria bajo criterios mercantilistas y se evitan mercancías suntuarias. Se introducen medidas de supresión de impuestos y
liberalización de comercios. También se mejoran las comunicaciones e infraestructuras (Palacio Real de Madrid)

4.3. La España del siglo XVIII. Expansión y transformaciones económicas: agricultura, industria y comercio con América.
Causas del despegue económico de Cataluña.
Las principales trabas al desarrollo económico durante el siglo XVIII eran el régimen de propiedad de la tierra, rigidez del sistema de
gremios y oposición al cambio. En la agricultura tenían el régimen de propiedad, por lo que no eran explotadas para maximizar la
producción y había un bajo nivel tecnológico. Con Carlos III se tomaron algunas medidas para fomentarla (construcción de canales de
regadío, liberalización del precio del trigo), aunque el proyecto reformista del Expediente de la Ley Agraria no se llevó a cabo. La
industria se trató de potenciar suprimiendo el monopolio de los gremios. A pesar del aumento de la demanda, recuperación del
comercio americano, las medidas proteccionistas y la creación de Reales Fábricas, el desarrollo fue escaso por la falta de inversión e
iniciativa. El comercio fue el sector que más creció. Debido a la mejora en caminos y puertos, supresión de aduanas interiores,
supresión del sistema de flotas, creación de compañías comerciales, y el establecimiento de libre comercio en todos los puertos
españoles con América. Cataluña experimentó un crecimiento demográfico y económico. La producción agraria se benefició del
crecimiento demográfico y se orientó hacia el mercado. El comercio se benefició de la abolición de aduanas y liberalización del
comercio con América. La existencia de una burguesía emprendedora llevó a la implantación de nuevas manufacturas como textiles,
cuyo desarrollo fue posible gracias al proteccionismo y facilitó beneficios que harán posible la industrialización de la región en el siglo
XIX.

4.4. Ideas fundamentales de la Ilustración. El despotismo ilustrado: Carlos III.


La introducción y difusión de las ideas de la Ilustración, una corriente cultural que se difundió por Europa en el siglo XVIII basada en la
confianza en la razón, el espíritu crítico, deseo de progreso, mérito individual como factor de diferencias y la importancia de la ciencia
y educación (lenta por la ausencia de burguesía, conservadurismo en las universidades y el enorme peso de la Iglesia). Con Carlos III
se pone en marcha el Despotismo ilustrado, busca desde la monarquía absoluta reformas para mejorar el bienestar de los súbditos,
un programa reformista dirigido a modernizar el país. Los primeros intentos fueron del Marqués de Esquilache, pero en 1766 en un
motín popular provocó su destitución, por lo que Carlos II se vengó expulsando al año siguiente a los jesuitas. Los sucesores de
Esquilache impulsaron reformas más moderadas. En economía se impulsaron proyectos de reforma agraria, y se tomaron medidas
para desarrollar manufactureras estableciéndose las Reales Fábricas. Aunque los esfuerzos no lograron la modernización económica
del país. Se estimuló la educación y la ciencia con la creación de escuelas primarias, Reales Academias y Sociedades Económicas de
Amigos del País para divulgar inventos, además de obras públicas y reformas urbanas como la de Madrid.

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