2º Bachillerato PROGRAMA DE FORMULACIÓN DE LOS TEMAS EN LA EBAU. MATERIA: HISTORIA DE ESPAÑA
CUESTIONES
A - De la Prehistoria al reinado de los primeros
Borbones. Tema 1. La Prehistoria y la Edad Antigua en la Península Ibérica: 1.1. El Paleolítico y el Neolítico. 1.2. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones de los pueblos del Mediterráneo. 1.3. La Hispania romana. 1.4. La monarquía visigoda.
Tema 2. La Edad Media en la Península Ibérica:
2.1. Al-Ándalus: evolución política. 2.2. Al-Ándalus: economía, sociedad y cultura. El legado judío en la Península ibérica. 2.3. Los reinos cristianos: evolución de la conquista de la Península y organización política. 2.4. Modelos de repoblación. Organización estamental en los reinos cristianos medievales. 2.5. La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y de Aragón y en el Reino de Navarra.
Tema 3. La Edad Moderna:
3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La guerra de Granada. 3.2. Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y durante el siglo XVI). 3.3. Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior. 3.4. Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior. 3.5. Sociedad, economía y cultura de los siglos XVI y XVII. 3.6. La Guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Los pactos de familia. 3.7. La nueva Monarquía borbónica. Los decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado y alcance de las reformas 3.8. Las reformas borbónicas en los virreinatos americanos. 3.9. Sociedad, economía y cultura del siglo XVIII. CUESTIONES 2º BACHILLERATO BLOQUE A. De la Prehistoria al reinado de los primeros Borbones. Tema 1. La Prehistoria y la Edad Antigua en la Península Ibérica:
1.1. El Paleolítico y el Neolítico.
El hombre paleolítico era nómada, es decir, se trasladaba de un lugar a otro sin un hogar fijo. Se refugiaban en cavernas, y utilizaban herramientas de piedra. Se agrupaban en bandas de 20 a 40 personas, todas unidas por lazos de parentesco. No poseían jefe ni división social. Eran sociedades igualitarias. La economía durante el período paleolítico estaba basada en la caza y la recolección. Las mujeres eran las encargadas de recolectar el alimento de la tierra y los hombres de cazar los animales para el consumo de carne y la obtención de abrigo. Paleolítico Inferior: 1.000.000 a. d. C. El protagonista de esta etapa es el homo Erectus, del que tenemos restos como el homo antecessor (Atapuerca). Paleolítico Medio: 100.000 – 30.000 a. d. C. El Homo sapiens neandhertalensis vive en esta etapa. Paleolítico Superior: 30.000 – 8.000 a. d. C. Su protagonista es el homo sapiens sapiens (Cromagnon). Tenemos el desarrollo del arte rupestre en la costa cantábrica. El hombre neolítico era sedentario, es decir, poseía un hogar fijo. Construían sus viviendas a base de piedras, maderas y ramas. Sus herramientas se fueron modernizando gracias al descubrimiento de la pulimentación. El desarrollo urbano y la explosión demográfica provocaron la diferenciación social basada en la especialización de las labores económicas; a partir de este momento, los hombres y mujeres se dividieron según su función en la organización de la aldea. Las habilidades y capacidades técnicas dieron pie a la aparición de los agricultores, los ganaderos, los artesanos, los guerreros, etc. La economía durante el período neolítico estaba basada en la agricultura y la ganadería, gracias a la revolución agrícola, la que consistió en el descubrimiento de la domesticación animal y vegetal.
1.2. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones de los pueblos del
Mediterráneo. En vísperas de la conquista romana, siglo III a.C., encontramos en la Península Ibérica dos áreas de poblamiento definido:
a) el área celtíbera (norte, centro y oeste de la península) donde los
pueblos indígenas se habían fusionado con los invasores celtas. Los del norte (Astures, vascones, cántabros y galaicos) estaban menos desarrollados que los del centro y el oeste (Vettones, lusitanos, Arevacos, Vacceos, Pelendones…) pero en general su economía se basaba en la agricultura y la ganadería, con estructuras sociales basadas en el parentesco. b) El área ibérica en el sur y en levante (Layetanos, lacetanos, Edetanos, Oretanos, Bastetanos, Turdetanos…) estaba muy influenciada por los pueblos colonizadores. Desarrollaron una economía activa, conocían la moneda, usaban una lengua aún no descifrada y su división política era de tipo estatal. Los fenicios y griegos llegaron a la península ibérica atraídos por su riqueza sobre todo en metales, fundando colonias con la intención de comerciar, especialmente con Tartessos. Los fenicios establecieron enclaves comerciales por el sur del Mediterráneo, siendo Gadir (Cádiz) la colonia más antigua, (hacía el 800 a.C.) siguieron otras como Malaka, Sexi o Abdera. La fundación de Massalia (Marsella) constituyó el punto de partida para establecer colonias griegas en la costa este de la Península como Rhode (Rosas), Emporion (Ampurias), fundada hacía el 600 a.C. o Hemeroskopeion (Denia). La influencia griega sobre las tribus iberas es patente en el arte y en la lengua, de estos pueblos.
1.3. La Hispania romana.
La conquista de Roma comenzó en el siglo III a.C. y terminó, tras un
proceso largo, en el siglo I a.C. Hay tres etapas principales:
+ 1ª etapa: Conquista del este y el sur peninsular (218-197 a.C) - El inicio
de la conquista comenzó en tiempos de la Segunda Guerra Púnica (guerras que enfrentaron a Roma y Cartago por la hegemonía en el mediterráneo occidental). La victoria romana puso fin a la presencia cartaginesa en Hispania y consagró el dominio de Roma sobre el este y el sur peninsular. + 2ª etapa: Conquista del centro y el oeste peninsular (155-133 a. C.) - Los romanos tuvieron que hacer frente a la resistencia de los pueblos de esta zona. Los mejores ejemplos son las guerras lusitanas en las que destacó Viriato, líder lusitano, y la férrea resistencia celtíbera en Numancia hasta su rendición. + 3ª etapa: Conquista del norte peninsular (29-19 a.C) - El fin de la conquista llegó en tiempos de Augusto, primer emperador romano, con la dominación de galaicos, astures, cántabros y vascones. La Romanización, es decir la asimilación de la cultura y las formas de vida romanas por parte de los pueblos conquistados, fue un proceso desigual, que se llevó a cabo por distintos cauces: La extensión de la vida urbana, el asentamiento de ciudadanos romanos, la inclusión en el ejército de tropas peninsulares y la concesión de la ciudadanía romana a los indígenas. Este proceso dejó un importante legado cultural. El latín desplazó a las lenguas vernáculas y facilitó la aportación literaria hispana a la cultura latina con autores como: Séneca, Lucano, Quintiliano y Marcial. Además, con el latín penetro el derecho romano, el cual, será sólo modificado en parte durante la Edad media. Actualmente el derecho moderno se basa en muchos de los principios del derecho romano. Desde el punto de vista artístico la conquista aportó una huella perdurable, sobre todo en la arquitectura y las obras públicas. 1.4. La monarquía visigoda. Roma hizo un pacto con los visigodos, un pueblo germano, bastante romanizado, por el que se les concedía tierras en el sur de la Galia y en Hispania a cambio de expulsar a los pueblos germanos invasores. Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476, los visigodos fueron derrotados definitivamente por los francos, en el año 507 en la batalla de Poitiers. De este modo se asentaron definitivamente en la Península, estableciendo su capital en Toledo. Para ejercer el gobierno del reino, la monarquía electiva visigoda, se rodeó de “gardingos” o guerreros fieles y se apoyó en dos instituciones: -El Aula Regía de carácter consultivo, formado por toda la nobleza visigoda - El Officium Palatinum, formada por los nobles de más confianza del rey que se ocupaban de la administración central. La administración territorial, quedó en manos de duces y comes, posteriormente denominados durante la Edad Media, Duques y Condes. A partir de 568, con Leovigildo, se comienza a crear un auténtico estado con soberanía territorial. Para esta tarea Leovigildo aseguró un espacio territorial peninsular, favoreció la fusión entre hispano-romanos y visigodos y estableció la uniformidad legislativa y religiosa. Recaredo, su hijo, en el Tercer Concilio de Toledo (589), se convertirá al cristianismo junto con una parte de la nobleza abjurando del arrianismo. Por su parte, Recesvinto en 654, alentará la fusión de los códigos jurídicos hispano-romanos y godos en el Liber Iudiciorum. En el medio rural se van poniendo los cimientos del régimen señorial (feudal), al acaparar los señores funciones públicas como administrar justicia o cobrar tributos, que ejercían sobre los colonos que trabajaban las tierras de los señores o aun siendo suyas se ponían bajo la protección de estos a cambio de impuestos o trabajo para el señor.
Tema 2. La Edad Media en la Península Ibérica:
2.1. Al-Ándalus: evolución política.
Aprovechando disputas internas, los musulmanes (año 711)
desembarcan en Gibraltar y derrotan en la batalla de Guadalete al ejército de Don Rodrigo, último rey visigodo. En sólo once años, debido a la tolerancia musulmana y la poca aceptación de los visigodos, ocupan toda la península excepto la franja cantábrica y tampoco ocupan los Pirineos. Tras la conquista, Al Ándalus fue un emirato dependiente del Califato de Damasco. En el año 756, Abd al-Rahman I, miembro de la familia Omeya expulsada del califato, se proclamó emir independiente. Fue una etapa de consolidación del poder musulmán estimulándose el desarrollo económico y urbanístico. En el año 929 Abd al-Rahman III, se autoproclamó califa, jefe político y espiritual; el siglo X del califato representó la época de máximo esplendor político y cultural del Al-Ándalus. Pero los siguientes gobernantes, Almanzor entre ellos, comenzaron una serie de luchas que provocaron el final del califato, que terminaría en el año 1031 cuando una rebelión depuso al último califa, Hisham III y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos reinos de Taifas. Taifa, en árabe facción o bandera. En principio se formaron casi treinta reinos, pero rápidamente los reinos más poderosos conquistaron a los más débiles. Destacaron los taifas de Badajoz, Sevilla, Toledo y de Zaragoza donde se construyeron grandes palacios y se promovieron las artes y las letras; pero su supervivencia dependía, con frecuencia, del pago de parias o tributos a los reinos cristianos, ya que política y militarmente eran más débiles. El aumento de impuestos junto con el avance de los reinos cristianos, que en el año 1085 a conquistan Toledo, hizo que los musulmanes reclamaron el apoyo de los almorávides, imperio musulmán del norte de África, que llegan a la península en el año 1090, ocupan los reinos de taifas y recuperan Toledo. A estos les siguen los almohades, que lograran frenar brevemente la expansión cristiana. Pero tras 1212, Batalla de Navas de Tolosa, los territorios musulmanes pasan a ser únicamente el reino Nazarí de Granada. Rendir vasallaje a los monarcas castellanos, pagar fuertes impuestos y la diplomacia permitieron crear un espacio en el que al auge en lo económico se verá acompañado de una nueva explosión cultural, comparable en muchos aspectos con el esplendor del Califato de Córdoba. Todo termina en 1492 con la toma definitiva de Granada por los Reyes Católicos.
2.2. Al-Ándalus: economía, sociedad y cultura. El legado judío en la
Península ibérica.
La base económica de Al-Ándalus era la agricultura, mejoraron las
técnicas de regadío, mediante acequias, el aterrazado y la noria. Introdujeron cultivos como el algodón, el arroz, el azafrán, la naranja... Predominaron los latifundios como en la mayoría de la península, pero a diferencia de los grandes propietarios cristianos, los de Al-Ándalus residían en ciudades (en el siglo X Córdoba era una de las ciudades más pobladas de Europa), las ciudades se convirtieron en centros de consumo, con gran desarrollo de la artesanía (cerámica, cuero, metales preciosos) y el comercio gracias al uso de dos monedas, el dinar de oro, el dírhem de plata. En el comercio exterior destaco la exportación de aceite, y la importación de oro y esclavos africanos y eslavos. La población de al-Ándalus era muy heterogénea, desde el punto de vista étnico estaba constituida principalmente por hispanogodos, algunos convertidos al islam (Muladíes) y otros permaneciendo cristianos (Mozárabes). Seguidos por los bereberes, y una aristocracia minoritaria árabe y siria. También cabe destacar otras etnias como los judíos y una amplia masa de esclavos negros y eslavos. Al-Ándalus fue la vía de transmisión a occidente del conocimiento del mundo clásico griego, hindú y de oriente medio. Durante el Califato, el clima de libertad intelectual propiciado por los califas hizo que se desarrollaran disciplinas científicas como las matemáticas, la astronomía, la botánica, la medicina, la historia y la geografía, además de darse un gran desarrollo literario, en especial de la poesía. Durante los reinos de taifas continuó el esplendor cultural destacando la poesía. Posteriormente, en el siglo XII a pesar de las limitaciones al pensamiento que impusieron almorávides y almohades, destacaron grandes genios que desarrollaron todos los campos del conocimiento como el musulmán Averroes y el judío Maimónides, que se anticiparon al renacimiento occidental.
2.3. Los reinos cristianos: evolución de la conquista de la Península y
organización política.
Tras la escaramuza de Covadonga, liderado por Don Pelayo (un noble
hispanovisigodo), surge el reino Astur. A principios del siglo X Alfonso III lo transformará en el reino de León. También en el siglo X el conde Fernán González formará el Condado de Castilla, posterior reino de Castilla y León. El reino de Pamplona, futuro reino de Navarra surgió en el siglo IX, y en la misma época, en torno a Jaca surgió el condado de Aragón, que tras una unión con Navarra surgirá como reino con Ramiro I en el siglo XI. Un conjunto de condados integrados en la monarquía carolingia desde el siglo VIII, denominados Marca Hispánica, serán el origen del condado de Barcelona. El matrimonio del conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, con la hija del rey de Aragón Doña Petronila en el siglo XII, constituye el origen de la Corona de Aragón. Del siglo VIII al X va a ser la etapa de mayor poderío musulmán. En el año 1031, el califato entro en crisis fragmentándose en los reinos de Taifas, lo que les hizo más débiles militarmente. Alfonso VI, rey de Castilla y León conquista en el 1085 Toledo. Por su parte Aragón se extiende hasta el valle medio del Ebro, tomando Zaragoza en el 1118. En la 2ª mitad del siglo XII el poder de los almohades y las disputas entre los reyes cristianos, frenaron el ritmo de la reconquista, pero en el siglo XIII tras la derrota de en la batalla de Alarcos en el año 1195, los reinos cristianos se unen y logran la victoria de las Navas de Tolosa en el año 1212, se despeja así el valle del Guadalquivir. Aragón se anexiona Mallorca, Ibiza y el reino taifa de Valencia. El reino de Portugal llega hasta el sur peninsular tras tomar Faro. En los siglos XIII y XIV se culmina la reconquista de casi todo el territorio. Sólo quedó en manos musulmanas el reino nazarí de Granada, hasta su caída definitiva en 1492. Desde el siglo IX, en los territorios libres de la ocupación musulmana, se desarrolló una nueva organización política que derivó en las monarquías feudales. El rey era un noble al que el resto de la nobleza había concedido la primacía. El reino era una creación personal y familiar, la riqueza de la dinastía era lo que mantenía al monarca en el poder. El rey fue legitimado ante sus súbditos por la iglesia, al declarar que su poder provenía de Dios, a cambio la iglesia obtuvo grandes beneficios económicos.
2.4. Modelos de repoblación. Organización estamental en los reinos
cristianos medievales. Entendemos por repoblación la instalación de nuevos pobladores para conseguir el dominio definitivo del territorio reconquistado, al encargarse de su defensa, el cultivo de las tierras y la integración de la población conquistada. Los diferentes modelos son: a) Siglos VIII-XI: Aprisio o Presura. La repoblación de las llanuras en torno a los valles cantábricos y pirenaicos se va a dar por pastores y campesinos de las zonas montañosas. Esta repoblación no consiste sólo en la llegada de nuevos pobladores, sino en la organización administrativa de estos territorios que lleva a cabo el rey con la ayuda de los nobles y la Iglesia. b) Siglos XI-XIII: Repoblación concejil. Hasta el sistema central, ríos Tajo y Ebro. Concediendo los soberanos diferentes privilegios para formar el alfoz concejil y atraer nuevos habitantes (Privilegios y fueros, Cartas puebla, exenciones y cargas) c) Primera mitad del siglo XIII: Órdenes Militares. Guadiana medio, la Mancha, Teruel y Castellón. Las Órdenes Militares (Alcántara, Calatrava, Santiago y Montesa) situadas en la frontera frente a Al Ándalus obtienen extensos territorios para administrarlos, precedente de los latifundios. d) Siglos XIII-XIV: Repartimientos. En el sur peninsular principalmente. Grandes lotes de tierra que el rey ofrecía a sus allegados, órdenes militares o él mismo. La sociedad estaba jerarquizada y organizada en estamentos. La nobleza era un grupo privilegiado pero heterogéneo, alta nobleza, hidalgos y caballeros villanos. La alta nobleza era la propietaria de la tierra. El clero también era un estamento heterogéneo y privilegiado, alto y bajo clero, e igualmente poseían tierras y señoríos. El campesinado generalmente no era propietarios y estaban sujetos a la dependencia de sus señores (derechos señoriales). Los señoríos eran territorios concedidos por el rey a un particular o institución como pago por algún servicio prestado. Los señoríos territoriales fueron característicos de las zonas de repoblación por presura, ya que previamente a su ocupación carecían de dueño. En los señoríos jurisdiccionales, los dueños eran beneficiarios del privilegio de la inmunidad, es decir, que el dueño ejercía su autoridad con total independencia.
2.5. La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y de Aragón y en
el Reino de Navarra.
El reino de Castilla constituía una monarquía hereditaria y patrimonial
que durante los siglos XIV y XV fue obteniendo cada vez más poder frente a la nobleza. A nivel institucional, durante la Baja Edad Media, se produjo la fusión de las Cortes de Castilla y León, a la vez que aparecieron nuevas instituciones. Nace la Audiencia o Chancillería como órgano supremo de justicia, sólo supeditado al rey. Se crea la Hacienda o Contaduría y se encarga de la administración del reino a un grupo de letrados formados en la universidad. Se dan los primeros pasos para formar un ejército permanente al servicio de la Corona dirigido por un Condestable. Las Cortes o asamblea de los tres estamentos limitan su función al voto de subsidios extraordinarios a la corona. Se crea el Consejo Real que asesoraba al monarca y que estaba formado por nobles y legisladores cercanos al Rey. En el ámbito local destaca la intervención monárquica en los concejos mediante la figura del corregidor, representante permanente del rey que pertenecía a la oligarquía local. La Corona de Aragón tenía un carácter confederal, ya que estaba constituida por una serie de reinos y principados Aragón, Cataluña, Mallorca y Valencia, con diferentes leyes e instituciones. Las instituciones reflejaban las peculiaridades de ese carácter federal de la Corona. Durante el siglo XIII se formaron las Cortes que eran independientes en Aragón, Cataluña y Valencia. Las comisiones temporales de las Cortes se convirtieron en diputaciones permanentes, denominadas Diputaciones del Reino en Aragón y Valencia, como delegación de las Cortes en Cataluña se creó la Diputación del General o Generalitat. En el reino de Aragón se creó el cargo de Justicia de Aragón y su función primordial era la defensa de los fueros del reino. La autoridad real estaba representada en los distintos territorios por lugartenientes o virreyes, que actuaban en su nombre. Los concejos fueron cayendo bajo el control de oligarquías urbanas, como sucedió en el consejo de Ciento en Barcelona. En Navarra las instituciones representativas eran; el Rey, las Cortes, el Consejo Real y la Cámara de Comptos (hacienda). En 1515, en las Cortes de Burgos, Fernando II anexionó el reino de Navarra a la corona de Castilla, aunque conservando sus fueros e instituciones propias.
Tema 3. La Edad Moderna.
3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno.
La guerra de Granada.
Tras la muerte de Enrique IV en 1474 se desencadenó una guerra
sucesoria en Castilla entre Isabel y su hermana Juana, La Beltraneja. Su victoria convirtió a Isabel en reina de Castilla. Fernando sucedió a su padre como rey de Aragón y de este modo quedaron unidas las dos grandes Coronas peninsulares. Aunque Fernando e Isabel decidieron gobernar conjuntamente en todos sus territorios la unión de Castilla y Aragón fue meramente dinástica, ya que cada reino conservó sus propias leyes e instituciones. La unión entre Aragón y Castilla fue fruto de la aportación al matrimonio de los dos cónyuges, sin que ninguno de ellos pretendiera dar un paso hacia la integración política de sus territorios. En Aragón, existía un virrey en cada uno de los reinos con poderes ejecutivos y judiciales. El Consejo de Aragón era un organismo consultivo y a veces actuaba como tribunal Supremo. En Castilla el Consejo real se convirtió en el órgano más importante y acabó denominándose Consejo de Castilla. Sus miembros se reunían primero en diversos comités que fueron convirtiéndose en Consejos especializados: El de la Inquisición, el de las Órdenes, el de la Hermandad, el de Hacienda y el de Indias. En las ciudades castellanas el representante de la monarquía era el corregidor que tenía competencias en materias diversas: políticas, administrativas, financieras… En el ámbito de la justicia, en Castilla existían dos Chancillerías con función de tribunales superiores: una en Valladolid y otra en Granada. Y dos Audiencias: una en Santiago y otra en Sevilla. En la Corona de Aragón, Fernando creó una Audiencia en cada uno de los reinos. El único órgano común en los dos reinos era la Inquisición, encargada de velar por la ortodoxia católica, que en ocasiones se convirtió en un instrumento político de la monarquía. La toma de Granada se ve precedida de una guerra que comenzó en 1482. A las victorias castellanas contribuyeron las luchas internas en Granada entre bandos rivales y al enfrentamiento del emir, Muley Hacén, su hermano Muhammad el Zagal y su hijo Boabdil. Fue una guerra más de asedios que de batallas campales. La última campaña fue el asedio de la ciudad de Granada que duró casi un año. Finalmente, el emir Boabdil negoció en secreto la rendición y unas generosas capitulaciones que sólo se respetaron al principio. Los musulmanes que optaron por no emigrar fueron finalmente obligados a convertirse al cristianismo, transformándose así en moriscos. El 2 de enero de 1492 los Reyes Católicos tomaron posesión de la Alhambra y culminaron el proceso de reconquista.
3.2. Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y
durante el siglo XVI).
El descubrimiento y la conquista de América fue una empresa
castellana dirigida por Cristóbal Colón y a la búsqueda de una ruta alternativa a las indias orientales. Hasta que no finalizó la toma de Granada los RRCC no aceptaron la propuesta de Colon, que firmó un acuerdo de conquista y explotación con ellos: Las Capitulaciones de Santa Fe. Colón partió del Puerto de Palos el tres de agosto de 1492 y el 12 de octubre llegó a las Antillas, a la isla de Guanahani a la que denominó San Salvador. Después descubrió Cuba y la Española y regreso a la península. Colón realizó tres viajes más entre 1493 y 1504. Parece que murió con la convicción de que había llegado cerca de las costas occidentales de Asia. Durante el reinado de Carlos I la conquista se realizó mediante expediciones particulares permitidas por la Corona. Destaca la conquista del Imperio azteca de Méjico por Hernán Cortés, entre 1519 y 1522, que aprovechó el descontento de los pueblos sometidos por los aztecas para su conquista. La otra gran conquista del periodo es la del Imperio inca de Perú, explorado y finalmente sometido por Pizarro y por Almagro entre 1531 y 1533. A estas grandes empresas siguieron otras que fueron ampliando el conocimiento y la ocupación del nuevo territorio: Las tierras de Chile fueron exploradas por Diego de Almagro y por Pedro de Valdivia; Pedro de Mendoza fundo Buenos Aires en 1535; Orellana exploró el Amazonas y Hernando de Soto el Mississippi; etc. Al principio los conquistadores se dedicaron a extraer la mayor cantidad de oro posible. Pero las fértiles tierras del continente hicieron que comenzaran a llegar colonos dispuestos a instalarse en América, andaluces, extremeños y vascos recibían tierras y se les entregaba un grupo de indios (encomendación) teóricamente para ser evangelizados e instruidos, pero que en la práctica fueron obligados a trabajos forzosos. América permitió un intercambio de productos agrarios que eran desconocidos hasta entonces en uno u otro lado del Atlántico. El maíz, la patata, el cacao, el tabaco o el cacahuete fueron las aportaciones más relevantes desde América. Aunque el oro y la plata fueron las mayores riquezas que se extrajeron de América. Los nuevos territorios supusieron una importante fuente de ingresos para Castilla, pero el elevado endeudamiento de la corona española para financiar la expansión, primero, y el mantenimiento, después, del Imperio hizo que gran parte de este tesoro se gastara con tanta rapidez como fue adquirido.
3.3. Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior.
Carlos I, primero de los Austrias, llegó a España en 1517. El
nombramiento de nobles extranjeros para los altos cargos y su partida para ser coronado emperador en 1520 tras haber convocado cortes para obtener fondos para el viaje, provocaron la sublevación de las principales ciudades castellanas, la Revuelta de las Comunidades, que no será aplacada hasta 1521 con la derrota de los rebeldes y la promesa de residir en Castilla y dar los cargos de Gobierno a castellanos. Por otra parte, el movimiento de las Germanías (1519-1522) se inició en Valencia y tuvo un carácter social en el que los artesanos proponen la reducción de los privilegios de los nobles, el conflicto se radicaliza hasta que el Ejército imperial, con el apoyo de la nobleza acabó con la rebelión. A nivel europeo, Carlos, en busca de su anhelado Imperio Alemán, inmiscuye al resto de sus reinos en su política paneuropea, en la que van a destacar principalmente sus luchas contra la Francia de Francisco I por el control de Italia, sus breves desavenencias con el papado, la posterior defensa del catolicismo contra el protestantismo luterano y los príncipes alemanes que lo apoyan y la auto consideración de protector europeo contra los turcos otomanos. A Carlos le sucederá su hijo, Felipe II, que dará más relevancia en tareas de gobierno a hombres formados en las universidades, y en cuanto el sistema de gobierno estará constituido por sínodos o consejos: El Consejo de Estado, presidido por el rey se ocupa de asuntos de política exterior y cuestiones de estado. Los Consejos Territoriales de Castilla, Aragón, Italia, Indias, Portugal y Flandes. Los Consejos asesores, que tenían competencia en todos los reinos como el Consejo de Estado, Hacienda o Inquisición, Ordenes Militares y el de Guerra. Felipe II reunirá en su persona un imperio mayor que el de su padre, y en 1578, cuando murió el rey de Portugal Sebastián I la línea sucesoria le pone como el heredero legítimo. Con parte del pueblo portugués indeciso, Felipe II decidió la invasión de Portugal que encargó al Duque de Alba y las Cortes portuguesas proclaman rey a Felipe II en 1581. Asentó su Corte en Madrid, sus colaboradores más próximos eran castellanos en su mayoría, y su política internacional y sus matrimonios tuvieron más en cuenta los intereses de Castilla, que era la que financiaba la mayor parte de su política. La política exterior de Felipe II se inspiró en los mismos principios que la de su padre, defensa del catolicismo y lucha contra los turcos (Lepanto 1571). Pero surgieron nuevos problemas como la sublevación de los Países Bajos (1548-1668) y la rivalidad con Inglaterra que condujo a la derrota de la Armada invencible en 1588. El escaso éxito de esta política y su alto coste llevaron a Felipe II a la bancarrota en tres ocasiones Al finalizar su reinado España estaba arruinada y exhausta, y su imperio se encontraba al borde de la desintegración.
3.4. Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior.
Con Felipe III se inició la práctica de la delegación de las cuestiones de
gobierno en manos de un hombre de confianza: el valido, que en la práctica actuaba como un auténtico primer ministro. El valido de Felipe III fue el duque de Lerma; el Conde Duque de Olivares lo fue de Felipe IV, y durante el reinado de Carlos II el gobierno lo llevarán validos como el jesuita alemán Nithard, Fernando de Valenzuela, Juan José de Austria, y finalmente el duque de Medinaceli y el conde de Oropesa. En el reinado de Felipe III se interrumpió la tendencia belicista del siglo anterior. La muerte de Isabel I de Inglaterra posibilitó la paz con este país y la ruina financiera de la corona obligó a firmar con Holanda la tregua de los Doce años (1609-1621). Pero desde 1618 un conflicto entre el emperador Fernando II y los príncipes protestantes alemanes derivó en un estado de Guerra general europeo: “La guerra de los Treinta años” con dos grandes bandos: Los Habsburgo, austriacos y españoles, que pretendían mantener su hegemonía en Europa; y las potencias rivales, lideradas por Francia. En 1648 acabó la guerra de los Treinta años, y con la paz de Westfalia, España reconoció la independencia de las provincias Unidas (Holanda), continuando en solitario la guerra contra Francia hasta 1659, cuando por la Paz de los Pirineos cedió a Francia el Rosellón, la Cerdaña, la región del Artois y algunas plazas flamencas. España perdió así su hegemonía en Europa. Anteriormente, la Crisis de 1640 vendría dada por las necesidades en torno a la Guerra de los Treinta Años, que dejó arruinado al país y le llevo a un estado de revueltas internas. Para afrontar la situación el Conde Duque de Olivares puso en marcha una serie de reformas para aumentar los recursos de la monarquía como la Unión de Armas, un ejército común financiado por los diferentes reinos; además se intentó implantar como sistema de organización política el modelo castellano en todos los territorios. Se produjo en Barcelona el denominado Corpus de Sangre, que empezó como un altercado entre segadores y funcionarios reales y que derivó en un motín general; el virrey, el conde de Santa Coloma, fue asesinado, y los funcionarios reales perseguidos: Se envió un ejército y los catalanes pidieron ayuda a Francia y en enero de 1641 Cataluña se convirtió en república bajo la protección de Francia. Paralelamente a la sublevación catalana se produjeron conatos de rebelión en otros lugares, como Andalucía, y como Portugal, la cual se separó definitivamente de la Monarquía Hispánica. Durante el reinado de Carlos II se reconoció la independencia de Portugal, 1668. Por otro lado, España fue víctima de la política agresiva y expansionista de Luis XIV. En la Paz de Aquisgrán (1668) España cedió a Francia Lille y otras plazas fronterizas. Por la paz de Nimega (1678) España entregó a Francia el Franco Condado y otras plazas flamencas. Mientras Francia emergía como la indiscutible potencia europea, España quedaba relegada a un segundo plano en el escenario internacional. Al final del reinado de Carlos II, España se ve envuelta nuevamente en las disputas de las grandes potencias que pelean por obtener la sucesión española (Guerra de Sucesión 1702-13). Tras ella, nuevamente el antiguo poderío español se verá mermado de modo indefectible.
3.5. Sociedad, economía y cultura de los siglos XVI y XVII.
El siglo XVII fue una etapa de depresión económica en casi toda
Europa. En España el esfuerzo bélico realizado durante el siglo anterior y las guerras que se dieron durante el siglo XVII llevaron a la hacienda real a una situación de endeudamiento constante, agravado por la disminución del volumen de metales preciosos procedentes de América. Esto llevó a la corona a buscar nuevas fuentes de ingresos como la creación de nuevos impuestos, la venta de cargos públicos o la venta de privilegios nobiliarios. Además la crisis económica se agravó por el descenso demográfico causado por el aumento de la mortalidad debido la propagación de epidemias, las guerras constantes y las dificultades económicas que provocaron la escasez de matrimonios, el incremento de la emigración y el aumento del número de clérigos. Esta situación se vio acentuada por la expulsión de los moriscos, (1609), sobre todo en Valencia y Aragón. La recesión económica se manifestó en la caída de la producción agraria, la disminución de la ganadería y de la industria textil castellana. La crisis afectó a todas las capas sociales. La nobleza, que aumento a consecuencia de las ventas de títulos, vio disminuir sus rentas y tuvo que endeudarse para mantener su nivel de vida. El número de religiosos creció, no por el aumento de vocaciones sino por la necesidad de buscarse un medio de vida y el campesinado fue el sector más afectado, sobre todo en Castilla, muchos campesinos se vieron obligados a vender sus tierras y a emigrar. La escasa burguesía abandonaba sus negocios e invertía en tierras, señoríos y rentas fijas, incluso compraba títulos nobiliarios. Pero hacía 1680 la crisis se puede dar por finalizada, se registró un aumento de la natalidad, mayor en el litoral que en el interior, y una lenta, aunque constante recuperación de la producción y el comercio en parte consecuencia de medidas como la devaluación de la moneda. Esto condujo a una expansión demográfica y económica en la centuria siguiente.
3.6. La Guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Los pactos de familia.
La muerte sin descendencia de Carlos II, en 1700, provoca una lucha
en Europa por la sucesión española entre los Borbones (franceses) y los Habsburgo (austríacos). Los aspirantes a trono vacante van a ser el francés Felipe de Anjou y el Archiduque Carlos. La guerra estallará principalmente por el temor de media Europa al tener los Reinos de Francia y España la misma familia en el gobierno. La guerra acaba cuando Carlos es elegido emperador de Alemania, tras la muerte de su hermano. En España la guerra finaliza con la victoria de Felipe V, tras una dura resistencia de Cataluña. Para conseguir la paz, firmada en Utrecht (entre 1712 y 1714), con el resto de las naciones, Felipe debe hacer amplias concesiones: renuncia a todo derecho a la sucesión francesa, cede sus territorios europeos a Austria (Países Bajos e Italia) y algunos enclaves vitales para el control del mar a Inglaterra como Gibraltar y Menorca, además de algunos derechos comerciales que van a romper el monopolio comercial en América. Tras la firma de la paz de Utrecht se establece en Europa un equilibrio de poder entre las diferentes potencias, que se mantendrá vigente hasta fin de siglo, hasta las guerras napoleónicas. Tras este primer periodo, se produjo un acercamiento a Francia, la eterna enemiga, tanto porque en ambos países reinaba la misma dinastía como por el hecho de que tenían como rival a Gran Bretaña que buscaba su expansión colonial a costa de Francia y España. Esta alianza se plasmó en los Pactos de Familia que se firmaron en 1733, 1743 y 1761 respectivamente, por los cuales España participo en el conflicto entre Gran Bretaña y sus colonias americanas en apoyo de estas últimas. El estallido de la Rev. Francesa y la alianza con la Francia de Napoleón Bonaparte tendrá finalmente como consecuencia fue el desastre de Trafalgar (1805) y la destrucción de la flota franco-española a manos británicas.
3.7. La nueva Monarquía borbónica. Los decretos de Nueva Planta.
Modelo de Estado y alcance de las reformas
En España el ascenso de una nueva dinastía de origen francés trajo
importantes cambios en la estructura del estado, planteándose reformas para modernizar la administración, reforzar el poder real y fomentar la actividad económica. Felipe V, (1700-46) unificó la organización del Estado mediante los Decretos de Nueva Planta e invirtió grandes esfuerzos en la recuperación de la marina de guerra. Fernando VI, (1746-59) inauguró una época de neutralidad en la política exterior. Felipe V, por los Decretos de Nueva Planta, asimila las leyes e instituciones de todos los reinos a las de Castilla (1707-16), salvo en los casos de Navarra y el País Vasco que se mantienen sus fueros por haber seguido fieles a Felipe V durante la guerra. Las Cortes de Aragón se unen a las de Castilla, y pierden su competencia legislativa. España será gobernada desde Madrid de forma centralista. Los monarcas borbones se comportan como reyes absolutos, establecen una Cortes únicas y prescinden de los consejos, algunos de los cuales desaparecen por la pérdida de territorios (Flandes o Italia) o por la unificación (Aragón), y los que quedan van perdiendo influencia. Sus funciones las asumen las Secretarías de Estado, su número y sus competencias sufrieron variaciones con el tiempo; al frente están los secretarios, hombres de confianza del rey, que no alcanzaran el poder de los validos del XVII. El territorio se divide administrativamente en intendencias, siguiendo el modelo francés. Por otro lado, la nueva dinastía conseguirá un relativo saneamiento de la hacienda pública; y frente a la iglesia se intentó una política de control o regalismo que en la práctica se redujo a la expulsión de los Jesuitas.
3.8. Las reformas borbónicas en los virreinatos americanos.
En cuanto a América, el Consejo de Indias fue perdiendo competencias
a favor de las correspondientes secretarias igual que la Casa de contratación que se disolvió en 1790. También se adoptaron medidas económicas a lo largo del siglo: En un primer momento se crearon compañías comerciales al estilo de las británicas y holandesas, como la Compañía Guipuzcoana de Caracas. En 1735 se suprimió el tradicional sistema de flotas y galeones (las mercancías con destino a América se embarcaban todas juntas una vez al año en flotas escoltadas por galeones de guerra) por el sistema de registros, en el que los particulares podían cargar sus mercancías en barcos autorizados (registros) que partían cuando querían desde Cádiz. Los decretos de 1765 y 1778 autorizaron el libre comercio directo, suprimiendo el monopolio de Cádiz, esto fue un gran estímulo para la industria y el comercio, en especial para Cataluña, que vio así un gran campo de expansión para sus productos manufacturados, como las Telas ya mencionadas.
3.9. Sociedad, economía y cultura del siglo XVIII.
En el Siglo XVIII español, al crecer la población, hubo una mayor
demanda de productos agrarios y de tierras para cultivar, pero para acceder a la propiedad de la tierra era necesario cambiar el régimen de propiedad y los monarcas y ministros ilustrados no hicieron cambio alguno en ello. La tierra seguía en manos de la Iglesia, de la nobleza y de los ayuntamientos, y, jurídicamente, se encontraba amortizada o vinculada, con lo que la tierra no se podía poner a la venta por sus titulares. También se mantenía la institución del mayorazgo por la que la herencia era trasmitida a un solo heredero, sin posibilidad de venta o división de los bienes sujetos al mayorazgo. Un único intento sería “El Informe sobre la Ley Agraria” de Jovellanos, por el que se trataba de analizar la situación. En la industria hubo novedades. Los monarcas crearon manufacturas reales en las que el Estado se convertía en empresario, aportando los capitales necesarios. Al lado, en toda Castilla, seguía la industria textil lanera, muy extendida por todos los lugares y trabajada en talleres gremiales. Pero las zonas de mayor peso industrial fueron Valencia y Cataluña. En la primera se desarrolló la industria de la seda; en Cataluña, junto a la producción lanera surgió en el último tercio del siglo las manufacturas de indianas (telas de algodón) que eran enviadas al mercado interior castellano y al americano.